AUZOKRAZIA

¿Un sistema de gobierno …o … 

una aptitud para autogobernarse?



ENSAYO ETNOLÓGICO-HISTÓRICO

Por Odón Ulibarrena Iroz.
Valencia, Estado Carabobo, Venezuela, 17-12-2008


Ataun, 17 de julio de 1985.
A Odón Ulibarrena Iroz, Jauna. 
A Berrioplano. 
Mi amigo! 
Ahí le envío a ud su trabajo. Me parece bien. 
Siga ud en ese camino.
 Mis recuerdos a todos sus familiares. 
Reciba ud mi saludo de corazón
 José Miguel de Barandiarán. 

             ÍNDICE


  •  Introducción
  • Algunos conceptos fundamentales                                             
  • Principios básicos de la Auzokrazia                                          
  • Aproximación a los orígenes de la Auzokrazia           
  • Una resistencia bi-milenaria                                                           
  •  Presente y futuro de la Auzokrazia                                                     
  • TEST: ¿Es usted Auzókrata?                                                    
  •  Bibliografía           








INTRODUCCIÓN


                Me he tomado la libertad de aplicar el concepto Auzokrazia a la actitud para el autogobierno que tienen los Vecinos en muchos lugares de Euskolandia, intentando que no se confunda esta peculiaridad de la cultura eúskara con los sistemás políticos al uso o, usados. Auzo, en vascuence significa Vecino o Vecindario por derivación de auz, ceniza o, mejor  dicho, resto de fuego del hogar. Krazia, viene a significar en griego sistema de gobierno.

¿Podrá tener alguna importancia el punto de vista de un etnógrafo eúskaro, exiliado desde 1986?. Espero que la lectura de este trabajo no sea una total pérdida de tiempo para el lector porque considero un deber redactarlo, dado que el Civilismo avanza, sin apenas resistencia, por el Pais de los Vascos, Eskualherria; que no es la tierra donde están asentados, (a la que denomino Euskolandia para delimitar ámbitos físicos y culturales), sino las gentes que viven conforme a los valores de los eúskaros, el Pueblo Aborigen por antonomásia del sur de Europa.

      Don José Miguel Barandiarán decía que el eje motriz de toda investigación etnográfica debía consistir en vivir lo que se pretende conocer. Goethe escribió que no era suficiente Amar, que era preciso Obrar.  Yo soy de la opinión, además, de que solo con la voluntad no basta.
                He decidido dar mi opinión etnológica en torno a un tema, que sin ser el principal, se puede llegar a inmiscuir en todos los ámbitos de acción de un pueblo. En efecto, la política profesional tiende a inmiscuirse en todo lo que piensa que puede acrecentar su fuerza dominadora. Este fenómeno pertenece a la mentalidad Civilista y si sus negativos efectos no resultan evidentes para la mayoría de la Buena gente, hoy por hoy, es porque la magia (estoy hablando muy en serio) de dicha mentalidad está apoderándose de todo, en detrimento del Naturalismo.

Creo que la Buena gente, en general, y los eúskaros en particular, tienen que tener a su disposición los puntos de vista y conclusiones de la ciencia etnográfica, que es ni más ni menos que su propio saber, para poder contrastar (por lo menos) las rotundas aseveraciones del Civilismo, toda vez que la Historia viene a demostrar las funestas consecuencias que ha ocasionado dicha mentalidad a los Pueblos que optaron por sus postulados de Vida.
Antes de entrar en materia creo preciso aclarar algunas cuestiones desde los fundamentos mismos, es decir, desde los conceptos básicos.

                1- ALGUNOS CONCEPTOS FUNDAMENTALES   

                La Etnografía es la ciencia que  se ocupa del estudio de los Pueblos o Etnias.
                Un Pueblo es un grupo humano que tiene una misma cultura; siendo un hecho que sus miembros pueden ubicarse y extenderse en territorios que no son homogéneos ni tan siquiera contiguos o unificados. Pueblo y Estado no son sinónimos en absoluto: Hebreos, Gitanos, Lapones, Wayüu ( Goajiros), Yanomamis, Eúskaros,... etc., son una buena prueba de ello.
                Aunque solo sea de pasada conviene advertir que no hay que confundir la Cultura de un  Pueblo con los diversos sistemás civilistas que han podido imperar en sus territorios: faraonismo. bramanismo, budismo, helenismo, romanismo, incaismo, islamismo, catolicismo, comunismo, yanquismo, capitalismo, ..Etc., forman parte de un mismo sistema (Civilismo) a pesar de sus aparentes discrepancias o peculiaridades. Me disculpo ante el lector fecundo por no dar más explicaciones respecto a por qué considero que todos esos sistemas fueron iguales en esencia. Es un tema colateral respecto de mi intención.
                Desde mi punto de vista y en lo que atañe al objetivo de este trabajo, el Civilismo que ha hecho mella en la Etnia Eúskara es el sistema social basado en los valores de la Civitat por excelencia: Roma. Esta Ciudad-Imperio fue capaz de absorber todos los sistemás, saberes y estrategias conocidas, capaces de hacer vivir a unos pocos a costa de la mayoría.
                La Etnografía entiende como Cultura al conjunto de respuestas que un Pueblo da a los problemás que la Vida plantea. Cultura, como conjunto de conocimientos adquiridos por las personas o actividades para el ocio no es sino un sucedáneo conceptual de la verdadera esencia de dicha expresión. Esto debe quedar muy claro.
                Es fundamental tener en cuenta que estos Problemás de la Vida son de dos tipos: tipicamente humanos y los que no lo son; es decir, aquellos que los humanos comparten  con otros seres de la Naturaleza. Así, por ejemplo, inertes y animados, todos los seres estamos sujetos a la fuerza de la gravedad, a la vitalidad del sol, al equilibrio del planeta y a otra gran gama de leyes cósmicas y de la Naturaleza.
                De entre los animados, no solo el humano debe atender a su sobrevivencia, que es la esencia de la economía; por lo tanto, cómo se las apaña un Pueblo o una persona para sobrevivir no es lo más importante para la etnografía, ni debería serlo para quién cultive dicha ciencia. Porque no es lo genuinamente humano.
                Pero no es solo la economía sino que muchos animales también tienen en común con los humanos el problema de relacionarse con sus congéneres (sociedad) o de intercambiar noticias, ideas, deseos, etc.., o lo que es equivalente, hablar. Por lo tanto, ni la organización social ni el lenguaje forman parte de los problemás exclusivos de los humanos.
                Sin embargo, se supone que solo el Hombre tiene un problema exclusivo. El ser Humano es el único que se plantea “qué o quién es”. El Eúskaro, por lo tanto, también se pregunta a sí mismo,  ¿qué soy yo?; ¿cuál es mi destino?; ¿a qué dedicaré mi vida?.
                Según don José Miguel de Barandiarán (a quién profeso la veneración de Maestro) la respuesta mayoritaria a este problema exclusivo de los humanos, y por esta razón realmente digno de investigación y consideración, es: ez gara gure baitan, beste baitan baiño, o lo que es parecido: no dependemos de nosotros mismos, sino de Otro que nos transciende.
                En la Cultura Eúskara se conoce a ese Otro con diferentes nombres, siendo los más comunes, Jainko y Jaungoikoa; que viene a significar El de lo alto, aunque no conviene olvidar que Goiko en dialecto roncalés (uno de los más arcaicos, de total raigambre pastoril) significa, Luna.
                Al camino para conducirse en la Vida conforme al Destino Elegido se le conoce como Gizabidea que literalmente significa, El Camino del Hombre. Este modo de comportamiento vital ha sido el verdadero nexo de unión entre las generaciones eúskaras, como si dijésemos el tronco, complementado con diferentes ramás, siendo las más importantes, las relaciones sociales (Usos y Costumbres), el Idioma (Eskuara o Euskara) como vehículo de transmisión de conceptos culturales y Burjabetasuna (la Conciencia de la Etnia).
   Creo conveniente añadir que el gentilicio propio de estos aborígenes pirenaicos, Eskualdunak, no significa en esencia, tal y como se acepta desde finales del siglo XIX, “él que posee el vascuence”, sino “él que se comporta conforme al modo eúskaro”. Así, Euskara o Eskuara (en los dialectos de raigambre pastoril, los más arcaicos), no es más que en apariencia el idioma de los Eúskaros, ya que en esencia y etimológicamente, es el modo o manera de Eusk-Esku, que significa mano, pero interviniendo en numerosos y vitales conceptos.
Me parece necesario ser más explícito a este respecto. Por ejemplo, Eskubideak (lit. caminos de la mano) significa, Derechos sociales. Nire eskukoa naiz (lit. de mi mano soy), equivale a Independiente o Libre. Eskuz aldatu (lit. alejar de la mano), cambiar de dueño. Eskugo (lit. de la mano) y Esku-eskuan (lit. a mano, al alcance de la mano), es igual a Facultad o Derecho. Eskua-kendu (lit. la mano quitar), usurpar facultades. Eskualdi (lit. junto a la mano), parcialidad, tomar partido y también, autoridad. Eskuzikin (lit. mano sucia), ladrón. Esku-arrantza, justicia catalana, tomarse la justicia por su mano. Eskungain, Eskuarte, recursos para emprender algo. Eskuartu, participar; usurpar derechos. Eskupetik, en secreto. Eskusartu, intervenir. Eskuhatz, impronta, huella, impresión.  Eskudantza, destreza, atrevimiento, coraje. Eskudun, ministro, persona dotada de autoridad. Eskuera, jurisdicción. Eskuerakutsi, muestra de cariño. Eskuetaratu, pelear. Eskugarbi, persona sin vicio de robar. Eskugeiko, libertino. Eskugizen, dadivoso. Eskugorde, mezquino. Eskuikune, potencia, poder. Eskukatu, manipular. Eskukotasuna, Libertad. Eskumende, potestad. Eskumuiñ, Eskumun, recuerdo, salutación, encomienda. Eskuordeko, copista. Eskupean, en secreto. Eskupeko, súbdito. Eskuperatu, someter. Eskura, cómodamente. Eskurakats, indomable. Eskurakoi, dócil. Eskurandu, apropiarse, conseguir. Eskurantza, facultad, derecho, autorización. Eskuratu, convencer. Eskuatsegiñ, afable. Eskutu, oculto. Eskukhaldi, ayuda.       
                Sin reflexionar y profundizar en éstos y otros conceptos idiomáticos de alto valor cultural que la etnografía eúskara nos brinda, será imposible conocer, ubicar y describir en su debido contexto, forma y valor, las tensiones, agresiones, autodefensas y consecuencias retroevolutivas que el Civilismo ha ocasionado  y sigue ocasionando en la Cultura de los aborígenes sur-europeos por excelencia, desde que las botas de los legionarios cartagineses y  romanos comenzasen a hollar el gran territorio que los eúskaros usufructuaban, desde el Garona hasta el Macizo Ibérico.
                 Los Romanos y los cartagineses, sin ningún género de duda, no fueron los primeros civilistas que hollaron dicho territorio pero, del mismo modo, sí fueron los primeros en forzar una aculturación retroevolutiva, merced a su devoción por la fuerza, bruta o sutil, como medio de saciar sus ideales de Vida.

                2 – PRINCIPIOS BÁSICOS DE LA AUZOKRAZIA
                En 1982 se impuso civilistamente, es decir, a la fuerza, el sarcarsticamente llamado “Amejoramiento del Fuero”. Utilizo esta expresión porque ese enjambre de leyes no solo no “amejora” nada sino que “apellora” mucho con respecto a los contenidos forales.
-          “Que solo a falta de Fuero se juzgue por el derecho común”; Libro I, Tit.3, ley 1, Novísima Recopilación (N.R.)
-          “ Que las órdenes reales dadas en agravio de las Leyes del Reino, aunque sean obedecidas no sean cumplidas”; Lib.I, Tit.3, ley 2 (año 1514).
-          “...si el Rey faltare a lo jurado, ó en parte de ello lo contrario hiciere, los Tres Estados, y el Pueblo de Navarra no son tenidos de obedecer en aquello que contraviniere en alguna manera...”. Juramento real de rigor vigente en el Reino de Navarra hasta el año 1841.
-          “ Por razón de la yunta está exento el labrador de ser soldado excepto para la defensa del reino”; Lib. I, Tit. 31, ley 9.
-          “ Guárdense las leyes que disponen que en todas las causas de los navarros, solo pueden conocer los tribunales de la Corte y Consejo, y los Alcaldes ordinarios; y no los Virreyes, ni hacer prisiones, ni echar multas, ni dar comisiones para ello”; Lib.I, Tit.8; ley 27.
-           
........Y así pudiéramos seguir páginas y páginas. Pero hay más, mucho más, porque el referido engendro civilista no fué sometido a referéndum: ¿cómo se denomina al régimen gubernamental que impone una constitución?.

                Ese mismo año de 1982 había concebido la idea de crear la Fundación Mariscal don Pedro de Navarra, y no por mera casualidad. Tenía conocimiento de ciertos aspectos del futuro codicilo navarro y me “obsesioné” con la idea de que nuestra Fundación emanase del contexto foral, a pesar de lo hiper devaluado que estaba el Fuero.
                Lo conseguimos y además, la Excma. Diputación Foral de Navarra tuvo a bien otorgar la calificación de Interés Social a la entidad, tal vez porque no en vano eran luengos y reconocidos los esfuerzos del Museo Etnográfico Nabarro que nuestra familia mantenía en la Casa Napartxo de Berriobeiti-Berrioplano.
                Supuse, con acierto, que la depauperación del Auzokratismo iría en aumento; crecerían las atribuciones de la entente Civilista (Gobierno-Parlamento-Leyes) y disminuirían las Auzokráticas (Batzarreak-Juntas de Concejo Abierto-Usos y Costumbres). Ahora bien, confieso que jamás llegué a sospechar que el civilismo navarro persistiera en su centenaria intención de erradicar cualquier vestigio vigente del institucionalismo auzokrático. Si no recuerdo mal, la disolución de los Concejos Abiertos sucedió en el año 1991, merced a un decreto de un gobierno socialista navarro.
                Vivía yo en una finca solitaria de la inmensa sabána del estado Anzoategui (Venezuela) y mi pesadumbre era grande. Escribí a muchos conocidos, amigos y entidades, quedando atónito ante la falta de interés por el transcendental hecho: ¿no tenía importancia que los civilizados privasen a los aborígenes del Pirineo de su genuino orden institucional?. ¿No contempla el Ecologismo las alteraciones sociales impuestas a los aborígenes?.
                Perplejo quedé ante el silencio de la Sociedad de Estudios Vascos.
                Formé parte de esta institución desde el primer momento de su restauración, bajo el decidido impulso del Sr. Zumalabe. Cuando en 1978 (no estoy seguro de la fecha exacta), don Juan Carlos I de Borbón hizo donación de las Bárdenas (apodadas Reales) a los pueblos congozantes, impulsé reflexiones acerca del tema en la sección de Etnografía, llegando a redactarse una carta    que fué enviada al monarca y en la que se le hacían constar dos cosas: 1- que el gesto le enaltecía; y 2- que dicho acto no era válido. En primer lugar porque el no era legalmente rey de Navarra; y en segundo término porque la Bárdena, según el ordenamiento legal que les dió nacimiento (Fueros de la monarquía del Reino de Pamplona) y en plena concordancia con los Usos y Costumbres de los aborígenes, era propiedad de los Nabarros, de suerte que los monarcas no fueron (o debieron ser) sino usufructuarios temporales sujetos a diversos condicionamientos. Esto podía comprobarse a través de los títulos 1 y 2 del Libro I, y del título 2 del Libro 2, ambos del Fuero General del Reino de Navarra. Conforme al cap. 13 del título 4 del Libro 2 de dicho código civilista, los bienes de usufructo   no se pueden vender, cambiar, empeñar ni enajenar. El Fuero General especifica que “... el Rey debe casar con el Reyno...”; lo cual, según don José Yanguas Miranda, equivale “. a llevar el reino en dote..”. Por si esto no fuera suficiente, conforme a los Usos y Costumbres aborígenes y a las leyes civilistas (Fuero General, Lib.2. Tit.4, cap. 3 y 4), no se pueden donar, vender ni enajenar los bienes de abolorio y patrimoniales.
                 Desconozco si hubo respuesta egregia pero recuerdo que las Cortes Españolas anularon la donación real; no por conocimiento, ni mucho menos reconocimiento del ordenamiento jurídico navarro u aborigen, sino por mero interés militar y de lucro, pues en el territorio bardenero funciona un polígono de tiro para la aviación de U.S.A., OTAN y de España.
                Con la anulación de las Juntas de Concejo Abierto (Batzarreak en lengua aborigen) el jaque mate del civilismo navarro a la Auzokrazia eúskara parecía inevitable.
                ¿Resistirían los auzókratas o se dejarían llevar por la corriente?.
                No cabe duda de que el flagrante abuso ponía a prueba el vigor de la Auzokrazia en Nabarra. Mis inquietudes al respecto fueron tan grandes como mis esperanzas, ya que la corriente mental de que “él que manda, manda”, siendo mayoritaria, no había desterrado al naturalismo cultural de los eúskaros, incrustado con firmeza en el ADN de muchos Vecinos, que desde la óptica civilista eran españoles, vascos, franceses, nava-ricos, e incluso, nabarros.
                “El que espera, desespera”, reza un refrán y las respuestas tardaron en llegar pero, al fin, me trajeron el alivio que anhelaba. Los Auzókratas habían encontrado, ¡ una vez más ¡, el modo de sobrevivir al acoso civilista nava-rrico. Consiste éste en que siguen asistiendo a las Juntas de Concejo, como de Costumbre, todos los Vecinos interesados en las cuestiones sociales, debatiéndose los temás con voz y voto, conforme al Uso; siendo la única novedad que en el Libro de Actas concejil, en vez de firmar todos los asistentes a la sesión, solo lo hacen los cinco que la ley civilista navarra impone.
                Paralelamente a este recurso auzokrático de subsistencia se fueron conformando listas electorales a Concejos con Vecinos que solían votar en las elecciones civilistas por diversos partidos políticos. En el caso de la Cendea de Ansoain, por ejemplo, se formaron listas con personas que votaban AP o HB.
                A quién le pueda parecer extraño este fenómeno debo señalarle que dicho comportamiento es conforme con la experiencia milenaria de cohabitación forzosa a la que ha sido sometida la Auzokrazia por el Civilismo. Insisto en que fué forzosa dicha cohabitación; acosando los Civilistas, defendiéndose los Auzókratas.
                Pareciera que la pugna entre civilizados y culturizados sea un fenómeno relacionado con la selectividad humana, toda vez que la Naturaleza lo permite.
                Pero, la Historia, la Arqueología y la Etnografía nos demuestran que no son precisamente los agresivos quienes sobreviven, ya que multitud de Pueblos, en todo el Planeta, han sobrevivido a las civilizaciones que les acosaron. De todos modos, en el capitulo 5 se ahonda un poco más en este aspecto de la cohabitación institucional forzosa entre los civilizados y los culturizados.
                La Fundación Mariscal don Pedro de Navarra era consciente de que el arte popular estaba en peligro, como el resto de las tradiciones, pero el Gizabidea también lo estaba. Los recursos humanos y financieros del Grupo de Investigación Etnográfica del Museo Etnográfico Nabarro (obra cumbre de la Fundación) eran precarios pero tangibles. Sin embargo, y debido a la perentoria situación, decidimos buscar alianzas con entes similares, razón por la cual presenté a la Sociedad de Estudios Vascos un proyecto para investigar en común las Relaciones Vecinales tradicionales, conforme a un cuestionario específico desarrollado por el Grupo. Dicha Sociedad estaba muy interesada en que la sección de Etnografía hiciese investigaciones temáticas por todo el País Vasco. Hubo una reunión en Campezo (Araba). Se presentaron dos proyectos: el auspiciado por la Fundación nabarra y otro del instituto Labayru, que proponía recopilar datos acerca de las fiestas religiosas populares. Discutidos ambos, se sometieron a votación, resultando elegido, por gran mayoría, él del instituto vizcaíno, quedándome el consuelo de que tanto don José Miguel Barandiarán como Fermín de L. y su esposa, votasen a favor del de Relaciones Vecinales.
                La Fundación nabarra renovó esfuerzos y pudo dar comienzo a la investigación que tanto nos preocupaba, dado el precario estado de las Relaciones Vecinales, que en tantos aspectos están relacionadas con el Gizabidea (Humanismo al estilo eúskaro).
                La guía-cuestionario utilizada constaba de los siguientes capítulos: 1- El Vecino, 2- Relaciones entre Vecinos; 3- Prestación de ayudas en labores; 4- Las fiestas; 5- Usufructos; 6- El dulero; 7- La iglesia y la escuela; 8- El Concejo, Batzarre o Junta; 9- El Auzolan.
                El capitulo 8, tan íntimamente relacionado con el institucionalismo aborigen, será desarrollado al completo más adelante.
                La recopilación de datos fué llevada a cabo en los valles de Erro, Araiz, Imoz, Juslapeña, Ezkabarte, Esteribar, Ollo, Goñi y en las Cendeas de Ansoain, Olza, Iza y Galar.
                En mi poder están los datos referidos al valle de Erro (completo) y a los de varios pueblos de las cendeas de Ansoain y Olza; el resto fué sustraído por la Guardia Civil del Reino de España cuando registró las dependencias de la Fundación Mariscal don Pedro de Navarra y nuestra Casa Napartxo, en abril de 1986. Los paramilitares “españoles” querían volver a detenerme (hubiese  sido la tercera vez en dos años) y no habiéndolo conseguido ( “Gato escaldado, del agua fría huye”, reza el refrán), irrumpieron con alevosía, nocturnidad y violencia física en la casa paterna de Xabia  (Alicante), antes de tomar represalias en Casa Napartxo, dónde también irrumpieron de noche y con el mismo procedimiento.Después de romper dos hermosas puertas (la de la Casa, del siglo XVIII, y la de acceso al Museo Etnográfico, del siglo XVI), revolvieron y requisaron a su antojo en el archivo etnográfico, los almacenes, el taller de restauración, las salas de exposición y las dependencias de la vivienda. Ni que decir tiene que no encontraron ningún material subversivo ni terrorista. Se trató, a fin de cuentas, de un mísero episodio más del acoso brutal que distingue al civilismo “español”.
                Sin embargo, mi memoria es lúcida; los datos que obran en mi poder, representativos; y la consulta al acerbo de don José Miguel Barandiarán, permanente, toda vez que conservo, “como oro en paño”, más de cincuenta horas de clases grabadas al Maestro. En lo sustancial, por lo tanto, no temo equivocarme.
                Los datos sintetizados de las investigaciones de campo realizadas en los lugares mencionados ofrecen las siguientes respuestas:
               
                8.1- ¿Quién puede y/o debe acudir a las sesiones?

                Por Uso y Costumbre, un miembro de cada Casa, que normalmente es el cabeza de familia. A partir de 1977, todos los mayores de edad. En contadas ocasiones acudían mujeres.
                Notas: No siempre recaía en el cabeza de familia la representación de la Casa, puesto que aún viviendo éste, se ha constatado la asistencia de algún pariente, generalmente el hijo/a destinado para la conducción de la Casa (heredero, no corresponde sino parcialmente al concepto eúskaro “etxerako seme·alaba). Se ha constatado la suplencia por medio de algún hermano. Es indubitable que el derecho de asistir a las sesiones era considerado, además, como una obligación, que en propiedad solo pertenece a la Casa, institución primaria de la Auzokrazia y baluarte de primer orden en la cultura eúskara.
            La novedad de poder asistir todos los mayores de edad se debió a una ley civilista emitida por el gobierno del Reino de España, sin consulta, ni mucho menos anuencia, de los aborígenes pirenaicos. Conviene resaltar a este respecto el “temor” que algunos auzókratas tuvieron de que las sesiones de los Concejos Abiertos se tornarían impracticables debido a la numerosa presencia vecinal que la ley civilista, supuestamente, provocaría,  en especial jóvenes, poco acostumbrados al institucionalismo auzokrático. Sin embargo, el número de vecinos concejantes no varió sino en ocasiones puntuales, cosa que ya venía ocurriendo desde la década de los 70. La razón de esta actitud hay que buscarla en el hecho de que la preocupación por los temás sociales tiene sus adeptos, más o menos, como cualquier otro elemento de cultura pués, a modo de simple ejemplo, siempre hay más espectadores que actores o futbolistas.

                8.2- ¿Qué temás son o deben ser competencias del Concejo?.
                Cualquier tema de interés Vecinal.
                Nota: No se ha constatado la existencia de temás considerados exclusivos de entidades “superiores” como los Ayuntamientos, Diputación o Gobierno central. Había, eso sí, una conciencia clara del ámbito en el que las decisiones tomadas por los Vecinos reunidos en Junta de Concejo Abierto, podrían ser respetadas o cumplidas por los entes aludidos.
               
                8.3- ¿Cómo se hacen las convocatorias?.
                En los pueblos pequeños el alcalde fijaba el día y la hora de las sesiones comunicándoselo a un Vecino y de Casa en Casa, a viva voz, se pasaba la convocatoria. En los pueblos grandes (+/- 250 habitantes), el secretario o el alcalde redactaban por escrito los temás a tratar, el día y la hora de la sesión auzokrática, pasándose el texto de Casa en Casa. Esta labor formaba parte del Auzolán (trabajo no remunerado en beneficio vecinal), rotándose entre las Casas el deber de pasar las convocatorias. Era Costumbre firmar en el texto para dejar constancia de haber sido informado de la sesión. Era éste uno de los casos en el que los niños o las niñas participaban de los deberes sociales, ya que solían ser ellos/as los encargados de dicho auzolan.

