¿Un sistema de gobierno
…o …
una aptitud para
autogobernarse?
¿Un sistema de gobierno …o …
una aptitud para autogobernarse?
ENSAYO ETNOLÓGICO-HISTÓRICO
Por
Odón Ulibarrena Iroz.
Valencia, Estado Carabobo, Venezuela, 17-12-2008
Valencia, Estado Carabobo, Venezuela, 17-12-2008
Ataun, 17 de julio de
1985.
A Odón Ulibarrena Iroz, Jauna.
A Berrioplano.
Mi amigo!
Ahí le envío a ud su trabajo. Me
parece bien.
Siga ud en ese camino.
Mis recuerdos a todos sus familiares.
Reciba ud mi saludo de corazón
José Miguel de Barandiarán.
ÍNDICE
- Introducción
- Algunos conceptos fundamentales
- Principios básicos de la Auzokrazia
- Aproximación a los orígenes de la Auzokrazia
- Una resistencia bi-milenaria
- Presente y futuro de la Auzokrazia
- TEST: ¿Es usted Auzókrata?
- Bibliografía
INTRODUCCIÓN
Me he tomado la libertad de
aplicar el concepto Auzokrazia a la actitud para el autogobierno que tienen los
Vecinos en muchos lugares de Euskolandia, intentando que no se confunda esta
peculiaridad de la cultura eúskara con los sistemás políticos al uso o, usados.
Auzo, en vascuence significa Vecino o Vecindario por derivación de auz,
ceniza o, mejor dicho, resto de fuego
del hogar. Krazia, viene a significar en griego sistema de gobierno.
¿Podrá
tener alguna importancia el punto de vista de un etnógrafo eúskaro, exiliado
desde 1986?. Espero que la lectura de este trabajo no sea una total pérdida de
tiempo para el lector porque considero un deber redactarlo, dado que el
Civilismo avanza, sin apenas resistencia, por el Pais de los Vascos,
Eskualherria; que no es la tierra donde están asentados, (a la que denomino
Euskolandia para delimitar ámbitos físicos y culturales), sino las gentes que
viven conforme a los valores de los eúskaros, el Pueblo Aborigen por
antonomásia del sur de Europa.
He decidido dar
mi opinión etnológica en torno a un tema, que sin ser el principal, se puede
llegar a inmiscuir en todos los ámbitos de acción de un pueblo. En efecto, la
política profesional tiende a inmiscuirse en todo lo que piensa que puede
acrecentar su fuerza dominadora. Este fenómeno pertenece a la mentalidad
Civilista y si sus negativos efectos no resultan evidentes para la mayoría de
la Buena gente, hoy por hoy, es porque la magia (estoy hablando muy en serio) de
dicha mentalidad está apoderándose de todo, en detrimento del Naturalismo.
Creo que la Buena gente, en general, y los eúskaros en particular,
tienen que tener a su disposición los puntos de vista y conclusiones de la
ciencia etnográfica, que es ni más ni menos que su propio saber, para poder
contrastar (por lo menos) las rotundas aseveraciones del Civilismo, toda vez
que la Historia viene a demostrar las funestas consecuencias que ha ocasionado
dicha mentalidad a los Pueblos que optaron por sus postulados de Vida.
Antes de entrar en materia creo preciso aclarar algunas cuestiones
desde los fundamentos mismos, es decir, desde los conceptos básicos.
1- ALGUNOS CONCEPTOS
FUNDAMENTALES
La
Etnografía es la ciencia que se ocupa
del estudio de los Pueblos o Etnias.
Un Pueblo es un grupo humano que
tiene una misma cultura; siendo un hecho que sus miembros pueden ubicarse y
extenderse en territorios que no son homogéneos ni tan siquiera contiguos o
unificados. Pueblo y Estado no son sinónimos en absoluto: Hebreos, Gitanos,
Lapones, Wayüu ( Goajiros), Yanomamis, Eúskaros,... etc., son una buena prueba
de ello.
Aunque solo sea de pasada
conviene advertir que no hay que confundir la Cultura de un Pueblo con los diversos sistemás civilistas
que han podido imperar en sus territorios: faraonismo. bramanismo, budismo,
helenismo, romanismo, incaismo, islamismo, catolicismo, comunismo, yanquismo,
capitalismo, ..Etc., forman parte de un mismo sistema (Civilismo) a pesar de
sus aparentes discrepancias o peculiaridades. Me disculpo ante el lector
fecundo por no dar más explicaciones respecto a por qué considero que todos
esos sistemas fueron iguales en esencia. Es un tema colateral respecto de mi
intención.
Desde mi punto de vista y en lo
que atañe al objetivo de este trabajo, el Civilismo que ha hecho mella en la
Etnia Eúskara es el sistema social basado en los valores de la Civitat por
excelencia: Roma. Esta Ciudad-Imperio fue capaz de absorber todos los sistemás,
saberes y estrategias conocidas, capaces de hacer vivir a unos pocos a costa de
la mayoría.
La Etnografía entiende como
Cultura al conjunto de respuestas que un Pueblo da a los problemás que la Vida
plantea. Cultura, como conjunto de conocimientos adquiridos por las personas o
actividades para el ocio no es sino un sucedáneo conceptual de la verdadera
esencia de dicha expresión. Esto debe quedar muy claro.
Es fundamental tener en cuenta
que estos Problemás de la Vida son de dos tipos: tipicamente humanos y los que
no lo son; es decir, aquellos que los humanos comparten con otros seres de la Naturaleza. Así, por
ejemplo, inertes y animados, todos los seres estamos sujetos a la fuerza de la
gravedad, a la vitalidad del sol, al equilibrio del planeta y a otra gran gama
de leyes cósmicas y de la Naturaleza.
De entre los animados, no solo
el humano debe atender a su sobrevivencia, que es la esencia de la economía;
por lo tanto, cómo se las apaña un Pueblo o una persona para sobrevivir no es
lo más importante para la etnografía, ni debería serlo para quién cultive dicha
ciencia. Porque no es lo genuinamente humano.
Pero no es solo la economía sino
que muchos animales también tienen en común con los humanos el problema de
relacionarse con sus congéneres (sociedad) o de intercambiar noticias, ideas,
deseos, etc.., o lo que es equivalente, hablar. Por lo tanto, ni la
organización social ni el lenguaje forman parte de los problemás exclusivos de
los humanos.
Sin embargo, se supone que solo
el Hombre tiene un problema exclusivo. El ser Humano es el único que se plantea
“qué o quién es”. El Eúskaro, por lo tanto, también se pregunta a sí
mismo, ¿qué soy yo?; ¿cuál es mi
destino?; ¿a qué dedicaré mi vida?.
Según don José Miguel de
Barandiarán (a quién profeso la veneración de Maestro) la respuesta mayoritaria
a este problema exclusivo de los humanos, y por esta razón realmente digno de
investigación y consideración, es: ez gara gure baitan, beste baitan baiño,
o lo que es parecido: no dependemos de nosotros mismos, sino de Otro que nos
transciende.
En la Cultura Eúskara se conoce
a ese Otro con diferentes nombres, siendo los más comunes, Jainko y Jaungoikoa;
que viene a significar El de lo alto, aunque no conviene olvidar que Goiko en
dialecto roncalés (uno de los más arcaicos, de total raigambre pastoril) significa,
Luna.
Al
camino para conducirse en la Vida conforme al Destino Elegido se le conoce como
Gizabidea que literalmente significa, El Camino del Hombre. Este modo de
comportamiento vital ha sido el verdadero nexo de unión entre las generaciones
eúskaras, como si dijésemos el tronco, complementado con diferentes ramás,
siendo las más importantes, las relaciones sociales (Usos y Costumbres), el
Idioma (Eskuara o Euskara) como vehículo de transmisión de conceptos culturales
y Burjabetasuna (la Conciencia de la Etnia).Creo conveniente añadir que el gentilicio propio de estos aborígenes pirenaicos, Eskualdunak, no significa en esencia, tal y como se acepta desde finales del siglo XIX, “él que posee el vascuence”, sino “él que se comporta conforme al modo eúskaro”. Así, Euskara o Eskuara (en los dialectos de raigambre pastoril, los más arcaicos), no es más que en apariencia el idioma de los Eúskaros, ya que en esencia y etimológicamente, es el modo o manera de Eusk-Esku, que significa mano, pero interviniendo en numerosos y vitales conceptos.
Me parece necesario
ser más explícito a este respecto. Por ejemplo, Eskubideak (lit. caminos
de la mano) significa, Derechos sociales. Nire eskukoa naiz (lit. de mi
mano soy), equivale a Independiente o Libre. Eskuz aldatu (lit. alejar
de la mano), cambiar de dueño. Eskugo (lit. de la mano) y Esku-eskuan
(lit. a mano, al alcance de la mano), es igual a Facultad o Derecho. Eskua-kendu
(lit. la mano quitar), usurpar facultades. Eskualdi (lit. junto a la
mano), parcialidad, tomar partido y también, autoridad. Eskuzikin (lit.
mano sucia), ladrón. Esku-arrantza, justicia catalana, tomarse la
justicia por su mano. Eskungain, Eskuarte, recursos para
emprender algo. Eskuartu, participar; usurpar derechos. Eskupetik,
en secreto. Eskusartu, intervenir. Eskuhatz, impronta, huella,
impresión. Eskudantza, destreza,
atrevimiento, coraje. Eskudun, ministro, persona dotada de autoridad. Eskuera,
jurisdicción. Eskuerakutsi, muestra de cariño. Eskuetaratu,
pelear. Eskugarbi, persona sin vicio de robar. Eskugeiko,
libertino. Eskugizen, dadivoso. Eskugorde, mezquino. Eskuikune,
potencia, poder. Eskukatu, manipular. Eskukotasuna, Libertad. Eskumende,
potestad. Eskumuiñ, Eskumun, recuerdo, salutación, encomienda. Eskuordeko,
copista. Eskupean, en secreto. Eskupeko, súbdito. Eskuperatu,
someter. Eskura, cómodamente. Eskurakats, indomable. Eskurakoi,
dócil. Eskurandu, apropiarse, conseguir. Eskurantza, facultad,
derecho, autorización. Eskuratu, convencer. Eskuatsegiñ, afable. Eskutu,
oculto. Eskukhaldi, ayuda.
Sin reflexionar y profundizar en
éstos y otros conceptos idiomáticos de alto valor cultural que la etnografía
eúskara nos brinda, será imposible conocer, ubicar y describir en su debido
contexto, forma y valor, las tensiones, agresiones, autodefensas y
consecuencias retroevolutivas que el Civilismo ha ocasionado y sigue ocasionando en la Cultura de los
aborígenes sur-europeos por excelencia, desde que las botas de los legionarios
cartagineses y romanos comenzasen a
hollar el gran territorio que los eúskaros usufructuaban, desde el Garona hasta
el Macizo Ibérico.
Los Romanos y los cartagineses, sin ningún
género de duda, no fueron los primeros civilistas que hollaron dicho territorio
pero, del mismo modo, sí fueron los primeros en forzar una aculturación
retroevolutiva, merced a su devoción por la fuerza, bruta o sutil, como medio
de saciar sus ideales de Vida.
2 – PRINCIPIOS BÁSICOS DE LA
AUZOKRAZIA
En 1982 se impuso
civilistamente, es decir, a la fuerza, el sarcarsticamente llamado
“Amejoramiento del Fuero”. Utilizo esta expresión porque ese enjambre de leyes
no solo no “amejora” nada sino que “apellora” mucho con respecto a los
contenidos forales.
-
“Que solo a falta de Fuero
se juzgue por el derecho común”; Libro I, Tit.3,
ley 1, Novísima Recopilación (N.R.)
-
“ Que las órdenes reales
dadas en agravio de las Leyes del Reino, aunque sean obedecidas no sean
cumplidas”; Lib.I, Tit.3, ley 2 (año 1514).
-
“...si el Rey faltare a lo
jurado, ó en parte de ello lo contrario hiciere, los Tres Estados, y el Pueblo
de Navarra no son tenidos de obedecer en aquello que contraviniere en alguna
manera...”. Juramento real de rigor vigente en el
Reino de Navarra hasta el año 1841.
-
“ Por razón de la yunta está
exento el labrador de ser soldado excepto para la defensa del reino”; Lib. I,
Tit. 31, ley 9.
-
“ Guárdense las leyes que
disponen que en todas las causas de los navarros, solo pueden conocer los
tribunales de la Corte y Consejo, y los Alcaldes ordinarios; y no los Virreyes, ni hacer prisiones, ni echar multas, ni dar
comisiones para ello”; Lib.I, Tit.8; ley 27.
-
........Y así
pudiéramos seguir páginas y páginas. Pero hay más, mucho más, porque el
referido engendro civilista no fué sometido a referéndum: ¿cómo se denomina
al régimen gubernamental que impone una constitución?.
Ese mismo año de 1982 había
concebido la idea de crear la Fundación Mariscal don Pedro de Navarra, y no por
mera casualidad. Tenía conocimiento de ciertos aspectos del futuro codicilo
navarro y me “obsesioné” con la idea de que nuestra Fundación emanase del
contexto foral, a pesar de lo hiper devaluado que estaba el Fuero.
Lo conseguimos y además, la
Excma. Diputación Foral de Navarra tuvo a bien otorgar la calificación de
Interés Social a la entidad, tal vez porque no en vano eran luengos y
reconocidos los esfuerzos del Museo Etnográfico Nabarro que nuestra familia
mantenía en la Casa Napartxo de Berriobeiti-Berrioplano.
Supuse, con acierto, que la
depauperación del Auzokratismo iría en aumento; crecerían las atribuciones de la
entente Civilista (Gobierno-Parlamento-Leyes) y disminuirían las Auzokráticas
(Batzarreak-Juntas de Concejo Abierto-Usos y Costumbres). Ahora bien, confieso
que jamás llegué a sospechar que el civilismo navarro persistiera en su
centenaria intención de erradicar cualquier vestigio vigente del
institucionalismo auzokrático. Si no recuerdo mal, la disolución de los
Concejos Abiertos sucedió en el año 1991, merced a un decreto de un gobierno
socialista navarro.
Vivía yo en una finca solitaria
de la inmensa sabána del estado Anzoategui (Venezuela) y mi pesadumbre era
grande. Escribí a muchos conocidos, amigos y entidades, quedando atónito ante
la falta de interés por el transcendental hecho: ¿no tenía importancia que los
civilizados privasen a los aborígenes del Pirineo de su genuino orden
institucional?. ¿No contempla el Ecologismo las alteraciones sociales impuestas
a los aborígenes?.
Perplejo quedé ante el silencio
de la Sociedad de Estudios Vascos.
Formé
parte de esta institución desde el primer momento de su restauración, bajo el
decidido impulso del Sr. Zumalabe. Cuando en 1978 (no estoy seguro de la fecha
exacta), don Juan Carlos I de Borbón hizo donación de las Bárdenas (apodadas
Reales) a los pueblos congozantes, impulsé reflexiones acerca del tema en la
sección de Etnografía, llegando a redactarse una carta que fué enviada
al monarca y en la que se le hacían constar dos cosas: 1- que el gesto le
enaltecía; y 2- que dicho acto no era válido. En primer lugar porque el no era
legalmente rey de Navarra; y en segundo término porque la Bárdena, según el
ordenamiento legal que les dió nacimiento (Fueros de la monarquía del Reino de
Pamplona) y en plena concordancia con los Usos y Costumbres de los aborígenes,
era propiedad de los Nabarros, de suerte que los monarcas no fueron (o debieron
ser) sino usufructuarios temporales sujetos a diversos condicionamientos. Esto
podía comprobarse a través de los títulos 1 y 2 del Libro I, y del título 2 del
Libro 2, ambos del Fuero General del Reino de Navarra. Conforme al cap. 13 del
título 4 del Libro 2 de dicho código civilista, los bienes de usufructo no se pueden vender, cambiar, empeñar ni
enajenar. El Fuero General especifica que “... el Rey debe casar con el
Reyno...”; lo cual, según don José Yanguas Miranda, equivale “. a llevar
el reino en dote..”. Por si esto no fuera suficiente, conforme a los Usos y
Costumbres aborígenes y a las leyes civilistas (Fuero General, Lib.2. Tit.4,
cap. 3 y 4), no se pueden donar, vender ni enajenar los bienes de abolorio y
patrimoniales.
Desconozco si hubo respuesta egregia pero
recuerdo que las Cortes Españolas anularon la donación real; no por
conocimiento, ni mucho menos reconocimiento del ordenamiento jurídico navarro u
aborigen, sino por mero interés militar y de lucro, pues en el territorio
bardenero funciona un polígono de tiro para la aviación de U.S.A., OTAN y de
España.
Con la anulación de las Juntas
de Concejo Abierto (Batzarreak en lengua aborigen) el jaque mate del civilismo
navarro a la Auzokrazia eúskara parecía inevitable.
¿Resistirían los auzókratas o se
dejarían llevar por la corriente?.
No cabe duda de que el flagrante
abuso ponía a prueba el vigor de la Auzokrazia en Nabarra. Mis inquietudes al
respecto fueron tan grandes como mis esperanzas, ya que la corriente mental de
que “él que manda, manda”, siendo mayoritaria, no había desterrado al
naturalismo cultural de los eúskaros, incrustado con firmeza en el ADN de
muchos Vecinos, que desde la óptica civilista eran españoles, vascos,
franceses, nava-ricos, e incluso, nabarros.
“El que espera, desespera”, reza
un refrán y las respuestas tardaron en llegar pero, al fin, me trajeron el
alivio que anhelaba. Los Auzókratas habían encontrado, ¡ una vez más ¡,
el modo de sobrevivir al acoso civilista nava-rrico. Consiste éste en que
siguen asistiendo a las Juntas de Concejo, como de Costumbre, todos los Vecinos
interesados en las cuestiones sociales, debatiéndose los temás con voz y voto,
conforme al Uso; siendo la única novedad que en el Libro de Actas concejil, en
vez de firmar todos los asistentes a la sesión, solo lo hacen los cinco que la
ley civilista navarra impone.
Paralelamente a este recurso
auzokrático de subsistencia se fueron conformando listas electorales a Concejos
con Vecinos que solían votar en las elecciones civilistas por diversos partidos
políticos. En el caso de la Cendea de Ansoain, por ejemplo, se formaron listas
con personas que votaban AP o HB.
A quién le pueda parecer extraño
este fenómeno debo señalarle que dicho comportamiento es conforme con la
experiencia milenaria de cohabitación forzosa a la que ha sido sometida la
Auzokrazia por el Civilismo. Insisto en que fué forzosa dicha cohabitación;
acosando los Civilistas, defendiéndose los Auzókratas.
Pareciera que la pugna entre
civilizados y culturizados sea un fenómeno relacionado con la selectividad
humana, toda vez que la Naturaleza lo permite.
Pero, la Historia, la
Arqueología y la Etnografía nos demuestran que no son precisamente los
agresivos quienes sobreviven, ya que multitud de Pueblos, en todo el Planeta,
han sobrevivido a las civilizaciones que les acosaron. De todos modos, en el
capitulo 5 se ahonda un poco más en este aspecto de la cohabitación
institucional forzosa entre los civilizados y los culturizados.
La Fundación Mariscal don Pedro
de Navarra era consciente de que el arte popular estaba en peligro, como el
resto de las tradiciones, pero el Gizabidea también lo estaba. Los recursos
humanos y financieros del Grupo de Investigación Etnográfica del Museo
Etnográfico Nabarro (obra cumbre de la Fundación) eran precarios pero
tangibles. Sin embargo, y debido a la perentoria situación, decidimos buscar
alianzas con entes similares, razón por la cual presenté a la Sociedad de
Estudios Vascos un proyecto para investigar en común las Relaciones Vecinales
tradicionales, conforme a un cuestionario específico desarrollado por el Grupo.
Dicha Sociedad estaba muy interesada en que la sección de Etnografía hiciese
investigaciones temáticas por todo el País Vasco. Hubo una reunión en Campezo
(Araba). Se presentaron dos proyectos: el auspiciado por la Fundación nabarra y
otro del instituto Labayru, que proponía recopilar datos acerca de las fiestas
religiosas populares. Discutidos ambos, se sometieron a votación, resultando
elegido, por gran mayoría, él del instituto vizcaíno, quedándome el consuelo de
que tanto don José Miguel Barandiarán como Fermín de L. y su esposa, votasen a
favor del de Relaciones Vecinales.
La Fundación nabarra renovó
esfuerzos y pudo dar comienzo a la investigación que tanto nos preocupaba, dado
el precario estado de las Relaciones Vecinales, que en tantos aspectos están
relacionadas con el Gizabidea (Humanismo al estilo eúskaro).
La guía-cuestionario utilizada
constaba de los siguientes capítulos: 1- El Vecino, 2- Relaciones entre
Vecinos; 3- Prestación de ayudas en labores; 4- Las fiestas; 5- Usufructos; 6-
El dulero; 7- La iglesia y la escuela; 8- El Concejo, Batzarre o Junta; 9- El
Auzolan.
El capitulo 8, tan íntimamente
relacionado con el institucionalismo aborigen, será desarrollado al completo
más adelante.
La recopilación de datos fué
llevada a cabo en los valles de Erro, Araiz, Imoz, Juslapeña, Ezkabarte,
Esteribar, Ollo, Goñi y en las Cendeas de Ansoain, Olza, Iza y Galar.
En
mi poder están los datos referidos al valle de Erro (completo) y a los de
varios pueblos de las cendeas de Ansoain y Olza; el resto fué sustraído por la
Guardia Civil del Reino de España cuando registró las dependencias de la
Fundación Mariscal don Pedro de Navarra y nuestra Casa Napartxo, en abril de
1986. Los paramilitares “españoles” querían volver a detenerme (hubiese sido la tercera
vez en dos años) y no habiéndolo conseguido ( “Gato escaldado, del agua fría
huye”, reza el refrán), irrumpieron con alevosía, nocturnidad y violencia
física en la casa paterna de Xabia
(Alicante), antes de tomar represalias en Casa Napartxo, dónde también
irrumpieron de noche y con el mismo procedimiento.Después de romper dos
hermosas puertas (la de la Casa, del siglo XVIII, y la de acceso al Museo Etnográfico,
del siglo XVI), revolvieron y requisaron a su antojo en el archivo etnográfico,
los almacenes, el taller de restauración, las salas de exposición y las
dependencias de la vivienda. Ni que decir tiene que no encontraron ningún
material subversivo ni terrorista. Se trató, a fin de cuentas, de un mísero
episodio más del acoso brutal que distingue al civilismo “español”.
Sin embargo, mi memoria es
lúcida; los datos que obran en mi poder, representativos; y la consulta al
acerbo de don José Miguel Barandiarán, permanente, toda vez que conservo, “como
oro en paño”, más de cincuenta horas de clases grabadas al Maestro. En lo
sustancial, por lo tanto, no temo equivocarme.
Los datos sintetizados de las
investigaciones de campo realizadas en los lugares mencionados ofrecen las
siguientes respuestas:
8.1- ¿Quién puede y/o debe
acudir a las sesiones?
Por Uso y Costumbre, un miembro
de cada Casa, que normalmente es el cabeza de familia. A partir de 1977, todos
los mayores de edad. En contadas ocasiones acudían mujeres.
Notas: No siempre recaía en el
cabeza de familia la representación de la Casa, puesto que aún viviendo éste,
se ha constatado la asistencia de algún pariente, generalmente el hijo/a
destinado para la conducción de la Casa (heredero, no corresponde sino
parcialmente al concepto eúskaro “etxerako seme·alaba). Se ha constatado la
suplencia por medio de algún hermano. Es indubitable que el derecho de asistir
a las sesiones era considerado, además, como una obligación, que en propiedad
solo pertenece a la Casa, institución primaria de la Auzokrazia y baluarte de
primer orden en la cultura eúskara.
La novedad de poder asistir todos
los mayores de edad se debió a una ley civilista emitida por el gobierno del
Reino de España, sin consulta, ni mucho menos anuencia, de los aborígenes
pirenaicos. Conviene resaltar a este respecto el “temor” que algunos auzókratas
tuvieron de que las sesiones de los Concejos Abiertos se tornarían
impracticables debido a la numerosa presencia vecinal que la ley civilista,
supuestamente, provocaría, en especial
jóvenes, poco acostumbrados al institucionalismo auzokrático. Sin embargo, el
número de vecinos concejantes no varió sino en ocasiones puntuales, cosa que ya
venía ocurriendo desde la década de los 70. La razón de esta actitud hay que
buscarla en el hecho de que la preocupación por los temás sociales tiene sus
adeptos, más o menos, como cualquier otro elemento de cultura pués, a modo de
simple ejemplo, siempre hay más espectadores que actores o futbolistas.
8.2- ¿Qué temás son o deben ser
competencias del Concejo?.
Cualquier tema de interés
Vecinal.
Nota: No se ha constatado la
existencia de temás considerados exclusivos de entidades “superiores” como los
Ayuntamientos, Diputación o Gobierno central. Había, eso sí, una conciencia
clara del ámbito en el que las decisiones tomadas por los Vecinos reunidos en
Junta de Concejo Abierto, podrían ser respetadas o cumplidas por los entes
aludidos.
8.3- ¿Cómo se hacen las
convocatorias?.
En los pueblos pequeños el alcalde
fijaba el día y la hora de las sesiones comunicándoselo a un Vecino y de Casa
en Casa, a viva voz, se pasaba la convocatoria. En los pueblos grandes (+/- 250
habitantes), el secretario o el alcalde redactaban por escrito los temás a
tratar, el día y la hora de la sesión auzokrática, pasándose el texto de Casa
en Casa. Esta labor formaba parte del Auzolán (trabajo no remunerado en
beneficio vecinal), rotándose entre las Casas el deber de pasar las
convocatorias. Era Costumbre firmar en el texto para dejar constancia de haber
sido informado de la sesión. Era éste uno de los casos en el que los niños o
las niñas participaban de los deberes sociales, ya que solían ser ellos/as los
encargados de dicho auzolan.
8.4- ¿Cómo se desarrolla
normalmente una sesión?.
El secretario daba lectura al
acta de la sesión anterior y los presentes que hubieren asistido a élla
firmaban en el Libro de Actas concejil, en señal de conformidad. A continuación
se debatían los puntos del orden del día, uno por uno. Existía un apartado
final de ruegos y preguntas, pudiendo debatirse en el acto o posponerse para
otra sesión lo que cualquier Vecino hubiese presentado a la consideración de la
Junta. En ningún caso podía obviarse tratar los asuntos que de este modo se
propusiesen.
8.5- ¿Es costumbre tomar los
acuerdos por unanimidad?.
Sí; los acuerdos se tomaban por
unanimidad.
Nota:
esta es una característica fundamental de la Auzokrazia ya que en los pueblos
investigados no se ha conocido la toma de acuerdos por votación, salvo en
contados casos. Causaba este proceder, a veces, largas discusiones cuando
alguno o algunos, discrepaban de la mayoría; pero, al final, o se convencían de
que la posición general era mejor que la de ellos o se conformaban con la
decisión por ser ususal la creencia de que la mayoría suele tener razón. Yo
mismo he sido testigo concejante de dicha Costumbre. Considerábase que la
votación lleva consigo una cierta marginación e incluso abuso por parte de la
mayoría hacia la minoría. De todos modos, esta circunstancia
solía ser esporádica porque raro es el asunto que no resultando bien, conforme
al sentir general, no pudiera ser remediado. Llegado el caso, la estima del
vecindario hacia el Vecino discrepante que había propuesto lo correcto crecía
considerablemente. Se constató, también, que las opiniones de índole técnico
solían ser respetadas por la mayoría.
8.6- ¿Dónde se celebraban las
sesiones?. ¿Cuándo?.
En casa del alcalde o en la
escuela. El día y la hora eran variables aunque se procuraba que molestase lo
menos posible.
8.7- ¿Existen comisiones fijas
para asuntos concretos?.
No. En pocos casos se han
recogido datos en los que una persona,
de modo voluntario, se ha encargado de una misma labor durante años. Por
ejemplo, don Cesáreo Amezgaray se ocupó de lo relacionado con el suministro de
agua corriente en Berriobeiti-Berrioplano hasta que su salud se lo permitió.
8.8- ¿De dónde son y como se les
elige al secretario y al depositario?.
Suelen ser Vecinos y se ofrecen
voluntarios, por tener buenas aptitudes para la escritura o las cuentas. La
Junta concejil debe confirmarlos en sus cargos. En casos excepcionales podían
acudir a las sesiones el secretario del valle o cendea, en calidad de asesores,
con voz pero sin voto.
8.9- ¿Quién puede ser alcalde?.
Cualquier Vecino; mayor de edad,
que no sea mala persona o “le falte un hervor” (escaso de intelecto).
8.10- ¿Cuándo, cómo, dónde,
quiénes le eligen?.
En los pueblos dónde existía
costumbre de hacer elección, los electores eran un representante por cada Casa.
El lugar era el habitual dónde se desarrollasen las sesiones concejiles.
Habiendo más de un candidato, lo cual no era frecuente, se procedía a votar,
siendo suficiente con mayoría simple. El nombramiento siempre se hacía en
sesión de Concejo Abierto.
8.11- ¿Es rotativo el cargo? ;
¿en qué condiciones? ; ¿puede rechazarse ?
En la mayoría de los pueblos ha
subsistido la costumbre de que dicho cargo de alcalde, rotase de Casa en Casa,
cada dos, tres o cuatro años. Este procedimiento también se utilizó para la
elección de los alcaldes en los valles compuestos por varios Concejos, de
suerte que cada pueblo elegía al que sería alcalde del valle por turno.
Solía hacerse una comida,
llamada “de cuentas”, en el transcurso de la cuál se hacía entrega del Sello, Vara y Libro de
Actas del Concejo, por parte del alcalde saliente, al entrante.
Nota: para tener una rápida
perspectiva histórica al respecto puede
consultarse con provecho el Diccionario Geográfico-Histórico de España (1802),
de la Real Academia Española de la Historia. En el capítulo 6 haré una
referencia concreta de dicha obra.
A partir de 1976 se constató la
tendencia de substituir el sistema rotatorio intervecinal por el de elección.
8.12- ¿Qué funciones tiene?.
Concertar y organizar los
asuntos del pueblo.
8.13- ¿Puede adoptar acuerdos
sin consultar al Concejo?.
No; no puede.
Nota: todas las respuestas
fueron tajantes y del mismo tenor.
8.14- ¿Ordena o es más bien un
portavoz del Concejo?.
Es un portavoz del Concejo.
Nota: las respuestas fueron tan
rotundas y uniformes como en el caso anterior.
8.15- ¿Puede alterar un acuerdo
del Concejo?, ¿y desconocerlo o incumplirlo? ¿Quién puede?
No; en ningún caso. Solo la
Junta puede alterar un acuerdo.
Nota: las arbitrariedades del
Civilismo con respecto a esta facultad auzokrática se podrían contar por
centenas, tal vez por miles, pero nuestras investigaciones van dirigidas hacia
el naturalismo eúskaro.
8.16- ¿Cuántos Vecinos asisten a
las sesiones? ; ¿suelen ser siempre los mismos?. Edad y sexo.
Uno por cada Casa; casi siempre
es el cabeza de familia, de avanzada edad y sexo másculino.
Nota: este es uno de los
aspectos formales que distingue a la Auzokrazia del Anarquismo, pues se ha
equiparado a los Batzarrak-Juntas de Concejo Abierto con las Asambleas
Populares, obviando el factor de que el concejante representa a las personas
que viven en su Casa.
8.17- ¿Cuándo y qué se hace el
día de las cuentas?.
Una vez al año se hace una
comida, con o sin fecha fija, después de que el alcalde, junto al depositario y
secretario, presente las cuentas y de que la Junta de su visto bueno.
8.18- ¿Cómo se realizan el
suministro y mantenimiento de luz, agua, correo, basura?.
Por parte del Concejo.
Nota: En este apartado suelen
aparecer los encargados voluntarios para realizar las labores mencionadas. En
todos los casos registrados, estas cargas no son sino una peculiaridad
excepcional de la Auzokrazia que frente a una necesidad (Bearra, en idioma
aborigen) busca en primera instancia, si algún Vecino puede solucionarla con
poco estorbo. El caso fundó aforismo: “El que puede, debe”.
Si álguien, pudiendo encargarse
de una necesidad vecinal con poca molestia, no lo hacía, resultaba censurado
por el vecindario, llegándose al caso extraordinario de rescindírsele el rango
de Vecino, que conlleva la negación del disfrute de los bienes comunales. En
boca de un informante de Orkollen: “Así de caro pagaban su mala leche los
alrevesiaus”.
8.19- ¿Hay algún tipo de
relación con otros Concejos en cuanto a facerías, intercambio de patronos,
mancomunidad de bienes, etc.?.
Las respuestas varían mucho, ya
que existen términos faceros comunes a dos o más Concejos, para el engorde de
animales, cultivos, arbolado, pesca, caza, polígonos industriales, escuelas,
viveros forestales, maestros, curas, cotos, canales de riego, etc. La equidad
es siempre la nota a destacar en los casos registrados.
8.20- ¿Se presta alguna ayuda o
se dispensa de obligaciones a familias necesitadas, viudas, huérfanos, damnificados,
etc.?. ¿Deben éstos corresponder de algún modo?.
Sí; son muy variadas, aunque
solo en el caso de que los familiares no puedan brindar la ayuda. Por ejemplo,
las viudas (si no eran acomodadas) no solían enviar a nadie para suplirles en
los auzalanes y se les solía rebajar a la mitad lo que tenían que pagar por los
servicios públicos dependientes del Concejo.
Esta costumbre auzokrática fué desterrándose de
las cendeas de la comarca de Pamplona, conforme estos servicios fueron
asumiéndose por entes civilistas, tales como Aguas de Pamplona o Fuerzas
Eléctricas de Navarra SA. Por cierto: muchos de estos servicios públicos,
manejados por los Concejos al estilo auzokrático, fueron absorbidos a la fuerza
o bajo engaño (en el caso de Berriobeiti-Berrioplano, las autoridades
sanitarias hicieron creer a los Vecinos que el agua que consumían “de toda la
vida”, no era potable). El Concejo de Berriobeiti-Berrioplano dispensaba del
pago del agua a las viudas. Esto es impensable para los gerentes de Aguas de
Pamplona.
8.21- ¿Quién sustituye al
alcalde?.
A veces se nombraba un
teniente-alcalde; cuando no era así, la costumbre variaba, pudiendo ser el
secretario del Concejo, el alcalde anterior, el próximo, o incluso el Vecino
más cercano al alcalde o algún amigo.
8.22- ¿Existe algún tipo de
seguro comunitario?.
Sí; se dan muchos casos pero no
suelen depender del Concejo. En lengua aborigen se conoce a estas asociaciones
con el nombre de Lagun’arte (lit. entre amigos). En romance existe una posible
relación con los de cofradía, mutua, hermandad, etc.
Nota: - Don José Miguel de
Barandiarán, por ejemplo, fué tesorero del Lagun’arte de su pueblo (Ataun) en
diferentes ocasiones, por considerarlo un deber auzokrático. Por cierto; su
sueldo era de 1’5 pts al año, y se pagaba para que los encargados no pudiesen
alegar que no cobraban salario por su trabajo, excusando en dicho hecho,
posibles indolencias o malas gestiones. Calculamos “a ojo de buen cubero” que
estaban asegurados bienes muebles e inmuebles por valor de más de 1000 millones
de Ptas., sin haber incluido el apartado relacionado con la salud de las
personas que también solía ser contemplado por los Lagun’artes aborígenes,
mucho antes de la implantación forzosa del civilista sistema de Seguridad
Social.
8.23- ¿Podía asistir el cura del
pueblo o algún religioso a las sesiones de la Junta?.
No; no podía asistir ningún
clérigo de modo formal. En ciertas ocasiones les era permitida la asistencia,
con voz pero sin voto.
Nota.- Esta es una de las
características vitales de la Auzokrazia que los entes civilistas nava-ricos
alteraron, muy especialmente las Cortes Generales del Reino de Navarra, pues
uno de sus estamentos (Brazos, en la jerga institucional navarra) estaba
compuesto por autoridades eclesiásticas de alto rango (Eliz’andikis).
8.24- Cuando se tocaba un tema
que involucraba directamente a uno o más vecinos: ¿intervenían éstos
personalmente en el debate?.
Sí; se daban casos de disputas
personales. Los implicados podían dar sus opiniones, incluso por separado si la
cuestión era tirante, a la Junta concejil, pero debían ausentarse a la hora de
la deliberación y resolución por parte de los concejantes, para que sus vecinos
pudiesen decidir con apego a la Justicia verdadera, sin la coacción inherente a
la presencia de los afectados.
8.25- ¿Podía estar uno de estos
vecinos representado ante el Concejo por otra persona o abogado?.
No; no podía. En casos de
enfermedad grave, por ejemplo, y resultando necesario escuchar al implicado, se
podía posponer la deliberación hasta que recobrase la salud.
3 - APROXIMACIÓN A LOS ORÍGENES
DE LA AUZOKRAZIA.
Habiendo descrito los rasgos
fundamentales de la Auzokrazia y establecido que más que un sistema de gobierno
es una actitud de las Buenas Personas para su autogobierno, nos será útil
indagar acerca de sus orígenes. Para ello nos serviremos de la Etnografía, de
la Historia, de la Lingüística, de la Arqueología, de la Etnología y de la
Antropología Física.De nuevo me disculpo ante el lector fecundo por no dar más
explicaciones pero este ensayo tiene un objetivo netamente divulgador y está
enfocado a personas que por lo general no leen mucho de estos temas.
Empecemos por Nabarra
La Etnografía nos muestra rasgos
fundamentales, vivos, de la Auzokrazia contemporánea: nuestra experiencia
personal da fé de que dicha actitud humana para el autogobierno no procede del
“Amejoramiento” del Fuero de 1982, sencillamente porque ya existía antes de la
promulgación de dicho engendro navarro. Engendro que, por cierto, fué impuesto
conforme al más puro ritual civilista (a la fuerza), por los políticos
partidocráticos, sin consultar al que ellos mismos denominan soberano.
¿En que tipo
de regímenes se admite como válida una nueva constitución sin ser refrendada
por el pueblo?
Sostienen los legisladores
nava-ricos que el código que impusieron en 1982 a los nabarros peninsulares (no
se debe olvidar la existencia de la Nabarra continental, anexionada por la
República Partidocrática de Francia en 1792), tiene como ascendiente directo
una ley de 1841, a la que apodan Paccionada.
¿Tenemos alguna constancia de la
valoración que tenían los nabarros de dicha ley? Sí. La Historia nos brinda un
documento magnífico del año 1893: el Libro de Honor de los Navarros. En este
incunable está registrada la opinión unánime de TODOS los Ayuntamientos y Concejos de “... la
Patria, este antiguo y nobilísimo Reino de Navarra, hoy modesta provincia de
otro que cometió el desacierto de empequeñecerlo, en vengativo homenaje a una
suicida nivelación...” (pg 3). Por si la opinión de los representantes
vecinales no fuese suficiente, en un caso de tanta magnitud, constan además las
firmas de más de 100.000 nabarros “... continuadores de una genealogía de
hombres honrados que consideraron siempre como traición la menor debilidad y
aún la breve tregua en la conservación del fuego sagrado de nuestros
derechos...” (pg 4).
A la ley de los nava-ricos de 1841
se hace referencia concreta en la pagina 3: “...proclamar, no precisamente
el fuero mermado, no al simulacro de autonomía que representa la ley
paccionada, sino al fuero íntegro, a la constitución fundamental que bajo la
dinastía castellana conservó Navarra desde su incorporación...”.
La Verdad histórica es que la
aludida “ley de marras” fué suscrita por los civilistas nava-ricos de peor
signo e intención, los Diru’Andikis, al cabo de una guerra frontal que, durante
7 años, los auzókratas sostuvieron con el civilismo francés, español, portugués
e inglés.
Existen documentos del Foreing Office inglés que
demuestran como tuvo que recurrir al engaño y a la traición, el mando militar
civilista, para lograr que los auzókratas depusiesen las armas. Veamos un ejemplo: “Mi opinión, fundada en
lo que yo he visto y oído, es resueltamente, que los recursos de que dispone el
Gobierno de la Reina son totalmente insuficientes para seguir la guerra en las
Provincias del Norte y conducirla a termino victorioso ....El ejército carlista
está abundantemente provisto...el de la Reina desmoralizado...” (Extracto
del despacho número 10, del 27 de abril de 1835, dirigido por lord Eliot al
duque de Wellington, extraído por don Manuel de Irujo de un ejemplar conservado
en el British Museum, impreso en 1871 bajo el título “Papers relating to Lord
Eliot’s Misión to Spain in the spring of 1835).
Aquella “gente de Pasta” navarra,
conforme a sus instintos, solo pensó en su bienestar material y por eso salvó
la parte foral relacionada con la administración de los dineros públicos de los
nabarros.
Ahora bien, la felonía de los
Nava-ricos va más lejos porque, como es habitual en el Civilismo, cuando su
propia legalidad no les conviene, se la saltan “a la torera”. En efecto, el
ente que suscribió “...el simulacro de autonomía que representa la ley
paccionada...” no estaba autorizado para dicho hecho. La monarquía española de la época no podía
promulgar ninguna ley ni decreto sin el visto bueno de las Cortes Generales del
Reino de Navarra; y, de la parte nava-rica, la Excma. Diputación era un ente de
menor rango que las Cortes Generales, a quienes hubiese correspondido un acto
de tal trascendencia como es pasar de Reino a provincia.
Fué en el siglo XV cuando las Cortes
Generales navarras crearon la Diputación y no creo que nadie pueda
contrarrestar la opinión de don José Yanguas Miranda: “ Comenzó en el siglo
XV, pero parece que entonces los encargos de los diputados se reducían a
intervenir en la recaudación y distribución de los caudales que producían los
donativos o subsidios que las Cortes concedían al rey...” . Don José copia
íntegramente el documento en el que basa su afirmación en las páginas 268 a 271
de su Diccionario de Antigüedades del Reino de Navarra, habiéndolo extraído del
Archivo de Tudela.
Las Cortes Generales del Reino de
Navarra se reunieron por última vez en el transcurso del bienio 1828-1829, sin
haber comisionado a la Diputación del Reino para ningún acto relacionado (ni
por aproximación) con dicha ley “paccionada”.
Pero no es mi intención hurgar en
los entuertos legalistas del civilismo navarro, sino averiguar si la Auzokrazia
existía en aquélla época. Además de lo mucho que podemos ver en la actualidad
con el auxilio de la Etnografía, son muchos los documentos que pueden probarnos
la existencia de la actitud eúskara para el autogobierno. Sin embargo, me
limitare a utilizar una obra que no resulte sospechosa de parcialidad
pro-auzokrática, cual es el caso del Diccionario Geográfico de la Academia
Española de la Historia, del año 1802.
Podemos constatar de ese modo, por
ejemplo, que eran los Alcaldes auzokráticos (mezcla de juez y policía actuales)
los que se encargaban de impartir justicia a la mayoría de los nabarros,
conforme a los Usos y Costumbres aborígenes. También comprobamos que su
jurisdicción sobrepasaba a los Concejos Abiertos pero no así a los
Ayuntamientos, salvo casos excepcionales dignos de investigación pormenorizada.
En un valle de abolengo nobilista como el de Orba: ¿no es curioso que la
Justicia fuese impartida por el Alcalde de Mercado de la ciudad de Pamplona?
Más adelante veremos otros casos. Eran épocas en que la Buena Gente se unía
para defenderse de los que vivían a costa de otros.
Otro de los aspectos auzokráticos
constatables en dicha obra es el método de elección de autoridades jurídicas y
administrativas. Veamos algunos de esos datos, resumidos y clasificados por
merindades.
Merindad de la Montaña o de
Pamplona:
Ayuntamientos con sistema rotatorio
entre Vecinos y Concejos para el otorgamiento de cargos: Odieta, Etxauri,
Gulina, Anué, Olaibar y las Cendeas de Ansoain, Iza, Galar, Olza y Zizur.
Ayuntamientos con sistema de
elección vecinal: Ilzarbe, Arakil, Ergoyena, Larraun, Basaburua Mayor y Menor,
Atez, Ezkabarte, Juslapeña, Ulzama, Bertizarana, San Esteban de Lerín e Imoz.
Villas de índole semi-civilista en las que los vecinos
proponían al virrey de Navarra, o en casos excepcionales a un Andiki, tres de
sus miembros para el nombramiento de Alcalde (juez-policía). Los Regidores
(concejales) solían elegirse por sorteo entre los elegibles (inseculados)
nombrados por los vecinos: Villava, Muruzábal de Ilzarbe, Obanos, Puente la
Reina, Arbizu, Lakunza, Etxarri Aranaz, Betelu, Lanz, Urdax, Zugarramurdi y
Sumbilla.
Villas auzokráticas
dónde los Vecinos nombraban los cargos: Irañeta, Arano, Aranaz, Areso, Leiza,
Goizueta, Ostiz, Etxalar, Lesaka, Bera de Bidasoa, Yanzi.
Casos
especiales:
Pamplona:
“Para el gobierno de la ciudad hay un cuerpo de ayuntamiento, compuesto de
10 regidores y un alcalde mayor que se nombran cada año. El alcalde no tiene
voto sino en caso de empate o discordia, y así no asiste a las deliberaciones,
pero sí a las funciones de ceremonia.
Para
el gobierno y policía estuvo de muy antiguo dividida la ciudad en barrios, pero
en 1741 á 22 de febrero se acordaron por el ayuntamiento las nuevas ordenanzas
divididas en 35 capítulos, que aprobó el consejo real a 27 de octubre de 1749,
y se imprimieron. Cada uno de los 20 barrios, en que se reparte el vecindario,
tiene un prior que se elige por pascua de Resurrección, y a consultores que le
señalan los vecinos de las personas de más capacidad y probidad del barrio. El
empleo de los priores y sus asesores es anuo, y juran los electos en la casa
consistorial la observancia de las ordenanzas.
....”
Val d’Ollo: “...para su gobierno común hay un alcalde pedáneo a elección del
valle, además de las justicias ordinarias que elige cada pueblo...Están exentos
de toda derrama real, de faginas, trincheras del castillo de Pamplona,
conducción de maderas y otras cargas, pagando 500 sueldos carlines por
privilegios reales...”.
Valle de la Burunda: “En común
están exentos de contribuir a las obras reales, reparos de castillos y acarreo
de municiones por gracia de Felipe IV en 1630 y 1632. Alegose para el logro de
ella haber tenido origen en este valle el reino de Navarra, sobre la fé de don
García de Góngora y Torreblanca, y de una bula de Gregorio II del año 717, en
que afirma haber elegido los navarros a Garcia Ximenez en la ermita de san
Pedro de Alsasua...”.
Valle de Baztán: “Todos los
pueblos, excepto pocos, forman un concejo, y aprovechan de mancomun los pastos
y montes. Hay un solo alcalde para todo el valle, y dura 3 años: elígelo el
virrey de la terna que le hacen los vocales del valle: y el electo es tambien
capitan a guerra (igual pasa en Arce, Roncal, Salazar, Aezkoa y Almiradio
de Nabaskues), revistando en el trienio una vez el estado de las armas, y
mandando el exercicio a los vecinos útiles que se juntan a este fin. Para los
negocios menores cada pueblo nombra a sus regidores”.
Valle de Araiz: “Su gobierno es
de un alcalde ordinario que alternativamente se nombra de los pueblos, a
elección de éstos. La justicia ordinaria la elige cada vecindario....Quatro
familias de este pueblo (Azkárate) gozan vecindad foránea en Uztegui, y
son las de Berazabarrena, Berazagoyena, Goicoechea y Elizaldea: la de Idiondo
la goza en Arriba y Atallo...”.
Valle de Basaburua Mayor: “Tiene
unión para lo gobernativo con Imoz, y el virrey elige de la terna que de mancomun
le presentan los dos valles, uno para alcalde primero. Cada seis años debe ser
éste de Beruete. Por lo demás cada pueblo elige su justicia para lo económico y
civil”.
Valle de Imoz: “No reconocen los de estos pueblos otro señor que al
rey, y tienen el patronato de sus abadías o rentas eclesiásticas”.
Merindad de Estella:
Ayuntamientos dónde permanecía el
primigenio método por el cual todos los Vecinos se turnaban en los cargos:
Lana, Ameskoa Baja y Yerri.
Ayuntamientos con sistema de
elección: de Mañeru, Santesteban y Allín o Lin.
Villas de índole semi-civilista:
Mañeru, Oteiza, Azagra, valle de Aguilar (excepto La Población, Genevilla-Uxana
y Espronceda), Los Arcos, Armañanzas, El Busto, Sansol, Torres, Viana, Lerín,
Cárcar, Dicastillo, Allo, Mendabia, Andosilla, Lodosa y San Adrián.
Casos especiales:
Valle de Goñi:”La jurisdicción de
este valle pertenece al alcalde ordinario de Estella, quién conoce en todas las
causas civiles y criminales. Las justicias locales turnan por casas en Goñi, Aizpún
y Azanza; en los dos restantes (Munárriz y Urdánoz) las eligen éstos (los
vecinos). Todos los regidores instruyen la sumaria de las causas, y en
teniendo este estado, pende de su arbitrio remitirla, ó al alcalde de Estella,
ó a la real corte. “
En el valle de Ega, los Vecinos
elegían a los concejales y la justicia era competencia del alcalde ordinario de
Estella.
En el valle de Guesálaz, unos
pueblos se turnaban por Casas para los cargos y otros los elegían, pero la
justicia dependía del alcalde ordinario de Estella.
Algo similar ocurría en la villa de
Morentin y la razón de todo ello está en los enfrentamientos frontales que los
auzókratas tuvieron que mantener con los Señores, especialmente con los
Eliz’Andikis (señores de almas vivir) y Ezpat’Andikis (señores de armas vivir).
La Buena Gente se unió para combatirlos, tal y como ocurrió en Guipúzcoa,
Alaba, Bizkaia, La Rioja, Aragón, Laburdi y Xiberua. ¿Tendrían conocimiento
aquellos eúskaros de la recomendación del rey de Mitilene, isla del mar Egeo,
recogida por Homero? Decía aquel rey, que molía su propio trigo: “contra el
malvado debe salir el honrado, bien armado”.
Observemos otros recursos
auzokráticos para la autodefensa:
Villa de Eztúñiga: “En 1º de
noviembre de 1278 los de este pueblo, que se llamaba Estúñiga, por su autoridad
se eximieron del dominio que hasta entonces reconocían á algún señor, y se
sujetaron á los reyes de Navarra. “
Villa
de Espronceda: “Su actual población
(hacia 1795) es de 207 personas con un alcalde nombrado por el virrey a
propuesta de los vecinos. Estos, el año de 1324, usando del Fuero de Navarra,
se eximieron de ser labradores de D. Gonzalo Martinez de Morentin y sus
herederos, y eligieron por señor al rey D. Carlos I. El gobernador Alfonso de
Robray los admitió a nombre de S.M. estando en Olite por el mes de junio, y les
concedió el fuero de Viana, lo que aprobó el rey en París a 21 de marzo del año
siguiente. “
Villa de Genevilla: “Su
vecindario, que es de 342 personas, propone al virrey para que elija alcalde.
Hacia el año 1279 los vecinos de este pueblo lo abandonaron por los impuestos
que les cargó Gerni de Amploputeo, merino de la reyna y castellano (que
estaba al cargo del castillo) de Estella. Para reducirlos a su casa fué
preciso reducir los impuestos todos á 2 sueldos sanchetes cada año y
concederles por lo demás el fuero de La Guardia. “. Por cierto, el nombre
aborigen de este pueblo es Uxana.
Villa de Sesma: “ Nombran su justicia
ordinaria de una manera singular por una costumbre inmemorial: júntanse en la
casa de la villa las personas que han exercido empleos de justicia y los
exercen; por auto ante escribano nombran de entre sí cinco electores; estos se
entran inmediatamente en una sala, y hacen la elección de un alcalde ordinario
y dos regidores a pluralidad de votos; entregan la nota de los electos al
escribano, quién la lee, y sin esperar otra cosa toman la posesión de sus
empleos, y empiezan a exercerlos. “. Me gustaría saber si esos electos se
elegían entre el vecindario, con lo cual estaríamos ante un caso peculiar de
auzokratismo, o entre algún sector de éste, con lo cual parecería evidente un
caso civilista.
Merindad de Tudela:
Villas semi-civilistas: Barillas, Monteagudo, Murillo y Corella.
Villas civilistas, en las que algún
Andiki (de armas o almás vivir) nombraba los cargos sin concurso de los
moradores, a quiénes no otorgo la categoría de Vecino porque este concepto
proviene de que al morador le tocará “la Vez” de ejercer el poder
personalmente. Aclarado el punto, las villas eran: Ablitas, Cadreita,
Carcastillo, Castejón, Cabanillas, Córtes, Mélida, Ribaforada, Tulebras,
Urzante, Fitero y Fustiñana.
¿Convendría
recordar que vivir en Cuba no implica ser comunista del mismo modo que vivir en
USA no implica ser capitalista? De todos modos, un poco más adelante veremos
unos datos que ilustran bastante bien el “civilismo” de ésas y otras villas.
Villas auzokráticas: Arguedas,
Cintruénigo, Fontellas, Murchante, Valtierra y Alesbes-Villafranca.
Casos especiales:
Tudela: “ Este privilegio,
llamado comúnmente del tortum per tortum, por la extraordinaria facultad que en
él se concede de hacer daño por daño, tomándose por autoridad propia la
satisfacción de los agravios, que es de fecha de 17 de agosto de 1127, y fué
confirmado por el mismo rey (Alfonso el Batallador) en 6 de septiembre
de 1130, se halla en observancia; y así quando algún lugar, por cuyos términos
corre el agua privativa de los de Tudela, riegan sus heredades pasa la ciudad
con mano armada y bandera levantada á talarlas y tomar testimonio de haberlo
executado así...Tambien había un merino, cuyo oficio ha recaido en los
marqueses de San Adrián, un alcalde, un justicia y 20 jurados o regidores. El
número de jurados fué reducido a la mitad y elegidos por cada una de las 10
parroquias que nombraba el suyo, hasta el año 1545 en que se dió principio a la
inseculación y sorteo de oficios de república, y quedaron en 7 jurados, los
quales desde el año 1512 usan varas de justicia, y desde el 1621 veneras de oro
con las armas de la ciudad”.
Ciudad de Cascante: “ Gozó el
fuero del Lazio, fué municipio romano y batió monedas en tiempo del emperador
Tiberio...No sólo fué célebre en tiempo de los romanos, sino también en el de
los godos, y una de las que en el año 465 intercedieron con el papa S. Hilario
á favor de Silvano obispo de Calahorra, que contra lo prevenido por los cánones
había ordenado un obispo...D. Juan II (el Filicida) en el año 1452 la
cedió a D. Diego Gómez de Sandoval, conde de Castro y de Denia, con todas las
rentas de cristianos y moros, excepto la fortaleza, quarteles
(contribuciones especiales, en dinero, para la monarquía) y alcabalas...Por
un privilegio del mismo rey expedido en el castillo de Mallén a 13 de octubre
del referido año, se revocó la donación hecha al conde de Castro en
consideración a la repugnancia que manifestaban sus naturales, y se incorporó
para siempre en la corona real...En 9 de febrero del año 1630 la había
concedido (a la ciudad, es decir a sus vecinos) el mismo señor (Felipe
IV) la jurisdicción civil y criminal por un donativo que le hizo de 17.000
ducados de plata doble. Para su exercicio hay un alcalde juez ordinario, que
con quatro regidores componen el ayuntamiento: hay asimismo un padre de
huérfanos encargado de cuidar de las necesidades de los pobres y de la
enseñanza pública, y desterrar a los ociosos y mal entretenidos... Perteneció
su señorío (refiriéndose a una fortaleza militar) y el del molino
llamado del rey, á D. Luis de Beaumont y Dª Leonor, su muger, varones de
Beorlegui, los quales le vendieron por precio de 15.000 ducados de oro de á 11
reales castellanos á la ciudad, entonces villa, como consta de la escritura que
existe en su archivo, otorgada en 26 de febrero del año 1551...”.
Merindad de Olite:
Villas semi-civilistas: Olite,
Tafalla, Artajona, Beire, Caparroso, Mendigorria, Milagro, Miranda, Murillo el
Cuende, Pitillas, San Martín de Unx, Santacara, Traibuenas, Uxue, Falces,
Funes.
Villas civilistas (no dejar de tener
en cuenta los datos que a este respecto vendrán un poco más adelante):
Marcilla, “...con un alcalde y 3 regidores que elige el marqués de Falces á
cuyo señorío pertenece la villa. “
Villas auzokráticas: todas las del
valle de Orba (judicialmente adscrito al Alcalde de Mercado de Pamplona),
Barasoain y Berbinzana.
Casos especiales:
Larraga: “La duquesa de Alba
nombra alcalde de lo civil y criminal, pero no exercen jurisdicción privativa,
ni es reconocida por señora de la villa y con esta protesta reciben los
alcaldes las varas. “.
Peralta: “ La jurisdicción alta
de la villa está incorporada a la corona, y se exerce por un gobernador que
siempre lo es un sujeto de la primera distinción del pueblo, nombrado por el
real consejo de Navarra: la jurisdicción civil pertenece al marqués de Falces,
señor de la villa, que nombra un alcalde del estado general de labradores, y el
gobierno político reside en su ayuntamiento, compuesto del alcalde y quatro
regidores, los 3 primeros del estado noble y el 4º del general, que todos se
sortean anualmente de sus respectivas bolsas (listas de elegibles
confeccionadas por los miembros de esos status), y son confirmadas por el
consejo del reyno...Con dos acequias...riega Peralta 17.000 robadas de tierra
(unas 1600 hectáreas)...Tiene varios sotos y prados para pasto. ...En el dilatado terreno de secano, ...hay
algunas corralizas. Todo el restante es de aprovechamiento común entre sus
vecinos y los de Funes, cuyos términos...se hicieron facería o comunidad, en consideración
al extraordinario servicio que hizo la villa de Peralta, defendiendo dentro de
sus murallas, a los de Funes, por haberse apoderado de esta villa el exército
castellano...(en el siglo XIV) “.
Merindad de Sangüesa:
Ayuntamientos auzokráticos con el
sistema de rotación de cargos entre Casas: Valle de Urraul Alto, Valle de
Urraul Bajo, Romanzado, Val d’Erro, Valle de Izagaondoa, Val de Arce y Valle de
Esteribar.
Ayuntamientos auzokráticos con el
sistema de elección: Almiradío de Nabaskués, Valle de Roncal, Valle de Salazar,
Valle de Aezkoa, Valcarlos, Valle de Lizoain, Valle de Egüés, Valle de
Arriasgoiti, Valle de Lónguida, Valle de Elorz, Valle de Unziti, Valle de
Aranguren y Valle de Ibargoiti.
Villas semi-civilistas: Sangüesa,
Petilla de Aragón, Aviar, Arteta, Cáseda, Ayesa, Eslaba, Gallipienzo,
Gardalain, Guetadar, Abaiz, Peña, Sabaiza, Sada, Roncesvalles, Besolla, Xabier,
Lerga, Loya, Lumbier, Moriones, Rocaforte, Auritz-Burguete, Urroz, Huarte,
Aoiz, Larrasoaña y Monreal.
Villas auzokráticas: Julio y Tiebas.
Casos especiales:
Valle de Roncal: “Todo el valle compone un cuerpo, sin
reconocer por capital á ninguna de sus villas, para el gobierno económico y
beneficio de los pastos, tierras y maderas de sus montes . En cada pueblo hay
un alcalde que elige el virey de los tres sujetos que le proponen. Para los
negocios que ocurren hay juntas llamadas de tabla, á las quales asisten todos
los alcaldes con dos diputados de cada villa, y se celebran en la de Roncal por
estar situada en el centro... El rey D. Sancho García en el año 822,... les
concedió (sería más exacto decir, reconoció) y confirmó el privilegio de
hidalguía y otras gracias particulares. Todas se hallan en puntual
observancia...”.
Este era uno de los muchos casos de
cohabitación auzokrático-civilista. Permanece la esencia auzokrática pues los
Vecinos eligen a sus representantes aunque con una “pincelada” civilista pues
es una autoridad civilista la que elige a uno de entre los electos.
Valle de Arce: “ No tienen
capital; y aunque en su centro está el lugar de Arce, de donde toma su
denominación, las juntas se celebran en Nagore, que tiene casa para este
efecto, y en élla está el archivo, bandera, tambor, arcabuces y fusiles, porque
todos los vecinos son soldados del puerto, mandados por el alcalde, que es su
capitán, y se elige por el virey de 3 que se sortean de la bolsa de inseculados
(elegibles nombrados por los Vecinos). Este mismo alcalde, un bolsero y
5 diputados que anualmente eligen éstos, son los que componen la junta de
gobierno del valle. “. Por lo demás, cada pueblo elegía a sus regidores.
Creo que con el repaso efectuado a
uno de los aspectos de la Auzokrazia, cual es el sistema de concesión de los
cargos públicos, hay más que suficiente como para admitir que dicha actitud
aborigen para el autogobierno es anterior a la Ley “paccionada” de 1841.
Sin embargo, conviene recordar
algunos hechos muy cercanos a la fecha de publicación (1802) del Diccionario
Geográfico de la Real Academia española de la Historia, tal y como advertí en
su momento, porque varían “más que mucho” la extensión del ámbito auzokrático,
especialmente en las merindades de Tudela y Olite, que parecieran ser las más
civilistas.
La Inseculación fué un sistema
civilista impuesto por la Cesárea Majestad del Sagrado Imperio Romano
(denominación oficial de Karl’os V de Alemania y I de España), con el
consentimiento de los Andikis, pues éstos, por si solos, no podían “hacer
carrera “ con los auzokrátas que habitaban el Reino de Navarra. En efecto, al principio,
los Andikis se opusieron a dicho sistema porque hacía peligrar sus predominios.
La ley 1 del tit. 13, Libro I de la Novísima Recopilación (N.R.) es del año
1565: “Que a los Pueblos se mantenga la Costumbre de elegir Oficiales de
República, y que no sea por Teruelos, ó Inseculación”
Los auzókratas afectados (los de las
villas) `habían podido adaptarse al sistema impuesto por el Emperador del
Sagrado Imperio Romano y por eso los Andikis tuvieron que adaptarse a la ley
imperial en 1569, con la condición, eso sí, de “... que la Inseculación se
haga en personas principales, y no en Oficiales mecánicos. “ (ley 2, tit.13,
Lib. I, N.R.).
Sin embargo, los
Andikis tampoco pudieron imponerse a los auzókratas, teniendo que volver a
recurrir (como tantas y tantas veces) a la corona, a pesar de que en la ley
citada habían pedido, además, “ Que a
las Inseculaciones de los pueblos no vayan personas de el Consejo, ni Alcaldes
de Corte...” (funcionarios imperiales). Este frente inter-civilista hizo
que las Cortes Generales del Reyno de Navarra decretasen “...por
contemplación del Reyno...(una de las muchas ironías del civilismo
institucional nava-rico) permitimos, que a hacer las inseculaciones de las
Buenas villas deste Reyno, pueda ir uno del Consejo, o Alcalde de Corte, como
pueden ir a las ciudades.” (ley 3, tit.13. Lib. I, N.R., año 1600).
Ni la fuerza imperial, ni la doblez
Andikil pudieron dominar a los auzókratas, a pesar de que el civilismo puso a
sus mejores Jauntxos en acción, “...Abogados de ciencia, conciencia, y
experiencia con justo, y moderado salario...”. Es obvio que dicha ciencia
era civilista.
En 1628 los Diru’Andikis toman las
riendas del Civilismo en Navarra, desplazando a los Ezpat’Andikis y
Eliz’Andikis: “...que de aquí adelante no haya distinción, ni diferencia de
Agramonteses, ni Viamonteses en lo Eclesiástico, ni Secular, y que la que ha
havido hasta agora, quede extinguida, y confundida, y que las prebendas de la
Iglesia Catedral, las plazas de los Tribunales Reales, y las de Diputados del
Brazo Militar, y las de los Síndicos se provean sin diferencia alguna...”(ley
25, tit.9, Lib.1, N.R.).
Pensar que es un tópico de las
cátedras universitarias que el bipartidismo es un invento anglosajón, que los
políticos profesionales admiran por su antigüedad.....Estas y otras
...¡tantas!...cosas pasan por no estudiar nuestro bagaje histórico-etnológico.
El Diru’Andikismo cambió la
estrategia ofensiva del Civilismo navarro y la ciudad de Sangüesa fué el primer
escenario de confrontación, el año 1642. La ciudad tenía por Costumbre
auzokrática “ ...hacer el nombramiento de sus dos Síndicos, ó Procuradores
que envía á éllas (a las Cortes
Generales del Reino de Navarra), en junta de Concejo pleno, concurriendo en
él con voz y voto, los sujetos que están inseculados en los oficios de su
Gobierno, y los demás que son vecinos, y naturales deste Reino, ...”. Esta
asamblearia forma de elección de representantes de gobierno no era ni es del
agrado de los Civilistas y por eso pidieron al rey de turno que “...los
nombrados por los Inseculados en los oficios de su gobierno, que ellos sin el
resto de los vecinos, le hayan de hacer (nombrar a los representantes de la
Ciudad ante las Cortes de Navarra), y hagan de aquí adelante en los sujetos
que les pareciere...” (ley 22, tit.2, lib.1, N.R.).El laconismo cómplice de
la monarquía es como un libro abierto: “Decreto: Que se haga como el Reino
lo pide”.
Pero, la Auzokrazia debía ser
demásiado vigorosa (recuérdese que asistían a cosas de verdadera importancia,
como la elección de los representantes locales, los auzókratas junto con las
autoridades inseculadas) y la profunda estocada civilista no le hizo mella.
Tuvieron que pasar 63 años para que
los Andikis arremetieran de nuevo contra los auzókratas sangüesinos “...por
ser muy excesivo el concurso de los Inseculados...(he aquí un caso de
auzokratización de una institución civilista)...se han experimentado y
experimentan muchos disturbios, y inquietudes en dichas Juntas...y por excusar
estos inconvenientes, de que se pueden seguir vías de hecho, convendría que
cessasen para el gobierno de la dicha Ciudad las Juntas de Inseculados,
reduciéndola a forma de veintena...y determinen los negocios que hasta aquí han
tocado a la Junta de Inseculados, así los nombramientos de Procuradores de
Cortes como todos los demás...” (ley 23, tit.2, lib.1, N.R., año 1705).
La voluntad de los vecinos de
Sangüesa ya no será expresada en las Cortes Generales de Navarra por sus
procuradores sino por los de los poderosos.
A partir de este momento se inicia
un acoso general al resto de los auzókratas nabarros. Nada de Asambleas
Vecinales (Batzarreak en idioma aborigen) para debatir y dilucidar los asuntos
públicos si no un pequeño grupo.
En 1709 el Civilismo obtuvo un
éxito, aunque parcial, sobre el Valle de Ollo, puesto que el decreto real
estableció que “... en los servicios que en adelante se hicieren, y que se
mencionan en ella se pidiere, y concediere especialmente para ellos, la
suspensión de los privilegios del Valle, haya en estos casos de contribuir lo
que le correspondiere “ (ley 27, tit.2, lib. 1, N.R.).
La economía del Reino de Navarra iba
muy bien (no solo por méritos propios, sino por el latrocinio genérico a los
Pueblos sometidos por el imperio español) y la Buena gente pareciera que se
durmió en los laureles. Los Civilistas por el contrario, afinaban la puntería.
No fueron las Cortes Españolas sino las Cortes
Generales del Reyno nava-rico las que
decretan, en 1716, con su tradicional
cinismo: “ por contemplación del Reyno, que en los Pueblos, donde los
alcaldes son del estado de Labradores, no puedan ser testigos para las
inseculaciones del estado Hijos-Dalgo...” (ley 55, tit.13, lib.1, N.R.). A
pesar del gran interés que para la auzokrazia tenía el objetivo atacado por
esta ley, no me detendré en élla, porque el lector interesado bien puede
reflexionar por si mismo acerca del institucionalismo auzokrático, capaz de
otorgar a los nabarros esa prerrogativa de supervisar a los elegibles del
estado “noble”.
Mucho me temo, sin embargo, que para
esta época no eran pocos los nabarros que iban olvidando que “no solo de pan
vive el hombre” y esto facilitó mucho el avance del Civilismo. De mi obra
“Eskualdunak, aborígenes europeos: ¿en peligro de extinción?, saco los párrafos
siguientes: “La ley 40 de las Cortes de 1724-1726, sustituye los
Batzarreak-Concejos Abiertos de Valtierra y Cintruénigo, por Veintenas.
Mediante la ley 71 de las Cortes de 1743-44 se hará lo mismo en Arguedas y
Miranda. La ley 48 de las Cortes de 1757 establece Veintenas en Mendigorría,
Caparroso y Mañeru;y la ley 49 lo hace en Lumbier, Agoiz y Aibar. La ley 72 de
las de 1765-1766 impone dicha concentración del poder en Urroz. En las de
1779-1781, por la ley 11, se introduce la novedad de los civilizados en
Villafranca, Milagro, Uxue, Lerín, Sada y Ablitas.
La civilización avanza rápidamente
bajo el impulso Diru’Andikil y la ley 27 de las Cortes de 1794-1797, desgarra
el auzokratismo milenario, decretando que ‘’Todos los Pueblos del Reino que
compongan el número de cien vecinos (unos 450 habitantes), y resuelvan sus
negocios por Concejo, los determinen por Veintena’’.
Pero los civilizados necesitan
seguir el proceso de concentración del poder y por esa razón los atentados a la
Auzokrazia proseguirán. La ley 60 de las Cortes de 1817-1818 dispone que ‘’Se
establezcan Quincenas en los Pueblos compuestos por ochenta vecinos, y Oncenas
en los que llegan a cincuenta. “
La degeneración del super-ente
legislativo navarro es patente a principios del siglo XIX, pero todavía nos
dejará, la última vez que se reúnan las Cortes (1828-1829), un magnífico
decreto que muestra bien, a las claras, su desquiciamiento. La ley 27, en su
artículo 23, decreta:’’Quedan derogadas todas las leyes anteriores sobre
inseculaciones, y los usos y costumbres de los pueblos en cuanto se opongan a
la presente...’’
A la luz de estos datos puede
apreciarse que si el Diccionario Geográfico de la Real Academia Española de la
Historia que venimos consultando, (para demostrar la pre-existencia de la
Auzokrazia con respecto a la Ley “paccionada” de 1841), hubiese sido publicado
solo diez años antes, el ámbito del Civilismo en Navarra disminuye
considerablemente, porque las villas clasificadas como semi-civilistas eran
auzokráticas y algunas de las civilistas, como Ablitas, también.
Pero el lector, tal vez pudiera
sentir curiosidad acerca de la existencia de la Auzokrazia en los pueblos
llamados de señorío, dónde los Andikis tenían plenos poderes....al menos en el
papel.
Muchos estudiosos, y en especial los
“publicadores” (gente que está más motivada porque les conozcan que por conocer),
sostienen que en tales lugares arraigó la mentalidad feudalista, hito del
Civilismo más rancio.
Sin ser la única, fué la necesidad
de subsistencia la razón principal que impulsó a mucha Buena gente de
ascendencia esclava (ni romanos ni godos dieron “pié con bolo” útil) para
radicarse en dichos lugares. Hablando
con los vecinos de más motivación social y edad, pude comprobar que la gran
mayoría de ellos preferían los postulados auzokráticos a los civilistas: Cadreita,
Ablitas, Mélida, Ribaforada, Cirauqui, Sartaguda y Oteiza de La Solana, son
ejemplos contemporáneos que cualquier escéptico puede investigar.
Para mí, la conclusión es clara: el
Feudalismo imperó pero no arraigó; de modo muy parecido a lo que sucede en
nuestra época en los grandes centros de trabajo: ¿puede afirmarse que los que
trabajan en la fábrica de un capitalista sean capitalistas?. Mis
investigaciones en dichos lugares las efectué en el transcurso del bienio
1979-1980, siendo muchas las personas que habían padecido o testimoniado, en
sus propias carnes o entornos familiares, la ULTIMA (ojalá...!) DE LAS
BARBARIES del Civilismo navarro, que tuvo su cenit entre mediados de julio y
octubre de 1936. A pesar del terror desatado por los civilistas nava-ricos (más
de 3.000 asesinatos en dichos meses), la Buena gente, siendo consciente de que
“El Trabajo y la Honradez son los padres de la miseria” (refrán
nabarro), seguían inculcando a sus descendientes que “Más vale ser pobre
pero honrau” (idem anterior).
Si los nobilistas tenían multitud de
títulos nobiliarios particulares, ellos tenían uno genérico: “Dueño de mi
sudor”. Es un hecho etnográfico que los civilistas asesinos solo
pudieron transgredir los cuerpos y bienes de dichos miles de mujeres y hombres
buenos pero no pudieron alterar su mentalidad aborigen, de raigambre eúskara.
Tampoco los romanos pudieron quebrar la fé de los cristianos nazaretianos ni
las convicciones de los eúskaros de Garray (Numancia) o Karagorri (Calahorra),
a pesar de haberlas arrasado.
El feudalismo puro y duro no tuvo
incidencia perdurable en la mentalidad de los nabarros, a pesar de su crueldad.
Su inicio formal al estilo europeo fue muy tardío, pues dio comienzo en el
siglo XIV por obra y gracia de Carlos III el Nobilista. Ahora bien, las
rivalidades de los feudalistas sí causaron estragos entre los cuerpos y bienes
de la Buena gente (denominación habitual en los textos antiguos), además de
cambios dinásticos y económicos. Tanto así, que fueron la causa directa, y
verdadera, de la desaparición del Reyno de Navarra. Estas crueles rivalidades
andikiles, sin embargo, tuvieron su origen varios siglos antes de que sonasen
los nombres de agramonteses o beamonteses.
Por si la Historia no fuese
suficientemente diáfana, la Etnografía viene a demostrarnos que dicha mentalidad
ultra-civilista solo se apropió de una parte, muy miserable por cierto, del
Reino de Navarra. La gran mayoría se mantuvo, tal vez por instinto: o, dicho de
otro modo, por Costumbre, en los postulados auzokráticos. Hoy en día no parece
realista alterar dicha afirmación, si tenemos en cuenta los actos sociales que
los eúskaros y sus descendientes pueden realizar en libertad. Incluir entre
estas actividades a las elecciones partidocráticas implicaría la resolución de
numerosas impugnaciones de índole moral, históricas, jurídicas y sicológicas,
por la multitud de condicionantes que dichas elecciones conllevan.
La Buena Gente de muchos pueblos nabarros no se traga
el cuento de la democracia. Saben que los elegibles son nombrados por los
partidos políticos y por eso ellos renuncian a presentar candidatos. Los
partidos políticos no son omnipotentes y no disponen de partidarios en todas
partes, al menos por el momento.
De todas formás, del mismo modo que
un olmo no puede dar peras, el Feudalismo no puede generar Auzokrazia. Tal vez,
metafóricamente, pudiéramos decir que la Auzokrazia es como un corcho, que los
civilistas pueden hundir con relativa facilidad, pero que en cuanto ceda la
fuerza bruta que le oprime, saldrá a la superficie. Así lo muestra la Historia.
Prosigamos en nuestro afán de buscar
los orígenes de la Auzokrazia,
No pudiendo cifrar el comienzo de
dicha actitud para el autogobierno en los albores del siglo XIX, tendremos que
seguir remontando el tiempo.
¿Provendrá esta actitud de los aborígenes
pirenaicos de las Cortes Generales del Reino de Navarra? Rigurosamente, NO.
Esta conclusión puede tener cierta importancia en el siglo XXI, porque hay
mucha Buena gente que “está de vuelta”, decepcionada, de la partidocracia, y
anda a la búsqueda de alternativas socio-políticas. Algunos dicen que dicho
ente navarro es el precedente (asolado por una monarquía española, como si los
Borbones no fuesen franceses) que mejor representa el grado de desarrollo del
institucionalismo eúskaro.
Tan falso lo uno, como lo otro;
puesto que la idiosincrasia de los aborígenes pirenaicos está representada,
fundamentalmente, por los Usos y Costumbres (juridicamente) y por los
Batzarrak-Concejos Abiertos y Udalak-Ayuntamientos o Hermandades
(políticamente). Por otra parte, las monarquías españolas no han sido sino uno
más de los agentes directos que contribuyeron a la destrucción del
institucionalismo del civilismo en el Reino de Navarra, en el cual las Cortes
Generales eran su poder legislativo. No por ello olvidaremos lo que llevamos
visto, respecto de que dicha institución civilista no legislaba para todo el
Reino.
Pero mis investigaciones me llevan a
la conclusión, de que no se pueden admitir a las leyes de las Cortes Generales,
ni tan siquiera al Fuero General, como precedentes de la Auzokrazia. A pesar de
la determinante influencia de la mentalidad eúskara en el institucionalismo y
legislación del Reino de Navarra, de las Cortes Generales no nació la
Auzokrazia.
He citado algunas de las leyes que
intentaron terminar con la Actitud aborigen para el autogobierno, todas éllas
emanadas de las Cortes Generales del reino navarro, sancionadas ritualmente por
la monarquía de turno. Eso sí, a pesar de que todos y cada de los monarcas
juraban solemnemente mantener los Usos y Costumbres. El artículo 23 de la ley
27 de las Cortes Generales de 1828-1829 (por cierto, las últimás), a pesar de
haberlo citado con anterioridad, bien merece ser recordado: “ Quedan
derogadas todas las Leyes (así, con mayúscula) anteriores sobre inseculaciones,
y los usos y costumbres (así, con minúscula) de los pueblos en cuanto se
opongan a la presente”.
¿Convendrá no olvidar que dicha ley
no salió de ningún despacho español, sino de uno nava-rico?. Como dice el
refrán: “Más claro, agua”. Y claro está también que además de saber leer hay
que querer entender, porque sabido es que “no hay peor ciego que él que no
quiere ver”.
Pero, como “Del dicho
al hecho, hay un trecho”, la ilusión civilista fué vana, ya que al cabo de
“solicos” diez años, lo que desapareció no fué la Auzokrazia, ni mucho menos la
Cultura aborigen, sino el Reino de los nava-ricos, con su peculiar bagaje
civilista, exceptuando lo que a los líderes
del Civilismo local (Diru’Andikis) les interesaba. Me refiero a los aspectos
recaudatorios y manejo del dinero público.
Escrutando en la legislación de las
Cortes Generales, encontramos una ley del año 1580 ( a los 58 años de la
reconquista... ¿no es curioso que casi todos los historiadores hablen, en el
mejor de los casos, solo de la conquista?...del Reino de Navarra por el
ejército de su Majestad Cesárea del Sacro Imperio Romano): “ Que a las
dichas Ciudades, y buenas Villas de este Reino, se les guarden sus usos, y
costumbres que tienen, así en honras, y preeminencias, como en hacer autos, y
otras cosas de su gobierno. “ (ley
3, tit. 31, lib.1, N.R.).
¿Nos demuestra esta ley que la
esencia auzokrática (Usos y Costumbres) ya existía, incluso en las Ciudades y
Villas, mucho más proclives al Civilismo que las aldeas o ayuntamientos?.
Es un hecho, históricamente
comprobable, la co-habitación entre el Civilismo y la Auzokrazia; el primero al
ataque, la segunda a la defensiva. Don José Yanguas y Miranda (fecundo
historiador de tendencias políticas civilistas –liberal-) resumió esa
centenaria circunstancia: “ Navarra era una especie de cuerpo federativo,
bajo el mando de un jefe que había pactado separadamente con cada miembro, o
municipalidad, las condiciones de la unión, limitadas principalmente, en
aquellos tiempos, a la necesidad dominante de la defensa del país contra los
enemigos exteriores (craso error olvidar a los interiores); en lo demás
cada pueblo se gobernaba, con absoluta independencia, según sus usos,
costumbres y privilegios particulares;...”.
¿Quiere decir esto que las Cortes Generales del Reino de Navarra no
tenían jurisdicción en los lugares dónde existían Usos y Costumbres? En efecto,
así era.
Siendo esto un hecho de primordial magnitud: ¿no es
curioso que se omita en los códigos y cátedras de Derecho civilista?
He investigado el tema (puede
consultarse mi obra citada “Eskualdunak, aborígenes europeos: ...”) hasta
cerciorarme de que don José (lapsus aparte) estaba sustancialmente en lo
cierto.
Pero, por si acaso; ¿no será bueno
conocer a los miembros de las Cortes Generales del Reino navarro?.
Los documentos son muy precisos. En
el Archivo del Reino, sección de Cortes, legajo 1, carpeta 25, halló don José
Yanguas una “Noticia de las personas y comunidades que asistían a las Cortes
por los años de 1525” (a solos 3 años de la reconquista imperial):
Brazo eclesiástico (Eliz’Andikis):
El vicario general de Pamplona por
el obispo; el prior de la orden de San Juan de Jerusalem; el prior de
Roncesvalles; el abad de Iranzu; el abad de La Oliva; el abad de San Salvador
de Leire; el abad de Irache; el abad de Fitero; el abad de Urdax y el deán de
Tudela. Total: 10 Eliz’Andikis.
Brazo militar (Ezpat’Andikis):
El condestable, el Mariscal, el
marqués de Falces, don Frances de Beaumont, León de Garro (vizconde de Zolina),
don Francisco de Beaumont (señor de Monteagudo), Dr. Juan de Mendoza (señor de
Lodosa), Dr. Juan Velaz, Dr. Tristán de Mauleón, el capitán Donamaria (merino
de Estella), el señor de Guendulain, el vizconde de Val d’Erro, Dr. Miguel de
Goñi (señor de Tirapu), el señor de Góngora, el señor de Caderita, el señor de
Artieda, el señor de Arbizu, el señor de Ureta, el señor de Ursúa, el señor de
Echaide, el señor de Agorreta, el señor de Iturbide, el señor de Zozaya, el señor
de Mendinueta, el señor de Eraso, el señor de Zabaleta, el señor de Andueza, el
señor de Arizcun, el señor del palacio de Locos, el señor de Fontellas, el
señor de Belber, el señor de Barillas, el señor de Sarriá, el señor de Escurra,
el señor de Javier y el capitán Martín de Ursúa.
Total: 36 Ezpat’Andikis.
Brazo de Universidades:
La ciudad de Pamplona, la ciudad de
Estella, la ciudad de Tudela, la villa de Sangüesa, la villa de Olite, la villa
de Viana, la villa de Puente La Reina, la villa de Tafalla, la villa de
Lumbier, la villa de Cáseda, la villa de Monreal, la villa de Agoiz, la villa
de Urroz, la villa de Villafranca, la villa de Corella, la villa de Cascante,
la villa de Mendigorría, la villa de Lacunza, la villa de Goizueta, la villa de
Huarte-Araquil, la villa de Santesteban de Lerín, la villa de Lesaca, la villa
de Echarri-Aranaz, la villa de Torralba, la villa de Aguilar, la villa de
Eztúñiga y la villa de Valtierra.
Total: 27 urbes, la mayoría de las cuales eran
auzokráticas hasta el siglo XVIII, según hemos visto en las leyes referidas con
anterioridad.
Respecto al señorío de los
Ezpat’Andikis conviene puntualizar que la mayoría de ellos no eran señores de
esos pueblos, sino de los “Palacios de cabo de Armería (por lo general,
pequeños castillos), en cuyos poseedores llegó a radicarse, por costumbre,
el derecho perpetuo de asiento en Cortes desde el siglo XVI...” (don José
Yanguas). Algo de lo que ocurría con anterioridad lo veremos en el capítulo 4,
pero conviene no olvidar que en 1512 se produce la conquista del Reino navarro
y en 1522 la reconquista.
El prolífico historiador navarro
también nos dice que “Consta que por los años 1661 había 65 casas de
llamamiento antiguo a las Cortes, cuyo origen se ignoraba; 20 casas que tenían
llamamiento para éllas y sus sucesores; 29 de llamamiento vitalicio o personal (casi
todos Diru’Andikis); y diez a quiénes se les convocaba sin tener cédulas del
rey, ni del virrey, sino, por la costumbre”.
Aunque es un asunto marginal ; ¿no
nos convendría ver el último estado de asistencia a las Cortes Generales de
1828-1829?. Es una preciosa lista de antepasados de buena parte de los actuales
civilistas nava-ricos, también conocidos como navarristas.
Brazo eclesiástico:
Los obispos de Pamplona y Tudela, el
prior de Roncesvalles, los abades de Irache, La Oliva, Leire, Iranzu, Fitero,
Urdax y Marcilla. Además, solo en el caso de ser navarro, el vicario general de
Pamplona. Total: 11 Eliz’Andikis.
Brazo militar:
El duque de Alba y conde de Lerín,
condestable; el duque de Granada, mariscal; el marqués de Góngora, el conde de
Guendulain, el marqués de Besolla, el conde de Ezpeleta, el conde de Lodosa y
Altamira, el marqués de la Alameda, el conde de la Vega del Pozo, el marqués de
Fuentegollano, el marqués de Castelfuerte, el marqués de Montesa, el conde del
Asalto, el marqués de Ugena, el conde de Tilli, el marqués de Guirior, el conde
de Escalante y marqués de Valdecarzana, el marqués de Falces, el marqués de San
Adrián, el vizconde de Arberoa, el marqués de Caderita, el vizconde de la
Armería, el marqués de Cabrega y duque de Villahermosa, el marqués de
Montehermoso, el conde de Ripalda, el conde de Ablitas y del Montijo, el
marqués de Camponuevo, el conde del Vado, el conde de Echauz, el conde de
Villarrea, el marqués de Huarte, el marqués de Ayerbe, el marqués de
Fuentehermosa, el marqués de Fontellas, el conde de Lizarraga, el marqués del
Cairo, el marqués de Montereal, el marqués de Santacara, el marqués de Narros,
el marqués de Galiano, el conde de la Cimera, el marqués de Funes, el marqués
de Claromonte, el conde de Goyeneche, el conde de San Cristóbal, el marqués de
Pigni, el marqués de Murillo, el marqués de Andía, el conde de Torremuzquiz, el
conde de Pozoblanco, el marqués de Camposanto, el conde de Valparaíso, el
marqués de Feria, el conde González de Castejón y el barón de Bigüezal. Total:
19 Ezpat’Andikis y 36 Diru’Andikis.
Casas (una de las reminiscencias
auzokráticas) de asiento en Cortes; por sus apellidos y lugares:
Acedo, por el palacio
de Mirafuertes; Aguirre, por el palacio de Donamaría; Amatriain en Aoiz;
Antillón por el señorío de Novar y por el palacio de Iturbide en Garciain;
Aperregui en Tudela; Arévalo en Villafranca; Argaiz, por los palacios de Iza,
Sagüés y casa de Peralta; Ayanz de Ureta, por el palacio y lugar de Ureta, de
Ayanz y por la casa Ongai en Sangüesa; Azcona, por la casa de Zuar en Salinas
de Oro; Badarán de Osiñalde, por la casa de Zala; Balanza, por el señorío de
los lugares de Elcarte y Ecay; Barragán, por el señorío de Olleta y varios
palacios; Bayona, por el palacio de Arbizu; Velásquez de Medrano, por el
palacio de Artazcoz; Borda, por el palacio de Borda en Maya; Castejón, por el
palacio de Olcoz; Cereceda en Viana; Cereceda, por el palacio de Marañón;
Crespo, por el palacio de Iriberri; Cruzat en Pamplona; Dávalos, por el palacio
de Zabaleta en Lesaca; D’Aoiz en Pamplona; Donamaría, por los palacios de
Iriarte y Ezperun;
Echalaz,
por el palacio y lugar de Echalaz; Echarri en Estella; Echeverria, por los
palacios de Burdaspal, Rakax, Liédena y Ustés; Eguía en Estella; Elío por el
palacio de Orcoyen; Elío, por el mayorazgo de Echaide y Ealegui; Eraso, por el
señorío de Eraso; Erviti en Pamplona; Escudero en Corella; Eulate (Alvarez de),
por el palacio de Eulate en Amescoa; Ezquerra, por el palacio y lugar de Laboa; Galdiano en
Dicastillo; García de Salcedo en Milagro; Gaztelu, por el palacio de su
apellido y por el de Apezteguía en Errazu; Gonzales de Uzqueta en Villafranca;
Goñi en Viana; Guiarreta, por el palacio de Eguiarreta; Hualde, por el palacio
de Irurita; Ibáñez de Ibero en Miranda; Iribas, por los palacios de Ansoain y
Elcano; Jiménez de Cascante; Ladrón de Cegama por el palacio de Escurra; La
Peña en Valtierra; Lázaro de Isaustia en Miranda; Martinez de Arizala por su
casa de Mendigorría; Maruri, por el palacio de Oco; Medrano, por el palacio de
Metauten; Morales, por el palacio de Rada en Murillo El Fruto; Murgutio en
Tudela; Mutiloa, por el palacio de Andueza; Navarro en Sangüesa; Ochoa de Olza
por el palacio de Irulegui; Ozcariz, por los palacios de Ozcáriz, Arce y
Agorreta; Pérez de Rada, por los palacios de Vidaurreta, Villanueva y Arinzano
y por la casa de Juaniz de Échalas en Muruzábal; Pérez de Tafalla; Rada por el
palacio de Subiza; Ramírez de Arellano, por el palacio de Arellano; Ramírez de
Asiain; Recalde en Puente La Reina; Ripa de Jaureguizar por el palacio de su
apellido; Rodríguez de Arellano, por el palacio Amatriain en el valle de Orba;
Romeo en Mendigorría; Salaberri, por los palacios de Olóriz, Sansomain y
Benegorri; Sarasa por el palacio de Sarasa; Torres en Allo; Ustáriz, por el
palacio de Reparacea en Olleregui; Beraiz por su casa de Tudela; Vidarte, por
los palacios de Solchaga y Mendíbil; Vidarte y Mendinueta; Birto de Bera en
Corella; Vizcaíno en Miranda. Total: 76 Jauntxos, descendientes de
Ezpat’Andikis y Diru’Andikis.
Brazo de Universidades:
Pamplona, Estella, Tudela, Corella,
Sangüesa, Olite, Lumbier, Puente La Reina, Los Arcos, Viana, Aoiz, Monreal,
Tafalla, Villafranca, Huarte Araquil, Torralba, Mendigorría, Cáseda, Aguilar de
Codés, Echarri Aranaz, Lacunza, Espronceda, Valtierra, Larrasoaña, Lesaca,
Santesteban, Urroz, Aybar, Villava, Zúñiga, Cascante, Cintruénigo, Miranda,
Arguedas, Goizueta, Echalar, Artajona y Milagro. Total : 38 localidades.
Creo que nos convendría tener en
cuenta algunos rasgos auzokráticos presentes en el funcionamiento de las Cortes Generales del Reino de Navarra:
-
Cada Pueblo o
Ciudad tenía un solo voto.
Los representantes de los Pueblos (elegidos auzokráticamente,
según vimos, por
ejemplo, en el caso sangüesino) tenían que ser vecinos de los mismos y
los Pueblos les sufragaban sus gastos conforme a la
cuantía estipulada por el virey.
-
Podía tenerse
representación por uno o más palacios y/o casas, pero un solo voto.
-
Todos los
asistentes tenían que ser naturales o naturalizados (algo muy difícil de
obtener) navarros.
-
Las
deliberaciones se hacían por los tres estamentos unidos, pero se votaba por separado.
-
En cada brazo se
debía alcanzar la mayoría absoluta de votos y el presidente tenía voto decisivo
en caso de empate.
-
Si un solo Brazo
no daba su conformidad, aunque los otros dos votasen a favor, el asunto no
quedaba aprobado.
- El
rey podía negar siempre la sanción a todo pedimento de ley, sin dar
explicaciones; las Cortes podían reaccionar negando la aprobación de
recursos económicos a la corona
o dejando de publicar los decretos reales. Sin embargo, en general, las Cortes se plegaban a los
deseos reales. A fin de cuentas, la fuerza bruta de la monarquía era su mejor
baluarte frente a la Buena Gente.
Como ejemplo final, en el Brazo de las Universidades
encontramos muchos otros aspectos auzokráticos, tales como que los procuradores
(representantes) de los Pueblos no podían votar asuntos que no estuviesen en el
orden del día; orden que era del pleno conocimiento vecinal. Así, en 1505, los
Andikis trataron de conseguir que los de las Buenas villas diesen su visto
bueno para aumentar la alcabala (impuestos sobre el tráfico de mercancías) al
doble. A pesar de que los Andikis amenazaron “...que no cesarian de suplicar
al rey que se hiciese dicha reforma y que hasta conseguirla no se sentarian
para entender en otra negociación...”, los de los Pueblos “...replicaron
los procuradores que ni en la carta convocatoria (orden del día), ni en
la proposición del rey, ni en los poderes, se contenía semejante materia por lo
que no podían entender en ella, ni la
brevedad del tiempo permitia consultarlo con los pueblos, y que en lo demás
estaban prontos a tratar de los negocios para que habían sido convocados...”.
Debo advertir al lector que uno de
los grandes escollos para conocer la realidad del institucionalismo civilista
del Reino de Navarra, estriba en deslindar la teoría de la praxis, por aquello
que “Del dicho al hecho va un trecho”. Siendo un tema curioso, sería una
digresión imperdonable ahondar en ello, puesto que mi objetivo se centra en la
Auzokrazia.
Volvamos al tema.
Debería quedar claro que todos los
que no asistían a las Cortes Generales del Reino de Navarra dependían de sus
Usos y Costumbres o Privilegios Particulares reconocidos, aunque no respetados, por la monarquía ni por el
Andikismo.
Por esta razón
no puede afirmarse que de dicho ente
navarro proceda la Auzokrazia. Tampoco puede remontarse más allá del siglo XIV
a dicha institución Civilista. Dicho de otro modo, las reuniones anteriores a
esa época, que también tenían carácter de Generales, estaban insufladas de otra
mentalidad, razón por la cual asistían representantes de muchos lugares
auzokráticos que con posterioridad no participaron.
A la historiografía convencional no
le debe parecer interesante el por qué de dicho hecho, pues no conozco sino
referencias muy parciales a tema tan importante. Por esta razón, en el próximo
capítulo veremos algo al respecto.
En consecuencia, tenemos que seguir
nuestra búsqueda por otro lado.
Tomemos el Fuero General del Reino
de Navarra, cuya compilación tuvo lugar en el siglo XIII, “casualmente” al
extinguirse la monarquía pirenaica y entronarse la saga “francesa”. Las
comillas “vienen a cuento” de que el concepto Francia, como el de España, no
puede remontarse (con apego a la documentación histórica) más allá del siglo
XIX.
En los capítulos 1 y 2 del Libro 1 del Fuero General (F.G.), se
especifica, entre otras cosas, que el rey ANTES de ser aceptado como tal, debía
jurar que siempre “tendría a derecho” a los súbditos, “amejorant et
nunca apellorant, lures fueros (privilegios particulares), usos et
costumes”. Por cierto, Felipe II juró en 1551 “...sobre esta señal de la
Cruz, y Santos Evangelios, por mí manualmente tocados, y reverencialmente
adorados....á todo el Pueblo de Navarra, ausente, como si fuesse presente,
todos vuestros Fueros, Leyes y Ordenanzas, usos y costumbres....sin
quebrantamiento alguno, amejorandolos, y no apeorandolos en todo, ni en parte,
...Y quiero, y me place, que si en lo sobredicho, que hé jurado, ó en parte de
aquello lo contrario hiciere, vosotros los dichos Tres Estados, y Pueblo de
Navarra no seais tenido de obedecer en aquello que contraviniere en alguna
manera: antes todo ello sea nulo, y de ninguna eficacia y valor ...”.
El mismo juramento, textual, fué
realizado por el virey de Navarra, don José Ezpeleta, en nombre de Fernando III
de Navarra y VII de Castilla, el 8 de julio de 1817, en la iglesia catedral de
Pamplona.
Toda una verdadera lástima que del
dicho al hecho, en el Civilismo, exista una distancia tan grande, muy a menudo,
insalvable. Que cosas....para la Buena gente, en cambio, la Palabra dada en
libertad es sagrada y siempre cumplida.
Siendo el Fuero General una mera
recopilación (más o menos acertada) de lo que ya existía en el ámbito
pirenaico, preciso es afirmar que la Auzokrazia, no solo es anterior a dicho
código civilista, sino que la mentalidad aborigen le influyó en buena medida. A
esa idiosincrasia eúskara le son debidos los aspectos humanísticos más dignos
que contiene y las muy notables diferencias con el Derecho Romano.
La monarquía pirenaica, de donde
emanarán los reinos de Castilla, Aragón y Navarra, es anterior en cinco siglos
al Fuero General que venimos aludiendo; siendo la primera en Europa de tipo
constitucional (esto tampoco se suele mencionar en las cátedras y textos
civilistas): ¿tendrá en élla su origen la Auzokrazia?.
Rotundamente, No; puesto que los
Usos y Costumbres son anteriores a élla: “ Antes que hubiese Fuero escrito
en Navarra, las leyes ó costumbres comunes de la nación, y particulares de cada
pueblo y comarca se llamaban también fueros, y éstos eran los que sus reyes
juraban observar al advenimiento al trono. Los juramentos de diferentes
monarcas de aquella época que se
ven estampados al final de los fueros escritos, como si estos hubiesen
precedido a los juramentos ...”. La afirmación de don José Yanguas me
parece irrefutable.
Creo inútil, por otra parte, hacer
mención a la posibilidad de que la Auzokrazia provenga de árabes o godos.
Tenemos que seguir retrocediendo en el tiempo.
El estudio comparado del Derecho
Romano con el Derecho Consuetudinario Eúskaro (Usos y Costumbres, Ohiturak en
lengua aborigen), aunado a los datos contemporáneos que la Etnografía nos
suministra, no dejan lugar a dudas: la Auzokrazia no procede de la civilización
romana. Por mi parte, quiero añadir, que Roma, su Civilismo (magna síntesis de
cómo vivir unos pocos, cuantos menos mejor, a costa de los demás), ha sido y
ES, el mayor escollo que los Eúskaros siguen enfrentando para mantenerse dentro
de sus concepciones humanísticas; dentro de su Gizabidea, que está enraizado
con firmeza en la senda de la Naturaleza y, por lo tanto, del Creador de ésta.
Con el mismo método he llegado a
otra conclusión; la Auzokrazia no procede de la mentalidad cartaginesa ni de la
fenicia, que no son otra cosa que derivaciones del Civilismo persa (síntesis
compleja de los modos civilistas indoeuropeos y del Medio Oriente).
Pudieran pensar algunos que la
actitud de los aborígenes pirenaicos para su autogobierno, sea de origen
griego, ya que la presencia de dicha civilización en la península ibérica es un
hecho fehaciente, anterior en varios siglos a la de romanos y cartagineses.
Un aspecto de primer orden a tener
en cuenta: los griegos proceden o forman parte de facciones errantes de
diversos pueblos indoeuropeos, cuya mentalidad era cavernícola, no
evolucionada, basada en la predación, pura y dura, cuanto más simple mejor. Me
sigue asombrando la admiración que los griegos (saqueadores de tantas culturas
y civilizaciones) siguen despertando a nivel socio-político, sobre todo, visto
el fin a que les condujo su Humanismo (modo de enfocar la Vida).
Uno de sus intelectuales más
conocidos, pilar fundamental para muchos teólogos de la opresión de nuestra
época, Aristóteles, dejó escrito: “El Estado es antes que la familia y el
individuo, porque el todo es antes que la parte.” (“La República”, libro I,
cap.1).
Tremendo despiste: ¿desde cuando el
bosque es antes que el árbol?. ¿Cómo vender un rebaño que no tenga una oveja?.
Es evidente que dicho principio social choca frontalmente con la Auzokrazia que
considera al “todo” como el resultado de la adhesión voluntaria de las
partes.
¿Qué pasa cuando no hay partes?;
sencillo, lo mismo que cuando no hay ladrillos: no hay pared, no hay nada.
En Física, por ejemplo; ¿qué pasa
cuando se forma un cuerpo complejo forzando la unión de sus partes?. Elemental;
cuando dicha fuerza desaparezca, el cuerpo se desintegrará.
Pero el intelectual griego (tan
admirado por cátedras y publicadores), sostiene, además, que “...la
guerra es un medio de adquisición natural, puesto que esta comprende la caza de
animales y la de hombres que, nacidos para obedecer, se niegan a la
esclavitud...” (“La República”, Lib. I, cap.3). He aquí el origen
del Derecho de Conquista, base de la expansión del catolicismo romano y sus
monarquías.
¿Comentarios al respecto?...Solo con imaginar la cara
que les quedó a sus descendientes cuando los romanos les aplicaron dicha
filosofía, me parece más que suficiente. Sin embargo, no estará de más señalar
que los auzókratas no llevaban la guerra más allá de sus territorios. Dicho de
otro modo, sus guerras tenían siempre carácter de autodefensa.
Ahora bien; como quiera que una
silla necesita, por lo menos, de tres patas para que asiente bien, una
aseveración etnológica no queda mal cimentada con tres evidencias. Saquemos
otra joya humanística del libro sagrado de la civilización griega: “...no
hay sino un despotismo legítimo: el derecho natural del amo sobre el esclavo. “.
La mera existencia de un hecho en la
Naturaleza (por ejemplo, la esclavitud) no implica que posea características
favorables para la evolución del planeta Tierra. El ser Humano forma parte de
dicha convención existencial, pero no es artífice de élla, como afirmaron y
afirman los Civilistas. La población de la polis griega más pujante (Atenas)
estaba formada por esclavos (90%) y hombres libres (10%, en su mayoría griegos,
porque con dinero también se conseguía la ciudadanía ateniense): ¿fue esto
positivo para su progreso y sucesión? No, por cierto. Atenas y toda Grecia
fueron sojuzgadas por muy diferentes hordas guerreras, incluso pirenaicas, como
ocurrió en el siglo XIV con las Compañías Catalana y Navarra.
Las mentalidades retroevolutivas no
conducen sino a la extinción de los seres que las poseen. No me cansaré de
repetirlo porque es una de las constantes en la evolución del ser Humano,
genética y culturalmente hablando. La Genética moderna va tomando conciencia de
que la Cultura humana crea, condiciona o determina, cambios genéticos en el
ADN. Esta era la razón por la que el doctor Basabe (insigne genetista del
sigloXX) asistía a las reuniones de la Sección de Etnografía de la Sociedad de
Estudios Vascos. Estoy muy satisfecho de las conversaciones y relación que con
él mantuve.
Así pues, considerar a la
civilización griega o a su democracia como progenitora de la Auzokrazia
eúskara; y que habría sido difundida en Iberia por los griegos que se asentaron
en élla para comerciar, es una vía estéril para alcanzar nuestro propósito en
el presente capítulo: la Auzokrazia pirenaica no tiene sus orígenes en la
civilización griega. En el capítulo siguiente veremos otros datos relacionados
con esta conclusión.
Tenemos que seguir retrocediendo en
el tiempo y será la Arqueología nuestra guía, aunque un tanto particularmente,
porque los laboriosos y metódicos científicos que cultivan dicha ciencia, se
suelen ceñir con demásiada rigidez a la historiografía convencional europea,
para interpretar los objetos que sus investigaciones les proporcionan. Yo me
serviré más de la Etnología comparada y de la Etnografía.
También la Lingüística nos es muy
útil; por ejemplo, para verificar que los fenicios y griegos, en Iberia, no se
toparon con aborígenes incultos ni faltos de un alto desarrollo
socio-económico. En efecto, tenían los Iberos (eúskaros politizados en su
mayoría: “polis”, en griego, significa ciudad) una lengua propia y original (de
raíz euskérica), así como una vigorosa economía predadora y ganadera. Tanto las
excavaciones del siglo XX como los libros antiguos, coinciden al respecto; bien
sea en Tartessos (sur iberiko) como en el valle del Ib’ero (Ebro).
Por cierto; es un hecho que la
toponimia de la Península Ibérica no se puede explicar sin el auxilio de la
lengua eúskara. Lo mismo sucede respecto a la de Akitania y otros territorios
franceses. Pero ese no es mi objetivo.
Retrocediendo más en el tiempo se
difumina mucho la visión, entre otras razones, porque el modo de vida de los
aborígenes peninsulares, al menos los de raíz euskérica, era muy naturalista.
Recolectaban una gran variedad de frutos silvestres (manzanas, nueces,
castañas, avellanas, miel, piñones, setas, fresas, ciruelas, ...), cazaban,
pescaban, criaban mucho ganado, practicaban la agricultura de superficie
itinerante (que no necesita remover la tierra) y poseían conocimientos
metalúrgicos sustanciales.
Pero, y esto es lo realmente
importante, su Humanismo (Gizabidea, lit. camino del Hombre) debía conmoverles
el Alma toda, a tenor de sus magníficas construcciones megalíticas y de su
inquebrantable resistencia a quienes pretendieron dominarles.
En efecto, hay que tener creencias
muy firmes y positivas para ponerse a construir túmulos, menhires, cromlechs y
dólmenes (Jentil’arriak). Igual de fuertes, por lo menos, debían ser sus
convicciones personales como para preferir morir en libertad que vivir
esclavizados. Garray (Numancia) o Karagorri (Calahorra) no son sucesos
aislados, aunque sí sobrecogedores, debido a que sus Vecinos prefirieron morir
que rendirse a los romanos. Tal vez, la experiencia de lo que les supuso a
pueblos hermanos la rendición (ya veremos algo del caso de los Ilergetes) a
cartagineses, primero, y romanos, con posterioridad, les habría facilitado su
determinación, calificada por los mismos romanos como inaudita.
Don Telesforo Aranzadi, Eguren y
J.M. Barandiarán fueron los primeros científicos en constatar que muchos
aspectos tecnológicos y animistas de aquellas épocas (Neolítico y Edad de los
Metales) no eran desconocidos para los eúskaros de principios del siglo XX. Mi
experiencia etnográfica me permite afirmar que el utillaje pastoril de
principios del siglo XX podía prescindir de útiles metálicos, incluso para
cocer la leche y elaborar el queso. El lector inquieto podrá comprobarlo
girando una visita a los museos etnográficos de Bilbao, Bayona, Donostia o
Arteta. Conviene tener muy presente que la Tradición mantiene vivos los
elementos válidos para la Vida, sean éstos de carácter material o humanista.
Pero la Arqueología también nos
advierte de la presencia de gentes oriundas de Centro-Europa: ¿podrá tener la
Auzokrazia su origen en esos pueblos?. Existen demásiadas dudas razonables al
respecto, tanto porque los latinos y dorios eran de aquella ascendencia, como
porque la lengua de los eúskaros no pertenece a dicho entorno cultural.
De la misma manera sabemos que los
que llegaron a la península ibérica, conocidos con el genérico nombre de
Keltas, vivían en poblados muy fortificados. Nadie se recluye en recintos
fortificados “por amor al arte”, sino por miedo o precaucuión. Pero, miedo; ¿a
quién? ¿A los eúskaros? Esto no es verosímil ya que también se instalaron en su
territorio y no fueron sino las legiones romanas las que los combatieron. Los
historiadores romanos hablan “por los codos” al respecto, aludiendo, por otra
parte, a poblaciones interculturadas que denominaban Kelt’iberos.
¿Estaban fortificados los indios de las praderas
norteamericanas? ¿Por qué construían fuertes los soldados yanquis? ¿Por qué
habrían construido castros los Keltas?
El miedo al “otro”, las
construcciones y otras necesidades defensivas, los desplazamientos migratorios
y la consecuente adaptación a nuevos territorios, sin tener en cuenta otro
elenco de problemás “menores”, crean demasiadas dificultades para la existencia
naturalista. Es muy difícil cultivar cereales o forjar hierro con las armas en
la mano.
¿Optaron los Keltas por liberar a
parte de su gente para que “les cuidasen las espaldas” a la mayoría entregada
al trabajo productivo? Es lo más probable, a tenor de lo que sus descendientes
hicieron.
Dicha opción social, aunque la
encontramos en la naturaleza humana (guerreros tribales) no parece beneficiar
la evolución del ser humano. La Historia nos demuestra que cuando algunos
eúskaros decidieron optar por dicho método para protegerse de los Balderos (“...caballeros
que corrían el país robando y cometiendo otras extorsiones...”), fué mucho
peor el “remedio” que la enfermedad. Baldero es un nombre muy antiguo en los
textos navarros; su correspondiente aborigen es Andiki o Jauntxo, según la
categoría.
Teóricamente, un hombre de armas era
contratado por una comunidad para que los defendiese de los Balderos. Con el
tiempo, éste se convertía en Andiki o Jauntxo. Es el mismo fundamento por el
cual muchos pueblos aceptaron a un monarca como su señor: para que les
protegiese de los Ezpat’Andikis. Esto fué como poner un burro a cuidar un
trigal o un lobo a velar por los corderos.
Veamos un caso concreto, con nombres
y apellidos, que además de servirnos de prueba, nos servirá de ejemplo vital y
desvanecerá un mito divulgado por los nava-ricos: una entelequia histórica,
según la cual los Nabarros, Gipuzkoanos o Alabeses, se hacían la guerra “a cada
ratico”, durante años y siglos.
Don Alfonso de Otazu y Llana (sesudo
historiador a quién la Etnografía y la Etnología “le vendrían como anillo al
dedo”, a mi entender), en su obra “El Igualitarismo vasco: mito y realidad”,
nos entresaca unos párrafos de un memorial antiguo existente en el archivo de
Berástegi (Guipúzcoa). Me serviré de ellos.
En 1553, el Ezpat’Andiki del pueblo,
de la ralea de los Lazkano y afiliado al partido Oñazino (... ¡Ah; la venerada
antigüedad del bipartidismo inglés!...), llevó a juicio a unos auzókratas del lugar, por haberle destruido la tumba y
el asiento de su Casa en la iglesia comunal. El Concejo de Berástegi salió en
defensa de sus Vecinos pero el proceso fué “arrimado al ascua” del Baldero
pues, en vez de ser atendido por la autoridad competente (el Alcalde de
Hermandad respectivo), fué puesto en manos del Corregidor (funcionario por
designación monárquica).
En un juicio anterior (1535) los
testigos habían afirmado que con anterioridad a 1450 no existía el dicho
Ezpat’Andiki (Pariente Mayor en la jerga civilista) en Berástegi ni su solar
físico.
También afirman los Vecinos de
Leizarán (valle geográfico en el que está enclavado Berástegi) que recibían
mucho daño de la facción andikil Gamboina, en especial de los Jauntxos de
Erieta y Eraso, así como de las guarniciones militares de Lekunberri, Gorriti y
Leitza.
He aquí uno de los casos (veremos
algunos más) en los que la verdad etnológica resplandece sobre las
tergiversaciones propagadas por los nava-ricos. La hostil violencia entre
guipuzcoanos, alaveses y nava-ricos es una mal intencionada leyenda difundida desde
el navarrismo para que no prospere la reunificación política del civilismo
vasco. Los que en realidad peleaban, por la única razón de que tal era su medio
de vida, eran los balderos (de aquí la expresión de tomar algo “de balde”, sin
pagar o compensar) de dichos territorios. Que se peleen los malhechores de
Tijuana con los de Texas, no da pié a decir que exista una lucha entre
mexicanos y estadounidenses. Vamos; pienso, yo.
Los afectados vecinos de Leizarán,
decidieron en asamblea elegir a uno de los suyos para que les defendiese. El
encargo fue aceptado por el tercer hijo de la Casa Sagastiberri, habiendo sido
rechazado por los dos mayores. Por cierto, según los testigos, el hijo mayor de
dicha Casa respondió a la comisión vecinal que le propuso el encargo: “...diciendo
que el no era, salvo para su trabajo. “
Como compensación, los Vecinos “...
le dieron el pan de la Iglesia (los diezmos o recaudación eclesiástica) de
dicha Universidad de Verastegui, y los dichos florines, quesos, manteca, carne
y vino, y renta ... porque les amparase y defendiese ...”.
Pasó el tiempo y Fernando el
Católico impuso en el Reino de Navarra su peculiar paz armada; muy diferente,
por cierto, a la que establecieron los auzókratas gipuzkoanos 50 años antes.
Habiendo cesado las causas que
dieron origen al encargo, éste no tenía razón de ser para los Vecinos del valle
y en 1534 rescindieron el contrato, dejando de pagar los emolumentos al
Ezpat’Andiki del momento. Este “se subió a las parras”, les hizo la vida
imposible, les llevó a juicio en el ámbito civilista, incluso amenazó a más de
un auzókrata, pero no desarrolló con más profundidad sus intenciones por dos
razones fundamentales. La primera, porque el Andikismo había sido derrotado
militarmente, asolada su infraestructura y desterrada su dirigencia del solar
guipuzcoano; todo ello por obra de la Hermandad de Ipúzkoa. La violencia de los
balderos fue la causa de que los Vecinos decidiesen recurrir al procedimiento
sumarísimo de la Auzokrazia; es decir, la lucha armada.
La segunda nos la da el propio el
propio baldero: “...son muchos y grandes pueblos, y que pueden mucho, y son
muy altivos, indómitos y soberbios, tales que no consintieran ninguna
fuerza...”. ¿Recuerda el lector lo dicho respecto a las convicciones de los
habitantes de Garray (Numancia), Karagorri (Calahorra), etc.?
Los auzókratas tuvieron que pasar a
los hechos, sin tener que llegar al proceso sumarísimo, debido a la cerrazón
del baldero. No debemos olvidar, en descargo del “noble”, que en el Nobilismo
español, trabajar era una deshonra que podía conllevar la destitución de
títulos nobiliarios. El método auzokrático utilizado fue, en palabras del
propio Ezpat’Andiki: “...los dichos pueblos y Universidades de Verastegui y
el Duayen, ... como pueblos, y poderosos, ... haziendo entre sí liga, y
munipodio para no moler en ellos, e haziendo otros molinos más altos y baxos,
de manera que los suyos quedasen aislados y perdidos, y así quedaron, y estan
dessolados, y perdidos.”
¿Se preguntará el lector cómo
terminó la cuestión? No “viene a cuento”, respecto del objetivo que me propongo
analizar pero como tiene que ver con los recursos anticivilistas usados por los
auzókratas, tal vez pueda ser útil que los contemporáneos sepan de los
procedimientos de sus Antepasados.
En la España civilista de la época
(adscrita al Sacro (sagrado) Imperio Romano), los Comuneros (auzókratas de la
meseta ibérica) podían hacer bien poco para defenderse de los “nobles” sin
arriesgar la vida (nadie, que no fuese hombre de armas autorizado, podía poseer
armas de más longitud que una mano)
.
¿El Alcalde de Zalamea y
Fuenteovejuna fueron en realidad excepciones?
No he podido profundizar al
respecto, pero en Guipúzcoa, desde luego, la situación era muy diferente,
debido a la restauración de la Auzokrazia, suceso acontecido en 1456. Sin
embargo, tal vez por haber transcurrido 100 años del hecho, parece que casos
particulares como el de Berástegi (pudiéramos hablar de los de Loyola, Zarauz,
Lasa, Lazcano, etc.), tenían que
dilucidarse cara a cara, so pena de quedar los Vecinos a merced del funcionario
civilista de turno.
Para zanjar el pleito, de una vez
por todas, los auzókratas de Berástegi y Elduayen decidieron demoler sus
propias Casas y reedificarlas en otro lugar, alejado del solar baldero. El
escudo del nuevo vecindario lo circundaron con una máxima auzokrática: “Nobleza
con Libertad”.
La conclusión que saco de esta
experiencia es, que se puede comprobar cómo el Bien-Vivir o hacer Bien la Vida,
no procede del bienestar, sino del Bien-Actuar.
Una Persona, para estar bien: ¿no
necesita de algo más que bienestar?
La dejación de los deberes
auzokráticos no condujo a nada bueno a los Vecinos de Leizaran: ¿será
conveniente olvidar esta circunstancia?
Retomando nuestro “hilo”, no creo
descabellado suponer que en los castros Keltas o indoeuropeos se hubiesen dado
casos y desenlaces similares al de Leizaran, porque, sin ir más lejos, los
asturianos o gallegos de nuestros días, tal y como la Etnografía nos demuestra,
tienen un Humanismo (concepción de lo que hay qué hacer en la Vida) más
parecido al Gizabidea eúskaro que al civilista español, enraizado en los
postulados romano-godos (indoeuropeos). Por ejemplo, no comulgan con ruedas de
molino, no confunden el tocino con la velocidad, no ponen los bueyes a retejar
ni van a pescar a los pastizales.
Los resultados de las excavaciones
de Atapuerka (Bureba burgalesa, región que estuvo inserta en el Reino Pirenaico
de forma natural) evidencian la presencia humana en la península ibérica,
varios cientos de miles de años antes que en Centro-Europa, desmontando los
axiomas de la prehistoriografía convencional, la cual afirma que dicha región
fue el epicentro irradiador de cultura, por antonomásia. La verdad etnológica
(respaldada de más en más por la Arqueología) es que de dicha zona, lo que se
expandió fue una feroz corriente retroevolutiva para el ser Humano, basada en
la apropiación violenta del sudor ajeno, conforme a los postulados de la “Ley
del más fuerte”.
Tan contundentes como poco conocidas
son las conclusiones de las investigaciones arqueológicas que llevaron a cabo, en el primer
cuarto del siglo XX, don Telesforo Aranzadi, Eguren y J.M. Barandiarán (los
Tres Tristes Trogloditas); estudios que demuestran como en el Pirineo se
produjo una evolución, peculiar y local, del Homo Sapiens-Sapiens, hacia el
sexto milenio antes de Cristo, la cual desembocó en el “Homus Eúskarus”. Por si
esto fuera poco, en marzo del año 2000 se dieron a la luz pública, los
resultados de dos investigaciones genéticas del ADN europeo, las cuales
constatan que diversos elementos genéticos de los irlandeses tienen origen en
la raza eúskara. Se afirma también que el 75% de los cromosomás detectados en
los genes europeos proceden de los aborígenes pirenaicos. La revista alemana “Spektrum der Wissenschaft” publicó
un reportaje, fundamentado en las investigaciones del lingüista alemán,
Vennemann, y del genetista de Cambridge, Foster, afirmando que la repoblación
del occidente europeo después de la glaciación de Würm (10.000 a.c), se produjo
a través del País Vasco. Que el habla de la Europa aborigen sería una
rudimentaria lengua vascona y que fueron las hordas indoeuropeas las que
confrontaron esta cultura. Las conclusiones de las investigaciones que se
llevan a cabo en Atapuerka (norte de Burgos) no hacen sino reforzar estas
opiniones. Y por si fuera poco, el departamento de biología de la universidad
de Oxford, dirigido por Stephen Oppenheimer, hizo un estudio de ADN en 10.000
personas de origen anglo-irlandés llegando a la conclusión de que alrededor del
70% de los anglo-irlandeses actuales proceden de los eúskaros.
Vamos, poco a poco, vislumbrando
nuestro objetivo.
En el tercer milenio antes de
Cristo, el desarrollo ganadero y las construcciones megalíticas del ámbito eúskaro
son hechos notorios y fehacientes.
Teniendo en cuenta cómo los Artzainak (lit. cuidadores de animales) de
nuestros días son los que mejor han mantenido los elementos primordiales de la
Cultura Eúskara y los postulados socio-económicos de la Auzokrazia, no tengo
otra opción, más probable, que cifrar los orígenes de la Auzokrazia en el
neolítico. Concretando aún más, en el contexto mental de los eúskaros que
habían conseguido evolucionar, dejando atrás la predación (caza, pesca,
recolección, robo) como medio de vida principal, hasta descubrir y adoptar el
Trabajo (no confundir con el esfuerzo) como factor de primer orden para la Vida
y evolución del ser Humano.
Por supuesto que esta no es una
opinión personal.
En el capítulo “Instituciones
Vascas”, de la enciclopedia “EUSKALDUNAK” (Editorial Etor, dirigida por D. J.M. Barandiarán), D.
Manuel Lecuona, escribió: “De este modo la más genuina cultura vasca rezuma
todavía sabor pastoril... No es necesario insistir en que el hecho de ser
pastoril no supone el que sea despreciable. La mecánica fundamental, las
técnicas básicas, y todo lo que es la cultura popular, incluida la lengua,
hunde sus raíces en la cultura pastoril. El genio democrático mismo del pueblo
se desarrolla y manifiesta en instituciones notabilísimás que datan de dicho
estadio cultural.” (PG 36).
Los depredadores, no obstante,
tardarán siglos en desaparecer (los pescadores todavía existen). Los que no se
desarraigaron de dicho modo de vida (algunos linajes de cazadores) y
persistieron en la depredación del semejante, por no querer encauzar
positivamente sus esfuerzos, serán absorbidos una y otra vez por las sucesivas
corrientes Civilistas que asolaron, y asolan, la península ibérica. Ellos
fueron los antepasados de los Ezpat’Andikis, Eliz’Andikis, Jauntxos, Balderos,
partidócratas, etc. Mercenarios vascos sirvieron a Hannibal, Sertorio, Mena,
Pompeyo, Julio César, Augusto, ...Fernando e Isabel los Católicos, Felipe II,
Napoleón, ... Franco, Petain, Suárez, Pompidou, Felipe González, etc. Sí,
estimado lector, incluso el jefe de los tres mosqueteros, monseigneur de
Treville (tres villas, en francés), era natural de Zuberoa, del lugar de
Irulegi (tres lugares, en eskuara).
La etnología comparada nos demuestra
que lo mismo sucedió (y sucede) en culturas de América, Asia y Africa; pero esa
es otra historia, muy cultivada, por cierto, por la historiografía
convencional. Los actores y sucesos concernientes al Civilismo humano tienen
muchos medios de difusión a su servicio, incrementando en gran medida, el
avance de la retroevolución del ser Humano.
4
– UNA RESISTENCIA BI-MILENARIA
La co-existencia entre la cultura
evolutiva (naturalista) y la retroevolutiva (civilista) en la península ibérica
y sus inmediaciones continentales, no fue pacífica, sumando ya más de 2500 años de resistencia. En efecto,
los aborígenes de la zona (los eúskaros), herederos directos de la magnífica
Cultura Pirenaica del Magdaleniense (18.000 a 9000 a. C.), todavía siguen
resistiendo al Civilismo para poder existir.
No se puede poner en duda la
presencia fenicia y griega en Iberia, pero no se ha constatado que estas gentes
tuviesen intención de dominar por la fuerza a sus aborígenes, a pesar de que su
humanismo les facultaba para ello. ¿Qué habrían usado de la fuerza bruta en
ocasiones?; no me cabe duda. La Etnología comparada nos brinda un caso muy
semejante en la frontera venezolano-brasileña. Me refiero a las incursiones de
los buscadores de oro, conocidos como “garimpeiros”, en territorios amazónicos
habitados por aborígenes de la etnia yanomami.
Algo similar también pudiera afirmarse respecto del
contacto entre aborígenes pirenaicos y Keltas o indoeuropeos, que precedieron a
los medio-orientales en unos 1000 años, según los arqueólogos.
Sea porque los eúskaros eran amantes
de su manera de ser o porque su economía les permitía no depender sino de su
esfuerzo personal y de Jainko (Dios), los griegos y fenicios se centraron en lo
suyo: comerciar y colonizar. Esta actividad, lejos de ponerles en aprietos, les
benefició sobremanera, en especial durante los albores de las relaciones,
cuando los aborígenes no habían “caído en la cuenta” del valor del oro, la
plata, el cobre o el plomo, más allá de sus propiedades físicas. De poca
importancia eran éstas para aquellos estadios culturales pero la fuerza de la
magia civilista les confirió inaudito valor.
Ahora bien, desde que “cayeron” en
ello, la relación cambió.... Y, de que los eúskaros “cayeron” no hay la menor
duda, entre otras razones porque de la floreciente Tartessos o de las afamadas
“polis” (en griego, ciudad) del valle del rio Ib’ero, e incluso “megapolis”
(Trucios, por ejemplo, en opinión de Tolomeo) no han quedado sino rastros
materiales.
¿Y de su humanismo?. ¿Cuántos
habitantes de Andalucía (dónde floreció la cultura tartéssica) o del valle del
Ebro (epicentro ibérico), hoy en día, participarán de las opiniones de
Aristóteles? ¿Cuántos creerán que la guerra es un medio de adquisición
natural? Si el lector quisiera cerciorarse, no lo tiene tan difícil, porque
el teléfono es un medio muy utilizado para encuestas.
Sin embargo, los aborígenes
pirenaicos no han desaparecido; mantienen todos los modos de vida de aquellas
épocas y lo que realmente importa: su filosofía de Vida, su Camino del Hombre
al que denominan Gizabidea. Evaluando los datos etnográficos parece que esta
situación proseguirá durante años, al menos, mientras la naturaleza Humana
pueda seguir teniendo un ámbito en el Pirineo.
La relación intercultural,
fructífera y pacífica, entre los mercaderes del Medio Oriente y los aborígenes
ibéricos es un hecho que la Arqueología sigue alumbrando, cada año con más
nitidez. Según razoné, más o menos, en mi obra “Eskualdunak, aborígenes
europeos: ...) los iberos, en principio
fueron eúskaros que adoptaron algunas formas de vida material y social
orientales, no sucediendo lo mismo con la espiritual. Así se deduce de los
hechos y creencias que los libros antiguos recogen. También refieren los
textos, y la Arqueología lo confirma, que tenían una pujante economía cuando
los cartagineses hollaron Iberia; además de rasgos culturales de primer orden
como arte, idioma y escritura peculiares. En época romana, incluso, se decía
que una ardilla podía viajar desde el Pirineo hasta Cádiz, aludiendo de este
modo a los extensos bosques peninsulares. El bosque es el espacio vital de la
cultura depredadora.
Ahora bien, con los africanos llegó
la peste que acabó con la convivencia intercultural, de modo muy parecido a
como sucedió en Terranova con la llegada de los conquistadores civilistas
(franceses, ingleses, holandeses), los cuales acabaron con la convivencia
mantenida por los eúskaros y aborígenes, durante 200 años.
Fieles a sus postulados
civilizadores, los cartagineses eran “amos” y los de allende su polis
(Cartago), esclavos; aunque si éstos eran suficientemente ricos o poderosos,
podían llegar a obtener la condición de siervos. ¡Toda una gracia!
Pero, los romanos eran de la misma
condición mental que dichos africanos, y como es sabido, dos fuerzas del mismo
signo, se repelen. Es un principio elemental de la Física.
Estas dos mentalidades cavernícolas,
ya en el año 222 a.C., introducen una novedad en suelo ibérico, típica de su
humanismo: la Magia “negra”. Confieren por ese medio, a modo de simple ejemplo,
al río Ebro una cualidad mágica, es decir, extrínseca a sus propiedades
naturales: Frontera. El río, que hasta ese momento había sido fuente de vida y
vehículo de relaciones culturales, “adquiere” por arte de magia una cualidad
retroevolutiva, quedando convertido en un límite territorial. Insisto en que
esto fue producto de la magia “negra” civilista para que el lector lo tenga en
cuenta, habida cuenta de los violentos trastornos que acarreará a las
relaciones humanas. La Frontera es la extrapolación de un invento civilista: la
Muralla.
La territorialidad es un delicado
recurso de subsistencia para ciertos animales irracionales: por ejemplo, leones
y águilas; no así para renos, ovejas o palomas. ¿Quiénes y por qué eligieron
leones y águilas como símbolos de su poder? ¿Por qué las autoridades civilistas
usan armas como símbolos de su investidura y los autorizados de la Auzzokrazia,
varas pastoriles?
Es obvio que los romanos y
cartagineses no habían conseguido evolucionar de dicho estadio irracional
(depredador), por el contrario, profundizaron tanto en dicha senda que se
hundieron. Es más, incluso en nuestro flamante tercer milenio, la obsesión por
delimitar ámbitos territoriales es un hecho crucial para los civilistas e
insignificante para los naturalistas, ya que sacado de contexto, ocasiona
violencia y penalidades cruentas a la Buena gente. Claro está que estas
consecuencias funestas tienen un fundamento moral radicalmente diferente, según
deriven de la usurpación o de la defensa territorial.
Sigamos adelante. ¿Establecieron los
retroevolutivos aquel acuífero límite de buena fé? No, por cierto. El consenso
alcanzado fue para repartirse el sudor aborigen, de modo muy similar al que
estableció un sagrado pontífice romano para que sus deudos se repartiesen el
sur de América: Brasil, para los portugueses y el resto para los españoles.
Ahora bien, en ambos casos, en cuanto
creyesen poder vencer al adversario, ninguna de las dos civilizadísimás
partes tenían intención de respetar lo acordado.
Los tratados o tratos, no eran
desconocidos para los aborígenes ibéricos, como tampoco lo eran para los
americanos, toda vez que el trueque es la forma más elemental de intercambio.
Sin embargo, se hacían de palabra, modo mucho más natural, entre otras razones
porque hay Pueblos sin escritura pero no los hay sin idioma. La rúbrica consiste
en un apretón de hombros, antebrazos o manos; es decir, mediante contacto
físico entre las personas, que es como la Naturaleza establece para el
intercambio de sensaciones, incluso las de más alto nivel.
Es agradable para un niño mirar el
escaparate de una pastelería, pero comparado con hincarle el diente a un pastel
... Es agradable contemplar a un ser amado, pero abrazarlo ... Es agradable
tener una buena idea, pero llevarla a la práctica es grandioso, y resultando
útil a los demás se convierte en sublime. No vaya el lector a irse por las
nubes: ¿no es sublime dar de comer en Eritrea y Etiopía?
Por cierto, ¿no te llama la atención, estimado lector,
que los sabios, Confucio, Buda, Sócrates o Jesús de Nazaret, por ejemplo, no se dedicaron
a escribir?
¿Cuántos publicadores de los medios
de comunicación actuales no hacen su labor al estilo de los escritores
mencionados? En fín, son características del progreso Civilista.
En cambio los naturalistas; los
eúskaros, por ejemplo, cuando hablan (porque, como los sabios, escribir
escriben bien poco), si no han sido testigos de lo que refieren, colocan
delante de la forma verbal la expresión “omen”, de modo muy parecido a como los
latinizados utilizan la de “dicen que” para salvar su responsabilidad en cuanto
a que sea verdad o mentira lo dicho. Cosas del Naturalismo...
De no ser por las funestas
consecuencias que al ser Humano ha acarreado, sería gracioso el sistema
utilizado por los civilizados; el famoso “magíster dixit” (lo dijo el maestro),
con el que profesionales del saber civilista han querido contestar, y pretenden
seguir contestando, a las naturales dudas de sus alumnos.
Los antagonismos entre Cartago y
Roma permitieron a los eúskaros e iberos conocer bien de cerca la expansión de
una forma de vida infrahumana; un arte divino, según los civilizados: la
Guerra. La pelea es una cosa natural, basta contemplar a un grupo de niños, y
los aborígenes suelen ser como niños. Ahora bien, una cosa es pelear y otra
bien distinta, creer que se pueda vivir peleando, o lo que es peor aún, de la
pelea.
¿Estoy refiriéndome a la bondad
natural del ser Humano? No, por cierto. ¿Carecerían los eúskaros de tendencias
militaristas? No lo creo, y por si acaso, ya presentaré unos cuantos ejemplos
en el transcurso del capítulo. De todos modos, tenga en cuenta el lector, la
actitud de los hijos de la Casa Sagastiberri de Berástegi que hemos visto en el
capítulo anterior.
Los romanos, como pueblo
humanistamente no evolucionado, todavía tardarán unos 200 años en percatarse de
la existencia de formas de dominación mucho más eficaces, duraderas y menos
peligrosas, que las posibilitadas por las armas. A los cartagineses, sin
embargo, habiendo hecho caso omiso de la tecnología que los faraones importaron
del Oriente, se les acababa el tiempo, ya que “El que a hierro mata, a hierro muere”. Pese a todo, tuvieron tiempo
de sobra para dejar constancia de su humanismo, arrasando territorios,
sojuzgando gente de trabajo, matando personas de Bien, esclavizando inocentes,
traicionando aliados, etc. En ese “divino arte” (para los civilistas) de la
guerra, los romanos les superarán con creces en todas sus facetas.
A la concepción romana de lo que hay
que hacer en la vida (humanismo), que no fue otra cosa que vivir de la guerra y
la conquista, es que yo llamo Civilismo, dado que su mayor orgullo y polo de
referencia era una civitat (en latín, ciudad): Roma.
Estaban tan aferrados a su necio
orgullo que incluso contaban la existencia del mundo a partir de la fundación
de su ciudad: ¿no pareciera cosa de magia?
¡Pensar que la edificaron en un
territorio cedido, de buena fé, por los aborígenes del lugar (los etruscos) ¡
Este “ombligo centrismo”, por
cierto, es otra de las características del Civilismo, que mudará de aspecto y
tácticas a lo largo de la Historia humanoide, pero no de objetivo. Los
civilistas han tenido muchos dioses, con diferentes nombres pero iguales
atribuciones, tal y como podemos constatar desde Japón a Perú. Ahora bien,
objetivo, solo uno, idéntico para todos los infrahumanos: vivir unos pocos
(cuantos menos, mejor civilización) a costa de los demás.
“Civilización” proviene de “civitat”
y cuando quiera es hora de que los historiadores se ocupen de discernir el
humanismo de los Pueblos y el de las Civilizaciones, según estén adscritos sus
miembros a mentalidades retroevolutivas (Civilismo) o evolutivas (Naturalismo).
Me permito recordar al lector lo dicho acerca de las peleas entre malhechores
de Guipúzcoa, Alava y Navarra que luego han sido difundidas como guerras entre
gipuzkoanos, alabeses y nabarros. ¡Magia ... magia “negra”!
Es una constante
histórico-arqueológica en todo el planeta que cuando un modelo civilista logra
alcanzar sus objetivos, entra en un proceso degenerativo que culmina,
irremisiblemente, en la extinción.
Es una Ley Natural, que no creo deba
ser pasada por alto, ya que, además de costarle muy caro al infractor, en ello
puede irle su vida o la de sus descendientes. ¿Cuál es el objetivo de los civilistas medios?: ¿ el
Estar bien o el bienestar de sus hijos? ¿No es una constante que a pesar de que
los padres ponen al alcance de su prole todos los elementos del bienestar
civilizado, ésta no se siente bien?
¿Por simple ignorancia es que se
sigue “jugando” con fuego, armas, polución, radioactividad, consumismo, ...
etc.? Dijeron los jefes a sus guerreros: ¡peleen! ... y les irá bien en la
vida. Pero el resultado les fue adverso. Dijeron los pontífices a sus fieles:
¡conquisten las almás! ... y les irá bien. Pero el resultado les fue adverso.
Dicen los líderes a sus conciudadanos ¡compren! ... y les irá bien. Pero los
resultados han puesto en peligro, incluso, al planeta.
Pero, en fin, a lo que iba.
Los Ilergetes, de entre los eúskaros
iberizados, si no fueron los primeros, si fueron, al menos, los que más suenan
en la historia documental, padeciendo en sus carnes los efectos del civilismo;
y una de sus variantes (la romana) terminará por engullirlos. Aprendamos, no
poco, de aquella historia.
Los textos nos dan muchos rasgos de
su sociedad, muy civilizada, por cierto. Nadie duda de sus caracteres iberos y
tanto sus patronímicos como la toponimia de su territorio, son de raíz
euskérica. D. Antonio Tovar escribió al respecto: “Con este método (estudio
de la toponimia, es decir, de los nombres de lugares) Menéndez Pidal y G.
Rohlfs han señalado territorios vascos en el Alto Aragón y en la Gascuña, y
recientemente J. Corominas ha estudiado restos eúskaros en nombres de lugar de
la Cataluña pirenaica, hasta la misma orilla del mar Mediterráneo”.
Por ejemplo, Mataró, en idioma ibero se llamó Ilduro;
Elche, Ildurci; Sevilla, Iliberris; Zaragoza, Zalduba. Don Julio Caro Baroja, describiendo el famoso
bronce de Ascoli, dice: “Los nombres de los jinetes van unidos a los de sus
padres. Es de notar que ya romanizados son los tres de Lérida (epicentro
Ilergete), donde se distingue bien que el padre llevaba nombre indígena y el
hijo nombre romano: Otacilius Svisetarten y (ilius), Cn. Cornelius Nesille
(ilius), P. Eabius (por Fabius) Enasagin (ilius).
Los demás son indígenas. Y no cabe
duda de que, a veces, entre el antropónimo y el nombre étnico o de ciudadanía
hay relación. “Ennegensis” es alusivo a ciudad, como se ha visto; entre los
“segienses” aparece un “Elandus Enneges” (ilius) ...
Varios de los nombres pueden
compararse con los que aparecen en tiempos anteriores referentes a los
ilergetes. Así “Beles Vmarbeles y (ilius)” con Indibeles, es decir, Indíbil ...
Insistir en la importancia que el documento da a las ciudades de origen. El reclutamiento (de estos mercenarios) se ha hecho por ellas (las
ciudades iberas), no por pueblos o grupos gentilicios...”.
He aquí uno de esos ejemplos a los que hice referencia
hablando de las tendencias militaristas naturales en los eúskaros. El general
cartaginés, Hannibal, también llevó entre sus huestes mercenarios vascos; pero
no debe olvidar el lector la condición de éstos: civilizados, por otro nombre,
más concreto, iberizados.
Los ilergetes tomaron partido en la
macro contienda civilista de la época junto a los cartagineses porque habían
sufrido mucho la crueldad de éstos; pero cuando Scipion el Joven arrasó
Cartago, “les cayó la gota fría” romana. Claro que, juzgando por los resultados
que esta toma de partido les acarreó, más que una gota, les cayó una pedregada,
tan descomunal, que acabó con ellos.
Los
eúskaros, por el contrario, fieles a una de sus normas ( “entre parientes y
hermanos, no metas las manos” ), siguen existiendo.
Don Julio Caro, citando a Polibio,
dice que “ ...la rapacidad de los generales cartagineses quebró la amistad
antigua. Asdrúbal, hijo de Giseon, pidió una cantidad muy grande de plata a
Indíbil, el cual había perdido antes su reino por ser el más fiel aliado de los
cartagineses ...”. Los yanquis ayudaron a los cubanos a independizarse de
la monarquía española, pero luego ... ¿Qué hizo Franco con los carlistas
nava-ricos, que le fueron tan eficaces como fieles? Los traicionó, los desarmó,
e incluso, los persiguió.
Ahora bien, podemos apreciar por los
textos antiguos que los Ilergetes no habían hecho plena dejación de su
humanismo eúskaro, en el cual, por ejemplo, la fidelidad es un valor
deslumbrante; faro magnífico para el bien’Estar moral del ser Humano, siempre
que no se confunda “el tocino con la velocidad”. En efecto, sublimar la
fidelidad personal (cualidad en el ámbito civilista) en detrimento de la
fidelidad al Ideal (cualidad naturalista) es una mutación cultural que
desarrolla enfermedades sociales tan graves como el fascismo, la partidocracia,
la dictadura del funcionariado, la monarquía,... etc. Me sorprende mucho la
torpeza de los eúskaros en este aspecto, en esta falta de habilidad para
deslindar la fidelidad, incluso en nuestros días. Por ejemplo, suelen confundir
a una/s persona con un partido político, e incluso, con el ideario teórico de
éste. Con aquello de “... sus razones tendrán”, otorga en silencio la Buena
gente, “carta blanca” a los civilistas del mundo entero.
“Por sus obras les conoceréis”.
¿Traerá algo de bueno el olvido de esta recomendación del Maestro nazaretiano?
¿No será el objetivo evitar que nos caiga “la gota fría”? Mal asunto ese; pero
si además nos cae por nuestra pusilanimidad o cobardía....
Cuando destruyó Cartago, el joven
general romano encontró una hermana del rey de los Ilergetes, Indíbil (...
de porte majestuoso ...), pero ni Polibio ni don Julio Caro dicen qué les
sucedió a las hijas del jefe ibero, mantenidas en secuestro por los civilizados
africanos.
Tito Livio añade que Scipión fue
generoso con Indíbil por aquello, digo yo, de que “él que regala bien vende,
si él que recibe lo entiende”. No estoy seguro de que sea cierto, pero hubo
hechos suficientes como para que en aquella época se formáse este otro refrán:
“Más vale malo conocido que bueno por conocer”.
Don Tito añade que Indíbil y
Mandonio (el otro rey ibero de la nación Ilergete), “... tenían la idea de que podían establecer para ellos un reino con toda
Hispania ...”. Pero, don Tito; ¿aquellos eúskaros civilizados acaso habían
nacido sometidos a Roma o Cartago? La incriminación del historiador romano, ¿no
es idéntica a la de los intelectuales
españoles con respecto a las actitudes de los nacionalistas vascos que
pretenden recobrar la Libertad de sus Antepasados? Suelo elucubrar acerca de lo
que dirán si algún día llegasen a pasar los vascos, de las palabras a los
hechos. ¿Los franceses y españoles dirimirían el conflicto recurriendo a los
tribunales competentes o recurrirían en alzada, como siempre, al tribunal de
las armas?