                8.4- ¿Cómo se desarrolla normalmente una sesión?.
                El secretario daba lectura al acta de la sesión anterior y los presentes que hubieren asistido a élla firmaban en el Libro de Actas concejil, en señal de conformidad. A continuación se debatían los puntos del orden del día, uno por uno. Existía un apartado final de ruegos y preguntas, pudiendo debatirse en el acto o posponerse para otra sesión lo que cualquier Vecino hubiese presentado a la consideración de la Junta. En ningún caso podía obviarse tratar los asuntos que de este modo se propusiesen.
               
                8.5- ¿Es costumbre tomar los acuerdos por unanimidad?.
                Sí; los acuerdos se tomaban por unanimidad.
                Nota: esta es una característica fundamental de la Auzokrazia ya que en los pueblos investigados no se ha conocido la toma de acuerdos por votación, salvo en contados casos. Causaba este proceder, a veces, largas discusiones cuando alguno o algunos, discrepaban de la mayoría; pero, al final, o se convencían de que la posición general era mejor que la de ellos o se conformaban con la decisión por ser ususal la creencia de que la mayoría suele tener razón. Yo mismo he sido testigo concejante de dicha Costumbre. Considerábase que la votación lleva consigo una cierta marginación e incluso abuso por parte de la mayoría hacia la minoría. De todos  modos, esta circunstancia solía ser esporádica porque raro es el asunto que no resultando bien, conforme al sentir general, no pudiera ser remediado. Llegado el caso, la estima del vecindario hacia el Vecino discrepante que había propuesto lo correcto crecía considerablemente. Se constató, también, que las opiniones de índole técnico solían ser respetadas por la mayoría.

                8.6- ¿Dónde se celebraban las sesiones?. ¿Cuándo?.
                En casa del alcalde o en la escuela. El día y la hora eran variables aunque se procuraba que molestase lo menos posible.

                8.7- ¿Existen comisiones fijas para asuntos concretos?.
                No. En pocos casos se han recogido datos  en los que una persona, de modo voluntario, se ha encargado de una misma labor durante años. Por ejemplo, don Cesáreo Amezgaray se ocupó de lo relacionado con el suministro de agua corriente en Berriobeiti-Berrioplano hasta que su salud se lo permitió.

                8.8- ¿De dónde son y como se les elige al secretario y al depositario?.
                Suelen ser Vecinos y se ofrecen voluntarios, por tener buenas aptitudes para la escritura o las cuentas. La Junta concejil debe confirmarlos en sus cargos. En casos excepcionales podían acudir a las sesiones el secretario del valle o cendea, en calidad de asesores, con voz pero sin voto.

                8.9- ¿Quién puede ser alcalde?.
                Cualquier Vecino; mayor de edad, que no sea mala persona o “le falte un hervor” (escaso de intelecto).

                8.10- ¿Cuándo, cómo, dónde, quiénes le eligen?.
                En los pueblos dónde existía costumbre de hacer elección, los electores eran un representante por cada Casa. El lugar era el habitual dónde se desarrollasen las sesiones concejiles. Habiendo más de un candidato, lo cual no era frecuente, se procedía a votar, siendo suficiente con mayoría simple. El nombramiento siempre se hacía en sesión de Concejo Abierto.

                8.11- ¿Es rotativo el cargo? ; ¿en qué condiciones? ; ¿puede rechazarse ?
                En la mayoría de los pueblos ha subsistido la costumbre de que dicho cargo de alcalde, rotase de Casa en Casa, cada dos, tres o cuatro años. Este procedimiento también se utilizó para la elección de los alcaldes en los valles compuestos por varios Concejos, de suerte que cada pueblo elegía al que sería alcalde del valle por turno.
                Solía hacerse una comida, llamada “de cuentas”, en el transcurso de la cuál  se hacía entrega del Sello, Vara y Libro de Actas del Concejo, por parte del alcalde saliente, al entrante.
                Nota: para tener una rápida perspectiva  histórica al respecto puede consultarse con provecho el Diccionario Geográfico-Histórico de España (1802), de la Real Academia Española de la Historia. En el capítulo 6 haré una referencia concreta de dicha obra.
                A partir de 1976 se constató la tendencia de substituir el sistema rotatorio intervecinal por el de elección.

                8.12- ¿Qué funciones tiene?.
                Concertar y organizar los asuntos del pueblo.

                8.13- ¿Puede adoptar acuerdos sin consultar al Concejo?.
                No; no puede.
                Nota: todas las respuestas fueron tajantes y del mismo tenor.
               
                8.14- ¿Ordena o es más bien un portavoz del Concejo?.
                Es un portavoz del Concejo.
                Nota: las respuestas fueron tan rotundas y uniformes como en el caso anterior.

                8.15- ¿Puede alterar un acuerdo del Concejo?, ¿y desconocerlo o incumplirlo? ¿Quién puede?
                No; en ningún caso. Solo la Junta puede alterar un acuerdo.
                Nota: las arbitrariedades del Civilismo con respecto a esta facultad auzokrática se podrían contar por centenas, tal vez por miles, pero nuestras investigaciones van dirigidas hacia el naturalismo eúskaro.
   
                8.16- ¿Cuántos Vecinos asisten a las sesiones? ; ¿suelen ser siempre los mismos?. Edad y sexo.
                Uno por cada Casa; casi siempre es el cabeza de familia, de avanzada edad y sexo másculino.
                Nota: este es uno de los aspectos formales que distingue a la Auzokrazia del Anarquismo, pues se ha equiparado a los Batzarrak-Juntas de Concejo Abierto con las Asambleas Populares, obviando el factor de que el concejante representa a las personas que viven en su Casa.

                8.17- ¿Cuándo y qué se hace el día de las cuentas?.
                Una vez al año se hace una comida, con o sin fecha fija, después de que el alcalde, junto al depositario y secretario, presente las cuentas y de que la Junta de su visto bueno.

                8.18- ¿Cómo se realizan el suministro y mantenimiento de luz, agua, correo, basura?.
                Por parte del Concejo.
                Nota: En este apartado suelen aparecer los encargados voluntarios para realizar las labores mencionadas. En todos los casos registrados, estas cargas no son sino una peculiaridad excepcional de la Auzokrazia que frente a una necesidad (Bearra, en idioma aborigen) busca en primera instancia, si algún Vecino puede solucionarla con poco estorbo. El caso fundó aforismo: “El que puede, debe”.
                Si álguien, pudiendo encargarse de una necesidad vecinal con poca molestia, no lo hacía, resultaba censurado por el vecindario, llegándose al caso extraordinario de rescindírsele el rango de Vecino, que conlleva la negación del disfrute de los bienes comunales. En boca de un informante de Orkollen: “Así de caro pagaban su mala leche los alrevesiaus”.

                8.19- ¿Hay algún tipo de relación con otros Concejos en cuanto a facerías, intercambio de patronos, mancomunidad de bienes, etc.?.
                Las respuestas varían mucho, ya que existen términos faceros comunes a dos o más Concejos, para el engorde de animales, cultivos, arbolado, pesca, caza, polígonos industriales, escuelas, viveros forestales, maestros, curas, cotos, canales de riego, etc. La equidad es siempre la nota a destacar en los casos registrados.

                8.20- ¿Se presta alguna ayuda o se dispensa de obligaciones a familias necesitadas, viudas, huérfanos, damnificados, etc.?. ¿Deben éstos corresponder de algún modo?.
                Sí; son muy variadas, aunque solo en el caso de que los familiares no puedan brindar la ayuda. Por ejemplo, las viudas (si no eran acomodadas) no solían enviar a nadie para suplirles en los auzalanes y se les solía rebajar a la mitad lo que tenían que pagar por los servicios públicos dependientes del Concejo.
                Esta  costumbre auzokrática fué desterrándose de las cendeas de la comarca de Pamplona, conforme estos servicios fueron asumiéndose por entes civilistas, tales como Aguas de Pamplona o Fuerzas Eléctricas de Navarra SA. Por cierto: muchos de estos servicios públicos, manejados por los Concejos al estilo auzokrático, fueron absorbidos a la fuerza o bajo engaño (en el caso de Berriobeiti-Berrioplano, las autoridades sanitarias hicieron creer a los Vecinos que el agua que consumían “de toda la vida”, no era potable). El Concejo de Berriobeiti-Berrioplano dispensaba del pago del agua a las viudas. Esto es impensable para los gerentes de Aguas de Pamplona.
               
                8.21- ¿Quién sustituye al alcalde?.
                A veces se nombraba un teniente-alcalde; cuando no era así, la costumbre variaba, pudiendo ser el secretario del Concejo, el alcalde anterior, el próximo, o incluso el Vecino más cercano al alcalde o algún amigo.

                8.22- ¿Existe algún tipo de seguro comunitario?.
                Sí; se dan muchos casos pero no suelen depender del Concejo. En lengua aborigen se conoce a estas asociaciones con el nombre de Lagun’arte (lit. entre amigos). En romance existe una posible relación con los de cofradía, mutua, hermandad, etc.
                Nota: - Don José Miguel de Barandiarán, por ejemplo, fué tesorero del Lagun’arte de su pueblo (Ataun) en diferentes ocasiones, por considerarlo un deber auzokrático. Por cierto; su sueldo era de 1’5 pts al año, y se pagaba para que los encargados no pudiesen alegar que no cobraban salario por su trabajo, excusando en dicho hecho, posibles indolencias o malas gestiones. Calculamos “a ojo de buen cubero” que estaban asegurados bienes muebles e inmuebles por valor de más de 1000 millones de Ptas., sin haber incluido el apartado relacionado con la salud de las personas que también solía ser contemplado por los Lagun’artes aborígenes, mucho antes de la implantación forzosa del civilista sistema de Seguridad Social.

                8.23- ¿Podía asistir el cura del pueblo o algún religioso a las sesiones de la Junta?.
                No; no podía asistir ningún clérigo de modo formal. En ciertas ocasiones les era permitida la asistencia, con voz pero sin voto.
                Nota.- Esta es una de las características vitales de la Auzokrazia que los entes civilistas nava-ricos alteraron, muy especialmente las Cortes Generales del Reino de Navarra, pues uno de sus estamentos (Brazos, en la jerga institucional navarra) estaba compuesto por autoridades eclesiásticas de alto rango (Eliz’andikis).

                8.24- Cuando se tocaba un tema que involucraba directamente a uno o más vecinos: ¿intervenían éstos personalmente en el debate?.
                Sí; se daban casos de disputas personales. Los implicados podían dar sus opiniones, incluso por separado si la cuestión era tirante, a la Junta concejil, pero debían ausentarse a la hora de la deliberación y resolución por parte de los concejantes, para que sus vecinos pudiesen decidir con apego a la Justicia verdadera, sin la coacción inherente a la presencia de los afectados.

                8.25- ¿Podía estar uno de estos vecinos representado ante el Concejo por otra persona o abogado?.
                No; no podía. En casos de enfermedad grave, por ejemplo, y resultando necesario escuchar al implicado, se podía posponer la deliberación hasta que recobrase la salud.


            3 - APROXIMACIÓN A LOS ORÍGENES DE LA AUZOKRAZIA.
            Habiendo descrito los rasgos fundamentales de la Auzokrazia y establecido que más que un sistema de gobierno es una actitud de las Buenas Personas para su autogobierno, nos será útil indagar acerca de sus orígenes. Para ello nos serviremos de la Etnografía, de la Historia, de la Lingüística, de la Arqueología, de la Etnología y de la Antropología Física.De nuevo me disculpo ante el lector fecundo por no dar más explicaciones pero este ensayo tiene un objetivo netamente divulgador y está enfocado a personas que por lo general no leen mucho de estos temas.

            Empecemos por Nabarra

            La Etnografía nos muestra rasgos fundamentales, vivos, de la Auzokrazia contemporánea: nuestra experiencia personal da fé de que dicha actitud humana para el autogobierno no procede del “Amejoramiento” del Fuero de 1982, sencillamente porque ya existía antes de la promulgación de dicho engendro navarro. Engendro que, por cierto, fué impuesto conforme al más puro ritual civilista (a la fuerza), por los políticos partidocráticos, sin consultar al que ellos mismos denominan soberano.

¿En que tipo de regímenes se admite como válida una nueva constitución sin ser refrendada por el pueblo?

            Sostienen los legisladores nava-ricos que el código que impusieron en 1982 a los nabarros peninsulares (no se debe olvidar la existencia de la Nabarra continental, anexionada por la República Partidocrática de Francia en 1792), tiene como ascendiente directo una ley de 1841, a la que apodan Paccionada.
            ¿Tenemos alguna constancia de la valoración que tenían los nabarros de dicha ley? Sí. La Historia nos brinda un documento magnífico del año 1893: el Libro de Honor de los Navarros. En este incunable está registrada la opinión unánime de TODOS  los Ayuntamientos y Concejos de “... la Patria, este antiguo y nobilísimo Reino de Navarra, hoy modesta provincia de otro que cometió el desacierto de empequeñecerlo, en vengativo homenaje a una suicida nivelación...” (pg 3). Por si la opinión de los representantes vecinales no fuese suficiente, en un caso de tanta magnitud, constan además las firmas de más de 100.000 nabarros  “... continuadores de una genealogía de hombres honrados que consideraron siempre como traición la menor debilidad y aún la breve tregua en la conservación del fuego sagrado de nuestros derechos...” (pg 4).
            A la ley de los nava-ricos de 1841 se hace referencia concreta en la pagina 3: “...proclamar, no precisamente el fuero mermado, no al simulacro de autonomía que representa la ley paccionada, sino al fuero íntegro, a la constitución fundamental que bajo la dinastía castellana conservó Navarra desde su incorporación...”.
            La Verdad histórica es que la aludida “ley de marras” fué suscrita por los civilistas nava-ricos de peor signo e intención, los Diru’Andikis, al cabo de una guerra frontal que, durante 7 años, los auzókratas sostuvieron con el civilismo francés, español, portugués e inglés.
Existen documentos del Foreing Office inglés que demuestran como tuvo que recurrir al engaño y a la traición, el mando militar civilista, para lograr que los auzókratas depusiesen las armas.  Veamos un ejemplo: “Mi opinión, fundada en lo que yo he visto y oído, es resueltamente, que los recursos de que dispone el Gobierno de la Reina son totalmente insuficientes para seguir la guerra en las Provincias del Norte y conducirla a termino victorioso ....El ejército carlista está abundantemente provisto...el de la Reina desmoralizado...” (Extracto del despacho número 10, del 27 de abril de 1835, dirigido por lord Eliot al duque de Wellington, extraído por don Manuel de Irujo de un ejemplar conservado en el British Museum, impreso en 1871 bajo el título “Papers relating to Lord Eliot’s Misión to Spain in the spring of 1835).
            Aquella “gente de Pasta” navarra, conforme a sus instintos, solo pensó en su bienestar material y por eso salvó la parte foral relacionada con la administración de los dineros públicos de los nabarros.
            Ahora bien, la felonía de los Nava-ricos va más lejos porque, como es habitual en el Civilismo, cuando su propia legalidad no les conviene, se la saltan “a la torera”. En efecto, el ente que suscribió “...el simulacro de autonomía que representa la ley paccionada...” no estaba autorizado para dicho hecho.  La monarquía española de la época no podía promulgar ninguna ley ni decreto sin el visto bueno de las Cortes Generales del Reino de Navarra; y, de la parte nava-rica, la Excma. Diputación era un ente de menor rango que las Cortes Generales, a quienes hubiese correspondido un acto de tal trascendencia como es pasar de Reino a provincia.
            Fué en el siglo XV cuando las Cortes Generales navarras crearon la Diputación y no creo que nadie pueda contrarrestar la opinión de don José Yanguas Miranda: “ Comenzó en el siglo XV, pero parece que entonces los encargos de los diputados se reducían a intervenir en la recaudación y distribución de los caudales que producían los donativos o subsidios que las Cortes concedían al rey...” . Don José copia íntegramente el documento en el que basa su afirmación en las páginas 268 a 271 de su Diccionario de Antigüedades del Reino de Navarra, habiéndolo extraído del Archivo de Tudela.
            Las Cortes Generales del Reino de Navarra se reunieron por última vez en el transcurso del bienio 1828-1829, sin haber comisionado a la Diputación del Reino para ningún acto relacionado (ni por aproximación) con dicha ley “paccionada”.

            Pero no es mi intención hurgar en los entuertos legalistas del civilismo navarro, sino averiguar si la Auzokrazia existía en aquélla época. Además de lo mucho que podemos ver en la actualidad con el auxilio de la Etnografía, son muchos los documentos que pueden probarnos la existencia de la actitud eúskara para el autogobierno. Sin embargo, me limitare a utilizar una obra que no resulte sospechosa de parcialidad pro-auzokrática, cual es el caso del Diccionario Geográfico de la Academia Española de la Historia, del año 1802.
            Podemos constatar de ese modo, por ejemplo, que eran los Alcaldes auzokráticos (mezcla de juez y policía actuales) los que se encargaban de impartir justicia a la mayoría de los nabarros, conforme a los Usos y Costumbres aborígenes. También comprobamos que su jurisdicción sobrepasaba a los Concejos Abiertos pero no así a los Ayuntamientos, salvo casos excepcionales dignos de investigación pormenorizada. En un valle de abolengo nobilista como el de Orba: ¿no es curioso que la Justicia fuese impartida por el Alcalde de Mercado de la ciudad de Pamplona? Más adelante veremos otros casos. Eran épocas en que la Buena Gente se unía para defenderse de los que vivían a costa de otros.

            Otro de los aspectos auzokráticos constatables en dicha obra es el método de elección de autoridades jurídicas y administrativas. Veamos algunos de esos datos, resumidos y clasificados por merindades.
            Merindad de la Montaña o de Pamplona:
            Ayuntamientos con sistema rotatorio entre Vecinos y Concejos para el otorgamiento de cargos: Odieta, Etxauri, Gulina, Anué, Olaibar y las Cendeas de Ansoain, Iza, Galar, Olza y Zizur.
            Ayuntamientos con sistema de elección vecinal: Ilzarbe, Arakil, Ergoyena, Larraun, Basaburua Mayor y Menor, Atez, Ezkabarte, Juslapeña, Ulzama, Bertizarana, San Esteban de Lerín e Imoz.

Villas de índole semi-civilista en las que los vecinos proponían al virrey de Navarra, o en casos excepcionales a un Andiki, tres de sus miembros para el nombramiento de Alcalde (juez-policía). Los Regidores (concejales) solían elegirse por sorteo entre los elegibles (inseculados) nombrados por los vecinos: Villava, Muruzábal de Ilzarbe, Obanos, Puente la Reina, Arbizu, Lakunza, Etxarri Aranaz, Betelu, Lanz, Urdax, Zugarramurdi y Sumbilla.
Villas auzokráticas dónde los Vecinos nombraban los cargos: Irañeta, Arano, Aranaz, Areso, Leiza, Goizueta, Ostiz, Etxalar, Lesaka, Bera de Bidasoa, Yanzi.

                        Casos especiales:
                        Pamplona: “Para el gobierno de la ciudad hay un cuerpo de ayuntamiento, compuesto de 10 regidores y un alcalde mayor que se nombran cada año. El alcalde no tiene voto sino en caso de empate o discordia, y así no asiste a las deliberaciones, pero sí a las funciones de ceremonia.
                        Para el gobierno y policía estuvo de muy antiguo dividida la ciudad en barrios, pero en 1741 á 22 de febrero se acordaron por el ayuntamiento las nuevas ordenanzas divididas en 35 capítulos, que aprobó el consejo real a 27 de octubre de 1749, y se imprimieron. Cada uno de los 20 barrios, en que se reparte el vecindario, tiene un prior que se elige por pascua de Resurrección, y a consultores que le señalan los vecinos de las personas de más capacidad y probidad del barrio. El empleo de los priores y sus asesores es anuo, y juran los electos en la casa consistorial la observancia de las ordenanzas.  ....”
Val d’Ollo: “...para su gobierno común hay un alcalde pedáneo a elección del valle, además de las justicias ordinarias que elige cada pueblo...Están exentos de toda derrama real, de faginas, trincheras del castillo de Pamplona, conducción de maderas y otras cargas, pagando 500 sueldos carlines por privilegios reales...”. 

            Valle de la Burunda: “En común están exentos de contribuir a las obras reales, reparos de castillos y acarreo de municiones por gracia de Felipe IV en 1630 y 1632. Alegose para el logro de ella haber tenido origen en este valle el reino de Navarra, sobre la fé de don García de Góngora y Torreblanca, y de una bula de Gregorio II del año 717, en que afirma haber elegido los navarros a Garcia Ximenez en la ermita de san Pedro de Alsasua...”.
            Valle de Baztán: “Todos los pueblos, excepto pocos, forman un concejo, y aprovechan de mancomun los pastos y montes. Hay un solo alcalde para todo el valle, y dura 3 años: elígelo el virrey de la terna que le hacen los vocales del valle: y el electo es tambien capitan a guerra (igual pasa en Arce, Roncal, Salazar, Aezkoa y Almiradio de Nabaskues), revistando en el trienio una vez el estado de las armas, y mandando el exercicio a los vecinos útiles que se juntan a este fin. Para los negocios menores cada pueblo nombra a sus regidores”.
            Valle de Araiz: “Su gobierno es de un alcalde ordinario que alternativamente se nombra de los pueblos, a elección de éstos. La justicia ordinaria la elige cada vecindario....Quatro familias de este pueblo (Azkárate) gozan vecindad foránea en Uztegui, y son las de Berazabarrena, Berazagoyena, Goicoechea y Elizaldea: la de Idiondo la goza en Arriba y Atallo...”.
            Valle de Basaburua Mayor: “Tiene unión para lo gobernativo con Imoz, y el virrey elige de la terna que de mancomun le presentan los dos valles, uno para alcalde primero. Cada seis años debe ser éste de Beruete. Por lo demás cada pueblo elige su justicia para lo económico y civil”.
            Valle de Imoz: “No reconocen los de estos pueblos otro señor que al rey, y tienen el patronato de sus abadías o rentas eclesiásticas”.

            Merindad de Estella:
            Ayuntamientos dónde permanecía el primigenio método por el cual todos los Vecinos se turnaban en los cargos: Lana, Ameskoa Baja y Yerri.
            Ayuntamientos con sistema de elección: de Mañeru, Santesteban y Allín o Lin.
            Villas de índole semi-civilista: Mañeru, Oteiza, Azagra, valle de Aguilar (excepto La Población, Genevilla-Uxana y Espronceda), Los Arcos, Armañanzas, El Busto, Sansol, Torres, Viana, Lerín, Cárcar, Dicastillo, Allo, Mendabia, Andosilla, Lodosa y San Adrián.
            Casos especiales:
            Valle de Goñi:”La jurisdicción de este valle pertenece al alcalde ordinario de Estella, quién conoce en todas las causas civiles y criminales. Las justicias locales turnan por casas en Goñi, Aizpún y Azanza; en los dos restantes (Munárriz y Urdánoz) las eligen éstos (los vecinos). Todos los regidores instruyen la sumaria de las causas, y en teniendo este estado, pende de su arbitrio remitirla, ó al alcalde de Estella, ó a la real corte. “
            En el valle de Ega, los Vecinos elegían a los concejales y la justicia era competencia del alcalde ordinario de Estella.
            En el valle de Guesálaz, unos pueblos se turnaban por Casas para los cargos y otros los elegían, pero la justicia dependía del alcalde ordinario de Estella.
            Algo similar ocurría en la villa de Morentin y la razón de todo ello está en los enfrentamientos frontales que los auzókratas tuvieron que mantener con los Señores, especialmente con los Eliz’Andikis (señores de almas vivir) y Ezpat’Andikis (señores de armas vivir). La Buena Gente se unió para combatirlos, tal y como ocurrió en Guipúzcoa, Alaba, Bizkaia, La Rioja, Aragón, Laburdi y Xiberua. ¿Tendrían conocimiento aquellos eúskaros de la recomendación del rey de Mitilene, isla del mar Egeo, recogida por Homero? Decía aquel rey, que molía su propio trigo: “contra el malvado debe salir el honrado, bien armado”.
            Observemos otros recursos auzokráticos para la autodefensa:
            Villa de Eztúñiga: “En 1º de noviembre de 1278 los de este pueblo, que se llamaba Estúñiga, por su autoridad se eximieron del dominio que hasta entonces reconocían á algún señor, y se sujetaron á los reyes de Navarra. “
            Villa de Espronceda: “Su actual población (hacia 1795) es de 207 personas con un alcalde nombrado por el virrey a propuesta de los vecinos. Estos, el año de 1324, usando del Fuero de Navarra, se eximieron de ser labradores de D. Gonzalo Martinez de Morentin y sus herederos, y eligieron por señor al rey D. Carlos I. El gobernador Alfonso de Robray los admitió a nombre de S.M. estando en Olite por el mes de junio, y les concedió el fuero de Viana, lo que aprobó el rey en París a 21 de marzo del año siguiente. “

            Villa de Genevilla: “Su vecindario, que es de 342 personas, propone al virrey para que elija alcalde. Hacia el año 1279 los vecinos de este pueblo lo abandonaron por los impuestos que les cargó Gerni de Amploputeo, merino de la reyna y castellano (que estaba al cargo del castillo) de Estella. Para reducirlos a su casa fué preciso reducir los impuestos todos á 2 sueldos sanchetes cada año y concederles por lo demás el fuero de La Guardia. “. Por cierto, el nombre aborigen de este pueblo es Uxana.
            Villa de Sesma: “ Nombran su justicia ordinaria de una manera singular por una costumbre inmemorial: júntanse en la casa de la villa las personas que han exercido empleos de justicia y los exercen; por auto ante escribano nombran de entre sí cinco electores; estos se entran inmediatamente en una sala, y hacen la elección de un alcalde ordinario y dos regidores a pluralidad de votos; entregan la nota de los electos al escribano, quién la lee, y sin esperar otra cosa toman la posesión de sus empleos, y empiezan a exercerlos. “. Me gustaría saber si esos electos se elegían entre el vecindario, con lo cual estaríamos ante un caso peculiar de auzokratismo, o entre algún sector de éste, con lo cual parecería evidente un caso civilista.