Vemos que el independentismo, otro
de los rasgos de la mentalidad naturalista, pues no hay mochuelo que no tenga
su olivo, ni cordero que busque amparo en la cueva del lobo, estaba presente en
los Ilergetes con el mismo sentido que en la actualidad: sobrevivir como etnia.
Los nacionalistas vascos suelen decir, “recuperar lo robado”, Yo no participo de esta opinión porque lo que
los españoles pudieron robar a los vascos fue su institucionalismo, es decir,
sus leyes y sus autoridades. Reclamar, o peor aún, luchar por recuperar una
variante local del Civilismo me parece una retroevolución que poco, o nada,
traería de bueno a los eúskaros. Ya tendremos ocasión de ver cómo fue que los
vascos despreciaron y combatieron los fundamentos sociales del Humanismo
eúskaro, tal y como vimos, demásiado rápido quizás, en el capítulo anterior.
Don Tito pone en boca de Scipión que
los guerreros de Indíbil y Mandonio les seguían porque “... eran de regia
nobleza ...”, pero que en “... cuerpo, semblante, vestido y costumbres
...” eran romanos. Observemos algo: ¿qué veríamos si a un ertzaina (policía
vasco) le quitásemos la boina roja y el escudo que llevan cosido? ¿Se le
distinguiría del resto de policías civilistas? Tal vez en el colorido de su
vestimenta pero no en su función. Me resulta vergonzoso ver como golpean los
policías vascos a sus conciudadanos. ¿Por qué recurren las autoridades vascas a
la violencia para imponer sus opiniones? Esto es típico de la civilización.
Pasado un corto tiempo, el joven
general romano impuso a los aborígenes poli’tizados del nor-oeste de la
península ibérica un tratado por el que éstos se comprometían a pagar un alto
tributo a Roma; tan exagerado que incluía seres humanos. El progreso que traía
la civilización romana (según siguen haciéndonos creer los historiadores
civilistas) debió resultar “muy agradable” a los rehenes ilergetes, y un precio
muy lógico para sus progenitores. ¿El precio del progreso?
Que cosa; ¿no me produce nauseas
pensar que el “progreso” civilista, en cualquier lugar y época, siempre se ha
pagado con sangre humana?
Pero, tapar el sol con un dedo, en
cualquier época y lugar, también es un hecho ilusorio; como también lo es,
creer que un tratado civilista tiene fuerza en si mismo, no siendo en realidad
más que un acto de magia, un truco cuyo éxito depende más del equilibrio de
fuerzas entre los firmantes, que de su buena voluntad. Todo lo contrario pasa
con los “tratos” de los aborígenes.
El hecho es que los Ilergetes,
acatando su instinto eúskaro, decidieron enfrentar a los neo-invasores. Indíbil
ya había sido derrotado con anterioridad aunque también había resultado
vencedor en muchas ocasiones. Por lo tanto, sabía lo que le podía venir encima.
Consciente de que Scipión era de cuidado, aún siendo él joven, y que Roma era
superior a Cartago, decidió convocar a otros eúskaros iberizados: Bargusios,
Auxetanos, Lacetanos, etc. “La acción no se dejó esperar, L. Léntulo y L.
Manlio Accidio atravesaron el “ager Ausetanus”, sin hostilizar a los que allí
quedaban. Al fín se pararon a tres millas de los enemigos. Intentaron entablar
negociaciones para que no se desencadenase la lucha, pero el intento parece que
fracasó.”. Don Tito, en traducción de don Julio Caro, se parece a una
cadena de noticias norteamericana narrando los hechos, por ejemplo, de la
invasión de Panamá. Las contradicciones del relator latino se sazonan con
absurdos que siguen activos en casi todas las cátedras de casi todas las
universidades. Es el caso de pretender que admitamos que Indíbil había reunido “
... en pocos días del verano hasta
30.000 infantes y casi 4.000 jinetes ..”, lo cual es absurdo, teniendo en
cuenta la densidad de población peninsular en aquella época. Lo mismo sucede
respecto de la intención romana de “entablar
negociaciones”. ¿Cómo se puede
admitir que álguien, mucho menos un Pueblo libre, deba negociar las condiciones
de su propia esclavitud?
Indíbil murió atravesado por una
lanza romana (recordando a Viriato, vaya usted a saber) y Mandonio pudo
escapar. Los vencidos capitularon pero Roma exigió la entrega del lider
sobreviviente y de otros jefes iberos. De nuevo pretende confundirnos el
relator romano: ¿no afirma que fueron entregados? Lo que la historia asevera es
que en Roma les sometieron a tortura antes de asesinarlos; sistema y método muy
propios de la civilización, que todavía existen con gran vigor. Testimonio de
ello, los informes anuales de Amnesty International, además de los videos,
fotografías y testimonios orales.
¿Desmentir a don Tito?
No seré yo quién lo haga, pero creer que los ilergetes entregasen a sus jefes
es algo que la historia de la época desmiente. Me inclino a pensar que hubo una pre’Viriato’nada, una traición
asalariada, lo suficientemente ruin como para resultarle repulsiva a don Tito,
razón por la cual decidió achacar la felonía a los que sufrieron la invasión
armada del extranjero.¿Fueron en realidad sunitas los que entregaron a Saddam
Hussein? Sin embargo, hay estudiosos que piensan de modo diferente, porque
sabido es que para los militares civilistas, vencer es lo importante, siendo
aleatorio el cómo. Ahora bien, también entonces, como luego y ahora, para los
de retaguardia si tiene importancia el cómo se destroza y por eso, don Tito,
desde mi punto de vista, es uno de los precursores del periodismo historicista
(variante académica de la historieta) que convierte a los indios caribeños en
caníbales, a los pieles rojas en demonios, a los negros africanos en
bestias sin alma, a los vietnamitas en diablos, a los islamistas en fanáticos
desquiciados, a los vascos en incendiarios de Gernika, ... etc.
La paz romana, modelo y pilar básico
de la civilización occidental, duró mientras los aborígenes civilizados pagaron
sin rechistar. El año 195, Catón “... ingresó muchas monedas acuñadas en
Hueca ...”, pero don Tito mismo nos advierte de que también había un tal
Bilistages, régulo de los Ilergetes, que se quejó a los romanos de que varias
fortalezas de su territorio estaban sitiadas por “ ... pueblos enemigos
rebelados...” y que los Ilergetes no resistirían sin la ayuda de Roma.
Si damos crédito a don Tito, resulta
que la asociación entre eúskaros civilizados y extranjeros opresores (romanos,
en este caso) tiene más de 2.000 años de tradición. Consolar, la verdad, no me
consuela nada este dato, pero me da “un no sé qué” en el orgullo saber que hay
quién puede resistir durante tantos años al Mal. Pienso en mi abuelo Francisco
y me pregunto si los nava-ricos de 1936 habrían sido capaces de asesinar a
tanta Buena gente (más 3.000 en tres meses) sin el concurso de la Guardia Civil
“española”.
A raíz de aquello, Catón trató a los
Ilergetes con tanta perfidia como astucia, lo cual le granjeó el aplauso de sus
conciudadanos: ¿no sucedió lo mismo con Espartero y los “carlistas” de 1839?
Los Bergistanos se rebelaron pero
solo una ciudad de su territorio (Segéstica), hubo de ser sometida por las
armas. Sumemos este caso a los precedentes que llevamos visto de lo acontecido
en Garray (Numancia) y Karagorri (Calahorra). Pero lo más curioso del caso es
que, según don Tito, esta fue la excusa que sirvió a los civilizados para
desarmar a los Ilergetes, que “... consideraban que la vida no tenía razón
de ser sin armas ...”.
Observemos a qué situación les llevó
el “progreso ” de los poli’tizados griegos a los eúskaros que se civilizaron.
La cuestión es que lo mismo les ocurrirá a todos los que vayan sumándose a las
concepciones civilistas. El caso del reino de Navarra es tan diáfano como
reiterativo.
¿Me habré extendido demásiado en
estos prolegómenos del ocaso eúskaro? Por cierto; ¿no dicen los historiadores
vascos que “el problema vasco” data del siglo XIX? El vasco, puede ser; pero el
eúskaro, desde luego que no. He insistido en esta época porque la historia de
estos eúskaros civilizados no tiene desperdicio. Además de mostrarnos, con
tanto tiempo de adelanto, lo que sucede cuando se desechan los postulados
Naturalistas para abrazar los del Civilismo; condensa muy bien su trágica
evolución, desde el “politizamiento” griego hasta la civilización romana.
¿Desaparecer es progreso? Así es. El progreso civilista implica que la mayor
parte de sus seres humanos se conviertan en masas dirigidas por una u otra
minoría.
Total. Los romanos expandieron su
progreso Ebro arriba y de costado con la misma metodología y oferta, a limpio
golpe y: sometimiento o exterminio. El caso es que: ¿ofreció otra alternativa
el duque de Alba (general del ejército invasor) a los habitantes del Reino de
Navarra en 1512? Pero; ¿no es inaudito que muchos nava-ricos no les ofrecieran
ni tan siquiera eso a los más de 3.000 nabarros que asesinaron en el verano de
1936?
¿Progreso? ¿Civilización? No; no hay
tal, entendidos tales conceptos en sentido positivo. Como dicen en Venezuela,
“Ojo pelao”, porque la historia nos enseña que cuanto más desarrollo material
alcanza una civilización, más cerca está su ocaso.
Numancia y Calahorra siguen clamando
a los Hombres de Buena Voluntad su tragedia, tan alto como Hiroshima, Nagasaki
o Gernika. No respiro bien cuando pienso cómo esos desgarradores ecos siguen
siendo opacados por el confort del bienestar. Cómo los profesores y
publicadores citan estos episodios como anécdotas del Progreso y la
Civilización. En fin, allá éllos con sus conciencias.
Sin embargo, bien porque los
eúskaros de río arriba habían aprendido en la cabeza de sus excompañeros de
cultura o porque eran gentes de armas tomar, los avances de la civilización
romana no dieron los mismos resultados en el interior de Euskolandia.
El Licenciado Poza nos refiere en
1587 que Lucio Floro dejó escrito “... con encarecimiento que los cántabros
hacían la dicha guerra con mucha más obstinación, soberbia y brío que los
asturianos; porque, como él (Lucio) dice, era gente que no se contentaba
con defender su libertad, sino que también trataban de conquistar a sus vecinos
comarcanos de la devoción romana...”.
Cantabria, en plena Edad Media,
todavía incluía a los territorios que luego serían conocidos como Vizcaya, La
Rioja y Alaba. Por lo que se lee, los kántabros eran conscientes de que el
“remedio” romano era peor que su “enfermedad” y de ahí su ardor defensivo,
azuzado por el instinto más genérico de la Naturaleza: el de supervivencia. En
el caso Humano, ese instinto no puede quedarse en su fase elemental, en la
simple vivencia animal, sino que requiere de su forma evolucionada, en la que la
Libertad personal es tan necesaria como la social.
Por otra parte, nada más lógico y
natural, el hecho de que los kántabros atacasen a sus vecinos, antiguos
con’naturales suyos, entre otras razones porque muchos de éllos iban a la
vanguardia de las legiones romanas, tal y como irán los nava-ricos del partido
beamontés en cabeza del ejército que subyugó al Reino de Navarra; o los
nava-ricos del partido carlista en la vanguardia del ejército franquista. Ya
veremos como esto fue una constante respecto a los Andikis y Jauntxos de todos
los tiempos.
Un poeta romano, Horacio, nos dice
muchas otras cosas de aquellos kántabros pero me limitaré a señalar tres. La
primera, que “... no pudieron ser uncidos al férreo yugo romano (Cantaber indoctus nostra ferre iuga)
...”. La segunda, en palabras del propio Poza, “... Cantabria es la que
puso terror y espanto a los ejércitos romanos, obligándolos más a pelear por la
vida que por la ambición ... con ella confiesan las historias que amedrentaban
a las compañías y legiones que mostraban cobardía, amenazándolas que las
pondrían con los cántabros, para que con ellos supiesen de veras qué cosa era
el temer y azorarse, de que quedó muy celebrado el adagio contra los cobardes:
Ad bellum Cantabricum (a la guerra
Cantábrica –con ellos-) ...”. La tercera, que “... de esta nación se contaba
por cosa no vista, oída ni entendida, que cuando mataban o atormentaban a un
vascongado, ése les echaba coplas y pullas, a que llamaban Pean Cantabricum”.
¿Será por mera casualidad o por cuestión
genética, lo que mi memoria me acaba de recordar?. Es el caso que me contaba un
conocido, cómo a un amigo suyo, bizkaino como él, un tal Hidalgo, capitán de la Guardia Civil
“española”, célebre (por su crueldad) le golpeaba con un martillo en la cabeza
para que “cantase” (obtener información). El bizkaino menudo de cuerpo, que
menudo eúskaro era, por espacio de tres días cantaba: “ Euzko gudariak gera,
Euskadi askatzeko ...” (Eúskaros guerreros somos, para Euskadi (Patria vasca)
libertar ...) . De no haber cejado el capitán “español” (estas comillas las
pongo porque los verdaderos españoles no son así, sino gente de Bien y
Trabajo) en su civilizado método de
investigación, es obvio que nuestro bizkaino menudo, hubiese muerto; tal y como ha ocurrido en
otros casos.
Pero en la relación eúskaro-romana
también influyó la Naturaleza Divina, porque miles de personas decepcionadas
por el falso progreso de la civilización imperial, reaccionaron al ejemplo de
vida y consejos de Jesús de Nazaret. Consciente la Buena gente de la época de
que la opción romana era dar marcha atrás en la evolución humana, cambió de actitud y gracias a eso pudo comprobarse
que el Amor es capaz de sobreponerse al Odio, sin pelear.
A raíz de esto, a los
romanos se les cayeron algo más que sus esquemás, debido a que su grado
degenerativo era irreversible, puesto
que en todas las direcciones erradas habían ido demásiado lejos. Tan grande era
su degeneración que, por ejemplo, ya no querían seguir guerreando para vivir;
su anhelo era el postre de sus
antepasados: disfrutar del botín. ¿Quién puede disfrutar del descanso sin estar
cansado? Obvio: el vago, el maleante, el ocioso, etc. Esta fue la razón por la que
tuvieron que recurrir al reclutamiento de mercenarios, causa superficial de la
destrucción de su civilizadísimo y dilatado imperio. El mencionado bronce de
Ascoli, datado en el año 90 a. C., nos refiere los nombres de eúskaros muy
civilizados. Pompeyo, Julio Cesar, Sertorio, Mela, Augusto, Calígula, etc. fueron algunos de los pontífices romanos
que valoraron en muchas monedas la fidelidad y aptitud bélica de los
mercenarios ibéricos. Ya dije que esta cualidad, ser fiel, con ser muy
celebrada por los civilistas, es inferior a la de los naturalistas por ser de
índole personal y no Ideal, como la de los eúskaros. Lástima que estos
aborígenes europeos sean tan torpes en fijar los límites entre ambas formás de
fidelidad....A pesar de la sangre que han derramado, no les entra en la cabeza.
Parece cosa genérica esto, porque: ¿qué les pasó a los jefes saharauis que
“idolatraron” al último santo caudillo de España?. Que en cuanto murió Franco,
los civilistas españoles les abandonaron a su suerte. Todo ello a pesar de que
hasta entonces nos habían querido hacer creer que Igfni, Fernando Poo, Nueva
Guinea y el Sahara, eran territorios tan españoles como la madrileña calle de
Alcalá. ¿Habían querido, he dicho? ...¿Qué es lo que dicen respecto a Ceuta,
Melilla, Navarra, Euskadi, Cataluña, Galicia, etc.? ¿Qué pasará en la España
civilista cuando su ejército no intervenga en contra de los idealistas que no han perdido su conciencia de Pueblo? Y
no me refiero sólo a los vascos y catalanes porque si el lector se informase de
lo que anualmente se celebra en Fuenteovejuna y Villalar, que son dos lugares
alejados tanto del Pais Vasco como de Catalunya, me daría la razón. ¿Qué pasará
cuando la “unidad de la patria” vuelva a poner en peligro la solidez monetaria
del personal (VIP, claro)?
La milenaria
tragedia no ha concluido y es que la cuestión es bien sencilla: para que España
pueda sobrevivir los Pueblos de la península Ibérica deben desaparecer.
En fin; reflexionemos acerca de algo
interesante: ¿fueron los romanos, los cartagineses o griegos, los causantes de
las alteraciones humanísticas que se aprecian en los aborígenes civilizados por
ellos?.
Puede que a los chauvinistas les
agrade una respuesta, en tal sentido, afirmativa pero yo no me llamo “cándido”
ni creo que entre los eúskaros que contactaron a los griegos, no los hubiese
que gustasen de “ no dar ni golpe”. Estoy seguro, aunque no pueda demostrarlo
sino etnológicamente, que muchísimo antes de la “Nacionalidad del Lan “
(Neolítico) hubo eúskaros desarraigados de su Gizabidea que preferían vivir del
esfuerzo ajeno.
Sabemos que esto “pasa en las
mejores familias “ y que también hubo casos similares entre los aborígenes
canadienses, entre los del golfo de Guinea, en el Caribe, en los Andes y entre
los indoeuropeos. También podemos ver que el fenómeno está presente en la
Naturaleza; no hay más que observar a las hienas, cuervos, garrapatas,
sanguijuelas y demás parásitos (los hay incluso entre los vegetales) que viven
a costa de otros.
Los griegos habrían consolado a sus
primeros amigos eúskaros ( es una presunción personal) diciéndoles que el
recelo y desprecio con que sus paisanos les trataban (algo así como los Apaches
a los indios que servían de guías a los gringos) por haberse adscrito a otros
modos de ganar el pan, sin el sudor de la propia frente, serían pasajeros; pues
así lo habían comprobado éllos en muchas gentes de otras regiones
mediterráneas.
Puede también que la incredulidad de
muchos eúskaros pro-griegos cesase tan pronto como vieron que muchos de los
suyos creían que los orientales eran tontos o estaban locos. ¿No cambiaban,
pués, hermosas telas, vasijas tan finas y bellas como un capullo floral, aceite
mucho más delicioso que la manteca, y sobre todo , ese néctar de uva, cien
veces mejor que la cerveza de mijo, todo ello por unos cuantos trozos de
metales de lo más inútil, como el oro, plata, estaño y cobre?. ¡ Tontos ... de remate!
Eso mismo devieron pensar los
primeros aborígenes caribeños que recibieron un machete o un hacha a cambio de
una perla o una esmeralda; y el primer indio de las praderas norteamericanas
que intercambió una pepita de oro por un fusil.
Al cabo de unas pocas
expediciones (digo yo ), hasta los más
temerosos de entre los futuros iberotarras abandonaron sus esquemás mentales,
sobre todo los postulados de su Gizabidea, que les entorpecían la aceptación de
los de la civilización. Puede que en esas épocas lejanas cambiasen incluso de
aforismos. Por ejemplo, el aborigen que dice “Vale más hacer que mandar
hacer”, por el civilista, “Vive bien sin mirar a costa de quién”.
¿Puede imaginarse el lector lo que
habría contado, a su regreso de Grecia, el primer iberotarra que visitó aquel
país, probablemente por invitación de algún amiguete griego?.
¿Vida? ¿Podía llamarse vida a estar
ordeñando cabras y ovejas todo el día, para luego, encima, dormir en una choza?
¡Kiah ¡ Vida, vida de verdad era la de Corinto, Tebas, Salónica, Creta; pero
sobre todo la de Atenas.
¿Y de los hombres?; porque, de
animales sí que “sabían la tira” su aita (padre) y aitona (abuelo,
lit. padre bueno), pero de los hombres ...Poco; era mucho decir. ¿Acaso no
desconocían que los hay nacidos para mandar y para obedecer? ... Para su aita
solo los había para trabajar, aunque, eso sí, cada uno su parte. Hablaron horas
y horas en muchas ocasiones y, definitivamente, el aita y el aitona no querían
aprender nada sobre los hombres. Siempre le decían que los esclavos solo
trabajarían a la fuerza para los amos y nunca creyeron lo que él había visto:
que los esclavos se esmeraban en agradar a los amos sin esperar a cambio otra
compensación que buen trato. ¿Comportarse un Hombre como uno de sus perros
pastor? Pobre hijo, en verdad era digno de lástima.
Las advertencias del padre eúskaro
cayeron en saco roto, toda vez que su hijo quería progresar. Tener un futuro
mejor para él y sus hijos. De nada sirvieron las observaciones que los
familiares le hicieron acerca de cómo él se dejaba la vida en las minas y en
los caminos para llevar las piedras brillantes al griego, mientras éste se la
pasaba tumbado, a la fresca en verano, y al calor del fuego, en invierno. Todo
era inútil porque el hijo pródigo había creído en la promesa del oriental,
según la cual muy pronto, él ocuparía su lugar y otros serían los que tendrían
que sufrir en las minas y caminos: ¿cómo desaprovechar tamaña oportunidad? Todo
lo contrario; había que aferrarse con fuerza al carro del progreso. Solo era
capaz de sonreir a las ocurrencias de su hermano txikito, sobre todo cuando le
preguntaba cómo era que se podía pescar sin acercarse al río.
- El aitona dice que “ El que quiera peces que se moje el culo”.
- El aitona no sabe lo que es vida; hazme caso.
Es
de suponer que el magnate (¿por qué se parecerá tanto esta palabra a la de
mangante?) griego no le habría contado
a su confiado amigo del valle del Ibero cómo habían logrado su opulencia los
espartanos, por ejemplo. Que también le habría ocultado cómo estos griegos
“admirables” habían despojado de su tierra a los aborígenes (los Ilotas) para
repartírsela entre ellos. Se dice que hicieron 9.000 parcelas porque tal era el
número de espartanos.
¿ El orgulloso mercante griego no
era capaz de darse cuenta cómo los Ilotas, trabajando la tierra que les había
sido usurpada, estaban recuperándola?
¡ No, que va! Imposible que un
mercante se diese cuenta de ello, pues ni siquiera los sabios griegos, oráculos
en ristre, eran capaces de observar la realidad de la Naturaleza. Eso sí, mirar
al futuro y ponerse más dignos “que un
gato con una morcilla”, sí; eso sí. Claro, así les fue. ¿A qué final les
condujo su mentalidad a los átridas? ¿Y a Odiseo y sus familiares y amigos? Al
mismo que les condujo la suya a los duques vascos de la Akitania eúskara y a
los hijos de Sancho III el Mayor, el Rey de todos los Vascos, según los
historietadores nacionalistas, o como escribió su esposa en su sepulcro, Hispanis
Imperator.
Y así, amigo lector, aún habiendo
avanzado tan poco en la historia, hemos topado con el “quid” de la cuestión
vasca, del problema vasco.
El equilibrio entre las plataformás continentales es un tema que la
Naturaleza tiene a su cargo; el de las plataformás culturales, por el
contrario, solo depende del Sentido Común Humano.
Lástima
que en el Civilismo, éste sea el menos común de los sentidos, porque todo lo
directivo depende del liderazgo. Los civilizados están sujetos por sus líderes,
los auzókratas se guían por Ideales.
El caso es que hace unos 2500 años,
en el sur’oeste de Europa colisionaron dos concepciones de la Vida, originando
un cataclismo cultural cuyo final todavía está por llegar a los Pirineos, en
dónde los Civilistas siguen atacando y los aborígenes se siguen defendiendo.
¿Demásiado simple? Puede ser; pero
así es la realidad etnohistórica.
Pudiera haber presentado la
grandiosa tragedia pirenaica al modo barroco de las aulas universitarias
civilistas o como suelen hacer en sus libros los historiadores profesionales.
Me hubiese resultado mucho más fácil llenar el escenario con personajes y el
texto con anécdotas de los sucesos acaecidos, aburriendo al lector fecundo (los
textos, por muy antiguos que sean, nunca varían de contenido) y apabullando al
novel; sin embargo, he preferido mantenerme lo más alejado posible de las
polvaredas que levantaron los expoliadores de territorios ajenos y de las
“flores que se echaron” entre sí los civilizados por tales éxitos, para centrarme
en las repercusiones que el Civilismo viene causando a los aborígenes
pirenaicos.
¿Por qué he actuado así? Sencillo,
por instinto; ni yo mismo he sabido por qué le doy tantas vueltas al “pasado”.
Ahora creo que ha sido por instinto de supervivencia.
El incendio cultural que los
Civilistas desataron en el País de mis Antepasados todavía flamea. Por muy
bajas que estén las nubes de humo, las llamás abrasadoras están siempre más
abajo, y el origen del siniestro, muy alejado.
Hacer aspavientos en el humo para
relatar los actos de los pirómanos y las peripecias de los bomberos, con ser
una labor que requiere esfuerzo, no contribuirá a reducir el impacto ecológico,
ni mucho menos a sofocar el incendio. ¿Por qué no se incluyen en los manuales
ecológicos el valor de la bio-diversidad cultural pirenaica?
Yo he pretendido hacer más. Como el
legendario Gastón de Belzunce o el anónimo ferrón de Arrasate, he querido
llegar hasta el dragón que desde tan antiguo asola a mis compañeros de Cultura.
No he podido evitar la imperiosa llamada de una necesidad existente en mi
conciencia, pero también tengo una razón existencial, porque, como dicen en
Venezuela, “camarón que se duerme, se lo
lleva la corriente”.
Jesús de Nazaret nos demostró que
para no morir, lo realmente importante es cómo se vive y no cuanto se vive.
Cualquier atleta sabe que las
medallas tienen valor sólo si están cargadas de constancia y esfuerzo, con
independencia del metal en que hayan sido fundidas o simplemente bañadas. Sin
la carga energética humana no irradian satisfacción. Las que han llegado a
colgar de nuestro cuello por error arbitral, mala suerte del adversario o
simple donación, tienen una fecha de caducidad muy corta, por lo que pueden
llegar a resultarnos nocivas.
El joven carpintero nacido en el
exilio, por obra y gracia de un crédulo paisano suyo (Herodes), nos dio ejemplo
de que la regeneración empieza por uno mismo. En los desiertos sociales una
persona puede oír con más facilidad el llamado de la Naturaleza. Aquel mensaje
Amoroso caló en muchas mentes del ámbito civilista pero había que ser un dios
para poder realizarse como ser humano en medio de aquella ciénaga cultural. Por
esta razón fueron miles las personas que optaron por ir a vivir en bosques,
desiertos, montes y cuevas, recibiendo el nombre de anacoretas.
En el territorio poblado por los
eúskaros (Euskolandia) hubo muchos que alcanzaron la santidad. Algunos de ellos
trataron, en vano, de prevenir a los post’iberos, romanos y demás gentes
adscritas al Civilismo que les rodeaban. San Felices vivía con naturalidad en
las inmediaciones de las ruinas del que fuera opulento castro romano de Bilibio
(Rioja). Uno de sus discípulos, San Millán, sin poder resistir la voz de su
conciencia solidaria, “ ... envió un mensajero al Senado (de Cantabria)
con encargo de que el día de Pascua estuviesen reunidos. Juntáronse todos el
día señalado: contó el Santo lo que había visto, los homicidios, los hurtos é
incestos y las violencias de los malos, y reprendió los demás vicios y les
predicó que hiciesen penitencia. Y como todos le oyesen con reverencia, porque
todos se la tenían muy grande, como á uno de los discípulos de Jesucristo ...”.
Es muy importante tener en cuenta
que el autor del texto citado, San Braulio, uno de los discípulos de San Millán,
escribió a principios del siglo VII, a solos 50 años del fallecimiento del
anacoreta. ¿No refieren los textos escolares que el Imperio Romano feneció a
principios del siglo V, como consecuencia de las invasiones de los bárbaros?
El civilizado modo de vida romano
estaba cosechando los podridos frutos de las nefastas semillas sembradas por
sus ancestros, aquéllos que solían enseñar a sus hijos, “vive bien, sin mirar a costa de quién”. Sin embargo, aquella
civilización venía de lejos, de Oriente. Un rey de Asiria, llamado Asurbanipal
(Nabudokonosor, para los hebreos) mandó colocar unas inscripciones en las
entradas de su reino: “Extranjero que vienes a Asiria, oye el consejo de su
rey: come, bebe y goza, lo demás no vale nada”.
¡Cuantas veces le oí repetir esto a
don José Miguel de Barandiarán!
Es muy curioso que la historia
convencional diga que los “destructores” del Imperio romano pasaron los
Pirineos a comienzos del siglo V. Sin embargo, San Millán no previno al Senado
de aquella Cantabria acerca del peligro que aquellos seres suponían, sino
acerca del modo de vida, tan civilizado él, de sus habitantes.
En fin, de que llegaron, llegaron,
pero: ¿quiénes eran aquellos “bárbaros”?. Aspavientos intelectuales y
bibliográficos aparte, eran gentes del centro y norte de Europa; con mentalidad
civilista un tanto elemental; muy apreciados por los patricios de Roma y
desarraigados de su cultura oriunda. ¿No creerá el lector que todos los
suevos de la época, por ejemplo, fuesen
como los suevos que se asentaron en el nor’este de la península ibérica,
verdad? No; Roma los asalarió para poder seguir imperando cuando sus hijos
prefirieron el goce del botín al de la guerra misma. Para ello, los romanos les
transmitieron lo más efectivo de su arte, del único que en verdad dominaban: el
Arte de la Guerra.
Es un mito, mejor dicho, un fraude
de la historia documental, afirmar que los romanos fueron constructores de
calzadas, puentes, edificios y ciudades magníficas, so pena de que admitamos
que es lo mismo hacer, que mandar hacer. Los autores de dichas obras eran
etruscos, lacetanos, siracusos, cretenses, micénicos, post’griegos, egipcios,
... de cualquier etnia menos “hijos de Roma”, porque éstos, al igual que la
“nobleza” española despreciaban a los que realizaban trabajos productivos.
Quede claro que a sus bárbaros, los
romanos (mira quién fue a hablar) no les enseñaron a construir puentes ni
ciudades, sino todo lo contrario: a destruirlas. Es obvio que tampoco les
adiestraron a cultivar la tierra, ni mucho menos a respetar lo ajeno,
incluyendo la vida del ser humano. Insisto: los romanos recompensaban a sus
hijos y a sus asalariados, los “bárbaros”, por echar abajo construcciones,
talar campos de cultivo, incendiar poblados, saquear bienes, esclavizar seres
humanos e incluso, por exterminar pueblos enteros.
Claro que, visto desde la “ñoñería”;
¿qué otra cosa podían hacer aquellos “infelices” sino lo que con tanto esmero
les enseñaron sus maestros? ¿Qué otra cosa puede hacer el policía o el soldado
sino obedecer la orden del superior?
El caso es que a raíz de todo esto,
de los datos del siglo IX y de la Etnología histórica, no me parece desacertado
afirmar que muchos iberotarras de aquellos siglos volviesen al seno cultural
aborigen (eúskaro), sobre todo a partir del siglo V, una vez que comprobaron
que el remedio “revolucionario” de los del norte era “más de lo mismo” e
incluso, peor. Más o menos, por razón parecida fue que muchos de sus
descendientes volvieron de las fábricas capitalistas a las Casas eúskaras, en
la década de 1970 a 1980. En una fábrica de ese tipo, es cierto, el dinero se
ganaba con menos esfuerzo que en la Casa, pero “... eso no es Vida; pa mi,
lo qu’es, no es Vida ...” oía yo de labios de gentes que habitaban en
Leitza, Gorriti, Huizi, Val de Ollo, Val d’Erro, la Burunda, etc.
Es un hecho documental que San
Eulogio (obispo civilista de Córdova) ensalzó en una famosa carta la
magnificencia de los monasterios nazaretianos del Pirineo, hablando muy poco de las ricas sedes
oficiales de la iglesia de Roma, las cuales sí enviaban representantes a los
contubernios de Toledo. Pero esto último, no nos incumbe.
Sí es importante tener en cuenta que
la reproducción humana, por la vía sexual, es rápida; pero, además, cuanto más
acuciante y problemática sea la existencia de un pueblo, se acelera más. La
Etnografía nos muestra esta realidad a lo largo y ancho del “tercer mundo” y en
los ghettos urbanos. ¿Contradicción? No lo creo, porque no existe tal en la
Naturaleza. En el Trópico puede apreciarse como la floración de árboles
frutales, por ejemplo, viene a consecuencia del agobio producido por la
temporaria falta de lluvias: ¿creerán los árboles que se van a secar y por eso
“echan el resto” para reproducirse? ¿No es arduo sobrevivir sin que llueva como
para ponerse a criar mangos, aguacates, lechosas, mameyes, guanábanas,
guayabas, tamarindos, etc.? Sea como fuere, lo cierto es el hecho, estudiado
por científicos y aprovechado por campesinos. Doy fé de ello por haberlo
experimentado en nuestra finca de la sabána venezolana.
Los del, hoy por hoy, primer mundo
(¿a cuantos no se les olvida la Europa de 1940-1950?) se asombran de cuan
fecunda es la naturaleza humana en medios tan pobres e insalubres como
Bangladesh, Sudan, Nigeria, Venezuela, Perú,
Ecuador, etc; y tan paupérrima en paraísos como Navarra, Asturias,
Dinamarca o Suecia.
Los que inmolan en el altar del
bienestar el amor de sus propios familiares, el aprecio de sus vecinos, la
amistad de sus amigos, el respeto de la Buena gente e incluso su salud física y
mental, están ya tan desnaturalizados que no pueden comprender que otros seres
humanos tengan que reproducirse a tope para poder perpetuarse.
¿Por qué pone tantos huevos la
trucha?; porque el medio le resulta adverso. ¿Por qué tienen tantos hijos, los
pobres, en los países pobres y en los ricos?: ¿ porque el medio les resulta favorable y satisfactorio?
La Naturaleza dota a los seres más
débiles, incluso a los microscópicos virus y bacterias, de gran capacidad
reproductora. Los superiores, dotados incluso de inteligencia, que no hagan
buen uso de sus capacidades caerán por su propia degeneración. De un modo u
otro, desaparecerán: es Ley Natural. ¿Conviene no olvidarse de élla? Sí; por
supuesto. Al menos, si la perpetuación de la especie es uno de los objetivos de
sus miembros. En el Civilismo, por ejemplo, la degeneración humana puede llegar
al extremo de que sus individuos no quieran reproducirse. Por simple comodidad,
por el profundo culto que se brinda al bienestar, el civilista llega a creer
que sus propios hijos le resultarán una carga, una larga cadena de problemás.
¿Contradicción en la Naturaleza? No, en absoluto. Una aberración cultural como
el Civilismo, provoca una mutación en los genes físicos del ADN, de suerte que
el mutante aborrezca su reproducción natural, consiguiéndose de este modo la
desaparición del error. Nunca dejo de asombrarme ante las innumerables formas
que la Naturaleza ha diseñado para la reproducción, control y extinción de las
especies.
Pero, a lo que vamos. La
reproducción espiritual, única en verdad a la que puede llamarse, con
propiedad, humana, es lenta, muy lenta. Un solo hombre puede procrear muchos
hijos (en Venezuela tengo referencias de patriarcas con más de 40 vástagos)
pero el mejor de los Maestros: ¿cuántos discípulos aptos podrá tener? Por esta
razón deduzco que el esplendor nazaretiano descrito por el obispo pre’andaluz
en el Pirineo, debía venir de antaño, de muy antaño, para haber podido
engendrar tanta gente buena.
Eso no es todo. Los anacoretas, como
San Millán, vivían retirados en fragosidades, morando en cuevas y dando ejemplo
de lo bien que se puede llegar a sentir una persona con tan poco bienestar.
Estos nazaretianos, únicos cristianos verdaderos de la época, se hacían
respetar con algo tan simple como elemental: su ejemplo de vida. ¿Por qué se
respeta tanto a los auténticos misioneros?.... Ahora bien, surge una cuestión:
¿si los nazaretianos vivían tan retirados de la civilización: quién podía ser
testigo de su ejemplar modo de vida? No creo que sea una casualidad que todos
los monasterios nazaretianos mencionados por el obispo civilista estuviesen
situados en ámbitos pastoriles. En efecto, los únicos testigos posibles del
ejemplo anacorético tenían que habitar en plena naturaleza, como éllos; y los
únicos seres naturalistas del valle del Ebro y Pirineos, en aquella época eran
eúskaros.
Roma seguía languideciendo porque
los impuestos (adorno conceptual civilista que pretende ornamentar lo que no
son sino refinadas formas de apropiación del sudor ajeno) que llegaban a manos
de sus ciudadanos eran muy escasos. La vida material era muy costosa en las
ciudades. A fuerza de una escrupulosa selección del más bruto de entre los
“bárbaros” y de adoctrinar a sus hijos para que les sirviesen bien, el Senado
romano pudo seguir ejerciendo el liderazgo, aunque, eso si, por medio del
consenso con otros fenomenales civilistas surgidos a lo largo y ancho del
Imperio. Pero, ya en el siglo VII, la Buena gente (eje motriz de la maquinaria
productiva del Civilismo) “pasaba” de la civilización por medio de su fe
cristiana, como de los ríos por medio de los puentes.
El tradicional arte romano de la
guerra, ni siquiera a nivel artesanal (rapiña y saqueo), daba para mal-vivir a
los “bárbaros”; no solo porque los eúskaros eran gentes de hábitos frugales
(Strabón trataba de tacaños a los iberos) sino porque, aún no siendo gentes de
armas vivir, si lo eran de armas tomar. Del mismo modo que le pegaban una
pedrada al toro o carnero que se despistaba de la manada, le sacaban un ojo al
mercenario más atento. Con la misma facilidad con que tumbaban un roble,
derribaban al caballero de mejor armadura. Y, lo dicho, estos aborígenes
europeos del sur’oeste, eran más sobrios que un encino, con lo que, dedicarse a
su saqueo, además de muy peligroso, era improductivo. Al cabo de los siglos,
los eúskaros seguirán prefiriendo un pedazo de pan con tocino y un trago de
vino, eso sí, con un buen amigo, que la más delicada cena con un caballero.
Pero; ¿he dicho preferían? ¿ A ver
si estoy equivocado y todavía somos “más de muchos” los que seguimos
prefiriendo lo mismo, por las mismás razones?
En Euskolandia, los hombres de armas
vivir tuvieron que ir en plan autónomo, por libre, incursionando aquí y allá,
dónde hubiese buena gente trabajando. Esta modalidad de vida se denomina en los
textos antiguos del Reino de Pamplona, balderismo o vivir del balde, y a sus
miembros, balderos. De muy antaño viene la expresión “tomar algo de balde” para
referirse a tomar algo sin pagar o compensar por ello.
En el transcurso de los cuatro
siglos “y pico” en el que los monarcas pirenaicos ejercieron o compartieron el
dominio de Euskolandia, dicho modo de vida creció sin mesura, hasta el punto de
resultar incontrolable por la monarquía vascona y su mentora, la iglesia de
Roma. En mi ensayo multi-aludido, “Eskualdunak, aborígenes ...” razoné
documentalmente estas afirmaciones. Puede creerme el lector: solamente los dos
últimos miembros de la dinastía civilista aborigen (Santso VI el Sabio y su hijo,
el Fuerte) se distinguieron por colaborar (otros dicen amparar) con la Buena
gente. Entre ellos dos reconocieron más Fueros a la Buena Gente que todos los
demás reyes pirenaicos juntos. ¿Qué clase de amparo ofrecieron sus antepasados
a los Dueños de su Sudor, en contra de los balderos, si al final el problema lo
tuvieron que enfrentar estos mismos, en Hermandad y por las armas? He aquí otro
de los mitos de la historia civilista de Euskolandia.
Pero no puedo avanzar tan rápido en
la trayectoria etnológica de la Auzokrazia sin aclarar otros aspectos
importantes para comprender nuestro entorno contemporáneo deslindando los
ámbitos propios del Civilismo y del Culturalismo.
Admitamos la
desaparición del Imperio Romano, pero solo de modo formal, y aún esto, reducido
a la nomenclatura y apariencia externa de sus partidarios. Al nombre original,
tal y como vimos en el caso del emperador Karl’os I y V, solo se le hizo añadir
otro concepto, dando como resultado el de Sacro (sagrado) Imperio Romano. El
tal Karl’os vivió en el siglo XVI pero Napoleón en el XIX; sin embargo, ambos
fueron coronados en el mismo sitio (Roma), con la misma corona
y con el mismo título. En consecuencia: ¿cómo y cuando desapareció el famoso
imperio? ¿No ha oído hablar el lector de la unión europea que va consiguiendo
el Club de Roma? ¡Vaya!, otra vez me he despistado.
Echemos una ojeada al proceso por el
cual los Amos de Roma decidieron adoptar un medio de dominación venido de Asia
y perfeccionado en el Medio Oriente.
En el Egipto post’faraónico, dos
feroces generales romanos vieron que había una tecnología más avanzada que la
Legión Romana para dominar a la Buena gente. El sobrino de Julio y Marco
Antonio eran maestros en el arte romano, pero la Guerra es una fragua tan tosca
y rudimentaria que reclama una permanente atención de parte del “artista”. Ello
implica dormir poco y con un ojo abierto, so pena de que el sojuzgado se
rebele. Poderosas tenazas eran las legiones romanas, es cierto; pero ... ¡tan
pesadas!... Extraordinarias herramientas para arrancar de cuajo un clavo tan
grande como una ciudad, pero ineficaces para solucionar los pequeños problemás
de la rueda del progreso civilista.
Por el contrario, Cleopatra, con un
mohín de su narizota conseguía cualquier cosa que sus adorantes siervos
pudiesen hacer. ¿No es más plausible que fuese la forma de ejercer el poder de
aquella mujer y no su belleza lo que atrajo a los cachorros romanos hasta el
tan decadente Egipto tolomaico de la época? Así lo creo, entre otras razones,
porque el ideal romano de mujer estaba representado por la blancura de la tez y
la virginidad. Cleopatra, como cualquier africana, era bastante morena y su
virginidad ... Baste decir que la continencia sexual de Mesalina era muy
parecida a la suya. Sinceramente, No; no fue la faraona lo que se disputaron
aquellos pimpollos de Roma, sino la forma de ejercer el poder. Pero la diosa
egipcia viviente (para sus fieles), consciente del hecho (digo yo) se suicidó
sin haberles hecho partícipes a sus amantes de los intríngulis básicos de su
tecnología dominadora. Este secreto no fue guardado por ser “la última
pepsicola del desierto”, “la piedra filosofal”, “la oración milagrosa”, ni tan
siquiera “la verga de Triana”, sino porque siendo tan elemental como en
realidad es, temía que sus macizos y bellos amantes, creyéndose burlados, la
emprendiesen a golpes con élla.
Muerta la diva y perdido su secreto,
parece ser que los genios de Roma fueron demasiado cortos para entender los
jeroglíficos egipcios y decidieron volver a su arte. El final de la guerra dio como vencedor al
sobrino de Julio César. Creyendo que el hábito hace al monje, ordenó a los
ciudadanos imperiales creer que era dios y se hizo llamar, en primer lugar,
Augusto. Los romanos, tanto como los romanizados, dado que el divino les
permitía disfrutar en paz de mucho más pan que el que podían consumir, se
hicieron los tontos y le siguieron el juego. No solo a él, sino a todos los que
posteriormente fueron emperadores romanos, sin excluir, por supuesto a mutantes
como Nerón o Calígula. Que cosa tan curiosa, el caso es, que según los
historiadores romanos, ambos tipos, antes de ser ungidos emperadores parecían
normales, incluso admirables.
Sin embargo, la suerte del Imperio
estaba echada porque el mensaje de Jesús de Nazaret es imprescindible para la
perpetuación del ser Humano.
La civilización romana era
consciente de su agonía porque no podían secar el caudal cristiano. Sin
embargo, hubo algún ingenioso que les hizo ver las cosas de otro modo. En
efecto, la corriente cristiana no se podía erradicar, y de ello daban fe todos
los medios y esfuerzos que pusieron en ello: crucifixiones, piras incendiarias,
leones, ... Sin embargo, como cualquier otro torrente, era represable y en ese
estado podía resultar muy útil para regenerar el poder romano, cosa ésta que ya
creían imposible.
Cuando Alarik instaló su tienda
frente a las murallas de Roma; ¿no se creyeron también perdidos? Por supuesto
que era de otra índole la revolución cristiana pero todo era cuestión de
enfocar bien el análisis del problema. Los civilistas de medio mundo tenían su
estrado en el senado imperial: ¿serían incapaces de dar con la solución?
Siguiendo un antiguo precepto romano, al no poder vencer a su enemigo, lo
tomaron como aliado. Alarik fue designado Imperator. Dispersaron su ejército
con la excusa de la defensa de las fronteras imperiales, lo separaron de sus
hijos e hijas con el pretexto de que su educación así lo requería y al final,
lo invitaron a cenar para envenenarlo.
Los patricios romanos fueron
abrazándose al cristianismo con pasión, pero ésta no era de índole amorosa sino
carnal, pues el objetivo no era otro que seguir satisfaciendo sus más bajos
instintos humanos en el cuerpo ajeno. Enarbolaron los símbolos cristianos con
mayor gallardía que nadie para hacer méritos entre la Buena gente. Los ricos se
tornaron espléndidos a base de compartir con la plebe una pequeña parte de sus
bienes que, como es lógico, a los desposeídos les parecía “todo el oro del
mundo”, de modo muy parecido a como pasa con los pequeños accionistas (que son
miles) en las grandes multinacionales contemporáneas.
Mientras tanto, y por no malgastar
más tiempo en semejante ciénaga cultural, los “artistas” romanos laboraban sin
cesar en sus fraguas soterradas, forjando la cruz del martirio nazaretiano para
conseguir hacer de élla el arma más terrible y eficaz de todos los tiempos
occidentales. No pararon hasta conseguirlo.
Se dice que llevaron a Roma al
discípulo que renegó tres veces consecutivas de su Maestro; le cambiaron su
nombre hebreo (Simón) por el latino, Pedro y lo intitularon pontífice de la
nueva era imperial.
¿Recuerda el lector a Sancho Panza
como gobernador de la ínsula de Barataria?, ¿Se imagina a un Cristo con dos
pistolas? ¿No? ¿Por qué será entonces que han usado las armas tan a menudo los
pontífices romanos? A finales del siglo XIX todavía se ejecutaban seres humanos
en el Vaticano por medio del garrote vil.
Poco a poco, en la fragua romana se
fueron amalgamando todos los recursos civilistas conocidos hasta conseguir
edificar una iglesia capaz de tergiversar la verdad de un pesebre.
Todavía me cuesta creer que la magia
católica fuese capaz de conquistar las almas de tanta y tanta Buena gente que
ha ido pasando por el mundo, desde entonces. ¿Será verdad lo que nos han
predicado y enseñado?
¿Cómo iba a creer la Buena gente que
el Soberano viviese en un lugar tan inaccesible como el cielo, si sus obras
estaban (y están) por toda la tierra?
¿Cómo poder creer que el padre
celestial católico pudiese poner los designios de su iglesia en las manos de
los asesinos de su hijo?
Por estas y otras muchas razones que
tengo analizadas en otros ensayos, los pontífices de la iglesia romana nunca
podrán desembarazarse totalmente del uso de las armas, so pena de perder su
liderazgo.
Lo que he pretendido hacer ver al
lector con estos apuntes no es otra cosa que la inconsistencia de un mito. La
iglesia de Roma, en pocas palabras, no es sino la segunda fase del Imperio
Romano, cuyo objetivo principal fue la restauración de la primacía romana en el
civilismo occidental.
¿No habrá olvidado el lector el
titulo imperial de Karl’os I y V, verdad?
Y es en ese marco institucional en el que hay que incluir lo que llaman Reconquista
Española. Si hubo un proceso de reconquista pero no de España, (so pena de
admitir barbaridades como que los visigodos eran españoles), sino de la
Hispania del imperio romano. Por esta
razón, todos los reyes, de todos los reinos, en todas las épocas, tenían que
obtener el beneplácito del pontífice de turno, si aspiraban a reinar sin
excesivos problemas.
De todos modos, como dice el refrán,
“segundas partes nunca fueron buenas”. Volvieron los pontífices a cometer los
mismos errores que sus antepasados en el cargo, los “imperators” romanos; los
mismos abusos y se ratificaron en cosas tan evidentes como el idioma o la sede
imperial. No son pocas ni débiles estas razones y por éllas es que al cabo de
2000 años del proceso restaurador, están casi como al principio, reducidos en
un territorio susceptible de ser circundado en un día, por un hombre halando de
un arado, como Eneas.
Lo peor de mis interpretaciones, si
fuesen correctas en esencia, es que “No
hay dos sin tres”. Pero, bueno: “Verlas venir”.
Antes
de pasar a ojear el panorama de la resistencia auzokrática documental (que es
el objetivo básico de este capítulo), no puedo dejar de referir, siquiera en
parte, por haberme referido a él con anterioridad, el procedimiento empleado por
los del Sacro Imperio Romano en su intento de reconquista. No han conseguido su
objetivo por múltiples razones que, aún viniendo al caso, no voy a describir
porque me produce naúseas. Solo diré, por si el lector quisiera reflexionar,
que la tecnología faraónica tanto como la hebrea, bases de la doctrina
católica, tienen un fallo estructural de base. ¿No habían de tenerlo siendo
como son productos civilistas?
En efecto, el ejercicio del poder mental para
beneficiarse del personal puede conseguir la sumisión de la Buena gente pero
... “engancha”, como se dice en cierta jerga moderna. Llega un momento en que
el poderoso quiere mandar tanto-tanto que termina por no poder mandar ni en sí
mismo. El proceso se inicia con el adoctrinamiento del personal y culmina
cuando la buena gente cree en un líder. ¿Sencillo, verdad? Todo depende de la
cantidad de adeptos que consiga el líder o la organización. El “secreto” fue
difundido hace años y hoy en día pululan por doquier sectas, ritos, líderes y
otras variantes, generando en la raza humana una gran cantidad de “zoombies
culturales”.
Centrémonos en el territorio
usufructuado por los eúskaros, Euskolandia.
Las andanadas dogmáticas de la
iglesia romana rebotaban en las mentes eúskaras como la pelota en la pared del frontón
por tres razones, fundamentalmente. La primera por su ancestral Gizabidea, su
Camino del Hombre, que les marcaba el rumbo natural de la Vida. La segunda, por
su excelente memoria, capaz de retener por siglos experiencias como las de
Garray, Karagorri o Gernika. Y la tercera, porque eran testigos directos del
ejemplo de Jesús de Nazaret que los anacoretas mantenían vivo en los Pirineos y
en las montañas del Macizo Ibérico. Además, no entendían latín.
Es comprensible por tanto que los
amos de Roma, dejándose de sutilezas doctrinales, volviesen a lo suyo: la
violencia. Siguiendo el viejo esquema que tan buenos resultados les diera con
Alarik , seleccionaron siempre al más bruto de entre los bárbaros para que
hiciesen el trabajo pesado (sucio).
El fracaso de los godos en la parte
peninsular de Euskolandia y el de los francos en la continental no logró
desviar a los pontífices de su intento reconquistador.
Una circunstancia oriental puso la
empresa más cuesta arriba; me refiero a la irrupción de los islamistas. Ya se
sabe que dos fuerzas del mismo signo se repelen. Y qué cosa, ¿no?; al cabo de
un milenio, chocan las mismás fuerzas (romanos y orientales, Cartago fue
fundación fenicia), en el mismo escenario. Por la imperiosa necesidad de la
presencia de los santos guerreros de la media luna, casi sin querer, (digo yo),
los pontífices tuvieron que confiar la reconquista de su Hispania a los
civilistas del lugar.
En el manuscrito del Fuero General
del Reino de Navarra que don José Yanguas encontró en el Archivo de Tudela,
datado entre los siglos XII y XIII, se hace constar “... como ganaban las
tierras sin rey los montaineses ... “. También se sintetiza la degeneración
del Imperio bajo el liderazgo godo y que “... entonz se perdio Espaina (Hispania fue el nombre dado por los romanos a
lo que los griegos llamaban Iberia) ata los puertos, sinon Galicia, las
Asturias; et daque Alava, Vizcaya, et de la otra part Bastan et la Berrueza et
Deierri, é en Anso, et sobre Jaca, et en cara Roncal, et Sarasaz, et en Sobrarbe
et Ainsa ...”. Más adelante se nos hace saber que “,,, en estas
montainas se alzaron muit pocas gentes (normal, porque la mayoría de sus
habitantes eran eúskaros, amantes del Trabajo y no de la Guerra, como medio de
vida) et hobo gran cabalgada et envidia entre eillos ...(lógico, por ser
de mentalidad civilista) et hovieron su acuerdo que enviasen á Roma, por
aconseillar como farian, al Apostolico Aldebano que era entonz; et otro si á
Lombardía, ... et a Francia (puntales de la milicia al servicio de Roma); et
estos enviaronles decir que hobiesen rey por qui se caudillassen;
...”.
Si fuese ahora la consulta, les dirían que redactasen una constitución,
hiciesen elecciones para elegir un parlamento y nombrasen por líder a un
presidente.
A tenor de los documentos y las
tradiciones orales, se eligieron reyes en La Burunda, Val de Yerri y Leire,
aunque solo han sido reconocidos como tales los que se plegaron a la voluntad
de los amos del Sacro Imperio Romano.
En el sur, el fundamentalismo
coránico tenía demasiado quehacer en sus territorios predilectos como para
tratar de avasallar a los post’godos. A los godos sí que tratarán, por siglos,
de exterminar ya que eran la milicia del Imperio que tanto daño les había hecho
en sus territorios de origen (Oriente Medio). No lo conseguirán porque los
asturianos los cobijaron en sus montañas, tal vez porque pensaban que la
estancia sería pasajera. Después de la mutación de Covadonga (el último rey
godo procreó al primer rey español) fue demasiado tarde para enmendar el error.
Así, la paz islámica tuvo costos
asequibles para los caudillos civilistas de Euskolandia. Pamplona, sin ir más
lejos, pagaba el mismo tributo que una villa de Alicante, Orihuela. A los
Andikis no les resultaba difícil recaudar los impuestos califales y a ellos les
quedaba lo suficiente “para ir tirando”.
El trato conveniente se fue consolidando, eso sí, dentro de los estrechos
márgenes que el Civilismo concibe y las estrategias de linaje hicieron que la
sangre de muchas vasconas (Wasconia es el nombre dado por los romanos a un
sector de Euskolandia) se mezclará con la de los árabes, al más alto nivel.
Desde un walí de Cerdeña (el Munuce del manuscrito Pacense), hasta los
guerreros más audaces (Almanzor), pasando por emires (Abd’Allah y Ad’Al Arman),
todos ellos llegarán a tener esposas vasconas.
Un poco antes de esta “paz”
islámica, mientras los “montaineses que
ganaban las tierras” seguían sin rey, los de Roma estaban “que echaban las muelas”. ¿Por qué?
Sencillo; porque su campeón, Karl’omagno, a lo más que pudo llegar en su
intento de reconquista peninsular, fue a establecer una frontera (sucedáneo
mítico de la pétrea muralla citadina) en el río Ebro. Normal; ¿cómo no iban “a
echar las muelas” si al cabo de 1.000 años estaban como cuando firmaron el
tratado “de marras” (216 a. C.) con los africanos de Cartago?
La codicia de Roma, o cualquier otro
ímpetu de signo tan vanal como éste, haciendo caso omiso de la ciencia
faraónica (que recomienda el dominio del alma para beneficiarse de los cuerpos
y haberes ajenos sin problemas), dio rienda suelta al hijo de El Magno,
Ludovik, alias el Piadoso.
El futuro emperador carolingio
empezó la cosa con taimica, repartiendo los erarios cercanos al brasero del
poder entre los Andikis, pero como éstos no consiguiesen recaudar todo lo
exigido, sus genes cavernícolas salieron a flote y le dio la vuelta al brasero,
con tanta fuerza que las ascuas quemaron a la mayoría de los civilistas. En
efecto, recorrió “manu militari” Euskolandia para escarmentar a sus
recaudadores pero no a lo loco. Recordando lo que los “montaineses sin rey”
habían hecho con lo mejor del ejército (la retaguardia) de su papá en Orreaga
(Roncesvalles, 15 de agosto del 715), tomó rehenes entre las mujeres, niños y
ancianos de Iruña (antigua Pompeyopolis), gracias a los cuales pudo transponer
los Pirineos. En el norte de Euskolandia su ira se cebó en la vida del que
había nombrado jefe de la hacienda imperial, Xhiminum. Fue su gran error.
Los hijos del finado, Garcia y
Enneko, pese a su exilio sureño (en Irunnia-Pompeyópolis), jamás olvidarán lo
que hizo el Piadoso con su aita, el dux de Akitania. Enneko “Aritza” será su peor pesadilla, hasta el
punto de que llegará no solo a tomar cumplida venganza del Piadoso en sus
correligionarios, por ejemplo, cuando éstos transponían confiados el Pirineo
por Salazar (“Bort Schezar” según los historiadores árabes) sino a lograr que
el pontífice romano, retirase la confianza al franco y se la otorgase a él, y
sus legítimos descendientes, para la reconquista del valle del Ibero, despensa
agrícola del antiguo Imperio.
La historia civilista, con las
debidas matizaciones de la etnológica, es así como nos presenta a Eneko Aritza,
rey de los Pirineos.
Sí, rey; ahora bien, de
qué territorio o desde cuando, no se puede sino conjeturar, cosa que les
encanta a los historiadores profesionales. Sin embargo, está bien claro al
servicio de quién. Las crónicas dicen que del dios católico, pero como ese dios
había delegado todo en su representante terrícola y éste tenía su corte en Roma
... ¡Más claro, agua! Todo lo que sabemos de él, como rey, (al igual que la
mayoría de lo que sabemos de los que le sucedieron en el cargo, que no fueron precisamente
de su sangre, debido a la influencia auzokrática) nos consta por donaciones que
hizo a los antros ( mejor conocidos como monasterios) que servían al católico
dios recaudando la décima parte del producto del sudor de la Buena gente, para
depositarlo o guardarlo dónde la sagrada autoridad romana dispusiese. De esta
costumbre, el diezmo, de los Soldados del dios católico viene el significado
del verbo “diezmar”.
Pero
si ni tan siuiera desde el punto de vista de la mitología católica puede
explicarse…¿Qué necesidad puede tener un dios, capaz de hacer el universo en
seis días, de que nadie le recaude trigo ni limosnas? En fin ...!
¡Menos mal que los gobernantes
españoles solo hacen caso de sus historias!
De otro modo, se habrían dado cuenta
del tiempo que hace que Roma solucionó su parte del problema en Euskolandia por
medio de los vascones.
A las malas poco se consigue de los
aborígenes pirenaicos; en cambio por las buenas ... ¿ En la actualidad no
depositan en las haciendas “forales”, y sin rechistar, el 40% de lo que ganan?
¿Y, por cierto, de dónde sacan los Gobiernos Vascos y Nava-rico el dinero para
pagarle a la monarquía española el cupo anual?. Imagine el lector de dónde
sacarían el dinero las autoridades de Irunia para pagarle al califa.
Ya en el siglo VII, una cuadrilla
carolingia comandada por Kadonio y Arimbert, probó lo que acabo de afirmar
acerca de los resultados que se obtienen “a las malas” con los aborígenes
pirenaicos. Todos los miembros de la expedición imperial fueron exterminados en
las montañas de Zuberoa, al nor’occidente de la actual Euskolandia. Eso sí, los
historiadores franceses dicen que los vascones fueron derrotados pero, también
dicen los españoles que los reyes godos vencieron a los vascones, y la cosa
sigue porque los partidócratas españoles y franceses repiten sin cesar que han
vencido a los ETArras. A los ETArras puede que si pero a los Gudaris…
También hemos dicho algo acerca de
cómo en el siglo VIII Karl’o Magno los tomó a “txirigota” y el final que tuvieron sus mejores (por lo
brutos y crueles que eran) hombres en Roncesvalles.
Y los islamistas no serán una
excepción. Pagaron muy caro en Olast y Otsarran su beligerancia anti-eúskara.
Su atrevimiento contra los “nacionalistas del Lan” le costó la vida al propio
jefe expedicionario; y es que los roncaleses, hasta hace unos 150 años eran
gentes de armas tomar.
Por esta razón quiso atraérselos la
monarquía constitucional pirenaica y en agradecimiento por estas dos victorias,
les reconoció por escrito sus Costumbres, que eran indatables pero
memorizables. Sin embargo, lo que Santso García les reconoció en el siglo IX,
con el tiempo, otros dirán que les “concedió”, y por lo tanto cabía la
posibilidad (en la mentalidad civilista) de que cualquier otro rey pudiese
alterar, entorpecer o incluso, arrebatar.
Cierto es que tendrá que pasar mucho
tiempo; pero llegará el día (septiembre de 1117) y el rey (Alfonso I el
Batallador). Desde entonces hasta “el sol de hoy”, los ciudadanos de Tudela,
por ejemplo, haciendo uso de aquel abuso real, se han beneficiado de uno de los
territorios emblemáticos de la Nacionalidad del Lan: la Bárdena. Territorio muy
real, sí; porque es un Pastizal. Y será en este territorio dónde verá la luz
una Hermandad Armada de la Buena Gente
de Navarra y Aragón en contra de los Balderos, como veremos. La primera de
entre las Hermandades a tenor de los documentos que he podido consultar.
Mientras los reyes de la saga
pirenaica limpiaban territorios de gente discordante, los pontífices culminaban
su peculiar “revolución”, transformando los monasterios nazaretianos (surgidos
en el fervor anacorético) en centros de recaudación y acopio de bienes, así
como de incautación de almas.
Los hermanos en Cristo que allí
entraban eran convertidos en soldados de dios; dios romano y católico. Para
culminar la involución, un pontífice (cuyo nombre no quiero mencionar) tendrá
“el tupé” de declarar herejía el espíritu de vida de los anacoretas para tratar
de imponer el “rito romano”. ¿Herejía el modo de vivir de San Millán de la
Cogolla? ¡¡¡¡...hay que tener ...!!!
¿No es curioso constatar que los
islamistas respetaron a los anacoretas tanto como a los monasterios
nazaretianos que surgieron en las inmediaciones de sus cuevas; pero que
asolaron todas las catedrales y sedes romanistas que pudieron? Por cierto, lo
mismo sucedió en Palestina, pues lo único que respetaron los mahometanos del
siglo VII fue una iglesia, que ocultó un
Pesebre. Me refiero a la Natividad del
Señor en Belem.
¿No les habría resultado más fácil
destruir monasterios indefensos como los de Leire, Igal, Urdaspal, San Millan o
San Juan de la Peña, que la catedral de Iruña? ¿Por qué no lo hicieron si eran
tan fundamentalistas aquellos mahometanos, como nos han querido hacer creer?
¿Será éste otro mito de la historia occidentalista? Por supuesto que sí, pero
esta es otra cuestión.
La Regla de un patricio romano
ilustre llamado Agustín, una vez proscrito el cristianismo nazaretiano, será
impuesta en los monasterios post’anacoréticos de un modo singular.
La Roma Vaticana estaba tan putrefacta como la Roma de
los Césares y para poder influir en la Buena gente, en los Dueños de su Sudor,
eligieron un similar. Se fijaron en un monje del antro de Cluny, dónde decían
que se dedicaban a Orar y Laborar. ¿A orar y laborar aquellos soldados del dios
católico? Por sus obras les conoceréis ... y
que bien se pueden conocer sus obras por medio de la Historia.
No tengo duda de que debido a esos hechos, los
postulados de los monjes negros, los benedictinos del monasterio de Cluny, no hicieron mella en la conciencia eúskara.
Además, estoy seguro, que muchos
aborígenes ya habían incorporado a su
Gizabidea la figura de Jesús de Nazaret como ejemplo a seguir. Según don José
Miguel de Barandiarán, esto fue lo más importante que trajo el cristianismo a
la Cultura Eúskara: un modelo concreto a seguir.
¿Cuál fue la alternativa que usaron los pontífices católicos al no poder “comer
el coco” a los aborígenes pirenaicos? En efecto, el mismo que usarán en todos
los lugares dónde los misioneros no lograron sus objetivos: la Violencia.
Por ejemplo, tenemos constancia de la actitud de los
Rukones (roncaleses, en algunos textos muy antiguos) rechazando a los clérigos
del rito romano enviados a su valle para servirse de la iglesia de Garde.
Precisemos el caso, por si acaso las dudas.
En efecto, el 24 de octubre de 1091
(según el folio 291 del llamado Libro Becerro de Leire) se concretó un acuerdo
entre los Balderos de la época, con la venia ¡... por supuesto..! de los dos
máximos representantes del Sacro Imperio Romano: el rey pirenaico y el obispo
de Pamplona.
Me permito recordar al lector que en el Reyno de
Navarra nunca huvo ejército permanente y que los tipos que más lanzas tenían a
su merced, fueron los que regentaban la mitra de la sede Iruniensis, es
decir, los obispos de Pompeyópolis-Pamplona. Así que, de invento popular nada,
eso de que “a dios rogando y con el mazo dando”.
No tenía otra misión el pacto que
repartir con más equidad entre los Andikis, lo que se diezmaba (o se intentaba
diezmar) a los nacionalistas del Lan. Ese mismo año, el Eliz’Andiki del
monasterio de Leire pide ayuda al delegado sacro-imperial de turno y “...
dio el rey (Santso Ramírez) sentencia á petición del abad Raymundo (uno
de los signatarios del acuerdo referido) contra los de Garde
(auzókratas) que rehusaban admitir los clérigos que se les enviaban de s.
Martín de Roncal (monasterio adscrito por orden papal a Leire) ...”. Ojito,
¿eh?; que muy poco tiempo antes, la iglesia de Igal, (dónde hubo un monasterio
nazaretiano, visitado y laureado por el obispo de Córdova, san Eulogio, el de
la carta famosa) había sido adscrita a la de Roncal y “... algo antes del
año 1071 ya estaba introducido en Leire el oficio romano ...”. Sin embargo,
la involución romana era anterior, toda vez que “... la observancia y regla
de San Benito se había introducido en Leire antes del año 1022 ...”.
Aún nos conviene saber más del caso.
El mayor centro del
fundamentalismo sacro-romano en los Pirineos fue la catedral de Pamplona (Sede
Iruniensis en los textos antiguos), que hasta la llegada del fundamentalismo coránico
dependió de Tarragona; todo ello muy conforme con las divisiones territoriales
del antiguo Imperio. Parece que hacia el año 732, Ad’Al Rhaman el Gafeki
destruyó la sede pamplonesa en el transcurso de su campaña militar contra los
francos y sus aliados; muchos de los cuales, como Eudón, eran originarios de la
Akitania eúskara, eso sí, adscritos al Civilismo. Desde entonces hasta el año
1023 (no lo tuvo tan fácil el involucionismo católico-romano) el monasterio de
Leire hizo las veces de la sede oficial destruida, y sus abades las de los
obispos. Ese año, el rey pirenaico de turno recibió la sacra orden de volver la
cosa a su antiguo lugar y modo institucional. Sin dilación alguna, Santso III
el Mayor dispuso “... ut de bonis ecclesiae Leyerensis reaedificetur et
renovetur destruta sedes Iruniensis ...”.
Y aquí está “la madre del cordero”;
en que la sucursal romanista de Pompeyópolis tenía que reconstruirse con los
bienes de Leire y los benedictos no estaban por la labor de dejar de recaudar y
mucho menos, de pagar. Como quiera que en el Civilismo “del dicho al hecho va
un trecho” (a menudo insalvable), los acuerdos del conciliábulo pamplonica (29
de septiembre de 1023) no se cumplieron. Ni tan siquiera el punto que disponía
que los futuros obispos de la “sede Iruniensis”
debían elegirse de entre los monjes de Leire.
Pero la dependencia de la monarquía
constitucional pirenaica respecto de Roma era casi total (sin casi para temas
importantes); por eso tendrá que intervenir el brazo armado local del
sacro-imperio-romano. Santso Ramírez, el rey al turno, tuvo que echar mano de
un extranjero (Pedro de Roda, monje de san Ponce de Tomeras) para la mitra
Iruniense.
Con permiso del lector, toda una
verdadera digresión.
Estimado señor, don Santso III, el
Mayor:
¿Por qué no te conformáste con
establecer el nuevo orden imperial, el rito romano, dónde fracasaron godos,
carolingios y francos? ¿Por qué tuviste que recurrir a los benedictinos,
extranjeros de origen y religión, para desterrar de la tierra eúskara el
recuerdo de los Anacoretas?
Leire no fue el único objetivo del abad Paterno y su
compañía clunaciense, ¿verdad? ¿Tus tan frecuentes visitas al monasterio de La
Cogulla tenían acaso por objeto pedir perdón al Santo Anacoreta que inspiró la
fundación de aquel monasterio nazaretiano; o fue que tuviste mucho que
discurrir para hacer en el lo mismo que hiciste con Leire? ¿Es por eso que no
se te ocurrió nada mejor que profanar el sepulcro de San Millán e inhumarlo “...
en la preciosa arca de oro y pedrería ...” que al final saquearán otros
soldados imperiales? No quiero ni pensar que esa fuese tu oculta intención,
guarecer los restos del santo en un precioso
lugar, sabedor de que tarde o temprano la codicia civilizada lo
destrozaría. Pero; ¿no fuiste consciente de la profanación que ordenaste? ¿No
fue el Santo mismo quién eligió aquella cueva para morar y morir? ¿En qué
estabas pensando, pues?
Debería odiarte, ¿sabes?; pero no
puedo. La verdad es que me resultas digno de lástima, pero me resulta
imposible, con toda sinceridad, compadecerme de ti.
¿Por qué luchaste con tu hermano
hasta su muerte? ¿Por la corona? ¿Ah, no? ¿ Fue acaso para que tu esposa
pudiese inscribir en tu sepulcro aquello de Hispanis Imperator? ¿Por qué se
mataron entre sí tus hijos, y tus nietos, y tus bisnietos, y tus tataranietos?
¿No se disputaban partes de tus dominios?
Si eso llegase a suceder con
nuestros Ainhoa y Asier, maldeciría mi existencia. ¿En que habríamos ocupado la
vida, Mª Eugenia y yo, para obtener semejante resultado?
Hasta nunca Santso, porque fuiste
tan buen rey como mal eúskaro.
Tres largos siglos soportaron los
eúskaros y la Buena gente que vivía en Euskolandia a esta ralea de
personajes reales. Aunque no voy a
entrar en detalles tan concisos como los que he tomado del Diccionario Geográfico
de la Real Academia española de la Historia para documentar la involución
religiosa promovida desde Roma y la interdependencia de los Amos de aquella
ciudad con los Andikis de Euskolandia, debo concluir que solo los dos últimos
vástagos de la saga pirenaica hicieron algo real para ayudar a la Buena gente
que tan diezmada era por los Andikis y Eliz’andikis.
Razonaré está conclusión con solos
cuatro aspectos Si el lector quiere conocer los otros puede recurrir a mi
ensayo, “Eskualdunak, aborígenes europeos: ...”.
El primero: tanto Santso VI el Sabio
(1150-1194) como su hijo, Santso VII el Fuerte (1194-1234) fueron
descalificados por sendas bulas pontificias en las que, además, se les apodaba
“dux” en vez de “rex”.
El segundo: las constantes y
super-prolongadas acusaciones de contrafuero introducidas por los Andikis ante
estos reyes y quiénes les sucedieron en el trono de Navarra. Mucho después de
muertos ambos, las demandas siguieron en pié. ¿Cómo que por qué? Sencillo,
porque los Fueros concedidos por el Sabio y el Fuerte cercenaban, ¡y mucho!,
las prebendas de los Balderos.
El tercero: que entre padre e hijo
otorgaron más Fueros municipales que todos sus antecesores juntos; y no solo a
lugares que llegarán a ser grandes ciudades como Gasteiz (Vitoria) o Izurun
(San Sebastián), sino a txikitos como Artajona, Larraga, Leiza, Mañeru,
Mendigorría, Sorakoitz, Sorauren, Bigüezal, Irurzun, Lerín, Lizarraga, La
Guardia, Murillo El Fruto, Múzkiz, Olaiz, San Martín de Unx, Santacara, Subiza,
Tafalla, .... y a valles tan auzokráticos como Gulina, Imoz, Larraun, Odieta,
Ollo, Aranguren o La Burunda.
Insistamos en esto para despejar
ciertas confusiones actuales.
Estos Fueros Municipales, también
conocidos como Privilegios Particulares, tienen sus antecedentes en los que se
escrituraron para Sobrarbe y Jaka. Fueron otorgados para salvaguarda de la
Buena gente, pero: ¿de quién?. ¿De los moros? ¿De otros extranjeros?. ¿De los
españoles, tal vez? NO, por cierto.
En los documentos originales se hace
mención a dos funcionarios singulares del Andikismo; el Merino (recaudador del
rey) y el Sayón (por lo grandes que eran sus sayas, recaudador eclesiástico).
La gracia real otorgada al
vecindario en general no hizo ninguna gracia al Andikismo y claro, fue muchas
veces transgredida: en tantas ocasiones como la flaqueza auzokrática lo
permitía. ¡Normal! ; que los que no respetaban ni a Dios, no respetasen un
pergamino, por muy real que fuese.
Pero; veamos uno de los que tengo a
mano, el Fuero del Valle de La Burunda, que tomó como modelo al de Logroño, que
a su vez está inspirado en el de Nájera, que a su vez tomó modelo de los de
Tudela, Jaka y Sobrarbe. Y lo digo para dejar constancia de que la restauración
auzokrática vino del este pasando por el sur de Euskolandia. ¿Qué importancia
tiene esto? Mucha, al menos, para la Burjabetasuna eúskara, es decir, para la
Conciencia de la Etnia de los aborígenes Pirenaicos, que está más desorientada
que un pingüino en el Sahara.
Consta en primer lugar, “... que
ningun sayón, ni merino, entrasse en sus casas para tomarles nada por fuerza, y
que si entrase (nótese el poco valor que las órdenes reales tenían)
fuese muerto y solo pagasen por el homicidio tres meajas ...”
Me pregunto cómo le iría a la
benemérita Guardia Civil “española” (lo de las comillas es porque los españoles
en nada se parecen a los miembros de esta añeja institución para-militar) si
los habitantes de La Burunda reactivasen sus Fueros. ¿Tres meajas por matar a
un guardia civil?
Desde luego, en economía tampoco les
iría mal, porque en lo tocante a impuestos consta, en primer lugar: “...que
cada casa (nótese que no dice, habitante) pagase dos sueldos de pecha al
año, y nada más, ni hiciesen facenderas (trabajo gratis y obligatorio a
favor de los Andikis, emanado del derecho civilista, ese que afirma que no
hay sino un Despotismo legítimo: el derecho del Amo sobre el esclavo, en
palabras de Aristóteles.
Judicialmente también
les iría bien porque consta “ ... que si alguno fuese acusado de hurto
(treta muy usada por los Jauntxos: los funcionarios solían acusar a cualquiera
que tuviese bienes y le cobraban lo que más podían para no llevarlo ante sus
tribunales), jurando el acusado con 6 hombres
buenos que no lo cometió, fuese absuelto ...”. Pero esto no era todo; porque se añade que si sobre “... sayonía,
abnuda, mañería ni vereda ... algún señor, merino o sayón les quisiese hacer
fuerza, fuesen muertos y no pagasen homicidio ...”.
¿No se pregunta el lector, como yo,
qué clase de reino establecieron las dinastías pirenaicas, toda vez que
funcionarios a su servicio eran “tan bien mirados” por la Buena gente?.
Otra cosa más. Estos Fueros
Municipales que confirmaron los últimos Santsos, fueron tan estimados por la
Buena gente, que servirán de modelo para otros muchos que se otorgarán en el
futuro. Y, lo que es realmente importante, padre e hijo, los respetarán. Otros
reyes, sobre todo los de la saga francesa, no tendrán inconveniente en
concederlos, alguno de ellos (Charles II el Malo, por ejemplo) lo hará sin
mesura, pero .... a cambio de dinero en efectivo y porque cuando quisiese, lo
confirmado se lo pasaba “por el forro de los ...”.
El cuarto aspecto: que Santso VII
autorizó a los auzókratas el ejercicio de la Justicia sumarial que la
Auzokrazia prescribe para casos extremos: la Hermandad Armada. El propio rey
era quién seleccionaba al Buruzagi (jefe militar) de entre los que le
proponían. La finalidad de dicho modo de impartir Justicia era proteger a los
auzókratas. ¿No se pregunta el lector, de quién?. Los documentos antiguos lo
dicen bien claro “... de los poderosos cabailleros balderos que corrian la
tierra, destruyendo y estragando ...”.
Y de este modo, querido lector,
hemos topado con los auzókratas documentables en acción, sumarísima, por
cierto; pero ello fue debido a que ni la moral católica ni la ética de la
monarquía constitucional pirenaica, había conseguido restablecer la Justicia
Natural , acosada sin piedad desde la llegada de los cartagineses a la
península ibérica.
La depravación estaba en todos los
estratos civilistas, por eso Santso VII el Fuerte, cansado “... de los
excesos de los monjes negros (benedictinos, importados por Santso III el
Mayor, tal como hemos visto), se había empeñado el año 1230 en echarlos de
aquella casa (Leire), poniendo en su lugar a los blancos o del Cister”.
Por si fuera puesta en duda la
autoridad de la Real Academia española de la Historia, don José Yanguas nos
recuerda otras facetas de la corrupción que atenazaba aquel reino
post’pirenaico de Navarra: “En 1287 los recibidores de las rentas del rey
arrendaron la merinía y almiradíos de Roncal y Salazar a Martín de Urroz,
caballero, por 250 libras de sanchetes al año.... En el mismo año se arrendó la
merinía de Estella por igual cantidad ..”. Es decir, la flojera de los
altos funcionarios reales era tal que no querían ni ir a cobrar los impuestos y
buscaban quién lo hiciera. Claro que, también había otra razón: tanto los
roncaleses como los salacencos eran gentes de armas tomar y más de uno que fue
a esos valles a por lana, volvió trasquilao y emplumao.
Esto, en la actualidad es mucho más perverso pues las
partidocracias occidentales se han inventado un sistema (el IVA) por el cual
todos sus ciudadanos son recaudadores de impuestos y sin sueldo. ¿Civilización,
eh?
Estos hechos no fueron hitos, sino habituales, de modo que en aquel
joven reino de Navarra se subastaban las obligaciones de los organismos
monárquicos. ¿Se imagina el lector qué sucedería si las haciendas “forales”
contemporáneas hiciesen lo propio y el cobro de impuestos estuviesen al cargo,
por ejemplo, de coroneles de la Guardia Civil “española”o de la gendarmerie
“francesa”?.
A principios de este siglo XIII
podemos constatar que los auzókratas se mantenían adscritos a la “Nacionalidad
del Lan”, siendo la más destacada la “Nacionalidad del Pasto”. Las novedades
territoriales introducidas por Santso III el Mayor todavía necesitaban (y
necesitarán, hasta el sol de hoy) del concurso de la fuerza para su
mantenimiento. ¿Aragón? ¿Rioja? ¿Navarra? ¿Alaba? ¿Ipúzkoa? ... Para los
auzókratas no eran más que subdivisiones de Euskolandia, es decir, del
territorio dónde la Buena gente vivía al estilo eúskaro, bajo los postulados
del Gizabidea.
No sería malo tener en cuenta,
respecto del concepto “Nacionalidad del Lan”, que “Lan”, en idioma aborigen
significa “trabajo” y que interviene como primer elemento en vocablos
relacionados con el Pasto. Landaluce (pastizal ancho, extenso); Landas
(pastizal de invierno al norte de Euskolandia), Lana (valle nabarro), Lanciego,
Lanz, Lanestosa, Langarica, Lantaron, ... etc.
Recuérdese, además, que en la época
citada, documentalmente también es un hecho que un eúskaro parlante podía
entenderse mediante su lengua nativa con la gente que habitaba desde el norte
de Huesca (en el s. XIV mismo, el obispo de la ciudad prohibirá hablar en
vascuence en el mercado urbano) hasta Vizcaya, aunque viniese por La Rioja. En
uno de los valles de esta sureña región de Euskolandia, Ojacastro, entre 1234 y
1239, puso su auzokrático Alcalde en prisión al merino del rey de Castilla,
porque obligaba a los vecinos a usar el idioma castellano en sus juicios y esto
les resultaba poco menos que imposible, dado que solo conocían su lengua
aborigen, el euskera.
Antes de proseguir, considero
necesario advertir al lector, por si no se ha percatado de ello, que si bien la
primitiva unidad cultural eúskara fue “infectada” por el Civilismo
greco-fenicio, y atacada por la entente cartago-romana; al cabo de 1000 años
(en números redondos) seguía siendo atacada o carcomida por el Civilismo. Ahora
bien, y esto es muy importante, los autores que llevaban a cabo dicha
destrucción o alteración (según la bondad del lector) ya no eran extranjeros,
sino aborígenes desnaturalizados, por supuesto. Y, que verdad es que no hay
peor astilla que la del palo propio.
Así pues, la desmembración
territorial de Euskolandia comenzó en el siglo III a.C. y sus autores fueron:
por el norte, los romanos y por el sur, los cartagineses. Sin embargo, la
degeneración cultural, mediante la etnología comparada podemos decir que empezó
con la irrupción de las primeras hordas indoeuropeas, al comienzo del primer
milenio a.C., según afirman los arqueólogos.
La Conciencia de la Etnia Eúskara no
puede permitirse el lujo de seguir confusa en cuanto a los datos del proceso de
su desmembración territorial; entre otras razones porque uno de los objetivos
del Civilismo en los 1000 años siguientes, será seguir seccionando su
territorio, incluso haciéndolo añicos, para poder engullirlo. Y en eso andamos:
por el norte, que somos franceses. Por el sur, que españoles. Pero en
Euskolandia, muchos seguimos diciendo que somos y queremos seguir siendo,
Eúskaros. Ya sé que muchos habitantes del País Vasco dicen que no, que somos
españoles y/o franceses, pero ya hemos visto que eso es antiguo, pues así lo
creían los mercenarios que constan en el Bronce de Ascoli (donde se les
reconoce la ciudadanía romana), los dux de Waskonia o el propio Sancho III el
Mayor, que por algo estará escrito en su tumba palenciana, Hispannis Imperator.
La abundancia documental relativa a la reacción
auzokrática del siglo XIII puede hacernos perder perspectiva histórica y
creeremos que fue en esa época cuando se inició. Sería un grave error, incluso
documental. Hay que tener en cuenta que Santso Ramírez, rey Electo (influencia
del auzokratismo en la monarquía constitucional pirenaica) de Pamplona y
dinástico de Aragón, el año 1090 convocó a Cortes en Huarte, “... donde
concurrieron todos los príncipes (señores principales) de Pamplona (reino,
que la ciudad se llamaba Irunia) y gran multitud del pueblo... quitando
todos los malos usos que había entre ellos “.
No cabe duda, juzgando por los hechos posteriores al acuerdo, que los
“señores principales del reino de Pamplona”, los Balderos, conforme a su
civilizada mentalidad, no cumplieron con su parte.
Ya hemos mencionado los recursos
jurídicos civilistas (fueros escritos) que implementaron Santso VI el Sabio y
su hijo, el Fuerte, para proteger al Pueblo de los Balderos. Un pergamino
contra una espada: ¿cuál será el resultado, querido lector?. Como dijera don
José Antonio de Agirre y Lekube, Lehendakari del primer gobierno de Euzkadi:
“... a la fuerza que se crece ante la pusilanimidad de los demás, no hay más
remedio que contestar con fuerza duplicada. Es el único camino que comprende.”
Es evidente que la Auzokrazia estaba
en peligro de muerte y que por eso, los auzókratas tendrán que activar los
procedimientos sumarios que Ella contempla. No creo que los auzókratas hubiesen
leído la Iliada ni que supiesen que el rey de Mitilene (isla cercana a Turquía)
molía su propio trigo, (hecho asombroso para un griego, Homero, que un rey
trabajase) y mucho menos que hubiesen oído su famosa frase: contra el hombre malvado debe salir el
honrado, bien armado.
La primera Hermandad de la que tengo
noticia documental es del año 1204, en el que los auzókratas de Tudela,
Arguedas, Valtierra, Cascante, Cadreita, Alesbes (Villafranca), Milagro,
Falces, Santacara, Murillo el Fruto, Murillo las Limás, Carcastillo, Tauste,
Esseia (Ejea), Luna, El Bayo, Biota y Esla, “... acordaron ayudarse
mutuamente contra todos los que les hicieren mal ...”. Algunos (poquísimos)
historiadores se refieren al hecho como un hito de la fraternidad
navarro-aragonesa, pero eso es como confundir “el tocino con la velocidad”,
pues Aragón o Navarra eran subdivisiones Andikiles dispuestas por el famoso
Santso III el Mayor. ¿Aquellos vecinos de Tudela y Tauste se consideraban de
países diferentes?. No lo creo. Otra cosa: ¿ha olvidado el lector mi afirmación
anterior de que la revolución auzokrática vino del este, por el sur? He aquí
una de las razones documentales en que se sustenta.
La organización auzokrática en
armas, estaba agrupada en cinco regiones: de la Montaña o Miluze, de Arteaga,
de Iratxe, de la Ribera y de Obanos. En un documento del año 1299 constan los
nombres, y lugares de procedencia, de sus miembros o jurados. Suena también un
nombre genérico, Infanzones de Obanos, y escrito está en su sello este
lema Gens libera state pro Patria
libera siat, la Gente debe ser libre
para que la Patria pueda serlo.
Los civilizados seguían por su lado
y los culturizados por el suyo. Pero no vaya a creer el lector que esto es una
anécdota y mucho menos, que sea marginal. La cosa siguió así, documentalmente
hablando, hasta el siglo XIX, pues no
fueron las Córtes del Reyno de Navarra las que declararon la guerra a Napoleón,
sino las Juntas de Merindad. ¿Que qué es eso de las Juntas de qué …? Averigua,
lector: averigua si te interesa seguir civilizado o culturizarte. Si optas por
la segunda opción, recuerda lo que escribió Goethe: no basta con amar, es
preciso Obrar.
Con la muerte de Santso VII el
Fuerte, último rey de la saga pirenaica, la corona (cuyos fracasos en justicia
social hemos visto parcialmente y, ¿para qué más ejemplos, si para muestra
basta un botón?) recayó en extranjeros, que la escolástica llama franceses,
a pesar de que Francia es un estado forjado con fuerza, inaudita y cruel, a
principios del siglo XIX. Por cierto que el maestro forjador más radical fue un
menudo ser nacido en Córcega que llegará a ceñir en sus sienes la misma corona
que Karl o Magno y ostentar el mismo título que Karl I de Spannia y V de
Germania: emperador del Sagrado Imperio Romano: Napoleón I.
La situación, para los auzókratas,
cambió a peor. A mucho peor; porque el Sacro Imperio Romano (casi toda Europa)
caminaba a marchas forzadas hacia el Regalismo (absolutismo monárquico) dado
que el Feudalismo no había dado los beneficios que los Amos del Imperio
querían.¿Hacia dónde caminan las “democracias” que no dan beneficios? En
efecto, hacia la Dictadura. ¿Cómo ejercían el poder los reyes absolutistas? En
efecto, como los dictadores. Aquello del “Divide y vencerás”, en esta ocasión
no les funcionó. Ya dice el refrán que “segundas
partes nunca fueron buenas”.
Sin embargo, la unidad auzókratica
confirió a la Buena gente un poder militar digno de respeto, tanto, que hizo
intervenir a la autoridad suprema. Un pontífice (de cuyo nombre tampoco quiero
acordarme) intervino a favor de su feudatario (así era como se les llamaba) el rey
de Navarra, Tibalt (Teobaldo) y abolió las Hermandades auzokráticas.
Ni que decir tiene, que el intento
fue en vano, pero si fuese verdad eso de que la intención es lo que vale ...
Un hijo de monsieur Tibalt, Henry I,
hizo muchas pesquisas acerca de los auzókratas armados sin poder llegar a
extinguir su Hermandad. Podría parecer que solo existían auzókratas con
problemás en Navarra, pero sería un grave error de mi parte no disipar esa
duda.
Los datos que llevo expuestos pertenecen al ámbito
territorial de las dinastías pirenaicas, las cuales llegaron a controlar, tan
civilizadamente como los romanos, una buena parte del país eúskaro.
Profundizar, por separado, en los acosos del Civilismo a los eúskaros de
Akitania, Gascuña, Zuberoa, Bearne, Laburdi, Aragón, La Rioja, Alaba, Guipúzcoa
o Vizcaya, es labor digna de un historiador profesional. A mí, con un botón,
para muestra, me basta. Sin embargo, un poco más adelante me referiré a sucesos auzokráticos acaecidos en
esos territorios, cuyos orígenes, como en los casos de Aragón, Navarra o La
Rioja, son muy antiguos; seguramente desde las invasiones romano-cartaginesas.
¡Cómo!, ¿ya te
olvidaste, querido lector, de los sucesos relacionados con los Ilergetes, los
Wascones más occidentales, según los historiadores romanos?. No nos conviene
olvidar sucesos armados atribuidos a gentes denominadas Bagaudas pero el
auxilio documental tiene tan escaso valor como el de los griegos y romanos
hablando de los vascones y otros pueblos de la península ibérika, pues ninguno
de los autores habló de lo que vió sino de lo que le contaron.
Si los auzókratas “navarros” y
“aragoneses” fueron los primeros en reaccionar, se debió a que los frutos de su
sudor eran lo suficientemente atractivos como para saciar el apetito de los
Andikis. Conforme los Gudaris (nombre aborigen del auzókrata en armas) se
organizaban en Hermandades, los Andikis cerraban filas en torno a la corona,
siguiendo los esquemás europeos.
¿Se preguntará el lector, quién
venció? A la luz de nuestra situación actual, puede afirmarse que la contienda
no ha concluido, ni tan siquiera en su fase militar; y mucho me temo (no es
solo una expresión) que no concluirá por ahora.
Es evidente que con el activamiento
del recurso sumario de la Auzokrazia, el Andikismo no podrá seguir campando a
sus anchas; más bien, puede afirmarse que la Hermandad armada redujo el
fenómeno Civilista local a niveles tolerables para la naturaleza Humana.
La
decidida acción de los auzókratas hizo que ya en el siglo XIV, los
Ezpat’Andikis más listos pusiesen su mira codiciosa en la tierra de moros,
razón por la cual hay tantos apellidos eúskaros en la “nobleza” española,
incluso en la más rancia.
Volvamos al escenario
de aquel Golpe de Estado.¿Fueron burlados los auzókratas? Más bien creo que se
resignaron “a verlas venir”; ahora bien, de que sabían cómo iba la “movida” no
tengo duda, puesto que asistieron en Larrasoaña, el 27 de febrero de dicho año,
a las Cortes Generales convocadas por la parejita. En ellas dispusieron los
futuros “monarcas” la disolución de las Hermandades auzokráticas y la
remodelación de la Constitución (Fuero General). A la nueva se le
dio el eufemístico nombre de “Amejoramiento del rey don Felipe”. ¿Nada qué ver
con lo acontecido en la Navarra de 1982? ¿Simples concordancias formales?
Por ejemplo, el Ezpat’Andiki
vizcaíno por excelencia, el Señor de Vizcaya, hacía tiempo ya que moraba en La
Rioja; ostentando diversos títulos (entre los que destacó el de conde de Haro)
hasta que en 1379, Juan III, Señor de Vizcaya desde 1371, heredó la corona de
Castilla-León, por defunción de su papá, Enrique II, uniendo en una misma sien
los títulos de Señor de Vizcaya y Rey de Castilla. Por cierto, no vaya a
confundirse Vizcaya con Bizkaia.
Pero los Andikis tenían que andar
“con pies de plomo” en Euskolandia no solo por miedo a los Gudaris, sino porque
la raigambre cultural eúskara era mayoritaria entre sus habitantes. Por si esto
fuera poco, su propio sistema judicial los “desamparaba”. El Fuero General del
Reino de Navarra prescribía que cada persona tenía derecho a elegir “señor”,
más o menos del mismo modo que en nuestros días cualquier obrero puede elegir
empresario. ¿Cuántas villas auzokráticas no servirán de asilo a gente
avasallada?; porque, no piense el lector que todos los auzókratas reaccionaron
como los de Eztúñiga, Genevilla o Berástegi, que se marcharon de sus lares
originarios. Muchos empuñaron las armas y vencieron.
Y conviene recordar que cuando los
auzókratas optaron por confiar a algún Andiki su defensa, el desenlace no
siempre fue como el del valle gipuzkoano. Este fue el caso del barrio llamado
Nabarreria, en Pamplona, cuyos moradores habían confiado su defensa al andiki
del lugar, en este caso, un Eliz’Andiki, el obispo de Pamplona. La corona
navarra había recaído en otro francés, que además era rey de “Francia” y éste
(como antaño Karl o Magno y su hijo, Ludovik el Piadoso) decidió recorrer “su”
reino “manu militari”, porque sus habitantes le reclamaban que jurase los
Fueros, Usos y Costumbres. Abreviando, porque ya don Arturo Campión trató el
suceso; los auzókratas pamplonicas fueron traicionados y abandonados por su
“defensor” y sus aliados (el sector Ezpat’Andikil liderado por García
Almoravid). La víspera del ataque, huyeron. La promesa de respetar la vida de
los nabarros que hiciera el jefe de la expedición invasora fue cumplida al más
puro estilo civilista y todos fueron asesinados. Constantes históricas, querida
lectora…Garray (Numancia), Karagorris (Calahorra), Gasteiz (Vitoria), la
Nabarreria (barrio de Pamplona), Santoña 1937…
Este abominable suceso de la
destrucción de la Nabarrería nos aclara que ya en esa lejana época (año 1277)
los Ezpat’Andikis se habían agrupado en dos partidos, para lograr las
preeminencias del poder, mucho antes de que sonasen nombres como Beaumont,
Agramont, Carlista, Liberal, Conservador, etc. Era la época de los Oinaz y
Ganboa: el espíritu de los cazadores cavernícolas, dedicados a la caza de lo
que trabajaban los demás, estaba dentro de ellos.
El auzokratismo debió tomar buena
nota de la actuación Andikil, de la de los “europeos” y de sus consecuencias.
Los intentos por pacificar el reino navarro fueron varios pero pueden darse por
definitivamente rotos el año 1329.
Los reyes de “Francia” seguían
usurpando el derecho (civilista, por supuesto) a la corona, de las reinas de
Navarra por una simple cuestión sexual: ellos eran machos (y muchos) y éllas
eran hembras. Andikis, Infanzones y “bonnes onmes” de las villas se unieron.
Mal asunto, muy malo. Si los auzókratas del siglo XIX hubiesen tenido lozana su
Burjabetasuna, su Conciencia de la Etnia, hubiesen repasado esta lección y no
se hubiesen unido con los carlistas. Y si los del siglo XX la hubiesen tenido
en buen estado, tampoco se habrían unido a los “republicanos” españoles ni
puesto esperanzas en ofrecimientos del Reino de Inglaterra.
Del mismo modo que no se pueden sumar peras con
manzanas, la suma de fuerzas civilistas y auzokráticas no tendrá resultados
válidos para la Vida. Veamos algunos hechos.
En Puente la Reina (Gares), el año
1328, se habían confederado 43 Ezpat’Andikis; los Infanzones de la comarca de
Miluze; los de la Ribera; los de Iratxe; los de Obanos y los de Muruzábal.
Además, los “bonnes onmes” de
Pamplona, Estella, Tudela, Olite, Puente la Reina, Los Arcos, Viana, La
Guardia, San Vicente de la Sonsierra, Lumbier, San Juan de Pie de Puerto,
Roncesvalles, Monreal, Larrasoaña, Villava, Bernedo, Aguilar de Codes,
Torralba, Uxanavilla, Lanz, Eugui, valle de Esteribar, Labraza y La Población.
Al cabo de dos semanas se sumaron a esta confederación Buñuel, Corella,
Santacara, Cascante, Cintruénigo, Araciel, Fustiñana, Murillo Las Limás,
Cabanillas, Ablitas, Ribaforada, Fontellas, Monteagudo, Córtes, Villanueva,
Urroz, Arguedas, Aviar, Burgui, Roncal y el vizconde de Baiguer.
Es conveniente darse cuenta de que
no aparecen Eliz’Andikis en la confederación y que participan villas y municipios
que nunca más volveremos a ver, asistiendo a Cortes Generales. Destacar también
la ausencia, notoria por demás, de valles auzokráticos con tanta solera como
Ziza, Arberoa, Osés, Baiguer y Baztán, que sí habían concurrido con
anterioridad (Pamplona, agosto de 1298).
Los auzókratas de Nabarra se
mantuvieron fieles a su cultura, pero el Andikismo se plegó (al igual que lo
venía haciendo desde la invasión cartaginesa) a la corriente más fuerte. Así,
el 5 de marzo de 1329, Philip III y Jeanne II fueron coronados reyes de Navarra
en la catedral de Pamplona. Esta coronación no deja de ser más que un acto de
magia; un mito, por cierto, avalado y divulgado por todos los historiadores que
he consultado. Aquel civilizado acto no fue más que la culminación de un
proceso involutivo iniciado en el siglo XIII por el primer rey de la saga
“francesa”, Thibalt I de Champagne. En la forma, fue un golpe de estado
clásico; es decir, con ruin toma del
poder, confabulación internacional con los principales del lugar y alteración
de la jurisprudencia. Los únicos nava-ricos que juraron por reyes a la pareja
francesa fueron el obispo de Pamplona y los Doce Ricos-Hombres del reino. Todos
sus nombres han sido registrados por la Historia, pero tampoco quiero acordarme
de ellos, porque mi recuerdo está buscando a los Doce Ancianos más Sabios de la
Tierra, que fueron los encargados de recopilar el Fuero General de Navarra,
según consta en el original de dicho texto, consultado por J. Yanguas y
Miranda.
Desde el punto de vista de la
legalidad vigente en la época, me refiero a la Civilista, al Fuero General
recién aludido, aquello, además, fue una burda máscarada pues se alteró la
esencia y ni tan siquiera el protocolo se mantuvo íntegro. Parecido a como
hicieron los nava-ricos de 1982 con su “Amejoramiento” del Fuero: ¿dónde
aparece el Pueblo? Insisto en que no comprendo por qué todos los historiadores
conceden el calificativo de reyes de Navarra a dicha pareja. Claro que tampoco
entiendo por qué se lo conceden a Juan II, (siendo cómplice del asesinato de
sus dos hijos, San Carlos de Viana y doña Blanca) ni a los que le sucedieron.
¿Será porque este gremio, me refiero a los historiadores, está dispensado de la norma social, “El que
calla, otorga”?.
¡¡¡No, que va!!! Lo que pasa es que los civilizados
son así. Creen que hay hombres que nacieron para obedecerles, como escribió
Aristóteles: no hay sino un despotismo
legítimo, el del amo sobre el esclavo. Creen que Dios hizo el cielo para
quién lo ganase y la tierra para quien más pudiese, como pregonaba Lop de
Agirre y por eso, como le dijo Carvajal a Pizarro Nadie que alcanzó el
título de rey fue considerado como traidor y no se preocupe vuesa
merced, que los gobiernos conquistados por la fuerza, el tiempo los hace
legítimos
Lo que me resulta inaudito y absurdo es hacerse
cómplice de un golpe de estado a tantos cientos de años de distancia. La Moral
y la Etica son cualidades humanas, es cierto, pero no físicas, sino
espirituales y por tanto, atemporales: no prescriben estos delitos.
Señores historiadores de todos los
tiempos: en el ámbito Civilista esa práctica es teóricamente incorrecta pero
corriente; sin embargo en el de la naturaleza humana, no es siquiera
imaginable, y mucho menos, aceptable. ¿Qué? ¿Qué la vida es así? ¿Qué no queda
otra que aceptar los hechos consumados? ¡Ya!. ¡¡¡Tararí que te ví...!!! ¿Y la
conciencia, qué? En fin, que cada palo aguante su vela.
Otra cosa: ¿es consciente el lector
que desde las Cortes Generales convocadas por Santso Ramírez en Huarte, el año
1090, hasta las de Larrasoaña de 1328, van transcurridos 238 “añazos” de clara
resistencia auzokrática?
Por razones que documentalmente no
llego a comprender, los auzókratas nabarros no alcanzaron la suficiente unidad
como para formar una sola Hermandad y pagarán con sangre, con mucha sangre, su
resistencia pacífica al Andikismo. Su tragedia servirá de ejemplo a otros
auzókratas en el futuro no lejano.
El heredero de la parejita golpista,
Charles II, con tan solo 17 años, vino a ser coronado rey a Pamplona. Salieron
a recibirle y presentarle sus quejas, los representantes auzokráticos. El joven
monsieur se sintió molesto por ello y mandó asesinarlos en el puente de Miluze
con inaudita crueldad; ahorcando a unos y metiendo en jaulas de hierro
(“enforcar”) a los demás, hasta mucho después de su muerte.
¿No se pregunta el lector, qué clase
de seres pudieron cumplir aquellas órdenes?
La ola Civilista creció sin mesura.
A los viejos impuestos en especie (cerdos, perdices, trigo, vino, etc) se
añadieron otros, desconocidos (en monedas) y con recochineo, pues al
principio los llamaron “ayuda graciosa” y más tarde, “donativo”. El cruel
monsieur tiene el nombre de Charles II el Malo y se despidió de este mundo con
otra matanza, tan cruel e injusta que la de Miluze, pero mucho más
generalizada. Pudiera decirse que los auzókratas cometieron un error táctico al
pretender salir a flote antes de que el sanguinario estuviese debilitado y para
colmo de errores, le plantaron cara. En efecto, la rebelión auzokrática estalló
cuando el Malo estaba agonizando; pero el multi-asesino sacó fuerzas del
Averno para restablecerse por unos días
y desatar el terror. Dicen unas crónicas de la época que mató a mucha gente.
Puede que sea cierto, pero, de dónde salieron tantos otros? Sus papás fueron
“la leche” y él, la “re’leche”. ¿Fue en este contexto que surgió el refrán, “Más
vale malo conocido, que bueno por conocer”?
¿Por qué el hijo del Malo, poco
antes de la ceremonia de su coronación, decidió rodearse de más de cien
Ezpat’Andikis a los que eximió de tributos? Pero eso no debió ser suficiente
para los Andikis y tuvo que introducir en el Reino de Navarra lo que uno de sus
antepasados había oficializado en “Francia”: el Nobilismo.
La conducta personal y social de
Charles III en modo alguno permite calificarle de Noble, en todo caso, el
Nobilista, por haber sido él quién instituyó los primeros títulos de nobleza en
el Reino de Navarra. No estoy dando pruebas documentales porque esto son solo
anécdotas respecto de mi objetivo, que no es otro que la Auzokrazia. Por otra
parte, dichas pruebas las expuse en mi multi-citado ensayo “Eskualdunak,
aborígenes europeos: ¿en peligro de extinción?”. A el remito al
lector.
El Nobilista, con su europea
disposición, él solo se puso la soga al cuello. Quiso asegurarse el trono a
cualquier precio pero ... ¡Lástima que su conducta no le acarrease a él mismo
las tragedias que les supuso a sus nietos! Los dos mayores (San Carlos de Viana
y doña Blanca) fueron asesinados para robarles la corona, con el agravante de
que sus asesinos fueron, su padre (Juan II), la madrastra (Leonor) y la hermana
menor (Leonor la Fratricida) con su esposo (Gastón de Fox).
¿No crees querido lector, que había
llegado demásiado lejos el Civilismo navarro? ¿Pudiera vislumbrarse otro final
para reino semejante que su desaparición?
No podía ser de otro modo. Sin
embargo, merced a la virulencia Andikil, la agonía del Reino de Navarra es un
repertorio inaudito de maldad y crueldad. Merced también a la malignidad
Andikil, el famoso reino, al contrario de otros, tendrá que ser engullido “de a
pocos”, como si el comensal tratase de acostumbrarse al veneno.
La telúrica “digestión” se
prolongará desde 1512 hasta 1841. De lo que no estoy seguro es de si los
comensales se inmunizaron al veneno, o de si los Andikis perdieron su
virulencia. Dudo de esto último a tenor de los sucesos del verano de 1936; en
el transcurso del cual, los muy civilizados nava-ricos asesinaron más de 3.000
personas, tan inocentes éllas como los del barrio la Nabarrería de la Pamplona
de 1277.
¿Quiénes fueron los primeros en
iniciar la magna ingesta? Dos sujetos muy alabados por el Civilismo
internacional: Fernando el Católico y el Cardenal Primado del Sacro Imperio
Romano, Cisneros. Su conducta ejemplar todavía es polo de referencia para las
personas del actual Reino de España; personas que, en el mejor de los casos,
“por lo bajinis”, deploran el uso de la fuerza que utilizaron aquéllos
ejemplares pero que la mantienen, porque de lo contrario, es decir, sin la
fuerza militar: ¿qué sería del actual
Reino de España? Ya no existen los reinos de la península ibérica. No
existe el Reino de Castilla, ni los de León, Aragón ni el de Navarra. No
existen el Señorío de Vizcaya, ni el Condado de Alaba, ni la Provincia de
Guipúzcoa, ni la Generalitat de
Catalunya ni la de Valencia. Desde principios del siglo XIX existe el Reino de
España y qué clase de paz ha existido en el?
¡Qué tragedia la del Reino de España! Para poder
subsistir no le queda otro remedio que destruir a los Pueblos de la Península
Ibérika.
Hace pocos párrafos que le pregunté
al lector su opinión acerca de la clase de reino que construyeron los reyes de
la saga pirenaica, toda vez que los dos últimos permitían abiertamente, a los
auzókratas y Buena gente en general, dar muerte a los funcionarios de sus
instituciones, si éstos vulneraban la Auzokrazia. Vuelvo a preguntarle: ¿qué
clase de reino era este de Navarra, construido por los “reyes” de la saga
francesa, en el que no solo se seguía persiguiendo a muerte a los auzókratas,
sino que se vulneraban los derechos de las reinas, se alteraban constituciones,
se extorsionaba sin mesura, se mataba sin piedad y entre sus “nobles” lo que
hacían era la guerra; pero no para vivir de ella, que era lo tradicional, sino
para exterminar a los del otro partido?
Me resulta muy curiosa la constante
histórica por la que los Civilistas de la península ibérica, habiendo llegado
siempre tarde a las corrientes políticas europeas, hayan sido aplaudidos con
fervor por sus colegas del norte. Tarde se llegó a la romanización; tarde al
“renacimiento”; tarde al regalismo de los Austrias y Borbones; tarde a la
“revolución” francesa; tarde al mercantilismo anglo-sajón; tarde al fascismo
italo-alemán; tarde al capitalismo de la unión Económica postulada por el Club
de Roma; ... etc. ¿Será porque cuesta mucho “subir” desde “tan bajo”?. ¿No será
porque la naturaleza Humana, en el sustrato iberiko, tiene más fuerza que la
que la etnología histórica o el folklore nos demuestran? Dese el lector una
vuelta por Fuenteovejuna o Villalar en sus anuales celebraciones. De verdad que
me gustaría debatir con los “indignados” del 2011.
Bueno, bueno; volvamos a lo nuestro.
Resumiendo un poco, hemos de admitir
que la resistencia armada opuesta por los auzókratas del Reino de Navarra al
Civilismo Andikil, “francés” y “español” hasta su anexión (los términos “unión”
o “incorporación”, utilizados por los civilistas nava-ricos, no es sino otro de
sus eufemismos) fue insólita. ¿Se preguntará el lector por qué no triunfó del
todo? Por dos razones, fundamentalmente: la primera, porque el Andikismo tenía
raíces milenarias y de ahí su volumen vigoroso. La segunda, porque para poder
cortar objetivo tan recio hubiesen tenido que alcanzar la cohesión que otros
eúskaros lograron.
Las demás razones y sus
circunstancias, con ser tan numerosas como interesantes, no por ello palidecen
ante las expuestas.
Error
de cálculo o degeneración cultural; me preguntó un amigo hace poco. A tenor de
los sucesos históricos y de la etnografía contemporánea, opto por lo primero.
La Auzokrazia en Euskolandia está soterrada, pero no difunta. Como el oso en su
cueva esperando que pasen las adversidades invernales, como la semilla en la
tierra, el aborigen pirenaico aguarda otra nueva primavera. Pero, esto no es
todo: hasta 1986, por lo menos, me atrevería a decir que en Nabarra es donde
más viva estaba. Y tampoco me conformo con lo afirmado, pues todavía pienso que
la Cultura Eúskara, lo más genuino de élla, al menos (su Gizabidea), en Nabarra
no está peor que en el resto de dicho territorio. Verdad es que para darse
cuenta de ello, además de tener una buena Conciencia etnológica, hay que
“patear” los pueblos y llegar hasta la intimidad de sus habitantes. La Ciencia
Política desprecia la primera condición y los políticos no hacen lo segundo ni
llegan hasta lo tercero: ¿por qué pretender entonces que los resultados
políticos nos lleven hasta esa conclusión?
¿Por
qué ese mismo rey-ladrón concedió a Logroño, el año 1095, un fuero casi calcado
del de Nájera? Porque quería tener una población pujante a la que diezmar y los
siervos, como esclavos que eran, no eran tan productivos como los auzókratas.
En mi obra multicitada, describí con
suficiente paciencia documental la evolución del Reino de Navarra anexionado
por el de Castilla, hasta su formal extinción en el año 1841. Como me supuso
una experiencia dolorosa y amarga (debido a la cantidad de mitos y esquemás que
se me desvanecieron), solo diré al respecto (por no volver a sufrir ni
repetirme) que con la conquista del Reino (1512) y su reconquista (1521), en
Navarra las cosas no quedaron como antaño (creencia ésta bastante extendida
entre los nacionalistas vascos). La Auzokrazia, en concreto, y la Cultura
Eúskara, en general, a la que pertenece dicha actitud aborigen para el
autogobierno, sufrirán retrocesos tan manifiestos como la pérdida, casi total,
de elementos de cultura tan importantes como los organismos de gobierno
(Batzarrak), los legislativos (Usos y Costumbres) o el idioma nativo.
Poco consuelo brinda saber que esto
no se evidenciase con claridad sino hasta principios del siglo XIX.
Ahora bien, la resistencia Civil que
protagonizaron los auzókratas en el reino anexionado, durante los siglos XVI y
XVII fue digna de estudio. Hasta tal punto fue magnífica, que los Andikis,
después del decreto imperial que los reunificó (Karl’os I y V, año de 1525),
tuvieron que dejar de pelear entre sí y unirse al Sacro Imperio Romano en
cuerpo y alma. La caza del auzókrata se tornó tan difícil que los lobos
tuvieron que dejar a un lado sus disputas por el liderazgo si habían de seguir
nutriéndose del trabajo de los Señores de Alpargata, de los Dueños de su Sudor,
como se intitulaban en 1936, de los Infanzones de Abarka, como consta en la
documentación del Reino de Navarra. Haría muy bien el lector en querer
cerciorarse de lo que acabo de afirmar. Una vez más, le remito a mi tan citado
ensayo.
Ahora bien, en el freno que los
auzókratas consiguieron poner a la maquinaria del Civilismo en el reino
anexionado, influyó decisivamente un factor exógeno; completamente extraño a
dichas opciones vitales. En efecto, el afamado “descubrimiento” de América
logró desviar la atención de los Civilistas puesto que las riquezas del “Nuevo”
Mundo eran tan abundantes como accesibles. ¿Quién iba a seguir peleando por
unos cuantos kilogramos de trigo y algunos litros de vino, si en América podía
forrarse de oro? Esta “fuga de cerebros”
andikiles restó fuerza al avance Civilista durante más de un siglo.
En el primer cuarto del siglo XVII
una variante Andikil (el mercantilismo) se abrirá paso, poco a poco, hasta
forzar un consenso con los Ezpat y Eliz’Andikis para el ejercicio del poder.
¡Quién lo iba a decir! ¡Qué cosa, el progreso! ¿No era increíble que desde un
despacho, con una simple pluma de ave y una “pizka” de tinta negra, se pudiese
conseguir más lucro que desde un buen caballo con una larga espada o desde una
mitra, por muy grande que fuese el báculo? ¿Magia? Por supuesto que es cosa de
magia, pero tal vez el lector no me toma en serio cuando me refiero a la Magia
Negra del Civilismo.
En el siglo XVIII, los Diru’Andikis
alcanzaron el liderazgo del triunvirato Andikil y proseguirán con paso firme
pero con mejor ritmo, el desmantelamiento de la Auzokrazia. Empezaron el año
1642 en Sangüesa y terminaron el año 1829, mediante la ley 27de las Cortes Generales del Reino
de Navarra, que en su artículo 23, decreta:’’Quedan
derogadas todas las leyes anteriores sobre inseculaciones, y los usos y
costumbres de los pueblos en cuanto se opongan a la presente...’’.
¿Terminaron he dicho? No lector, la realidad actual es que terminaron
con el Reino de Navarra pero la Auzokrazia sigue viva, como vimos en el
capítulo 2 de este ensayo.
En el siglo XIX se consolidó la
“revolución” francesa y con élla los Diru’Andikis conseguirán zafarse de sus
colegas saprófitos, dictando las órdenes sin tenerlos en cuenta e incluso
guillotinando a los que se opusieron a su concepto del progreso.
Hoy en día, no me parece que hayan
conseguido todo el Poder que, como buenos Civilistas, anhelan. “Todo se andará”
si la Buena gente del mundo no llega a percatarse que después del empacho al
que son incitados por la calidad de vida y el bienestar personal a ultranza,
les sobrevendrá la muerte prematura por “coma cultural”.
No tengo dudas al respecto. El
bienestar civilista implica la conversión del ser humano en un “zoombie cultural”.
Tener prioridades como el buen comer y beber; gozar solo una parte del Amor (el
sexo); disfrutar “como loco” comprando; “hacer deporte sin cansarse” (slogan de
una cadena de televisión vasca); llorar y reír sin motivo; “participar” en la
sociedad sin poder hacer otra cosa que votar; etc, son solo algunos de los
síntomás de dicho coma cultural.
Claro que todo ello es posible si se
tiene trabajo, de lo contrario ... ¡ Cuidado!, porque ese trabajo civilista no
lo otorga la Vida, como en el resto de la Naturaleza, sino un empresario o
algún organismo del Poder.
La Naturaleza ha mantenido con vida
a seres humanos tan primitivos como los Yekuanas, Makiritares, Yanomamis,
Esquimales, Tuaregs, Lapones o Eúskaros. Las más avanzadas civilizaciones no
pudieron hacer lo mismo con los asirios, faraonistas, hititas, persas,
fenicios, griegos, romanos, cartagineses, godos, etc.
La globalización auspiciada por los
Capitalistas; la Calidad de Vida (material) ansiada por las masas; la excusa de
los Derechos Humanos para el intervencionismo militar; el respeto (supuesto) a
la independencia de los estados para mantener la opresión de sus naciones; el
flamante Ejército Profesional europeo basado en la vieja concepción de las
guardias pretorianas de los Imperators romanos; etc., no son si no una sucesiva
repetición de antiquísimos procedimientos. Si el Civilismo Diru’Andikil se
globaliza, sus consecuencias, también; por lo tanto, el planeta estará en
peligro.
Volvamos a bajar de “los Cerros de
Ubeda” y regresemos a Euskolandia; pero no a Navarra, como hasta ahora, sino a
otros territorios en los que los auzókratas también se enfrentaron a los
Civilistas.
¿Qué pasó en Aragón?
Que nadie vaya a pensar
que estoy fuera de lugar o del ámbito de la Auzokrazia, porque si bien hemos
visto la Hermandad que hicieron los “aragoneses” y “nabarros” el año 1204; en
1469 seguimos teniendo constancia documental de su existencia. Eso si, con mayor
participación de Buena gente, toda vez que sus Juntas Generales rotaban entre
Jaka, Sangüesa y Exea. Es posible que la mitad de los adscritos hubiesen
perdido alguna característica de la cultura aborigen de dichos territorios,
incluso tan peculiar como el idioma nativo (el Euskara); pero es una constante
etno-histórica que los eúskaros, sometidos a grandes presiones civilistas, se
desprenden antes de su idioma que de su Conciencia de la Etnia, y de este
último elemento de cultura (estoy preparando un ensayo específico sobre él)
antes que de su Humanismo, de su Camino del Hombre, al que llaman Gizabidea.
Llegados a este estado, es decir, sin noción de su idioma primitivo ni del
Pueblo al que pertenecen,
quedan socialmente a merced del Civilismo. Esta es la razón por la que unos se
dicen españoles, franceses, venezolanos, argentinos, mexicanos,
norteamericanos, riojanos, nava-ricos, nabarros, vascos, etc. Solo mediante el
uso escrupuloso de la ciencia etnográfica podremos percatarnos de si su
Humanismo concuerda o no con el Gizabidea eúskaro, con el Camino del Hombre pirenaico.
Para elementos de cultura menos
específicamente humanos, como la Auzokrazia, la toponimia o el juego de la
pelota vasca, no hay necesidad de grandes conocimientos científicos. Eso sí,
hay que ver todo lo que hay y no fijar la atención solo en lo que convenga.
La Cultura Eúskara, si se quiere
tener en cuenta lo que acabo de explicar, sigue trascendiendo los límites
político-territoriales que ha ido implementando el Civilismo en la geografía.
La magia negra del Civilismo puede cambiar de nombre a todo lo que quiera pero
no puede mover de sitio, ni un ápice, a los montes, ni a los ríos, ni a los
mares, ...
Mis prospecciones etnográficas en
los valles de Ansó y Echo, así como en Sobrarbe, Ainsa, Cinco Villas y Val de
Ayerbe, me permitieron comprobar la existencia de un sólido sustrato
auzokrático en sus habitantes. Aquellos sondeos no pudieron llegar a
investigaciones etnográficas, propiamente dichas, debido a que tuve que
exiliarme para salvaguardar mi existencia, porque con la Guardia Civil del
Reino de España puede pasar de todo lo que pasaba con la de Franco. Al cabo de
14 años sigo añorando “excavar” en el fecundo sustrato auzokrático de Aragón.
Sin embargo, pude recoger suficientes
datos como para afirmar tres cosas. La primera; Aragón fue el territorio donde
los principios y métodos anarquistas se pusieron en práctica con más celeridad
y eficacia, en el transcurso de la última Cruzada civilista. No he realizado la
comparación a fondo ni con método, pero tengo la impresión de que el anarquismo
de base y el auzokratismo son hermanos gemelos. La segunda: hay más Lauburus
(“swástica”), anteriores al siglo XVII entre Cinco Villas, Ansó y Echo, que en
todo Euskadi. La tercera; no hay pueblo donde no se halla jugado a la pelota y
el 99% tiene frontón o trinquete. Este último dato es aplicable a casi toda la
Comunidad Valenciana.
Haría bien el lector en dudar de mis
aseveraciones y confrontarlas con la realidad actual; no le resultaría demásiado
difícil; le bastaría con aplicar el capitulo 8 del cuestionario de Relaciones
Vecinales que he descrito en el capítulo 2 de este ensayo. Eso sí, tendrá que
aplicárselo a Buena gente, de lo contrario los resultados pueden ser erróneos.
Caso de que no le guste hablar, el viaje turístico es muy agradable y no le
resultará difícil la comprobación de las otras dos aseveraciones. Caso de que
no quiera el lector hacer nada por su parte ... ¡Caso perdido!
Como
los hechos son porque fueron hechos, nadie puede cambiar el hecho de que las
Cortes Aragonesas estuviesen imbuidas de la Auzokrazia tanto como las del Reino
de Navarra; ni que los auzókratas se resistiesen al regalismo de los Austrias
con fuerza. Por ello, la Buena gente de Aragón lo pagará muy caro (con sangre);
poco después de la Catalana y poco antes de la eúskara del siglo XIX. Un
antepasado de su majestad, don Juan Carlos I de Borbón, llamado Felipe V,
aniquiló a sangre y fuego a los patriotas aragoneses, eliminando sus Fueros al imponer sus “Decretos
de nueva planta”, en 1707 . Con los auzókratas no pudo y como muestra basta
observar el vigor de las Facerías Aragonesas. Según consta en la Gran
Enciclopedia Aragonesa; “la facería es un fenómeno jurídico complejo
integrado por convenciones sobre cuestiones políticas (hasta finales del s.
XVIII), económicas y de buena amistad y vecindad, mutuo auxilio, franquicia y
protección de las relaciones comerciales, pastos, pasos, aguas, etc., que ha
logrado que el Pirineo llegue a ser nexo y no barrera entre Francia y España.
En los Pirineos, los valles han sido la unidad geográfica, económica y política
sobre la que han girado las relaciones entre los pueblos de la montaña entre
sí,…”. Nos conviene mucho tener en cuenta que la etimología de “facería”
nos revela que viene del término bearnés “patz”. La conclusión a la que llegó
el mejor tratadista del tema de las facerías catalano-aragonesas, H. Cabailles,
según cita J. M. Guilera, es diáfana: “Por encima de todo fueron
pactos para hacer imposible la guerra”.
Lamento no extenderme
como quisiera y debiera al respecto, pero ya me salgo demasiado a menudo de mi
camino, como para hacerlo, además, sin los conocimientos necesarios para ello.
Todavía hay un dato que tal vez no
sea anecdótico. En las elecciones civilistas al Congreso de los Diputados del
Reino de España, celebradas en marzo del 2000, los nacionalistas aragoneses
obtuvieron un escaño, que recayó en álguien que no conozco personalmente, pero
cuyas obras (canciones y programás de TV) me han llamado la atención: José
Antonio Labordeta. Que el actual presidente del Gobierno de dicho Reino tenga
un apellido eúskaro (Aznar) más genuino que el del diputado aragonés, eso si
que es anecdótico. Que su abuelo paterno hubiese sido miembro del Partido
Nacionalista Vasco, más que una anécdota es una constante, pues ya hemos visto
que el primer rey de Castilla fue Fernando I, hijo de Santcho III el Mayor, el
rey de todos los vascos, según los historiadores adscritos al nacionalismo
vasco. Pero que nadie olvide que en su sepulcro el título escrito es Hispanis
Imperator.
Y con La Rioja: ¿qué pasó en La
Rioja?
No; tampoco ahora me estoy “saliendo
del tiesto”.
Aborígenes eúskaros poblaron este
territorio civilista desde la remota antigüedad. La Toponimia (nombres de lugar:
ríos, montes, valles, campos, etc.) y la historia documental son tan
contundentes como la Etnografía.
Los escritores clásicos clasificaron
a los Eúskaros en tribus. Ya hemos visto algo relacionado con la más oriental,
los Ilergetes. A los establecidos en las inmediaciones del actual rio Oja, los
denominaron Berones y berón, en euskera, significa plomo. Ese territorio fue
muy rico en minerales. Conocemos datos documentales desde la época Griega
(Trucios era considerada megápolis –gran ciudad- por el escritor griego
Tolomeo) hasta el siglo XIX, que todavía existían minas en explotación, sobre
todo en el valle de Ezkaray.
Tal vez otro de los topónimos más
claros sea, el nacimiento del río Duero. Tiene dos caños, yendo uno hacia el
norte y otro hacia el oeste. Su topónimo es Urbión, que en euskera,
literalmente, significa “dos aguas buenas”, “Buenas” en el sentido de
abundantes, como cuando se dice, “buena cosecha”. Ya iré mencionando otros
topónimos.
La Real Academia española de la
Historia ha publicado: “ Reconquistadas (a los árabes) al principio
del siglo X Nágera y Viguera, perteneció el país que hoy llamamos Rioja unas
veces con título del reino de Cantabria, y otras de reino de Nágera, a los
Reyes de Pamplona en unión con la Bureba (los yacimientos de Atapuerka
están allí), parte de las merindades de Castilla la Vieja y las Provincias
Vascongadas hasta la muerte desgraciada de Don Sancho de Peñalen (del
euskara, Peñarena; era nieto de Santso III el Mayor y fue despeñado en Falces
por un hermano y una hermana): D. Alonso el VI se apoderó entonces del país
y le conservó sus fueros ...”.
El tal Alonso VI también era nieto
del Mayor, digna de todo ejemplo la prole del “rey de todos los vascos”, que no
dejaron de robarse y matarse entre ellos; pero lo que me interesa resaltar es
lo rápido que trató de calmar a los aborígenes del territorio que acababa de
robar a su primo asesinado. La misma prisa se darían el duque de Alba y su amo,
Fernando el Católico, al robar a sus sobrinos el reino de Navarra el año 1512.
De una escritura del año 1076, que el propio Sandoval calificó como “Noticia
importante” y cuyo título original es “Usuale et antiquo fuero in Naiara et
regione, concesso et confirmato”, la Real Academia española de la Historia
hace suya la valoración del insigne clérigo, el cual es considerado como padre
de la historia jurídica española: “Trata el Rey Alfonso en esta carta que
deseando conservar esta gente, que era dura y terrible, y tener sujeto el reino
de Nágera le dieron los grandes del reino un saludable consejo, que mirase qué
leyes habían tenido en tiempos de los reyes pasados (todos de la saga
pirenaica), y aquellos les confirmáse, y guardase sus fueros ...”.
Ya
mencioné como aquel Alcalde auzokrático de Ojacastro metió en la cárcel al mismísimo
Merino del rey de Castilla, porque éste no admitía que los habitantes del valle
riojano utilizasen su lengua vernácula, el euskera. Sin embargo, nada dije de
su toponimia. No quiero cansar al lector; solo voy a nombrar sus aldeas y
barrios: Amunartia, Arbiza, Eskarza, Tordeluna, Oyarra, Urizarna, Biarra,
Zabarrulla y San Asensio de los Cantos. Aprovecharé la ocasión para hacer lo mismo con otro valle
importante, Ezkaray, de rica y antigua tradición minera: Altuzarra, Ayabarrena,
Azarruya, Bonikaparra, Ezpurgaña, Lozalaya, Posadas, Turza, Urdanza, Zabarrena,
Zaldierna, San Antón, San Juan y el propio Ezkaray. De los 23 topónimos
citados, solo cinco de ellos no son eúskaros. Son castellanos, pero el lector
debería tener en cuenta que el romance castellano nació en La Rioja, cuando
este país estaba dominado por los reyes de la saga pirenaica. Quede pues en su
lugar este dato: el español, como se dice actualmente, no nació en el reino de
Castilla, sino en el de Pamplona.
La famosa carta del rey-ladrón no es
la única prueba documental que nos confirma lo “dura y terrible” que
eran los aborígenes riojanos , en defensa de su Auzokrazia, por supuesto.
Pero antes, me gustaría recordar al lector que este
territorio sufrió una fuerte presencia armada romana; hasta el punto de que
llegó a ser zona de retiro invernal para las legiones. Por cierto, a esta
presencia militar y su consiguiente infraestructura, es que la mayoría de los
doctos llaman, “romanización”; confundiendo la ocupación militar de un
territorio con la absorción de la cultura de los invasores por parte de los
aborígenes.
Es el mismo caso de lo que ocurre en el territorio
Kariña del estado Anzoátegui en Venezuela. No se percibe la ocupación armada
por parte de los criollos porque la que se usa es la de carácter económico, que
al parecer rinde los beneficios necesarios (es uno de los territorios más ricos
en petróleo liviano y extrapesado); sin embargo sus aborígenes siguen
prefiriendo su propia cultura y por eso mantienen ritos, economía, organización
social y otros elementos originales como el idioma.
Así pués, afirmar que los Kariña
estan venezolanizados es tan erróneo como decir que los eúskaros de que venimos
hablando fueron romanizados. Si tal hecho hubiese sucedido, la cultura
posterior hubiese sido de raigambre romana y no aborigen, como puede verse
incluso en nuestros días.
También los griegos tuvieron gran
relación con estos eúskaros del sur y de aquella dan fe la existencia de
“polis” tan importantes como Tritium (Tricio), a la que Tolomeo califica como
“megápolis” (súper ciudad).
La Rioja, como Aragón y Navarra es
un concepto territorial del Andikismo local que se fijó limites al estilo
romano, por medio de ríos. Del nombre del río Oxa, procede el territorial.
Cuando irrumpieron los romanos, como ya he señalado, el nombre del territorio
era aborigen, Beronia, que en vascuence significa “sitio abundante en plomo”.
Esto concuerda con la tradición siderúrgica de la zona, muy anterior a la
presencia griega, tal y como los arqueólogos siguen demostrando.
Pero, volvamos a lo nuestro.
Conforme a la voluntad pontificia,
los reyes pirenaicos traspasaban a los monasterios toda suerte de bienes
inmuebles y competencias, como si fuesen suyos; cosa que tal vez creían de
buena fe puesto que así se lo hacía creer el representante del dios
católico-romano en la Tierra. De esta manera, el Sagrado Imperio Romano seguía
su proceso de reconquista. No les hacía ninguna gracia tener que compartir el
lucro con los hombres que se servían de las armas, pero les eran necesarios
para sojuzgar a las almas (naturalistas) de las que ellos no se podían servir;
a esa gente dura et terrible que impuso respeto a los forajidos que
secundaban al rey Ladrón.
En este aspecto, luenga era la experiencia romana. Ya
dije cómo se deshicieron del temible godo, Alarik. La civilizada ley es bien
diáfana: no pudiendo imponerte a los demás, comparte lo menos puedas con el menor número de ellos que te sea
posible.
El monasterio de San Millán de la
Cogolla fue la mayor apropiación espiritual que el rito romano hizo en la
herencia anacorética del sur de Euskolandia, del mismo signo y categoría que
las apropiaciones del este (San Juan de la Peña) o el centro (Leire).
Convertido en la sede principal de la hacienda y patrimonio del Sacro Imperio,
todas las donaciones civilistas iban a parar a este monasterio. Para nada eran
tenidas en cuenta las modernas divisiones establecidas por los Ezpat’Andikis.
La hacienda sacra seguía fiel a las divisiones establecidas por el Imperio que
anhelaban reconquistar con el mismo énfasis que mantenían el idioma imperial,
el latín. Por cierto: ¿cuál es el idioma oficial del Estado Vaticano? ¿En qué
idioma se decían las misas en 1970?
Esta sucursal dio comienzo a su
actividad recaudatoria entre la Buena gente en el siglo X, por lo menos, tal y
como se deduce de lo que consta en su archivo. Según estos soldados de dios,
sus “derechos” sobre la Buena gente les fueron otorgados por el conde Fernán González, el cual, agradecido “... al beneficio del cielo y de S. Millán
que conjuntamente con Santiago combatió contra los moros, dio al monasterio de
S. Millán en la era 972 año 934, por el qual hizo contribuyentes á muchas
ciudades, provincias y pueblos, á unos con bueyes, a otros con carneros, á
otros con hierro, ó con cera, lana, etc en beneficio de dicho monasterio ...”.
¿Qué
hay del lema Ora et Labora? Lo mismo que del otro, Ganarás el pan con el sudor
de tu frente….. ¡¡¡ Ni rastro!!!!
¡Cuantas enseñanzas en tan pocas líneas! Evidencias, sobran pero como el
quid de la cuestión es ponerle el cascabel al gato… Por eso seguimos como
estamos: retro-evolucionando.
¿Todavía sigue creyendo el lector
que hablo en broma cuando me refiero a la Magia negra del Civilismo. Que me
disculpen las personas de este color porque no me refiero a ellas en modo
alguno? Cierto que los sacro imperialistas no eran tan duchos como los egipcios
o sumerios, y no digamos los hindúes,en dicho arte, y por esa razón tenían que
seguir ejerciendo el suyo, el que les dio resultado toda la vida: la violencia.
¿Habrían “comulgado” las Buenas gentes con semejante
“rueda de molino”?. Los auzókratas, desde luego, No. Para la Real Academia española
de la Historia este documento “... es de muy corta autoridad en la historia
y está revestido de todas las circunstancias de monumento apócrifo ...”.
Sin embargo, en base a él los soldados de dios redactaron otro, el año 1025, en
el cual se detallan las contribuciones que “le deben” a la hacienda del
sacro-imperio, los habitantes de Alaba, Guipúzcoa y Vizcaya. La valoración que
de ambos documentos hace la Real Academia citada es, que “... se deben
reputar por muy apreciables en la parte geográfica; aunque no tengan la
antigüedad de sus fechas, pues es creible se hayan forjado (todos tenemos
idea de lo que legalmente supone forjar documentos) en el siglo XII, ó
principios del XIII, ...”.
Como quiera que una curiosidad de
ese tipo nos resulta de interés, transcribiré parte del segundo: “ Alava con
sus villas que pertenecen a su jurisdicción (del monasterio), esto es,
desde Loza y de Buradon hasta Eznate, de fierro por todas sus villas, entre 10
casas una reja. Desde el arroyo de Galárraga hasta el rio Deva, es toda
Vizcaya, y de este río Deva hasta San Sebastián de Hernani, es toda Guipúzcoa.
Desde los fines de Alava hasta la costa del mar, es de una jurisdicción, y
paguen sendos bueyes ...”.
¿Transigieron las Buenas gentes con
las arbitrariedades del segundo documento?. Los auzókratas, desde luego, No. De
otro modo, el gerente de turno en la sede local de la hacienda Sacro Imperial,
de la que venimos hablando, no hubiese tenido que recurrir al bárbaro real que
el Vaticano tenía confirmado en el territorio. Cual dócil criado, el
funcionario (Fernando IV de Castilla) expidió un privilegio (Valladolid, 21 de
septiembre de 1387) dando por válidos los documentos forjados por los soldados
de dios, acantonados en San Millán de la Cogolla.
¿Se
preguntará el lector cómo acabó esta contienda arbitraria que mantuvieron, durante 663 “añazos”, los soldados del
dios católico, acantonados en el monasterio de San Millán de la Cogolla, en
contra de los auzókratas,?.
Los
diezmadores tuvieron que llegar a un acuerdo con los auzókratas; un convenio
entre “... el monasterio y los pueblos, con aprobación del presidente y
oidores de la audiencia de Medina del Campo á 30 de abril de 1602 ...”. ¿”Ora et labora”, eh?
¿No tiene curiosidad el lector por
saber qué fue lo que se comprometieron a pagar los auzókratas, según los textos
citados?. Para muestra solo transcribiré lo que correspondió a Alaba, porque lo
tengo más a mano y porque pronto echaremos un vistazo a la resistencia
auzokrática en dicho territorio: “ Los lugares que pagan este voto que
se llama comúnmente la reja de Alava, son los siguientes: Luco Arzamendi paga
31 maravedis: Mendivil 30: Vitolaza 50: Ciriano 50: Nafarrete 40: Luco 31:
Hermua 25: Troconiz 60: Maistu cada vecino 3 blancas: Hermandad de Arraya:
Arroztegui, Honrategui, Arrienza, Uriarte, Otouri, Miztigui, Virgala la mayor,
Virgala la menor, cada vecino 3 blancas: Acoceta 374 maravedis: Hizona 36:
Herenchun 50: Hermandad de Zuya 374: Hermandad de Cigoitia 600. Los que pagan
trigo. Mendoza 3 celemines: Zurbano 6: Arroyave 2: Durana 5: Zuazu 4: Orenehun
4: Otaza un quartillo: Murieta 6 celemines: Arriola 6 celemines: Hordoa 6
celemines: Narbaja 6 celemines: Galarreta quartilla y media: Caldacendo 3 quartas:
Ezchericoa 4 celemines: Luzcando 2 celemines: Gureña 6 celemines: Longarica 4
celemines: Margarita 2: Anniz 5: Lupidana 30: Elguea 3 quartas.”
Tal vez le convenga saber al lector
que con 50 maravedíes de aquellos se podrían comprar unos 135 kg de trigo,
aproximadamente. Un “celemín” contenía algo menos de 4 kg y una “quarta”, casi
2’5 kg.
Como he dicho, lo del acantonamiento
de San Millán no era una excepción, sino la sede sureña euskolandesa de la
hacienda sacro-imperial. Con otros monasterios post’anacoréticos sucedía lo
mismo: donaciones reales y más donaciones, reales también pero hechas por los
Ezpat’Andikis, no solo para ganarse el cielo, sino para algo que les resultaba
más interesante: el favor sacro-imperial. Es muy parecido a como hacen hoy en
día ciertos empresarios para conseguir beneficios del Poder.
¿Qué tengo que dar una explicación
al respecto? De acuerdo, pero escueta, por ser marginal a mi objetivo y porque
lo hice en otro ensayo ya citado tantas veces. Los pontífices del sacro-imperio
seguían teniendo la misma potestad que los Imperators respecto a la concesión
de encomiendas territoriales. Eran ellos, o sus delegados, los que podían
otorgar la concesión de recaudar diezmos en algún territorio eclesiástico y eso
era lo que ansiaban muchos Jauntxos,
poco aptos para las armas. En América la cosa fue un poco diferente
porque los reyes Católicos adujeron que dicho territorio era de éllos puesto
que nunca perteneció al Imperio Romano. Esto por un lado, y por el otro, que
éllos lo habían conquistando. Este civilizado “Derecho de Conquista” ya fue
intelectualmente defendido por alguien tan afamado como Aristóteles, tal y como
vimos anteriormente.
Veamos algo más respecto de las
donaciones reales a la hacienda sacro-imperial, a costa de la Buena gente de La
Rioja.
Al “monasterio” de Valbanera (cuya
imagen de la Virgen tenía importancia semejante a la de Arantzazu) el
rey-ladrón que robó La Rioja a su primo asesinado, el año 1092 le dió comunidad
de pastos con las villas auzokráticas (amparadas estaban por el Fuero de
Nájera) de Matute, Tovia, Villanueva, Anguiano, La Matriz y valle de Ojacastro.
El papá de Santso III el Mayor dio
al de San Julián de la Sojuela las villas de Medrano y Sojuela.
Alfonso VIII de Castilla (otro
rey-ladrón que robó Alaba y Guipúzcoa a su primo, Santso VII el Fuerte), el 28 de septiembre de 1169 donó la villa de
Sajazarra. Este Alfonso escalaba peldaños civilistas con rapidez, pues para
lograr su felonía tuvo que tener cercada la ciudad auzokrática de Vitoria
durante un año, hasta que su primo (Sancho VII el Fuerte) ordenó al alcaide de
la ciudad -fundada por su padre, Sancho VI el Sabio- que se rindiese. Sancho
VII luchaba en el Magreb a favor de un sultán, con quién había pactado la
retirada de las tropas islamistas de la península ibérica, cuando el obispo de
la sede Iruniense le escribió diciéndole que los auzókratas de Gaztéiz, por no
rendirse, se comen os unos a os otros.
El papá de este rey ladrón, dio al
monasterio de Fitero la villa de Nienzabas (despoblado cercano a Rincón de
Soto) el 25 de octubre de 1140.
Insisto en que las donaciones
Andikiles a monasterios post’anacoréticos, eran entendidas por los pontífices
como justas devoluciones del patrimonio de su sacro-imperio. Quiero añadir algo
que no suele ser divulgado como debiera, a mi juicio: me refiero a la
obligación que se imponía a la Buena gente para que trabajasen “de balde”, es
decir, sin compensación alguna. Esto ya sucedía (si hemos de creer al docto
Sandoval) casi desde el principio de las dinastías pirenaicas. Citando una
escritura de donación, nos dice el famoso clérigo que el rey Santso II Garcés,
apodado Abarka (970-994), “ ... dio al monasterio de San Millán y á su abad
Lupercio dos villas ... Badaran, con otros barrios que allí se juntaron ... y
la otra Cordovin con sus términos, y que los vecinos de estos lugares sirvan al
monasterio dos días cada semana por todo el año ,,, o paguen 100 sueldos ...”.
Don José Yanguas Miranda, en su
magnífico “Diccionario de los Fueros y Leyes de Navarra”, nos especifica muy
bien esta obligación de ciertos “... villanos que deben en la semana peón un
día ...”, cita que extrae del Fuero General de Navarra (lib.3, tit.5,
cap.17).
Por cierto; en el capítulo 9 del
título 7 de dicho código civilista navarro, consta: “El sayón debe avisar en
las casas á marido o muger para que acudan a labrar, diciéndoles que sino lo
hicieren la pena es un sueldo ó un robo de trigo”. Esto no son más que
tibias muestras del grado civilista alcanzado por la saga de reyes pirenaicos y
que está contenido en el famoso código navarro, el cual debe su fama, como ya
dije con anterioridad, a sus disposiciones de raigambre auzokrática. No te
confundas, estimado lector. Recuerda que solo se podía usar el Fuero Geberal en
aquellos lugares dónde no hubiese fuero municipal o Usos y Costumbres
reconocidos.