            Merindad de Tudela:
            Villas semi-civilistas: Barillas,  Monteagudo, Murillo y Corella.
            Villas civilistas, en las que algún Andiki (de armas o almás vivir) nombraba los cargos sin concurso de los moradores, a quiénes no otorgo la categoría de Vecino porque este concepto proviene de que al morador le tocará “la Vez” de ejercer el poder personalmente. Aclarado el punto, las villas eran: Ablitas, Cadreita, Carcastillo, Castejón, Cabanillas, Córtes, Mélida, Ribaforada, Tulebras, Urzante, Fitero y Fustiñana.

¿Convendría recordar que vivir en Cuba no implica ser comunista del mismo modo que vivir en USA no implica ser capitalista? De todos modos, un poco más adelante veremos unos datos que ilustran bastante bien el “civilismo” de ésas y otras villas.
            Villas auzokráticas: Arguedas, Cintruénigo, Fontellas, Murchante, Valtierra y Alesbes-Villafranca.

            Casos especiales:
            Tudela: “ Este privilegio, llamado comúnmente del tortum per tortum, por la extraordinaria facultad que en él se concede de hacer daño por daño, tomándose por autoridad propia la satisfacción de los agravios, que es de fecha de 17 de agosto de 1127, y fué confirmado por el mismo rey (Alfonso el Batallador) en 6 de septiembre de 1130, se halla en observancia; y así quando algún lugar, por cuyos términos corre el agua privativa de los de Tudela, riegan sus heredades pasa la ciudad con mano armada y bandera levantada á talarlas y tomar testimonio de haberlo executado así...Tambien había un merino, cuyo oficio ha recaido en los marqueses de San Adrián, un alcalde, un justicia y 20 jurados o regidores. El número de jurados fué reducido a la mitad y elegidos por cada una de las 10 parroquias que nombraba el suyo, hasta el año 1545 en que se dió principio a la inseculación y sorteo de oficios de república, y quedaron en 7 jurados, los quales desde el año 1512 usan varas de justicia, y desde el 1621 veneras de oro con las armas de la ciudad”.
            Ciudad de Cascante: “ Gozó el fuero del Lazio, fué municipio romano y batió monedas en tiempo del emperador Tiberio...No sólo fué célebre en tiempo de los romanos, sino también en el de los godos, y una de las que en el año 465 intercedieron con el papa S. Hilario á favor de Silvano obispo de Calahorra, que contra lo prevenido por los cánones había ordenado un obispo...D. Juan II (el Filicida) en el año 1452 la cedió a D. Diego Gómez de Sandoval, conde de Castro y de Denia, con todas las rentas de cristianos y moros, excepto la fortaleza, quarteles (contribuciones especiales, en dinero, para la monarquía) y alcabalas...Por un privilegio del mismo rey expedido en el castillo de Mallén a 13 de octubre del referido año, se revocó la donación hecha al conde de Castro en consideración a la repugnancia que manifestaban sus naturales, y se incorporó para siempre en la corona real...En 9 de febrero del año 1630 la había concedido (a la ciudad, es decir a sus vecinos) el mismo señor (Felipe IV) la jurisdicción civil y criminal por un donativo que le hizo de 17.000 ducados de plata doble. Para su exercicio hay un alcalde juez ordinario, que con quatro regidores componen el ayuntamiento: hay asimismo un padre de huérfanos encargado de cuidar de las necesidades de los pobres y de la enseñanza pública, y desterrar a los ociosos y mal entretenidos... Perteneció su señorío (refiriéndose a una fortaleza militar) y el del molino llamado del rey, á D. Luis de Beaumont y Dª Leonor, su muger, varones de Beorlegui, los quales le vendieron por precio de 15.000 ducados de oro de á 11 reales castellanos á la ciudad, entonces villa, como consta de la escritura que existe en su archivo, otorgada en 26 de febrero del año 1551...”.

            Merindad de Olite:
            Villas semi-civilistas: Olite, Tafalla, Artajona, Beire, Caparroso, Mendigorria, Milagro, Miranda, Murillo el Cuende, Pitillas, San Martín de Unx, Santacara, Traibuenas, Uxue, Falces, Funes.
            Villas civilistas (no dejar de tener en cuenta los datos que a este respecto vendrán un poco más adelante): Marcilla, “...con un alcalde y 3 regidores que elige el marqués de Falces á cuyo señorío pertenece la villa. “
            Villas auzokráticas: todas las del valle de Orba (judicialmente adscrito al Alcalde de Mercado de Pamplona), Barasoain y Berbinzana.
            Casos especiales:
            Larraga: “La duquesa de Alba nombra alcalde de lo civil y criminal, pero no exercen jurisdicción privativa, ni es reconocida por señora de la villa y con esta protesta reciben los alcaldes las varas. “.
            Peralta: “ La jurisdicción alta de la villa está incorporada a la corona, y se exerce por un gobernador que siempre lo es un sujeto de la primera distinción del pueblo, nombrado por el real consejo de Navarra: la jurisdicción civil pertenece al marqués de Falces, señor de la villa, que nombra un alcalde del estado general de labradores, y el gobierno político reside en su ayuntamiento, compuesto del alcalde y quatro regidores, los 3 primeros del estado noble y el 4º del general, que todos se sortean anualmente de sus respectivas bolsas (listas de elegibles confeccionadas por los miembros de esos status), y son confirmadas por el consejo del reyno...Con dos acequias...riega Peralta 17.000 robadas de tierra (unas 1600 hectáreas)...Tiene varios sotos y prados para pasto.  ...En el dilatado terreno de secano, ...hay algunas corralizas. Todo el restante es de aprovechamiento común entre sus vecinos y los de Funes, cuyos términos...se hicieron facería o comunidad, en consideración al extraordinario servicio que hizo la villa de Peralta, defendiendo dentro de sus murallas, a los de Funes, por haberse apoderado de esta villa el exército castellano...(en el siglo XIV) “.

            Merindad de Sangüesa:
            Ayuntamientos auzokráticos con el sistema de rotación de cargos entre Casas: Valle de Urraul Alto, Valle de Urraul Bajo, Romanzado, Val d’Erro, Valle de Izagaondoa, Val de Arce y Valle de Esteribar.
            Ayuntamientos auzokráticos con el sistema de elección: Almiradío de Nabaskués, Valle de Roncal, Valle de Salazar, Valle de Aezkoa, Valcarlos, Valle de Lizoain, Valle de Egüés, Valle de Arriasgoiti, Valle de Lónguida, Valle de Elorz, Valle de Unziti, Valle de Aranguren y Valle de Ibargoiti.
            Villas semi-civilistas: Sangüesa, Petilla de Aragón, Aviar, Arteta, Cáseda, Ayesa, Eslaba, Gallipienzo, Gardalain, Guetadar, Abaiz, Peña, Sabaiza, Sada, Roncesvalles, Besolla, Xabier, Lerga, Loya, Lumbier, Moriones, Rocaforte, Auritz-Burguete, Urroz, Huarte, Aoiz, Larrasoaña y Monreal.
            Villas auzokráticas: Julio y Tiebas.

            Casos especiales:
            Valle de Roncal:  “Todo el valle compone un cuerpo, sin reconocer por capital á ninguna de sus villas, para el gobierno económico y beneficio de los pastos, tierras y maderas de sus montes . En cada pueblo hay un alcalde que elige el virey de los tres sujetos que le proponen. Para los negocios que ocurren hay juntas llamadas de tabla, á las quales asisten todos los alcaldes con dos diputados de cada villa, y se celebran en la de Roncal por estar situada en el centro... El rey D. Sancho García en el año 822,... les concedió (sería más exacto decir, reconoció) y confirmó el privilegio de hidalguía y otras gracias particulares. Todas se hallan en puntual observancia...”.
            Este era uno de los muchos casos de cohabitación auzokrático-civilista. Permanece la esencia auzokrática pues los Vecinos eligen a sus representantes aunque con una “pincelada” civilista pues es una autoridad civilista la que elige a uno de entre los electos.
            Valle de Arce: “ No tienen capital; y aunque en su centro está el lugar de Arce, de donde toma su denominación, las juntas se celebran en Nagore, que tiene casa para este efecto, y en élla está el archivo, bandera, tambor, arcabuces y fusiles, porque todos los vecinos son soldados del puerto, mandados por el alcalde, que es su capitán, y se elige por el virey de 3 que se sortean de la bolsa de inseculados (elegibles nombrados por los Vecinos). Este mismo alcalde, un bolsero y 5 diputados que anualmente eligen éstos, son los que componen la junta de gobierno del valle. “. Por lo demás, cada pueblo elegía a sus regidores.

             Creo que con el repaso efectuado a uno de los aspectos de la Auzokrazia, cual es el sistema de concesión de los cargos públicos, hay más que suficiente como para admitir que dicha actitud aborigen para el autogobierno es anterior a la Ley “paccionada” de 1841.
            Sin embargo, conviene recordar algunos hechos muy cercanos a la fecha de publicación (1802) del Diccionario Geográfico de la Real Academia española de la Historia, tal y como advertí en su momento, porque varían “más que mucho” la extensión del ámbito auzokrático, especialmente en las merindades de Tudela y Olite, que parecieran ser las más civilistas.

            La Inseculación fué un sistema civilista impuesto por la Cesárea Majestad del Sagrado Imperio Romano (denominación oficial de Karl’os V de Alemania y I de España), con el consentimiento de los Andikis, pues éstos, por si solos, no podían “hacer carrera “ con los auzokrátas que habitaban el Reino de Navarra. En efecto, al principio, los Andikis se opusieron a dicho sistema porque hacía peligrar sus predominios. La ley 1 del tit. 13, Libro I de la Novísima Recopilación (N.R.) es del año 1565: “Que a los Pueblos se mantenga la Costumbre de elegir Oficiales de República, y que no sea por Teruelos, ó Inseculación”
            Los auzókratas afectados (los de las villas) `habían podido adaptarse al sistema impuesto por el Emperador del Sagrado Imperio Romano y por eso los Andikis tuvieron que adaptarse a la ley imperial en 1569, con la condición, eso sí, de “... que la Inseculación se haga en personas principales, y no en Oficiales mecánicos. (ley 2, tit.13, Lib. I, N.R.).
            Sin embargo, los Andikis tampoco pudieron imponerse a los auzókratas, teniendo que volver a recurrir (como tantas y tantas veces) a la corona, a pesar de que en la ley citada habían pedido, además,  “ Que a las Inseculaciones de los pueblos no vayan personas de el Consejo, ni Alcaldes de Corte...” (funcionarios imperiales). Este frente inter-civilista hizo que las Cortes Generales del Reyno de Navarra decretasen “...por contemplación del Reyno...(una de las muchas ironías del civilismo institucional nava-rico) permitimos, que a hacer las inseculaciones de las Buenas villas deste Reyno, pueda ir uno del Consejo, o Alcalde de Corte, como pueden ir a las ciudades.” (ley 3, tit.13. Lib. I, N.R., año 1600).
            Ni la fuerza imperial, ni la doblez Andikil pudieron dominar a los auzókratas, a pesar de que el civilismo puso a sus mejores Jauntxos en acción, “...Abogados de ciencia, conciencia, y experiencia con justo, y moderado salario...”. Es obvio que dicha ciencia era civilista.
            En 1628 los Diru’Andikis toman las riendas del Civilismo en Navarra, desplazando a los Ezpat’Andikis y Eliz’Andikis: “...que de aquí adelante no haya distinción, ni diferencia de Agramonteses, ni Viamonteses en lo Eclesiástico, ni Secular, y que la que ha havido hasta agora, quede extinguida, y confundida, y que las prebendas de la Iglesia Catedral, las plazas de los Tribunales Reales, y las de Diputados del Brazo Militar, y las de los Síndicos se provean sin diferencia alguna...”(ley 25, tit.9, Lib.1, N.R.).
            Pensar que es un tópico de las cátedras universitarias que el bipartidismo es un invento anglosajón, que los políticos profesionales admiran por su antigüedad.....Estas y otras ...¡tantas!...cosas pasan por no estudiar nuestro bagaje histórico-etnológico.
            El Diru’Andikismo cambió la estrategia ofensiva del Civilismo navarro y la ciudad de Sangüesa fué el primer escenario de confrontación, el año 1642. La ciudad tenía por Costumbre auzokrática “ ...hacer el nombramiento de sus dos Síndicos, ó Procuradores que envía á éllas  (a las Cortes Generales del Reino de Navarra), en junta de Concejo pleno, concurriendo en él con voz y voto, los sujetos que están inseculados en los oficios de su Gobierno, y los demás que son vecinos, y naturales deste Reino, ...”. Esta asamblearia forma de elección de representantes de gobierno no era ni es del agrado de los Civilistas y por eso pidieron al rey de turno que “...los nombrados por los Inseculados en los oficios de su gobierno, que ellos sin el resto de los vecinos, le hayan de hacer (nombrar a los representantes de la Ciudad ante las Cortes de Navarra), y hagan de aquí adelante en los sujetos que les pareciere...” (ley 22, tit.2, lib.1, N.R.).El laconismo cómplice de la monarquía es como un libro abierto: “Decreto: Que se haga como el Reino lo pide”.

            Pero, la Auzokrazia debía ser demásiado vigorosa (recuérdese que asistían a cosas de verdadera importancia, como la elección de los representantes locales, los auzókratas junto con las autoridades inseculadas) y la profunda estocada civilista no le hizo mella.
            Tuvieron que pasar 63 años para que los Andikis arremetieran de nuevo contra los auzókratas sangüesinos “...por ser muy excesivo el concurso de los Inseculados...(he aquí un caso de auzokratización de una institución civilista)...se han experimentado y experimentan muchos disturbios, y inquietudes en dichas Juntas...y por excusar estos inconvenientes, de que se pueden seguir vías de hecho, convendría que cessasen para el gobierno de la dicha Ciudad las Juntas de Inseculados, reduciéndola a forma de veintena...y determinen los negocios que hasta aquí han tocado a la Junta de Inseculados, así los nombramientos de Procuradores de Cortes como todos los demás...” (ley 23, tit.2, lib.1, N.R., año 1705).
            La voluntad de los vecinos de Sangüesa ya no será expresada en las Cortes Generales de Navarra por sus procuradores sino por los de los poderosos.

            A partir de este momento se inicia un acoso general al resto de los auzókratas nabarros. Nada de Asambleas Vecinales (Batzarreak en idioma aborigen) para debatir y dilucidar los asuntos públicos si no un pequeño grupo.

            En 1709 el Civilismo obtuvo un éxito, aunque parcial, sobre el Valle de Ollo, puesto que el decreto real estableció que “... en los servicios que en adelante se hicieren, y que se mencionan en ella se pidiere, y concediere especialmente para ellos, la suspensión de los privilegios del Valle, haya en estos casos de contribuir lo que le correspondiere “ (ley 27, tit.2, lib. 1, N.R.).

            La economía del Reino de Navarra iba muy bien (no solo por méritos propios, sino por el latrocinio genérico a los Pueblos sometidos por el imperio español) y la Buena gente pareciera que se durmió en los laureles. Los Civilistas por el contrario, afinaban la puntería.
No fueron las Cortes Españolas sino las Cortes Generales del Reyno  nava-rico las que decretan, en 1716,  con su tradicional cinismo: “ por contemplación del Reyno, que en los Pueblos, donde los alcaldes son del estado de Labradores, no puedan ser testigos para las inseculaciones del estado Hijos-Dalgo...” (ley 55, tit.13, lib.1, N.R.). A pesar del gran interés que para la auzokrazia tenía el objetivo atacado por esta ley, no me detendré en élla, porque el lector interesado bien puede reflexionar por si mismo acerca del institucionalismo auzokrático, capaz de otorgar a los nabarros esa prerrogativa de supervisar a los elegibles del estado “noble”.
            Mucho me temo, sin embargo, que para esta época no eran pocos los nabarros que iban olvidando que “no solo de pan vive el hombre” y esto facilitó mucho el avance del Civilismo. De mi obra “Eskualdunak, aborígenes europeos: ¿en peligro de extinción?, saco los párrafos siguientes: “La ley 40 de las Cortes de 1724-1726, sustituye los Batzarreak-Concejos Abiertos de Valtierra y Cintruénigo, por Veintenas. Mediante la ley 71 de las Cortes de 1743-44 se hará lo mismo en Arguedas y Miranda. La ley 48 de las Cortes de 1757 establece Veintenas en Mendigorría, Caparroso y Mañeru;y la ley 49 lo hace en Lumbier, Agoiz y Aibar. La ley 72 de las de 1765-1766 impone dicha concentración del poder en Urroz. En las de 1779-1781, por la ley 11, se introduce la novedad de los civilizados en Villafranca, Milagro, Uxue, Lerín, Sada y Ablitas.
            La civilización avanza rápidamente bajo el impulso Diru’Andikil y la ley 27 de las Cortes de 1794-1797, desgarra el auzokratismo milenario, decretando que ‘’Todos los Pueblos del Reino que compongan el número de cien vecinos (unos 450 habitantes), y resuelvan sus negocios por Concejo, los determinen por Veintena’’.
            Pero los civilizados necesitan seguir el proceso de concentración del poder y por esa razón los atentados a la Auzokrazia proseguirán. La ley 60 de las Cortes de 1817-1818 dispone que ‘’Se establezcan Quincenas en los Pueblos compuestos por ochenta vecinos, y Oncenas en los que llegan a cincuenta. “
            La degeneración del super-ente legislativo navarro es patente a principios del siglo XIX, pero todavía nos dejará, la última vez que se reúnan las Cortes (1828-1829), un magnífico decreto que muestra bien, a las claras, su desquiciamiento. La ley 27, en su artículo 23, decreta:’’Quedan derogadas todas las leyes anteriores sobre inseculaciones, y los usos y costumbres de los pueblos en cuanto se opongan a la presente...’’
           
            A la luz de estos datos puede apreciarse que si el Diccionario Geográfico de la Real Academia Española de la Historia que venimos consultando, (para demostrar la pre-existencia de la Auzokrazia con respecto a la Ley “paccionada” de 1841), hubiese sido publicado solo diez años antes, el ámbito del Civilismo en Navarra disminuye considerablemente, porque las villas clasificadas como semi-civilistas eran auzokráticas y algunas de las civilistas, como Ablitas, también.
            Pero el lector, tal vez pudiera sentir curiosidad acerca de la existencia de la Auzokrazia en los pueblos llamados de señorío, dónde los Andikis tenían plenos poderes....al menos en el papel.
            Muchos estudiosos, y en especial los “publicadores” (gente que está más motivada porque les conozcan que por conocer), sostienen que en tales lugares arraigó la mentalidad feudalista, hito del Civilismo más rancio.
            Sin ser la única, fué la necesidad de subsistencia la razón principal que impulsó a mucha Buena gente de ascendencia esclava (ni romanos ni godos dieron “pié con bolo” útil) para radicarse en dichos lugares.  Hablando con los vecinos de más motivación social y edad, pude comprobar que la gran mayoría de ellos preferían los postulados auzokráticos a los civilistas: Cadreita, Ablitas, Mélida, Ribaforada, Cirauqui, Sartaguda y Oteiza de La Solana, son ejemplos contemporáneos que cualquier escéptico puede investigar.
            Para mí, la conclusión es clara: el Feudalismo imperó pero no arraigó; de modo muy parecido a lo que sucede en nuestra época en los grandes centros de trabajo: ¿puede afirmarse que los que trabajan en la fábrica de un capitalista sean capitalistas?. Mis investigaciones en dichos lugares las efectué en el transcurso del bienio 1979-1980, siendo muchas las personas que habían padecido o testimoniado, en sus propias carnes o entornos familiares, la ULTIMA (ojalá...!) DE LAS BARBARIES del Civilismo navarro, que tuvo su cenit entre mediados de julio y octubre de 1936. A pesar del terror desatado por los civilistas nava-ricos (más de 3.000 asesinatos en dichos meses), la Buena gente, siendo consciente de que “El Trabajo y la Honradez son los padres de la miseria” (refrán nabarro), seguían inculcando a sus descendientes que “Más vale ser pobre pero honrau” (idem anterior).
            Si los nobilistas tenían multitud de títulos nobiliarios particulares, ellos tenían uno genérico: “Dueño de mi sudor”. Es un hecho etnográfico que los civilistas asesinos solo pudieron transgredir los cuerpos y bienes de dichos miles de mujeres y hombres buenos pero no pudieron alterar su mentalidad aborigen, de raigambre eúskara. Tampoco los romanos pudieron quebrar la fé de los cristianos nazaretianos ni las convicciones de los eúskaros de Garray (Numancia) o Karagorri (Calahorra), a pesar de haberlas arrasado.
            El feudalismo puro y duro no tuvo incidencia perdurable en la mentalidad de los nabarros, a pesar de su crueldad. Su inicio formal al estilo europeo fue muy tardío, pues dio comienzo en el siglo XIV por obra y gracia de Carlos III el Nobilista. Ahora bien, las rivalidades de los feudalistas sí causaron estragos entre los cuerpos y bienes de la Buena gente (denominación habitual en los textos antiguos), además de cambios dinásticos y económicos. Tanto así, que fueron la causa directa, y verdadera, de la desaparición del Reyno de Navarra. Estas crueles rivalidades andikiles, sin embargo, tuvieron su origen varios siglos antes de que sonasen los nombres de agramonteses o beamonteses.
            Por si la Historia no fuese suficientemente diáfana, la Etnografía viene a demostrarnos que dicha mentalidad ultra-civilista solo se apropió de una parte, muy miserable por cierto, del Reino de Navarra. La gran mayoría se mantuvo, tal vez por instinto: o, dicho de otro modo, por Costumbre, en los postulados auzokráticos. Hoy en día no parece realista alterar dicha afirmación, si tenemos en cuenta los actos sociales que los eúskaros y sus descendientes pueden realizar en libertad. Incluir entre estas actividades a las elecciones partidocráticas implicaría la resolución de numerosas impugnaciones de índole moral, históricas, jurídicas y sicológicas, por la multitud de condicionantes que dichas elecciones conllevan.
La Buena Gente de muchos pueblos nabarros no se traga el cuento de la democracia. Saben que los elegibles son nombrados por los partidos políticos y por eso ellos renuncian a presentar candidatos. Los partidos políticos no son omnipotentes y no disponen de partidarios en todas partes, al menos por el momento.
            De todas formás, del mismo modo que un olmo no puede dar peras, el Feudalismo no puede generar Auzokrazia. Tal vez, metafóricamente, pudiéramos decir que la Auzokrazia es como un corcho, que los civilistas pueden hundir con relativa facilidad, pero que en cuanto ceda la fuerza bruta que le oprime, saldrá a la superficie. Así lo muestra la Historia.

            Prosigamos en nuestro afán de buscar los orígenes de la Auzokrazia,

            No pudiendo cifrar el comienzo de dicha actitud para el autogobierno en los albores del siglo XIX, tendremos que seguir remontando el tiempo.
            ¿Provendrá esta actitud de los aborígenes pirenaicos de las Cortes Generales del Reino de Navarra? Rigurosamente, NO. Esta conclusión puede tener cierta importancia en el siglo XXI, porque hay mucha Buena gente que “está de vuelta”, decepcionada, de la partidocracia, y anda a la búsqueda de alternativas socio-políticas. Algunos dicen que dicho ente navarro es el precedente (asolado por una monarquía española, como si los Borbones no fuesen franceses) que mejor representa el grado de desarrollo del institucionalismo eúskaro.
            Tan falso lo uno, como lo otro; puesto que la idiosincrasia de los aborígenes pirenaicos está representada, fundamentalmente, por los Usos y Costumbres (juridicamente) y por los Batzarrak-Concejos Abiertos y Udalak-Ayuntamientos o Hermandades (políticamente). Por otra parte, las monarquías españolas no han sido sino uno más de los agentes directos que contribuyeron a la destrucción del institucionalismo del civilismo en el Reino de Navarra, en el cual las Cortes Generales eran su poder legislativo. No por ello olvidaremos lo que llevamos visto, respecto de que dicha institución civilista no legislaba para todo el Reino.

            Pero mis investigaciones me llevan a la conclusión, de que no se pueden admitir a las leyes de las Cortes Generales, ni tan siquiera al Fuero General, como precedentes de la Auzokrazia. A pesar de la determinante influencia de la mentalidad eúskara en el institucionalismo y legislación del Reino de Navarra, de las Cortes Generales no nació la Auzokrazia.