A pesar de la copiosa documentación
en la que muchos historiadores fundan su opinión acerca del feudalismo
existente en Navarra y La Rioja, a mi modo de ver (sin tener en cuenta los datos
etnológicos), caen en el error de confundir el dicho con el hecho; olvidando
(en el caso de los bien-intencionados), además, el derecho foral que asistía a
los súbditos de los reyes pirenaicos a cambiar de “señor” si éste no les satisfacía. Es obvio de
que ese derecho incluía al conjunto Andikil, en pleno.
Sin embargo; ¿no es cierto que
cuando el río suena es porque lleva agua?. Tan cierto como que hubo esclavos al
servicio de los romanos acantonados en Beronia (pre-Rioja) y que tuvieron
descendencia, los desdichados. Los militares civilistas, con encomiendas
otorgadas por el Imperio Romano, vivían en “villas” similares a lo que es (por
su ubicación geográfica, nada más) un Baserri eúskaro (caserío, lit.
asentamiento humano del bosque), una “masía” catalana o un cortijo andaluz. A
la prole de aquellos esclavos que siguió viviendo en aquellas “villas” romanas,
se les llamó “villanos”. Los que no llegaron a integrarse con los aborígenes
fueron llamados siervos y en Fuero Juzgo “leonés” estaba tasado su precio en 30
escudos por cabeza. Los que se integraron a la cultura aborigen (euskara), por
el contrario, optaron por agruparse auzokráticamente y a estos poblamientos se
les dio el nombre de “Villas”, porque algunos de sus pobladores, al menos,
procedían de las post’villas romanas.
Si no fuese cierto que la cultura
aborigen de La Rioja fué la Eúskara y que las civilistas no le hicieron mella
en lo importante, es decir, en su Humanismo, en El Camino del Hombre, sus
concepciones no hubiesen sobrevivido a las de griegos, romanos, godos o árabes.
¿Cómo comprender la existencia del
magnífico Fuero de Nájera, aceptado por Santso III el Mayor (999-1035) y
ratificado con premura por su nieto (Alfonso VI el Ladrón), el año 1076, debido
a que los aborígenes eran “gente dura y terrible”?.
La fundación de Villas por parte de la monarquía no
tenía como objetivo el bienestar de la Buena gente, ni mucho menos, la Justicia
Social. En primer lugar, los monarcas querían quitar mano de obra a los
soldados de dios y en segundo lugar, sacar provecho de las personas honradas.
Por supuesto que hubo excepciones, como las que mencioné respecto a Sancho VI
el Sabio y su hijo, el Fuerte.
Lo que me conmociona es de dónde sacaba fuerza moral y
ánimo aquélla Buena gente, toda vez que no tenían libros, escuelas ni
universidades. ¿Dónde se nutriría su espíritu? No hay error posible, en el del
Creador de la Naturaleza. ¿No pertenece el ser humano a esa Naturaleza? Si las
galaxias y los planetas, si los vientos y las mareas, si los volcanes y arroyos,
si los virus y bacterias microscópicos, si en definitiva, todo lo que existe,
responde a leyes naturales, ¿qué me impide aceptar que yo, como ser humano,
también debo responder a alguna de éllas? Lo se porque hurgando en mi
conciencia he hallado esa respuesta y porque las conclusiones a las que van llegando los más insignes
biólogos que estudian la evolución genética del ser humano asi lo confirman.
La Real Academia española de la
Historia también acepta las valoraciones dadas por el Rvdo Marina en su “Ensayo
histórico crítico de la legislación”, en el que afirma de los Fueros de Nájera
que “... son muy notables y se deben reputar como fuente original de varios
usos y costumbres de Castilla,” Del Fuero de Logroño dice: “ No fue
menos insigne y celebrado que el de Sepúlveda, y aunque corto y escaso de leyes
civiles y criminales, acaso es el cuerpo legal, si así se puede llamar, que
tuvo en Castilla mayor autoridad y extensión ...”.
No solo en Castilla sino en otras
naciones, toda vez que se pidió por los habitantes de Santo Domingo de la
Calzada, Castrourdiales, Laredo, Salvatierra (Agurain), Medina de Pomar, Frias,
Miranda de Ebro, Santa Gadea, Berantevilla, Clavijo, Treviño, Peñacerrada,
Santa Cruz de Campezo, La Bastida, Plasencia de Guipúzcoa, Vitoria y Bilbao. Lo
dicho: la restauración auzokrática vino del este, por el sur.
¿No es digno de tenerse muy en
cuenta que de las Cortes celebradas en Nájera, a mediados del siglo XII,
saliese “ El primer cuerpo legislativo y fuero escrito, que en cierto manera
se puede llamar general después del códice gótico ...?. Fue publicado por
el hijo del rey-Ladrón y según el docto Marina, “ ... En el se establecen
las prerrogativas más características de la soberanía; se declaran los mutuos
derechos entre el realengo, abadengo (Eliz’Andikil) y señorío (Ezpat’Andikil),
divisa (Jauntxokeril), de behetría (auzokrático) y solariego
(post-auzokrático), y los de estos señores con sus vasallos, se corrigen los
abusos y se ponen límites á la extensión que la nobleza (civilista) daba
á sus exenciones y privilegios, ...”.
¿No es esto muy parecido a lo que se
hizo en las Cortes convocadas en Huarte por Santso Ramírez? Sí; y los
resultados también.
Pues,
sí, querida lectora: toda la vida han existido personajes dispuestos a vivir a
costa de las Personas. ¿Cómo diferenciar a unos de los otros? Según don José
Miguel Barandiarán, difícil no es, porque:
La
Persona se es por lo tanto, cuando uno realiza esas tres cosas.
Primero: pensar
“Qué somos” y “Cual es nuestro destino”.
Segundo:
pensar, conforme a ese Pensamiento y a ese Destino, “Cual debe ser nuestro
comportamiento”; o sea, sacar el Plan, hacer un Propósito.
Y tercero:
conforme a ese Plan y a ese Propósito, realizar nuestra conducta. Ese es el
tercero y lo más importante.
Esas tres
actitudes constituyen lo que se llama la Persona Humana. Donde no existe eso,
se es Cosa; no se es Persona.
¿No se preguntará el lector por qué
en Castilla la Nueva y León el feudalismo logró dominar casi por completo
(recuérdese al Alcalde de Zalamea, a Fuenteovejuna o a los Comuneros) y en
Euskolandia solo consiguió herir a la Buena gente? No me cabe duda de que tuvo
parte principal en ello la debilidad o minoridad del sustrato cultural eúskaro;
muy fuerte, por otra parte, en el mundo pastoril de toda la península ibérica,
el cual no comenzó a menguar (con lentitud, eso sí) hasta que un Borbón (Carlos
III el Napolitano) suprimió las Mestas (organizaciones pastoriles). Conforme al
eufemismo navarrista, esta decisión será tomada a petición de las Cortes
Generales (ley 54, Cortes de 1817-1818), pero para conveniencia de los
Diru’Andikis, de ahí la tardía fecha en que los nava-ricos ilegalizaron dichas
organizaciones pastoriles.
Por cierto; siempre se habla de la
feracidad y riqueza agrícola de La Rioja, sin apenas mencionar la pastoril
(cosas de “loritismo” en la enseñanza). A este respecto socio-económico tan
importante: ¿habrá quien ponga en tela de juicio la información que da la Real
Academia española de la Historia?. He aquí un extracto: “Apenas hace un
siglo (es decir, hacia 1700) que los encinares llegan en muchos pueblos hasta el mismo Ebro, y
diferentes pueblos de la ribera derecha e izquierda del Ebro tenían montes
bajos de encina que daban fruto, pasto y leña; pero hará como 80 años entró en
sus habitantes pobres un furor por roturar ó romper terrenos para plantar
viñas, que ha hecho desaparecer los montes de encina, no quedando ya rastro ni
memoria de ellos.”
¿Dónde estarían situados los
“inmensos” graneros romanos de Beronia?
¿Será capaz de comprender el lector
que, con los encinares de muchos pueblos llegando a las orillas del río
Ebro; con los montes llenos de pasto, bosque, yacimientos metalúrgicos,
anacoretas y eúskaros; con Alcaldes auzokráticos como el de Ojacastro; con
Fueros tan auzokratizados como los de Nájera o Logroño; y, gente dura
y terrible como la que imprimió respeto a los reyes pirenáicos tanto como a
los primeros reyes de Castilla; ... comprenderá, digo, ¿por qué la Historia de
la Buena gente de dicha nación (La Rioja) siga a la espera de un historiador
con sentido del Común?. Yo, no lo entiendo.
Estos factores históricos me
impulsaron a sondear La Rioja del mismo modo que hiciera en Aragón. Don José
Miguel Barandiarán no solo me había abierto los ojos sino que me había enseñado
un método científico para investigar la cultura de los pueblos y por esta
razón, dónde los otros científicos no veían más que territorios yermos o
civilistas, yo era capaz de ver la realidad etnológica. ¿Cuántos varapalos no
se ha llevado la Historia escolástica de parte de los arqueólogos y lingüistas?
¡Y de parte de los biogenetistas ni se diga!!! Los de la Etnología les
resultarán más dolorosos, porque no solo descubrirán otra realidad (la de los
culturizados), sino porque pondrán en tela de juicio sus carencias
metodológicas y las no bien-intencionadas interpretaciones que de los
documentos han hecho y hacen los historiadores profesionales. ¿Qué decir de lo
que les supondrá a todos los que han ocultado datos, tergiversado sucesos y
mentido a conciencia?
Tenía demásiada prisa por “excavar”
en el acerbo cultural de La Rioja y por eso contacté con una pareja de
etnógrafos en la Sierra de Cameros (el Roncal riojano). Muy capacitados y Buena
gente, con ellos pensaba dinamizar la investigación sistemática en base al
Cuestionario de Relaciones Vecinales que mencioné en el capítulo 2.
¡Cuantas investigaciones
etnográficas truncó mi exilio!
No
cito ni tan siquiera las iniciales de dicha pareja porque tengo miedo de que
también ellos puedan ser acusados de colaboración con el terrorismo.
¿Te ríes, lector?; haces muy mal.
¿Qué harás si te digo
que tres colaboradores del Museo Etnográfico Nabarro fueron detenidos en 1984?
¿Y si añado que en 1986, otro fue encarcelado durante 24 meses, acusado en siete
sumarios y absuelto de todas y cada una de las acusaciones de la Guardia
Civil del Reino de España?. Por cierto; ¿qué hubiese ocurrido si este
colaborador hubiese sido sometido a juicio conforme
a los Usos y Costumbres de los Nabarros? ¿Hubiesen salido seis hombres buenos
que jurasen que no era malo sino bueno? ¿Solamente seis?... Como los hongos,
por docenas hubiesen salido.
¿No estaba yo cubriendo el desarrollo del
Primer Congreso de Pesca Iberoamericano (isla de Margarita, Venezuela, 1987) y
la Guardia Civil “de marras” informaba “confidencialmente” (a través de las
revistas Blanco y Negro e Interwiu) que yo estaba en Francia, enrolado en algún
comando guerrillero de la E.T.A., con intención de pasar la frontera para
combatir a las fuerzas militares acantonadas en Euskolandia?
Ni a mis colaboradores ni a mí, nos
hizo gracia ninguna aquellos sucesos.
En fín, volvamos a lo nuestro, al
auzokratismo en La Rioja.
Los documentos hablan, alto y claro,
al historiador. El escolástico prefiere callar o “no se entera de la misa, la
media”, pero el etnológico si puede constatar la fuerza con que la Auzokrazia
se mantenía en dicho territorio, tan del agrado de la nobleza civilista,
incluso con anterioridad a la redacción del famoso Fuero General del Reino de Navarra.
En efecto, tanto en Navarra como en
La Rioja y en Alaba, se llegó a reconocer el estado de nobleza propio de la
cultura aborigen, que se basa en el Trabajo. Los personajes tuvieron que
reconocer la Nobleza de las Personas, de los Dueños de su Sudor, de los Sennyores
de Bienfetria en los documentos.
¿Cómo se llegó a ello? ¿ Por simple consenso amistoso
entre dos modos de afrontar la Vida, tan radicalmente distintos como son el de
los Eúskaros y el de los Civilistas? No, por cierto. El aborigen pirenaico de
la época sabía, como el rey de Mitilene que “contra el malvado debe
salir el hombre honrado, bien armado”. Ya nos referimos, escuetamente, a
las Hermandades “navarro-aragonesas” de principios del siglo XIII.
Un sector de la nobleza del Reino pirenaico
recibía el nombre de Infanzones de Abarka; en La Rioja se les daba otro nombre:
Señores de Behetría o Bienfetría.
Don José Yanguas constató en los
documentos de dicho reino que Infanzón, Hidalgo y Noble eran sinónimos y que
además, “... se aplicaban generalmente a los hombres libres, que siempre
habían sido libres y que procedían de familias libres ...Los hidalgos o nobles
se distinguían entre sí según su mayor o menor riqueza y el lugar que ocupaban
en el gobierno o la milicia ... El Fuero General habla también de Infanzones
Labradores ...” (Lib.1, tit.1, cap.4)
La conclusión es
obvia: del ejercicio de la Libertad y no de la posesión de bienes, es que
procede la concepción de la nobleza pirenaica. El primer concepto es
naturalmente admitido por la Cultura Eúskara, el segundo está impreso en el
Civilismo Los romanos, por ejemplo, solo consideraban “domus” (dueño) al
poseedor de bienes, entre los cuales se incluía a los seres humanos. La
esclavitud no fue abolida en Venezuela hasta mediados del siglo XIX.
¿Ha olvidado el lector la sentencia
eúskara para decir “yo soy libre”? El aborigen pirenaico dirá, “ni nire eskukoa
naiz”, que literalmente significa, “yo de mi mano soy”. Claro que no es lo
mismo tener en la mano una espada que una vara pastoril, una azada o una lima.
¿Por qué será que los antiguos alcaldes auzokráticos (y muchos de los actuales,
por costumbre) llevaban vara de mando y no espada? Los Civilistas del mundo
entero han usado sus manos o las de sus mercenarios para conquistar; los Culturizados
por el contrario, para ganarse el pan con el sudor de su frente.
Jesús de Nazaret nos demostró con su
ejemplo que todos somos hijos de Dios: ¿por qué la iglesia romana se ha
empeñado en hacernos creer que todos somos siervos de su dios? Ambos dioses no
tienen comparación posible. El Creador de tanta Naturaleza maravillosa; ¿para
qué va a necesitar que le sirva nadie? Los Civilistas siguen por su camino y
los Culturizados por el nuestro. La mentalidad apropiativa de los primeros
sigue cebándose en la productiva de los segundos. El progreso involucionista
sigue su curso y está vigente hoy en día tanto o más que antaño. Lector: ¿cómo
valoras a las personas, por sus bienes o por sus actuaciones?
El caso es que los del sacro-imperio
no tardaron en convencer a los post’cavernícolas predadores de la validez y
eficacia de sus leyes, por lo que siempre (¿) será ratificado el Derecho de
Conquista. Los romanos, habiendo adoptado las experiencias orientales, optaron
por seguir con la táctica del adoctrinamiento, por ser la que mejor garantiza
el sometimiento del personal; los otros, sus bárbaros, tendrán que conformarse
con el viejo arte de la violencia.
Tal vez ahora comprenderá el lector
por qué los reyes de la saga pirenaica creían que todo era suyo; al menos, todo
lo que nadie pudiese sostener que le era propio. He dicho sostener, porque en
el ámbito civilista, solo con demostrar no es suficiente; incluso hoy en día se
necesita la sentencia confirmatoria de una autoridad. Todo era patrimonio real:
montes, ríos, piedras, árboles, pasto, animales, ...¡por supuesto que también
los seres humanos! No iban a ser ellos los primeros en desmentir a sabios del
calibre de Aristóteles.
Ahora bien, los Andikis, por su
condición de nativos, sabían que los eúskaros no entendían griego ni latín (un
amigo mío, natural de Errazkin, fue calificado como “mentalmente no apto” para
el servicio a los militares españoles porque solo sabía hablar euskera), por lo
que sería inútil pretender que admitiesen dichas enseñanzas. No eran sus
connaturales hombres de armas-vivir, pero como si lo eran de armas tomar, lo
más aconsejable era estar a buenas con éllos.
Además, estaban los otros, los
post’esclavos, que si sabían latín, de modo que aunque no quisiesen entender,
se les podía obligar, porque “la letra, con sangre entra”.
Y eso no es todo, también había la
posibilidad de elegir entre los pobres. “Pobre” en la mentalidad eúskara se
dice de aquel que sufre alguna desgracia; en cambio, en la civilista, se
refiere a quien no tiene bienes materiales. Don Julio Caro remonta la
existencia de este género civilista al siglo II aC: “El año 171 antes de
J.C. llegó a Roma una delegación de España. El negocio que la llevaba era,
según Tito Livio de género nuevo. Representaba a más de cuatro mil hombres que
se consideraban hijos de soldados romanos y mujeres españolas, con las que
aquellos no habían contraído connubio; estos hombres pedían una ciudad o
asentamiento.”. Los lapsus conceptuales de don Julio Caro no inciden en lo
importante del dato. Los civilistas han cambiado lo más posible todo lo que han conquistado.
Los griegos llamaron a la península del sur-oeste de Europa, Iberia; los
romanos, a su vez, se lo cambiaron por el de Hispania. ¿Por qué razón? Por
cualquier tontería o capricho, tal y como ocurrió en el siglo XVI, cuando a
todo un continente le dieron el nombre, femineizado, de un comerciante italiano
radicado en Sevilla. Si este Americo Vespucio no hubiese viajado en compañía de
un vasco, Juan de Lakotza (castellanizado, La Cosa), por cierto, el mejor
marino y geógrafo de su época (autor del primer Mapamundi conocido), no sé cual
hubiese sido el nombre de Venezuela, nombre derivado de un topónimo aborigen
del cabo de Kokibakoa, lugar del Lago de Maracaibo.
Pero lo que conviene tener en cuenta
para nuestro objetivo, no es precisamente eso, sino la fecha, el contingente de
representados y el por qué de su condición económica. No es difícil de creer
que los descendientes de dicho contingente, al cabo de mil años, superarían en número a éstos. Y esa es, año
más o menos, la fecha aceptada para el nacimiento de la primera monarquía
constitucional europea: el Reino de Pamplona o Pirenaico. ¿Cuál sería su
mentalidad, la de los pobres civilistas y la de los post’esclavos romanos,
acostumbrados como estaban a depender de otros seres, diferentes del Creador?
Los reconocimientos de la corona a
valles como Roncal, Aezkoa, Salazar, Baztán, Ziza, Osés, Arberoa, etc o a
territorios como Aralar, Enzía, Urbasa, Bárdenas, etc; los escribanos monacales
y la mayoría de los historiadores que he consultado, los hicieron aparecer como
concesiones monárquicas, sujetas por tanto a la voluntad de cualquier rey. En
un privilegio de García Ramírez (1134-1150) al Concejo de Olite, se menciona a
los Infanzones de Abarka como “villanos
de la tierra real”. Ya vimos que la “villa” era una estancia campestre
romana; no hay que confundir a estos Infanzones de Abarka con los habitantes de
las villas medievales, que en origen no fueron sino asentamientos defensivos
auzokráticos.
Estos Infanzones de
Abarka, como sus homónimos del siglo XX, los Dueños de su Sudor, gracias a su
trabajo en la tierra de todos (real, bajo la óptica civilista) eran libres y
por tanto, nobles.
Lo
mismo ocurría en el Reino de Nájera o La Rioja, solo que eran conocidos con el
nombre de Señores de Behetría o Bienfetría, que significa Bien realizado, en el
sentido de mejora llevada a cabo en un terreno.
Esta concepción de la propiedad,
condicionada por la acción del hombre, es uno de los pilares de la Cultura
Eúskara y de cualquier otra Cultura Natural. En efecto, un eúskaro solo
considera como propio lo que él ha hecho o conseguido. Un Etxekojaun no se
considera propietario de su Etxe (Casa) sino usufructuario, por la sencilla
razón de no haberla hecho; ahora bien, si considerará suyo el panal de abejas
que ha encontrado en el monte o los manzanos que haya plantado.
Estos pilares de la mentalidad
naturalista son muy valiosos a la hora de localizar sustratos culturales en
territorios aparentemente adscritos al Civilismo, pues un Civilista considera
suyo todo aquello que nadie le pueda quitar.
Aunque con mucha brevedad, creo
conveniente añadir algo respecto de la Behetría o Bienfetría.
Si los historiadores tuviesen más
conocimientos etnográficos y etnológicos, interpretarían los documentos de un
modo bien diferente. Podrían comprobar, sin ir más lejos, el vigor de la
cultura eúskara en toda la península ibérica y allende los mares, en
Iberoamérica, pues la propiedad comunal (en el primer territorio) y la de
Bienfetría (en el “Nuevo” Mundo) están muy extendidas. A lo largo y ancho de
dicho continente de habla castellana (no olvidar que dicha lengua no nació en
el reino de Castilla sino en el de Nájera cuando ambos dependían del de
Pamplona) sigue vigente dicha concepción, hasta el punto de que incluso una
propiedad privada que posea todos los requisitos formales del civilismo
(escrituras, firmás de notario, registro catastral, cancelación de impuestos,
...) puede ser transferido a otra/s persona/s por el Trabajo, por las
Bienhechurías que se han introducido allí. Millones de venezolanos, por
ejemplo, “solo” somos propietarios de bienhechurías (casas, galpones, cercas,
plantaciones, caminos, etc) pero no del terreno donde están realizadas que
pertenece al Estado; es decir, a todos los venezolanos (al menos en teoría).
Los conquistadores españoles creían
que era suyo todo lo que conquistaban, de conformidad con su civilización; sin
embargo, los reyes “españoles” dijeron que no y la iglesia romana también les
negó ese derecho, pese a que en base al mismo, monarcas y pontífices ejercían
la propiedad de “sus” bienes.
¿No se preguntará el lector por qué
Roma reconoció a los reyes Católicos y portugueses la propiedad de América? En
pocas palabras, porque este continente no había pertenecido al Imperio Romano.
Ya lo dije no hace mucho, pero es preciso insistir en lo importante si se han
de desmitificar innumerables mitos y leyendas civilistas que todavía siguen
vigentes.
Así pués, no debe olvidar el lector
que en Iberoamérica está vigente un modo de propiedad basado en las
disposiciones de la Naturaleza; es decir, en el Uso, pues para poseer
naturalmente algo, hay que usarlo, utilizarlo. Los eúskaros tienen una
condición más, cual es la de utilizar “bien”. Eso de que “yo, con lo mío, hago
lo que me da la real gana” es una expresión de los pobres civilistas. ¿Cuántos
señores y señoras no prefieren que se pudra una de sus pertenencias, antes que
dársela a un necesitado, que no la puede pagar?. El eúskaro, que no el vasco,
suele ser tachado de poco gastador, pero no hay tal; cuando hay motivo para
gastar (salud, estudios para los hijos, remodelación de la Casa, etc) el
eúskaro siempre querrá lo mejor que le permitan sus posibilades. Es un mito que
al eúskaro no le guste gastar, lo que aborrece de verdad es “mal-gastar”, por
activa o por pasiva. No se asombre el lector, porque ambas posibilidades se dan
en la naturaleza humana; por eso se critica a quién “ni come, ni deja comer”.
Un agricultor eúskaro, labrando
incluso su propia tierra (civilistamente hablando), caso de que no pueda
aprovechar las posibilidades que esta brinda después de la cosecha, no impedirá
al pastor que se beneficie de la hierba que sus animales si pueden aprovechar.
Esto se mantenía hasta 1986, por lo menos, en todos los pueblos que alquilaban
el pasto de sus términos, Pamplona incluida. Ningún propietario se negaba a que
los animales aprovechasen la hierba. Bueno, algún que otro animal si que se
oponía a que sus congéneres se beneficiasen de algo que él no podía aprovechar.
En Ujué, por ejemplo, incluso los hubo que provocaron heridas con armas de
fuego. ¿En cuantos territorios de la península ibérica no se sigue esta
concepción humanista de la propiedad? Los que así creen y practican; ¿en que
facultad universitaria o sermón católico aprendieron dicha concepción? ¿En
alguna de las Constituciones españolas, tal vez? Lo dudo, pues hasta 1960 el
50% de la población de la península era analfabeta y otro 45% más no leía o
escuchaba otra cosa que “novelas rosa” o la sección deportiva de los
periódicos. ¿Leerían más los americanos? No, por cierto.
Para dar por concluidas estas
escuetas referencias a la Auzokrazia en La Rioja debo decir que entre 1984 y
1985 pude comprobar como el rancio velo nacionalista que había tendido delante
de la Buena gente riojana el Civilismo post’godo ( “godos” llaman los canarios
a los peninsulares, todavía hoy en día), empezaba a raerse y eran muchos los
que ya demostraban su natural afinidad con los del norte del Ebro. Ellos con debilidad,
pero los etnógrafos con nitidez, oíamos el latido de su naturaleza primitiva,
de su concepción de la Vida. El riojano es trabajador, honrado, esforzado y
amante, por demás, de su tierra y amigos: ¿habrá obtenido estas cualidades de
la nobleza española? ¿Cuántos panaderos habrán matado a su padre para ser
dueños de la panadería? ¿Cuántos señores y príncipes asesinaron a sus reyes
para heredar el reyno? ¿Y cardenales a papas para tomar las riendas del
Vaticano?
Supongo que hoy en día, a juzgar por
el auge de la pelota vasca, el velo “de marras” tendrá agujeros “de mil pares”.
Parece obvio que la neolítica Nacionalidad del Lan (pasto-trabajo, en Euskera)
puede avivarse en el corazón riojano, pero me pregunto cómo estará el sustrato
auzokrático: soterrado (como en 1984) o germinando.
Cambiaremos ahora de territorio pero
no de Cultura, porque seguiremos en ámbitos eúskaros. Eso sí, volveremos a
tener noticias auzokráticas de los riojanos.
Pasemos a Alaba, el enorme
pastizal del Neolítico, lleno de dólmenes y bordeado por las montañas “más”
simbólicas y auzokráticas de Euskolandia, en las que incluso en nuestros días,
la propiedad sigue concibiéndose al más puro estilo eúskaro; es decir, mediante
el usufructo, que no es otra cosa que el fruto del uso. El que no usa; ¿cómo
pretende obtener fruto?; ¿por arte de magia? ¿Sigue creyendo el lector que lo
de la magia civilista es una simple forma de hablar de este autor?
La romanización, según los
historiadores y arqueólogos, también fue fortísima en esta parte del territorio
usufructuado por eúskaros; para algunos iluminados fue total. La mayoría, sin
embargo, siguen confundiendo la presencia militar romana con la adopción de su
cultura por parte de los aborígenes eúskaros. A esto también me he referido con
anterioridad pero debo insistir en ello porque es importante para ver la
realidad, tal cual es y no conforme a los encantamientos civilistas.
Que los Yanomamis o los Piaroas
utilicen el machete, la escopeta o las cacerolas de aluminio del hombre
civilizado, sea éste criollo o garimpeiro, no es motivo suficiente como para
afirmar que también hayan adoptado las concepciones del Arijuna (hombre blanco
en idioma wayüü-goajiro). Todo lo contrario, sería un error personal y
metodológico. Usan los Lapones las motos de nieve pero eso no quiere decir que
prefieran el modo de pensar, ni de vivir, de los estados europeos que pusieron
fronteras a su neolítica Nacionalidad del Reno. ¿La permanencia del ejército
norteamericano en un territorio es prueba de la norteamerización de la
población aborigen?
Con respecto a los eúskaros de
Alaba, yo pregunto:
Primero: ¿existe alguna duda acerca
de si los eúskaros son anteriores a los romanos en dicho territorio? No lo
creo, porque hasta el viajero más distraído ha visto el dólmen de Egilaz y, de
la época de la Nacionalidad del Lan (a la que pertenecen los megalitos) a la
invasión de los romanos van más de 2.000 años.
Segundo: El Derecho
Consuetudinario (Usos y Costumbres) y lo más humano del Foral alabés; ¿con
quien tienen más relación: con el Derecho Romano (incluidos sus descendientes,
el Fuero
Juzgo, el Derecho Canónico y la
Constitución del Reyno de España) o con la Cultura Eúskara?
Tercero: A tenor de lo que todavía
podemos comprobar en nuestros días; ¿quién tuvo más fuerza, el Civilismo de
índole romana o el Naturalismo de raíz euskérica?
Cuarto: Los Civilistas han tenido
toda clase de centros de enseñanza y doctrinamiento para propagar su
retroevolutiva forma de afrontar la Vida. Por si esto fuera poco, han empleado
sin medida la violencia física en contra de los aborígenes. Los Eúskaros por el
contrario, “solo” han podido disponer de la palabra y del ejemplo de sus
Antepasados: ¿puede quedar alguna duda acerca de la consistencia de la
Naturaleza, incluida la humana?
No es malo meditar de vez en cuando,
por lo menos, acerca de los procedimientos y leyes de la Naturaleza por medio
de los cuales el equilibrio planetario ha llegado a la forma en que lo
conocemos, so pena de que la magia civilista nos encante y nos haga ver oasis
dónde no hay más que arena estéril. ¿No estamos llegando a dar más importancia
a un contrato que a la Palabra?; ¿a un título (de arquitecto, por ejemplo) que
a la experiencia, sin ir más lejos del albañil?; ¿a ganar como sea un partido,
incluso de pelota, que a disfrutar lo más que se pueda jugando a élla?; ¿al más
común de los sentidos que a sentir por el común?
Debido a su propia incapacidad
mental, los Andikis creían que todo en
el monte era orégano. Dado que el doctrinamiento de la iglesia romana rebotaba
con naturalidad en la mente de los aborígenes pirenaicos, la fuerza bruta fue
la única razón que supieron esgrimir para vivir a costa de los demás. Los
Ezpat’Andikis usaban a sus parientes y los Eliz’Andikis, no fiándose de ellos,
tuvieron que utilizar paramilitares. No tengo mejor apelativo para que el
lector pueda entender lo que en origen fueron órdenes seudo-religiosas como las
del Temple, de San Juan de Jerusalem, del Santo Sepulcro, de Malta,….etc, tan celosas ellas en diezmar a la Buena gente
como en custodiar lo recaudado para el sacro-imperio. Obtener un puesto en
dichas organizaciones fue todo un anhelo para muchos Jauntxos, tal y como hoy
en día sucede, solo que anhelando un contrato o un puesto en la administración
pública. ¿No es más exacto decir, de lo público?
La Buena gente, al menos buena parte
de élla, (juzgando por los despoblados de los siglos XIII y XIV) optó por la
emigración de tipo interno hacia los asentamientos auzokráticos que surgían al
“amparo” de los monarcas. ¿Los reyes, para cumplir con su parte del trato
(impartir justicia) no hubiesen obtenido más éxito ajusticiando a los Andikis
que a la Buena gente? Se dice que fundaron poblaciones; ¿pero es que acaso en
alguna, en una sola siquiera, colaboraron sus majestades con algo útil? ¿A qué
villa le dieron dinero, herramientas, animales, o cualquier cosa útil,
excepción hecha de promesas? ¿No se les ocurrió o es que no podían hacer otra
cosa que firmar Fueros en un pergamino?
De nuevo la magia civilista. ¿Incrédulo todavía,
lector? ¿No tendrías que convertirte en un verdadero mago para defenderte de un
armado caballero, o un simple soldado, por medio de un texto escrito en piel?
Entonces como ahora, sin Trabajo, la
naturaleza no rinde más que disgustos. Por esta sencilla razón, los Andikis
tuvieron que ir abandonando las post’villas romanas e infiltrarse en las
auzokráticas. ¡Cuánta falsa buena-cara! ¡Cuántas actitudes de avestruz! ¡
Cuánta voluntad empeñada en creer que otros, por más preparados, les sacarían
las castañas del fuego! Ayalas en Vitoria; Ponces y Learzas, en Estella;
Zabaletas en Lesaka; Alzates, en Bera de Bidasoa; Jatsus en Bayona; Luxas en
San Juan de Pie de Puerto; Beaumonteses en Pamplona, Baquedanos, en Ameskoa;
Ganboas, Loyolas, Guevaras, ...etc. La causa civilista iba en aumento y muchos
pueblos txikitos optaron por renunciar (momentáneamente, a juzgar por los
hechos documentables) a su libertad originaria para integrarse en núcleos
auzokráticos más cohexionados: Tolosa, Arrasate (Mondragón), Lizarra (Estella),
Iruña (Pamplona) o Gasteiz (Vitoria), son ejemplos notables.
Como el amparo real de la monarquía
seguía brillando por su ausencia, los auzókratas en Alaba también tuvieron que
pasar de las palabras a los hechos, mediante la figura sumaria de Hermandad
Armada. Una Hermandad “... común a
toda la provincia, y a cada una de estas pequeñas sociedades y pueblos
comprendidos en ellas, según las mutuas relaciones que tienen entre si, y con
el cuerpo de provincia de que son parte ...”. La Real Academia española de
la Historia prosigue afirmando que “ La experiencia ha mostrado la necesidad
de semejantes establecimientos políticos; y las calamidades públicas y
particulares, la ambición de los poderosos, las violencias y desafueros de los
tutores en la minoridad de los reyes, y la multitud de foragidos y facinerosos,
... obligó a las villas y pueblos, ya a fines del siglo XII y principios del
XIII, á reunirse y formar entre si hermandad para defensa común de sus vidas,
bienes y propiedades.”
¿Hemos de seguir considerando a la francesa, no ya como Revolución, ni
tan siquiera como la primera de Europa? ¡Imposible!. En Araba existía un cuerpo
“legislativo” civilista conocido como Cofradía de Arriaga pero esta cofradía de
marras estaba integrada por Andikis. Lo mismo sucedía con la Junta de Gernika,
la Hermandad de Gipúzkoa o las Cortes del Reino de Navarra. Es documentalmente
comprobable que los auzókratas alabeses conformaron hermandades al estilo de
los demás auzókratas eúskaros, no solo entre si sino con navarros. Ya en 1297
tenemos datos de una Hermandad entre Agurain (Salvatierra) y las siete villas
de Ameskoa, Arano y Larraona.
Por la condición civilista de la
andikil Cofradía de Arriaga, los desórdenes Andikiles no amainaron y la
Hermandad de Gasteiz tuvo que pedir la venia (al estilo de cómo los batasunos
pedían autorización para una manifa al gobernador civil de turno ya que “lo
cortés no quita lo valiente”) a Fernando IV de Castilla, el cual la
concedió mediante “... un privilegio rodado ... fecho en Burgos á 27 de
julio de 1302, por el qual confirma su hermandad.” A esta Hermandad
auzokrática se adhirieron de inmediato las 40 aldeas cercanas a la ciudad de
Vitoria. Esta renuncia temporal a la independencia municipal fue un recurso
utilizado en muchos lugares y épocas para enfrentar a los Andikis. Así, por
ejemplo, en 1332 la Cofradía de Arriaga, trató de impedir la confederación de
Zuazo, Adana, Ulibarri, Bikuña, San Román, Egilaz, Albéniz, Mezkia, Ordoñana,
Luzuriaga, Zalduendo, Galarreta, Narbaya, Azpuru, Txintxetru, Zamalburu y
Albima con la potente Agurain (Salvatierra).
¿Juzgaron los Buruzagis (jefe
militar) de dicha Hermandad armada que su fuerza militar no garantizaba la
victoria sobre el Andikismo alabés? Supongo que sí. De todos modos, el hecho
documental es que en 1315 “ ... se agregó Vitoria, con otras villas de
Alava, a las célebres hermandades de Castilla, Galicia, Asturias y León ...”.
Ya hicimos referencia a cómo las
Hermandades nabarras, por puro formalismo o cortesía auzokrática, al igual que
la de Vitoria, solicitaron a Santso VII el Fuerte que eligiese un Buruzagi de
entre los que le proponían. También se dio el caso de que solo se le notificase
el nombramiento (Lop d’Arceiz) o la
destitución (García Almoravid).
Al mismo tiempo que en Alaba, en
Gipúzkoa y Bizcaya, la Buena gente se organizaba en Hermandades auzokráticas y
La Rioja no iba a ser excepción en esta sumaria determinación.
No pongo en duda la experiencia que
obtuvieron los demás auzókratas de Euskolandia, por medio de los
acontecimientos que hemos ojeado en Navarra, Lo documentalmente cierto es que,
por ejemplo, en Haro , se hizo un documento (6 de agosto de 1358) donde consta
que “ ,,,la villa de Vitoria formaba hermandad con las de Haro, Logroño,
Náxera, Santo Domingo, Miranda, Treviño, Briones, Navadello, La Bastida,
Salinillas, Portilla, Salinas de Añana, La Puebla de Arganzón, Peñacerrada y
Santa Cruz de Campezo.”
La Real Academia española de la
Historia nos añade un detalle singular respecto a dicha Hermandad y la calidad
auzokrática de sus miembros, pues “... ni estas hermandades habían sido
generales, ni autorizadas competentemente por los soberanos.” Que no habían
sido generales se refiere a que no todos los moradores de aquellas poblaciones
formaron parte de la Hermandad. Una vez más, algo parecido a la actualidad,
pues los independentistas vascos solicitan permiso a la autoridad civilista
(española o vasca) para una manifa pero no dejan de llevarla a cabo por el
hecho de que se lo nieguen. Y, por supuesto, es evidente que en el Pais Vasco
subsisten todavía gentes de armas tomar.
Don José Yanguas nos
recuerda que en 1368, Charles II el Malo “de” Navarra autorizó una
Hermandad “... para extinguir los
malhechores de Guipúzcoa y Alava ...” y que su hijo, Charles III el
Nobilista, la renovó en Vitoria el año 1407. En 1430 se renuevan acuerdos entre
Agurain, San Millán y Zalduendo, por parte alabesa y Segura, Idiazábal, Zerain
y Zegama, por Gipúzkoa. Menciono estos datos porque el lector pudo creer que en
los reinados de estos tipos, la Auzokrazia en el reino de Navarra brilló por su
ausencia. Nada más lejos de la realidad, además de procedimientos civiles
pacíficos de resistencia se procedió sumariamente, tal y como hicieron los
labradores de Falces, persiguiendo a muerte, incluso al hermanísimo del rey
Malo, Loys (el de la conquista de Albania).
¿No se preguntará el lector a qué
clase de civilización pertenecerían los nava-ricos, guipuzcoanos, alaveses,
vizcaínos, riojanos y aragoneses (no olvidar la gran Hermandad de 1469) que
vivían del balde (saqueo y pillaje) en
las fronteras de los reinos de Navarra, Castilla y Aragón?
¿Tampoco querrá saber a qué
mentalidad e intereses responden los historiadores y políticos que nos han
repetido (hasta la obstinación) que durante cientos de años Gipuzkoanos,
Alabeses, nabarros, riojanos, castellanos y aragoneses se hicieron la guerra?
¿Simple ignorancia? ¿No tiene
conciencia el lector de que en las escuelas, en las cátedras universitarias y
en los libros (la mayoría) se sigue repitiendo la misma historia?
Pues yo sigo, y espero que sea por
el resto de mi vida, con el relato de la historia etnológica de mis
Antepasados, los aborígenes del Pirineo, los Eúskaros.
Con la reacción auzokrática, el
Andikismo se resintió profundamente pero la Buena gente no lo creyó así, visto
lo que pasaba en el reino de Navarra, que era, para que el lector me entienda
rápido, lo más parecido a una “república bananera”.
El 6 de abril de 1417, Juan II de
Castilla no tiene más remedio que confirmar una Hermandad que incluía a “... la Puebla de Arganzón con su
jurisdicción, Nanclares de Oca, Ollaverri, la hermandad de Ariniz, la de
Cigoitia, Zuibarrutia (hoy Zuya), Ubarrundia, Villareal de Alava y su
jurisdicción, Eguilaz, Barrundia, Gamboa, Iruraiz, Arraya, Araya, Contrasta,
Peñacerrada con su jurisdicción, y los otros lugares que están en medio de
ellos.” En la ordenanza 34 se hace constar que la adhesión a esta Hermandad
auzokrática era de libre albedrío para los pueblos.
El proceso restaurador de la
Auzokrazia en Alaba fue lento pero constante, a pesar de ciertos reveses
sangrientos. Así, “... el año
siguiente de 1443, los de la hermandad de Alava con la licencia habida del rey
y estando fuertes contra los señores, comenzaron a derrocar las casas de
algunos caballeros, no parando hasta cercar á D. Pedro López de Ayala, señor de
Salvatierra, el qual viéndose asidiado, envió a pedir ayuda a su deudo D. Pedro
Fernández de Velasco, conde de Haro.El ánimo de los auzókratas alabeses
sufrió mucho, tal y como ocurrió con el caso navarro de Miluze y ocurrirá con
el gipuzkoano en Arrasate (Mondragón), pero resistió y siguieron ceñidos a sus
ordenanzas por ser las más apropiadas para contener al Andikismo. Por ejemplo,
en la sexta “... se establece que si
el delinquente robó o hurtó en qualquiera parte de diez florines del cuño de
Aragón para arriba, siendo villano, sea ahorcado, y si hijodalgo, empozado
hasta que se muera, y teniendo bienes satisfaga las costas a la hermandad, y al
agraviado del hurto; y en el caso de ser el hurto de cantidad de diez florines
abaxo se le corten las orejas a raíz del casco, pague lo robado con las setenas
si tuviere bienes, las costas á la hermandad, y siendo notado de otros delitos
anteriores sea muerto.”. En la novena “... se ordena, que el que talare
ó arrancare maliciosamente de diez cepas de vino ó de parral, ó diez manzanos ú
otros frutales para arriba, que puedan llevar fruto, sea muerto; y si tuviere
bienes pague el daño y las costas á la hermandad, incurriendo en la misma pena
el que talare ó quemare maliciosamente viñas o mieses. Y si talare de diez
manzanos ayuso (para abajo), ó de otros diez frutales también ayuso,
teniendo bienes satisfaga el daño doble al agraviado, y las costas a la
hermandad; y careciendo de ellos le sean cortadas las orejas a raíz del casco.”
La unión y la determinación de los
auzókratas que no vivían en Navarra permanecieron incólumes; tal vez porque lo
que ocurría en ese reino de miserables
no dejaba lugar a dudas respecto de qué actitud tomar. Siendo eúskaros
no estaban dispuestos a poner sus barbas en remojo. ¡No!.No había mejor opción
que seguir la recomendación del rey de Mitilene, “contra el malvado debe salir el honrado bien armado “ (en palabras
de Homero). Había que ponerle el cascabel al gato y, se lo pusieron.
Las Ordenanzas auzokráticas de 1417, que acabamos de
ojear, tuvieron vigencia en Alaba durante 50 “añazos”, al cabo de los cuales,
el Andikismo retrocedió hasta límites soportables. Por esta razón, el año 1467,
los Alabeses se reunieron en Rivabellosa para redactar un nuevo Quaderno de
Hermandad, más conocido como Fueros. La Real Academia española de la Historia
dice que “ Este Quaderno es por el
que se ha gobernado desde su publicación, y se gobierna actualmente (1802) la
provincia (Alaba) ...”
Esta contundente aseveración
necesita correctivos porque los Andikis (falazmente adheridos a la Auzokrazia)
volverán a lograr hacerse un hueco en el poder, una vez que le sea extraído el
primer jugo (el más fácil) a la entraña de América. Fueron muchos los años de
frontal lucha armada (más de 200) y los auzókratas añoraban volver a empuñar
sus arados, martillos, layas, formones, sierras y leznas. Pero los Andikis
“erre que erre”. Por ejemplo, en 1487, Alfonso Alvarez, arrendador de sacas,
solicitó auxilio a sus amos (los reyes católicos) para cobrar diezmos a los
auzókratas alabeses en concepto del trasiego de ganado y vino. Consiguió una
cédula de los católicos pero los auzókratas recordaron a los reyes que les
habían jurado respetar los derechos contenidos en su Quaderno de Hermandad y el
andiki se quedó con las ganas. Lo mismo le ocurrió a Iñigo de Gebara en 1492,
al tratar de imponerse a la Junta de Araya y a las Hermandades de Barrundia y
Ganboa. Los católicos reyes seguían con la murga de querer poner funcionarios a
su servicio pero los alcaldes de hermandad (mezcla de juez y policía) que
nombró en 1497 su esbirro, Luis de Manzanedo, fueron desconocidos por los
auzókratas alabeses. En 1498 lo intentarán confabulándose con jauntxos. Así,
dieron autorización a los hidalgos de San Millán para que eligiesen alcalde de
hermandad. Los Alcaldes de Hermandad mantenían la justicia y la paz y por eso
los andikis no podían ejercer esa autoridad. Martín Ruiz de Arriarain, alcalde
de Agurain y sus muchos pueblos confederados, y Juan García de Zerain, jurado
de la misma jurisdicción, les dijeron en persona a los reyes de marras, que
estaban dispuestos a obedecer pero que no podían cumplir dicha orden por “ir contra la disposición de las leyes del
quaderno de Alaba jurados por sus altezas de les guardar y observar.
Uno de los errores que cometieron los auzókratas de
Euskolandia, exceptuando a los sur-pirenaicos del Reino de Navarra, fue confiar
en tipos como Isabel y Fernando, los Católicos, y sobre todo en su nieto,
Karl’os V y I. Y no solo confiaron en ellos sino que no impidieron que muchos
de los suyos les ayudasen en el sometimiento de gallegos, leoneses y
castellanos. Los nabarros, como he dicho, no cayeron en la trampa porque
tuvieron ocasión de sufrir “la paz” que impusieron los Católicos, singularmente
la que implantó, a sangre y fuego, el Cardenal Primado de España, monseñor
Cisneros.
Pero, tal vez quiera saber el lector
el por qué de dicha actitud de bizkainos, alabeses y gipuzkoanos.
En verdad que la cuestión bien
merece un capítulo aparte o un estudio completo, pero debido al carácter
iniciático y divulgador de este ensayo, me limitaré a enunciar solo los
aspectos más importantes, sin entrar en los interesantes detalles de la génesis
y desarrollo de esta actitud.
Lo primero que no debe olvidar el
lector es la infiltración falaz de mucho civilista en el ámbito auzokrático.
Algo parecido a lo que hizo mucha gente, “por
si las moscas”, adhiriéndose al franquismo entre 1939-1975 o al nacionalismo
vasco entre 1977 y 1985.
Lo segundo; que los
Católicos reyes anhelaron con fuerza (bien bruta, por cierto), lo que su nieto
llegó a consolidar: el Regalismo, es decir, el poder absoluto de los reyes (con
la venia pontificia, por supuesto). El poder del Andikismo era una cosa y el
del Sacro-Imperio otra; más fuerte, sí, pero no por ello invencible (las olas
del mar le darán una buena lección cerca de Inglaterra).
Ante la unidad que lograron los hombres que se servían de las armas y los que
lo hacían de las almas, había que haber opuesto, no solo la unidad de los
auzókratas, sino la unidad de toda la Buena gente post’ibérika. La guerra
“carlista” del siglo XIX y la Santa Cruzada del XX vendrán a confirmar esta
conclusión.
Los auzókratas ya se habían
cuestionado el papel que la monarquía desempeñaba en su proceso de restauración
auzokrática, dado que se limitaba (en el mejor de los casos) a la confirmación
de sus Ordenanzas. Incluso a los más condescendientes con la monarquía
castellana, a partir de 1454 se les disiparon las dudas, debido a la
personalidad del monarca que, ¡al fin!, conseguía permanecer en el trono. Este
Enrique IV fue “de alucine”...
Por ejemplo, los bizkaitarras, en el pleno ejercicio de sus derechos
auzokráticos, destituyeron al famoso monarca una vez que derrotaron al ejército
que envió para sojuzgarlos. Junto a estos auzókratas luchó un sector
Ezpat’Andikil que andaba “por esos mundos del dios católico” dando mamporros
pero desde la oposición. Participaron en la memorable victoria de Munguia por
dos razones: la primera, para luchar contra sus enemigos naturales, los
Ezpat’Andikis amparados por el Señor de Vizcaya, que también era rey de
Castilla. La segunda, para disimular delante de los auzókratas.
Esto de luchar juntos Andikis y Auzókratas se seguirá
repitiendo a causa de la debilidad de un elemento de cultura vital, cual es la
Conciencia de la Etnia (Burjabetasuna). A este respecto, la última ocasión de la que tengo constancia
tuvo lugar durante la reforma del franquismo.
El terrible error de aquellos
bizkainos, en opinión del primer bizkaitarra del siglo XX, fue no haber
destruido la institución civilista que representaba el cargo de Señor de
Vizcaya. En sus propias palabras: “...si
Bizkaya, en fin puede jurídica y materialmente abolir la forma señorial, ¿por
qué persiste no sólo en mantenerla, pero en mantenerla íntegra y sin
modificación alguna?.”
Yo
creo, estimadísimo Sabino, que más bien fue la solución menos gallarda, pero:
¿había otra opción menos peligrosa? ¿Aceptar a un rey no es un modo de eliminar
enemigos? Estoy de acuerdo contigo, pero trataba de averiguar el por qué,
verdadero, la razón íntima por la que los bizkaitarras destituyeron a Enrique
IV (a pesar de que ya les había pedido perdón por escrito) para poner en su
lugar a su Católica hermana, Isabel.
Tanto esta reina Católica como su no
menos Católico esposo, Fernando de Aragón les confirmaron todos sus Quadernos
de Hermandad con rapidez, pero no vaya a creer el lector que lo hicieron por
amor a los auzókratas, ni mucho menos a su forma de ver la Vida; ¡en absoluto!.
La verdadera razón fue que no podían granjearse más enemigos de los que ya
tenían.
Los Reyes Católicos... ¿no es curioso que para poder
casarse por la iglesia, tuviesen que falsificar una bula pontificia? ¿Curioso,
el asunto? Pues... la Isabel se había prometido, por escrito y todo, con el
hermanastro, por parte de padre, del Fernando pero... un obispo de su confianza
le dijo que la madrastra de su futuro marido (san Carlos de Biana), lo había
envenenado y entonces... Si sigo por ese camino, redactaría un culebrón que
haría parecer cándidos a los personajes de la mayoría de las telenovelas
sudamericanas
La pobre hija de estos Católicos
reyes, Juana, reinó poco tiempo. Normal; ¿cómo sobreponerse al dolor de saber
que de su círculo más íntimo, formaba parte la mano que vertió veneno en la
copa de agua que solicitó su amado y gallardo esposo, en el transcurso de un
partido de pelota vasca?. ¿Cómo sobreponerse al dolor que le produjo el rapto del
fruto habido en su matrimonio, por parte de la jerarquía católica? ¿Cómo
sobreponerse a la impresión sufrida al ver la clase de monstruo en que habían
convertido a su único hijo, aquellos eclesiásticos en quienes había confiado
tanto como en su Dios?. ¿Cómo sobreponerse a que su Carlitos firmáse el decreto
que la declaraba “Loca” para poder ser coronado Emperador del Sacro-Imperio
Romano? ¿Cómo sobreponerse a que su hijito, además, la encerrase en un
castillo?.
Y, a decir verdad, este sufrimiento
inaudito se llevó tan en secreto que ningún auzókrata (y tal vez ningún
Comunero de Castilla ni de León) se enteró de ello.
De los acontecimientos de esta
época, puede deducirse que la Buena gente de la Meseta ibérica y de los montes
que la bordean, se decidieron a seguir el ejemplo de su homónima de Euskolandia
y pusieron en marcha su propio proceso para restaurar el Derecho Natural de
Gentes. No caiga en el olvido que el Fuero de la Tierra, como se conoce a los
Fueros de Castilla, se inspiraron en unas
Cortes celebradas en Nágera. Los Comuneros castellanos empuñaron las
armas para lograr este objetivo, tal vez sin dudarlo ni meditarlo. Pero
cometieron un gravísimo error, no por hacer uso de este recurso tan natural,
sino por haber elegido como jefes de sus milicias a hombres de armas vivir, a
profesionales del bandolerismo. Este hecho será su perdición.
¿Se imagina el lector que un pastor
sustituya su perro por un lobo?
¿Se imagina lo que supone meter un
zorro en un gallinero?
Tal vez si podrá tener idea de lo
que hubiese supuesto para E.T.A., por ejemplo, enrolar en la dirección de su
aparato militar a personajes como Galindo, Maza, Vera o Barrionuevo.
Por decirlo a la inversa: ¿es
inimaginable el desenlace de la lucha antiterrorista que libran el Reino de España
y la Republique Française si hubiesen sido nombrados generales de la Guardia
Civil, Txomin Iturbe, Txikierdi,
Urrusolo Sistiaga o Iñaki de Juana Chaos?.
¿Sabe el lector a quién nombraron
los Comuneros, jefe del ejército que mandaron sobre Alaba el año 1521? A don
Pedro de Ayala, conde de Salvatierra.
Supongo que el lector no habrá
olvidado lo que les sucedió a los auzókratas que cercaron en 1443 al que
entonces era conde de Salvatierra y Corregidor en Guipúzcoa del rey Enrique IV,
don Pedro López de Ayala.
Claro que, lo que tal vez sí ignore,
es lo que hicieron los habitantes del valle de Ayala hacia 1430: “... los vecinos de las aldeas de Ayala,
Henayo, Larrara, Holga, Larraza e Igueleta determinaron poblar en Alegría de
Dulanci ...”. He aquí otro caso más de reagrupamiento de fuerzas
auzokráticas. Y también debe saber el lector que en dicho asentamiento eúskaro
tenían fuero propio, confirmado por Alonso XI, el 20 de octubre de 1357, y lo
que es más interesante, “... según lo habían primero
...”. Supongo yo que no es fácil de pasar por alto el concepto que los
Alabeses hermanados tenían de los Ayala.
¿Podría imaginarse el lector la
actitud de los nacionalistas vascos ante una revolución, decretada en Burgos y
en cuyos puestos ejecutivos estuviesen los jefes de la Guardia Civil
“española”? Si no se lo imagina, puede recordar o consultar lo que sucedió en
1936 ante la involución franquista.
Más o menos, estos fueron los hechos
y razones que influyeron en la decisión adoptada por las Auzokrazias de Bizkaia,
Alaba y Gipúzkoa, para permitir el alistamiento de voluntarios (este importante
detalle no suele ser valorado por los historietadores españolistas;) en las
huestes de los Católicos reyes y del Sacro-Imperio Romano. Le recuerdo al
lector que muchos Andikis se habían infiltrado en las villas auzokráticas.
¿Cuántos franquistas pasaron a engrosar las filas de los partidos políticos del
Reino de España? ¿Cuántos etarras han militado en el PNV o en el PSOE?
Para culminar esta digresión; ¿debo
recordar al lector que luchar junto a otro, no siempre implica que los
luchadores tengan el mismo concepto de la Vida? Suele ser corriente que solo se
persiga la derrota de un enemigo común. En la historia etnológica de la
Auzokrazia hay numerosos casos; desde las luchas de los Ilergetes hasta la
lucha armada de la E.T.A. guerrillera, pasando por Roncesvalles, las
Hermandades auzokráticas, la guerra “carlista” del siglo XIX o la nacionalista
del XX.
Ahora, pasemos a ojear Gipúzkoa.
La determinación de los auzókratas en este territorio tuvo la misma
constancia y consistencia que en Alaba, consiguiéndose el mismo resultado: Paz
con Justicia Social. Es lamentable
que pese atantos ejemplos documentados existan historiadores actuales que
afirmen que dichos conceptos morale no estaban presentes en estas épocas
antiguas.
No estará de más recordar que el
Andikismo era un factor desestabilizador desde antes del régimen involucionista
que impuso Santso III el Mayor (999-1035) y que se transformó en desgarrador a
su muerte, siendo los responsables principales tres de sus hijos: Fernando
(primer rey de Castilla), Ramiro (primer rey de Aragón) y Gonzalo (primer rey
de Sobrarve y Ribagorza).
¿Se preguntará el lector por qué
combatían a su hermano mayor (García, rey de Pamplona) y entre sí mismos, toda
vez que tres cuartas partes de la península ibérika
seguía en manos de los árabes? A mí me parece obvio: siempre es más fácil robar
en la casa propia que en la ajena.
¿Tomará conciencia el lector de que
la Reconquista española famosa no existió sino en la mente de los historiadores
civilistas, partidarios del regalismo y del centralismo administrativo? Bien.
Después del asesinato de Santso IV
Garcés (1054-1076) en la peña de Falces, su primo carnal, Alfonso VI el Ladrón,
imitando a su papá, el primer rey de Castilla, conquistó el reino de Nájera (La
Rioja) pero las cosas volvieron al estado (civilista) antiguo poco tiempo
después, quedando pospuestas las guerras entre los descendientes de Santso III
el Mayor, hasta la muerte de Alfonso I el Batallador (1104-1134).
Ningún Andiki cumplió con el juramento
que hiciera en vida de este personaje de la saga pirenaica y las disposiciones
testamentarias del occiso, nombrando herederos de su reino a los capos de tres
organizaciones paramilitares católicas de signo fundamentalista (Orden de
Malta, del Temple y de San Juan de Jerusalem), fueron rechazadas a su muerte.
Los Andikis aragoneses eligieron por rey a Ramiro y los nava-ricos, alaveses,
guipuzcoanos, riojanos y vizcaínos, a García VI Ramírez (1134-1150), tal y como
consta en numerosos documentos de la época. Por ejemplo, en el de la donación
de las iglesias de Valtierra y Caderita al obispo de Pamplona (1149): “ ...
reinando yo por la gracia de Dios el rey Garcia en Pamplona, en Tudela, en
Logroño, en Alaba, en Guipúzcoa, en Vizcaya y en todas las montañas.”
Los celos encolerizaron el
apasionado “amor” de los reyes de Castilla hacia el patrimonio del abuelo y en
cuanto se ausentó el heredero, otro primo ladrón entrará a saquear el Reino de
Pamplona.
Me repito, es verdad, soy consciente
de ello, ... ¡hay tanto “más de lo mismo” en las historias de los civilizados!
... pero tal vez de este modo tenga el lector una idea más certera de que clase
de tipo debió ser ese heredero del reino de Castilla (Alfonso VIII) que
proseguía en la misma línea de sus ascendientes, robando territorios a sus
primos, reyes de Pamplona. ¿No nos han enseñado que la reconquista era contra
los moros?
Por si el lector no tuviese
suficiente con estas referencias del tipo, recordaré que la ciudad de Vitoria
se resistió a tomarlo por rey durante un año.
¡ Un año entero baldeando la llanada
alabesa! ¿Cuánto no habrían sufrido los auzókratas, capaces de ordenar la
muerte de quien cortase más de diez manzanos? ¿Por qué los Vecinos y sus
Buruzagis estaban dispuestos (como lo estuvieron los eúskaros de Garray y
Karagorri) a morir antes que admitir a un primo carnal de su rey como idem?
¿Has
estado dispuesto, lector, alguna vez a morir antes de transigir con un atropello?
Santso VII el Fuerte estaba en el
Magreb colaborando con su futurible suegro que le había ofrecido en dote toda la península post’ibérika bajo mando,
su mando, árabe.
Que poco hablan (solo para tergiversarlo y
desprestigiarlo) los historiadores de este pacto singular que hubiese supuesto
la reconquista famosa de la península en “un santi-amén” y “por las buenas”.
Sí, es muy interesante la figura de Santso VII el Fuerte; tal vez algún día se
la enseñe algún vasco-americano a un productor de cine y entonces se haga la
luz sobre otro aspecto de las tinieblas civilistas europeas.
¿Por qué no acudió el cachorro real
en auxilio de los auzókratas vitorianos a quienes su padre, Santso VI el Sabio,
les juró fueros? ¿Sería porque estaba convencido de que culminada su parte del
pacto, él y su esposa traerían la Paz a toda la península? Desde luego que
sabría cómo hacerlo, le bastaba con imitar a uno de sus cercanos antepasados en
el cargo, Alfonso I el Batallador. Las capitulaciones acordadas por este personaje
singular con los árabes de Huesca, Zaragoza y Tudela eran más que suficientes
para empezar con buen pié misión tan magnífica.
Desde luego, un dato de primer orden
es la orden que Santso VII dio al obispo de Pamplona para que se rindiesen los
vitorianos porque según le escribió su eminencia “... se comen os unos a os
otros ...”. ¿Tenían que seguir sufriendo los auzókratas de Vitoria por una
simple cuestión de protocolo? Lo importante no era-es quién ceñía-ciñe la
corona, sino que respetase-respete los Fueros es decir la capacidad legislativa
de la Buena Gente.
Ahora bien, la crueldad del cerco a
Vitoria fue “el aviso a navegantes” que
lanzó el primo roba-reinos y sobre tan civilizado acto (que incluso este
detalle “se les pasa por alto” a los historietadores españolistas) se sustentó
la famosa implantación de la monarquía castellana en Alaba y Guipúzcoa.
Pero hay otro detalle importante
relacionado con esta “unión” de Ipuzkoa y Alava al reino de Castilla.
Los firmantes de esta “adhesión” fueron los capos de la Cofradía de Arriaga y
los Parientes Mayores gamboinos que habían formado su propia Hermandad de
Guipúzcoa. Los otros Andikis, los del partido Oinazino recurrieron el
hecho de la adhesión gamboína. Y lo hicieron según las leyes de la civilización
y ante el único tribunal del que aceptan veredictos sin rechistar: el Tribunal
de las Armas. Por eso anduvieron a golpes hasta que la Auzokrazia los puso en
su sitio (el exilio), tal y como veremos.
Y el lector debe saber que ambas organizaciones eran correligionarias
de las Cortes Generales del Reino de Navarra y las Juntas Generales de
Guernica. Los auzókratas seguían con sus bonnes Ussos et Costummes
(Ohiturak) y sus instituciones, Hermandades.
La Auzokrazia en Ipúzkoa
corría tanto peligro como en el resto de Euskolandia y no dejaré de advertir al
lector que los responsables de ello no eran extranjeros, como los cartagineses
o romanos, sino oriundos del país. Incluso Alfonso VIII era de ascendencia
pirenaica.
A tenor de los documentos, el
Tribunal de las Armas era reacio a emitir sentencia y por eso los Andikis
pudieron hacer desastres durante más de 150 “añazos”.
El primer asentamiento auzokrático
que se decide a intervenir es Azpeitia: no será la única vez que los vecinos de
esta villa estén en la vanguardia auzokrática. Era el año 1373 y los
azpeitiarras se opusieron a la eufemística Hermandad de Guipúzcoa del partido
gamboino.
En Tolosa, el año 1375, se pone en
funcionamiento una institución auzokrática verdadera: la Alcaldía de Hermandad,
compuesta por siete alcaldes. En 1378 se realizan negociaciones entre los
auzókratas y los civilistas, en Arrasate-Mondragón. Debido a las continuas
guerras que se hacían entre si los reyes de Navarra, Castilla, “Francia” e
Inglaterra (Labourdi y Zuberoa tendrán soberanos ingleses hasta mediados del
siglo XV), los Ezpat’Andikis estaban viviendo uno de sus mejores momentos
económicos y no hubo posibilidad de acuerdo. Al año siguiente, los auzókratas
se reúnen en San Sebastián acordando: “ Que ningún vecino ni morador de las
dichas villas y logares de la dicha tierra de Guipúzcoa, nin de alguna de
ellas, non entre en tregoas algunas de los bandos de Oinaz et de Gamboa, nin de
otros qualesquier escuderos de la dicha tierra ... Que si los bandos de Oinaz é
Gamboa, é otros escuderos de la dicha tierra (muy digna de atención esta
insistencia) ovieren asonadas entre si ó con otros, ningunos nin algunos de
los dichos bandos (partidarios) que morasen en las dichas villas é
lugares de la dicha tierra, non sean osados de ir a las dichas asonadas, nin á
algunas de ellas con sus cuerpos, nin otrosi de les dar a los dichos escuderos,
nin prestar armas, nin otra ayuda nin favor ...”
Pero era tal el clímax
Ezpat’Andikil, que para que el lector pueda hacerse una pequeña idea, debo
decirle que incluso se atrevían con los Eliz’Andikis, hasta el punto de que los
soldados del dios católico afincados en el Euzkadi actual, tuvieron que
reclamar ayuda en el ámbito castellano “,,, contra los patronos legos de las iglesias
de Guipúzcoa, Vizcaya y Alava, quexandose de que les tenian usurpados los
bienes de dichas iglesias.”. ¿Será una perogrullada recordar que dichos
bienes inmuebles
y muebles, eran producto de la diezmación centenaria del sudor de la Buena
gente? Me alegro.
Por cierto, no será la última vez que los Eliz’Andikis
vean usurpados “sus”bienes por parte de sus colegas. Recuerde el
lector la expulsión de los Jesuitas o la
Desamortización, llamada de Mendizábal, que por cierto, era oriundo de Cádiz y
de apellido Méndez.
En 1387 hubo nueva Junta General en
Ordizia, asistiendo los delegados auzokráticos de Tolosa, Segura, Urretxua,
Azpeitia, Bergara, Hernani, Eibar, Areria y Aiztondo, que acordaron defenderse
de los Ezpat’Andikis, incluso por medio de las armas.
En 1391, para colmo, el rey de
Castilla ordena la recaudación de 100.000 maravedis. Las Juntas de Hermandad,
reunidas en Tolosa, deciden no transigir con el atropello. Enrique III tardará
8 años en dar marcha atrás, pero no le quedó otro remedio.
El año 1397, en Getaria, se reúnen
todas las Hermandades de La Provincia con la sola excepción de Eskoriaza,
Aretxabaleta y Oñate (el feudo civilista
de mayor solera en Guipúzcoa). De esta Junta salió el primer Quaderno de
Ordenanzas de la Hermandad de Guipúzcoa, el cual sirvió de base para el que
elaboraron los Alabeses en 1417.
Sería muy ilustrativo hacer la
Cronología de la Auzokrazia pero ese esfuerzo documental rebasa mi capacidad
actual.
Las luchas entre los civilistas y
los auzókratas fueron enconadas, tanto en el ámbito civil como en el militar.
El año 1448 Arrasate-Mondragón es asolada por don Beltrán de Guevara, como
represalia por haberse resistido sus Vecinos a reconocerle “su” señorío. A causa de este atropello son
condenados a muerte más de 300 Jauntxos y Ezpat’Andikis, según sentencia
auzokrática dada en Tolosa.
Es bueno advertir que fueron los
habitantes de Arrasate los pagadores de la pusilanimidad (recuérdese la famosa
frase del que fuera primer Lehendakari de Euzkadi) de sus abuelos, pues de
haberse llevado a cabo lo dispuesto en el Quaderno de Ordenanzas aceptado en la
Junta general de Getaria del año 1397, el poderío ezpat’andikil no hubiese
llegado tan alto.
Dos años más tarde, en 1450, la
Hermandad de Ipúzkoa procede al derribo de la torre y casa (fortificadas,
ambas) que el Ezpat’Andiki asolador tenía en Arrasate, así como la que poseía
en Salinas de Leniz. Pretender que estos hechos constituyan un antecedente
lejano de lo que a finales del siglo XX y comienzos del XXI se conoció como
“Kale-borroka” es inexacto.
La Junta General del año 1453
reclama al rey de Castilla que sus oficiales de Justicia, no solo se abstenían
de cumplir con el deber del rey, sino que favorecían con descaro a los
Ezpat’Andikis y sus muchachos.
La guerra fue frontal, sin duda
alguna, dura y cruel. Los auzókratas estaban obligados y decididos a pelear: su
propia experiencia y la de los nabarros, no les daban otra opción. Según
testimonio de un Ezpat’Andiki de la época, Lope García de Salazar (vizcaíno,
actor y relator de los sucesos), señor de Muñatones: “En el año del Señor de
1456, las Hermandades de Guipúzcoa se levantaron contra todos los parientes
mayores , no catando Oñez ni Gamboa, porque facian e consentían muchos robos e
maleficios en la tierra e en los caminos é en todos los logares, e ficieronles
pagar todos los maleficios, et derramaronles todas las casas fuertes, que una
sola no dexaron en toda la Provincia, que fueron estas: las de Lazcano, e de
Yarza, e de Amezqueta, e de Ugarte, e de San Millán, e de Asteasu, e de
Zumarraga, e de Loyola, e de Balda, e de Emparan, e de Zarauz, e de Achaga, e
de Irate, e de Elgueta, e de Vergara, e otras muchas, que no dexaron ninguna
sin derribar e quemar sino solamente la de Olano e la de Unzueta, e quitaronles
a todos los parientes de las tregoas de los solares, que no les quedo uno solo;
é ficieronles todas comunidades é echaron desterrados a los dichos parientes
mayores por cierto tiempo de la Provincia toda, é han vivido fasta aquí en
justicia.”
¿Seré pesado si vuelvo a resaltar
que la protección que debían ofrecer los reyes a los súbditos, a tenor de los
suscrito en los Fueros Municipales,
seguía brillando por su ausencia? Perdón.
¿No se pregunta el lector cuantos
años median entre esta restauración de la Auzokrazia y la “revolución”
francesa? ¿ Sí? Permítame ayudarle; son 333 años. Si esto no se olvida,
habremos desvanecido otro mito, pues de Europa no han venido sino desmanes para
los aborígenes pirenaicos ... so pena que se considere un bien, aprender algo
de tecnología a costa de verter sangre.
¿Se preguntará el lector donde
fueron acogidos los Ezpat’Andikis y Jauntxos? En la corte y milicia del rey de
Castilla. Pretender que esta actitud real haya servido de inspiración a la que
ha tenido don Juan Carlos I con los “veteranos de la Guerra del Norte”, no deja
de ser una especulación.
A partir de entonces la restauración
de la Auzokrazia fue un hecho en Guipúzcoa, aunque a los Ezpat’Andikis, eso sí,
se les preservó el derecho a la palabra y a la escritura, tal y como puede
comprobarse en un documento redactado por el escribano Ubitarte de Markina,
fechado el 31 de julio de 1456. A tenor de lo suscrito, se ve que no tuvieron
reparo en unirse los dos partidos “irreconciliables” (Oñaz y Gamboa) para
combatir “... a qualesquier vecino e
moradores de las villas de Guipúzcoa ...”. Allí dejaron constancia de su
amor patrio los Gamboas, Loyolas, Olasos, Lazcanos, Butrones, Abendaños,
Urkizus, Arteagas, Murgias, Zurbanos, Gabirias, Ozaetas, etc, etc, etc.
Por si algún lector retuviere alguna
duda acerca de la contundencia con que los auzókratas se vieron precisados de
actuar para derrotar a los Andikis, en el documento aludido, ellos mismos nos
dan su versión de los hechos: “ ... Bien sabedes las causas del desafio ...
haver hecho hermandad e ligas e monopodios contra ellos, é haverles hecho
derribar sus casas fuertes e muertoles sus deudos e parientes, é tomándoles sus
vienes e puestolos a mal con el rey; e finalmente, haver procurado desfacerlos
e quitarles sus nombres de la tierra, e queridoles quitar sus Ante Iglesias e
Monasterios e otras muchas cosas ...”
¿No se preguntará el lector por qué
habrían puesto, los auzókratas Alabeses al frente de su milicia para combatir a
los Comuneros en 1521 a un espécimen de esta ralea, llamado Martín Ruiz de
Gamboa y Abendaño? ¿Ha olvidado el lector lo de la infiltración falaz? Hay
otros elementos a tener en cuenta pero supongo que el lector ya sabrá cuales
son.
¡ Ah!; ¿se pregunta el lector por el
desenlace del desafío lanzado por los Ezpat’Andikis a los auzókratas de La
Provincia? Fue el mismo que tuvo aquel que lanzaron los de la ralea de Lazcano
a la villa de Etxarri-Aranaz y valle de La Burunda: “A palabras necias, oídos sordos”,
que dice un refrán; otro lo complementa: “Si dicen que dizan,
mientras no hazan”.
Vizcaya
El Civilismo llevaba el mismo camino que en el resto
del Reino de Pamplona, escriturando
fueros los Andikis (Fuero “de” Juan Núñez de Lara, 1342) para cumplirlos a su
conveniencia y diezmando a todo el que pudiesen, bien por medio de sus espadas
o mediante sus ante-iglesias y monasterios. Un primer “Fuero General” vizcaíno
fue sancionado por un infante de Castilla, eso sí, en su calidad de Señor de
Vizcaya, el 22 de junio de 1376 en la villa de Olmedo. Esta remembranza de lo
que monsieur Thibalt I y Philip III hicieron en el reino de Navarra, surtió los
mismos efectos en Vizcaya, pues en modo alguno impidió a los Andikis seguir
haciendo lo que les venía en gana. Severos capítulos contra los malhechores
contenían esos fueros y el otro Fuero de la “hermandad” de Vizcaya (1394) pero
“del dicho al hecho, va un trecho”. También hubo “hermandad” en Guipúzcoa y
Cofradía de Arriaga en Alava, como ya he dicho, sin embargo, sus disposiciones
solo se aplicaban a los otros y por mano propia; como en un régimen dictatorial
que castiga el robo con la muerte y solo la aplica a los que no forman parte de
sus filas.
Todavía
hay cierta confusión en estas cuestiones básicas entre autores contemporáneos:
¿no les llama la atención que los bizkainos del siglo XVI solo llamásen Fuero
Viejo al acordado en la Junta del 2 de junio de 1452? A mi, sí: mucho.
Algo similar ocurre en nuestros
días, que los vizcaínos aprecian más el Estatuto de Gernika que la Constitución
del Reino de España: ¿por qué? Nada incumbe la respuesta a este ensayo.
Como en el resto de Euskolandia, los
auzókratas bizkaínos no tuvieron más remedio que organizar sus Hermandades para
defenderse de los hombres de armas vivir. En 1390, por lo menos, pelean a
muerte contra los Abendaño, Muxika, Butrón y Ruiz de Arteaga.
Tenían los bizkainos por Buruzagis a
“ dos omes entendidos”, según escribió el Ezpat’Andiki Lope García de
Salazar. Sus nombres bien merecen ser divulgados: Juan de Billela y Martín Otsoa de Labiero. Bajo su dirección, los Andikis vizcaínos fueron
derrotados, con tal contundencia que al señor de Butrón, por ejemplo, solo le
pudieron (o quisieron) seguir 13 jauntxos de su ralea. Al tiempo, Juan de
Billela fue asesinado en una emboscada que le tendieron en Larrauri. Volvieron
a empuñar las armas los auzókratas pero les permitieron huir, de nuevo,
fiándose de la palabra del Señor de Vizcaya. El caso fue que habían conseguido
refugiarse en Balmaseda y con la palabra empeñada por ese Señor, de que no les
sería permitido volver a la tierra de los bizkainos, éstos les dejaron marchar.
En este relato civilista de los
hechos hay algo que “no cuadra” pues se carga con la culpa a un chaval: ¿ cómo
iba a realizar dicho empeño de palabra, Enrique I Señor de Vizcaya y III rey de
Castilla, si solo tenía 11 añicos? Sigamos con lo nuestro.
El Ezpat’Andikismo vizcaíno exiliado
en Castilla y La Rioja, no cejará en sus empeños anti-Natura pero la
restauración de la Auzokrazia en tierra de bizkainos era un hecho, que iba a
perdurar durante 500 años; con “sus más y sus menos”, por supuesto, que tampoco
vayamos a creer que el monte auzokrático esté todo cubierto de orégano.
El Civilismo tiene una tendencia
innata para conseguir el Poder. Una de las alternativas que utiliza es la
formación de partidos. Los Ezpat’Andikis vizcaínos, incluso desde su exilio,
siguieron fieles a ese instinto y se afiliaron a los partidos existentes en
Castilla, llegando algunos de ellos muy alto, tal y como ocurrirá “por los
siglos de los siglos” . En 1470, Enrique IV el Destituido, autorizó a Fernández
de Velasco, conde de Haro, la conquista de Vizcaya. Ya dije que por esta
sencilla razón, dos de sus enemigos más acérrimos, cabezas ellos de las raleas
Múxica y Abendaño, pelearon junto a los auzókratas. No tengo dudas de que si el
rey ése, les hubiese ofrecido la jefatura del ejército invasor, la hubiesen
aceptado. El 22 de abril de aquel año, los Civilistas sufrieron una gran
derrota militar en Mungía a manos de los auzókratas.
El rey (que ya no sé cómo llamarlo)
dijo que Fernández había hecho la incursión por su cuenta y quiso reconciliarse
con los bizkainos, incluso por escrito, como ya dije. Sin embargo, los
auzókratas no cortaron por lo sano, sino por lo más conveniente. Destituyeron
del cargo de Señor de Vizcaya al reyezuelo de Castilla y ofrecieron el puesto a
su hermana, Isabel la Católica, como también quedó dicho. Insisto en esto
porque algunos no saben y otros ocultan las auténticas atribuciones de los
bizkainos, tal vez para que no empalidezcan las que ellos detentan en la
actualidad.
Y voy a insistir todavía más porque
la actitud auzokrática bien lo merece.
Según Sabino Arana (a quién no solo
admiro, sino que aprecio y consulto), los bizkainos no supieron remontar la
corriente Civilista que tantos estragos les había ocasionado desde la época de
los romanos y perdieron la ocasión de subsanar el antiguo error de instaurar en
su seno el cargo de Señor de Vizcaya, tal y como hicieron los Vecinos de
Elduayen y Berástegi con su Ezpat’Andiki.
En el librito que dio motivo a la
regeneración bizkaina del siglo XX ( “ Bizkaya por su Independencia”), Sabino
Arana dice: “ Instituida, empero, la forma señorial, necesariamente había de
irradiar su acción moral al pueblo y habían de arraigarse en éste las tendencias
exóticas y antitradicionales que importaron aquella institución al estado
primogénito de Euskeria. Cedió, pues, la base de Vizcaya y comenzó su
decadencia; su decadencia, sí, y nadie se asombre de esta expresión: que si, en
los siglos sucesivos y a medida que más íntimamente se relaciona con España,
parece engrandecerse el estado bizkaino desde ciertos puntos de vista y a los
ojos de ciertos videntes, es el engrandecimiento gradual del alud por la
adhesión de las extrañas nieves que a su paso encuentra, las cuales, acreciendo
su peso, solo sirven para apartarle más de su primera posición, acelerar la
rapidez de su caída y hacer más completo su destrozo.
El servilismo militar, la avidez de glorias militares, el
monarquismo y las tendencias aristocráticas ocasionan pronto, en efecto, el
españolismo, esto es, la idea de la unión de Bizkaya a España por medio de la
designación del monarca español para Señor de Vizcaya, primera causa ya directa
de la ruina de este estado.
Bizkaya cae, pues, y rueda hacia el abismo.
Ofuscada y tenaz, solo el terrible golpe de su caída en
la lóbrega sima de la esclavitud (siglo XIX) podrá despertarla y mostrarle la
única vía de purificación para salvarse y renacer como lo exige su dignidad y
lo reclama la sangre que ha regado sus montañas.
Mil ocasiones se le presentan en el transcurso de los
tiempos, de reconocer la causa de sus males y volver sobre sus pasos,
estatuyendo en conformidad con su carácter de independiente y demócrata la
forma señorial, o mejor, aboliéndola y arrancándola de cuajo; pero su extremada
ceguedad le vela en cada una de ellas el remedio, y cae en un nuevo y mayor
yerro al querer enmendar el primero. ... Clara y evidente se le mostraba, en
efecto a Bizkaya la causa de los males que quería remediar, y en su mano estaba
el destruirla para evitar no solo aquéllas sí que también las más crueles
desgracias de que hoy no podemos escudarnos con tanta facilidad. ¿No palpaba
acaso los graves inconvenientes que acompañaban al tener por Señor a un súbdito
extranjero?. Y ¿no veía, por otra parte, los no menos graves infortunios, como
las disensiones entre familias, la formación de partidos, las luchas
intestinas, la aristocracia, etc, que se habían de seguir de conferir el título
de Señor a un ciudadano bizkaino?. Si, pues, no hay medio entre extranjero e
indígena; si tanto en uno como en otro caso tales calamidades son
consiguientes, si las distintas y limitadas atribuciones del Señor pueden ser
perfectamente desempeñadas por otras personas, morales o físicas, elegidas por
el pueblo para un tiempo dado, si la supresión del cargo y oficio de Señor
produce la economía del censo de sangre y hacienda que le es anejo, si Bizkaya,
en fin puede jurídica y materialmente abolir la forma señorial, ¿por qué
persiste no sólo en mantenerla, pero en mantenerla íntegra y sin modificación
alguna?.”
Una
pregunta: ¿puede el “rebaño” prescindir del “perro” si en las inmediaciones
merodean los “lobos”?. SI, los eúskaros auzókratas así lo han demostrado.
La historia etnológica me ha mostrado
que cuando las cosas salen bien, no siempre se mira lo correcto de la acción
que conduzca al éxito parcial, ni mucho menos el origen del problema. Esto, a
la larga .... ¿ Conviene no olvidar que
“ Lo que mal empieza, mal acaba”?.
Cambiaron los bizkainos al hermano
por la hermana y la Católica reina se apresuró a jurarles respeto a sus Fueros,
Usos y Costumbres. No sé por qué dejan los escritores de citar estas dos
últimás palabras. ¿Será porque creen que están de sobra por creerlas inmersas
en la primera?. Vayan estudiando etnografía eúskara para comprender cuan grande
es el error que cometen.
Sin embargo, vuelvo a insistir, que
de no haber acaecido el “descubrimiento” de América, hubiesen comprobado los
auzókratas de la nación bizkaina cuán inútil resultó su enroque.
A las fauces de los Católicos reyes
se ofrecieron bocados mucho más suculentos, abundantes y accesibles, que lo que
Bizkaya les ofrecía: ¿cuántos vizcaínos, al igual que tantos otros vascos, no
servirán de “cuchillos” en ese y otros festines Civilistas?. ¿Cuánta Buena
gente, cuanto aborigen herido o asesinado por medio de las armas que se hacían
en Vizcaya y Guipúzcoa?. ¡ Cuánto jefe de milicia al mando de los ejércitos
españoles y franceses! ¡Cuántos vascos al servicio de los monarcas castellanos!.
La
restauración de la Auzokrazia dio pie a la redacción de un nuevo Quaderno de
Ordenanzas el año 1526. El año 1452 se había redactado el anterior y como
quiera que los redactores del nuevo se explican por sí sólos, transcribiré unos
párrafos con el fin de demostrar al lector, de buena voluntad, el adelanto que
los Usos y Costumbres habían tomado sobre las Ordenanzas de 1452, como es
natural en ámbitos culturizados. Así, “...
entre otras cosas hablaron y platicaron (las Juntas auzokráticas)
como el Fuero del dicho Señorío de Vizcaya, fue antiguamente (1452) escrito, e ordenado en tiempo que no havia tanto
sosiego e justicia ... á cuya causa se escribieron en el dicho Fuero muchas
cosas, que al presente no hay necesidad de ellas, y otras, que de la misma manera
según el curso del tiempo, y experiencia, estan superfluas, y no se platican: y
otras, que al presente son necesarias para la paz, é sosiego de la tierra, é
buena administración de la Justicia, se dexaron de escribir en el dicho Fuero,
y se usa, é platica por uso, y costumbre ...y (para que) más
claramente se entiendan, y esten clarificadas, quitando de ellos lo que es
superfluo, y no provechoso, ni necesario, é añadiendo y escribiendo en el dicho Fuero todo lo que estaba por
escribir, que por uso, y costumbre se platica ...”
Sea como fuere, un Quaderno de Hermandad (fueros) del año 1413 tenía como objetivo reducir el Andikismo a niveles inofensivos para la Auzokrazia. Sin duda que no debió ser nada fácil cumplir con disposiciones como esta: “ Los dichos vecinos han acordado, que si algún gentil-hombre u otro de la tierra de Labourdi comete algún acto de pillaje u otra acción facinerosa contra la gente de esta tierra deben los vecinos de todas las parroquias, reunirse con el baile (funcionario real), o prescindiendo de él, debiendo ir donde se ocultare el malhechor y le obligarán a pagar los daños causados ... y si el malhechor se ocultare en la casa de algún gentil-hombre, o casa fuerte del país, y el que lo hubiera protegido no quisiere libertarlo, los dichos vecinos pueden combatirlo con las armas y allanar la morada”.
El
4 de agosto de 1718, habiendo llevado los Diru’Andikis su ambición hasta
límites peligrosos para la Auzokrazia misma, los auzókratas bizkainos, después
de reflexionar a fondo en la Junta de Merindades que celebraron en Begoña (¿por
qué no lo habrían hecho en la de Gernika?) “ ... asta las doce y media
de medio dia, quando bajaron a Bilbao asta 120 hombres poco más o menos, todos
de aquella republica con su Fiel delante. De casa del Corregidor
(actual delegado del gobierno central) pasaron a la del Diputado
General (autoridad máxima de las Juntas de Gernika) ... en casa de
Don Enrique de Arana, haciendose dueños de ella, echaron quanto tenia de ajuar,
de alhajas sin reservar plata, ni joias. Asta las ventanas rompieron para
arrojarlas sin permitir los que goardaban abajo que tocase nadie valor de un
cuarto. Después haciendose montones de todo dieron fuego, estando presentes
asta que no quedasen más que las cenizas ...”.
He aquí otra muestra más de que la
Justicia Social no vino, ni de Francia, ni de Inglaterra, ni del Vaticano, ni
de los códices ni de las cátedras
civilistas. La económica, tampoco vino, pero eso es otra historia.
El desarrollo del auzokratismo en
Bizkaya es muy interesante, pero no tengo más remedio que eludir profundizar en
ello. No obstante, sin el auxilio de la etnología histórica de los Eúskaros; ¿
cómo explicar tanto “claroscuro” aparente?.
¿Por qué el Ordenamiento de Chinchilla
(1487) prohibió a las Villas que asistiesen a las Juntas Generales de Gernika?
¿Por qué las Encartaciones y la
Merindad de Durango solo acudían a dichas Juntas cuando se iban a tratar
asuntos que les afectaban?
¿Por qué los representados en las Juntas
Generales de Guernica rechazaron la petición que ciertos núcleos poblacionales
hicieron en 1551, para que se les permitiese enviar representantes propios, con
el argumento de que “... ni havian sido
ante-iglesias, ni parroquias, sino ermitas anejas y sufragáneas de otras
ante-iglesias, que tienen votos en elecciones y juntas ...”?
¿Por qué no se le reconoció a Derio
dicha calificación de Ante-Iglesia, con voz y voto, hasta 1628?
¿Por qué Güeñes y Gordexola no se
incorporaron a estas Juntas de Gernika hasta 1624, Zalla hasta 1668, Galdames
hasta 1672, el Valle de Somorrostro hasta 1682 y Orozco hasta 1785?.
¿Por qué don José de Etxegaray
escribió que “ Ni las Villas, ni las Encartaciones, ni la
Merindad de Durango participaban en el acto fundamental de la Junta (de Gernika): La elección del Gobierno. Los procuradores de las 21
Villas y de las Encartaciones y Duranguesado se retiraban después de haber
agotado los temás de la convocatoria”?
¿Por qué se ha hablado tanto de las
Juntas Generales de Gernika, con tanta ausencia de datos muy importantes, y tan
poco de otras Juntas “ ... que se llaman
de merindades, las quales suelen convocarse extraordinariamente para la
sacristía de la iglesia parroquial de santa Maria de Begoña, sita asimismo en
el infanzonado; y para mayor comodidad de los vocales, trasladarse después de
la primera acta a la inmediata villa de Bilbao. En éstas, según el último
estado (hacia 1800), tiene un voto cada villa; y el valle de Orozco, así
como en las generales; pero solo se considera otro a cada una de las merindades
y á las Encartaciones, y tanto por esto como porque las mismás merindades son
muy desiguales en extensión, población y riqueza, es muy desproporcionada la
representación; por lo que se está tratando de arreglarla para en adelante,
siendo esto tanto más necesario, quanto se concede igual autoridad á los
decretos de unas y otras juntas, habiendo solo algunas cosas reservadas á las
generales de Guernica.”. Es
preciso añadir que en el reino de Navarra también hubo este tipo de Juntas de
Merindad, que por muchas razones considero auzokráticas, hasta el siglo XIX,
por lo menos. En una de ellas, por ejemplo, se decidió la insurrección armada
contra el ejército napoleónico; ejército, por cierto, que fue recibido de mil
amores por los Andikis.
Mucho me temo que hay demasiados
elementos de juicio, etnológicos y documentales, como para dejar de afirmar que
las Juntas de Gernika fueron en Vizcaya lo que las Cortes Generales en el Reino
de Navarra, la Hermandad del partido gamboino en Guipúzcoa y la Cofradía de
Arriaga en Alava. Todas ellas representaban a los Andikis. La Buena gente no
solo tenía otros Ideales de Vida (Gizabidea), también tenía otras
instituciones: los Batzarreak o Concejos abiertos y las Hermandades.
Estoy consciente de mis limitaciones
y del objetivo divulgador de este ensayo, pero si hubiere alguien más
interesado en la Auzokrazia, camino por recorrer tiene en las direcciones
señaladas. A los eúskaros y a los auzókratas en general, nos será muy útil.
Pasemos la frontera civilista para
ojear en Laburdi.
Según los doctos en historia y
arqueología, este territorio eúskaro nor-pirenaico también sufrió una
romanización muy fuerte. Como de costumbre, dicha fortaleza no es detectable
por la etnografía.
Cuando se viaja por el Caribe solo
destacan las construcciones de los europeos; sin embargo, la mentalidad
predominante en los habitantes no es la europea. Los “ranchitos” de bahareque y
las churuatas de palma de moriche no sobrevivieron ni sobrevivirán a los palacios
de gobierno ni a las mansiones señoriales, pero la mentalidad de los que se
sirven de dichas construcciones para vivir, con ser tan civilizada o
precisamente por eso mismo, no puede franquear las voluntades de las masas. Por
ejemplo, en Venezuela se sigue cantando, al son de la curbeta, de la mina y del
tambor que “el trabajar
yo se lo dejo todo al buey, porque el trabajo lo hizo Dios como castigo ... a
mí me gusta el merengue bien bailao, con una negra repechera y
buena moza ...”.
También he oído de labios de líderes religiosos haitianos, que el trabajo es
malo, porque “Si el trabajo fuera cosa
buena, los ricos no se lo habrían dejado a los negros”.
La costa laburdina, que no es sino
una parte de Laburdi, padeció invasiones y correrías romanas, vikingas y
sajonas. Dicen algunos que los vikingos no solo las recorrieron sino que en
Bayona tuvieron un enclave permanente, aunque no sé en que se basan ni que
importancia puede tener ese supuesto. También los ingleses estuvieron en la India,
y los franchutes y gringos en Vietnam... ¿y con esa presencia militar basta
para decir que los hindúes o vietnamitas fueron occidentalizados? En fin, como
“cada
maestrico tiene su librico” ...
Los reyes pirenaicos también
trataron de inscribir dicho territorio en sus dominios, tanto o más que los
sajones. No será malo recordar que fue a raíz de los contratos matrimoniales
entre Berenguela de Navarra y Richard Corazón de León, que la Baja Navarra pasó
a depender del cuñado del célebre sajón, Santso VII el Fuerte.
Laburdi cambiaba de jerifaltes
civilistas como de dirección la veleta del campanario, lo cual prueba, a mi
modo de ver, que ninguno de ellos la poseyó de verdad. Según los documentos,
Labourdi fue inglés (de ahí el león en su escudo) hasta el año 1451, que pasó a
ser “Francia”. Por el mismo método (historia documental), Zuberoa también fue
Inglaterra hasta 1449. Eso sí, ambos territorios conservaron sus Fueros.
A partir del siglo XII ya podemos
ver que el Andikismo hacía de las suyas en dicho territorio. Los apellidos que
más suenan son los de Ezpeleta, en el lugar de dicho nombre, y Agramont en Urt,
Bardoxe y Gitxe. Posteriormente se destacaron los Urtubia y San Pere.
Los auzókratas tuvieron que
reaccionar porque no había rey que controlase a los hombres de armas, ni Papa
que les pudiese dar lecciones de moral o ética. Además de los Andikis de
costumbre, creo ver un ámbito civilista en un sector de los habitantes de
Bayona.Sea como fuere, un Quaderno de Hermandad (fueros) del año 1413 tenía como objetivo reducir el Andikismo a niveles inofensivos para la Auzokrazia. Sin duda que no debió ser nada fácil cumplir con disposiciones como esta: “ Los dichos vecinos han acordado, que si algún gentil-hombre u otro de la tierra de Labourdi comete algún acto de pillaje u otra acción facinerosa contra la gente de esta tierra deben los vecinos de todas las parroquias, reunirse con el baile (funcionario real), o prescindiendo de él, debiendo ir donde se ocultare el malhechor y le obligarán a pagar los daños causados ... y si el malhechor se ocultare en la casa de algún gentil-hombre, o casa fuerte del país, y el que lo hubiera protegido no quisiere libertarlo, los dichos vecinos pueden combatirlo con las armas y allanar la morada”.
Don José Ariztimuño (sacerdote
adscrito al rito católico, asesinado por los franquistas junto a 18 compañeros,
sacerdotes como él, en Hernani) nos refiere que ha traducido el párrafo citado,
del artículo 4 del Reglement de Labour, de dicho año.
Con el tiempo, el Andikismo llegará
a niveles próximos a la extinción. En 1789, por ejemplo, se celebró un
Biltzarre (Cortes o Juntas Generales) en el atrio de la iglesia de Uztaritze y
el número de “nobliak” era de quince. Puede el lector, si quiere, revisar los
asistentes a las Cortes Generales del reino de Navarra y comparar su número.
Algunos autores destacados, como es
el caso del sacerdote asesinado por los franquistas, destacan la singularidad
del institucionalismo labortano como ejemplar en el ámbito de la Auzokrazia
eúskara. El lector, supongo, no participará de dicha opinión por todo lo que
llevamos visto. Si el reverendo asesinado hubiese observado con más
detenimiento los Usos y Costumbres de los nabarros, e incluso los Fueros y
Leyes de los nava-ricos, hubiese podido darse cuenta de que era una simple
cuestión de procedimiento. Los procuradores de las villas navarras que asistían
al ente civilista del reino, tampoco podían tratar asuntos diferentes para los
que habían sido convocados y autorizados
por sus Concejos auzokráticos.
Otros, debido a su falta de
preparación etnográfica (los menos, los más lo hacen por afán tergiversador y
loritismo) confunden un mecanismo defensivo auzokrático con el feudalismo.
Señores, por favor, que “el hábito no hace al monje”.
La criticada figura del
Vecino-Propietario, tildada de antidemocrática, es usual en valles nabarros
como Larraun, Araiz, Basaburua, Ulzama, etc. Solo pretende entorpecer las
vecindades foráneas, a las que solo podían aspirar los Andikis; unos por
privilegios de su Fuero y otros por su dinero.
¿Repartir los eúskaros sus bienes
comunales?
¡Inconcebible!. Ahora bien, por la fuerza, sí; ya veremos un
caso contemporáneo. Algunos eúskaros, por las razones citadas y otras, lo que
sí entendieron fue de repartir el Usufructo de los Comunales. No se confundan
los términos y concepciones aborígenes, con los de los historietadores
doumentales.
Repartidos de este modo los bienes
del Vecindario entre las Casas (este detalle tampoco es tenido en cuenta) de
los auzókratas residentes: ¿ qué interés podía tener alguien de fuera en
hacerse con la vecindad de carácter foránea?
Insisto: el carácter auzokrático de
esta modalidad defensiva es nítido, debido a que la “propiedad” que ejercían
los etxekojaunak (nombre aborigen de Vecino-Propietario, con unas connotaciones
culturales que los hace muy diferentes) sobre los lotes de territorio comunal,
es de tipo usufructuario. No se podían vender, salvo en el caso de que se
vendiese una Casa. Lo mismo ocurría con otros bienes, como puede verse en el
caso de los yacimientos metalúrgicos o los manantiales de agua salada.
Y ahora diré algo más. La memoria
auzokrática al respecto es tan nítida y está tan vigente el Gizabidea eúskaro
en Nabarra, que no la pudo erradicar ni tan siquiera el catastro de 1948
(impulsado por los nava-ricos que tanto asesinaron, robaron y saquearon en
1936). Este catastro quiso legalizar las ilícitas apropiaciones pero la memoria
histórica sigue lúcida y por eso se sigue reclamando Justicia.
Los vecinos-propietarios de Iraizoz
(valle de la Ulzama, Nabarra), habiéndoseles inscrito sus propiedades
usufructuarias en dicho catastro-ladrón como privadas, resolvieron en 1977
volver a inscribirlas como comunales. Estos auzókratas eúskaros no aceptaron
sino a la fuerza el supuesto beneficio personal de la propiedad civilista; en
cuanto las condiciones lo permitieron, volvieron las cosas a su estado natural.
Y, he dicho lo de “supuesto beneficio personal”, no por cuestión ideológica o
intelectual; no, por cierto, sino por observación de la realidad etnográfica.
El lector puede convencerse de ello girando una visita a pueblos como
Barasoain, donde se repartió el Comunal al estilo preconizado por el civilismo;
y Garinoain, donde se sigue con el usufructo del Común. Ambos pueblos están contiguos
y a pesar de esto, entre ellos media un abismo cultural.
Volviendo a Laburdi. ¿ Se han dado
cuenta de que la restauración de la Auzokrazia tuvo lugar aquí, cuatro siglos
antes que la llamada “revolución” francesa?. Es muy saludable para la Conciencia
de la Etnia, el elemento de cultura “cenicienta” de nuestros investigadores.
Insisto: con la excusa de la igualdad, la fraternidad y la
libertad, por medio del terror, los
“revolucionarios” franceses proscribieron el auzokratismo laburdino, que
sintetizado era del modo siguiente.
El Síndico (Diputado General) del
Biltzarre (Juntas o Cortes Generales) era nombrado por los Auz’apezak (alcaldes
auzokráticos) de cada Parrokia (Batzarre-Concejo Abierto). Cuando aquel lo
creía necesario convocaba a éstos en Ustaritze, exponiéndoles los asuntos de
importancia general. Con dicha fase informativa se daba por concluida la
reunión, volviendo los Auz’Apezak a sus Parrokiak para deliberar en Concejo
Abierto los temás que les había comentado el Síndico. A los ocho días volvían
los Alcaldes auzokráticos a Ustaritze y exponían el parecer de sus
representados. Siendo necesario, votaban; eso sí, siempre conforme a lo que
habían decidido los auzókratas de sus Parrokiak.
Me llama con fuerza la atención, el
hecho de que algunos autores que no saben ver distinciones entre el feudalismo
y el andikismo, pasen por alto en sus voluminosos libros, además, que los
“nobliak” laburdinos no podían participar en la elección de los Auz’Apezak, ni
ser procuradores en el Biltzarre de Ustaritze. Solo a veces refieren algunas
cosas, como de pasada, tal vez para demostrar dotes profesionales en el
ejercicio bibliográfico.
¡¡¡ Como si no fuese importante “ponerle el cascabel al
gato”!!!.
Es el caso del andikismo en Ezpeleta. Aseguran que dicha
mentalidad había arraigado allí, añadiendo a renglón seguido: “Pero sus habitantes inflingieron
tantas “miseres” a su barón, que una heredera de esta baronía les dejó todos
sus derechos en el testamento”. Que “esos derechos” de la baronesa valiesen tan poco no
resta un ápice de galantería al hecho.
Que existan “agua-fiestas” en muchas
partes, en modo alguno da pie para decir que a la Buena gente le gusta que le
“agüen” las fiestas.
Que el gobierno “español” elaborase
el plan Z.E.N. (Zona Especial Norte) o consiguiese la aprobación de la Ley
Antiterrorista, no implicó que los habitantes de dicha Zona (a quienes iba
destinada, mayoritariamente, también la Ley) estuviesen de acuerdo con dichas
medidas. Es más correcto y acertado afirmar todo lo contrario.
Insisto (otra vez) en que los
conocimientos etnográficos y etnológicos deben formar parte de los
razonamientos que determinan las conclusiones de los historiadores y
arqueólogos. Al menos, en el caso de que el Objetivo sea estudiar el Pasado
para comprender mejor nuestro Presente y tratar de no repetir los mismos
errores en el Futuro.
Ahora, prosigamos con noticias
relativas a la resistencia auzokrática.
Es innegable que los
auzókratas restauraron la Auzokrazia, sin que por ello tuviesen que exterminar
a los Andikis. A unos cuantos he oído quejarse de ello, sin que su disfraz oral
pudiese ocultar su falta de convicciones humanas y valor personal. No son pocos
los que confunden el Valor con la
Temeridad. De todos modos, un agricultor, por ejemplo, a no ser que “le falte
un hervor”, no pretenderá la erradicación total de la maleza en sus campos.
Sabe muy bien que eso es imposible. Estará conforme si consigue controlarla
durante el tiempo que dure el cultivo. Eso si le es factible de realizar.
He oído también a demásiados
políticos profesionales, sobre todo, achacar a los auzókratas del pasado (pese
a que casi no les conocen) una supuesta “falta de conciencia nacional vasca”.
Es normal, dado que la mayoría de ellos no son conscientes de los valores del
Naturalismo humano ni de los de la Cultura Eúskara.
¡ Como me gustaría que este ensayo divulgador les ayudase a
tomar conciencia de su condición Civilista! Olvidan que del mismo modo que “no
se pueden sumar peras con manzanas”, tampoco se puede erradicar al Civilismo
con las armas que este utiliza. Es como pretender apagar un incendio echándo
leña al fuego.
Pero, además, casi todos ellos
ignoran la existencia de las Hermandades auzokráticas y las disposiciones de
sus Quadernos de Hermandad. En uno de ellos consta: “ Quien tome
parte en los bandos de Vizcaya, Encartaciones, Oñate, Aramayona, Alava, Navarra
y Labort será privado de sus casas, y si no las tuviere, perderá la vida”. (Quaderno de Hermandad, Guipúzcoa
1457).
Tengo que volver a insistir en el
factor extrínseco que contribuyó a la estabilidad de la Auzokrazia reinstaurada
en Euskolandia: el “descubrimiento” de América. Hecho aciago (para los
aborígenes del continente “nuevo”) que retuvo la atención de los Andikis
durante más de 200 años. Sin embargo, en aquel continente se fortalecerá una
clase que liderará pronto el Andikismo, los Diru’Andikis y a punto están de
conseguir la erradicación de la Auzokrazia. Me ratifico, pues, en que “lo que mal empieza, mal acaba”.
La Auzokrazia será reatacada y su
vigor mermará mucho a finales del siglo XVIII bajo la dirección de los
Diru’Andikis (mercantilistas). Esta ralea es una degeneración de las personas
que se ganan la vida comerciando. Poseídos por los anhelos civilistas, se
dedican a vender y comprar cualquier cosa o persona que les pueda reportar
beneficios materiales.
En el fondo, nada nuevo en el
Civilismo, y en la forma, muy poco, puesto que un romano famosísimo (Cicerón)
dejó escrito: “ Mercatura si tenuit est,
sordida putanda est; sin magna et copiosa, multa undique apportans, multisque
sine vanitate importiens, non est admodum vituperanda ...”. Lo que en castellano quiere decir:
mercadear al por menor, sórdida putada es; a lo grande, importando muchas
cosas, repartiéndolas sin altos costos por todas partes, no es en modo alguno
vituperable. En castizo, la traducción se reduce a: la tienda de Juanito el de
la esquina es una putada; en cambio el hipermercado, una gozada.
Muchos eúskaros se dedicaron a
trabajar duro, otros a medrar, con tal de conseguir mecerse con placer en el
imperio de los Austrias. Transformaban en lingotes el mineral que sacaban los
indios esclavizados, de lo cual echaban la culpa al sistema. Ponían su ciencia
y valor para cruzar los océanos con sus barcos repletos: ellos eran solo los
transportistas. Fabricaban armas a conciencia, algunas de ellas eran las
mejores: había que mantener y, de ser posible, seguir creando puestos de trabajo.
Y lo que no es menos importante: sus esposas seguían pariendo y criando hombres
duchos para la guerra, la evangelización y la administración del imperio. ¡Cuan buenos súbditos estos vascos!
¡ Con que facilidad se confundía el
Estar Bien con el Bienestar!
En menos de 100 años, tal parece que
los auzókratas se adaptaron al progreso civilista de la época, encandilados por
la abundancia que siguió a las penurias de la guerra anti Andikil.
La concentración de los resortes
institucionales de la Auzokrazia en sus manos, fue uno de los objetivos
prioritarios de los Diru’Andikis. Mientras tanto los Ezpat’Andikis seguían
conquistando territorios en América y Oceanía y los Eliz’Andikis, las almas de
sus aborígenes. La expoliación tenía que ser total. Mientras tanto, muchos
eúskaros se dedicaron “ ¡ a vivir, que son dos días!” y con el tiempo se convertirán en vascos. Otros muchos,
desde luego, siguieron por el Camino del Hombre pirenaico, de otro modo el
Gizabidea habría dejado de existir.
El desarrollo de la “plumalogía” fue
espectacular, hasta el punto que con pluma y papel se conseguía más que con
espada y catecismo. ¿ Cómo se llegó a ganar más desde la poltrona de un
despacho que desde un caballo o un púlpito? Del mismo modo a como se llego
atener más botín conquistando una dama rica (o hija de ricos) que una ciudad.
Cosas de magia; magia civilista, desde luego.
Pero el famoso “descubrimiento” de
América (que no fue tal para los eúskaros, puesto que Juan de Etxaide, entre
otros muchos, cazaba ballenas y pescaba bacalao en Terranova 90 años antes de
que Colón se hiciese a la mar en Palos);
ese falso evento, digo, no solo influyó en la estabilización de la Auzokrazia
sino que “dio la vuelta a la tortilla” civilista.
En efecto, la reconquista del
Imperio Romano llevada a cabo por los pontífices de Roma, mediante la
escrupulosa selección del bruto más fuerte (en cada época y lugar) y la
tergiversación del mensaje de Jesús de Nazaret, había conseguido ya en buena
parte sus objetivos en el siglo XIV, por lo que entró en crisis.
Algunos reyes de la saga pirenaica
no sabían mucho de la extensión territorial del Imperio Romano y se cansaron de
que los papas del sacro-imperio les dijesen que eso que acababan de conquistar,
también formó parte del Imperio.
¿Por qué empezaron los de la rama
pirenaico-aragonesa a concebir el significado de “Mare nostrum” de modo
diferente a los Papas? Claro que lo sospecho, pero el hecho fue que un
pontífice (¿para qué acordarme de su nombre?) declaró una Cruzada Santa en
contra de un pirenaico-rey (no tiene sentido plasmar aquí su nombre). Como de
costumbre, el Vaticano envió su campeón de armas pero aquellos pirenaicos lo derrotaron en los Pirineos, porque no solo
eran gentes de armas tomar, sino que pronto conquistarían lo que les viniese en
gana en el Mediterráneo. Esta victoria dio pie a pensar a los almogávares que
el poder del albacea del dios católico en la Tierra no era tan enorme como les
habían dicho los sacerdotes. Trató Roma de restar importancia al suceso pero ni
siquiera Fernando el Católico olvidará la afrenta, moral y física, que el Vaticano quiso infligir a uno de sus
abuelos.
Este aragonés de cepa impura sí
sabía de geografía política del Imperio Romano y por eso, en América, el que
daba el visto bueno a las encomiendas no era el Papa sino él. Claro que, como
no tenía experiencia en el tema, optó por poner al frente de dicha oficina a un
eclesiástico de su confianza (Fonseca). Treinta años estuvo en el cargo dicho
obispo.
En Roma, como es natural, ni deslegitimaron a sus sabios que afirmaban que
la Tierra era plana y no una esfera, ni se resignaron a creer que Colón no
hubiese caído al vacío, pero las ricas evidencias que un sobrino (Peralonso
Niño) le hizo ver a su tío-obispo (Fonseca), hicieron que Roma renovase su
inmensa capacidad de idolatría para el adiestramiento del que había de ser su
campeón, tarde o temprano.
El
Vaticano no iba a dejar que los hispanos se siguiesen poniendo las botas en América. Mezclaron sangres
azules en alcobas de lujo y también las derramaron, porque tenían prisa y su
presa, su cachorro, tenía que ser bien educado. Lo adoctrinaron de tal manera y
con tanto esmero que decidieron someterle a una prueba sobrehumana. El joven
Karl’os salió airoso pues no dudó en dictaminar la locura de su madre para
robarle la corona de Castilla. Roma quedó satisfecha y le colocó la corona del
Sacro-Imperio Romano con total tranquilidad. La misma corona, por cierto, que
le pusieron a Karl’omagno y que al tiempo le pondrán a Napoleón.
Sin embargo, o se pasaron
de la raya y crearon un monstruo (como ya dije con anterioridad), o los genes
del abuelo pirenaico salieron a flote. Lo cierto es que Karl’os V y I, por un
simple decreto papal de divorcio, dio a sus soldados licencia para “entrar a
saco” en Roma. El Vaticano dará marcha atrás pero el remedio resultó peor que
la enfermedad. El que fue aliado de los Reyes
Católicos, Henrik VIII de Inglaterra se cabreó y no solo mandó al Papa y al
Vaticano a freir espárragos, sino que se convirtió en
Pontífice.
“Entrar a saco” era la modalidad que más
entusiasmaba a los soldados, desde siempre, porque implicaba la eliminación de
todos los privilegios de los jefes. Lo que cada cual metía en su saco, era
legalmente suyo. Y quién aspirase a más, un palacio, por ejemplo, si era capaz
de que nadie se lo arrebatase, pues ... ¡estaba hecho”. Así le aconteció a uno
de Tudela, apellidado Urbina.
Roma temió perderlo todo pero no se rindió.
En la recuperación del status de la
iglesia de Roma jugó un papel muy importante...¡¡ quien lo iba a pensar ...!!
un Ezpat’Andiki guipuzcoano; un descendiente de aquellos que negaban y
expropiaban los “derechos” de las ante-iglesias y monasterios a los Eliz’Andikis:
tal cosa fue Iñigo de Loyola. Este Ezpat’Andiki era militar y cayó herido en
Pamplona durante la reconquista del Reino de Navarra (1521), defendiendo los
derechos de los conquistadores. No denominó “compañía” a su secta por
casualidad sino por estar convencido de que la única autoridad celestial en la
Tierra era el Papa. Todo el que luchase contra el Papa, luchaba contra dios y
él no creía en lo de ofrecer la otra mejilla, como hiciera Jesús de Nazaret.
Los soldados de su Compañía serán piezas claves en la restauración del poder
vaticano. En “Francia”, por ejemplo, fueron los adalides de uno de tantos
hechos atroces: la Másacre de San Bartolomé (24 de agosto de 1572). Escrito
está que en la Ciudad de París fueron asesinados 10.000 hugonotes (antivaticanistas)
y más de 100.000 en el resto de “Francia”. Aquellos soldados de la Compañía de
Iñigo de Loyola no se aminalaban por nada. Por muy regio que fuese el objetivo
señalado, ellos dale que te pego, erre que erre,
hasta lograrlo.
Henry de Borbón y Albret llegó a ser rey de Navarra y de
“Francia”.Un tipo muy curioso pues pasó su vida pretendiendo nadar y guardar la ropa. La Compañía decidió cortar por lo sano y envió en
1593 a su primer asesino, Jean Barriere. En 1594, Jean Chatel tampoco logró su
objetivo real. Pero, el 14 de mayo de 1610, Jean de Ravaillac asesinó de dos
puñaladas al rey. Estos tres Juanes eran Jesuitas.
La Compañía de Jesús dirigirá los destinos de “Francia” sin
tapujos. Dos de sus cardenales, Richelieu y Mazarino, gobernarán de hecho en
las monarquías de Lois XIII y su hijo, el Sol. Un personaje de primer orden en
este desempeño fue un vasco. En efecto, el Sire de Treville (tres villas, en
francés) era natural de Zuberoa, en concreto de Iruri (tres villas en euskera).
¿Os resulta desconocido este tipo? Tal vez os suenen más sus mejores asesinos,
los Tres Mosqueteros, y en especial el 007 de la época, D’Artagnan. Treville
fue su Maestro de armas. Sin embargo, la
hegemonía vaticana no recobrará su primacía, pues Lois XIV, que gobernaba por
la gracia del dios católico,
tenía el derecho de nombrar a los obispos, y estos eran los verdaderos
artífices de la recaudación de impuestos. Por cierto, Franco, el Generalísimo
de los ejércitos católicos españoles, tenía esas mismas prerrogativas.
En mi
obra multicitada ya hice una síntesis del proceso anti-auzokrático
desencadenado por el Civilismo bajo el liderazgo Diru’Andikil en
los siglos XVII y XVIII. Por esta razón avanzaré ahora con mayor rapidez.
Felipe
IV de Castilla, en 1601, pone a prueba el vigor de la Auzokrazia en Bizkaya.
Toma buena cuenta de su solidez y reinicia su ataque, por el mismo camino pero
con más fuerza, en 1631: todo por “un puñado de sal”. La sangre aborigen, una
vez más, volverá a ser derramada. Los Diru’Andikis dan muestras de su condición
de liderazgo y demuestran a sus compañeros de pillaje que son dignos compañeros
de saqueo. Tan fieles a su instinto civilista, como crueles y sanguinarios,
Idiákez y Uría, dirigirán las operaciones destinadas al asesinato de los Buruzagis
auzokráticos, 13 en total.
El
24 de mayo de 1634 se vuelven a cubrir de sangre auzokrática las armas
imperiales. Asesinan en la cárcel a tres de los Buruzagis: Ajorabide, Morga y
Juan Puente. Al día siguiente, orgullosos, repiten su hazaña, esta vez en
público, en la plaza vieja de Bilbao, para que sirva de escarmiento. Allí
fueron asesinados los dos hermanos Bizkaigañas y Larrabaster.
Loys
XIII de Francia y II de Navarra vende los montes de Zuberoa a los Andikis de
dicha nación eúskara. Los auzókratas toman las armas, precipitadamente, pese a
lo cual derrotan al ejército invasor en Undüreiñe. Algunos Andikis, aliados a los auzókratas “por si las
moscas”, ceden al soborno y a otras presiones civilistas, poco
antes de la batalla de Sohüta. Aunque parcialmente, la victoria militar es para
los civilistas. Total; dos batallas para dejar las cosas como estaban desde
antiguo y siguen estando hoy en día, pues los montes de Zuberoa siguen siendo
comunales.
El
odio y la impotencia militar civilista dejará profunda huella, imborrable, en
las mentes eúskaras. Aplicada la Justicia civilista conforme a sus cánones, en
diciembre de 1661 es asesinado uno de los Buruzagis zuberotarras. Era un
sacerdote católico, hijo de la Casa Matalats, llamado Beñat Goyenetxe. Una
canción de la época, “Dolu gabe” (sin culpa), no ha dejado
de cantarse hasta nuestros días. Incluso suele ser entonada en los funerales de
los militantes y/o simpatizantes de la organización E.T.A.
¿Sabe
el lector que el cuerpo del sacerdote asesinado fue dscuartizado por cuatro
caballos que halaban de sus piernas y brazos, esparcidos sus restos y expuesta
su cabeza en el extremo de una lanza, clavada en la plaza de Mauleon? La última
noche de aquel año desapareció misteriosamente.
Cebar
su impotencia en destacados auzókratas es una constante civilista; sin embargo,
como he dicho, aquella canción se sigue cantando.... Egün batez jeikiko dira
egiazko Xiberutarrak; egiazko Eskualdunak tirano-arrotzeen iltzeko ... Algún
día se alzarán de verdad los de Zuberoa; de verdad los Eúskaros para matar al
tirano extranjero... No creo que deje de cantarse si
se cumpliese su profecía.
En
Navarra (por solo citar uno de los casos) la codicia Diru’Andikil pone sus ojos
en una de las joyas de la Nacionalidad del Lan: los pastizales comunitarios de
Urbasa y Andía. Iniciado el ataque en 1594 no podrá darse por concluido hasta
1716, teniendo que reconocer, incluso por escrito, los Civilistas a los
Artzainak (Pastores), la flor y nata de la Cultura Eúskara, y a los auzókratas
en general su derecho al “ ... goce libre de dichos montes Reales que tienen
nuestros Naturales en continuación de su posesión inmemorial ...”
(ley 34, tit.4, Libro I, N.R.). Esto sigue vigente. Cualquier nabarro puede
solicitar madera de dichos montes para construir su casa. No se me
responsabilice de la ignorancia que tienen los nabarros de sus derechos
auzokráticos.
La
Nacionalidad del Pasto no había perdido ni un solo quilate de su poder al cabo
de 122 “añazos” de lucha civil. Sus adherentes, todos ellos por libre albedrío,
siguieron transmitiendo a sus descendientes y así ha llegado hasta el siglo
XXI, que aquellos montes son reales ...¡ por supuesto; cualquiera puede verlos
y gozarlos! ... pero no del rey, sino de los quieran sudar en ellos, para
ganarse el pan, eso sí.
El Andikismo se paró en seco. ¿Se molestará el
lector conmigo si le recuerdo que esta sumaria actuación auzokrática tuvo lugar
81 años antes que la “revolución a la francesa”?
Pocos
años después vemos que los Civilistas guipuzcoanos habían sobrepasado con
creces los límites que la Auzokrazia puede consentirles. Acaparaban los
alimentos, por ejemplo, para crear escasez y abrir el campo a la especulación.
Tenían dinero de sobra, pero querían más, y más.Ya en abril de 1765, el marqués
de San Millán, un Ezpat’Andiki de rancia ascendencia, salió a darse una vuelta,
consiguiendo (según él), “... poner en
el pueblo, el devido respeto con la tropa ...”. Una
verdadera fantasmada, créame el lector, pero si no me cree, siga leyendo.
A
los 11 años, los auzókratas, rebasados con creces los dilatados límites de su
paciencia, tuvieron que intervenir. El 18 de abril de 1766 se inicia en
Azkoitia el proceso restaurador, sumarísimo, encabezado por un grupo de “ ... zapateros
y herreros ...”.
De
Azkoitia, el proceso pasó a Elgoibar y de allí a Motriko, para “... liberar la
entrada de trigo por el mar ...”. Pero este era solo uno de
los aspectos pues también se pedía la derogación de las Ordenanzas Nuevas (uno
de los logros Diru’Andikiles en detrimento de la Auzokrazia) y la
reinstauración de las Viejas (auzokráticas). Varias veces me he referido a la
infiltración de los Andikis en las villas auzokráticas. Sin embargo, en Motriko
se tocaron también otros aspectos: “ ... los eclesiásticos (a) no llevarian
derechos por la administración de los sacramentos; (b) que la primicia no se
sacaria a subasta, pagando el sujeto que fuese su administrador diez por
ciento; (c) que no se contribuiria con el diezmo de la castaña concejil, ni
tampoco del ganado de cerda; (d) que ningun clerigo tendría más de dos
capellanias y los que las tuviesen harian, desde luego, desistimiento; (e) que
el parroco solo percibiria a titulo de proclamas y asistencia a matrimonio ocho
reales; (f) que los beneficiados saldrian a agonizar por semana a qualquier
hora del dia o de la noche. “
El
Diputado General confirmó las peticiones auzokráticas de mala gana (¿por qué?)
y el ánimo de los Gipuzkoanos, de hostil tornó a natural, es decir, fabril.
Volvieron a sus ferrerías, montes, caseríos, fraguas, astilleros, talleres, ...
confiados en que lo acordado sería respetado.
Poco
después tiene lugar la segunda bravuconada Andikil, pero esta vez a cargo de un
caballeroso grupo Diru’Andikil. Después de ajustarse las pelucas como la
ocasión requería, salen a darse su vuelta los Caballeritos, eso sí, “por si las
moscas”, “... con 1.200 hombres, a que se juntaron otros 300 de tropa arreglada
...”.
¿Habría
creído, de verdad, el conde Aranda (Valido de Carlos III de Borbón el
Napolitano) la fantasmada de los Diru’Andikis? ¿Se habría tragado el cuento ese
de que “Fue tan feliz esta expedición, que sin ningún derramamiento de sangre
se acabó la fermentación, siendo presos los alborotadores.”?
Pero
la historia pregunta: ¿dónde estaban esos Caballeritos (nombre popular de un
sector Diru’Andikil asociado en una emérita Sociedad Bascongada de Amigos del
Pais) y sus soldaditos arreglados, por ejemplo, cuando los auzókratas aplicaron
los correctivos pertinentes (destrucción de bienes, fundamentalmente) a los
abusos de los Unzeta, Rekarte y Urdangarin (por solo citar tres casos sonados
de Bergara)?
¿Habría
reembolsado el rey Borbón a la Real Compañía de Caracas los 152.000 reales y al
Consulado de San Sebastián sus 9.000 pesos, que dijeron haber aportado para
financiar la “feliz expedición”?.
Antes
de transponer de nuevo el Pirineo eúskaro debo hacer referencia a un fenómeno
guipuzcoano, del que dí noticias parciales en el proceso de restauración del
poder sacro-imperial en “Francia”. Merece la pena. Se trata de la Compañía
(concepción militar que inspiró a Ignacio de Loyola) de Jesús, cuyos miembros
son más conocidos como Jesuitas. Las noticias, sin embargo, se refieren a un
sector concreto de esta Compañía, conocido popularmente en la década 1975-1985,
como Jesu’ETAs.
Durante
los procesos restauradores de la Auzokrazia que acabamos de ojear, un amplio
sector de la Compañía estuvo del lado auzokrático. El proceso del que acabamos
de hablar se inició entre los trabajadores de las obras del Suntuario de Loyola. Esto no quiere decir
que dicha organización eclesiástico-militar estuviese de acuerdo con la Buena
gente; como no lo estuvo con los curas sandinistas. Los Jesu’ETAs sí lo estaban
y como eran mayoría en Euskolandia, la actitud pudo brillar con naturalidad.
Con esta excusa los Ezpat’Andikis y Diru’Andikis, tratarán de disminuir el
creciente poder que la iglesia romana iba recuperando, desde el momento mismo
en que la Compañía de Jesús (¿acaso fueron como ellos los compañeros de Jesús
de Nazaret?) tomó las riendas del poder vaticano. Con la ley en la mano, La
Compañía fue expulsada del imperio de Carlos III el Noble y expropiados sus
bienes. ¿Será que este Borbón se quiso vengar de los Jesuitas por haber
asesinado a quién estableció la dinastía borbónica en “Francia”, Henry III de
Navarra y IV de “Francia”? ¿No tiene gracia que la primera vez que un Borbón
llegó a ser rey fue en Navarra, Antonio de Borbón que se esponsó con Jeanne III
d’Albret?
Pero....
Había algo MÁS. Algo mucho más interesante para los eúskaros y, sobre todo,
para los vascos, que todavía hoy en día sigue dando qué hacer y, sobre todo,
qué hablar.
Uno
de los Jesu’ETAs más esclarecidos, el rvdo. Larramendi, escribió en su obra más
famosa (“Corografía ...de la Provincia de Guipúzcoa”) lo siguiente: “ ...¿Qué razón
hay, vuelvo a decir, para que esta nación privilegiada no sea nación aparte,
nación de por sí, nación entera e independiente de las demás ... ¿por qué tres
provincias en España (y no hablo ya del reino de Navarra) han de estar
dependientes de Castilla, Guipúzcoa, Alava y Vizcaya, y otras tres dependientes
de Francia, Labort, Zuberoa y Baja Navarra? ...”
Quisiera
que el lector recordase la disposición que vimos del Quaderno de Hermandad de
Guipúzcoa, del año 1457. Me parece muy conveniente y tampoco creo que esté de
más tener en cuenta que Sabino Arana, Jauná, no había nacido cuando Larramendi
escribió lo trascrito. Pero, ¿cómo llegó el confesor de la reina y teólogo de
universidades a esa conclusión? Es muy pero que muy interesante, y apasionante,
pero no incumbe a este modesto ensayo divulgador.
Traspongamos los Pirineos de nuevo.
Pese a los destellos del rey-Sol y
en contra de sus manejos, los aborígenes nor-pirenaicos siguieron con su
Cultura y empuñarán sus armas para defenderse de los civilistas. Constancias
tenemos por doquier, aunque las más sonadas (tal vez) fueron las de 1685 en
Donibarre Zaharre (San Jean le Vieux); de 1696 en San Pedro de Irube; de 1724
en Ainhoa; de 1726 en todo el país de Labourd; de 1748 en Bayona y Donibane
Garazi (San Jean de Pied du Port) y el alzamiento general de 1784.
Los Diru’Andikis no conseguían
imponerse a los auzókratas en Euskolandia, al menos con la rapidez que
anhelaban y por eso recibirán a sus colegas franceses con los brazos abiertos.
El Andikismo en pleno brindará por el éxito de Napoleón con el mismo entusiasmo
que brindaron por los Cien Mil Hijos de San Luis.
A sangre y fuego, con mucha sangre y
fuego a discreción, en el supuesto nombre de la Igualdad, de la Fraternidad y
de la Libertad del hombre (a la redactora de los Derechos de la Mujer, Olimpe
de Gouges, seudónimo de Marie Gouze, la guillotinaron en 1793, que ironía en la
Plaza de la Concordia parisina), los involucionistas franceses destruyeron el
institucionalismo auzokrático nor-pirenaico. La Auzokrazia, sin embargo, siguió
presente en la práctica social de los eúskaros, por increíble que parezca, y de
modo natural, porque nunca han tenido (ni tienen) estos aborígenes centros de
enseñanza que les fortalezca la Conciencia de sí mismos (Burjabetasuna),
mediante el análisis de sus valores culturales, en especial su Humanismo
(Gizabidea), gracias al cual (sobre todo) han podido mantener tan ejemplar
trayectoria cultural.
Los Andikis de la
región, como Garat, se subieron al carro del “progreso” europeo, como es
costumbre en ellos. Los aborígenes, sin embargo, sufrieron una cruel
hostilización, incluso la deportación
de pueblos enteros. Fue tan feroz y cruel esta “revolución a la francesa” que
la tragedia quedó grabada en la mente de muchos eúskaros hasta el punto de que un
buen número de éllos, tal y como sucede hoy en día, se dijesen franceses, a
pesar de no poder expresarse bien en dicha lengua post’romana. No entraré en
detalles del civilizado horror que los franceses desataron, pero sí debo decir
que los más de 100.000 nativos que tendrán que salir de su país en el
transcurso de 50 años, se consideraron afortunados.
Los alemanes han mostrado arrepentimiento por los
bombardeos que algunos de sus perversos antepasados hicieron sobre Gernika,
Arrasate-Mondragón y Durango en 1937; me pregunto si algún día harán lo propio
los franceses. Sería justo que por el lado español se siguiera el ejemplo alemán,
en lugar del francés, pero no veo cercano el momento, pues en 1999, el partido
que gobernaba en el Reino de España se negó a condenar el alzamiento
franquista; rancia involución civilista que causó más de 1.000.000 de muertos
en tres años. Todo un record, si nos atenemos a la proporción respecto del
número de habitantes de aquella España y al tiempo invertido.
Los Andikis estaban “más contentos que Txupita”
con el progreso europeo y por esta razón colaborarán con parte de su bolsa en
dicho proceso, para luego reembolsarse lo invertido con privilegios comerciales
y tierras.
Pasados los años del Terror, el nuevo orden civilista
pudo consolidar su proyecto y creó algo inaudito: el Estado Central. Este
engendro es una especie de magno parque zoológico, en el que tienen acogida
todas las especies sub-humanas que están dispuestas a vivir bien sin mirar a
costa de quién. Todos sus miembros tienen su ración conforme a su misión.
El Mercantilismo francés brilló a gran altura, utilizando
a los Militaristas para poner a los Eclesiásticos en el lugar que les tenían
destinado (bastante más abajo del que
habían alcanzado con el liderazgo de La Compañía de Jesús) y luego, con
astucia, librarse de los primeros. En efecto, se pusieron a subasta los bienes
(que no eran gananciales) de la iglesia de Roma y un Papa fincó en las sienes
de un pequeño corso la corona del Sacro-Imperio Romano; en Roma, y con todo el boato y protocolo
tradicionales. Pues, sí; la misma que ciñeron las sienes de Karl o Magno y Karl
I de Castilla y V de Alemania. No creo que nos convenga olvidar este dato.
Los mercantilistas franceses supieron “montárselo muy
bien”. No solo permitieron que el orgullo de los militaristas creciese, sino
que colaboraron a gusto en la empresa. Eso sí, no pararon hasta que les estalló
en el pecho.
¿Cuál hubiese sido el destino del ejército francés sin la
tenaz resistencia de la Buena gente post’ibérika ni la potencia del invierno
ruso?
El jefe de la manada salvaje fue puesto a buen recaudo en
una isla sur-africana, tal vez porque tendrían en el futuro necesidad de él.
Para aplacar los pocos ánimos de sus partidarios no se
recurrió a la violencia (“por si las moscas”), sino que se les abrieron
las puertas de maravillosos horizontes. Los monetaristas no las tenían todas
consigo, entre otras cosas porque mucha gente (demasiada, bajo su punto de
vista), se había tomado en serio la lucha por la Igualdad, la Fraternidad y la
Libertad del ser Humano. Los militaristas no les causaban más que problemas,
económicos claro está, que son los únicos que les afectan, pero: ¿y si tenían
necesidad de ellos en el futuro? La solución se buscó entre la tradición
imperial romana y por eso se les encontró un lugar pertinente. ¿Qué hicieron
los patricios romanos con las hordas de Alarik? ¡Ekilikua! Lejos, bien lejos. Lo más lejos posible. ¿A
la Cochinchina? Nada de bromas, ¿eh? Años estuvieron por allí (sur del Vietnam
actual) ejércitos franco-españoles.
Había que destinar recursos para las conquistas,
militares, por supuesto; (a las de la ciencia no se les veía rendimiento
todavía), pero se ganaba la paz interior de Europa, inevitable circunstancia
que los militaristas han tardado “añales” en admitir, y élla traería enormes
beneficios. El progreso de la maquinaria así lo presagiaba. El Capitalismo
estaba fraguándose desde muy antiguo, si observamos el desarrollo del
movimiento Diru’Andikil.
Como los antiguos guerreros de la imperial ciudad, los
militaristas europeos del siglo XIX fueron enviados a la conquista de todo el mundo.
El que se dejase conquistar, merecido lo tendría. Los monetaristas no sabían
demasiado de geografía ni de cultura humana y tal vez por eso se vieron un
tanto sorprendidos con la riqueza del mundo. Cual nuevos patricios romanos,
aplaudían “a rabiar” a los generales en jefe que más riquezas les mandaban del
extranjero. Igualito que a los predecesores y continuadores de Julio, el César.
Llegado el caso de que apareciesen por las metrópolis, se deshacían de ellos
por medio de halagos y honores, asegurándoles que todo eso era poco, comparado
con lo que les darían la próxima vez que regresasen a la patria. El botín fue
inmenso, no hay más que analizar el origen de ciertas fortunas actuales o el
patrimonio de muchos museos franceses, alemanes o ingleses.
El exitoso plan francés fue puesto en práctica por los
mercantilistas de toda Europa. No hay más que evaluar los resultados del
furibundo celo colonialista de ese siglo que sometió por las armas a toda
Africa y la mitad sur de Asia, sin entrar a discutir si las conquistas de las
nacionalidades europeas son de origen colonialista o anteriores.
¿No se sigue manteniendo y enseñando que la “revolución”
francesa instauró en el mundo (se oculta el cómo) la Igualdad, la Fraternidad y
la Libertad?
Sea como fuere, volvamos a lo nuestro.
Como ya he dicho, los Andikis se
sumaron al carro del “progreso”, que por cierto, todavía insisten en hacernos
creer que vino de Europa, “como” desde hace 2500 años. Con lo que a estos
profesionales les gustan los números, yo me suelo preguntar si han olvidado de
donde procede el sistema numérico occidental. Por supuesto que de la cultura
árabe.
Los nava-ricos, recibieron con honores al general d’Armagnac
con su ejército, el 9 de febrero de 1807, en la plaza del Castillo de Pamplona.
¿No se preguntará el lector cómo
esta gente pudo rendir homenaje al mismo ejército contra el que se levantaron
miles de nabarros en 1794, pues era su obligación enfrentar (éllos desde sus
palacios, claro) “... las perniciosas novedades de la Nación Francesa ...”?
¿Qué había cambiado en Francia? Los
mismos que ahora les aplaudían en Pamplona, 14 años antes escribieron “Exortos,
oficios, prevenciones, y esmeros poderosos de fidelidad fueron los primeros
pasos que dio (el Reino de Navarra, es decir, sus autoridades civilistas)
para imponer al Enemigo, y convencerle de que sus opiniones seductoras, y
lisonjeras promesas se habían de mirar con el horror de que venían encubiertas;
aumentando los deseos de vengarlas frente a frente por el medio de la espada...”.
(ley 61, Cortes Generales de 1794-1797). ¿Ha olvidado el lector las
bravuconadas andikiles de Guipúzcoa? Pues he aquí otra más, porque los hechos
fueron que al ejército francés no solo no le impusieron nada, ni mucho menos le
convencieron de algo, sino que los que mandaron redactar la ley, ni tan
siquiera se atrevieron a verles de frente.
Me temo que mi pregunta no ha tenido
respuesta: ¿qué había cambiado en Francia? El rumbo de la revolución, por dos
veces. Su sentido original fue desvirtuado, casi al instante (o sin casi, según
se mire); primero por el terror a discreción y segundo, por la administración
del Estado Central. La Dictadura del Funcionariado estaba en ciernes.
Con el “amor” que profesaban a sus
Fueros y a su Rey; ¿cómo pensar que los
Andikis asistirían a la ceremonia que “obligaría” a Fernando III de Navarra y
VII de Castilla, a traspasar sus derechos a favor de José Bonaparte? Imposible
parecía el asunto, peeero ... en Bayona estuvieron presentes las autoridades
nava-ricas. Por supuesto que eran conscientes de que conculcaban la legalidad,
su propia legalidad, pero el “progreso”, no solo no espera, sino que conviene
que no se desespere, ya que luego vienen casos como el de la destrucción de la
Nabarrería (sigloXIII) o la Pax Cisneriana del XVI.
Pero, el ejército napoleónico tenía
que cumplir con sus financistas y después del saqueo “a manta” de la primera
fase, era necesario recurrir a los impuestos, revolucionarios, claro.
En cuanto les tocaron el bolsillo,
los Ezpat’Andikis y Eliz’Andikis, cambiaron de chaqueta; en cambio los
Diru’Andikis “hicieron su agosto”,
comprando al precio que les dio la gana, las tierras que los pueblos (ahora sí)
tenían que vender para poder pagar el impuesto revolucionario francés. Pena
ajena me da pensar que todavía hay quién afirma que los “etarras” aprendieron
en los manuales marxistas lo de su impuesto revolucionario,
Toda una lección de patrioterismo
dieron personajes tan bien afamados como los marqueses de San Adrián, San
Millán y Narros; el conde de Peñaflorida; los Goizueta, Goyeneche, Arricibita,
Sánchez, Marco, Tainta, Echenique, Alberó, Arrechea, Modet, etc.
Aunque cueste poco creerlo y mucho
difundirlo, hubo pueblos que se quedaron con menos de 350 robadas (una robada
es igual a 898 metros cuadrados). Tal fue el caso de Marcilla (227 robadas) o
Milagro (300). Olite tenía 8.000 hectáreas de comunal y se quedó con menos de
1.000. Creo, que solo Tafalla pudo recuperar una buena parte (27.000 robadas)
de lo que tuvieron que vender los tafallicas para suavizar la represión del
ejército revolucionario francés. Por cierto; ¿cómo se comportó el ejército
bolchevique con las naciones islamistas de Eurasia?
Las investigaciones de José M. Ortiz
de Orruño son magníficas en lo que respecta a Vitoria y sus aldeas. Sus
conclusiones están basadas en una exhaustiva revisión de hechos, enmarcados en
el contexto socio-económico de la Alaba del siglo XIX. “La desamortización
civil, que no es sino la privatización de superficies comunales y su
transformación en mercancía decretada por Thouvenot (super-gobernador
napoleónico del Euskadi actual) y ejecutada por el ayuntamiento, se inscribe
en dos momentos concretos, las primaveras de 1811 y de 1813 respectivamente. La
superficie enajenada se acercó a las 3.564 fanegas de sembradío y devengó
pasados 1.260.000 reales, de los que ni siquiera 1.000 fueron pagados en
metálico. El éxito del “papel” como medio de pago resulta aún más patente al
comprobar que de la privatización de 1811 de 3.184 fanegas de sembradío por un
valor que superó el millón de reales, tan solo 34 reales y 21 maravedí se
abonaron en metálico ...
La desamortización además de
implantar un concepto totalmente burgués de la propiedad, trajo consigo una
concentración de la misma, pues junto con los muchos que compraron muy poco
hubo unos pocos que se hicieron con casi todo ...
La sustracción de tierras comunales
en beneficio de unos pocos levantó amargas quejas. Gran parte de la población
rural no vio con buenos ojos el brusco descenso de las superficies comunales,
descenso que además implicaba la desaparición de las daciones (propiedad auzokrática, es decir, en usufructo
temporal), importante ayuda complementaria en un momento de asfixiante
presión fiscal. Los antiguos propietarios, por su parte, creyeron que la másiva
oferta de tierras habría de rebajar necesariamente el precio de los arriendos.
Los campesinos se alarmaron por la reducción de los pastos, hasta el punto de
temer una hipoteca del futuro ganadero. Los hidalgos, en fin, se vieron
privados del control de extensas superficies hasta hacía poco concejiles ...”.
¿¡¡¡¡ Viva la Civilización!!!!?
¿¡¡¡Viva el progreso francés!!!? Querido lector, medita acerca de cómo se
comporta la Unión Europea.
En Navarra, los Diru’Andikis
colaboraron entusiasmados con el “progreso revolucionario”, tanto o más que sus
colegas de Euskolandia, a quiénes tendrán que convidar para no dejar “ni pizca”
de la enorme tajada que se sirvieron. Este es el origen de los más de 3.000
asesinatos protagonizados por los nava-ricos y la guardia civil española, entre
julio y octubre de 1936.
Su procedimiento tuvo dos elementos
principales: la amenaza sangrienta de la venganza “revolucionaria” y el engaño,
pues en la mayor parte de las ventas de los comunales, los Vecinos se
reservaron ciertos derechos, como el aprovechamiento del “cascajo” par la
construcción de casas y calles, leña, agua, etc. Hacia 1984, en Larraga ocurrió
un caso periodístico. Un Andiki, padre de un miembro de la Excma. Diputación
Foral de Navarra (los nombres de ambos constan en la prensa del momento),
impidió a unos obreros del ayuntamiento proveerse, como de costumbre, de
cascajo para el reacondicionamiento de unas calles. La actitud del Andiki
estaba sustentada en una razón muy civilizada: la escopeta que empuñaba.
Las Cortes de aquel reino de Navarra
trataron de zanjar el asunto por medio de ciertas leyes, que por sí solas, dan
fe y demuestran lo inescrupuloso que fue el proceso.
Dado que aquí está el origen de la
miseria y de la tragedia de miles de nabarros, analicemos la ley más
importante: la 111 (fácil de recordar) de las penúltimas Cortes, propuesta y
aprobada en agosto de 1818.
En primer lugar los Andikis tratan
de justificar su proceder echando las culpas de todo al ejército que tanto
habían homenajeado: “... no carecen de Justicia originaria las ventas y
enajenaciones hechas durante la última guerra por los pueblos ... á no haberlas
satisfecho, hubieran sido inevitablemente tratadas con la mayor severidad por
un enemigo sanguinario y cruel ...”.
Un poco más adelante, se presentan
como los salvadores de la patria, pues de no haber concurrido ellos con su
dinero, los habitantes de Navarra “... tocaban con sus manos el momento
crítico de su total aniquilación ...”. La Buena gente sí tenía que ofrecer
su vida y la de sus hijos para salvaguardar el bananero reino de aquellos nava-ricos.
Los Diru’Andikis, por el contrario, ofrecieron su dinero (obtenido sin el sudor
de su frente) pero con la garantía de bienes inmuebles. De vez en cuando,
todavía me suelo preguntar de qué pasta está hecha la Gente de Pasta.
Pero, ¿será imposible creer que ni
tan siquiera en momentos de tragedia, los Diru’Andikis optasen por salvaguardar
la vida de los nabarros en lugar de sus bienes? Léase con atención lo que sigue
y no debe olvidar el lector los numerosos cambios de Concejo Abierto a
veintenas, quincenas y oncenas (según el número de Vecinos) que habían impuesto
las Cortes del reino de Navarra; algunas de las cuales hemos mencionado en el
capítulo 3.