            He citado algunas de las leyes que intentaron terminar con la Actitud aborigen para el autogobierno, todas éllas emanadas de las Cortes Generales del reino navarro, sancionadas ritualmente por la monarquía de turno. Eso sí, a pesar de que todos y cada de los monarcas juraban solemnemente mantener los Usos y Costumbres. El artículo 23 de la ley 27 de las Cortes Generales de 1828-1829 (por cierto, las últimás), a pesar de haberlo citado con anterioridad, bien merece ser recordado: “ Quedan derogadas todas las Leyes (así, con mayúscula) anteriores sobre inseculaciones, y los usos y costumbres (así, con minúscula) de los pueblos en cuanto se opongan a la presente”.
            ¿Convendrá no olvidar que dicha ley no salió de ningún despacho español, sino de uno nava-rico?. Como dice el refrán: “Más claro, agua”. Y claro está también que además de saber leer hay que querer entender, porque sabido es que “no hay peor ciego que él que no quiere ver”.

            Pero, como “Del dicho al hecho, hay un trecho”, la ilusión civilista fué vana, ya que al cabo de “solicos” diez años, lo que desapareció no fué la Auzokrazia, ni mucho menos la Cultura aborigen, sino el Reino de los nava-ricos, con su peculiar bagaje civilista, exceptuando lo que a los líderes del Civilismo local (Diru’Andikis) les interesaba. Me refiero a los aspectos recaudatorios y manejo del dinero público.
           
            Escrutando en la legislación de las Cortes Generales, encontramos una ley del año 1580 ( a los 58 años de la reconquista... ¿no es curioso que casi todos los historiadores hablen, en el mejor de los casos, solo de la conquista?...del Reino de Navarra por el ejército de su Majestad Cesárea del Sacro Imperio Romano): “ Que a las dichas Ciudades, y buenas Villas de este Reino, se les guarden sus usos, y costumbres que tienen, así en honras, y preeminencias, como en hacer autos, y otras cosas de su gobierno. “  (ley 3, tit. 31, lib.1, N.R.).
            ¿Nos demuestra esta ley que la esencia auzokrática (Usos y Costumbres) ya existía, incluso en las Ciudades y Villas, mucho más proclives al Civilismo que las aldeas o ayuntamientos?.
            Es un hecho, históricamente comprobable, la co-habitación entre el Civilismo y la Auzokrazia; el primero al ataque, la segunda a la defensiva. Don José Yanguas y Miranda (fecundo historiador de tendencias políticas civilistas –liberal-) resumió esa centenaria circunstancia: “ Navarra era una especie de cuerpo federativo, bajo el mando de un jefe que había pactado separadamente con cada miembro, o municipalidad, las condiciones de la unión, limitadas principalmente, en aquellos tiempos, a la necesidad dominante de la defensa del país contra los enemigos exteriores (craso error olvidar a los interiores); en lo demás cada pueblo se gobernaba, con absoluta independencia, según sus usos, costumbres y privilegios particulares;...”.
            ¿Quiere decir esto que las Cortes Generales del Reino de Navarra no tenían jurisdicción en los lugares dónde existían Usos y Costumbres? En efecto, así era.
Siendo esto un hecho de primordial magnitud: ¿no es curioso que se omita en los códigos y cátedras de Derecho civilista?
            He investigado el tema (puede consultarse mi obra citada “Eskualdunak, aborígenes europeos: ...”) hasta cerciorarme de que don José (lapsus aparte) estaba sustancialmente en lo cierto.
            Pero, por si acaso; ¿no será bueno conocer a los miembros de las Cortes Generales del Reino navarro?.
            Los documentos son muy precisos. En el Archivo del Reino, sección de Cortes, legajo 1, carpeta 25, halló don José Yanguas una “Noticia de las personas y comunidades que asistían a las Cortes por los años de 1525” (a solos 3 años de la reconquista imperial):
            Brazo eclesiástico (Eliz’Andikis):
            El vicario general de Pamplona por el obispo; el prior de la orden de San Juan de Jerusalem; el prior de Roncesvalles; el abad de Iranzu; el abad de La Oliva; el abad de San Salvador de Leire; el abad de Irache; el abad de Fitero; el abad de Urdax y el deán de Tudela. Total: 10 Eliz’Andikis.
            Brazo militar (Ezpat’Andikis):
            El condestable, el Mariscal, el marqués de Falces, don Frances de Beaumont, León de Garro (vizconde de Zolina), don Francisco de Beaumont (señor de Monteagudo), Dr. Juan de Mendoza (señor de Lodosa), Dr. Juan Velaz, Dr. Tristán de Mauleón, el capitán Donamaria (merino de Estella), el señor de Guendulain, el vizconde de Val d’Erro, Dr. Miguel de Goñi (señor de Tirapu), el señor de Góngora, el señor de Caderita, el señor de Artieda, el señor de Arbizu, el señor de Ureta, el señor de Ursúa, el señor de Echaide, el señor de Agorreta, el señor de Iturbide, el señor de Zozaya, el señor de Mendinueta, el señor de Eraso, el señor de Zabaleta, el señor de Andueza, el señor de Arizcun, el señor del palacio de Locos, el señor de Fontellas, el señor de Belber, el señor de Barillas, el señor de Sarriá, el señor de Escurra, el señor de Javier y el capitán Martín de Ursúa.
Total: 36 Ezpat’Andikis.
            Brazo de Universidades:
            La ciudad de Pamplona, la ciudad de Estella, la ciudad de Tudela, la villa de Sangüesa, la villa de Olite, la villa de Viana, la villa de Puente La Reina, la villa de Tafalla, la villa de Lumbier, la villa de Cáseda, la villa de Monreal, la villa de Agoiz, la villa de Urroz, la villa de Villafranca, la villa de Corella, la villa de Cascante, la villa de Mendigorría, la villa de Lacunza, la villa de Goizueta, la villa de Huarte-Araquil, la villa de Santesteban de Lerín, la villa de Lesaca, la villa de Echarri-Aranaz, la villa de Torralba, la villa de Aguilar, la villa de Eztúñiga y la villa de Valtierra.
Total: 27 urbes, la mayoría de las cuales eran auzokráticas hasta el siglo XVIII, según hemos visto en las leyes referidas con anterioridad.
            Respecto al señorío de los Ezpat’Andikis conviene puntualizar que la mayoría de ellos no eran señores de esos pueblos, sino de los “Palacios de cabo de Armería (por lo general, pequeños castillos), en cuyos poseedores llegó a radicarse, por costumbre, el derecho perpetuo de asiento en Cortes desde el siglo XVI...” (don José Yanguas). Algo de lo que ocurría con anterioridad lo veremos en el capítulo 4, pero conviene no olvidar que en 1512 se produce la conquista del Reino navarro y en 1522 la reconquista.
            El prolífico historiador navarro también nos dice que “Consta que por los años 1661 había 65 casas de llamamiento antiguo a las Cortes, cuyo origen se ignoraba; 20 casas que tenían llamamiento para éllas y sus sucesores; 29 de llamamiento vitalicio o personal (casi todos Diru’Andikis); y diez a quiénes se les convocaba sin tener cédulas del rey, ni del virrey, sino, por la costumbre”.
            Aunque es un asunto marginal ; ¿no nos convendría ver el último estado de asistencia a las Cortes Generales de 1828-1829?. Es una preciosa lista de antepasados de buena parte de los actuales civilistas nava-ricos, también conocidos como navarristas.
            Brazo eclesiástico:
            Los obispos de Pamplona y Tudela, el prior de Roncesvalles, los abades de Irache, La Oliva, Leire, Iranzu, Fitero, Urdax y Marcilla. Además, solo en el caso de ser navarro, el vicario general de Pamplona. Total: 11 Eliz’Andikis.
            Brazo militar:
            El duque de Alba y conde de Lerín, condestable; el duque de Granada, mariscal; el marqués de Góngora, el conde de Guendulain, el marqués de Besolla, el conde de Ezpeleta, el conde de Lodosa y Altamira, el marqués de la Alameda, el conde de la Vega del Pozo, el marqués de Fuentegollano, el marqués de Castelfuerte, el marqués de Montesa, el conde del Asalto, el marqués de Ugena, el conde de Tilli, el marqués de Guirior, el conde de Escalante y marqués de Valdecarzana, el marqués de Falces, el marqués de San Adrián, el vizconde de Arberoa, el marqués de Caderita, el vizconde de la Armería, el marqués de Cabrega y duque de Villahermosa, el marqués de Montehermoso, el conde de Ripalda, el conde de Ablitas y del Montijo, el marqués de Camponuevo, el conde del Vado, el conde de Echauz, el conde de Villarrea, el marqués de Huarte, el marqués de Ayerbe, el marqués de Fuentehermosa, el marqués de Fontellas, el conde de Lizarraga, el marqués del Cairo, el marqués de Montereal, el marqués de Santacara, el marqués de Narros, el marqués de Galiano, el conde de la Cimera, el marqués de Funes, el marqués de Claromonte, el conde de Goyeneche, el conde de San Cristóbal, el marqués de Pigni, el marqués de Murillo, el marqués de Andía, el conde de Torremuzquiz, el conde de Pozoblanco, el marqués de Camposanto, el conde de Valparaíso, el marqués de Feria, el conde González de Castejón y el barón de Bigüezal. Total: 19 Ezpat’Andikis y 36 Diru’Andikis.
            Casas (una de las reminiscencias auzokráticas) de asiento en Cortes; por sus apellidos y lugares:
            Acedo, por el palacio de Mirafuertes; Aguirre, por el palacio de Donamaría; Amatriain en Aoiz; Antillón por el señorío de Novar y por el palacio de Iturbide en Garciain; Aperregui en Tudela; Arévalo en Villafranca; Argaiz, por los palacios de Iza, Sagüés y casa de Peralta; Ayanz de Ureta, por el palacio y lugar de Ureta, de Ayanz y por la casa Ongai en Sangüesa; Azcona, por la casa de Zuar en Salinas de Oro; Badarán de Osiñalde, por la casa de Zala; Balanza, por el señorío de los lugares de Elcarte y Ecay; Barragán, por el señorío de Olleta y varios palacios; Bayona, por el palacio de Arbizu; Velásquez de Medrano, por el palacio de Artazcoz; Borda, por el palacio de Borda en Maya; Castejón, por el palacio de Olcoz; Cereceda en Viana; Cereceda, por el palacio de Marañón; Crespo, por el palacio de Iriberri; Cruzat en Pamplona; Dávalos, por el palacio de Zabaleta en Lesaca; D’Aoiz en Pamplona; Donamaría, por los palacios de Iriarte y Ezperun;
 Echalaz, por el palacio y lugar de Echalaz; Echarri en Estella; Echeverria, por los palacios de Burdaspal, Rakax, Liédena y Ustés; Eguía en Estella; Elío por el palacio de Orcoyen; Elío, por el mayorazgo de Echaide y Ealegui; Eraso, por el señorío de Eraso; Erviti en Pamplona; Escudero en Corella; Eulate (Alvarez de), por el palacio de Eulate en Amescoa; Ezquerra, por  el palacio y lugar de Laboa; Galdiano en Dicastillo; García de Salcedo en Milagro; Gaztelu, por el palacio de su apellido y por el de Apezteguía en Errazu; Gonzales de Uzqueta en Villafranca; Goñi en Viana; Guiarreta, por el palacio de Eguiarreta; Hualde, por el palacio de Irurita; Ibáñez de Ibero en Miranda; Iribas, por los palacios de Ansoain y Elcano; Jiménez de Cascante; Ladrón de Cegama por el palacio de Escurra; La Peña en Valtierra; Lázaro de Isaustia en Miranda; Martinez de Arizala por su casa de Mendigorría; Maruri, por el palacio de Oco; Medrano, por el palacio de Metauten; Morales, por el palacio de Rada en Murillo El Fruto; Murgutio en Tudela; Mutiloa, por el palacio de Andueza; Navarro en Sangüesa; Ochoa de Olza por el palacio de Irulegui; Ozcariz, por los palacios de Ozcáriz, Arce y Agorreta; Pérez de Rada, por los palacios de Vidaurreta, Villanueva y Arinzano y por la casa de Juaniz de Échalas en Muruzábal; Pérez de Tafalla; Rada por el palacio de Subiza; Ramírez de Arellano, por el palacio de Arellano; Ramírez de Asiain; Recalde en Puente La Reina; Ripa de Jaureguizar por el palacio de su apellido; Rodríguez de Arellano, por el palacio Amatriain en el valle de Orba; Romeo en Mendigorría; Salaberri, por los palacios de Olóriz, Sansomain y Benegorri; Sarasa por el palacio de Sarasa; Torres en Allo; Ustáriz, por el palacio de Reparacea en Olleregui; Beraiz por su casa de Tudela; Vidarte, por los palacios de Solchaga y Mendíbil; Vidarte y Mendinueta; Birto de Bera en Corella; Vizcaíno en Miranda. Total: 76 Jauntxos, descendientes de Ezpat’Andikis y Diru’Andikis.
            Brazo de Universidades:
            Pamplona, Estella, Tudela, Corella, Sangüesa, Olite, Lumbier, Puente La Reina, Los Arcos, Viana, Aoiz, Monreal, Tafalla, Villafranca, Huarte Araquil, Torralba, Mendigorría, Cáseda, Aguilar de Codés, Echarri Aranaz, Lacunza, Espronceda, Valtierra, Larrasoaña, Lesaca, Santesteban, Urroz, Aybar, Villava, Zúñiga, Cascante, Cintruénigo, Miranda, Arguedas, Goizueta, Echalar, Artajona y Milagro. Total : 38 localidades.

            Creo que nos convendría tener en cuenta algunos rasgos auzokráticos presentes en el funcionamiento de las  Cortes Generales del Reino de Navarra:
-          Cada Pueblo o Ciudad tenía un solo voto.
Los representantes de los Pueblos (elegidos auzokráticamente, según vimos, por                              ejemplo, en el caso sangüesino) tenían que ser vecinos de los mismos y los              Pueblos    les sufragaban sus gastos conforme a la cuantía estipulada por el virey.
-          Podía tenerse representación por uno o más palacios y/o casas, pero un solo voto.
-          Todos los asistentes tenían que ser naturales o naturalizados (algo muy difícil de obtener) navarros.
-          Las deliberaciones se hacían por los tres estamentos unidos, pero se  votaba por separado.
-          En cada brazo se debía alcanzar la mayoría absoluta de votos y el presidente tenía voto decisivo en caso de empate.
-          Si un solo Brazo no daba su conformidad, aunque los otros dos votasen a favor, el asunto no quedaba aprobado.
            - El rey podía negar siempre la sanción a todo pedimento de ley, sin dar explicaciones; las Cortes podían reaccionar negando la aprobación de recursos           económicos a la corona o dejando de publicar los decretos reales. Sin embargo, en    general, las Cortes se plegaban a los deseos reales. A fin de cuentas, la fuerza bruta de la monarquía era su mejor baluarte frente a la Buena Gente.

Como ejemplo final, en el Brazo de las Universidades encontramos muchos otros aspectos auzokráticos, tales como que los procuradores (representantes) de los Pueblos no podían votar asuntos que no estuviesen en el orden del día; orden que era del pleno conocimiento vecinal. Así, en 1505, los Andikis trataron de conseguir que los de las Buenas villas diesen su visto bueno para aumentar la alcabala (impuestos sobre el tráfico de mercancías) al doble. A pesar de que los Andikis amenazaron “...que no cesarian de suplicar al rey que se hiciese dicha reforma y que hasta conseguirla no se sentarian para entender en otra negociación...”, los de los Pueblos “...replicaron los procuradores que ni en la carta convocatoria (orden del día), ni en la proposición del rey, ni en los poderes, se contenía semejante materia por lo que no podían entender en ella, ni  la brevedad del tiempo permitia consultarlo con los pueblos, y que en lo demás estaban prontos a tratar de los negocios para que habían sido convocados...”.
            Debo advertir al lector que uno de los grandes escollos para conocer la realidad del institucionalismo civilista del Reino de Navarra, estriba en deslindar la teoría de la praxis, por aquello que “Del dicho al hecho va un trecho”. Siendo un tema curioso, sería una digresión imperdonable ahondar en ello, puesto que mi objetivo se centra en la Auzokrazia.

            Volvamos al tema.

            Debería quedar claro que todos los que no asistían a las Cortes Generales del Reino de Navarra dependían de sus Usos y Costumbres o Privilegios Particulares reconocidos, aunque no respetados, por la monarquía ni por el Andikismo.

 Por esta razón no puede afirmarse  que de dicho ente navarro proceda la Auzokrazia. Tampoco puede remontarse más allá del siglo XIV a dicha institución Civilista. Dicho de otro modo, las reuniones anteriores a esa época, que también tenían carácter de Generales, estaban insufladas de otra mentalidad, razón por la cual asistían representantes de muchos lugares auzokráticos que con posterioridad no participaron.
            A la historiografía convencional no le debe parecer interesante el por qué de dicho hecho, pues no conozco sino referencias muy parciales a tema tan importante. Por esta razón, en el próximo capítulo veremos algo al respecto.

            En consecuencia, tenemos que seguir nuestra búsqueda por otro lado.
            Tomemos el Fuero General del Reino de Navarra, cuya compilación tuvo lugar en el siglo XIII, “casualmente” al extinguirse la monarquía pirenaica y entronarse la saga “francesa”. Las comillas “vienen a cuento” de que el concepto Francia, como el de España, no puede remontarse (con apego a la documentación histórica) más allá del siglo XIX.
            En los capítulos 1 y 2  del Libro 1 del Fuero General (F.G.), se especifica, entre otras cosas, que el rey ANTES de ser aceptado como tal, debía jurar que siempre “tendría a derecho” a los súbditos, “amejorant et nunca apellorant, lures fueros (privilegios particulares), usos et costumes”. Por cierto, Felipe II juró en 1551 “...sobre esta señal de la Cruz, y Santos Evangelios, por mí manualmente tocados, y reverencialmente adorados....á todo el Pueblo de Navarra, ausente, como si fuesse presente, todos vuestros Fueros, Leyes y Ordenanzas, usos y costumbres....sin quebrantamiento alguno, amejorandolos, y no apeorandolos en todo, ni en parte, ...Y quiero, y me place, que si en lo sobredicho, que hé jurado, ó en parte de aquello lo contrario hiciere, vosotros los dichos Tres Estados, y Pueblo de Navarra no seais tenido de obedecer en aquello que contraviniere en alguna manera: antes todo ello sea nulo, y de ninguna eficacia y valor ...”.
            El mismo juramento, textual, fué realizado por el virey de Navarra, don José Ezpeleta, en nombre de Fernando III de Navarra y VII de Castilla, el 8 de julio de 1817, en la iglesia catedral de Pamplona.
            Toda una verdadera lástima que del dicho al hecho, en el Civilismo, exista una distancia tan grande, muy a menudo, insalvable. Que cosas....para la Buena gente, en cambio, la Palabra dada en libertad es sagrada y siempre cumplida.
            Siendo el Fuero General una mera recopilación (más o menos acertada) de lo que ya existía en el ámbito pirenaico, preciso es afirmar que la Auzokrazia, no solo es anterior a dicho código civilista, sino que la mentalidad aborigen le influyó en buena medida. A esa idiosincrasia eúskara le son debidos los aspectos humanísticos más dignos que contiene y las muy notables diferencias con el Derecho Romano.

            La monarquía pirenaica, de donde emanarán los reinos de Castilla, Aragón y Navarra, es anterior en cinco siglos al Fuero General que venimos aludiendo; siendo la primera en Europa de tipo constitucional (esto tampoco se suele mencionar en las cátedras y textos civilistas): ¿tendrá en élla su origen la Auzokrazia?.
            Rotundamente, No; puesto que los Usos y Costumbres son anteriores a élla: “ Antes que hubiese Fuero escrito en Navarra, las leyes ó costumbres comunes de la nación, y particulares de cada pueblo y comarca se llamaban también fueros, y éstos eran los que sus reyes juraban observar al advenimiento al trono. Los juramentos de diferentes monarcas de aquella época    que se ven estampados al final de los fueros escritos, como si estos hubiesen precedido a los juramentos ...”. La afirmación de don José Yanguas me parece irrefutable.
           
            Creo inútil, por otra parte, hacer mención a la posibilidad de que la Auzokrazia provenga de árabes o godos. Tenemos que seguir retrocediendo en el tiempo.

            El estudio comparado del Derecho Romano con el Derecho Consuetudinario Eúskaro (Usos y Costumbres, Ohiturak en lengua aborigen), aunado a los datos contemporáneos que la Etnografía nos suministra, no dejan lugar a dudas: la Auzokrazia no procede de la civilización romana. Por mi parte, quiero añadir, que Roma, su Civilismo (magna síntesis de cómo vivir unos pocos, cuantos menos mejor, a costa de los demás), ha sido y ES, el mayor escollo que los Eúskaros siguen enfrentando para mantenerse dentro de sus concepciones humanísticas; dentro de su Gizabidea, que está enraizado con firmeza en la senda de la Naturaleza y, por lo tanto, del Creador de ésta.
            Con el mismo método he llegado a otra conclusión; la Auzokrazia no procede de la mentalidad cartaginesa ni de la fenicia, que no son otra cosa que derivaciones del Civilismo persa (síntesis compleja de los modos civilistas indoeuropeos y del Medio Oriente).

            Pudieran pensar algunos que la actitud de los aborígenes pirenaicos para su autogobierno, sea de origen griego, ya que la presencia de dicha civilización en la península ibérica es un hecho fehaciente, anterior en varios siglos a la de romanos y cartagineses.
            Un aspecto de primer orden a tener en cuenta: los griegos proceden o forman parte de facciones errantes de diversos pueblos indoeuropeos, cuya mentalidad era cavernícola, no evolucionada, basada en la predación, pura y dura, cuanto más simple mejor. Me sigue asombrando la admiración que los griegos (saqueadores de tantas culturas y civilizaciones) siguen despertando a nivel socio-político, sobre todo, visto el fin a que les condujo su Humanismo (modo de enfocar la Vida).
            Uno de sus intelectuales más conocidos, pilar fundamental para muchos teólogos de la opresión de nuestra época, Aristóteles, dejó escrito: “El Estado es antes que la familia y el individuo, porque el todo es antes que la parte.” (“La República”, libro I, cap.1).
            Tremendo despiste: ¿desde cuando el bosque es antes que el árbol?. ¿Cómo vender un rebaño que no tenga una oveja?. Es evidente que dicho principio social choca frontalmente con la Auzokrazia que considera al “todo” como el resultado de la adhesión voluntaria de las partes.
            ¿Qué pasa cuando no hay partes?; sencillo, lo mismo que cuando no hay ladrillos: no hay pared, no hay nada.
            En Física, por ejemplo; ¿qué pasa cuando se forma un cuerpo complejo forzando la unión de sus partes?. Elemental; cuando dicha fuerza desaparezca, el cuerpo se desintegrará.
            Pero el intelectual griego (tan admirado por cátedras y publicadores), sostiene, además, que ...la guerra es un medio de adquisición natural, puesto que esta comprende la caza de animales y la de hombres que, nacidos para obedecer, se niegan a la esclavitud...” (“La República”, Lib. I, cap.3). He aquí el origen del Derecho de Conquista, base de la expansión del catolicismo romano y sus monarquías.      
¿Comentarios al respecto?...Solo con imaginar la cara que les quedó a sus descendientes cuando los romanos les aplicaron dicha filosofía, me parece más que suficiente. Sin embargo, no estará de más señalar que los auzókratas no llevaban la guerra más allá de sus territorios. Dicho de otro modo, sus guerras tenían siempre carácter de autodefensa.
            Ahora bien; como quiera que una silla necesita, por lo menos, de tres patas para que asiente bien, una aseveración etnológica no queda mal cimentada con tres evidencias. Saquemos otra joya humanística del libro sagrado de la civilización griega: “...no hay sino un despotismo legítimo: el derecho natural del amo sobre el esclavo. “.
            La mera existencia de un hecho en la Naturaleza (por ejemplo, la esclavitud) no implica que posea características favorables para la evolución del planeta Tierra. El ser Humano forma parte de dicha convención existencial, pero no es artífice de élla, como afirmaron y afirman los Civilistas. La población de la polis griega más pujante (Atenas) estaba formada por esclavos (90%) y hombres libres (10%, en su mayoría griegos, porque con dinero también se conseguía la ciudadanía ateniense): ¿fue esto positivo para su progreso y sucesión? No, por cierto. Atenas y toda Grecia fueron sojuzgadas por muy diferentes hordas guerreras, incluso pirenaicas, como ocurrió en el siglo XIV con las Compañías Catalana y Navarra.

            Las mentalidades retroevolutivas no conducen sino a la extinción de los seres que las poseen. No me cansaré de repetirlo porque es una de las constantes en la evolución del ser Humano, genética y culturalmente hablando. La Genética moderna va tomando conciencia de que la Cultura humana crea, condiciona o determina, cambios genéticos en el ADN. Esta era la razón por la que el doctor Basabe (insigne genetista del sigloXX) asistía a las reuniones de la Sección de Etnografía de la Sociedad de Estudios Vascos. Estoy muy satisfecho de las conversaciones y relación que con él mantuve.

            Así pues, considerar a la civilización griega o a su democracia como progenitora de la Auzokrazia eúskara; y que habría sido difundida en Iberia por los griegos que se asentaron en élla para comerciar, es una vía estéril para alcanzar nuestro propósito en el presente capítulo: la Auzokrazia pirenaica no tiene sus orígenes en la civilización griega. En el capítulo siguiente veremos otros datos relacionados con esta conclusión.
           