Las Cortes aquellas pidieron:
“ 1º Que sean válidas y
subsistentes las enajenaciones hechas por los pueblos y cuerpos, que
legítimamente los representaban (hay que tener en cuenta que ya existía la
resistencia guerrillera y que el ejército “revolucionario” francés, no pudiendo
someterla se cebaba en los prisioneros y sus familiares) durante la última
guerra que se hubiesen ejecutado a pública subasta.
2º Que sean válidas las
enajenaciones hechas por los pueblos y cuerpos que legítimamente los
representaban durante la última guerra, previa justa tasación de su valor,
siempre que el precio que se haya pagado no baje de las dos terceras partes de
la tasación.
3º Que las ventas y enajenaciones no comprendidas en los
dos capítulos anteriores, no puedan reclamarse pasados trece meses desde la
publicación de la presente ley.”
El decreto del Virrey conviene ser
tenido en cuenta:
“ Pamplona 8 de Agosto de 1818.
En consideración á lo que exponeis en este Pedimento, y á fin de evitar muchos
inconvenientes y pleitos que podían originarse, queremos que sean válidas y
subsistentes las ventas que hubiesen hecho los pueblos, y los que legítimamente
los representaban (vuelvo a recordar la existencia de nabarros que
resistían, incluso con las armas, aquella invasión) durante la última
guerra, con tal que se hubiese ejecutado a pública subasta, y con las
formalidades prescritas por esta (aspecto omitido por los Andikis).
Igualmente queremos que también sean válidas las enajenaciones hechas por los propios pueblos en la misma
época, siempre que se haya sacado el precio de las dos terceras partes de su
tasación; pero los propios pueblos podrán rescatar las fincas vendidas en ese
modo y forma (nadie habla de las condiciones ni limitaciones) en el
término de cuatro años desde la publicación de esta Ley, con lo que queda
proveído el capítulo 1 y 2 de vuestro Pedimento; y por lo que respecta al 3 no
puede deferirse á su contexto por los perjuicios que experimentarían las rentas
de los pueblos, quienes deberán usar en Justicia del derecho que tuvieren y por
el tiempo que este permite las instancias sin deberlo limitar al término de
trece meses ni otro alguno.- El Conde de Ezpeleta.”
Los Andikis recurrieron este primer
decreto del Virrey, pero se contentaron con el segundo (13 de agosto de 1818)
pues ya era bastante salvaguardar los expolios concernientes al capítulo 1.
Sin
embargo, este antiguo expolio Andikil no ha quedado zanjado. Sigue vivo en
nuestros días, como es de Justicia Social, a pesar de los 3.000 asesinatos del
verano de 1936 y del Catastro de 1948 que “legalizó” estos expolios y otros
robos que se cometieron en esa cercana época, tanto en bienes comunales como
particulares.
Aún nos quedan cosas y casos muy
importantes por ver, relacionados con la Resistencia Auzokrática. Volvamos al
siglo XIX.
Ante estas y otras iniquidades del
Civilismo; ¿se quedaron con los brazos cruzados los auzókratas y la Buena
gente?. No, por cierto; además del honor (elemento prescindible para alcanzar
el bienestar, pero imprescindible para Estar Bien), les iba en ello la Vida (no
confundir con la existencia).
Gracias a un singular Buruzagi, de
ésos que la naturaleza humana brinda con espontaneidad (Tomás Zumalakárregi,
Jauna), el vigor auzokrático pudo ser organizado y dosificado, con lo cual se
consiguió derrotar a los Civilistas en todos los frentes, pese al apoyo moral,
material, militar y humano que estos recibían de Francia, Portugal e Inglaterra
(sobre todo). ¿Por qué nos han enseñado que la de los Carlistas fue una guerra
civil?
Conviene que el lector tenga perspectiva histórica con respecto a este
país. El reino de su Majestad Británica fue siempre contrario a los auzókratas,
por mar y tierra. Puede constatarse documentalmente esta conclusión, por lo
menos, desde el siglo XII (tratados territoriales entre Santso el Sabio de
Navarra y su primo el rey de Castilla) hasta 1937 (apoyo a la causa
nacionalista vasca). Suelo preguntarme si la Historia cambiará de rumbo en el
contencioso actual. Ojalá que los políticos nacionalistas vascos profesionales
aprendan o no olviden las enseñanzas de la Historia. Ellos son los que más
tienen qué ver en el asunto de la Paz, pero los que menos tienen que perder.
Claro que, si no consiguen que la E.T.A. dé su brazo a torcer ... La cosa
cambia, dado que es un hecho que ni ellos, ni los franceses, ni los
españoles, se lo consiguen quebrar. Muy
difícil está el contencioso en la actualidad, porque además de lo dicho, al
parecer no hay modo de que los “etarras” se convenzan de que éllos no podrán
conseguir sus objetivos por las armas, como los civilistas no han conseguido el
suyo (erradicar o sojuzgar a los eúskaros) en más de 2.200 años.
Bueno. ¿ Por qué se llegó al
desenlace de la guerra auzokrático-carlista mediante el Convenio de Vergara, en
1839? Nunca mejor dicho que “lo que mal empieza, mal acaba”. Ahora bien;
¿ fueron realmente vencidos por las armas los auzókratas? No, por cierto. A
pesar de que fueron traicionados por los líderes del carlismo y del ejército
enemigo, que faltaron a los acuerdos alcanzados. Los militares carlistas,
sencillamente fueron reubicados en el ejército español; con una pequeña
inversión, por cierto.
¿ Pruebas de lo dicho me pide el
lector? ¡ Hace muy requetebien! Ahora daré tres por cada afirmación, para no
resultar latoso.
Traición de los carlistas a los
auzókratas en armas:
Recuerdo al lector que el famoso
Convenio de Vergara fue redactado por el jefe militar español (Espartero)
conforme a la propuesta (casi textual) del gobierno británico. Fue escrito en
Hernani (sede británica) el 28 de agosto de 1839 y ratificado, tres días más
tarde, en Vergara. Pero, ¿por quienes?.
“ En consecuencia del convenio,
Espartero llegó al día siguiente a Vergara (30) por haberse previsto la reunión
de fuerzas en Vergara. Maroto y su estado mayor estaban en Vergara. Maroto
informó a Espartero que él y sus oficiales habían venido para probar su
sinceridad y buena fé, pero que lamentaban tener que decir que ninguno de los batallones incluidos en el
convenio había obedecido su orden de marchar sobre Vergara, dando como
razón de que no podían poner fé en la convención hasta que sus Fueros hubieran
sido reconocidos por las Cortes. Este acontecimiento imprevisto pareció
paralizar a todos. Nadie sabía qué contestar. Maroto dirigiéndose a mí pidió mi
protección. Le dije que podía estar seguro y no tenía nada que temer por lo que
a su seguridad personal se refería. Lo mismo aseguró Espartero. Urbistondo y
Torre se ofrecieron a hacer otro esfuerzo para intentar que las tropas
obedecieran las órdenes de Maroto. “ . Documentos secretos del Foreing
Office británico: comunicación del agente Wylde a Palmerston (jefe del gobierno
inglés). Vergara, 1º de septiembre de 1839.
“ Don Carlos en este momento
pues, llegó a sospechar que los vascos estaban únicamente luchando en defensa
de sus Fueros y él se condujo en varias ocasiones hacia las Provincias con una
ingratitud que, por último, le enajenó el afecto de los vascos y
particularmente de los principales jefes, muchos de los cuales, él, con
malicia, había desterrado y puesto en prisión,”. Lord Jhon Hay a Earl of Minto.
A bordo del H.M.S. Nort Star. Pasajes 20 de diciembre de 1839. Por cierto, la
Tradición eúskara nos ha hecho llegar versos que nos hablan de este destierro,
prisión y asesinato de jefes auzokráticos a manos de militares carlistas. En un
anexo de la sacristía de la iglesia del Puy, en Estella, están las firmas de
los Buruzagis auzókratas asesinados.
“ En Elorrio, a las 6 de la mañana del 28 de agosto (1839),
reunidos Maroto, Espartero, acompañados de Urbistondo, Wylde y el Brigadier
Linaje. Maroto envió a Urbistondo para consultar sobre Fueros con los
Comandantes. Urbistondo fue y volvió acompañado de una diputación de oficiales,
en la cual se expresó su oposición a la más mínima modificación de los Fueros.
Torre habló a Espartero dispuesto a todo, pero se negó a separarse de Maroto.
No sé bajo qué estandarte seguirán luchando los carlistas
como no sea bajo el de Paz y Fueros.” Wylde a Palmerston, Durango,
26 de agosto 1839.
Engaños del enemigo:
“ No tengáis cuidado, vascos. Vuestros fueros serán
conservados y respetados. Si alguien intenta moverse contra ellos, mi espada
será la primera que se desenvaine para defenderlos. Palabras del jefe
español (Espartero) inmediatamente antes de la firma del Convenio de Vergara.
“ Espartero comenzó sus movimientos contra Elgueta a las
cuatro de la mañana del día siguiente, después de haber anunciado a sus tropas
en una corta alocución que todas las relaciones con los jefes del enemigo (que
le habían dado a entender que esperaban una pronta pacificación) se habían
roto, porque exigían la conservación de privilegios que eran opuestos a la
constitución que él había jurado defender, y que esta era la razón por la que
era necesario recurrir de nuevo a
las armas ...”. Correspondencia entre Lord Jhon Hay (jefe del
ejército británico que luchó contra los carlistas) y Maroto (jefe de los
carlistas).
“ El Duque de la Victoria (título conferido a
Espartero) no puede alardear de haber ganado la guerra por las armas ni por
negociaciones limpias. Se ha terminado con el Convenio de Vergara, el más
traicionero que se ha hecho en la historia. Sería satisfactorio que el Gobierno
probara que no tiene contacto con estos procedimientos tan vergonzosos. En otra
parte se ha dicho que Inglaterra no participa en estas transacciones; pero, no
piensan lo mismo el Gobierno y el país. Cuando ha aflorado días pasados a la
superficie la abominable traición de Maroto, al querer defenderla, se ha dicho
que se limitó a faltar a la lealtad. Mientras no se pruebe lo contrario, hay
que pasar por los hechos tal como se sientan en las referencias escritas de que
se disponen”. Palabras pronunciadas por el Marqués de Londonderry, jefe del
Partido Conservador, en la sesión de la Cámara de los Lores, del 25 de febrero
de 1840.
¿ Vencidos por las armas?
“
Llamé la atención del General Arechavala (Jefe de Vizcaya) sobre la posibilidad
de que él (Espartero) pusiera objeciones a mi interferencia en estos asuntos;
el dijo: nadie conoce a Espartero mejor que yo; he servido con él durante
veinte años y en los últimos cinco he mantenido correspondencia confidencial
con él en todos los asuntos relativos a la guerra civil ... si Vd, puede
establecer los fundamentos para las negociaciones de paz, Vd, rendirá un gran
beneficio para mi país, ya que, es la única forma por la cual esta guerra puede
terminarse ....”. Lord Jhon Hay a
Earl of Minto. A bordo del
H.M.S. North Star, Pasajes, 29 de diciembre de 1839.
“ Llegaron los vascos, fueron arengados por el Duque ...
Estaban sin embargo determinados a mantenerse armados hasta que el convenio
fuera ratificado por las Cortes y las partes esenciales de sus fueros
reconocidas y se estimó aconsejable no intentar desarmarlos. Los vizcaínos
fueron a Elorrio y los guipuzcoanos a Mondragón. Esta es la situación actual, y
hasta que la decisión de las Cortes sea conocida, yo no creo que ningún
progreso ulterior pueda hacerse. Entre los paisanos deseo de paz ... La causa
de Don Carlos ha recibido un golpe de cuyos efectos es imposible que pueda
recobrarse. El Gobierno Británico a nada se ha comprometido ...” Wylde a
Palmerston, Vergara 1º de septiembre de 1839.
“ Los vizcaínos no obstante aún retienen sus armas y
han expresado su determinación de mantenerlas hasta que la cuestión de sus
Fueros sea resuelta. Mientras tanto aparecen perfectamente contentos y no he oído
testigo de una sola riña ni deserción.” Wylde a Palmerston, Vergara, 5 de
septiembre de 1839.
Comprados por el enemigo:
“ A la mañana siguiente –31- llegaron noticias de que
los castellanos estaban en camino, pero que los vizcainos y guipuzcoanos, una
vez más, dudaban, diciendo que esperarían a Espartero en Andoain. Los
castellanos se formaron rodeados por tropas de la Reina, y se enrolaron para
seguir luchando por la misma.” Wylde a Palmerston, Vergara, 1º de
septiembre de 1839. Lo que ya dije, los militares carlistas fueron reciclados a
bajo precio.
“ Francia envió los cuatro millones de coronas, que la
reina de España no tenía. Fueron a Espartero, que estaba encargado de
entregarlos a Maroto. En cuanto a los fueros, desde luego que el gobierno de la
reina con la aprobación de las cortes no tendría dificultad en prometerlos por
su honor, porque sabe que con su honor a nada se compromete.” Noticia
publicada por The Times el 20 de septiembre de 1839.
“ Hemos recibido periódicos y correspondencia de Madrid
del 4 del corriente, cuyo contenido es de gran importancia, en cuanto que
constituyen una prueba de que las desgraciadas víctimás de la doblez de Maroto
en las Provincias Vascas conocerán pronto las verdaderas intenciones del
Gobierno de Madrid y de las Cortes. Hemos hallado suficientes indicaciones del
espíritu que animaba a los diputados en su sesión del día tres, de la cual
publicamos más adelante una información, para convencernos de que los cristinos
no abrigan la menor intención de cumplir las promesas hechas al pueblo vasco.
La existencia de los Fueros es incompatible con esta Constitución, y el
principio vital del Convenio de Vergara entre Maroto y Espartero será de este
modo rechazado. Maroto consiguió su ganga, que es lo único que le interesaba.
Vendió a su Rey y ha vendido vilmente al pueblo vasco. Lo que el valor de los
cristinos nunca pudo conquistar, pueden alcanzarlo por la traición.” Editorial del
diario inglés Morning Post del 13 de septiembre de 1839.
¡Cuanto me cansan estos pormenores Andikiles!
Llevamos siglos viendo el resultado de las paces
civilistas y esta de 1839 no iba a ser la excepción, aunque no hubiésemos visto
lo que acabamos de leer. En 1872 empezó otra guerra, en la que no participaron
los del ex’reino de Navarra porque bastante tenían los nabarros con sobrevivir.
Por supuesto, me refiero a la Buena gente y a los auzókratas, ya que los
Andikis andaban con su recién estrenada Excma. Diputación Foral de Navarra,
como niños con juguete nuevo. ¿Contentos?; por supuesto; habiendo conseguido
seguir administrando éllos el Sudor de la Buena gente, nada habían perdido con
la Ley “Paccionada” de 1841.
Para colmo de males, los esfuerzos titánicos de mucha
gente de ciencia (y conciencia) estaban logrando éxitos y más éxitos, lo cual
propiciará que los Mercantilistas se hagan con el mando del “destructor
invencible”: la Tecnología Industrial. Merced a esta nave han llegado a su
actual cenit: el Capitalismo.
A pesar del engaño carlista los auzókratas permanecen
alertas y parece que empiezan a tener en cuenta las amargas consideraciones del
JesuETA, Larramendi: “ Que razón hay, vuelvo a decir, para que esta nación
privilegiada no sea nación aparte, nación de por sí, nación entera e
independiente de las demás ...”
La Naturaleza humana no se rinde ante el Civilismo que
solo quiere destruirla. Brindará a los eúskaros un singular Poeta, capaz de
plasmar los sentimientos auzokráticos de tal forma, que sus “bertsoak” todavía
permanecen en la Conciencia de la Etnia eúskara. Su “Gernikako Arbola” es el
tenue soplo que sale del fuelle milenario de los Arbasoak (Antepasados, lit.
habitantes del bosque).
Arbola botatzia / dutena pentsatu / Euskal erri guztian /
denak badakigu. / Ea! Bada jendia / denbora orain degu / erori gabetanik biagu.
(Que
tienen pensado derribar el Arbol, en toda Euskalerria todos lo sabemos. ¡A
ver!, si hay gente, tiempo por ahora tenemos para no dejarlo caer.) “Gernikako
Arbola”, estrofa 5. Año 1853.
Al cabo de sus más de 20 años de exilio en América,
vuelve para morir a su patria. En el Teatro Real de Madrid le tributan un
homenaje. Por si acaso y para que nadie se confunda, abrazado a su vieja
guitarra, canta bertsos como éste:
Oi, Euskalerri, eder-maitea!.
Ara emen zure semea,
Bere lurrari muiñ ematera
Besterik gabe etorrita;
Zuregatikan emango nuke,
Pozik bai, nere bizia;
Beti Zurentzat, ill arteraiño,
Gorputz ta anima guztia.
Oh, Euskalerria hermosa-amada!. / He aquí tu hijo, / a su
tierra un beso para darle, / sin otra intención venido; / por usted daría yo, /
contento sí, mi vida; / siempre para usted, hasta la muerte, / el cuerpo y el
alma toda.
Tiene 58 años y está cansado pero baja con dignidad del
alto pedestal que los civilistas le han construido para que su mensaje no
llegue a los auzókratas, al menos con nitidez. Recorrerá ciudades, villas, pueblos,
aldeas y caseríos, cantando y procreando. Alejandro Yeregi, Maestro Carpintero
en el valle de Araiz me decía en qué casa de Errazkin había dejado
descendencia.
Pero, la mayor parte de los auzókratas “estaban de
vuelta” acerca de los manejos andikiles y por esta razón no mostraron adhesión
a la “segunda” guerra carlista, que en realidad fue la primera, ya que la de
1833-1839, hay que catalogarla como auzokrática. Que contase con apoyos
andikiles de la calaña que hemos visto, nada contradice la catalogación.
Iparagirre, el Bardo, debió respirar tranquilo; muy
hondo, cuando escuchó en Elizondo (Valle de Baztán, Nabarra) los bertsoak de “...
una fuerza espiritual, de un brote espléndido del alma oculta, de una
trasparencia de bondad ...”, como describió Arturo Campión a Felipe Arrese
Beitia. Un bizkaino que derramaba “... larmes de sang...” (lágrimás de
sangre), según confesión del capitán Duvoisin al admirable Antoine Abadie.
¿Cuántos eúskaros habrían dejado de captar bertsos como
éste?
Errazoiagaz esango dabe
geure urrengo umiak,
Izan guíñala duda bagarik ero ta zoro garbiak;
Jakingo dabez Euskeriagaz genduzan eskubidiak,
Erderazale giñalako egiñ galdu zirala guztiak.
“Con razón podrán decir nuestros descendientes, que
fuimos locos e insensatos; cuando conozcan los derechos que teníamos con el
modo Eúskaro, porque nos aficionamos al extranjero (civilismo) perdiéronse
todos”.
Elizondo, valle de Baztán, Nabarra. ¿De nuevo Nabarra? En
efecto, porque Nabarra no era solo el pozo profundo donde los Diru’Andikis
saciaban sus ansias de poder.
¿Creían los Andikis haber extinguido el fuego auzokrático
del alma eúskara? Tal vez, pero no era el caso, pues a la menor ventolera se
encendería de nuevo. Gamazo, un ministro de Hacienda de un gobierno español, la
provocó en 1892. Testigo de los hechos, un excepcional bizkaino, Sabino Arana
Goiri, que caminaba desde los 17 años en línea recta hacia la regeneración
eúskara, con la nueva bandera desplegada: “ Una admirable unidad de
pensamiento es lo primero que le distinguió (al Día Grande de Navarra, 18
de febrero de 1893): todos los nabarros, y no sólo éllos, sino hasta sus
huéspedes todos, tenían la mente adherida a una misma idea inmediata, a saber,
de resistencia radical o absoluta intransigencia respecto de toda ingerencia
extraña que pudiese empeorar la situación político-económica de Nabarra.
Revistiose también de una firme unión de voluntades: pues que personas de
cualquier condición y partido, ricos y pobres, hombres y mujeres, jóvenes y
adultos, niños y ancianos, doctos e ignorantes, católicos y liberales,
republicanos y monárquicos, nacionalistas, regionalistas y unitaristas, todos
sin excepción, demostraron por el momento unos mismos deseos, una misma
aspiración.
Pero las notas más características del glorioso acto
fueron indudablemente la intensidad del entusiasmo, solo posible en pueblos tan
patriotas como el nabarro; la prudencia, segura señal de la justicia de su
causa; y la universalidad de aquella unidad de idea y unión de corazones, y de
éstos entusiasmo y prudencia; pues seguros estamos de que aquel día, no había
en rincón alguno de Nabarra, una sola persona que no pensara, sintiera y se
enardeciera como los que desde el límite meridional del antiguo reino hasta
Iruña vitorearon con el corazón en los labios a la Diputación, a Nabarra y a
los Fueros ...De todo lo visto hemos deducido que en Nabarra hay mucho más
patriotismo que en Bizkaya. ¿Cuál será la causa?.Entra, lector, dentro de ti
mismo, y a poco que reflexiones, has de confesar que los bizkainos estais
absorbidos y dominados por los intereses particulares de los partidos
extranjeristas o por los cuatro caciques que se sirven de vosotros para sus
interesados fines.
De Gipúzkoa acudieron a Nabarra muchos particulares;
pero no formaron grupo o representación. Formáronle los alabeses; ...”.
Día Grande de Nabarra; Castejón, 1893: los nava-ricos no
solo no han querido recordar aquellos hechos, sino que se han encargado de que
la mayoría de los Nabarros los ignoren. ¿Por qué razón?; muy sencillo: porque
cuando todos los remeros bogan al unísono, la txalupa de los aborígenes
pirenaicos es imbatible.
El Ministerio de la Guerra español hizo caso a sus
partidarios del País Vasco respecto de que “ ...el año pasado intentó la
Diputación Navarra entrar en inteligencia con las de Alava, Vizcaya y
Guipúzcoa, a fin de adoptar una misma actitud ...”; y por esta razón
postergó su actitud.
Alejado el peligro de La Gamazada, que afectaba
directamente a la autonomía Diru’Andikil, los nava-ricos volvieron por sus
fueros y los Nabarros prosiguieron con los Usos y Costumbres, base de la
Auzokrazia eúskara.
Sin embargo, aquel ambiente febril tenía muchas fisuras,
que el sagaz Bizkaino no quiso destacar, pero tampoco dejar de mencionar. Por
esta razón debió escribir aquello de “...todos sin excepción, demostraron por el momento unos mismos deseos ...”
Demasiado pronto se vería
que aquella unión anti-natura, entre nava-ricos y Nabarros, no era sino fruto
de una fiebre pasajera, de la misma clase que tantas veces ha producido
solidaridades ficticias entre auzókratas y civilistas, acarreando matanzas
horribles en el seno de la Buena gente.
¡ ¿ Cuánta sangre les costará, bien pronto, a los
Nabarros esta asociación febril.?!
Cual profeta, Sabino Arana lo presagió: “ No importa
que los carlistas se atribuyan la gloria de la actitud de los nabarros ...
desde hoy podríamos predecir, sin presumir de profetas, las consecuencias que
sucederían a los diversos resultados de las elecciones: si los carlistas
vencieran en ellas, Nabarra cae, pero también el carlismo, quedará herido de
muerte por haber incurrido en tan infame imprudencia; ni los nabarros podrán
esperar ya Fueros, ni los carlistas verán el triunfo de sus ideas; los efectos
serán destructores para ambos bandos y de ruina para Nabarra; y el único que se
aprovechará del botín de guerra y del fruto de la victoria será el
gobierno español ...” Bilbao, 31 de agosto de 1894.
¿ Qué nos queda de aquel Día Grande de Nabarra?. ¿ Qué de
aquella Gamazada discursora y banquetera? ¡Nada!. Mejor dicho, nos quedan los
testimonios de los que prometieron y no cumplieron.
Pero; ¿ del ardor auzokrático espontáneo tampoco nos
queda nada? Si, por cierto; mucho, tan variado como ignorado: un alzamiento
armado, unas Coplas de Monteagudo, una Cartilla Foral, un monumento a los
Fueros sufragado por donativos populares, que en al año 2000 todavía no ha sido
inaugurado –oficialmente-, y un Libro de Honor de los Nabarros. Un grueso libro
que solo tiene cuatro páginas de texto, pero MÁS DE 100.000 FIRMÁS DE
AUZÓKRATAS.
Querida lectora, si tienes curiosidad por saber si posees
ascendencia auzokrática, te recomiendo que ojees en dicho Libro para ver si
están tus antepasados.
Como los terremotos, nunca puede predecirse cuando
dispondrá la Naturaleza del Civilismo ni de qué modo; ahora bien, de que
dispondrá de quien le agrede, tarde o temprano,
no hay duda. No debe olvidarse que la criatura más evolucionada del
planeta es el ser Humano, pero que no es indispensable. Los ejemplos que demuestran
la disposición reiterativa de la Naturaleza para disponer de lo que le resulta
negativo son múltiples, desde la mítica Atlándida a las civilizaciones más
afamadas, incluyendo a ciudades grandiosas, de las que solo han quedado vestigios pétreos (en el
mejor de los casos).
Más o menos del mismo modo, también la naturaleza eúskara
suele disponer de ilustres civilistas que no hayan perdido totalmente su
instinto humano. Al igual que el hipnotizador con sus chasquidos, la naturaleza
eúskara despierta de la magia civilista, con tañidos como los de La Gamazada, a
gente como Esteban Pérez Tafalla. Todo un Diru’Andiki, incluso por tradición
familiar, convertido en auzókrata de primera fila. Ya en 1772 vemos a uno de
sus ancestros (Sebastián Pérez Tafalla) acometiendo con violencia a los
auzókratas de Lizarra-Estella que se resistían a obedecer sus dictámenes acerca
de cuáles personas podían ser elegibles para Alcaldes y Regidores.
Don Esteban murió de pena patriótica, como Sabino Arana y
su padre; como José Antonio de Agirre y Lekube o Patxi Larrainzar, sin embargo,
nos dejó muchas obras que siguen (seguían en 1986) beneficiando a sus
vecinos-descendientes, tal y como puede comprobarse en Muruzábal (carretera
Pamplona-Estella). Pero su herencia más destacada es una “Dedicatoria a
Nabarra”; al menos para los que no hayan olvidado que “no solo de pan vive
el hombre”. Está inserta en el Libro de Honor de los Nabarros, conformando
dos de sus cuatro páginas.
Don
Esteban corrió con los gastos de la impresión de dicho Libro de Honor de los
Nabarros y donó un ejemplar a todos y cada uno de los ayuntamientos de Nabarra.
¿ Cual era su intención?. El mismo nos lo dice: “ Mi súplica, mi encargo se
cifran en que éste libro ni para la actual generación de nabarros sea simplemente
un objeto de más ó menos viva curiosidad, ni en la sucesión de los tiempos se
limite á ocupar un puesto material en los archivos y bibliotecas. ... Leed con
frecuencia este libro, que lo lean con frecuencia las generaciones venideras,
porque si bien no han de hallar en él más que la aridez de unas firmás bajo una
legal protesta, tampoco se lee otra cosa en los grandes monumentos levantados á
la gloria de los pueblos, y sin embargo, el patriotismo y la vergüenza se
inflaman ante ellos hasta formular mudos pero imponentes juramentos.
Pero leedlo, que lo
lean solemnemente, muy en especial en las reuniones populares, mientras la
Providencia no permita la reproducción de aquellas antiguas solemnidades,
dedicadas por la corona y por el pueblo unidos, en los tiempos felices de
nuestra completa autonomía, á la confirmación de nuestros derechos y
libertades. ... Dios os demande el criminal abandono de la causa de los
Fueros.”
¿ No querrá saber el lector qué hicieron con el Libro
de Honor de los Navarros los vencedores de la Cruzada Católica de 1936? En
el mejor de los casos, fue arrinconado o vendido a los anticuarios, pero la
mayor parte de los ejemplares fueron destruidos.
¿ Por qué razón? Es obvio; los navarristas cimentan su
legalidad, es decir, el Amejoramiento del Fuero de 1982, en la Ley “Paccionada”
de 1841 y los Nabarros, en número cercano a los 110.000, rubricaron en su Libro
de Honor la adhesión incondicional y su afecto a “ .. la Patria, este
antiguo y nobilísimo Reino de Navarra, hoy modesta provincia de otro que
cometió el desacierto de empequeñecerlo en vengativo homenaje a una suicida
nivelación ... Pero esto no es todo, porque aquellos 110.000 Nabarros de
1893, reclaman “... no precisamente el fuero mermado, no al simulacro
de autonomía que representa la ley paccionada, sino al fuero íntegro,
...”
Ni los hechos, ni la palabra, ni la firma de sus
Antepasados parecen conmover a los nabarros del año 2000. ¿¡Tan profunda es su
desnaturalización?!.
Así llegamos al siglo XX, a unos 2200 años de que
los cartagineses y romanos hicieran del río cultural, del Ebro, una frontera
militar.
La Cultura Eúskara veía cómo se maduraban los frutos de
aquellas semillas regeneradoras, sembradas desde el siglo XV, y que con tanto
esmero fueron cuidadas en la segunda mitad el siglo XIX.
La restauración de la Auzokrazia también parecía ir por
buen camino, a pesar de las fisuras de los partidos políticos. Sin embargo, los
frutos no pudieron saborearse porque los civilistas reaccionaron conforme a sus
instintos y porque algunos personajes del nacionalismo vasco “metieron la
pata hasta el hondón”.
Es terrible ver cómo se sigue tergiversando la Historia.
Por ejemplo, en la Navarra foral de 1936 no hubo frente de guerra; pese a lo
cual, en solo tres meses, fueron asesinados más de 3.000 nabarros. Se habla de
guerra civil, de lucha encarnizada entre dos bandos, pero eso es un mito, una
falsedad tan burda como la de la “revolución” francesa o la Reconquista de
España. Si quisiéramos aceptar lo de los dos bandos, estos fueron: el de los
asesinados y el de los asesinos.
Al cabo de una generación los eúskaros vuelven a la
insurrección, incluso a la de signo militar. Pero E.T.A. (Euskadi ta Askatasuna
– Patria y Libertad) no fue un conciliábulo católico ni una junta militar para
impulsar la guerra de guerrillas, sino que en dicha organización convergieron
muchas personas, la mayor parte de éllas de raigambre eúskara. Sin embargo, la
mayoría no conocía su Cultura y el nivel de la Conciencia de su Etnia era muy
bajo. No tengo dudas al respecto: aquellos guerreros se movían por instinto.
Esos gudaris estaban en contra de un mito que les había
sido inculcado en las escuelas; un mito, digo, llamado España. Sus esfuerzos
bélicos no surtieron efecto y el mito sigue vivo. Nada de extraño hay en ello
debido a que un mito no puede ser pasado por las armas. Para destruirlo solo
resulta eficaz la Cultura. Es obvio que en “el caso vasco”, lo natural, sería
echar mano de la cultura aborigen, la Cultura Eúskara, no solo por ser la
original, sino porque ha conseguido sobrevivir a tanta barbarie e ignorancia.
Habría que echar mano, en especial, de uno de los elementos de cultura menos
valorado: la Conciencia de la Etnia, Burjabetasuna, en el idioma aborigen.
Al desconocer su Cultura y la Trayectoria de sus
Antepasados, aquellos nativos metidos a gudaris, no podían escuchar la llamada
de sus antepasados, Arbasoen Deia, y por tanto no sabían cómo llegar a
independizarse. Poco o nada sabían de su Patria Eúskara, de la auténtica no de
la civilista, de su milenaria Nacionalidad del Lan, de la Auzokrazia. ¿Y de la
Libertad?
¡¡¡Qué poco
sabían de la Libertad original, la de “nik,nire
eskukoa naiz”!!!!.
Sin embargo, su instinto
eúskaro estaba lo suficientemente vivo como para hacerles saber por dónde no
tenían que caminar.No se si este
instinto estaba en el altruismo o en el Gen Egoista, mencionado por los
biólogos moleculares, pero de que estaba, estaba.
Con el tiempo, de la participación colectiva en la lucha
armada se pasó a la selectiva y las discusiones teórico-políticas se hicieron
tan frecuentes como inútiles. Como en “El cuento de la lechera”, los
miembros del “aparato político” se desvivían en discusiones bizantinas.
Aquellos personajes tenían un desconocimiento brutal de la cultura aborigen, de
la Eúskara. He dicho brutal porque además de no saber, no querían aprender.
Todo lo de fuera les parecía mejor que lo de Casa. Teorías de poco más de cien
años les resultaban preferibles a realidades de más de cinco mil años. Las
crisis “ideológicas” les llegaron a raudales: ¿qué podía esperarse de
personajes tan desunidos?
La llamada Mesa de Alsasua congregó a muchos auzókratas,
instintivos y de buena fe, que leían pero no entendían los comunicados de los
teóricos de aquel “aparato político”;
ahora bien, si respetaban la entrega y el valor de los guerreros. Craso
error el de la Buena gente, creer que todos los miembros de aquella
organización eran gudaris. Ya lo dice el refrán: “Donde hay personas dispuestas a
sacrificarse por una Causa, aparecen personajes dispuestos a vivir de la
Causa”.
Los de aquel “aparato” no tuvieron mejor idea que
engullir el fruto de la Mesa auzokrática, porque no podían aceptar que la Buena
gente se viese representada en Herri Batasuna y no en su moderno partido
político, HASI. No contentos con ello, encaminaron sus esfuerzos hacia la
conversión de la coalición auzokrática en un partido político español y llegó
el día en que solicitaron su inscripción en el registro correspondiente del
Ministerio del Interior del Reino de España. Conforme al más puro estilo
civilista, después, se hicieron cargo de los cargos y a partir de entonces
llegó la decepción auzokrática. Hasta esa época todo se debatía en asambleas,
pero desde entonces, todo se decidía en una Mesa.
Otro error craso,
típico de los partidos políticos de Euskolandia. Sabino Arana ya había hecho
una descripción del partido carlista de su época, que se auto consideraba
heredero único de los auzókratas del siglo XIX: “ El carlismo de ayer era de guerra; el de hoy
es de paz. El carlismo de ayer apenas resollaba en la paz; el de hoy está en su
elemento dentro de la legalidad. El carlismo de ayer estaba en el pueblo y
carecía de influencias; el de hoy tiene sólidos contrafuertes en Madrid y otros
puntos de estrategia de paz.”
Yo asistí a la Asamblea Nacional del PNV en la Ciudad
Deportiva Amaya (Pamplona. 1977) siendo uno de los que salió decepcionado por
su alto grado partidista.
¡ Cuántas veces escuché-hablé con los hermanos Irujo, los
Estornés Lasa o Santi Doxandabaratz! Recuerdo que don Manuel Irujo le solía
repetir a su hermano: - Tú ya sabes que yo soy un hombre muy
disciplinado. Dos hermanos, dos nacionalistas vascos, en dos partidos
políticos, incapaces de aunar fuerzas en pro de objetivos comunes. ¡Inaudito!.
La
adhesión de mi joven y apasionado corazón al nacionalismo vasco no era de índole
personal ni mucho menos, partidista, sino Ideal. Con el paso del tiempo llegué
a tener constancia de la existencia de otro partido dentro del Partido
Nacionalista Vasco. El PNV tenía un lema oficial:” Jaungoikoa eta Lagi-Zarra”
(J.E.L. Dios y Ley Vieja), el slogan del otro era, “Lehen Alderdia eta gero
Aberría” (primero el Partido y luego la Patria). Su primer líder, incluso desde
antes de la entrega-toma de Bilbao fue don Juan Ajuriaguerra. El carácter
civilista de aquella organización partidista es nítido. Sus errores
estratégico-políticos acarrearon una sangrienta tragedia en el seno de la Buena
gente, además de un retraso (quién sabe si desvío también) en el proceso de
regeneración de la Cultura Eúskara, iniciado a mediados del siglo XIX. Baste decir
que don Juan Ajuriaguerra fue quien hizo pública la
parcialización del PNV con la República Española, en contra de lo acordado por
su partido en San Sebastián, pocos días después de la insurrección de Franco.
En aquella reunión se redactó un documento mediante el cual se proclamaba la
neutralidad del PNV respecto al conflicto iniciado por Sanjurjo, Mola y Franco.
A él le encomendaron la misión de hacer llegar a la prensa dicho documento. Sin
embargo, don Juan Ajuriagerra se fue a la radio y leyó su propia proclama de
adhesión a la República. Y no satisfecho con este desleal acto, este señor fue el impulsor más decidido del
Euzko Gudarostea (Ejército Vasco) y de su rendición siniestra a las falanges
italianas sin contar más que con los miembros del sector Alderdista. Dirigentes del PNV tan destacados como el
propio Lehendakari (J.A. Agirre y Lekube) o el interlocutor del Gobierno de
Euskadi con el Reino de Italia (Rvdo. Alberto Onaindía) no estuvieron
informados de los detalles de dicha rendición. Don Manuel de Irujo o el Estado
Mayor del Ejército de Euskadi, desconocían completamente las negociaciones y el
desenlace acordado por los alderdistas con los italianos.
¿Y
yo qué era?: ¿”indio eúskaro” o “vasco criollo”? Era evidente que me sentía
indio pero sospecho que actuaba como criollo. Gracias a mis investigaciones
etnográficas y estudios histórico-etnológicos, pude comprender que no era una
locura intentar desprenderme de mis lastres Civilistas.
Si no estoy equivocado,
podrían cambiar de Actitud y no tendrían que cambiar de sistema. ¿Demásiado elemental?
A la Historia Etnológica y a la Etnografía remito a quién dude. Por si acaso
voy a realizar unas consideraciones sobre un tema “tabú” para los
políticos profesionales del nacionalismo vasco: ¿es mejor su actual
Partidocracia que la extinta Foralidad? Mejor para la Buena gente, claro está.
F I N
Bibliografía
“Gizabidea:el Camino Vital de los Eúskaros”, por Odón Ulibarrena Iroz.
En una nota de los Servicios Secretos Italianos (18 de
julio de 1937) se explica el motivo de tan civilista modo de actuar: “3º ...
Afirman los vascos que su ejército está compuesto de milicianos que tienen una
disciplina muy peculiar, a los cuales no es posible comunicar de antemano los
acuerdos tomados, y que por ello es preciso ponerlos en un momento dado frente
al hecho consumado.” (Traducción del original italiano hecha por el Rvdo.
Onaindía).
El 18 de agosto de 1937, el Sr. Lasarte (delegado de don
Juan ante los falangistas italianos) envía a los Flechas Negras una nota con el
siguiente encabezamiento: “ SITUACIÓN DEL EJERCITO VASCO, HOY, 18 DE
AGOSTO DE 1937”, en la que describía la ubicación geográfica de los
efectivos militares vascos. ¿Se imagina el lector que la dirección de E.T.A
describiese al Gobierno Español dónde se encuentran sus comandos?
La rendición del Euzko Gudarostea debía concluir a las 24
horas del 24 de agosto de 1937. Don Juan Ajuriaguerra salió del aeropuerto de
Biarritz a eso de las cuatro de la madrugada de dicho día para ponerse al
frente de la operación. El día 25, don Jesús María de Leizaola (destacado
dirigente del sector Alderdista), don Gonzalo Nárdiz y el comandante franquista
Troncoso, salieron de San Juan de Luz en un destroyer inglés rumbo a Santander.
Allí recogieron a los miembros del Euskadi Buru Batzar (ejecutiva del PNV) y a
17 presos franquistas liberados del penal de Santoña por milicias del PNV.
Quedaron al frente de la rendición don Lucio Artetxe, don Iñaki Unzeta y don
Juan Ajuriaguerra.
¡¡¡¡ Qué horror!!! Espartero no venció a los auzókratas
por las armas sino por la traición. Las falanges italianas que luchaban en el
frente de Bizkaya tampoco vencieron por las armas a los gudaris. ¿Otra vez la
misma historia? ¡¡¡ Mucho peor!!!
Señores Lucio Artetxe, Iñaki Unzeta y Juan Ajuriagerra,
¿cuántos gudaris comenzaron a ser fusilados al día siguiente en las
inmediaciones del penal recién liberado por uds?
Pasemos a otro asunto.
¿Cabe pensar que los partidos nacionalistas vascos sean
producto de la Auzokrazia? Juzgando por sus hechos y procedimientos dudo mucho
que pueda comprobarse su ascendencia auzokrática.
El posibilismo político forma parte del Civilismo más
ortodoxo y, como ya dije al principio de este ensayo, la Auzokrazia no es un sistema de gobierno, sino una Actitud de
los eúskaros para autogobernarse.
Los auzókratas no pueden delegar, sino
que tienen que participar, tanto en las deliberaciones (Batzarreak-Juntas de
Concejo Abierto) como en las actuaciones (Auzolán-Trabajo de los Vecinos a
favor del Bien Común). No debe olvidar el lector que un electo, en Auzokrazia,
no manda, sino que es un “mandao”, un portavoz de los Vecinos. Es trasmisor de
los acuerdos tomados en Asamblea y en modo alguno puede alterarlos.
Se quejan algunos políticos profesionales (liberados o
electos, según la jerga de cada grupo) de la desidia de la Buena gente y que
debido a esta mítica realidad, ellos se ven forzados a tomar sobre sí todas las
responsabilidades. Otros se mofan del utópico anacronismo que supondría
revitalizar la Actitud de los aborígenes pirenaicos para el auto-gobierno. La
Historia Etnológica les desmiente y la Etnografía muestra que son múltiples y
positivos, los efectos del Auzolán, desde centros de enseñanza (ikastolas,
gau-eskolas, grupos de danza, museos, ...) hasta restauraciones de monumentos,
pasando por eventos culturales o actividades solidarias con el mundo entero.
Respecto a la utopía del “anacronismo”, tal vez fuera
bueno echar otro vistazo al Diccionario de la Real Academia española de la
Historia (para que nadie pueda acusarme de parcializado, ni tan siquiera desde
un punto de vista documental), pues hablando de las Juntas Generales del
Señorío de Vizcaya en el año 1800, que solo se parecen en el nombre y ciertas
formalidades a las Juntas actuales de Vizcaya, nos dice: “ Tiénense estas
Juntas a puerta abierta, y á nadie se niega la entrada. Los asuntos se tratan
primero en castellano, y luego se explican en vascuence; y es de admirar el
buen órden que se observa, y el decoro que se guarda en unos congresos tan
numerosos y compuestos en gran parte de gente aldeana. ... Hay también otro modo de
Juntas que se llaman de merindades ... se concede igual autoridad a los
decretos de unas y otras Juntas, habiendo solo algunas cosas reservadas a las
generales de Gernika.
Es una de ellas la
elección de oficios que se hace todos los años de número par. A este fín se
hallan divididos los pueblos del señorío en dos bandos llamados el uno Oñezino
y el otro Gamboyno, que traen su origen de las disensiones civiles que agitaron
al país en los tiempos pasados. Entre los de cada bando se sacan por suerte tres electores, cuyos
apoderados proponen para cada oficio cierto número de personas que de nuevo se sortean. Así se eligen por
cada bando un diputado, 3 regidores, un síndico y un secretario. ... También a
veces se nombran diputados generales electos por aclamación de la Junta: honor
que suele hacerse á hijos del país colocados en puestos eminentes.”
No será malo completar la visión del “anacronismo” con
algo de lo que acontecía en Alaba, en esa misma época: “ Es muy respetable
en Alava el oficio de Alcalde de Hermandad: en la segunda de las leyes del año
1417 se establece “que haya alcaldes en esta hermandad para que los querellosos
querellen de los malhechores a estos alcaldes, ó qualquier de ellos más
comarqueros, para que los alcancen (función policial) é cumplan de
derecho (función judicial), y los tales alcaldes que fueren puestos en
las dichas hermandades é en cada una de ellas, que sean omes buenos, llanos é
abonados é comunes, sin sospecha ... é amen de facer justicia ...” Tiene la
provincia 75 alcaldes repartidos en sus 53 hermandades, las quales hacen el
nombramiento en el primer dia del año ... y concluido el año de éstos, son
residenciados en junta general, adonde deben acudir con testimonio que acredite
haber desempeñado fielmente su obligación.
Pero el oficio y
empleo más señalado y honorífico de la provincia es el de Maestre de Campo y Diputado General ... En las Juntas
Generales y Particulares es el presidente de las asambleas, pero no tiene voto
alguno, ni puede impedir que qualquiera de los constituyentes proponga en ellas
lo que tuviese por conveniente; y todo el tiempo que duran estos congresos cesa
el exercicio del empleo de Diputado General en quanto a los negocios de gobierno
político y económico de la provincia y sus Hermandades, en cuyas circunstancias
residen en la Junta todas las facultades ... Goza en fín de otras muchas
regalías y facultades de los antiguos Comisarios de Hermandad, cuyos oficios se
reduxeron á muy poco después del establecimiento de Diputado General en el año
de 1476, que á la sazón se titulaba juez executor de los casos de hermandad
...”.
Es comprensible que los políticos vascos profesionales
presuman de democracia y espero que el lector tenga suficiente con los datos
expuestos hasta el momento, para darse cuenta de que dicho sistema no tiene
nada qué ver (nomenclatura y formalismos aparte) con la Auzokrazia. Para él que
no está muy puesto en las cosas griegas, creo un deber advertirle, que la democracia
actual no es sino un sucedáneo de la griega.
Voy a concluir este capítulo con la esperanza de no haber
reducido en exceso los datos relativos a los últimos 2.250 años de la
Auzokrazia, caracterizados por la actitud de los aborígenes pirenaicos: resistencia
al Civilismo en defensa de la naturaleza humana.
5 – PRESENTE Y FUTURO DE LA
AUZOKRAZIA
Este capítulo, pese a su rimbombante título, no creo
que pase de ser un simple relato de experiencias y reflexiones. Aunque tengo
muchos más datos a mi alcance, carezco de lo que en realidad es imprescindible
para servirme de ellos con eficiencia: las vivencias directas. Debido a la
persecución policial del Reino de España contra mi familia, desde 1986 estoy
ausente del País de mis Amores: EUSKOLANDIA.
En una sociedad tan convulsionada como la vasco-europea
es muy difícil reflexionar sin estar condicionado por los pasados y futuros
inmediatos. El presente, asediado por acciones y reacciones de toda índole, no
es propicia circunstancia para el análisis científico ni para la reflexión
personal.
A 8.000 km de distancia, cercenada la posibilidad de
regreso, so pena de volver a poner en peligro mi integridad física, las cosas
pueden verse de modo muy diferente. Desde un calabozo del Reino de España
también se ven de otra manera. Lo sé, porque fui obligado a pasar por ellos en
dos ocasiones. La primera vez, además, me hicieron pasar por las cárceles de
Carabanchel, Alcalá Meco y Pamplona. La segunda “no” me sorprendieron; yo mismo
me presenté en mi Casa cuando una vecina me avisó que había sido asaltada por
varios hombres armados. Al cabo de diez horas de secuestro (durante varias
horas negaron mi detención junto a una tia y nuestra difunta madre); una vez
liberado, un miembro del PNV, además de hacernos la caridad de recogernos en
plena calle y citar al Excmo. Sr. Gobernador de Navarra para que testificase
las heridas inflingidas por los funcionarios policiales a sus órdenes, nos
llevó al servicio de emergencias de la Residencia Virgen del Camino. Allí
fuimos curados de los traumás físicos mi difunta madre y yo. Mi tía madrina,
quedó tan aterrada que no sentía ni los dolores que sus moratones delataban. La
pertinente denuncia por torturas fue presentada en el tribunal correspondiente
del Reino de España. Ignoro si se le dio curso.
Hubo una tercera ocasión, en 1986, pero no fui detenido
porque hice caso de las amenazas lanzadas por un inspector de la policía del
Reino de España, en la secretaría del tribunal donde consignábamos la denuncia
por torturas. Por prudencia elemental me ausenté de mi Casa hasta ver si era
capaz de cumplirlas. Habiendo leído en la prensa el asalto policial a mi
residencia y visto las fotos que en primera página no daban margen de error a
la noticia, asumí que la hora de mi exilio había llegado. Al saber que habían
puesto “patas arriba” el Museo Etnográfico Nabarro y expoliado su archivo,
lloré con amargura.
¿Cómo reaccionar ante la fuerza bruta? Ya éramos ocho los
miembros de la familia que habíamos sido pasados por los calabozos del reino
español. Decidí que tal vez, si hacía caso de las amenazas policiales y me
marchaba, nos dejarían en paz. Parece que en cierto modo acerté. En cierto
modo, digo, porque la policía española me tiene sometido a vigilancia y he
sufrido atentados, tanto a mi vida como a propiedades.
Pero mis sorpresas no habían hecho más que comenzar.
La primera fue al regresar al País donde nací. Antes de
abandonar suelo eúskaro tuve ya constancia de que no todas las autoridades
venezolanas creían en las versiones que los funcionarios del Reino de España
daban, acerca del contencioso vasco.
Una vez en el País, solía intercambiar opiniones con
muchos venezolanos por cuestiones de trabajo, familiares y afectivas.
Conversaba una vez con un Senador de la República (adscrito al partido
social-demócrata, en el poder) y éste no daba crédito al cúmulo de
informaciones que yo le daba respecto del talante opresor de sus colegas
españoles, también en el poder. Mucho mayor era su asombro con respecto a lo
que le refería de la mentalidad y hechos de los “socialistas”. Cuando terminó
nuestra larga charla, a un tío mío, el Senador le dijo: - Caramba, Hermano, si
en España hay muchos “terroristas” como este sobrino suyo, bien pudiera Felipe
mandarnos unos cuantos.
A los pocos meses, el Jurado del II Festival de Cine
Indigenista, celebrado en Río de Janeiro (1987), otorgaba el segundo premio
(sección de video) a uno de los documentales venezolanos presentados a
concurso, cuyo título era “KARIÑ’A”. Este documental acerca de los aborígenes
asentados en la sabána del Estado Anzoátegui fue financiado por CORPOVEN
(filial de Petróleos de Venezuela SA) y realizado por la Fundación La Salle,
bajo mi dirección. En una tarjeta oficial, el Senador social-demócrata me hizo
llegar una felicitación “en criollo”: - ¡Bien hecho, compay!
Y también a los pocos meses, los seis refugiados vascos
que monseñor Laboa asiló en su residencia oficial, durante la invasión
norteamericana de Panamá, eran acogidos en Venezuela. Al tiempo, un avión de la
Fuerza Aérea española trasladaba desde Argelia hasta la República que me vio nacer,
a un grupo más numeroso de refugiados vascos. ¡Cuan felices coincidencias!
En Venezuela existía un contingente numeroso de
nacionalistas vascos, muchos de ellos adscritos al PNV. No por haberme
presentado a diversas elecciones bajo sus siglas fui a pedirles nada: ¡Tan
hastiado estaba ya de la desunión de los políticos vascos! Eso sí, me ofrecí
desinteresadamente a brindar mi colaboración para cuestiones culturales. La
respuesta del entonces presidente del Centro Vasco de Caracas tardó en llegar
más de dos meses, haciéndome la observación de que dicho centro no reunía las
condiciones para actividades de ese tipo. Afortunadamente, no todos los vascos
residentes en Caracas eran afiliados tan acérrimos de un partido político.
Cambió la Junta Directiva del Centro Vasco y pude impartir un largo curso de
Euskal Ezikera (Cultura Eúskara) con gran afluencia de oyentes.
Sin embargo, a los dos años y medio de vivir en la
capital venezolana, sentí que poco más tenía que hacer en los ambientes
nacion’alistados, donde la discusión bizantina era la nota dominante. Algo
andaba mal, muy mal: ¿cuál era la razón por la que los Ideales que servían para
unir a la gente en la lucha frontal, no sirviesen para unirla en la vida
elemental? En Euskolandia se recurría al
tópico de acusar a la represión policial ejercida por el Reino de España y la
“Republique” Française. ¿A quien se acusaría en Venezuela? ¿Culpables los
Ideales? No, por cierto: culpables los “idealistas”.
No tuve dudas al respecto y me fui hacia el interior de
la Naturaleza, a las sabanas del Estado Anzoátegui, con la intención de vivir
de otro modo y poner a prueba mi personalidad. Allí, en una finca llamada La
Guzmanera, a 60 km de la ciudad más cercana, sin servicios convencionales de
luz, gas, teléfono ni agua potable, pude ir reordenando muchos temás conforme a
las experiencias de mi vida. Como nadie tomaba en cuenta mis reflexiones,
decidí “echar p’alante” y trasladé a folios de papel mis nuevas conclusiones.
Conocí a muchos vascos de ascendencia y de ningún
nacion’alistado recibí nunca mejor trato, siempre a cambio de nada. Aquellos
partidistas, dejando a un lado sus autoproclamaciones, de eúskaros tenían muy
poco, era evidente; pero, ¿qué tenían de vascos? Todavía suelo reflexionar al
respecto.
Centrado en la reinterpretación de mis conocimientos e
investigaciones, comencé a obtener resultados, pudiendo llegar a distinguir las
diferencias esenciales entre nava-ricos y Nabarros, o entre Vascos y Eúskaros.
Las mutaciones culturales eran magnas. Ahora bien; ¿deja una persona de ser
eúskara cuando pierde su idioma nativo? No: en absoluto. A don José Miguel
Barandiarán se lo oí, y oigo, pues tengo muchas de sus clases grabadas, repetir una y otra vez: el idioma no forma parte
de los elementos de cultura típicamente humanos. Por el contrario, cuando
alguien deja de comportarse como un eúskaro, la situación cambia por completo:
una cosa es hablar en vasco, y otra, mucho más importante, vivir en vasco; es
decir, al estilo vasco.
Tuve relación con aborígenes venezolanos y con excelentes
antropólogos que se habían dedicado, y dedicaban, al estudio de sus culturas.
Como consecuencia de ello pude ver con claridad suficiente que los Eúskaros
venían a ser los indios y los vascos, los criollos (tan variopintos y complejos,
ellos).
Esta idea quedó reforzada al
estudiar a personas (educadas en el civilismo más rancio) que pudieron romper
esa maraña tendenciosa y lograron vivir, sentir y actuar como eúskaros; muchos
de ellos como eúskaros esclarecidos. Incluso, uno llegó a ser incorporado a la
mitología eúskara (Axular).
Aquel abad de la Aldaba del siglo XIII, Lop d’Arceiz,
Juan de Billela, Otsoa de Labiero, Domenjón de Andía, San Carlos de Viana, don
Pedro de Nabarra, Fco de Vitoria o de Xabier, el doctor Azpilikueta,
D’Etchepare, Axular, Matalats, Larramendi, Mogel y Urkiza, Ulibarri-Galindez,
J.B. Elizanburu, T. Zumalakárregi, A. Chaho, A. D’Abadie, Iparagirre, Campión,
Pio Baroja, Sabino Arana, T. Aranzadi, R.M. de Azkue, J.M. Barandiarán, entre
muchos otros, lo habían conseguido. Si éllos lo consiguieron; ¿ por qué razón
no había de conseguirlo yo? ¿Tendría alguna utilidad aquella conversión? Debido
al escaso nivel de Conciencia de su Etnia que había observado en mis
compatriotas, supuse que sí. Había comprendido que un mito civilista no podía
ser destruido de otro modo que no fuese con la toma de conciencia cultural. Me
puse manos a la obra.
En la soledad del antiguo territorio Kariñ’a llegué a ver
que el Reino de Navarra del siglo XV era una síntesis casi perfecta de los
desastres acaecidos en Euskolandia, desde la llegada de los cartagineses y
romanos, con su peculiar Civilismo. La documentación histórica es abundante y
objetivizada por medio de la Etnología y de la Etnografía, brinda una luz
radiante a los Ojos del Alma. Ojos con los que se puede aprender de los errores
del pasado para enmendarlos en el presente y no volverlos a cometer en el
futuro.
Convencido como estaba (y estoy) de que no podemos
desprendernos de la memoria étnica si queremos sortear los obstáculos del
presente y no volver a cometer los errores del pasado en el futuro, escribí mi
primera obra de historia etnológica, titulada “Larrondoa”. Una familia del
valle de Roncal encarna a los eúskaros de aquella época, su pensamiento,
actitudes, humanismo y enfrentamientos a los Andikis. Mis conocimientos
etnográficos me permitieron poner en boca de aquellos roncaleses “bertsos”
eúskaros de diferentes autores y épocas, a pesar de lo cual “venían a cuento”
sin que se notase anacronismo en la esencia. ¿Por qué? Sencillo; porque a la
Buena gente, sea eúskara o no, siempre le han motivado y motivarán los mismos
ideales y le han atacado y atacarán los mismos señores.
No encontré ninguna editorial interesada en publicar
dicho estudio, a pesar de que solo en su primera parte contiene más de 350
citas documentales que avalan la descripción de los acontecimientos acaecidos
en los trece años que abarca, desde 1450 a 1463.
¿Qué no me desanimé?. ¡Por supuesto ... que sí! De hecho,
la segunda parte está por redactarse.
Sucedió en aquel tiempo que el periódico “español” ABC
publicó varios reportajes injuriosos, llenos de mentiras, relacionados con los
refugiados vascos que vivían en Venezuela. En uno de ellos, enmarcado dentro de
otro más general, había una referencia al “Gudari nacido en Caracas”. Con
anterioridad, tanto la revista Interwiú como Blanco y Negro, se habían hecho
eco de filtraciones de la policía del Reino de España, según las cuales yo
estaba encuadrado en los comandos guerrilleros de ETA, dispuesto a entrar en
España en cualquier momento. Las autoridades y mis amigos venezolanos tenían
puntual conocimiento de la evidente falsedad de aquellas informaciones, pero la
ofensiva de los post’godos me inquietó. ¿No se suele decir que “a la tercera va
la vencida”?.
Cambiamos de nido, “por si las moscas” y porque ya
creía haber superado la etapa de pruebas
a que sometí mi personalidad.
Casi al mismo tiempo nuestra hija mayor comenzó a la
escuela y al recordar yo la temprana edad en que mis inquietudes patrióticas se
manifestaron, pensé que tenía que hacer algo para que nuestra niña no tuviese
que desenmarañar los mismos galimatías de la historia escolástica que yo.
Por este motivo escribí, “Eskualdunak, aborígenes
europeos: ¿en peligro de extinción?”, una síntesis de la trayectoria de los
eúskaros en los últimos 5.500 años. Al concluir dicho ensayo de historia
etnológica, creí que también podía resultar útil a los eúskaros de buena
voluntad, para la recuperación de la Conciencia de su Etnia.
Con el pelo canoso, recién retomada mi actividad
artesanal con la madera, apareció el Pacto de Lizarra-Garazi, la Tregua de
E.T.A. y la Asamblea de Municipios Vascos.
Mi opinión respecto a muchos políticos vascos de
profesión está bien cimentada desde hace años y totalmente exenta de mitos;
cosa que no le sucede a todo el mundo, entre otras cosas porque, sencilla y
llanamente, no les conocen en sus “salsas”. “Laratzak esagutzen zaitu” (el llar
–cadena de hierro de los antiguos fogones- te conoce), es un refrán eúskaro que
alude a cómo en la cotidianidad es donde mejor se puede distinguir a las
personas de los personajes.
Cayeron en mis manos dos documentos: “1998-99, lan Ildoa”
de Herri Batasuna y “Udaletxeen Biltzarra”, apócrifo. Como de costumbre, me llegaron de modo
fortuito, ya que el auto proclamado Comité de refugiados y deportados políticos
vascos de Venezuela, seguía decidiendo qué leer y quién lo podía leer.
¿He dicho ya
que la magia civilista no sirve para embaucar a los eúskaros?
Además de sentir decepción y lástima, llegué a sentirme
molesto, incluso un poco herido en mi amor propio: ¿será posible que los
teóricos de toda la vida pretendan que sigamos “pensando en Babia” y al dictado
de sus volubles, fracasadas y dañinas estrategias?
No era mucho lo que yo podía hacer, estaba consciente de
ello, debido a mi alejamiento de aquellos personajes y a la distancia de la
patria. Sin embargo, para apaciguar mi
conciencia, que con tanta perseverancia me urgía que hiciese algo,
decidí escribir el presente ensayo sobre la Auzokrazia.
Yo soy
partícipe de la definición que Sabino Arana hizo de la Patria Vasca y no será
malo recordar que Jaungoikoa, el Dios eúskaro, es anterior al dios de los
católico-romanos, según puede comprenderse leyendo a escritores tan antiguos
como Estrabón o tan sabios como J.M. Barandiarán.
Convencido como estoy de que el llamado nacionalismo
vasco es una cosa (civilista) y el auzokratismo, otra; no puedo dejar de pensar
en el futuro que nos espera si seguimos haciéndoles “el caldo gordo” a estos
profesionales de la política.
Reflexionemos, siquiera un poco, acerca de su peculiar
partidocracia, a la que auto denominan, democracia, como si el hábito hiciese
al monje, de la mano de un eúskaro singular, don Pío Baroja, que en su Casa
Itzea (Bera de Bidasoa, Nabarra), el año 1926 escribía: - ¿Y la democracia,
le parece a usted sin valor?. – Cosa huera también. ¿Qué viene el gobierno de
muchos, cada vez de más?, es indudable. Naturalmente, en una región y en una ciudad
hay cada vez mayor número de ricos, de profesores, de altos empleados, de
industriales y de comerciantes. Cada uno quiere mandar, y como esto no puede ser se unen todos en ciertos intereses
comunes. A esto se llama democracia. Está bien; cuanto más ricos haya, cuanto
más personas importantes e influyentes, se ensanchará más, prácticamente esa
manera de gobernar. Es algo automático, pero no es para producir grandes
entusiasmos. Hoy la geografía tiene más entusiastas que la democracia; hay
explorador que arriesga la vida por marchar al Polo o al Everest; por la
democracia no muere nadie, y hacen bien. Es una cosa tan automática, que marcha
por la fuerza de los hechos económicos. Esta democracia, en momentos de
peligro, tiene que defenderse y emplear procedimientos antidemocráticos. Cuando
llega el momento de defensa, entonces abandona sus ideales. Así, su política es
una mentira y una farsa. Lo único que se ha visto en esta guerra, es que ya no
hay país que pueda cantar el aria de bravura, porque los demás le muelen a
trancazos.”
Los
“revolucionarios” franceses se desviaron tanto de los objetivos de sus mentores
intelectuales que tuvieron que hurgar en el pasado hasta dar con un sistema que
les conviniese para vestir formalmente su liderazgo Diru’Andikil. Por qué
eligieron la democracia griega no es asunto que incumba a este ensayo ni mucho
menos a este autor, aunque con las tres citas que vimos del libro sagrado (“La
República”, de Aristóteles), bien puede conjeturarse que les venía “como anillo
al dedo” aquel sistema de gobierno.
Se afirma, y yo también lo sospecho, que los
intelectuales de la verdadera revolución francesa eran bien-intencionados y que
debido a la ignorancia del “pueblo”, éllos estaban dispuestos a decidir “todo
para el pueblo, pero sin el pueblo” ... y los soviéticos han sido
considerados originales!!!! De todos modos aquel original pensamiento se
difundió entre los revolucionarios de todo el mundo; ¿no es curioso? Por
ejemplo, en la Venezuela que se independizaba del Imperio Español, se hizo una
Constitución (Angostura, 1819) cuyo artículo 2º dice así: “ El pueblo de
Venezuela no puede ejercer por sí otras atribuciones de soberanía que la de las
elecciones, ni puede depositarlas todas en unas solas manos.”
¿Será posible creer que los seres humanos puedan
alimentarse con placer de carroña humana? ¿Y su mente?; ¿podrá ser educada con
experiencias socio-políticas que condujeron a la extinción de los que las
practicaron?
A pesar del barroco ropaje legislativo, las democracias
actuales no son siquiera homologables a su prototipo. Atendiendo a su verdadero
modo de funcionar, creo más exacto denominarlas Partidocracias, puesto que los
poderes legislativos, ejecutivos y judiciales, están dominados por las
ejecutivas de los partidos políticos; con la venia, eso sí, del Andikismo, que
sigue siendo liderado por los Diru’Andikis. ¿Cuantos políticos profesionales,
debido a ese “dejar hacer” de los Andikis, se creen “la última pepsicola del
desierto”, cuando no son sino títeres, en el sentido de que ni siquiera se
saben manipulados? Cuando se da otro caso Pinocho (títere que adquiere vida
propia) la defenestración del atrevido se decide conforme a su falta de
comprensión. Si es muy bruto, muy bruto, se le puede asesinar, aunque lo más
normal es que sean condecorados al dimitir de sus cargos o renunciar a la
política activa. Recuerdo los casos relacionados con la UCD, EE, AP o CDN, en
el Reino de España, y los de AD, COPEI o CONVERGENCIA, en la República de
Venezuela.
Las elecciones parecen ser una especie de tómbola, donde
la suerte está en mano de la inspiración popular. Sin embargo, es un hecho que
cuando el veredicto del Soberano, que así es como se denomina en ese sistema al
Pueblo, no favorece las apetencias de los que mandan, se ponen en marcha alternativas
de diversa índole para reconvertir los resultados electorales. Eso es lo que
hemos podido ver en Argelia, Turquía, Chile, Argentina, Brasil, Bolivia,
Ecuador, etc. Pero, además; ¿qué es lo que podemos ver “a cada ratico” en las
diversas mociones de censura? ¿Cuántas autoridades elegidas democráticamente no
son defenestradas por consensos de políticos?
Los eúskaros y la buena gente en general deberían tomar
conciencia de lo que supone adscribirse al Civilismo, entre otras razones,
porque todas sus civilizaciones han desaparecido, cosa que no se puede afirmar
de las Culturas de los Pueblos, ni tan siquiera de los más primitivos,
atendiendo a su desarrollo tecnológico.
En las Partidocracias; ¿ elecciones aparte, tiene el
Soberano otro modo de ejercer su voluntad? ¿No está, en realidad, sometido a la
voluntad de los elegibles y de los mecenas de éstos? ¿No será eso como subirse
en un autobús, elegir a uno de los conductores propuestos por los dueños, y
quedar a su merced durante cuatro años? ¿Quién señala la ruta? ¿Quién impone
ritmos, velocidad, paradas, costos, etc.? En efecto, el conductor; pero este
personaje es difícil que se salga de las directrices que la empresa le señala.
¿No es deprimente tener que aceptar como única alternativa, elegir al cabo de 4
años a otro conductor que la empresa nos señale?
Asegurar que la Partidocracia es el mejor sistema de los
posibles, puede ser cierto, pero solo en el ámbito del Civilismo y esta opción
humanista es una retro-evolución en la singladura del Ser Humano, capaz de
alterar, incluso, la Naturaleza del Planeta.
En cualquier Pueblo de cualquier Cultura, que no haya
hecho dejación de su naturalismo vemos otros “sistemas” cuyos orígenes radican
en otras Actitudes humanistas.
Reflexionemos un poco acerca de los partidos
nacionalistas vascos.
¿Podría decirse que los profesionales de la política
vasca se desenvuelven conforme a los postulados que he presentado de la
Auzokrazia? ¿Hay algo más genuino y positivo en la Cultura Eúskara que dicha
Actitud para el Auto-gobierno?
Lejos, bien lejos de mí la más mínima intención ofensiva;
pero si la Etnografía abrió los Ojos de mi Conciencia y la Historia Etnológica
los de mi Alma, tal vez mis reflexiones y conclusiones puedan ser de alguna
utilidad.
Ya hice mención de esta conclusión, pero merece la pena
que la tengamos en cuenta, ahora mismo,
para analizar bien el contexto que vamos a ojear: “Siempre que
existen Personas entregadas a una causa, surgen personajes dispuestos a vivir
de la Causa”.
Hemos visto algunos pormenores relacionados con la
Auzokrazia de nuestros tiempos y de los pasados: ¿tienen relación con el “modus
operandi” de los partidos vascos?
Pocos serán los que duden que Sabino Arana Goiri tuvo un
papel destacado en lo que llamamos Nacionalismo vasco, pero: ¿Cómo llegó este
hombre a ser nacionalista? El mismo nos lo dice: “ Fui yo carlista hasta los
diecisiete años, porque carlista había sido mi padre, aunque un carlista que
solo trabajó por el lema Religión y Fueros y a quién el dolor de la ruina de
nuestras libertades lo llevó al sepulcro. Pero ya desde que había, a los quince
años de mi edad, estudiado Filosofía, distinguía mis ideas y decía que era
carlista per accidens, en cuanto que el triunfo de D. Carlos de Borbón me
parecía el único medio de alcanzar los Fueros: deseaba que D. Carlos se sentara
en el trono español, no como fin, sino como medio de restablecer los Fueros;
que Fueros llamaba yo en aquella época a nuestras instituciones ...”.
O sea; el joven Sabino Arana creyó que la monarquía podía
ser garante de sus libertades, tal y como “creyeron” algunos eúskaros “desde
los tiempos de Maricastaña”. La Historia documental y la etnológica vienen
a demostrar cuan grande fue su engaño. Tanto las dinastías pirenaicas como las
que les sucedieron, cuando los Andikis atacaban a los auzókratas o a la Buena
gente, no solo se inhibieron sino que en el 99,99 % de los casos, se pusieron
de parte del Andikismo. A lo más que se dignaron fue a confirmar Fueros por
escrito, exceptuando a los dos últimos reyes de la saga pirenaica, Santxo VI el
Sabio y su hijo, Santxo VII el Fuerte.
Solo la unión de los auzókratas en Hermandad
pudo salvaguardar a la Buena gente: ¿conviene no olvidar esta constante
histórica?
Y Sabino Jauna también llegó a creer que Fueros era igual
a Instituciones; craso error que todavía está vigente, sobre todo entre los
civilistas, porque no ocurrió lo mismo entre los Eúskaros. ¿Con dos “botones”
no bastará para muestra?.
“Muchos se dejarían colgar antes de dejarse arrebatar
un ápice de los fueros. En cambio, que se pierda en hora buena el euskera que
nos viene de más antiguo. ¡Es demásiado!”. (Rvdo. J.A. Mogel y Urkiza,
1723-1785).
“
Agur illun bat egin deuskue guraso zarren lagiak,
umezurtz
batzuk gelditu gara billosik foru gabiak;
izan
ba’giña eurak legetxe Euskeriaren zaliak,
oro
ta garbi gordeko ziran ohitura aiñ miragarriak.”
Un adiós sombrío nos han hecho las leyes de nuestros
padres antiguos, / como huérfanos hemos quedado, desvalidos sin los fueros; /
si hubiésemos sido tan buenos defensores del Euskera (modo eúskaro)
como de sus instituciones, / completas y puras se habrían conservado costumbres
tan admirables”. (Felipe Arrese Beitia, nacido en Otxandio, Bizkaya, en
1841),
Debería tenerse en cuenta que Eusk’era significa literalmente,
“modo o manera de Eusk”. Ahora bien; ¿modo de hablar o manera de comportarse en
la Vida? Como dicen algunos, “tú mismo”.