            Tenemos que seguir retrocediendo en el tiempo y será la Arqueología nuestra guía, aunque un tanto particularmente, porque los laboriosos y metódicos científicos que cultivan dicha ciencia, se suelen ceñir con demásiada rigidez a la historiografía convencional europea, para interpretar los objetos que sus investigaciones les proporcionan. Yo me serviré más de la Etnología comparada y de la Etnografía.
            También la Lingüística nos es muy útil; por ejemplo, para verificar que los fenicios y griegos, en Iberia, no se toparon con aborígenes incultos ni faltos de un alto desarrollo socio-económico. En efecto, tenían los Iberos (eúskaros politizados en su mayoría: “polis”, en griego, significa ciudad) una lengua propia y original (de raíz euskérica), así como una vigorosa economía predadora y ganadera. Tanto las excavaciones del siglo XX como los libros antiguos, coinciden al respecto; bien sea en Tartessos (sur iberiko) como en el valle del Ib’ero (Ebro).
            Por cierto; es un hecho que la toponimia de la Península Ibérica no se puede explicar sin el auxilio de la lengua eúskara. Lo mismo sucede respecto a la de Akitania y otros territorios franceses. Pero ese no es mi objetivo.
            Retrocediendo más en el tiempo se difumina mucho la visión, entre otras razones, porque el modo de vida de los aborígenes peninsulares, al menos los de raíz euskérica, era muy naturalista. Recolectaban una gran variedad de frutos silvestres (manzanas, nueces, castañas, avellanas, miel, piñones, setas, fresas, ciruelas, ...), cazaban, pescaban, criaban mucho ganado, practicaban la agricultura de superficie itinerante (que no necesita remover la tierra) y poseían conocimientos metalúrgicos sustanciales.
            Pero, y esto es lo realmente importante, su Humanismo (Gizabidea, lit. camino del Hombre) debía conmoverles el Alma toda, a tenor de sus magníficas construcciones megalíticas y de su inquebrantable resistencia a quienes pretendieron dominarles.
            En efecto, hay que tener creencias muy firmes y positivas para ponerse a construir túmulos, menhires, cromlechs y dólmenes (Jentil’arriak). Igual de fuertes, por lo menos, debían ser sus convicciones personales como para preferir morir en libertad que vivir esclavizados. Garray (Numancia) o Karagorri (Calahorra) no son sucesos aislados, aunque sí sobrecogedores, debido a que sus Vecinos prefirieron morir que rendirse a los romanos. Tal vez, la experiencia de lo que les supuso a pueblos hermanos la rendición (ya veremos algo del caso de los Ilergetes) a cartagineses, primero, y romanos, con posterioridad, les habría facilitado su determinación, calificada por los mismos romanos como inaudita.

            Don Telesforo Aranzadi, Eguren y J.M. Barandiarán fueron los primeros científicos en constatar que muchos aspectos tecnológicos y animistas de aquellas épocas (Neolítico y Edad de los Metales) no eran desconocidos para los eúskaros de principios del siglo XX. Mi experiencia etnográfica me permite afirmar que el utillaje pastoril de principios del siglo XX podía prescindir de útiles metálicos, incluso para cocer la leche y elaborar el queso. El lector inquieto podrá comprobarlo girando una visita a los museos etnográficos de Bilbao, Bayona, Donostia o Arteta. Conviene tener muy presente que la Tradición mantiene vivos los elementos válidos para la Vida, sean éstos de carácter material o humanista.
            Pero la Arqueología también nos advierte de la presencia de gentes oriundas de Centro-Europa: ¿podrá tener la Auzokrazia su origen en esos pueblos?. Existen demásiadas dudas razonables al respecto, tanto porque los latinos y dorios eran de aquella ascendencia, como porque la lengua de los eúskaros no pertenece a dicho entorno cultural.
            De la misma manera sabemos que los que llegaron a la península ibérica, conocidos con el genérico nombre de Keltas, vivían en poblados muy fortificados. Nadie se recluye en recintos fortificados “por amor al arte”, sino por miedo o precaucuión. Pero, miedo; ¿a quién? ¿A los eúskaros? Esto no es verosímil ya que también se instalaron en su territorio y no fueron sino las legiones romanas las que los combatieron. Los historiadores romanos hablan “por los codos” al respecto, aludiendo, por otra parte, a poblaciones interculturadas que denominaban Kelt’iberos.
¿Estaban fortificados los indios de las praderas norteamericanas? ¿Por qué construían fuertes los soldados yanquis? ¿Por qué habrían construido castros los Keltas?
            El miedo al “otro”, las construcciones y otras necesidades defensivas, los desplazamientos migratorios y la consecuente adaptación a nuevos territorios, sin tener en cuenta otro elenco de problemás “menores”, crean demasiadas dificultades para la existencia naturalista. Es muy difícil cultivar cereales o forjar hierro con las armas en la mano.
            ¿Optaron los Keltas por liberar a parte de su gente para que “les cuidasen las espaldas” a la mayoría entregada al trabajo productivo? Es lo más probable, a tenor de lo que sus descendientes hicieron.
            Dicha opción social, aunque la encontramos en la naturaleza humana (guerreros tribales) no parece beneficiar la evolución del ser humano. La Historia nos demuestra que cuando algunos eúskaros decidieron optar por dicho método para protegerse de los Balderos (“...caballeros que corrían el país robando y cometiendo otras extorsiones...”), fué mucho peor el “remedio” que la enfermedad. Baldero es un nombre muy antiguo en los textos navarros; su correspondiente aborigen es Andiki o Jauntxo, según la categoría.
            Teóricamente, un hombre de armas era contratado por una comunidad para que los defendiese de los Balderos. Con el tiempo, éste se convertía en Andiki o Jauntxo. Es el mismo fundamento por el cual muchos pueblos aceptaron a un monarca como su señor: para que les protegiese de los Ezpat’Andikis. Esto fué como poner un burro a cuidar un trigal o un lobo a velar por los corderos.
            Veamos un caso concreto, con nombres y apellidos, que además de servirnos de prueba, nos servirá de ejemplo vital y desvanecerá un mito divulgado por los nava-ricos: una entelequia histórica, según la cual los Nabarros, Gipuzkoanos o Alabeses, se hacían la guerra “a cada ratico”, durante años y siglos.
            Don Alfonso de Otazu y Llana (sesudo historiador a quién la Etnografía y la Etnología “le vendrían como anillo al dedo”, a mi entender), en su obra “El Igualitarismo vasco: mito y realidad”, nos entresaca unos párrafos de un memorial antiguo existente en el archivo de Berástegi (Guipúzcoa). Me serviré de ellos.
            En 1553, el Ezpat’Andiki del pueblo, de la ralea de los Lazkano y afiliado al partido Oñazino (... ¡Ah; la venerada antigüedad del bipartidismo inglés!...), llevó a juicio a unos auzókratas  del lugar, por haberle destruido la tumba y el asiento de su Casa en la iglesia comunal. El Concejo de Berástegi salió en defensa de sus Vecinos pero el proceso fué “arrimado al ascua” del Baldero pues, en vez de ser atendido por la autoridad competente (el Alcalde de Hermandad respectivo), fué puesto en manos del Corregidor (funcionario por designación monárquica).
            En un juicio anterior (1535) los testigos habían afirmado que con anterioridad a 1450 no existía el dicho Ezpat’Andiki (Pariente Mayor en la jerga civilista) en Berástegi ni su solar físico.
            También afirman los Vecinos de Leizarán (valle geográfico en el que está enclavado Berástegi) que recibían mucho daño de la facción andikil Gamboina, en especial de los Jauntxos de Erieta y Eraso, así como de las guarniciones militares de Lekunberri, Gorriti y Leitza.
            He aquí uno de los casos (veremos algunos más) en los que la verdad etnológica resplandece sobre las tergiversaciones propagadas por los nava-ricos. La hostil violencia entre guipuzcoanos, alaveses y nava-ricos es una mal intencionada leyenda difundida desde el navarrismo para que no prospere la reunificación política del civilismo vasco. Los que en realidad peleaban, por la única razón de que tal era su medio de vida, eran los balderos (de aquí la expresión de tomar algo “de balde”, sin pagar o compensar) de dichos territorios. Que se peleen los malhechores de Tijuana con los de Texas, no da pié a decir que exista una lucha entre mexicanos y estadounidenses. Vamos; pienso, yo.
            Los afectados vecinos de Leizarán, decidieron en asamblea elegir a uno de los suyos para que les defendiese. El encargo fue aceptado por el tercer hijo de la Casa Sagastiberri, habiendo sido rechazado por los dos mayores. Por cierto, según los testigos, el hijo mayor de dicha Casa respondió a la comisión vecinal que le propuso el encargo: “...diciendo que el no era, salvo para su trabajo. “
            Como compensación, los Vecinos “... le dieron el pan de la Iglesia (los diezmos o recaudación eclesiástica) de dicha Universidad de Verastegui, y los dichos florines, quesos, manteca, carne y vino, y renta ... porque les amparase y defendiese ...”.
            Pasó el tiempo y Fernando el Católico impuso en el Reino de Navarra su peculiar paz armada; muy diferente, por cierto, a la que establecieron los auzókratas gipuzkoanos 50 años antes.
            Habiendo cesado las causas que dieron origen al encargo, éste no tenía razón de ser para los Vecinos del valle y en 1534 rescindieron el contrato, dejando de pagar los emolumentos al Ezpat’Andiki del momento. Este “se subió a las parras”, les hizo la vida imposible, les llevó a juicio en el ámbito civilista, incluso amenazó a más de un auzókrata, pero no desarrolló con más profundidad sus intenciones por dos razones fundamentales. La primera, porque el Andikismo había sido derrotado militarmente, asolada su infraestructura y desterrada su dirigencia del solar guipuzcoano; todo ello por obra de la Hermandad de Ipúzkoa. La violencia de los balderos fue la causa de que los Vecinos decidiesen recurrir al procedimiento sumarísimo de la Auzokrazia; es decir, la lucha armada.
            La segunda nos la da el propio el propio baldero: “...son muchos y grandes pueblos, y que pueden mucho, y son muy altivos, indómitos y soberbios, tales que no consintieran ninguna fuerza...”. ¿Recuerda el lector lo dicho respecto a las convicciones de los habitantes de Garray (Numancia), Karagorri (Calahorra), etc.?
            Los auzókratas tuvieron que pasar a los hechos, sin tener que llegar al proceso sumarísimo, debido a la cerrazón del baldero. No debemos olvidar, en descargo del “noble”, que en el Nobilismo español, trabajar era una deshonra que podía conllevar la destitución de títulos nobiliarios. El método auzokrático utilizado fue, en palabras del propio Ezpat’Andiki: “...los dichos pueblos y Universidades de Verastegui y el Duayen, ... como pueblos, y poderosos, ... haziendo entre sí liga, y munipodio para no moler en ellos, e haziendo otros molinos más altos y baxos, de manera que los suyos quedasen aislados y perdidos, y así quedaron, y estan dessolados, y perdidos.”

            ¿Se preguntará el lector cómo terminó la cuestión? No “viene a cuento”, respecto del objetivo que me propongo analizar pero como tiene que ver con los recursos anticivilistas usados por los auzókratas, tal vez pueda ser útil que los contemporáneos sepan de los procedimientos de sus Antepasados.
            En la España civilista de la época (adscrita al Sacro (sagrado) Imperio Romano), los Comuneros (auzókratas de la meseta ibérica) podían hacer bien poco para defenderse de los “nobles” sin arriesgar la vida (nadie, que no fuese hombre de armas autorizado, podía poseer armas de más longitud que una mano)
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            ¿El Alcalde de Zalamea y Fuenteovejuna fueron en realidad excepciones?

            No he podido profundizar al respecto, pero en Guipúzcoa, desde luego, la situación era muy diferente, debido a la restauración de la Auzokrazia, suceso acontecido en 1456. Sin embargo, tal vez por haber transcurrido 100 años del hecho, parece que casos particulares como el de Berástegi (pudiéramos hablar de los de Loyola, Zarauz, Lasa, Lazcano,  etc.), tenían que dilucidarse cara a cara, so pena de quedar los Vecinos a merced del funcionario civilista de turno.
            Para zanjar el pleito, de una vez por todas, los auzókratas de Berástegi y Elduayen decidieron demoler sus propias Casas y reedificarlas en otro lugar, alejado del solar baldero. El escudo del nuevo vecindario lo circundaron con una máxima auzokrática: “Nobleza con Libertad”.
           
            La conclusión que saco de esta experiencia es, que se puede comprobar cómo el Bien-Vivir o hacer Bien la Vida, no procede del bienestar, sino del Bien-Actuar.
            Una Persona, para estar bien: ¿no necesita de algo más que bienestar?
            La dejación de los deberes auzokráticos no condujo a nada bueno a los Vecinos de Leizaran: ¿será conveniente olvidar esta circunstancia?

            Retomando nuestro “hilo”, no creo descabellado suponer que en los castros Keltas o indoeuropeos se hubiesen dado casos y desenlaces similares al de Leizaran, porque, sin ir más lejos, los asturianos o gallegos de nuestros días, tal y como la Etnografía nos demuestra, tienen un Humanismo (concepción de lo que hay qué hacer en la Vida) más parecido al Gizabidea eúskaro que al civilista español, enraizado en los postulados romano-godos (indoeuropeos). Por ejemplo, no comulgan con ruedas de molino, no confunden el tocino con la velocidad, no ponen los bueyes a retejar ni van a pescar a los pastizales.

            Los resultados de las excavaciones de Atapuerka (Bureba burgalesa, región que estuvo inserta en el Reino Pirenaico de forma natural) evidencian la presencia humana en la península ibérica, varios cientos de miles de años antes que en Centro-Europa, desmontando los axiomas de la prehistoriografía convencional, la cual afirma que dicha región fue el epicentro irradiador de cultura, por antonomásia. La verdad etnológica (respaldada de más en más por la Arqueología) es que de dicha zona, lo que se expandió fue una feroz corriente retroevolutiva para el ser Humano, basada en la apropiación violenta del sudor ajeno, conforme a los postulados de la “Ley del más fuerte”.
            Tan contundentes como poco conocidas son las conclusiones de las investigaciones arqueológicas           que llevaron a cabo, en el primer cuarto del siglo XX, don Telesforo Aranzadi, Eguren y J.M. Barandiarán (los Tres Tristes Trogloditas); estudios que demuestran como en el Pirineo se produjo una evolución, peculiar y local, del Homo Sapiens-Sapiens, hacia el sexto milenio antes de Cristo, la cual desembocó en el “Homus Eúskarus”. Por si esto fuera poco, en marzo del año 2000 se dieron a la luz pública, los resultados de dos investigaciones genéticas del ADN europeo, las cuales constatan que diversos elementos genéticos de los irlandeses tienen origen en la raza eúskara. Se afirma también que el 75% de los cromosomás detectados en los genes europeos proceden de los aborígenes pirenaicos. La revista  alemana “Spektrum der Wissenschaft” publicó un reportaje, fundamentado en las investigaciones del lingüista alemán, Vennemann, y del genetista de Cambridge, Foster, afirmando que la repoblación del occidente europeo después de la glaciación de Würm (10.000 a.c), se produjo a través del País Vasco. Que el habla de la Europa aborigen sería una rudimentaria lengua vascona y que fueron las hordas indoeuropeas las que confrontaron esta cultura. Las conclusiones de las investigaciones que se llevan a cabo en Atapuerka (norte de Burgos) no hacen sino reforzar estas opiniones. Y por si fuera poco, el departamento de biología de la universidad de Oxford, dirigido por Stephen Oppenheimer, hizo un estudio de ADN en 10.000 personas de origen anglo-irlandés llegando a la conclusión de que alrededor del 70% de los anglo-irlandeses actuales proceden de los eúskaros.

            Vamos, poco a poco, vislumbrando nuestro objetivo.
            En el tercer milenio antes de Cristo, el desarrollo ganadero y las construcciones megalíticas del ámbito eúskaro son hechos notorios y fehacientes.  Teniendo en cuenta cómo los Artzainak (lit. cuidadores de animales) de nuestros días son los que mejor han mantenido los elementos primordiales de la Cultura Eúskara y los postulados socio-económicos de la Auzokrazia, no tengo otra opción, más probable, que cifrar los orígenes de la Auzokrazia en el neolítico. Concretando aún más, en el contexto mental de los eúskaros que habían conseguido evolucionar, dejando atrás la predación (caza, pesca, recolección, robo) como medio de vida principal, hasta descubrir y adoptar el Trabajo (no confundir con el esfuerzo) como factor de primer orden para la Vida y evolución del  ser Humano.
            Por supuesto que esta no es una opinión personal.
            En el capítulo “Instituciones Vascas”, de la enciclopedia “EUSKALDUNAK” (Editorial  Etor, dirigida por D. J.M. Barandiarán), D. Manuel Lecuona, escribió: “De este modo la más genuina cultura vasca rezuma todavía sabor pastoril... No es necesario insistir en que el hecho de ser pastoril no supone el que sea despreciable. La mecánica fundamental, las técnicas básicas, y todo lo que es la cultura popular, incluida la lengua, hunde sus raíces en la cultura pastoril. El genio democrático mismo del pueblo se desarrolla y manifiesta en instituciones notabilísimás que datan de dicho estadio cultural.” (PG 36).
            Los depredadores, no obstante, tardarán siglos en desaparecer (los pescadores todavía existen). Los que no se desarraigaron de dicho modo de vida (algunos linajes de cazadores) y persistieron en la depredación del semejante, por no querer encauzar positivamente sus esfuerzos, serán absorbidos una y otra vez por las sucesivas corrientes Civilistas que asolaron, y asolan, la península ibérica. Ellos fueron los antepasados de los Ezpat’Andikis, Eliz’Andikis, Jauntxos, Balderos, partidócratas, etc. Mercenarios vascos sirvieron a Hannibal, Sertorio, Mena, Pompeyo, Julio César, Augusto, ...Fernando e Isabel los Católicos, Felipe II, Napoleón, ... Franco, Petain, Suárez, Pompidou, Felipe González, etc. Sí, estimado lector, incluso el jefe de los tres mosqueteros, monseigneur de Treville (tres villas, en francés), era natural de Zuberoa, del lugar de Irulegi (tres lugares, en eskuara).
            La etnología comparada nos demuestra que lo mismo sucedió (y sucede) en culturas de América, Asia y Africa; pero esa es otra historia, muy cultivada, por cierto, por la historiografía convencional. Los actores y sucesos concernientes al Civilismo humano tienen muchos medios de difusión a su servicio, incrementando en gran medida, el avance de la retroevolución del ser Humano.
4 – UNA RESISTENCIA BI-MILENARIA
            La co-existencia entre la cultura evolutiva (naturalista) y la retroevolutiva (civilista) en la península ibérica y sus inmediaciones continentales, no fue pacífica, sumando ya  más de 2500 años de resistencia. En efecto, los aborígenes de la zona (los eúskaros), herederos directos de la magnífica Cultura Pirenaica del Magdaleniense (18.000 a 9000 a. C.), todavía siguen resistiendo al Civilismo para poder existir.

            No se puede poner en duda la presencia fenicia y griega en Iberia, pero no se ha constatado que estas gentes tuviesen intención de dominar por la fuerza a sus aborígenes, a pesar de que su humanismo les facultaba para ello. ¿Qué habrían usado de la fuerza bruta en ocasiones?; no me cabe duda. La Etnología comparada nos brinda un caso muy semejante en la frontera venezolano-brasileña. Me refiero a las incursiones de los buscadores de oro, conocidos como “garimpeiros”, en territorios amazónicos habitados por aborígenes de la etnia yanomami.

            Algo similar  también pudiera afirmarse respecto del contacto entre aborígenes pirenaicos y Keltas o indoeuropeos, que precedieron a los medio-orientales en unos 1000 años, según los arqueólogos.
            Sea porque los eúskaros eran amantes de su manera de ser o porque su economía les permitía no depender sino de su esfuerzo personal y de Jainko (Dios), los griegos y fenicios se centraron en lo suyo: comerciar y colonizar. Esta actividad, lejos de ponerles en aprietos, les benefició sobremanera, en especial durante los albores de las relaciones, cuando los aborígenes no habían “caído en la cuenta” del valor del oro, la plata, el cobre o el plomo, más allá de sus propiedades físicas. De poca importancia eran éstas para aquellos estadios culturales pero la fuerza de la magia civilista les confirió inaudito valor.
            Ahora bien, desde que “cayeron” en ello, la relación cambió.... Y, de que los eúskaros “cayeron” no hay la menor duda, entre otras razones porque de la floreciente Tartessos o de las afamadas “polis” (en griego, ciudad) del valle del rio Ib’ero, e incluso “megapolis” (Trucios, por ejemplo, en opinión de Tolomeo) no han quedado sino rastros materiales.

            ¿Y de su humanismo?. ¿Cuántos habitantes de Andalucía (dónde floreció la cultura tartéssica) o del valle del Ebro (epicentro ibérico), hoy en día, participarán de las opiniones de Aristóteles? ¿Cuántos creerán que la guerra es un medio de adquisición natural? Si el lector quisiera cerciorarse, no lo tiene tan difícil, porque el teléfono es un medio muy utilizado para encuestas.

            Sin embargo, los aborígenes pirenaicos no han desaparecido; mantienen todos los modos de vida de aquellas épocas y lo que realmente importa: su filosofía de Vida, su Camino del Hombre al que denominan Gizabidea. Evaluando los datos etnográficos parece que esta situación proseguirá durante años, al menos, mientras la naturaleza Humana pueda seguir teniendo un ámbito en el Pirineo.
           
            La relación intercultural, fructífera y pacífica, entre los mercaderes del Medio Oriente y los aborígenes ibéricos es un hecho que la Arqueología sigue alumbrando, cada año con más nitidez. Según razoné, más o menos, en mi obra “Eskualdunak, aborígenes europeos:  ...) los iberos, en principio fueron eúskaros que adoptaron algunas formas de vida material y social orientales, no sucediendo lo mismo con la espiritual. Así se deduce de los hechos y creencias que los libros antiguos recogen. También refieren los textos, y la Arqueología lo confirma, que tenían una pujante economía cuando los cartagineses hollaron Iberia; además de rasgos culturales de primer orden como arte, idioma y escritura peculiares. En época romana, incluso, se decía que una ardilla podía viajar desde el Pirineo hasta Cádiz, aludiendo de este modo a los extensos bosques peninsulares. El bosque es el espacio vital de la cultura depredadora.
            Ahora bien, con los africanos llegó la peste que acabó con la convivencia intercultural, de modo muy parecido a como sucedió en Terranova con la llegada de los conquistadores civilistas (franceses, ingleses, holandeses), los cuales acabaron con la convivencia mantenida por los eúskaros y aborígenes, durante 200 años.

            Fieles a sus postulados civilizadores, los cartagineses eran “amos” y los de allende su polis (Cartago), esclavos; aunque si éstos eran suficientemente ricos o poderosos, podían llegar a obtener la condición de siervos. ¡Toda una gracia!

            Pero, los romanos eran de la misma condición mental que dichos africanos, y como es sabido, dos fuerzas del mismo signo, se repelen. Es un principio elemental de la Física.
            Estas dos mentalidades cavernícolas, ya en el año 222 a.C., introducen una novedad en suelo ibérico, típica de su humanismo: la Magia “negra”. Confieren por ese medio, a modo de simple ejemplo, al río Ebro una cualidad mágica, es decir, extrínseca a sus propiedades naturales: Frontera. El río, que hasta ese momento había sido fuente de vida y vehículo de relaciones culturales, “adquiere” por arte de magia una cualidad retroevolutiva, quedando convertido en un límite territorial. Insisto en que esto fue producto de la magia “negra” civilista para que el lector lo tenga en cuenta, habida cuenta de los violentos trastornos que acarreará a las relaciones humanas. La Frontera es la extrapolación de un invento civilista: la Muralla.
            La territorialidad es un delicado recurso de subsistencia para ciertos animales irracionales: por ejemplo, leones y águilas; no así para renos, ovejas o palomas. ¿Quiénes y por qué eligieron leones y águilas como símbolos de su poder? ¿Por qué las autoridades civilistas usan armas como símbolos de su investidura y los autorizados de la Auzzokrazia, varas pastoriles?
            Es obvio que los romanos y cartagineses no habían conseguido evolucionar de dicho estadio irracional (depredador), por el contrario, profundizaron tanto en dicha senda que se hundieron. Es más, incluso en nuestro flamante tercer milenio, la obsesión por delimitar ámbitos territoriales es un hecho crucial para los civilistas e insignificante para los naturalistas, ya que sacado de contexto, ocasiona violencia y penalidades cruentas a la Buena gente. Claro está que estas consecuencias funestas tienen un fundamento moral radicalmente diferente, según deriven de la usurpación o de la defensa territorial.
            Sigamos adelante. ¿Establecieron los retroevolutivos aquel acuífero límite de buena fé? No, por cierto. El consenso alcanzado fue para repartirse el sudor aborigen, de modo muy similar al que estableció un sagrado pontífice romano para que sus deudos se repartiesen el sur de América: Brasil, para los portugueses y el resto para los españoles. Ahora bien, en ambos casos, en cuanto  creyesen poder vencer al adversario, ninguna de las dos civilizadísimás partes tenían intención de respetar lo acordado.
            Los tratados o tratos, no eran desconocidos para los aborígenes ibéricos, como tampoco lo eran para los americanos, toda vez que el trueque es la forma más elemental de intercambio. Sin embargo, se hacían de palabra, modo mucho más natural, entre otras razones porque hay Pueblos sin escritura pero no los hay sin idioma. La rúbrica consiste en un apretón de hombros, antebrazos o manos; es decir, mediante contacto físico entre las personas, que es como la Naturaleza establece para el intercambio de sensaciones, incluso las de más alto nivel.
            Es agradable para un niño mirar el escaparate de una pastelería, pero comparado con hincarle el diente a un pastel ... Es agradable contemplar a un ser amado, pero abrazarlo ... Es agradable tener una buena idea, pero llevarla a la práctica es grandioso, y resultando útil a los demás se convierte en sublime. No vaya el lector a irse por las nubes: ¿no es sublime dar de comer en Eritrea y Etiopía?