Sin embargo, aquel
jovencísimo Sabino estudió con ahínco la historia de su nación y al cabo de tan
solo un año, su mentalidad cambió. La Conciencia de su Etnia había subido mucho
de nivel, tanto como para llegar a redactar la siguiente definición:
La integridad
de la Patria bizkaína no consiste en la integridad de su territorio, sino en la
integridad de su lema Jaun-goikoa eta Lagi-zarra.
Una Bizkaya que supongas en estas montañas desprovista de
alguno de los caracteres de ese lema, ya no es Bizkaya.
Por el contrario: una sola legua cuadrada de cualquier
parte del mundo, donde se establezcan algunas familias con ese lema, eso es
Bizkaya.”
Los profesionales de la política vasca, más en concreto,
los nacion’alistados, suelen achacar a los extranjeros las culpas de haber
perdido el Pueblo Vasco su Libertad: ¿era esta la opinión de Sabino Arana?. No,
por cierto: “ Muere el 30 de mayo de 1379 el rey de Castilla-León D. Enrique
II, le sucede en el trono de dicho reino su hijo D. Juan, que ya para entonces
hacía ocho años que era Señor de Bizkaya, realizándose de esta suerte la mil
veces maldecida unión de ambos poderes, Real de España y Señorial de Bizkaya,
en una persona: efecto de la institución señorial, y causa, a su vez, más
determinante de la esclavitud que hoy nos oprime. ...
Lo que hay es que el españolismo había invadido ya en el
orden e las ideas y sentimientos al pueblo bizkaino ... y nada más.
Si los bizkaínos son hoy , pues, víctimás de la opresión
más humillante, cúlpense a sí mismos.
Uniéronse con los españoles, haciendo de sus distintos y
diversos destinos una causa única y común ... Carguen hoy con las consecuencias:
gobernados están por un poder español y regidos por leyes españolas ...”.
¿Están conscientes los eúskaros y la Buena gente de
Euskolandia que los partidos políticos vascos, incluidos los nacionalistas, no
se sustentan en la mentalidad aborigen del Pirineo, ni en los fundamentos de la
Auzokrazia?
Es un hecho la existencia de instituciones vascas, pero:
¿tienen sus funcionarios actitudes auzokráticas? ¿No hay conciencia de que
forman parte del Civilismo?
Los jerarcas civilistas rara vez defendieron a las
Personas; ¿por qué creer que hoy en día lo hacen o lo harán en el futuro?
Llegado el momento: ¿pondrán los personajes sus fortunas al servicio de la
“causa común”, la Patria, sin pedir nada
a cambio, como hacen las madres con sus hijas e hijos? ¿Qué harán los
Eliz’Andikis, incapaces como son de ganarse el pan con el sudor de su frente?
¿Consultarán los Ezpat’Andikis con los auzókratas, las condiciones de victoria,
rendición o paz?
Tenemos experiencias similares tan cercanas como las de
1936-1937 o las de 1833-1839, pero: ¿No se está viviendo algo parecido con
respecto al Proyecto de Paz que impulsan los partidos políticos vascos?
¿No querrán opinar mis compatriotas acerca de si los
principios y modos de la Auzokrazia no son tan buenos o mejores que los de la
monarquía partidocrática española o el socialismo teórico de la Izquierda
Abertzale?
¿Por qué no se estará debatiendo el Proyecto de Paz en
los Ayuntamientos y en los Parlamentos? ¿Por qué es materia exclusiva de los
partidos políticos?
¿Quién cree una utopía que algún día los auzókratas de
todo el mundo puedan realizar sus debates por video-conferencia, sin salir de
sus hogares o Juntas de Concejo Abierto? La tecnología está disponible.
A mi modo de ver, los jerarcas del nacionalismo
vasco-abertzale pretenden hacernos creer que solo después de llegar a la copa
(autodeterminación) se podrá cortar el árbol enfermo y lograr su regeneración.
Y no es así, señores. Para la subsistencia de un árbol hay que mantener sus
raíces. Se pueden quemar, quebrar, podar, injertar y muchas otras cosas, las
ramás y las hojas, pero métanle mano a las raíces y ya verán el resultado. Y no
se las den ustedes de artistas en ese
arte de origen japonés. ¿Qué? ¿Quieren convertir a los aborígenes europeos en
un Pueblo Bonsái? ¡¡¡Pues a ver si me explican el por qué?!!! Convencido estoy
de la buena fe de algunos de ustedes,
pero sus proyectos no me entusiasman porque sus actitudes personales no me
convencen.
Como no saben vivir sino a costa de otros (afiliados,
familiares, donaciones, impuestos, ...), ahora, en vísperas del final de una
lucha armada, pretenden hacernos creer que “ El Biltzar de Ayuntamientos
está llamado a convertirse en un verdadero Gobierno vasco, con poderes propios
y cubriendo zonas de los 6 herrialdes vascos ...” ¿Por qué nos
advierten que “... es un proyecto que conseguirá sus objetivos finales a
medio-largo plazo.”?.
¿Habrá olvidado la Buena gente “el plazo” del Estatuto de
Gernika o de la Alternativa KAS? El del primero pareciera inagotable; y el de
la segunda ...¡Qué decir, si ya ni siquiera es válida para los de la Mesa
Nacional del partido HB?
Hablan de traspaso de competencias, precisamente los que
carecen de ellas, porque los que las poseen niegan esa posibilidad. De
cualquier modo, las famosas supuestas transferencias no serían de las
ejecutivas partido-gubernamentales a los Vecinos, sino a los elegibles que se
encargarían del Udaleen Biltzarra-Asamblea de Municipios.
Los unos llevan 24 años sin poder completar un Estatuto y
los otros, casi 20 agazapados en los burladeros del aparato político de una
organización que practica lucha armada. Mucho me temo que todos aspiran a lo
mismo: administrar el Sudor Ajeno.
Algo es algo, pareciera que los derechos de la Buena
gente son de más en más respetados, porque hasta el siglo XIX, la aspiración
Civilista era seguir diezmando los frutos del trabajo honrado. Y digo
pareciera, porque cuando veo cómo golpean los policías vascos a la gente que manifiesta
algún descontento, me pongo muy triste.
Abraham Lincoln escribió: “ Ningún hombre es
demásiado bueno para gobernar a otro sin su consentimiento”, y yo me
pregunto si la situación actual del País Vasco es producto del consentimiento
de la Buena gente. Si esto fuere así: ¿ la Buena gente seguirá delegando en los
hombres que viven de la política la salvaguarda de sus derechos o asumirán,
como antaño, sus obligaciones naturales? ¿No lo harán por miedo a los
“coscorrones” o a “meter la pata”? ¿A quién no le sucedió de niño? El ser
humano no puede evitar tropezar con la misma piedra un par de veces, si lo que
pretende es caminar erguido.
La Historia es diáfana: cuando los auzókratas unidos
se han enfrentado al Civilismo, los Andikis han sido puestos en su lugar.
Cuando han enfrentado peligros unidos a los Andikis, no siempre han salido
victoriosos.
Lo que desconozco es hasta qué punto son conscientes los
políticos nacionalistas vascos de que giran dentro del ámbito civilista, debido
a su precaria Conciencia de la Etnia a la que dicen pertenecer y defender:
¿cómo se podrá defender lo desconocido?
Estoy preocupado porque el eje principal del Civilismo es
la fuerza bruta y éllos, a quiénes sus homónimos europeos (sobre todo los
hispano-franceses) acusan de brutos, no son los más fuertes de la contienda.
Puede que lo sean en ciertas micro-esferas, pero sus más directos contendientes
lo son en la esfera internacional.
Supongo que todos los partidos políticos vascos tienen
alianzas, pero no comprendo porque creen que sus aliados, a la hora de la
verdad, no les abandonarán como de costumbre. El caso de Inglaterra, por
ejemplo, es por demás trágico e ilustrativo, además de luengo (más de 700
años). El de Argelia, aunque más reciente y menos conocido, no por ello es
menos elocuente.
¡Cómo me gustaría que abriesen los Ojos de sus Almas a
nuestra Historia Etnológica y los de sus Mentes a la Etnografía eúskara!
Puede que algún lector piense que el sistema foral,
debido a sus connotaciones civilistas, es una rémora del pasado Andikil que
conviene arrinconar o incluso olvidar. Esa opinión sustentaban en los años 80
algunos líderes de HB con los que intercambié puntos de vista. Cuando don
Amadeo Marco propuso un acuerdo para solicitar la Plena Reintegración Foral
para Nabarra, los nacionalistas vascos justificaron su negativa aduciendo que
aquel Vice-Presidente de la Excma. Diputación Foral de Navarra, lo único que
pretendía era convertirse en Virrey para seguir manteniendo privilegios a
ciertos nava-ricos.
Graves errores los de aquellos políticos nacionalistas
vascos. Si bien los Fueros y su institucionalismo, hablando en términos
generales, estaban influidos con fuerza por el Civilismo, hay que tener en
cuenta que tanto la raigambre euskérica de la mayoría de sus partidarios, como
la milenaria co-existencia con la Auzokrazia, les dotó de un humanismo
considerable y de una praxis que nos convendría tener en cuenta
Antes de repasar algunos ejemplos históricos, sería bueno
tener en cuenta lo que supondría una Plena Reintegración Foral, al menos en
teoría, porque la verdad es que en el Reino de Navarra, “del dicho al hecho
iba un buen trecho”. Don Hermilio de Olóriz, Cronista de Navarra,
correspondiente de la Real Academia española de la Historia y de la Sociedad
francesa de Arqueología, escribió al respecto: “ – Muchos son tantos
contrafueros para realizarlos en tan breve tiempo, - Pues aún queda por
mencionar uno de suma Importancia, el que se refiere al nombramiento de
Maestros, antes derecho exclusivo de nuestros Municipios. -¿Y quién los nombra
ahora?. – El Rector de Zaragoza, un alto empleado del Gobierno (español).
- ¿Sabe V. qué objeto se propone el Gobierno al infringir la ley (“Paccionada”)
en este punto?. – Lo ignoro; tal vez sea el de tener sin gasto suyo personas
que le secunden, transformando el carácter de los navarros. - ¿Y en qué
derechos se escuda el Gobierno para cometer semejantes arbitrariedades?. – Ya
nos lo tiene dicho; en el derecho del número, en el de la fuerza. – Pues si el
Gobierno ha roto la Ley (“Paccionada”) del 41, Nabarra puede dar por
rescindida esa Ley y tendrá derecho á gozar de los Fueros consignados en el
Pacto de 1512 (error histórico muy común entre los historiadores
escolásticos). – Bien dice V,; y revivirán nuestras Cortes, tendremos
Tribunales de Justicia propios, serán nuestros los rendimientos de las aduanas
y del estanco del tabaco, nombraremos Maestros amantes de Navarra, no daremos
quintas (soldados) ni contribuciones y sólo entregaremos al Rey de
España, como donativo voluntario, la cantidad que juzguemos equitativa”.
Para dejar constancia del humanismo foral expondré unos
pocos ejemplos, pero me gustaría prevenir al lector de buena fe, acerca de las
verdaderas intenciones que puedan tener los políticos vascos que solo alaban o
denigran de los Fueros y su Institucionalismo.
Donde quiera que los Eúskaros se hayan posado, física o espiritualmente,
han dejado su impronta. Cuando han compartido escenario con los Civilistas, es
preciso escrutar con tino los hechos para poder discernir los aportes de los
vasco-“criollos” y los de los eúskaro-“indios”.
Llevo años releyendo la Historia documental, sometiéndola
a la visión de la Etnología comparada, y repasando los fundamentos culturales
de las naciones donde dichas gentes han estado presentes. En Ibero-América, por
ejemplo, puede comprobarse cómo los primeros se aferraron a las Encomiendas
monárquicas que les concedían autoridad sobre un territorio y sus aborígenes,
autoridad que impusieron blandiendo la espada, mayormente. Los segundos, por el
contrario, se aferraron a su trabajo, a las Bienfetrías de los textos antiguos,
que no es otra cosa que la Propiedad emanada del trabajo personal continuado.
Las Encomiendas “desaparecieron”; las Bienhechurías
siguen vigentes. ¿Por qué? Es obvio, las primeras eran retroevolutivas; las
segundas, evolutivas. Tenga en cuenta el lector que cualquier cualidad humana
es susceptible a degeneración, por lo que no hay que confundir los fenómenos
Invasionistas que tanto se dan en Venezuela, por ejemplo, con el fundamento
esencial de las Bienhechurías.
He oído, en persona y por Tv, como muchos políticos profesionales
vascos y españoles, e incluso historiadores,
afirman que jamás tuvieron los vascos, antes del Estatuto de Gernika,
facultades tan amplias para su autogobierno. Los nava-ricos afirman lo mismo
respecto de su Amejoramiento del Fuero de 1982. ¿Se corresponden estas
afirmaciones con la verdad histórica? ¡No!.
Veamos unos pocos, poquísimos ejemplos.
Utilizaré la perspectiva de un autor extranjero, oriundo
de Inglaterra, reino que desde el siglo XII (por lo menos) ha hostilizado a los
habitantes de Euskolandia, civil y militarmente. La obra, “Portugal and
Galicia, wih a review of the social and political state of the basques
provinces”, fue publicada por el editor Jhon Murray en Londres, el año 1836. En
el catálogo del British Museum se atribuye la autoría de dicha obra a G. W.
Villiers, conde de Clarendon, embajador inglés en Madrid. Recuerde el lector
que en esas fechas, el Reino de la Gran Bretaña, apoyaba a los españoles
constitucionalistas con efectivos militares, económicos, diplomáticos, etc.
¿Se pregunta el lector por qué hago esto? ¿Por qué
utilizo documentación de enemigos de los vasco-eúskaros? Para alejar toda
sospecha de parcialidad bibliográfica. Por la misma razón he utilizado tan a
menudo el Diccionario de la Real Academia española de la Historia de 1802; por
Real, Académico, Español, y de fecha en que se preparaba el asalto final al
institucionalismo vasco.
¿Habré conseguido mi objetivo? Estoy consciente de
haberlo conseguido solo con el lector de buena fe; con el parcializado con el
Civilismo, no estoy tan seguro.
Uno: “ Ningún vizcaíno residente en una
provincia de España, puede ser juzgado, civil o criminalmente, por las leyes de
Castilla, sino en el caso debe ser llamado a Valladolid, para ser resuelto por
un tribunal de jueces vizcaínos, y en conformidad con las leyes de Vizcaya”.
El Estatuto o el Amejoramiento; ¿contemplan siquiera
las facultades de esta ley 19, del tit.1, del Fuero de Bizkaia?
Dos: “ La casa del vizcaíno es su castillo, en
el sentido más enfático de la palabra. Ningún magistrado puede violar ese
santuario; ninguna ejecución puede ser llevada a cabo en ella, ni se pueden
confiscar sus armas o su caballo; el no puede ser arrestado por deuda, o sujeto
a prisión bajo ningún pretexto, sin que previamente se le haya invitado a
comparecer bajo el árbol de Guernica; donde se le da cuenta de la ofensa
imputada a él e invitado a defenderse; él es absuelto allí mismo, o puesto en
libertad bajo fianza, o encarcelado, según la naturaleza del crimen y los
testimonios aducidos contra él ... esta es una costumbre más resueltamente a
favor del súbdito que nuestro propio estimado Hábeas Corpus, ...”.
¿Comentarios al respecto? Juzgue el lector por sí mismo,
aunque me gustaría recordarle que todos
esos derechos ya constan en el Fuero de Nájera, confirmado por Santso III el
Mayor (999-1035).
Tres: “ Toda Real órden enviada de Castilla a
Vizcaya es dirigida al Corregidor, y es presentada por este oficial a los
miembros de la Diputación Permanente, por quiénes es dado a conocer a los
tribunos populares. Si la órden es confirmada por su sanción, se pone en
práctica; si es desaprobada por éllos, es letra muerta.”
No estoy fuerte en la jurisprudencia del reino de don Juan Carlos I
de Borbón, pero tengo entendido que el actual Gobierno del reino de España, con
solo recurrir un acuerdo de los Gobiernos de Euskadi o Navarra, paraliza su
ejecución. Si los recurrentes son los gobiernos autonómicos, lo dispuesto por
el gobierno central sigue vigente hasta que un tribunal dicte sentencia; pero
hechos como los relacionados con el Pantano de Itoiz, demuestran cómo los
dictámenes jurídicos españoles ni europeos,
pueden detener la voluntad del ejecutivo español.
Cuatro: “ La vieja ley guipuzcoana dice
así: “Nosotros ordenamos y mandamos, que
si algún nativo o extranjero, bajo el pretexto de cartas reales o provisiones
del rey nuestro Señor, que anteriormente no hayan sido sometidos a la Junta, y
aprobados por ella, si semejante persona comete algún acto contra los
privilegios de la Provincia, y procura hacer algo contra el derecho de
cualquier habitante o habitantes de los pueblos y aldeas, éllos no le
obedecerán ni permitirán que ponga en práctica sus intenciones; por el
contrario, le resistirán, y si éllos no pueden hacerlo desistir por justos
medios, le matarán, y los pueblos y aldeas defenderán a los matadores o a los
que los han herido”. Libro de los Fueros de Guipúzcoa, cap. II, tit. 39).”
¿Puede afirmarse que los funcionarios al servicio del
Reino de España, hoy en día, no abusan de los vascos? ¿Puede afirmarse que el
Gobierno Español consulta con los autonómicos sus decretos por si llegasen a
conculcar las competencias que les fueron transferidas? ¿Puede afirmarse que el
Gobierno Español y muchos de sus funcionarios policiales y civiles no vulneran
la competencias autonómicas? ¿Tienen los actuales habitantes de los pueblos y
aldeas de Guipúzcoa los mismos derechos y obligaciones que sus Antepasados?
Cinco: el Rey de Castilla, Enrique IV, hermano de
Isabel la Católica, “... dirigió una petición de dinero a sus súbditos
guipuzcoanos, por medio de su ministro de finanzas, un judío. Un diputado,
llevado de la ira por esta aparente disposición de violar los privilegios que
había jurado observar, dio rienda suelta a las fieras pasiones tan comunes en
aquel tiempo, que sacando su espada, mató al intruso en el mismo lugar. Cuando
el Rey oyó lo ocurrido, envió mensajeros a Tolosa, pidiendo la entrega del
individuo ofensor.”
¿Cumplen los actuales Diputados guipuzcoanos con las
disposiciones que han jurado o prometido respetar y defender, con igual o
similar energía que su antepasado de mediados del siglo XV?
“A esta demanda replicaron con una rotunda negativa,
declarando que el acto tuvo lugar en un legítimo intento de resistir a una
proposición traidora e ilegal. Reuniendo sus tropas en las colinas que dominan
el pueblo, los ciudadanos se prepararon a defender por la fuerza de las armas
la varonil réplica que devolvieron al Rey, y que yo inserto aquí, como típica
del resuelto espíritu del pueblo: “ Los vascos son los representantes de la
nación Ibérica. Por la libertad española derramaron su sangre contra Cartago,
contra los romanos y contra los godos. Ellos restauraron España, expulsando a
los moros, que la conquistaron de los bárbaros. Las luchas de los vascos contra
los Califas del Oeste, duraron más de seis siglos. ¡El pequeño país de Castilla
apenas existía cuando nuestra nación habitando las montañas del Pirineo,
contaba por centurias de gloria y progreso! En reconocimiento a los servicios
que nosotros hemos prestado a Castilla, nosotros reclamamos que se nos permita
gozar pacíficamente de nuestras leyes y libertades, herencia que nuestros
antepasados nos preservaron, a expensa de tanta sangre y de tan gloriosos
esfuerzos. Si, no obstante, los castellanos, se conducen ingrata e injustamente
hacia nosotros, éllos aprenderán y a su propia costa, quiénes fueron, y todavía
son maestros en el arte de guerrear y liberadores de sus montañas.
En cuanto al pedido, injustamente demandado de nosotros,
y en cuanto a la muerte del judío, sepa que el intrépido guipuzcoano que mató
al publicano, merece bien de su patria. ¡Cuente esto al Rey Enrique! Vuelve y
ruégale que recuerde, que una de las leyes fundamentales de nuestro pueblo dice
así: Nosotros ordenamos ...(el texto sigue casi idéntico a la “vieja ley
guipuzcoana” que hemos visto en el punto anterior).”
¿Han reaccionado, reaccionan o reaccionarán del mismo o
similar modo los funcionarios y políticos adscritos al Estatuto o al
Amejoramiento?
Seis: “ Cuando esta resolución del Rey fue
conocida en Vizcaya, una asamblea General se convocó en Guernica, y allí, bajo
el amado árbol, tomaron la memorable resolución de que el Rey, había perdido su
derecho al trono, por la deliberada infracción de sus fueros, y en consecuencia
determinaron transferir su fidelidad del Rey Enrique a su hermana, la Princesa
Doña Isabela (la Católica), ... en el supuesto de que élla jurase
mantener sus privilegios, y únicamente bajo esa condición.”
¿Pueden los habitantes actuales de Euskadi o Nabarra
destituir a don Juan Carlos I de Borbón y nombrar un sustituto o sustituta?
¿Se pregunta el lector qué hizo la Católica reina?: “
... juro a nuestro Señor Dios, a la Santa Virgen María, y sobre la señal de la
Cruz que corporalmente toco con mi mano derecha ... ahora y por todo el tiempo
futuro, los dichos privilegios, generales y particulares, fueros, usos y
costumbres, franquicias y libertades de los dichos pueblos y valles, del
dicho condado y Señorío de Vizcaya, y de todos los lugares unidos o adheridos
al mismo ...” (Cuerpo del Fuero de Vizcaya, folio 282).
Siete: “ Pero por fortuna, semejantes disputas
terminaron en 6 de agosto del año 1703, en que se concedió á aquella provincia
real privilegio refrendado de D. Josef Nicholas de Castro, mandando que todos
los despachos, que se dirigieren a jueces de comisión y a otros en la provincia
de Alava, hayan de ser presentados primero en su Junta, o ante el Diputado
General, para que se reconozcan si tienen cosa que contravenga a los Fueros,
leyes y preeminencias de la provincia, y en caso de que vulneren en todo o en
parte, se obedezcan y no se cumplan dichos despachos.”
Me pregunto si existe alguna prerrogativa
igual, similar o tan siquiera
remotamente parecida a esta en el Estatuto o en el “Amejoramiento”
Ocho: “ ... una profunda indignación invadió a
toda la provincia, y de todas partes de Guipúzcoa se dirigieron enviados a la
Junta General, pidiendo solemnemente, presentar y apoyar una medida para la
inmediata revocación de la unión entre Guipúzcoa y Castilla; y de hecho fue
presentada y llevada al Parlamento guipuzcoano la propuesta de que, en
consecuencia de la injustificable conducta de la Corte Española, la Unión debía
ser revocada, y la lealtad de la provincia transferida a Francia; pero
solamente bajo esta condición: que el Monarca Francés, jurase mantener sus
derechos y privilegios en toda su integridad. El ofrecimiento se hizo de hecho
a Francia, pero no fue aceptado, y por consiguiente el asunto quedó retirado.”
¿Las Juntas Generales amparadas por el Estatuto
contemplan competencias, siquiera parecidas, a esta que ejercieron las de
Guipúzcoa del año 1718? ¿Y el Parlamento del “Amejoramiento”?.
Nueve: “ Los vascos pueden decir con justicia
al Gobierno (español): “Nosotros no queremos la nueva Constitución que
tú deseas imponernos; déjanos poseer en paz, las antiguas leyes y costumbres,
bajo las cuales nosotros fuimos prósperos y felices sin precedente; nosotros no
podemos ganar; nosotros, podemos perder materialmente con el cambio. ¿Qué
resultados ha obtenido España, de su sistema constitucional de 1820 y 1834,
sino una guerra extranjera y revoluciones internas, que han dividido a las
familias, empapado el país con sangre, y retardado mucho la prosperidad
general?”
Sin comentarios.
Diez: “ En una palabra, cuando más
cuidadosamente examinamos las crónicas vizcaínas antiguas, más nos inclinamos a
pensar, que si nuestros compatriotas (ingleses) no han tenido
superiores, han tenido, por lo menos predecesores en el curso de la libertad
civil y religiosa.”
¿Opinará del mismo modo quién evalúe las
disposiciones contenidas en el Estatuto de Gernika o en el “Amejoramiento” del
Fuero de 1982?.
Concluyamos esta pírrica ojeada al humanismo foral viendo
una decena de leyes emanadas de las Cortes Generales del Reino de Navarra.
Primera: “ Que las Cédulas (órdenes del
monarca) dadas en agravio de las Leyes del Reino, aunque sean obedecidas no
sean cumplidas.” Ley 2, tit. 3, Lib. 1, N.R.
Segunda: “ Que los Alcaldes ordinarios reciban
información de los excesos cometidos por los soldados.” Ley 28, tit. 6,
Lib. 1, N.R.
Tercera:” Los naturales de este Reino no sean
compelidos a dar socorros a la gente de Guerra.” Ley 34, tit. 6, Lib. 1,
N.R.
Cuarta: “ Que ningún Natural sea preso por
estrangero, ni Gente de Guerra.” Ley 13, tit. 8, Lib. 1, N.R.
Quinta: “ Sobre que no se pueda multar por los
Tribunales Reales á los Alcaldes, y Regimientos (actuales ayuntamientos),
obrando con parecer de Abogado.” Ley 86, tit. 10, Lib. 1, N.R.
Sexta:” Que a las dichas Ciudades, y buenas
Villas de este Reyno, se les guarden sus usos, y costumbres que
tienen, assí en honras, y preeminencias, como en hacer autos, y otras cosas de
su gobierno.” Ley 3, tit. 31, Lib. 1, N.R.
Séptima: “ Los que vinieren a gobernar en
Navarra, ... al otro día que tomaren posesión, juren en el Real palacio la
observancia de los Fueros y Leyes del Reino.” Ley 2, tit. 1, Lib. 1, N.R.
Octava:” Guárdense las Leyes que disponen, que
los Virreyes en ningún caso, civil ni criminal, pueden proceder contra ningún
natural del Reino; ni con su mandato se puedan hacer prisión ... ni puedan
echar multas á los naturales en mucha, ni poca cantidad ...” Leyes 18, 20,
22 y 27 del tit. 8, Lib. 1; leyes 36 y 37 del tit. 1, Lib. 2; ley 12 de las
Cortes de 1724.
Novena: “ No se den comisiones a jueces
estrangeros, ni naturales para proceder contra los Navarros; que solo pueden
ser juzgados por los tribunales de Corte y Consejo, aunque la causa sea de
Estado ó Guerra y si tales comisiones se dieren, sean obedecidas, y no
cumplidas.” Leyes 30 y 31, tit. 4, Lib. 1, N. R.
Décima: “ De siempre acá, el Rey de Navarra,
jura ante todas cosas, que observará, y guardará a los navarros sus Fueros,
Privilegios, libertades, usos y costumbres, amejorándolos, y no
apeorandolos, y que no los interpretará sino en utilidad y beneficio del dicho
Reino, con expresa cláusula, y condición, que si no observare y guardare el
Juramento que hace, que los Navarros no sean tenidos, ni obligados á cumplir,
lo que en contrario proveyere y mandare.” Ley 54, tit. 2, Lib. 1, N. R.
¿Debo advertir de nuevo al lector, que en lo concerniente
a las leyes forales navarras, del dicho al hecho iba un trecho enorme, a menudo
insalvable? La realidad más venía a ser que cualquier funcionario hacía lo que
le daba la gana y las Cortes Generales, en el mejor de los casos, protestaban
para obtener el reparo del agravio. Conviene observar con detenimiento al cabo
de cuanto tiempo y en qué condiciones se obtenía este “amparo” foral. En casi
todos los casos “viene a cuento” el refrán, “ muerto el burro, cebada al
rabo”. Si el lector no quisiera revisar los voluminosos tomos que recogen
las leyes de las Cortes navarras, podría consultar el resumen que hice al
respecto en mi multicitada obra, “Eskualdunak, aborígenes europeos
...”.
Por si álguien piensa que la foralidad feneció
completamente en 1841, voy a exponer un dato del último estado institucional de
Navarra antes del “Amejoramiento” del Fuero de 1982.
¿Quién elegía el poder ejecutivo de Navarra hasta esa
fecha? Haga memoria el lector navarro ... ¿No era la Excma. Diputación Foral
ese poder? ¿ No se elegían a sus siete miembros en elecciones generales, como
las actuales, pero de modo independiente en cada una de las cinco merindades?
¿Esta potestad de los nabarros forales no está en la actualidad en manos de un
solo individuo, que es elegido por 50 parlamentarios y nombrado por el Rey de
España?
Tenga en cuenta el lector lo dicho, pero además, sea
consciente que aún con aquel sistema foral tan mermado, eran los nabarros los
que elegían y nombraban a sus ejecutivos, con la particularidad de que podían
ser y fueron, de diferentes partidos políticos.
A don Florencio Idoate y a don Amadeo Marco Ilincheta les
oí muchos más casos acerca de la depauperación foral que supuso el citado
“Amejoramiento” de 1982.
Soy de la opinión de que la Independencia, por ejemplo,
como objetivo es un mito; como consecuencia, en cambio, es una situación
deseable: por algo cada mochuelo tiene su olivo.
Algunos políticos vascos hablan de Independentzia; los
auzókratas hablamos de Burjabetasuna, que es la capacidad de ser dueños conscientes del destino personal y colectivo,
tal y como lo plasmaron los Infanzones de Obanos, allá por el siglo XII: “
Gens libera state pro Paria libera siat” (la gente debe ser libre para que la
Patria también lo sea).
Es obvio, por ejemplo, que los Presos vascos actuales no
gozan de Independentzia, pero; ¿puede afirmarse que carezcan de Burjabetasuna?
Habiendo co-habitado la Auzokrazia con el Civilismo
durante más de 2.200 años; ¿cómo es que no ha fenecido? Muy sencillo: sus
valores sociales son pro-evolutivos; por el contrario los del Civilismo son
retro-evolutivos.
¿Cuántas veces no ha confiado la Buena gente en
liderazgos civilistas de toda especie?: parientes mayores, condes, duques, reyes,
obispos, pontífices, cardenales, generales, partidos políticos, sindicatos,
presidentes, secretarios generales, etc.
¿En cuantas ocasiones ha dejado de pagar con sangre dicha
confianza? Basta con recordar los sucesos de 1936-1939; la dictadura del último
Santo Caudillo de España; la Transición del franquismo a la monarquía
partidocrática del Reino de España; los Aberri Egunas; las “manifas”; las
huelgas, generales o sectoriales; etc, etc, etc.
No conviene olvidar lo que hemos visto ni engañarse. El
Civilismo contemporáneo esta dominado por los Diru’Andikis, seres que donde
creen que hay negocio, ponen todo, incluso el ocio. Sin embargo éllos también
son auzókratas, aunque per accidens, que dijera Sabino Arana. Para un auzókrata
su palabra es sagrada, para un corredor de bolsa, también. Pobrecito del que
intente retractarse de un acuerdo de compra o venta. Si cada operación bursátil
tuviese que estar precedida por los formulismos civilistas, ese círculo de
Magia que tantísimos beneficios económicos reporta a los que no dan “ni golpe”,
sería infernal. Como quieren que funcione bien, tienen que recurrir a métodos
naturales: ¿algo más natural que cumplir con la palabra dada en libertad?
No se guían por la conciencia sino por leyes bien
impresas y bien desconocidas por sus conciudadanos; por esta razón necesitan
recurrir a una variopinta serie de prestidigitadores (abogados, jueces,
fiscales, alguaciles, escribanos, secretarios, procuradores, etc) y, por
supuesto, a la fuerza bruta (policías y soldados) para que sean cumplidas. A
sus códigos de base les llaman Constitución Nacional pero cuando esos esquemas
y leyes no les favorecen, hacen caso omiso de lo más sagrado que dicen tener,
desconocen los resultados electorales y sujetan por la fuerza a sus ciudadanos.
Argelia, Perú, Ecuador, Bolivia, Turquía, Chile, Corea, Argentina, Nicaragua,
El Salvador, Camboya, India, Pakistán,
Sudáfrica, Guinea, etc, etc, ¿no son ejemplos suficientes y recientes?
Pensemos, de nuevo, en algo que nos dejó escrito Pío
Baroja: “...ellos creen que hay criaturas humanas que se pueden
comprar y utilizar en menesteres viles. Ellos creen que hay categorías dentro
de lo humano, que hay Humanidad de primera, de segunda, etc. -¿Y realmente no
la hay?. –No. Habrá jerarquías sociales, científicas; pero no humanas. Estamos
en un pueblo sitiado, haciendo cola en una panadería, y hay en la fila un
hombre sabio, una mujer distinguida. No le hacemos paso. Estamos esperando en
la casa de un médico, y tampoco perdemos el puesto ni invitamos a pasar primero
al más rico, al más sabio o a la mujer más guapa. Quizá renunciaremos a nuestro
puesto y cederemos el sitio al más desdichado, porque tomamos para esto un
punto de vista humano, que no tiene que ver con la categoría intelectual o
social. Yo creo que no hay más que eso; o todos en lo humano iguales, no en lo
legal, que es una cosa fría y sin valor, de programa político, o si no la
sociedad con jerarquías, con policía que pega, con ejército que mata en las
huelgas, con razón o sin ella, con política maquiavélica que puede anular a las
gentes por motivos utilitarios.”
Tenemos constancia de las consecuencias que los
liderazgos Civilistas de cualquier época y lugar han acarreado a multitud de
civilizaciones. Sin embargo, a pesar del terror que fueron capaces de infundir
a la Buena gente, no podían inquietar al Planeta, sino en espacios reducidos.
Desde 1950, más o menos, habiendo empuñado los
Diru’Andikis el timón del desarrollo tecnológico y de la investigación
científica, han logrado poner en peligro a la Naturaleza.
¿Por qué no reaccionan, asumiendo con responsabilidad sus
errores si, como creen, son hombres de Pasta? Claro que, un hombre de “buena pasta” para la Buena gente es una
cosa muy diferente a lo que es un “hombre
de pasta” para los civilistas.
La maldad existe en cada ser humano; no tengo la menor
duda. He leído que se ha localizado un gen específico en nuestro ADN, pero
también estoy seguro de que cualquier Persona puede reducirla a niveles
tolerables y que los Santos logran erradicarla de sí mismos. De nosotros
depende impulsar con más vigor nuestras tendencias positivas en detrimento de
las negativas.
De modo bastante parecido todos los seres humanos
participamos de la actitud natural que referida a los aborígenes pirenaicos, he
denominado Auzokrazia. Esto es un hecho etnológico que puede verse en muchas
etnias que conviven con el mundo civilizado actual.
Por la misma causa que una familia se indispone cuando un
miembro de ella se impone a los demás; una sociedad se malogra cuando en élla
solo disponen algunos de sus miembros. Mientras estos no sean pocos, como
apuntaba Pío Baroja, la cosa podrá ir más o menos bien, pero la tendencia
innata del Civilista hacia el poder absoluto terminará por concentrar el poder
en pocas manos y entonces, pendiente la sociedad de los caprichos de una
minoría que se cree sabia e invencible, el desastre será inevitable.
¿Qué está pasando con las grandes fusiones comerciales?:
concentración de fuerzas para garantizar el dominio del mercado. De momento se
contentan con agradar a su personal, como hicieron los Cónsules republicanos y
los Emperadores de Roma: ¿qué pasará cuando se enfrenten?
¿Qué pasa en los estados dominados por partidos
políticos? Ibero-América o Africa son vitrinas llenas de ejemplos. Europa, a
juzgar por lo acontecido en Servia, Croacia, Bosnia, Kosovo o Chechenia, no
está libre de casos ejemplares.
La Buena gente americana padece horrores, (sobre todo
desde nuestra óptica, no tanto desde la suya propia), a pesar de lo mucho que
desobedece. No hay que engañarse con espejismos: “lo que mal empieza, mal
acaba”. Venezuela, por ejemplo, estaba encantada con sus petro-dólares; cayó el
precio del barril y se rompió el encanto. La realidad de finales del siglo XX
puso “los pelos de punta” a las personas de buena pasta, tanto como a los
hombres de pasta.
Puede que en el País Vasco la situación no sea demásiado
diferente. ¿Qué estoy loco? ¡Ojalá me equivoque! Tiempo al tiempo, si los
vascos y eúskaros siguen al pairo de lo que dispongan los partidos políticos.
Cada vez oigo a más políticos vascos, sobre todo
nacionalistas, afirmar que Euskadi “se saldría del mapa” de no ser por el
“corsé” español. Sin embargo, los informes sindicales dicen que si bien los
beneficios empresariales son enormes, la sociedad sigue padeciendo altos
niveles de desempleo y graves carencias en las condiciones de trabajo. He oído
por Tv al Lehendakari Ibarretxe, advertir a la sociedad acerca de grandes
bolsas de pobreza.
¿Por qué ocurre esto?
A mí me resulta evidente: cada día somos más civilizados;
es decir, estamos más encantados, somos más mágicos y menos majicos.
¡Qué importa quién mande si vivimos bien! - es el
sentir, un tanto oculto por ahora, de la mayoría de los habitantes de
Euskolandia.
¡ Mientras haya trabajo! –dicen otros con fingida
resignación.
¡ A vivir, que son dos días! –se oye por doquier.
¡ El que venga detrás que arree! –decían algunos
espabilados hasta hace bien poco. En cambio, ahora se piensa: ¡ Allá leches!
Cada vez son más los que afirman en voz alta: -Yo con
lo mío hago lo que se me pasa por los maíces ...
Durante unos 4.000 años en Bizkaya, como en el resto de
Euskolandia, cualquier Vecino pudo beneficiarse de los recursos naturales, por
ejemplo, extrayendo mineral de hierro. Llegaron los “entendidos” en la materia
y dijeron que no era esa la manera racional de aprovechar el recurso. Al amparo
del dinero Andikil, desarrollaron la tecnología que estimaron conveniente y
hubo trabajo, mucho trabajo. Los de Casa no se amoldaron a las míseras
condiciones que ofrecían los Diru’Andikis y fueron muchos más los de “casa-dios” que vinieron a sobrevivir en
esas condiciones.
¿Cuánto tiempo duró el hierro con el uso “racional”? ¿Qué
pasó con los sobrevivientes?
Dicen los tecnócratas: -es que el hierro se acabó.
Les contestan los auzókratas: -es que ustedes acabaron
con el Hierro. Por querer ser más ricos quisieron sacar más leche, toda la
leche, y no se les ocurrió mejor idea que espanzurrar la vaca. Para pescar
todos los peces, secaron el río.
¿Culpable la tecnología?; no, por cierto.
¿Culpables los entendidos?; desde luego, a propósito o
no, agotaron los yacimientos.
¿Culpables los Diru’Andikis?; sin la menor duda.
Yo me suelo peguntar a menudo; ¿ es que sólo nos va a
importar quién mande, cuando nos manden a paseo?
¿ Es de seres racionales o irracionales, trabajar a tope,
sin importar para qué o para quién? La imagen de un dócil mulo moviendo una
noria para estrujar olivas, con el hocico tapado por un morral lleno de comida,
me viene a la mente.
¿Cuántas armas fabricadas en Vizcaya o Guipúzcoa han
empuñado y empuñan los ejércitos españoles, turcos, sudafricanos, guineanos,
etc.?
“Ojo al Cristo ... que ...lo que mal empieza, mal acaba”.
Además, trabajar a tope para ganar dinero es una solemne
estupidez que cualquier hombre de pasta puede confirmarnos: sólo trabajando no
se llega a ser rico.
Procurarse lo necesario para Estar Bien puede lograrse
sin demasiado trabajo, porque Estar Bien es un estado emocional independiente del
bienestar que puede brindar la flamante Calidad de Vida que nos ofrece el
Civilismo.
Que con pocas cosas se puede Vivir, no es solo cosa de
Santos, cualquier niño, jubilado, monje, deportista, misionero, artesano,
músico, discapacitado, etc, lo comprueba
a diario.
¿ Dónde está el quid de la cuestión entonces?
Muy sencillo: en la magia del Civilismo. ¡Nos encanta!
Nos encanta mandar, pero no podemos mandar en nosotros
mismos.
Nos encanta poseer, pero solo nos esforzamos por lo
perecedero.
Nos encanta comprar, ¿y por eso somos capaces de
vendernos?
Nos encanta ser espectadores: ¿por qué nos da miedo ser
actores?
Nos encanta presumir, pero solo nos ufanamos de lo que se
puede comprar y no de lo que podemos lograr.
Nos encantan
piedras diminutas, que son tan preciosas como inútiles.
Nos descuidamos de nosotros mismos, pero nos encanta que
nos cuiden.
Nos encanta “hacer el amor”, pero nos da miedo la Actitud
de Amar.
Nos encantaría ser consentidos de por vida pero pensamos
poco en el Sentido de la Vida.
Todo eso es ajeno al camino del ser humano y ningún
eúskaro podrá encontrarlo en el Gizabidea.
La Magia civilista, si, esa Magia tan dañina, es un
problema que con nuestra encantadora actitud no hace más que estragos en la
Naturaleza. Cada vez veo con más claridad que los jerarcas del civilismo son
como las cabezas de Herensugue, el mítico dragón pirenaico que devoraba todo
ser viviente, hasta que fue vencido por el ingenio y el esfuerzo de los
eúskaros.
A estas alturas me
resulta evidente que si los aborígenes pirenaicos quieren seguir viviendo
conforme a su humanismo, la Auzokrazia tiene que ser restaurada.
Los Diru’Andikis se aglutinan en grupos para librar con
ventaja su batalla por el poder económico europeo. Una moneda es su símbolo, su
talismán mágico, que cuanto más fuerte sea, de más peligros les librará. Sin
duda es un amuleto de gran poder, puesto que gracias a él, cada vez somos menos
los que decimos que su Unión Europea no es sino un espejo mágico, como esos de
los feriantes que nos cambian la imagen en nuestras propias narices. Lo más
curioso es que encima, nos hace gracia y pagamos por ello.
¡Pobres ilusos! ... Ese mismo espejismo unitario fue
producido antaño por espadas y báculos. Desconozco por qué razón vaya a ser más
duradera su alucinación que las provocadas por sus predecesores.
Postrada y proscrita está la Auzokrazia, es cierto, pero
es una verdad a medias, que solo es realidad en el ámbito civilista. Vuelvo a
insistir en que la Auzokrazia no es un sistema de gobierno, susceptible de ser
derrocado por cualquier animal, sino una actitud: Actitud del ser humano para
auto-gobernarse. En la Unión Europea han
adoptado elementos de la Auzokrazia como la rotación en los cargos o la toma de
acuerdos por unanimidad, sin embargo les falta lo más importante: buena
voluntad. En efecto, para sus jerarcas, la justicia social no es más que la red
para el acróbata, un elemento imprescindible para no dejar la piel en la
actuación.
¿Dejará un musulmán de creer en lo suyo por tener que radicarse
en algún país budista o cristiano? ¿ Por qué tendrán que hacer dejación los
aborígenes pirenaicos de su Actitud social?; ¿ porque el Reino de España y la
República de Francia les siguen negando elementos fundamentales de sus derechos
humanos?
No es época de lamentos ni falsas resignaciones, sino de
meditación personal, albricias y esperanza.
Como antaño hacia América, los Andikis miran ahora hacia
Strasburg, hacia la sede del Parlamento, porque saben que tarde o temprano,
allí se tendrán que decidir los destinos de la Unión Europea, por la razón que
adujo Pío Baroja.
Hace ya muchos años que Euskolandia se quedó pequeña para
los Diru’Andikis, pero ahora que creen tener a la Buena gente que vive en ella,
encantada con su Calidad de Vida, llegará la oportunidad para que los Eúskaros
y la Buena gente vuelvan a restaurar la Auzokrazia. Digo, yo.
Habrá, desde luego, de qué preocuparse pero no veo que
haya por qué temer. Los avances de la ciencia están dejando boquiabiertos a los
Andikis. Desorbitados tienen los ojos y no hacen más que frotarse las manos, a
la espera de la gran comilona que sus tecnócratas han prometido servirles. Si
algún minúsculo territorio, como el de la milenaria Nacionalidad del Lan se les
resiste y les da demásiado qué hacer, no se tomarán la molestia de sufrir por
ello. Más aún, puede que lo propongan como un ejemplo, porque lo creen
inalcanzable para el resto del mundo. Así suele pasar con el domador de fieras,
que aprecia más a la que no puede dominar del todo, que a las que le obedecen
sin rechistar.
Ahora bien: ¿es una locura auzokratizarse? No, por
cierto.
No deberíamos olvidar, eso sí, que “la cosa” empieza por
uno mismo; por desencantarnos de la magia civilista y retomar la conciencia de
lo natural, que es lo único real y positivo para no malgastar el tiempo de vida
que nos quede.
¿ No lo crees así, lectora? Dime una cosa: ¿cuánto tiempo
puedes vivir sin respirar? El aire puro que necesitamos para vivir es un
elemento de la Naturaleza; ¿por qué será que la civilización lo contamina?
¿ No es mejor comer que ver cómo comen? ¿Por qué ha de
ser mejor que nos manden en vez de mandarnos? Por supuesto que da más trabajo
lo segundo que lo primero, pero: ¿ qué clase de satisfacción obtiene el
deportista sin esfuerzo?
¿ Gozará más el apostador que el pelotari, con los
pelotazos o las terminaciones de los tantos? No, por cierto.
¿ Cómo que eso es cosa de superdotados?
¿ No goza más la madre con los primeros pasitos y
traspiés de sus hijos que con la mejor final de cien metros libres que pueda
ver?
Yo, al menos, cuando consigo poner la pelota en el seis,
gozo mucho más que viendo a Eugi cómo la lleva hasta el rebote. ¡ De cuando
acá, una hormiga acomplejada por un elefante!
El asunto de auzokratizarse no es tan difícil; ni tan siquiera
es una cuestión de ciencia: solo es un tema de Conciencia.
¿Demásiado simple? ¿Puro y duro, tal vez? Puede que al
lector se lo parezca, pero no lo es tanto como el “Amaos los unos a los
otros como Yo os he amado”.
Esta toma de conciencia auzokrática creo que se habrá
visto que no es cosa de hoy en día, sin embargo, no estoy capacitado para hacer
una síntesis del tema, tan profunda, completa, inteligible y escueta como la
que logró Felipe Arrese Beitia en uno de sus bertsos.
Errazoiagaz esango dabe geure urrengo umiak,
Izan
giñala duda bagarik ero ta zoro garbiak;
Jakingo
dabez Euskeriagaz genduzan eskubidiak,
Erdera’zale
giñalako egiñ galdu zirala guztiak.
Con razón dirán nuestros descendientes, / que fuimos sin
duda locos e insensatos; / conocerán los derechos que teníamos con el modo
eúskaro (Usos y Costumbres), / porque nos aficionamos al civilismo se perdieron
todos.
¿ Ah!, que ... ¡¡ ¿Allá películas? !! ...
Caramba, de bien poco te ha servido leer este ensayo.
Pero sí quiero decirte algo, lector, sin presumir de profeta: el futuro al que
te conducirá esa actitud mental está escrito en la Historia, y no solo en la
antigua. La Etnología y la Etnografía lo muestran en sesión continua por todo
el planeta. Si quieres sufrir algo menos, acuérdate de poner tus barbas a
remojar cuando veas cómo se las pelan a tu vecino.
Para los que quieran retomar la Actitud natural que como
todo ser humano tienen, sin importar que hayan dejado de ser eúskaros o que
nunca lo hayan sido pues solo es cuestión de ser Buena Gente, me gustaría
decirles algo.
Lo “primerico” de todo es autoanalizarse y abrir la
Conciencia al instinto genético que ha moldeado la Humanidad. Sí, ese mismo al
que hacía referencia Pío Baroja.
Después, hay que participar; tanto en la toma de
decisiones como en las acciones, empezando por los entes sociales que más a
mano tengamos: familia, trabajo, vecindad, barrio, pueblo, etc. Yo soy
partidario de la restauración de los Concejos Abiertos, para que puedan
participar todos los interesados en vivir a tope los asuntos de la comunidad.
No, qué va, no es cosa ni de locos, ni de muchedumbres. Alguna vez si que habrá
mucha gente, pero eso pasa también en la plaza del pueblo, cuando llegan las
fiestas. O en el monte, cuando llega el día de la romería. O en el mar, cuando
compiten las traineras. O en el frontón, cuando hay partido estelar. Por lo
demás, cualquier sociedad equilibrada suele repartir a sus miembros, conforme a
las preferencias de éstos, entre la gran cantidad de temas que tienen que ser
atendidos.
Soy totalmente consciente de que las leyes civilistas
molestan e interfieren, pero si un Ayuntamiento llega a su plena
auzokratización, poco o nada importará que sean unos u otros auzókratas los que
ostenten la autoridad civilista. Poco importará quién sea el alcalde, pues lo
importante es cómo se comporta.
¿ Que cuatro civilistas rancios del pueblo alertan a sus
jerarcas y éstos usan la fuerza de sus funcionarios para impedir el proceso? En
ese caso, como antaño, convendrá organizarse en Hermandades para ganar las
elecciones civilistas. Si vuelven a aparecer Hermandades como las antiguas, no
demasiado distintas a las que hubo hacia 1980 en el valle de Larraun o
Goizueta, es de suponer que solo los civilistas más rancios seguirán votando
por los elegibles que les propongan las ejecutivas de los partidos políticos.
¿Sería malo tener en cuenta los Usos y Costumbres
antiguos? Pongamos por caso un Ayuntamiento compuesto de varios Concejos, por
ejemplo, de seis pueblos. Conforme a la legislación civilista deben elegir 12
concejales y un alcalde. Cada Concejo nombraría dos concejales y entre todos
éllos, por sorteo, nombrarían al alcalde. Por supuesto, este cargo, para que no
llegue a ser una carga demasiado pesada, rotaría entre los concejales
dispuestos a ello, conforme al turno que, de nuevo la suerte, estableciese.
¿ Inaudito? ¿ Difícil? ¿ Engorroso? ¿ Anacrónico? Que
conste que se ha hecho durante cientos de años hasta hace muy poco tiempo,
incluso en la Cuenca de Pamplona. Pero, es más, todavía se hace, incluso la
prensa lo recoge: “... como en otros municipios de la Montaña y de la Zona
Media (Navarra), las elecciones tienen una peculiaridad. “Aquí, hacemos
antes una reunión todos los vecinos del valle para elegir a los que van a
presentarse en las listas de cada pueblo. Normalmente se presentan 1 o 2 ó
hasta tres de cada pueblo, aunque hay veces que no se quiere presentar nadie.
Pero bueno, se considera un poco obligatorio presentarse. Y entre los que
estamos en la reunión se vota, y los que más votos sacan van a la lista, y el
que más votos saca va para alcalde”. (J.A. Perales, julio-agosto de 1997).
Esto se usa en el valle de Ollo.
Lector; si estás motivado hacia tu auzokratización pero
se te amontonan las dudas, antes de seguir leyendo, te ruego que vuelvas a leer
el capítulo 2 de este ensayo.
Bien. Si se hiciese lo propuesto, la Hermandad de
Concejos, que dista “todo” de parecerse siquiera a la actual Federación de
éllos, no tardaría en llegar. De su seno saldría una candidatura: la Hermandad
de Nabarra, o de Gipúzkoa, que solo es poner un ejemplo.
“ Tantos” parlamentarios a elegir, dividido por el número
de pueblos auzokratizados, nos daría el número de auzo-candidatos. Con toda
probabilidad serían varios los pueblos o ayuntamientos que tendrían que
deliberar en conjunto antes de proceder al sorteo que decidiría el nombre de
los representantes. No se debería olvidar lo de las rotaciones en los cargos,
porque a todos nos gusta vivir tranquilos, ¿no?
Un momento; ¿ Cómo es eso de que tú no vales para mandar?
En la Auzokrazia, como en todo elemento de la Naturaleza, las excusas sirven de
bien poco. Vete tú a decirle a la maleza que no salga en tu huerta, porque
estás enfermo o porque te vas de vacaciones.
Por supuesto que las cosas son así de simples. Nada de
excusas, para portavoz, hoy como siempre, vale cualquiera; pero en nuestros
días, además, hasta un mudo o un ciego vale, que “la ciencia ha
avanzado qu’es una barbaridad”.
En Auzokrazia, el trabajo real y decisivo no se desarrollaría
en el Parlamento, lugar donde “solo” se llevarían las opiniones de las
Hermandades, se “echarían las firmas” y archivarían los acuerdos.
¿Y luego?; porque la Partidocracia tiene muchos “luegos”.
La Junta de Hermandades puede que se siga llamando Parlamento, pero lo
determinante es que no siga con su comportamiento. Se solicitarían voluntarios
para las diferentes comisiones, con arreglo a su afición y capacidad, pues no
resulta conveniente poner a un zapatero remendón como cirujano. Habiendo más voluntarios
que cargos en las comisiones, a sortear “se ha dicho”. Ya sé que el auzókrata
que no salga en suerte tendrá mucho alivio, pero para perder menos tiempo,
supongo que no tendría que haber más parlamentarios-junteros que los que las
comisiones requieran. Ni qué decir tiene, que las presidencias y esas cosas
serían rotatorias; las sesiones, todas-toditas, públicas y on line por
internet, incluidas las de gobierno y que cualquier Concejo o Ayuntamiento, por
medio de su portavoz auzokrático, si esa fuese su voluntad, pueda participar.
La tecnología actual permitiría que toda la información parlamentaria (que no
sería para tanto) estuviese informatizada y a disposición de cualquier
auzókrata, para que nadie se llamase a engaño, ni Andiki alguno se beneficiase
de esas informaciones privilegiadas que suelen ofrecer los funcionarios
civilistas. OJO, no estoy inventando nada pues los estonios pueden seguir on
line las reuniones de su gobierno.
Otra cosa, supongo que a ninguna Hermandad se le
ocurriría “meterse en camisa de once varas” sustituyendo o dejando de
encargar las obras, grandes o pequeñas, a los que saben hacerlas bien. Pero no
confundamos las cosas jerarquizándolas al estilo civilista. Estoy de acuerdo en
que hay cosas que un albañil, por ejemplo, no sabe calcular, pero: ¿cuántas son
las que el arquitecto o el ingeniero saben hacer? ¿Cada uno en su puesto?: ¡
por “supuestísimo”!, pero todos los puestos en platea o “gallinero”, como venía
a decir Pío Baroja. En tribuna, solo los desdichados.
Las Universidades y los Colegios Profesionales tienen
mucho, muchp más que aportar.
En efecto, así es; así es como deberían ser las cosas en
el sexto milenio de la Auzokrazia; porque, vamos a ver: si nadie en su sano
juicio le dice al electricista cómo le ha de reparar la avería, ¿por qué ha de
comportarse de diferente modo el político profesional? Saber, lo que se dice
saber, la verdad es que saben bien poco; exceptuando algunos que saben
tanto-tanto, que como dicen en Venezuela, saben a mierda.
Es a los centros tecnológicos, a las universidades y
asociaciones profesionales, en definitiva a los que de verdad saben, a quiénes
corresponde, la evaluación y supervisión de las obras públicas cuando fuese
necesario. Respecto de la ejecución, parece lógico que corresponda en buena
parte, no totalmente, a las asociaciones profesionales, llámense cooperativas,
empresas o de cualquier otro modo.
¿Quién dice que
es una locura sortear las obras públicas?
¿No se sortean los lotes
comunales? No es una cuestión de método sino de objetivo: beneficiarse bien del
personal o beneficiar a las Personas de Bien. Por ahí está el quid del
asuntico. Lo que si me cuesta entender es lo de las sub-contrataciones. ¡Por
qué hacerse cargo de una obra y llamar a otra para que la lleve a cabo? En un
self-service; por ejemplo, ¿quién se serviría más de lo que puede comer para
dárselo a que se lo coman otros?
En la Bizkaya auzokrática y ferrominera, cualquiera tenía
derecho a la extracción de mineral de hierro, pero con la condición de
transportarlo él mismo hasta los buques, en la ría del Nervión, o trabajarlo
por su mano, razón por la cual no se extraía más mineral del que se pudiese
trabajar en una semana.
¡ ¿ Difícil la cosa?!
¿ Qué tal si, para empezar, probamos a cambiar de
actitud?
Cualquiera puede suponer, y no soy el único que lo
comprueba a diario, que esa Actitud cuesta; entre otras cosas porque hay que
poner el Bien Común, como el de los hijos, por encima del bienestar personal.
Ahora bien, que nadie se confunda, en Auzokrazia eso no se consigue a costa de
ningún Vecino, pues para eso se inventaron las compensaciones, que aunque no lo
parezca, son la antítesis de las expropiaciones, ¡tan civilizadas ellas!
Voy terminando, pero insisto: la Auzokrazia no es un
sistema de gobierno, sino una Actitud para el auto-gobierno. Por eso,
aunque la metáfora sea pésima, la Auzokrazia es una ropa de licra, susceptible
de ser enfundada en cualquier sistema de gobierno, ya que con solo cambiar de
actitud los gobernados, los gobernantes
se covertirían en portavoces.
¿Se puede codificar o legislar una Actitud humana? Se
puede, sí; pero si la persona se resiste no habrá más remedio que obligarla por
la fuerza.
Algunos científicos “de pela”, (como se les llama
en mi pueblo a los que se dedican a estudiar por dinero), europeos y
norteamericanos, afirman haber hecho un mapa del Genoma humano. Dicen haber
completado el mapa de la nueva conquista del Hombre. Los Diru’Andikis están “como
niños con zapatos nuevos” soñando con esa conquista, que creen les
garantizará la manipulación perfecta del ser humano. ¡ Por fin les van a
demostrar a los Ezpat’Andikis y Eliz’Andikis que éllos han encontrado la
verdadera Espada del Rey Arturo, el auténtico Santo Grial, la original Arca de
la Alianza ...!
¡ Lástima que no hayan caído en la cuenta de que todo eso
y mucho más, es la Conciencia del ser Humano!
¿ Demasiado elemental?; tanto como la Naturaleza, que por
cierto, no es estática sino dinámica.
6 – TEST: ¿ ES USTED AUZÓKRATA?
Estoy seguro de que existirán medios más perfectos
para evaluar los niveles auzokráticos del lector. No estoy en capacidad de
hacerlo mejor; sin embargo: ¿a falta de un buen metro, será malo medir a palmos
o a ojo de buen cubero?.
Seleccione sus respuestas sin engañarse.
1 – Para comer con satisfacción:
A – Prefiere hacerlo con sus amigos.
B – Ir
invitado, a ser posible, al mejor restaurante, aunque sea sólo.
2 – Para hacer las cosas:
A – Prefiere
hacerlas usted mismo que mandar hacerlas.
B –
Solo si no queda más tu tía se pone usted a hacerlas.
3 – Haciendo cosas
con otros:
A - Hace siempre todo lo que puede.
B – Se fija
en lo que hacen los otros para no hacer menos, pero tampoco de más.
4 – Socio-política:
A – Una
autoridad es un autorizado, un portavoz de la opinión general.
B – Una
autoridad es la persona que manda; a la que hay que obedecer, porque ya se sabe
que donde hay capitán no manda marinero.
5 – Socio-política:
A – Un cargo
es una carga y por eso debe compartirse, por turno, entre los interesados que
estén capacitados.
B – Un cargo es
el reconocimiento y recompensa que los ciudadanos dan a los mejores.
6 – Un puesto de responsabilidad política:
A – Cuanto
menos tiempo toque desempeñarlo, mejor.
B – Si está
bien pagado: ¡ que dure mucho!.
7 – Elija respuesta:
A – Si uno
quiere puede ponerse a cambiar las cosas.
B – No tiene
vuelta de hoja: él que manda, manda, y punto.
8 – Elija respuesta:
A – El
consenso político es producto del convencimiento personal.
B – El
consenso político es el resultado de la suma de votos.
9 – Elija respuesta:
A – Si un
cargo se eligiese por sorteo o, mejor aún, se rotase entre los interesados que
estuviesen capacitados, tú participarías.
B – En
semejantes condiciones no merece la pena jugárse a la suerte un cargo de simple
portavoz.
10 – Tan importante, o más, que ganar es:
A – Cómo se
ha ganado.
B - ¡
Sentimentalismos fuera!: lo importante, como sea, es ganar.
11 – Elija respuesta:
A – Cada
Pueblo su ordenanza, cada Casa su Costumbre.
B – La Ley
debe ser igual para todos.
12 – Para prestar una ayuda económica a alguien:
A – Lo
importante es que sea buena persona y que realmente lo necesite.
B – Lo
importante es, por si acaso, que tenga con qué responder.
13 – Con un amigo:
A – No le
importa ajustar los acuerdos de palabra.
B –
Prefiere hacerlo mediante un documento, porque nunca se sabe ....
14 – Elija respuesta:
A – No
basta con Amar; es preciso Obrar.
B – Lo
importante es Amar, porque las circunstancias no siempre permiten ni aconsejan
actuar.
15 – Si es usted vasco, elija respuesta:
A – Los
franceses y españoles nos tienen sometidos porque estamos desunidos.
B – Los
españoles y franceses nos tienen jodidos porque son más fuertes.
16 – Elija respuesta:
A – Con la
intención basta, pero solo para cambiar la valoración de un acto.
B – Con la
intención, basta.
17 – Elija respuesta:
A – El que
quiere, hace.
B – El que
puede, puede.
18 – Elija respuesta:
A – La Persona
se hace en la Sociedad.
B – La
Sociedad hace a la Persona.
19 – Elija respuesta:
A – Hay mil
maneras de hacer las cosas.
B – Cada
cosa tiene su manera de hacerse.
20 – Elija respuesta:
A – Sabio es
el que sabe enseñar.
B – Sabio es
el que sabe.
21 – En una actividad deportiva:
A – Para
quedar satisfecho, hay que disfrutar.
B – Para
quedar satisfecho hay que ganar.
22 – Al que tiene necesidad:
A – Si no
puede valerse por sí mismo, y pide ayuda, hay que ayudarle.
B – Hay que
ayudarle.
23 – En las convocatorias electorales:
A – Como
solo nos dejan participar en eso, que voten éllos.
B – Votar,
siempre es mejor que nada.
24 – Practicando deporte:
A – Es
preferible jugar a gusto y perder, que jugar mal y ganar.
B – Jugar
mucho o poco, bien o mal, lo que realmente importa es el resultado.
¿ Verdad que no es gran cosa este test? Lo sé, pero
contabilice sus respuestas. Si tiene mayoría de A, creo que es usted auzókrata.
Si ha obtenido mayoría de B, es usted civilista.
Si está usted conforme con esa manera de ser, bueno será
que no olvide lo de poner sus barbas a remojo. Sabido es que el pelo húmedo, al
ser arrancado, duele menos que si está seco.
Por el contrario, si aunque usted no sepa explicarlo,
siente que le gustaría cambiar de actitud, no se apure tanto, ya que los ha
habido con esa inquietud, muchos antes que usted.
Lea cosas referidas a Buena gente, hable con Buena gente,
comparta con Buena gente, haga cosas con Buena gente, cuantas más mejor.
Acuérdese del “Amaos los unos a los otros ...”, de la recomendación de
Goethe, “no basta con saber hay que
aplicar el saber. No basta con amar hay que obrar”; del refrán anónimo, “el camino del infierno está empedrado de
buenas intenciones” y del consejo del rey de Mitilene, “ Contra el
hombre malvado, debe salir el Honrado bien armado”. Medite bien cómo
defenderse de la mala-gente, no es tan difícil: ¿con solo recordar a
Fuenteovejuna o al Alcalde de Zalamea no será suficiente? Sufra, disfrute,
trabaje y descanse con sus Vecinos culturales.
Por lo demás, tiempo al tiempo, porque en un proceso
auzokratizador lo importante es la actitud y ésta no se puede cambiar de la
noche a la mañana, salvo en casos traumáticos.
Anímese y recuerde, por ejemplo, que Domenjón de Andía,
mejor conocido como Ipuzkoako erregia (de
Ipúzkoa el rey), el hombre más
odiado por los Andikis guipuzcoanos y el más respetado por los auzókratas del
siglo XV, estuvo años al servicio de Juan II el Usurpador y Filicida (por
partida doble).
Don Pedro de Nabarra, asesinado en Simancas por orden de
la Cesárea Majestad del Sacro Imperio Romano del siglo XVI, fue jefe del
partido agramontés, gracias al cual Juan II pudo hacer gran parte de lo que
hizo. Francisco de Vitoria, considerado
el Padre del Derecho Internacional, a quién la misma Cesárea Majestad del Sacro
Imperio Romano prohibiera impartir clases en la universidad de Salamanca y
quemara todos sus escritos, era miembro de aquella iglesia imperial, cuyos
pontífices se cubrían de armaduras o nombraban cardenales a sus hijos, a veces
con solo 9 añicos.
Francisco de Xabier nació en el seno de una familia
Andikil adscrita al partido agramontés.
D’Etchepare fue sacerdote de aquella iglesia imperial y
firme partidario del Católico rey, Fernando.
Axular estudió su carrera de cura católico en la
universidad de Salamanca en la que, según la tradición oral post’ibérika,
impartía clases el Diablo.
Larramendi el “Jesu’ETA”, fue profesor de Filosofía en
Palencia y de Filosofía y Teología en la de Salamanca; por si esto fuera poco
civilismo, también fue confesor de la reina María Ana de Neuburg, viuda del rey
Carlos II de Castilla y de otro montón de sitios.
Durante una buena época de su vida, Iztueta el
folklorista de Gipúzkoa, fue “alguito peor que un viva la virgen”.
Tomás Zumalakárregi hizo su carrera militar en el ejército
español; después de jubilado fue cuando salió a flote el auzókrata que llevaba
dentro.
Iparagirre el Bardo fue cualquier cosa, siempre alejada
de los tópicos vascos: gudari a los 14 años; cantautor revolucionario expulsado
de Francia (la Sirena de los Motines le llamaban sus detractores); exilado en
América durante 20 años, poeta, amante multi-procreador de hijos, etc.
J. B. Elizanburu hizo su carrera militar en el ejército
napoleónico y llegó a ser capitán de granaderos de la Guardia Imperial…. Ojo, con
tal solo 22 años.
Antoine Abadía nació en Irlanda, su madre era de aquella
nación, vivió la mayor parte de su vida viajando por el mundo al servicio de la
ciencia y entre sus amigos contaba con Napoleón III.
Sabino Arana, además de carlista per accidens, fue un
apasionado de la caza mayor; solo los contundentes golpes de su conciencia
eúskara lograron mantenerlo al servicio de la regeneración de los aborígenes
pirenaicos.
Arturo Campión estudió en la universidad de Oñate
(civilista “a más no poder”) y se hizo abogado (civilista, por supuesto) en
Madrid. ¿ Tremenda “base de datos” para forjar a un eúskaro de pro como él,
no?.
José Miguel Barandiarán hizo la carrera de cura católico
en Euskolandia, pero fue en la universidad de Leibnitz (vivero del
intelectualismo marxista) donde un agnóstico (Wündt) le encaminó al estudio de
su cultura aborigen. ¡ Gracias, profesor Wündt!
Lector predispuesto a la Auzokrazia: ¿estará usted
impregnado de cargas, rémoras, lastres y vivencias tan civilistas y mayúsculas
como las que remontaron los auzókratas recién reseñados?
EPILOGO
No puede haber
bosque sin árboles. Es impensable una panadería sin panaderos ni una
re’evolución sin re’evolucionarios. ¿Podrá existir Eskualherria sin eúskaros?
No puede considerarse eúskaro a quién abandone los postulados del principal
elemento de cultura de una etnia, en nuestro caso, el Gizabidea. La Auzokrazia
es una de las consecuencias sociales del Gizabidea.
F I N
Bibliografía
Cuadernos de las
Cortes del Reino de Navarra.
“Annales del Reino
de Navarra”, por los rvdos. Jesuitas, Moret y Alesón.
“Corografía o
descripción general de la Muy Noble y Muy Leal Provincia de Guipúzcoa”,
por el rvdo Jesuita Manuel Larramendi.
“El doctor Peru Abarka, catedrático de la lengua
bascongada en la Universidad de Basarte o Diálogos entre un rústico solitario
bascongado y un barbero callejero llamado
Maisu Juan.”, por el rvdo
Juan Antonio Mogel y Urkiza.
“Los vascos; apuntaciones sobre un viaje por el País
Vasco en primavera del año 1801”, por Wilhem F. Von Humboldt.
“Diccionario Geográfico-Histórico de España”, año
1802, por la Real Academia española de la Historia.
“Diccionario de Antigüedades del Reino de Navarra”,
por José Yanguas y Miranda.
“Diccionarios de los Fueros y Leyes de Navarra”,
por José Yanguas y Miranda.
“Nabarra en su vida histórica” y Obras Completas,
de Arturo Campión.
“Etnología vasca”, por Telesforo Aranzadi.
“Euskalerriaren Yakintza”, por el rvdo R. M. De
Azkue.
Obras Completas de don José Miguel de Barandiarán.
Obras Completas de Sabino Arana Goiri.
“Euskaldunak”, por Nicolás Ormaetxea.
“Euskaldunak”, enciclopedia temática, de la
Editorial Etor.
“Enciclopedia General Ilustrada del País Vasco”,
de la Editorial Auñamendi.
“Lehen Euskal Herría”, por Jesús Altuna.
“Una geografía diacrónica del
euskera en Navarra”, por Ángel Irigaray.
“El mundo ibérico pirenaico”, por Julio Caro
Baroja.
“Inglaterra y los Vascos”, por don Manuel de
Irujo.
“El igualitarismo vasco: mito y realidad”, por Alfonso
de Otazu y Llana.
“Alava durante la invasión napoleónica, reconversión
fiscal y desamortización”, por José Mª Ortiz de Orruño.
“Amerikanuak; los vascos en el Nuevo Mundo”, por
Jon Bilbao y William Douglass.
“ Larrondoa”, ensayo de novela etnohistórica de
los años 1450 a 1463 del Reino de Navarra, por Odón Ulibarrena Iroz.
“ Eskualdunak, aborígenes europeos: ¿en peligro de
extinción?”, por Odón Ulibarrena Iroz.
Muy interesante. Quisiera leer más. Animo. Gracias.
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