            Los griegos y romanos se percataron de las diferencias existentes entre los habitantes de la península ibérica y nos transmitieron datos con bastante inexactitud, por cierto. Nada más lógico, ya que todos los publicadores antiguos (Herodoto, Aristóteles, Tolomeo, Diodoro Sículo, Posidonio,  Ateneo, Estrabón, Silio Itálico, Polibio, etc.) escribieron “de oidas” acerca de Iberia y sus habitantes, puesto que ninguno de éllos pisó suelo ibérico. ¿No fueron capaces, incluso, de escribir acerca de la longitud de los montes Pirineos? Incendio, en griego, se dice Pyrene.

Por cierto, ¿no te llama la atención, estimado lector, que los sabios, Confucio, Buda, Sócrates o  Jesús de Nazaret, por ejemplo, no se dedicaron a escribir?

            ¿Cuántos publicadores de los medios de comunicación actuales no hacen su labor al estilo de los escritores mencionados? En fín, son características del progreso Civilista.
            En cambio los naturalistas; los eúskaros, por ejemplo, cuando hablan (porque, como los sabios, escribir escriben bien poco), si no han sido testigos de lo que refieren, colocan delante de la forma verbal la expresión “omen”, de modo muy parecido a como los latinizados utilizan la de “dicen que” para salvar su responsabilidad en cuanto a que sea verdad o mentira lo dicho. Cosas del Naturalismo...
            De no ser por las funestas consecuencias que al ser Humano ha acarreado, sería gracioso el sistema utilizado por los civilizados; el famoso “magíster dixit” (lo dijo el maestro), con el que profesionales del saber civilista han querido contestar, y pretenden seguir contestando, a las naturales dudas de sus alumnos.
           
            Los antagonismos entre Cartago y Roma permitieron a los eúskaros e iberos conocer bien de cerca la expansión de una forma de vida infrahumana; un arte divino, según los civilizados: la Guerra. La pelea es una cosa natural, basta contemplar a un grupo de niños, y los aborígenes suelen ser como niños. Ahora bien, una cosa es pelear y otra bien distinta, creer que se pueda vivir peleando, o lo que es peor aún, de la pelea.
            ¿Estoy refiriéndome a la bondad natural del ser Humano? No, por cierto. ¿Carecerían los eúskaros de tendencias militaristas? No lo creo, y por si acaso, ya presentaré unos cuantos ejemplos en el transcurso del capítulo. De todos modos, tenga en cuenta el lector, la actitud de los hijos de la Casa Sagastiberri de Berástegi que hemos visto en el capítulo anterior.
           
            Los romanos, como pueblo humanistamente no evolucionado, todavía tardarán unos 200 años en percatarse de la existencia de formas de dominación mucho más eficaces, duraderas y menos peligrosas, que las posibilitadas por las armas. A los cartagineses, sin embargo, habiendo hecho caso omiso de la tecnología que los faraones importaron del Oriente, se les acababa el tiempo, ya que “El que a hierro mata, a hierro muere”. Pese a todo, tuvieron tiempo de sobra para dejar constancia de su humanismo, arrasando territorios, sojuzgando gente de trabajo, matando personas de Bien, esclavizando inocentes, traicionando aliados, etc. En ese “divino arte” (para los civilistas) de la guerra, los romanos les superarán con creces en todas sus facetas.
            A la concepción romana de lo que hay que hacer en la vida (humanismo), que no fue otra cosa que vivir de la guerra y la conquista, es que yo llamo Civilismo, dado que su mayor orgullo y polo de referencia era una civitat (en latín, ciudad): Roma.
            Estaban tan aferrados a su necio orgullo que incluso contaban la existencia del mundo a partir de la fundación de su ciudad: ¿no pareciera cosa de magia?
            ¡Pensar que la edificaron en un territorio cedido, de buena fé, por los aborígenes del lugar (los etruscos) ¡
            Este “ombligo centrismo”, por cierto, es otra de las características del Civilismo, que mudará de aspecto y tácticas a lo largo de la Historia humanoide, pero no de objetivo. Los civilistas han tenido muchos dioses, con diferentes nombres pero iguales atribuciones, tal y como podemos constatar desde Japón a Perú. Ahora bien, objetivo, solo uno, idéntico para todos los infrahumanos: vivir unos pocos (cuantos menos, mejor civilización) a costa de los demás.
            “Civilización” proviene de “civitat” y cuando quiera es hora de que los historiadores se ocupen de discernir el humanismo de los Pueblos y el de las Civilizaciones, según estén adscritos sus miembros a mentalidades retroevolutivas (Civilismo) o evolutivas (Naturalismo). Me permito recordar al lector lo dicho acerca de las peleas entre malhechores de Guipúzcoa, Alava y Navarra que luego han sido difundidas como guerras entre gipuzkoanos, alabeses y nabarros. ¡Magia ... magia “negra”!
            Es una constante histórico-arqueológica en todo el planeta que cuando un modelo civilista logra alcanzar sus objetivos, entra en un proceso degenerativo que culmina, irremisiblemente, en la extinción.
            Es una Ley Natural, que no creo deba ser pasada por alto, ya que, además de costarle muy caro al infractor, en ello puede irle su vida o la de sus descendientes. ¿Cuál es  el objetivo de los civilistas medios?: ¿ el Estar bien o el bienestar de sus hijos? ¿No es una constante que a pesar de que los padres ponen al alcance de su prole todos los elementos del bienestar civilizado, ésta no se siente bien?
            ¿Por simple ignorancia es que se sigue “jugando” con fuego, armas, polución, radioactividad, consumismo, ... etc.? Dijeron los jefes a sus guerreros: ¡peleen! ... y les irá bien en la vida. Pero el resultado les fue adverso. Dijeron los pontífices a sus fieles: ¡conquisten las almás! ... y les irá bien. Pero el resultado les fue adverso. Dicen los líderes a sus conciudadanos ¡compren! ... y les irá bien. Pero los resultados han puesto en peligro, incluso, al planeta.

            Pero, en fin, a lo que iba.
            Los Ilergetes, de entre los eúskaros iberizados, si no fueron los primeros, si fueron, al menos, los que más suenan en la historia documental, padeciendo en sus carnes los efectos del civilismo; y una de sus variantes (la romana) terminará por engullirlos. Aprendamos, no poco, de aquella historia.
            Los textos nos dan muchos rasgos de su sociedad, muy civilizada, por cierto. Nadie duda de sus caracteres iberos y tanto sus patronímicos como la toponimia de su territorio, son de raíz euskérica. D. Antonio Tovar escribió al respecto: “Con este método (estudio de la toponimia, es decir, de los nombres de lugares) Menéndez Pidal y G. Rohlfs han señalado territorios vascos en el Alto Aragón y en la Gascuña, y recientemente J. Corominas ha estudiado restos eúskaros en nombres de lugar de la Cataluña pirenaica, hasta la misma orilla del mar Mediterráneo”.
Por ejemplo, Mataró, en idioma ibero se llamó Ilduro; Elche, Ildurci; Sevilla, Iliberris; Zaragoza, Zalduba.  Don Julio Caro Baroja, describiendo el famoso bronce de Ascoli, dice: “Los nombres de los jinetes van unidos a los de sus padres. Es de notar que ya romanizados son los tres de Lérida (epicentro Ilergete), donde se distingue bien que el padre llevaba nombre indígena y el hijo nombre romano: Otacilius Svisetarten y (ilius), Cn. Cornelius Nesille (ilius), P. Eabius (por Fabius) Enasagin (ilius).
            Los demás son indígenas. Y no cabe duda de que, a veces, entre el antropónimo y el nombre étnico o de ciudadanía hay relación. “Ennegensis” es alusivo a ciudad, como se ha visto; entre los “segienses” aparece un “Elandus Enneges” (ilius) ...
            Varios de los nombres pueden compararse con los que aparecen en tiempos anteriores referentes a los ilergetes. Así “Beles Vmarbeles y (ilius)” con Indibeles, es decir, Indíbil ... Insistir en la importancia que el documento da a las ciudades de origen.   El reclutamiento (de estos mercenarios) se ha hecho por ellas (las ciudades iberas), no por pueblos o grupos gentilicios...”.

He aquí uno de esos ejemplos a los que hice referencia hablando de las tendencias militaristas naturales en los eúskaros. El general cartaginés, Hannibal, también llevó entre sus huestes mercenarios vascos; pero no debe olvidar el lector la condición de éstos: civilizados, por otro nombre, más concreto, iberizados.
            Los ilergetes tomaron partido en la macro contienda civilista de la época junto a los cartagineses porque habían sufrido mucho la crueldad de éstos; pero cuando Scipion el Joven arrasó Cartago, “les cayó la gota fría” romana. Claro que, juzgando por los resultados que esta toma de partido les acarreó, más que una gota, les cayó una pedregada, tan descomunal, que acabó con ellos.
Los eúskaros, por el contrario, fieles a una de sus normas ( “entre parientes y hermanos, no metas las manos” ), siguen existiendo.
            Don Julio Caro, citando a Polibio, dice que “ ...la rapacidad de los generales cartagineses quebró la amistad antigua. Asdrúbal, hijo de Giseon, pidió una cantidad muy grande de plata a Indíbil, el cual había perdido antes su reino por ser el más fiel aliado de los cartagineses ...”. Los yanquis ayudaron a los cubanos a independizarse de la monarquía española, pero luego ... ¿Qué hizo Franco con los carlistas nava-ricos, que le fueron tan eficaces como fieles? Los traicionó, los desarmó, e incluso, los persiguió.
            Ahora bien, podemos apreciar por los textos antiguos que los Ilergetes no habían hecho plena dejación de su humanismo eúskaro, en el cual, por ejemplo, la fidelidad es un valor deslumbrante; faro magnífico para el bien’Estar moral del ser Humano, siempre que no se confunda “el tocino con la velocidad”. En efecto, sublimar la fidelidad personal (cualidad en el ámbito civilista) en detrimento de la fidelidad al Ideal (cualidad naturalista) es una mutación cultural que desarrolla enfermedades sociales tan graves como el fascismo, la partidocracia, la dictadura del funcionariado, la monarquía,... etc. Me sorprende mucho la torpeza de los eúskaros en este aspecto, en esta falta de habilidad para deslindar la fidelidad, incluso en nuestros días. Por ejemplo, suelen confundir a una/s persona con un partido político, e incluso, con el ideario teórico de éste. Con aquello de “... sus razones tendrán”, otorga en silencio la Buena gente, “carta blanca” a los civilistas del mundo entero.
            “Por sus obras les conoceréis”. ¿Traerá algo de bueno el olvido de esta recomendación del Maestro nazaretiano? ¿No será el objetivo evitar que nos caiga “la gota fría”? Mal asunto ese; pero si además nos cae por nuestra pusilanimidad o cobardía....  
           
            Cuando destruyó Cartago, el joven general romano encontró una hermana del rey de los Ilergetes, Indíbil (... de porte majestuoso ...), pero ni Polibio ni don Julio Caro dicen qué les sucedió a las hijas del jefe ibero, mantenidas en secuestro por los civilizados africanos.
            Tito Livio añade que Scipión fue generoso con Indíbil por aquello, digo yo, de que “él que regala bien vende, si él que recibe lo entiende”. No estoy seguro de que sea cierto, pero hubo hechos suficientes como para que en aquella época se formáse este otro refrán: “Más vale malo conocido que bueno por conocer”.
            Don Tito añade que Indíbil y Mandonio (el otro rey ibero de la nación Ilergete), “... tenían la idea de que podían establecer para ellos un reino con toda Hispania ...”. Pero, don Tito; ¿aquellos eúskaros civilizados acaso habían nacido sometidos a Roma o Cartago? La incriminación del historiador romano, ¿no es idéntica  a la de los intelectuales españoles con respecto a las actitudes de los nacionalistas vascos que pretenden recobrar la Libertad de sus Antepasados? Suelo elucubrar acerca de lo que dirán si algún día llegasen a pasar los vascos, de las palabras a los hechos. ¿Los franceses y españoles dirimirían el conflicto recurriendo a los tribunales competentes o recurrirían en alzada, como siempre, al tribunal de las armas?
            Vemos que el independentismo, otro de los rasgos de la mentalidad naturalista, pues no hay mochuelo que no tenga su olivo, ni cordero que busque amparo en la cueva del lobo, estaba presente en los Ilergetes con el mismo sentido que en la actualidad: sobrevivir como etnia. Los nacionalistas vascos suelen decir, “recuperar lo robado”,  Yo no participo de esta opinión porque lo que los españoles pudieron robar a los vascos fue su institucionalismo, es decir, sus leyes y sus autoridades. Reclamar, o peor aún, luchar por recuperar una variante local del Civilismo me parece una retroevolución que poco, o nada, traería de bueno a los eúskaros. Ya tendremos ocasión de ver cómo fue que los vascos despreciaron y combatieron los fundamentos sociales del Humanismo eúskaro, tal y como vimos, demásiado rápido quizás, en el capítulo anterior.

            Don Tito pone en boca de Scipión que los guerreros de Indíbil y Mandonio les seguían porque “... eran de regia nobleza ...”, pero que en “... cuerpo, semblante, vestido y costumbres ...” eran romanos. Observemos algo: ¿qué veríamos si a un ertzaina (policía vasco) le quitásemos la boina roja y el escudo que llevan cosido? ¿Se le distinguiría del resto de policías civilistas? Tal vez en el colorido de su vestimenta pero no en su función. Me resulta vergonzoso ver como golpean los policías vascos a sus conciudadanos. ¿Por qué recurren las autoridades vascas a la violencia para imponer sus opiniones? Esto es típico de la civilización.

            Pasado un corto tiempo, el joven general romano impuso a los aborígenes poli’tizados del nor-oeste de la península ibérica un tratado por el que éstos se comprometían a pagar un alto tributo a Roma; tan exagerado que incluía seres humanos. El progreso que traía la civilización romana (según siguen haciéndonos creer los historiadores civilistas) debió resultar “muy agradable” a los rehenes ilergetes, y un precio muy lógico para sus progenitores. ¿El precio del progreso?
            Que cosa; ¿no me produce nauseas pensar que el “progreso” civilista, en cualquier lugar y época, siempre se ha pagado con sangre humana?
            Pero, tapar el sol con un dedo, en cualquier época y lugar, también es un hecho ilusorio; como también lo es, creer que un tratado civilista tiene fuerza en si mismo, no siendo en realidad más que un acto de magia, un truco cuyo éxito depende más del equilibrio de fuerzas entre los firmantes, que de su buena voluntad. Todo lo contrario pasa con los “tratos” de los aborígenes.
            El hecho es que los Ilergetes, acatando su instinto eúskaro, decidieron enfrentar a los neo-invasores. Indíbil ya había sido derrotado con anterioridad aunque también había resultado vencedor en muchas ocasiones. Por lo tanto, sabía lo que le podía venir encima. Consciente de que Scipión era de cuidado, aún siendo él joven, y que Roma era superior a Cartago, decidió convocar a otros eúskaros iberizados: Bargusios, Auxetanos, Lacetanos, etc. “La acción no se dejó esperar, L. Léntulo y L. Manlio Accidio atravesaron el “ager Ausetanus”, sin hostilizar a los que allí quedaban. Al fín se pararon a tres millas de los enemigos. Intentaron entablar negociaciones para que no se desencadenase la lucha, pero el intento parece que fracasó.”. Don Tito, en traducción de don Julio Caro, se parece a una cadena de noticias norteamericana narrando los hechos, por ejemplo, de la invasión de Panamá. Las contradicciones del relator latino se sazonan con absurdos que siguen activos en casi todas las cátedras de casi todas las universidades. Es el caso de pretender que admitamos que Indíbil había reunido “ ... en  pocos días del verano hasta 30.000 infantes y casi 4.000 jinetes ..”, lo cual es absurdo, teniendo en cuenta la densidad de población peninsular en aquella época. Lo mismo sucede respecto de la intención romana de “entablar negociaciones”. ¿Cómo se puede admitir que álguien, mucho menos un Pueblo libre, deba negociar las condiciones de su propia esclavitud?

            Indíbil murió atravesado por una lanza romana (recordando a Viriato, vaya usted a saber) y Mandonio pudo escapar. Los vencidos capitularon pero Roma exigió la entrega del lider sobreviviente y de otros jefes iberos. De nuevo pretende confundirnos el relator romano: ¿no afirma que fueron entregados? Lo que la historia asevera es que en Roma les sometieron a tortura antes de asesinarlos; sistema y método muy propios de la civilización, que todavía existen con gran vigor. Testimonio de ello, los informes anuales de Amnesty International, además de los videos, fotografías y testimonios orales.
            ¿Desmentir a don Tito? No seré yo quién lo haga, pero creer que los ilergetes entregasen a sus jefes es algo que la historia de la época desmiente. Me inclino a pensar que  hubo una pre’Viriato’nada, una traición asalariada, lo suficientemente ruin como para resultarle repulsiva a don Tito, razón por la cual decidió achacar la felonía a los que sufrieron la invasión armada del extranjero.¿Fueron en realidad sunitas los que entregaron a Saddam Hussein? Sin embargo, hay estudiosos que piensan de modo diferente, porque sabido es que para los militares civilistas, vencer es lo importante, siendo aleatorio el cómo. Ahora bien, también entonces, como luego y ahora, para los de retaguardia si tiene importancia el cómo se destroza y por eso, don Tito, desde mi punto de vista, es uno de los precursores del periodismo historicista (variante académica de la historieta) que convierte a los indios caribeños en caníbales, a los pieles rojas en demonios, a los negros africanos  en bestias sin alma, a los vietnamitas en diablos, a los islamistas en fanáticos desquiciados, a los vascos en incendiarios de Gernika, ... etc.
            La paz romana, modelo y pilar básico de la civilización occidental, duró mientras los aborígenes civilizados pagaron sin rechistar. El año 195, Catón “... ingresó muchas monedas acuñadas en Hueca ...”, pero don Tito mismo nos advierte de que también había un tal Bilistages, régulo de los Ilergetes, que se quejó a los romanos de que varias fortalezas de su territorio estaban sitiadas por “ ... pueblos enemigos rebelados...” y que los Ilergetes no resistirían sin la ayuda de Roma.
            Si damos crédito a don Tito, resulta que la asociación entre eúskaros civilizados y extranjeros opresores (romanos, en este caso) tiene más de 2.000 años de tradición. Consolar, la verdad, no me consuela nada este dato, pero me da “un no sé qué” en el orgullo saber que hay quién puede resistir durante tantos años al Mal. Pienso en mi abuelo Francisco y me pregunto si los nava-ricos de 1936 habrían sido capaces de asesinar a tanta Buena gente (más 3.000 en tres meses) sin el concurso de la Guardia Civil “española”.
            A raíz de aquello, Catón trató a los Ilergetes con tanta perfidia como astucia, lo cual le granjeó el aplauso de sus conciudadanos: ¿no sucedió lo mismo con Espartero y los “carlistas” de 1839?
            Los Bergistanos se rebelaron pero solo una ciudad de su territorio (Segéstica), hubo de ser sometida por las armas. Sumemos este caso a los precedentes que llevamos visto de lo acontecido en Garray (Numancia) y Karagorri (Calahorra). Pero lo más curioso del caso es que, según don Tito, esta fue la excusa que sirvió a los civilizados para desarmar a los Ilergetes, que “... consideraban que la vida no tenía razón de ser sin armas ...”.
           
            Observemos a qué situación les llevó el “progreso ” de los poli’tizados griegos a los eúskaros que se civilizaron. La cuestión es que lo mismo les ocurrirá a todos los que vayan sumándose a las concepciones civilistas. El caso del reino de Navarra es tan diáfano como reiterativo.
           
            ¿Me habré extendido demásiado en estos prolegómenos del ocaso eúskaro? Por cierto; ¿no dicen los historiadores vascos que “el problema vasco” data del siglo XIX? El vasco, puede ser; pero el eúskaro, desde luego que no. He insistido en esta época porque la historia de estos eúskaros civilizados no tiene desperdicio. Además de mostrarnos, con tanto tiempo de adelanto, lo que sucede cuando se desechan los postulados Naturalistas para abrazar los del Civilismo; condensa muy bien su trágica evolución, desde el “politizamiento” griego hasta la civilización romana. ¿Desaparecer es progreso? Así es. El progreso civilista implica que la mayor parte de sus seres humanos se conviertan en masas dirigidas por una u otra minoría.

            Total. Los romanos expandieron su progreso Ebro arriba y de costado con la misma metodología y oferta, a limpio golpe y: sometimiento o exterminio. El caso es que: ¿ofreció otra alternativa el duque de Alba (general del ejército invasor) a los habitantes del Reino de Navarra en 1512? Pero; ¿no es inaudito que muchos nava-ricos no les ofrecieran ni tan siquiera eso a los más de 3.000 nabarros que asesinaron en el verano de 1936?
            ¿Progreso? ¿Civilización? No; no hay tal, entendidos tales conceptos en sentido positivo. Como dicen en Venezuela, “Ojo pelao”, porque la historia nos enseña que cuanto más desarrollo material alcanza una civilización, más cerca está su ocaso.
            Numancia y Calahorra siguen clamando a los Hombres de Buena Voluntad su tragedia, tan alto como Hiroshima, Nagasaki o Gernika. No respiro bien cuando pienso cómo esos desgarradores ecos siguen siendo opacados por el confort del bienestar. Cómo los profesores y publicadores citan estos episodios como anécdotas del Progreso y la Civilización. En fin, allá éllos con sus conciencias.
           
            Sin embargo, bien porque los eúskaros de río arriba habían aprendido en la cabeza de sus excompañeros de cultura o porque eran gentes de armas tomar, los avances de la civilización romana no dieron los mismos resultados en el interior de Euskolandia.
            El Licenciado Poza nos refiere en 1587 que Lucio Floro dejó escrito “... con encarecimiento que los cántabros hacían la dicha guerra con mucha más obstinación, soberbia y brío que los asturianos; porque, como él (Lucio) dice, era gente que no se contentaba con defender su libertad, sino que también trataban de conquistar a sus vecinos comarcanos de la devoción romana...”.
            Cantabria, en plena Edad Media, todavía incluía a los territorios que luego serían conocidos como Vizcaya, La Rioja y Alaba. Por lo que se lee, los kántabros eran conscientes de que el “remedio” romano era peor que su “enfermedad” y de ahí su ardor defensivo, azuzado por el instinto más genérico de la Naturaleza: el de supervivencia. En el caso Humano, ese instinto no puede quedarse en su fase elemental, en la simple vivencia animal, sino que requiere de su forma evolucionada, en la que la Libertad personal es tan necesaria como la social.
            Por otra parte, nada más lógico y natural, el hecho de que los kántabros atacasen a sus vecinos, antiguos con’naturales suyos, entre otras razones porque muchos de éllos iban a la vanguardia de las legiones romanas, tal y como irán los nava-ricos del partido beamontés en cabeza del ejército que subyugó al Reino de Navarra; o los nava-ricos del partido carlista en la vanguardia del ejército franquista. Ya veremos como esto fue una constante respecto a los Andikis y Jauntxos de todos los tiempos.

            Un poeta romano, Horacio, nos dice muchas otras cosas de aquellos kántabros pero me limitaré a señalar tres. La primera, que “... no pudieron ser uncidos al férreo yugo  romano (Cantaber indoctus nostra ferre iuga) ...”. La segunda, en palabras del propio Poza, “... Cantabria es la que puso terror y espanto a los ejércitos romanos, obligándolos más a pelear por la vida que por la ambición ... con ella confiesan las historias que amedrentaban a las compañías y legiones que mostraban cobardía, amenazándolas que las pondrían con los cántabros, para que con ellos supiesen de veras qué cosa era el temer y azorarse, de que quedó muy celebrado el adagio contra los cobardes: Ad bellum Cantabricum  (a la guerra Cantábrica –con ellos-) ...”. La tercera, que “... de esta nación se contaba por cosa no vista, oída ni entendida, que cuando mataban o atormentaban a un vascongado, ése les echaba coplas y pullas, a que llamaban Pean Cantabricum”.
            ¿Será por mera casualidad o por cuestión genética, lo que mi memoria me acaba de recordar?. Es el caso que me contaba un conocido, cómo a un amigo suyo, bizkaino como él,  un tal Hidalgo, capitán de la Guardia Civil “española”, célebre (por su crueldad) le golpeaba con un martillo en la cabeza para que “cantase” (obtener información). El bizkaino menudo de cuerpo, que menudo eúskaro era, por espacio de tres días cantaba: “ Euzko gudariak gera, Euskadi askatzeko ...” (Eúskaros guerreros somos, para Euskadi (Patria vasca) libertar ...) . De no haber cejado el capitán “español” (estas comillas las pongo porque los verdaderos españoles no son así, sino gente de Bien y Trabajo)  en su civilizado método de investigación, es obvio que nuestro bizkaino menudo,  hubiese muerto; tal y como ha ocurrido en otros casos.
            Pero en la relación eúskaro-romana también influyó la Naturaleza Divina, porque miles de personas decepcionadas por el falso progreso de la civilización imperial, reaccionaron al ejemplo de vida y consejos de Jesús de Nazaret. Consciente la Buena gente de la época de que la opción romana era dar marcha atrás en la evolución humana, cambió  de actitud y gracias a eso pudo comprobarse que el Amor es capaz de sobreponerse al Odio, sin pelear.
            A raíz de esto, a los romanos se les cayeron algo más que sus esquemás, debido a que su grado degenerativo era irreversible,  puesto que en todas las direcciones erradas habían ido demásiado lejos. Tan grande era su degeneración que, por ejemplo, ya no querían seguir guerreando para vivir; su  anhelo era el postre de sus antepasados: disfrutar del botín. ¿Quién puede disfrutar del descanso sin estar cansado? Obvio: el vago, el maleante, el ocioso, etc.  Esta fue la razón por la  que tuvieron que recurrir al reclutamiento de mercenarios, causa superficial de la destrucción de su civilizadísimo y dilatado imperio. El mencionado bronce de Ascoli, datado en el año 90 a. C., nos refiere los nombres de eúskaros muy civilizados. Pompeyo, Julio Cesar, Sertorio, Mela, Augusto, Calígula,  etc. fueron algunos de los pontífices romanos que valoraron en muchas monedas la fidelidad y aptitud bélica de los mercenarios ibéricos. Ya dije que esta cualidad, ser fiel, con ser muy celebrada por los civilistas, es inferior a la de los naturalistas por ser de índole personal y no Ideal, como la de los eúskaros. Lástima que estos aborígenes europeos sean tan torpes en fijar los límites entre ambas formás de fidelidad....A pesar de la sangre que han derramado, no les entra en la cabeza. Parece cosa genérica esto, porque: ¿qué les pasó a los jefes saharauis que “idolatraron” al último santo caudillo de España?. Que en cuanto murió Franco, los civilistas españoles les abandonaron a su suerte. Todo ello a pesar de que hasta entonces nos habían querido hacer creer que Igfni, Fernando Poo, Nueva Guinea y el Sahara, eran territorios tan españoles como la madrileña calle de Alcalá. ¿Habían querido, he dicho? ...¿Qué es lo que dicen respecto a Ceuta, Melilla, Navarra, Euskadi, Cataluña, Galicia, etc.? ¿Qué pasará en la España civilista cuando su ejército no intervenga en contra de los idealistas  que no han perdido su conciencia de Pueblo? Y no me refiero sólo a los vascos y catalanes porque si el lector se informase de lo que anualmente se celebra en Fuenteovejuna y Villalar, que son dos lugares alejados tanto del Pais Vasco como de Catalunya, me daría la razón. ¿Qué pasará cuando la “unidad de la patria” vuelva a poner en peligro la solidez monetaria del personal (VIP, claro)?

La milenaria tragedia no ha concluido y es que la cuestión es bien sencilla: para que España pueda sobrevivir los Pueblos de la península Ibérica deben desaparecer.

            En fin; reflexionemos acerca de algo interesante: ¿fueron los romanos, los cartagineses o griegos, los causantes de las alteraciones humanísticas que se aprecian en los aborígenes civilizados por ellos?.
            Puede que a los chauvinistas les agrade una respuesta, en tal sentido, afirmativa pero yo no me llamo “cándido” ni creo que entre los eúskaros que contactaron a los griegos, no los hubiese que gustasen de “ no dar ni golpe”. Estoy seguro, aunque no pueda demostrarlo sino etnológicamente, que muchísimo antes de la “Nacionalidad del Lan “ (Neolítico) hubo eúskaros desarraigados de su Gizabidea que preferían vivir del esfuerzo ajeno.
            Sabemos que esto “pasa en las mejores familias “ y que también hubo casos similares entre los aborígenes canadienses, entre los del golfo de Guinea, en el Caribe, en los Andes y entre los indoeuropeos. También podemos ver que el fenómeno está presente en la Naturaleza; no hay más que observar a las hienas, cuervos, garrapatas, sanguijuelas y demás parásitos (los hay incluso entre los vegetales) que viven a costa de otros.

            Los griegos habrían consolado a sus primeros amigos eúskaros ( es una presunción personal) diciéndoles que el recelo y desprecio con que sus paisanos les trataban (algo así como los Apaches a los indios que servían de guías a los gringos) por haberse adscrito a otros modos de ganar el pan, sin el sudor de la propia frente, serían pasajeros; pues así lo habían comprobado éllos en muchas gentes de otras regiones mediterráneas.
            Puede también que la incredulidad de muchos eúskaros pro-griegos cesase tan pronto como vieron que muchos de los suyos creían que los orientales eran tontos o estaban locos. ¿No cambiaban, pués, hermosas telas, vasijas tan finas y bellas como un capullo floral, aceite mucho más delicioso que la manteca, y sobre todo , ese néctar de uva, cien veces mejor que la cerveza de mijo, todo ello por unos cuantos trozos de metales de lo más inútil, como el oro, plata, estaño y cobre?.  ¡ Tontos ... de remate!
            Eso mismo devieron pensar los primeros aborígenes caribeños que recibieron un machete o un hacha a cambio de una perla o una esmeralda; y el primer indio de las praderas norteamericanas que intercambió una pepita de oro por un fusil.

            Al cabo de unas pocas expediciones  (digo yo ), hasta los más temerosos de entre los futuros iberotarras abandonaron sus esquemás mentales, sobre todo los postulados de su Gizabidea, que les entorpecían la aceptación de los de la civilización. Puede que en esas épocas lejanas cambiasen incluso de aforismos. Por ejemplo, el aborigen que dice “Vale más hacer que mandar hacer”, por el civilista, “Vive bien sin mirar a costa de quién”.
            ¿Puede imaginarse el lector lo que habría contado, a su regreso de Grecia, el primer iberotarra que visitó aquel país, probablemente por invitación de algún amiguete griego?.
            ¿Vida? ¿Podía llamarse vida a estar ordeñando cabras y ovejas todo el día, para luego, encima, dormir en una choza? ¡Kiah ¡ Vida, vida de verdad era la de Corinto, Tebas, Salónica, Creta; pero sobre todo la de Atenas.
            ¿Y de los hombres?; porque, de animales sí que  “sabían  la tira” su aita (padre) y aitona (abuelo, lit. padre bueno), pero de los hombres ...Poco; era mucho decir. ¿Acaso no desconocían que los hay nacidos para mandar y para obedecer? ... Para su aita solo los había para trabajar, aunque, eso sí, cada uno su parte. Hablaron horas y horas en muchas ocasiones y, definitivamente, el aita y el aitona no querían aprender nada sobre los hombres. Siempre le decían que los esclavos solo trabajarían a la fuerza para los amos y nunca creyeron lo que él había visto: que los esclavos se esmeraban en agradar a los amos sin esperar a cambio otra compensación que buen trato. ¿Comportarse un Hombre como uno de sus perros pastor? Pobre hijo, en verdad era digno de lástima.
            Las advertencias del padre eúskaro cayeron en saco roto, toda vez que su hijo quería progresar. Tener un futuro mejor para él y sus hijos. De nada sirvieron las observaciones que los familiares le hicieron acerca de cómo él se dejaba la vida en las minas y en los caminos para llevar las piedras brillantes al griego, mientras éste se la pasaba tumbado, a la fresca en verano, y al calor del fuego, en invierno. Todo era inútil porque el hijo pródigo había creído en la promesa del oriental, según la cual muy pronto, él ocuparía su lugar y otros serían los que tendrían que sufrir en las minas y caminos: ¿cómo desaprovechar tamaña oportunidad? Todo lo contrario; había que aferrarse con fuerza al carro del progreso. Solo era capaz de sonreir a las ocurrencias de su hermano txikito, sobre todo cuando le preguntaba cómo era que se podía pescar sin acercarse al río.
            - El aitona dice que “ El que quiera peces que se moje el culo”.
- El aitona no sabe lo que es vida; hazme caso.
Es de suponer que el magnate (¿por qué se parecerá tanto esta palabra a la de mangante?)    griego no le habría contado a su confiado amigo del valle del Ibero cómo habían logrado su opulencia los espartanos, por ejemplo. Que también le habría ocultado cómo estos griegos “admirables” habían despojado de su tierra a los aborígenes (los Ilotas) para repartírsela entre ellos. Se dice que hicieron 9.000 parcelas porque tal era el número de espartanos.

            ¿ El orgulloso mercante griego no era capaz de darse cuenta cómo los Ilotas, trabajando la tierra que les había sido usurpada, estaban recuperándola?
            ¡ No, que va! Imposible que un mercante se diese cuenta de ello, pues ni siquiera los sabios griegos, oráculos en ristre, eran capaces de observar la realidad de la Naturaleza. Eso sí, mirar al futuro y ponerse más dignos “que un gato con una morcilla”, sí; eso sí. Claro, así les fue. ¿A qué final les condujo su mentalidad a los átridas? ¿Y a Odiseo y sus familiares y amigos? Al mismo que les condujo la suya a los duques vascos de la Akitania eúskara y a los hijos de Sancho III el Mayor, el Rey de todos los Vascos, según los historietadores nacionalistas, o como escribió su esposa en su sepulcro, Hispanis Imperator.

            Y así, amigo lector, aún habiendo avanzado tan poco en la historia, hemos topado con el “quid” de la cuestión vasca, del problema vasco.
            El equilibrio entre las plataformás continentales es un tema que la Naturaleza tiene a su cargo; el de las plataformás culturales, por el contrario, solo depende del Sentido Común Humano.
Lástima que en el Civilismo, éste sea el menos común de los sentidos, porque todo lo directivo depende del liderazgo. Los civilizados están sujetos por sus líderes, los auzókratas se guían por Ideales.

            El caso es que hace unos 2500 años, en el sur’oeste de Europa colisionaron dos concepciones de la Vida, originando un cataclismo cultural cuyo final todavía está por llegar a los Pirineos, en dónde los Civilistas siguen atacando y los aborígenes se siguen defendiendo.

            ¿Demásiado simple? Puede ser; pero así es la realidad etnohistórica.
            Pudiera haber presentado la grandiosa tragedia pirenaica al modo barroco de las aulas universitarias civilistas o como suelen hacer en sus libros los historiadores profesionales. Me hubiese resultado mucho más fácil llenar el escenario con personajes y el texto con anécdotas de los sucesos acaecidos, aburriendo al lector fecundo (los textos, por muy antiguos que sean, nunca varían de contenido) y apabullando al novel; sin embargo, he preferido mantenerme lo más alejado posible de las polvaredas que levantaron los expoliadores de territorios ajenos y de las “flores que se echaron” entre sí los civilizados por tales éxitos, para centrarme en las repercusiones que el Civilismo viene causando a los aborígenes pirenaicos.
            ¿Por qué he actuado así? Sencillo, por instinto; ni yo mismo he sabido por qué le doy tantas vueltas al “pasado”. Ahora creo que ha sido por instinto de supervivencia.
            El incendio cultural que los Civilistas desataron en el País de mis Antepasados todavía flamea. Por muy bajas que estén las nubes de humo, las llamás abrasadoras están siempre más abajo, y el origen del siniestro, muy alejado.
            Hacer aspavientos en el humo para relatar los actos de los pirómanos y las peripecias de los bomberos, con ser una labor que requiere esfuerzo, no contribuirá a reducir el impacto ecológico, ni mucho menos a sofocar el incendio. ¿Por qué no se incluyen en los manuales ecológicos el valor de la bio-diversidad cultural pirenaica?
            Yo he pretendido hacer más. Como el legendario Gastón de Belzunce o el anónimo ferrón de Arrasate, he querido llegar hasta el dragón que desde tan antiguo asola a mis compañeros de Cultura. No he podido evitar la imperiosa llamada de una necesidad existente en mi conciencia, pero también tengo una razón existencial, porque, como dicen en Venezuela, “camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”.
            Jesús de Nazaret nos demostró que para no morir, lo realmente importante es cómo se vive y no cuanto se vive.
            Cualquier atleta sabe que las medallas tienen valor sólo si están cargadas de constancia y esfuerzo, con independencia del metal en que hayan sido fundidas o simplemente bañadas. Sin la carga energética humana no irradian satisfacción. Las que han llegado a colgar de nuestro cuello por error arbitral, mala suerte del adversario o simple donación, tienen una fecha de caducidad muy corta, por lo que pueden llegar a resultarnos nocivas.
            El joven carpintero nacido en el exilio, por obra y gracia de un crédulo paisano suyo (Herodes), nos dio ejemplo de que la regeneración empieza por uno mismo. En los desiertos sociales una persona puede oír con más facilidad el llamado de la Naturaleza. Aquel mensaje Amoroso caló en muchas mentes del ámbito civilista pero había que ser un dios para poder realizarse como ser humano en medio de aquella ciénaga cultural. Por esta razón fueron miles las personas que optaron por ir a vivir en bosques, desiertos, montes y cuevas, recibiendo el nombre de anacoretas.
            En el territorio poblado por los eúskaros (Euskolandia) hubo muchos que alcanzaron la santidad. Algunos de ellos trataron, en vano, de prevenir a los post’iberos, romanos y demás gentes adscritas al Civilismo que les rodeaban. San Felices vivía con naturalidad en las inmediaciones de las ruinas del que fuera opulento castro romano de Bilibio (Rioja). Uno de sus discípulos, San Millán, sin poder resistir la voz de su conciencia solidaria, “ ... envió un mensajero al Senado (de Cantabria) con encargo de que el día de Pascua estuviesen reunidos. Juntáronse todos el día señalado: contó el Santo lo que había visto, los homicidios, los hurtos é incestos y las violencias de los malos, y reprendió los demás vicios y les predicó que hiciesen penitencia. Y como todos le oyesen con reverencia, porque todos se la tenían muy grande, como á uno de los discípulos de Jesucristo ...”.
            Es muy importante tener en cuenta que el autor del texto citado, San Braulio, uno de los discípulos de San Millán, escribió a principios del siglo VII, a solos 50 años del fallecimiento del anacoreta. ¿No refieren los textos escolares que el Imperio Romano feneció a principios del siglo V, como consecuencia de las invasiones de los bárbaros?
            El civilizado modo de vida romano estaba cosechando los podridos frutos de las nefastas semillas sembradas por sus ancestros, aquéllos que solían enseñar a sus hijos, “vive bien, sin mirar a costa de quién”. Sin embargo, aquella civilización venía de lejos, de Oriente. Un rey de Asiria, llamado Asurbanipal (Nabudokonosor, para los hebreos) mandó colocar unas inscripciones en las entradas de su reino: “Extranjero que vienes a Asiria, oye el consejo de su rey: come, bebe y goza, lo demás no vale nada”.
            ¡Cuantas veces le oí repetir esto a don José Miguel de Barandiarán!
            Es muy curioso que la historia convencional diga que los “destructores” del Imperio romano pasaron los Pirineos a comienzos del siglo V. Sin embargo, San Millán no previno al Senado de aquella Cantabria acerca del peligro que aquellos seres suponían, sino acerca del modo de vida, tan civilizado él, de sus habitantes.
            En fin, de que llegaron, llegaron, pero: ¿quiénes eran aquellos “bárbaros”?. Aspavientos intelectuales y bibliográficos aparte, eran gentes del centro y norte de Europa; con mentalidad civilista un tanto elemental; muy apreciados por los patricios de Roma y desarraigados de su cultura oriunda. ¿No creerá el lector que todos los suevos  de la época, por ejemplo, fuesen como los suevos que se asentaron en el nor’este de la península ibérica, verdad? No; Roma los asalarió para poder seguir imperando cuando sus hijos prefirieron el goce del botín al de la guerra misma. Para ello, los romanos les transmitieron lo más efectivo de su arte, del único que en verdad dominaban: el Arte de la Guerra.
            Es un mito, mejor dicho, un fraude de la historia documental, afirmar que los romanos fueron constructores de calzadas, puentes, edificios y ciudades magníficas, so pena de que admitamos que es lo mismo hacer, que mandar hacer. Los autores de dichas obras eran etruscos, lacetanos, siracusos, cretenses, micénicos, post’griegos, egipcios, ... de cualquier etnia menos “hijos de Roma”, porque éstos, al igual que la “nobleza” española despreciaban a los que realizaban trabajos productivos.
            Quede claro que a sus bárbaros, los romanos (mira quién fue a hablar) no les enseñaron a construir puentes ni ciudades, sino todo lo contrario: a destruirlas. Es obvio que tampoco les adiestraron a cultivar la tierra, ni mucho menos a respetar lo ajeno, incluyendo la vida del ser humano. Insisto: los romanos recompensaban a sus hijos y a sus asalariados, los “bárbaros”, por echar abajo construcciones, talar campos de cultivo, incendiar poblados, saquear bienes, esclavizar seres humanos e incluso, por exterminar pueblos enteros.
            Claro que, visto desde la “ñoñería”; ¿qué otra cosa podían hacer aquellos “infelices” sino lo que con tanto esmero les enseñaron sus maestros? ¿Qué otra cosa puede hacer el policía o el soldado sino obedecer la orden del superior?
           
            El caso es que a raíz de todo esto, de los datos del siglo IX y de la Etnología histórica, no me parece desacertado afirmar que muchos iberotarras de aquellos siglos volviesen al seno cultural aborigen (eúskaro), sobre todo a partir del siglo V, una vez que comprobaron que el remedio “revolucionario” de los del norte era “más de lo mismo” e incluso, peor. Más o menos, por razón parecida fue que muchos de sus descendientes volvieron de las fábricas capitalistas a las Casas eúskaras, en la década de 1970 a 1980. En una fábrica de ese tipo, es cierto, el dinero se ganaba con menos esfuerzo que en la Casa, pero “... eso no es Vida; pa mi, lo qu’es, no es Vida ...” oía yo de labios de gentes que habitaban en Leitza, Gorriti, Huizi, Val de Ollo, Val d’Erro, la Burunda, etc.
            
            Es un hecho documental que San Eulogio (obispo civilista de Córdova) ensalzó en una famosa carta la magnificencia de los monasterios nazaretianos del  Pirineo, hablando muy poco de las ricas sedes oficiales de la iglesia de Roma, las cuales sí enviaban representantes a los contubernios de Toledo. Pero esto último, no nos incumbe.
            Sí es importante tener en cuenta que la reproducción humana, por la vía sexual, es rápida; pero, además, cuanto más acuciante y problemática sea la existencia de un pueblo, se acelera más. La Etnografía nos muestra esta realidad a lo largo y ancho del “tercer mundo” y en los ghettos urbanos. ¿Contradicción? No lo creo, porque no existe tal en la Naturaleza. En el Trópico puede apreciarse como la floración de árboles frutales, por ejemplo, viene a consecuencia del agobio producido por la temporaria falta de lluvias: ¿creerán los árboles que se van a secar y por eso “echan el resto” para reproducirse? ¿No es arduo sobrevivir sin que llueva como para ponerse a criar mangos, aguacates, lechosas, mameyes, guanábanas, guayabas, tamarindos, etc.? Sea como fuere, lo cierto es el hecho, estudiado por científicos y aprovechado por campesinos. Doy fé de ello por haberlo experimentado en nuestra finca de la sabána venezolana.
            Los del, hoy por hoy, primer mundo (¿a cuantos no se les olvida la Europa de 1940-1950?) se asombran de cuan fecunda es la naturaleza humana en medios tan pobres e insalubres como Bangladesh, Sudan, Nigeria, Venezuela, Perú,  Ecuador, etc; y tan paupérrima en paraísos como Navarra, Asturias, Dinamarca o Suecia.
            Los que inmolan en el altar del bienestar el amor de sus propios familiares, el aprecio de sus vecinos, la amistad de sus amigos, el respeto de la Buena gente e incluso su salud física y mental, están ya tan desnaturalizados que no pueden comprender que otros seres humanos tengan que reproducirse a tope para poder perpetuarse.
            ¿Por qué pone tantos huevos la trucha?; porque el medio le resulta adverso. ¿Por qué tienen tantos hijos, los pobres, en los países pobres y en los ricos?: ¿ porque el medio les  resulta favorable y satisfactorio?
            La Naturaleza dota a los seres más débiles, incluso a los microscópicos virus y bacterias, de gran capacidad reproductora. Los superiores, dotados incluso de inteligencia, que no hagan buen uso de sus capacidades caerán por su propia degeneración. De un modo u otro, desaparecerán: es Ley Natural. ¿Conviene no olvidarse de élla? Sí; por supuesto. Al menos, si la perpetuación de la especie es uno de los objetivos de sus miembros. En el Civilismo, por ejemplo, la degeneración humana puede llegar al extremo de que sus individuos no quieran reproducirse. Por simple comodidad, por el profundo culto que se brinda al bienestar, el civilista llega a creer que sus propios hijos le resultarán una carga, una larga cadena de problemás. ¿Contradicción en la Naturaleza? No, en absoluto. Una aberración cultural como el Civilismo, provoca una mutación en los genes físicos del ADN, de suerte que el mutante aborrezca su reproducción natural, consiguiéndose de este modo la desaparición del error. Nunca dejo de asombrarme ante las innumerables formas que la Naturaleza ha diseñado para la reproducción, control y extinción de las especies.
           
            Pero, a lo que vamos. La reproducción espiritual, única en verdad a la que puede llamarse, con propiedad, humana, es lenta, muy lenta. Un solo hombre puede procrear muchos hijos (en Venezuela tengo referencias de patriarcas con más de 40 vástagos) pero el mejor de los Maestros: ¿cuántos discípulos aptos podrá tener? Por esta razón deduzco que el esplendor nazaretiano descrito por el obispo pre’andaluz en el Pirineo, debía venir de antaño, de muy antaño, para haber podido engendrar tanta gente buena.
            Eso no es todo. Los anacoretas, como San Millán, vivían retirados en fragosidades, morando en cuevas y dando ejemplo de lo bien que se puede llegar a sentir una persona con tan poco bienestar. Estos nazaretianos, únicos cristianos verdaderos de la época, se hacían respetar con algo tan simple como elemental: su ejemplo de vida. ¿Por qué se respeta tanto a los auténticos misioneros?.... Ahora bien, surge una cuestión: ¿si los nazaretianos vivían tan retirados de la civilización: quién podía ser testigo de su ejemplar modo de vida? No creo que sea una casualidad que todos los monasterios nazaretianos mencionados por el obispo civilista estuviesen situados en ámbitos pastoriles. En efecto, los únicos testigos posibles del ejemplo anacorético tenían que habitar en plena naturaleza, como éllos; y los únicos seres naturalistas del valle del Ebro y Pirineos, en aquella época eran eúskaros.

            Roma seguía languideciendo porque los impuestos (adorno conceptual civilista que pretende ornamentar lo que no son sino refinadas formas de apropiación del sudor ajeno) que llegaban a manos de sus ciudadanos eran muy escasos. La vida material era muy costosa en las ciudades. A fuerza de una escrupulosa selección del más bruto de entre los “bárbaros” y de adoctrinar a sus hijos para que les sirviesen bien, el Senado romano pudo seguir ejerciendo el liderazgo, aunque, eso si, por medio del consenso con otros fenomenales civilistas surgidos a lo largo y ancho del Imperio. Pero, ya en el siglo VII, la Buena gente (eje motriz de la maquinaria productiva del Civilismo) “pasaba” de la civilización por medio de su fe cristiana, como de los ríos por medio de los puentes.
            El tradicional arte romano de la guerra, ni siquiera a nivel artesanal (rapiña y saqueo), daba para mal-vivir a los “bárbaros”; no solo porque los eúskaros eran gentes de hábitos frugales (Strabón trataba de tacaños a los iberos) sino porque, aún no siendo gentes de armas vivir, si lo eran de armas tomar. Del mismo modo que le pegaban una pedrada al toro o carnero que se despistaba de la manada, le sacaban un ojo al mercenario más atento. Con la misma facilidad con que tumbaban un roble, derribaban al caballero de mejor armadura. Y, lo dicho, estos aborígenes europeos del sur’oeste, eran más sobrios que un encino, con lo que, dedicarse a su saqueo, además de muy peligroso, era improductivo. Al cabo de los siglos, los eúskaros seguirán prefiriendo un pedazo de pan con tocino y un trago de vino, eso sí, con un buen amigo, que la más delicada cena con un caballero.
            Pero; ¿he dicho preferían? ¿ A ver si estoy equivocado y todavía somos “más de muchos” los que seguimos prefiriendo lo mismo, por las mismás razones?
           
            En Euskolandia, los hombres de armas vivir tuvieron que ir en plan autónomo, por libre, incursionando aquí y allá, dónde hubiese buena gente trabajando. Esta modalidad de vida se denomina en los textos antiguos del Reino de Pamplona, balderismo o vivir del balde, y a sus miembros, balderos. De muy antaño viene la expresión “tomar algo de balde” para referirse a tomar algo sin pagar o compensar por ello.
            En el transcurso de los cuatro siglos “y pico” en el que los monarcas pirenaicos ejercieron o compartieron el dominio de Euskolandia, dicho modo de vida creció sin mesura, hasta el punto de resultar incontrolable por la monarquía vascona y su mentora, la iglesia de Roma. En mi ensayo multi-aludido, “Eskualdunak, aborígenes ...” razoné documentalmente estas afirmaciones. Puede creerme el lector: solamente los dos últimos miembros de la dinastía civilista aborigen (Santso VI el Sabio y su hijo, el Fuerte) se distinguieron por colaborar (otros dicen amparar) con la Buena gente. Entre ellos dos reconocieron más Fueros a la Buena Gente que todos los demás reyes pirenaicos juntos. ¿Qué clase de amparo ofrecieron sus antepasados a los Dueños de su Sudor, en contra de los balderos, si al final el problema lo tuvieron que enfrentar estos mismos, en Hermandad y por las armas? He aquí otro de los mitos de la historia civilista de Euskolandia.
            Pero no puedo avanzar tan rápido en la trayectoria etnológica de la Auzokrazia sin aclarar otros aspectos importantes para comprender nuestro entorno contemporáneo deslindando los ámbitos propios del Civilismo y del Culturalismo.
            Admitamos la desaparición del Imperio Romano, pero solo de modo formal, y aún esto, reducido a la nomenclatura y apariencia externa de sus partidarios. Al nombre original, tal y como vimos en el caso del emperador Karl’os I y V, solo se le hizo añadir otro concepto, dando como resultado el de Sacro (sagrado) Imperio Romano. El tal Karl’os vivió en el siglo XVI pero Napoleón en el XIX; sin embargo, ambos fueron coronados en el mismo sitio (Roma), con la misma corona y con el mismo título. En consecuencia: ¿cómo y cuando desapareció el famoso imperio? ¿No ha oído hablar el lector de la unión europea que va consiguiendo el Club de Roma? ¡Vaya!, otra vez me he despistado.
            Echemos una ojeada al proceso por el cual los Amos de Roma decidieron adoptar un medio de dominación venido de Asia y perfeccionado en el Medio Oriente.

            En el Egipto post’faraónico, dos feroces generales romanos vieron que había una tecnología más avanzada que la Legión Romana para dominar a la Buena gente. El sobrino de Julio y Marco Antonio eran maestros en el arte romano, pero la Guerra es una fragua tan tosca y rudimentaria que reclama una permanente atención de parte del “artista”. Ello implica dormir poco y con un ojo abierto, so pena de que el sojuzgado se rebele. Poderosas tenazas eran las legiones romanas, es cierto; pero ... ¡tan pesadas!... Extraordinarias herramientas para arrancar de cuajo un clavo tan grande como una ciudad, pero ineficaces para solucionar los pequeños problemás de la rueda del progreso civilista.
            Por el contrario, Cleopatra, con un mohín de su narizota conseguía cualquier cosa que sus adorantes siervos pudiesen hacer. ¿No es más plausible que fuese la forma de ejercer el poder de aquella mujer y no su belleza lo que atrajo a los cachorros romanos hasta el tan decadente Egipto tolomaico de la época? Así lo creo, entre otras razones, porque el ideal romano de mujer estaba representado por la blancura de la tez y la virginidad. Cleopatra, como cualquier africana, era bastante morena y su virginidad ... Baste decir que la continencia sexual de Mesalina era muy parecida a la suya. Sinceramente, No; no fue la faraona lo que se disputaron aquellos pimpollos de Roma, sino la forma de ejercer el poder. Pero la diosa egipcia viviente (para sus fieles), consciente del hecho (digo yo) se suicidó sin haberles hecho partícipes a sus amantes de los intríngulis básicos de su tecnología dominadora. Este secreto no fue guardado por ser “la última pepsicola del desierto”, “la piedra filosofal”, “la oración milagrosa”, ni tan siquiera “la verga de Triana”, sino porque siendo tan elemental como en realidad es, temía que sus macizos y bellos amantes, creyéndose burlados, la emprendiesen a golpes con élla.
            Muerta la diva y perdido su secreto, parece ser que los genios de Roma fueron demasiado cortos para entender los jeroglíficos egipcios y decidieron volver a su arte.  El final de la guerra dio como vencedor al sobrino de Julio César. Creyendo que el hábito hace al monje, ordenó a los ciudadanos imperiales creer que era dios y se hizo llamar, en primer lugar, Augusto. Los romanos, tanto como los romanizados, dado que el divino les permitía disfrutar en paz de mucho más pan que el que podían consumir, se hicieron los tontos y le siguieron el juego. No solo a él, sino a todos los que posteriormente fueron emperadores romanos, sin excluir, por supuesto a mutantes como Nerón o Calígula. Que cosa tan curiosa, el caso es, que según los historiadores romanos, ambos tipos, antes de ser ungidos emperadores parecían normales, incluso admirables.
            Sin embargo, la suerte del Imperio estaba echada porque el mensaje de Jesús de Nazaret es imprescindible para la perpetuación del ser Humano.
            La civilización romana era consciente de su agonía porque no podían secar el caudal cristiano. Sin embargo, hubo algún ingenioso que les hizo ver las cosas de otro modo. En efecto, la corriente cristiana no se podía erradicar, y de ello daban fe todos los medios y esfuerzos que pusieron en ello: crucifixiones, piras incendiarias, leones, ... Sin embargo, como cualquier otro torrente, era represable y en ese estado podía resultar muy útil para regenerar el poder romano, cosa ésta que ya creían imposible.
            Cuando Alarik instaló su tienda frente a las murallas de Roma; ¿no se creyeron también perdidos? Por supuesto que era de otra índole la revolución cristiana pero todo era cuestión de enfocar bien el análisis del problema. Los civilistas de medio mundo tenían su estrado en el senado imperial: ¿serían incapaces de dar con la solución? Siguiendo un antiguo precepto romano, al no poder vencer a su enemigo, lo tomaron como aliado. Alarik fue designado Imperator. Dispersaron su ejército con la excusa de la defensa de las fronteras imperiales, lo separaron de sus hijos e hijas con el pretexto de que su educación así lo requería y al final, lo invitaron a cenar para envenenarlo.
            Los patricios romanos fueron abrazándose al cristianismo con pasión, pero ésta no era de índole amorosa sino carnal, pues el objetivo no era otro que seguir satisfaciendo sus más bajos instintos humanos en el cuerpo ajeno. Enarbolaron los símbolos cristianos con mayor gallardía que nadie para hacer méritos entre la Buena gente. Los ricos se tornaron espléndidos a base de compartir con la plebe una pequeña parte de sus bienes que, como es lógico, a los desposeídos les parecía “todo el oro del mundo”, de modo muy parecido a como pasa con los pequeños accionistas (que son miles) en las grandes multinacionales contemporáneas.
            Mientras tanto, y por no malgastar más tiempo en semejante ciénaga cultural, los “artistas” romanos laboraban sin cesar en sus fraguas soterradas, forjando la cruz del martirio nazaretiano para conseguir hacer de élla el arma más terrible y eficaz de todos los tiempos occidentales. No pararon hasta conseguirlo.
            Se dice que llevaron a Roma al discípulo que renegó tres veces consecutivas de su Maestro; le cambiaron su nombre hebreo (Simón) por el latino, Pedro y lo intitularon pontífice de la nueva era imperial.
            ¿Recuerda el lector a Sancho Panza como gobernador de la ínsula de Barataria?, ¿Se imagina a un Cristo con dos pistolas? ¿No? ¿Por qué será entonces que han usado las armas tan a menudo los pontífices romanos? A finales del siglo XIX todavía se ejecutaban seres humanos en el Vaticano por medio del garrote vil.
            Poco a poco, en la fragua romana se fueron amalgamando todos los recursos civilistas conocidos hasta conseguir edificar una iglesia capaz de tergiversar la verdad de un pesebre.
            Todavía me cuesta creer que la magia católica fuese capaz de conquistar las almas de tanta y tanta Buena gente que ha ido pasando por el mundo, desde entonces. ¿Será verdad lo que nos han predicado y enseñado?
            ¿Cómo iba a creer la Buena gente que el Soberano viviese en un lugar tan inaccesible como el cielo, si sus obras estaban (y están) por toda la tierra?
            ¿Cómo poder creer que el padre celestial católico pudiese poner los designios de su iglesia en las manos de los asesinos de su hijo?
            Por estas y otras muchas razones que tengo analizadas en otros ensayos, los pontífices de la iglesia romana nunca podrán desembarazarse totalmente del uso de las armas, so pena de perder su liderazgo.
            Lo que he pretendido hacer ver al lector con estos apuntes no es otra cosa que la inconsistencia de un mito. La iglesia de Roma, en pocas palabras, no es sino la segunda fase del Imperio Romano, cuyo objetivo principal fue la restauración de la primacía romana en el civilismo occidental.
            ¿No habrá olvidado el lector el titulo imperial de Karl’os I y V, verdad?
Y es en ese marco institucional en el  que hay que incluir lo que llaman Reconquista Española. Si hubo un proceso de reconquista pero no de España, (so pena de admitir barbaridades como que los visigodos eran españoles), sino de la Hispania del  imperio romano. Por esta razón, todos los reyes, de todos los reinos, en todas las épocas, tenían que obtener el beneplácito del pontífice de turno, si aspiraban a reinar sin excesivos problemas.
            De todos modos, como dice el refrán, “segundas partes nunca fueron buenas”. Volvieron los pontífices a cometer los mismos errores que sus antepasados en el cargo, los “imperators” romanos; los mismos abusos y se ratificaron en cosas tan evidentes como el idioma o la sede imperial. No son pocas ni débiles estas razones y por éllas es que al cabo de 2000 años del proceso restaurador, están casi como al principio, reducidos en un territorio susceptible de ser circundado en un día, por un hombre halando de un arado, como Eneas.

            Lo peor de mis interpretaciones, si fuesen correctas en esencia, es que “No hay dos sin tres”. Pero, bueno: “Verlas venir”.
Antes de pasar a ojear el panorama de la resistencia auzokrática documental (que es el objetivo básico de este capítulo), no puedo dejar de referir, siquiera en parte, por haberme referido a él con anterioridad, el procedimiento empleado por los del Sacro Imperio Romano en su intento de reconquista. No han conseguido su objetivo por múltiples razones que, aún viniendo al caso, no voy a describir porque me produce naúseas. Solo diré, por si el lector quisiera reflexionar, que la tecnología faraónica tanto como la hebrea, bases de la doctrina católica, tienen un fallo estructural de base. ¿No habían de tenerlo siendo como son productos civilistas?
             En efecto, el ejercicio del poder mental para beneficiarse del personal puede conseguir la sumisión de la Buena gente pero ... “engancha”, como se dice en cierta jerga moderna. Llega un momento en que el poderoso quiere mandar tanto-tanto que termina por no poder mandar ni en sí mismo. El proceso se inicia con el adoctrinamiento del personal y culmina cuando la buena gente cree en un líder. ¿Sencillo, verdad? Todo depende de la cantidad de adeptos que consiga el líder o la organización. El “secreto” fue difundido hace años y hoy en día pululan por doquier sectas, ritos, líderes y otras variantes, generando en la raza humana una gran cantidad de “zoombies culturales”.

            Centrémonos en el territorio usufructuado por los eúskaros, Euskolandia.
            Las andanadas dogmáticas de la iglesia romana rebotaban en las mentes eúskaras como la pelota en la pared del frontón por tres razones, fundamentalmente. La primera por su ancestral Gizabidea, su Camino del Hombre, que les marcaba el rumbo natural de la Vida. La segunda, por su excelente memoria, capaz de retener por siglos experiencias como las de Garray, Karagorri o Gernika. Y la tercera, porque eran testigos directos del ejemplo de Jesús de Nazaret que los anacoretas mantenían vivo en los Pirineos y en las montañas del Macizo Ibérico. Además, no entendían latín.
            Es comprensible por tanto que los amos de Roma, dejándose de sutilezas doctrinales, volviesen a lo suyo: la violencia. Siguiendo el viejo esquema que tan buenos resultados les diera con Alarik , seleccionaron siempre al más bruto de entre los bárbaros para que hiciesen el trabajo pesado (sucio).
            El fracaso de los godos en la parte peninsular de Euskolandia y el de los francos en la continental no logró desviar a los pontífices de su intento reconquistador.
            Una circunstancia oriental puso la empresa más cuesta arriba; me refiero a la irrupción de los islamistas. Ya se sabe que dos fuerzas del mismo signo se repelen. Y qué cosa, ¿no?; al cabo de un milenio, chocan las mismás fuerzas (romanos y orientales, Cartago fue fundación fenicia), en el mismo escenario. Por la imperiosa necesidad de la presencia de los santos guerreros de la media luna, casi sin querer, (digo yo), los pontífices tuvieron que confiar la reconquista de su Hispania a los civilistas del lugar.

            En el manuscrito del Fuero General del Reino de Navarra que don José Yanguas encontró en el Archivo de Tudela, datado entre los siglos XII y XIII, se hace constar “... como ganaban las tierras sin rey los montaineses ... “. También se sintetiza la degeneración del Imperio bajo el liderazgo godo y que “... entonz se perdio Espaina  (Hispania fue el nombre dado por los romanos a lo que los griegos llamaban Iberia) ata los puertos, sinon Galicia, las Asturias; et daque Alava, Vizcaya, et de la otra part Bastan et la Berrueza et Deierri, é en Anso, et sobre Jaca, et en cara Roncal, et Sarasaz, et en Sobrarbe et Ainsa ...”. Más adelante se nos hace saber que “,,, en estas montainas se alzaron muit pocas gentes (normal, porque la mayoría de sus habitantes eran eúskaros, amantes del Trabajo y no de la Guerra, como medio de vida) et hobo gran cabalgada et envidia entre eillos ...(lógico, por ser de mentalidad civilista) et hovieron su acuerdo que enviasen á Roma, por aconseillar como farian, al Apostolico Aldebano que era entonz; et otro si á Lombardía, ... et a Francia  (puntales de la milicia al servicio de Roma); et estos enviaronles decir que hobiesen rey por qui se caudillassen; ...”.   
            Si fuese ahora la consulta, les dirían que redactasen una constitución, hiciesen elecciones para elegir un parlamento y nombrasen por líder a un presidente.
           
            A tenor de los documentos y las tradiciones orales, se eligieron reyes en La Burunda, Val de Yerri y Leire, aunque solo han sido reconocidos como tales los que se plegaron a la voluntad de los amos del Sacro Imperio Romano.
            En el sur, el fundamentalismo coránico tenía demasiado quehacer en sus territorios predilectos como para tratar de avasallar a los post’godos. A los godos sí que tratarán, por siglos, de exterminar ya que eran la milicia del Imperio que tanto daño les había hecho en sus territorios de origen (Oriente Medio). No lo conseguirán porque los asturianos los cobijaron en sus montañas, tal vez porque pensaban que la estancia sería pasajera. Después de la mutación de Covadonga (el último rey godo procreó al primer rey español) fue demasiado tarde para enmendar el error.
            Así, la paz islámica tuvo costos asequibles para los caudillos civilistas de Euskolandia. Pamplona, sin ir más lejos, pagaba el mismo tributo que una villa de Alicante, Orihuela. A los Andikis no les resultaba difícil recaudar los impuestos califales y a ellos les quedaba lo suficiente “para ir tirando”. El trato conveniente se fue consolidando, eso sí, dentro de los estrechos márgenes que el Civilismo concibe y las estrategias de linaje hicieron que la sangre de muchas vasconas (Wasconia es el nombre dado por los romanos a un sector de Euskolandia) se mezclará con la de los árabes, al más alto nivel. Desde un walí de Cerdeña (el Munuce del manuscrito Pacense), hasta los guerreros más audaces (Almanzor), pasando por emires (Abd’Allah y Ad’Al Arman), todos ellos llegarán a tener esposas vasconas.
            Un poco antes de esta “paz” islámica, mientras los “montaineses que ganaban las tierras” seguían sin rey, los de Roma estaban “que echaban las muelas”. ¿Por qué? Sencillo; porque su campeón, Karl’omagno, a lo más que pudo llegar en su intento de reconquista peninsular, fue a establecer una frontera (sucedáneo mítico de la pétrea muralla citadina) en el río Ebro. Normal; ¿cómo no iban “a echar las muelas” si al cabo de 1.000 años estaban como cuando firmaron el tratado “de marras” (216 a. C.) con los africanos de Cartago?
            La codicia de Roma, o cualquier otro ímpetu de signo tan vanal como éste, haciendo caso omiso de la ciencia faraónica (que recomienda el dominio del alma para beneficiarse de los cuerpos y haberes ajenos sin problemas), dio rienda suelta al hijo de El Magno, Ludovik, alias el Piadoso.
            El futuro emperador carolingio empezó la cosa con taimica, repartiendo los erarios cercanos al brasero del poder entre los Andikis, pero como éstos no consiguiesen recaudar todo lo exigido, sus genes cavernícolas salieron a flote y le dio la vuelta al brasero, con tanta fuerza que las ascuas quemaron a la mayoría de los civilistas. En efecto, recorrió “manu militari” Euskolandia para escarmentar a sus recaudadores pero no a lo loco. Recordando lo que los “montaineses sin rey” habían hecho con lo mejor del ejército (la retaguardia) de su papá en Orreaga (Roncesvalles, 15 de agosto del 715), tomó rehenes entre las mujeres, niños y ancianos de Iruña (antigua Pompeyopolis), gracias a los cuales pudo transponer los Pirineos. En el norte de Euskolandia su ira se cebó en la vida del que había nombrado jefe de la hacienda imperial, Xhiminum. Fue su gran error.
            Los hijos del finado, Garcia y Enneko, pese a su exilio sureño (en Irunnia-Pompeyópolis), jamás olvidarán lo que hizo el Piadoso con su aita, el dux de Akitania. Enneko  “Aritza” será su peor pesadilla, hasta el punto de que llegará no solo a tomar cumplida venganza del Piadoso en sus correligionarios, por ejemplo, cuando éstos transponían confiados el Pirineo por Salazar (“Bort Schezar” según los historiadores árabes) sino a lograr que el pontífice romano, retirase la confianza al franco y se la otorgase a él, y sus legítimos descendientes, para la reconquista del valle del Ibero, despensa agrícola del antiguo Imperio.
            La historia civilista, con las debidas matizaciones de la etnológica, es así como nos presenta a Eneko Aritza, rey de los Pirineos.
            Sí, rey; ahora bien, de qué territorio o desde cuando, no se puede sino conjeturar, cosa que les encanta a los historiadores profesionales. Sin embargo, está bien claro al servicio de quién. Las crónicas dicen que del dios católico, pero como ese dios había delegado todo en su representante terrícola y éste tenía su corte en Roma ... ¡Más claro, agua! Todo lo que sabemos de él, como rey, (al igual que la mayoría de lo que sabemos de los que le sucedieron en el cargo, que no  fueron  precisamente de su sangre, debido a la influencia auzokrática) nos consta por donaciones que hizo a los antros ( mejor conocidos como monasterios) que servían al católico dios recaudando la décima parte del producto del sudor de la Buena gente, para depositarlo o guardarlo dónde la sagrada autoridad romana dispusiese. De esta costumbre, el diezmo, de los Soldados del dios católico viene el significado del verbo “diezmar”.
Pero si ni tan siuiera desde el punto de vista de la mitología católica puede explicarse…¿Qué necesidad puede tener un dios, capaz de hacer el universo en seis días, de que nadie le recaude trigo ni limosnas? En fin ...!

            ¡Menos mal que los gobernantes españoles solo hacen caso de sus historias!
            De otro modo, se habrían dado cuenta del tiempo que hace que Roma solucionó su parte del problema en Euskolandia por medio de los vascones.
            A las malas poco se consigue de los aborígenes pirenaicos; en cambio por las buenas ... ¿ En la actualidad no depositan en las haciendas “forales”, y sin rechistar, el 40% de lo que ganan? ¿Y, por cierto, de dónde sacan los Gobiernos Vascos y Nava-rico el dinero para pagarle a la monarquía española el cupo anual?. Imagine el lector de dónde sacarían el dinero las autoridades de Irunia para pagarle al califa.
            Ya en el siglo VII, una cuadrilla carolingia comandada por Kadonio y Arimbert, probó lo que acabo de afirmar acerca de los resultados que se obtienen “a las malas” con los aborígenes pirenaicos. Todos los miembros de la expedición imperial fueron exterminados en las montañas de Zuberoa, al nor’occidente de la actual Euskolandia. Eso sí, los historiadores franceses dicen que los vascones fueron derrotados pero, también dicen los españoles que los reyes godos vencieron a los vascones, y la cosa sigue porque los partidócratas españoles y franceses repiten sin cesar que han vencido a los ETArras. A los ETArras puede que si pero a los Gudaris…
            También hemos dicho algo acerca de cómo en el siglo VIII Karl’o Magno los tomó a “txirigota”  y el final que tuvieron sus mejores (por lo brutos y crueles que eran) hombres en Roncesvalles.
            Y los islamistas no serán una excepción. Pagaron muy caro en Olast y Otsarran su beligerancia anti-eúskara. Su atrevimiento contra los “nacionalistas del Lan” le costó la vida al propio jefe expedicionario; y es que los roncaleses, hasta hace unos 150 años eran gentes de armas tomar.
            Por esta razón quiso atraérselos la monarquía constitucional pirenaica y en agradecimiento por estas dos victorias, les reconoció por escrito sus Costumbres, que eran indatables pero memorizables. Sin embargo, lo que Santso García les reconoció en el siglo IX, con el tiempo, otros dirán que les “concedió”, y por lo tanto cabía la posibilidad (en la mentalidad civilista) de que cualquier otro rey pudiese alterar, entorpecer o incluso, arrebatar.
            Cierto es que tendrá que pasar mucho tiempo; pero llegará el día (septiembre de 1117) y el rey (Alfonso I el Batallador). Desde entonces hasta “el sol de hoy”, los ciudadanos de Tudela, por ejemplo, haciendo uso de aquel abuso real, se han beneficiado de uno de los territorios emblemáticos de la Nacionalidad del Lan: la Bárdena. Territorio muy real, sí; porque es un Pastizal. Y será en este territorio dónde verá la luz una Hermandad    Armada de la Buena Gente de Navarra y Aragón en contra de los Balderos, como veremos. La primera de entre las Hermandades a tenor de los documentos que he podido consultar.
            Mientras los reyes de la saga pirenaica limpiaban territorios de gente discordante, los pontífices culminaban su peculiar “revolución”, transformando los monasterios nazaretianos (surgidos en el fervor anacorético) en centros de recaudación y acopio de bienes, así como de incautación de almas.
            Los hermanos en Cristo que allí entraban eran convertidos en soldados de dios; dios romano y católico. Para culminar la involución, un pontífice (cuyo nombre no quiero mencionar) tendrá “el tupé” de declarar herejía el espíritu de vida de los anacoretas para tratar de imponer el “rito romano”. ¿Herejía el modo de vivir de San Millán de la Cogolla?     ¡¡¡¡...hay que tener ...!!!
            ¿No es curioso constatar que los islamistas respetaron a los anacoretas tanto como a los monasterios nazaretianos que surgieron en las inmediaciones de sus cuevas; pero que asolaron todas las catedrales y sedes romanistas que pudieron? Por cierto, lo mismo sucedió en Palestina, pues lo único que respetaron los mahometanos del siglo VII fue una iglesia, que ocultó  un Pesebre. Me refiero  a la Natividad del Señor en Belem.
            ¿No les habría resultado más fácil destruir monasterios indefensos como los de Leire, Igal, Urdaspal, San Millan o San Juan de la Peña, que la catedral de Iruña? ¿Por qué no lo hicieron si eran tan fundamentalistas aquellos mahometanos, como nos han querido hacer creer? ¿Será éste otro mito de la historia occidentalista? Por supuesto que sí, pero esta es otra cuestión.
           
            La Regla de un patricio romano ilustre llamado Agustín, una vez proscrito el cristianismo nazaretiano, será impuesta en los monasterios post’anacoréticos de un modo singular.
La Roma Vaticana estaba tan putrefacta como la Roma de los Césares y para poder influir en la Buena gente, en los Dueños de su Sudor, eligieron un similar. Se fijaron en un monje del antro de Cluny, dónde decían que se dedicaban a Orar y Laborar. ¿A orar y laborar aquellos soldados del dios católico? Por sus obras les conoceréis ... y  que bien se pueden conocer sus obras por medio de la Historia.
No tengo duda de que debido a esos hechos, los postulados de los monjes negros, los benedictinos del monasterio de Cluny,  no hicieron mella en la conciencia eúskara. Además, estoy seguro,  que muchos aborígenes  ya habían incorporado a su Gizabidea la figura de Jesús de Nazaret como ejemplo a seguir. Según don José Miguel de Barandiarán, esto fue lo más importante que trajo el cristianismo a la Cultura Eúskara: un modelo concreto a seguir.
¿Cuál fue la alternativa que usaron  los pontífices católicos al no poder “comer el coco” a los aborígenes pirenaicos? En efecto, el mismo que usarán en todos los lugares dónde los misioneros no lograron sus objetivos: la Violencia.
Por ejemplo, tenemos constancia de la actitud de los Rukones (roncaleses, en algunos textos muy antiguos) rechazando a los clérigos del rito romano enviados a su valle para servirse de la iglesia de Garde. Precisemos el caso, por si acaso las dudas.
            En efecto, el 24 de octubre de 1091 (según el folio 291 del llamado Libro Becerro de Leire) se concretó un acuerdo entre los Balderos de la época, con la venia ¡... por supuesto..! de los dos máximos representantes del Sacro Imperio Romano: el rey pirenaico y el obispo de Pamplona.
Me permito recordar al lector que en el Reyno de Navarra nunca huvo ejército permanente y que los tipos que más lanzas tenían a su merced, fueron los que regentaban la mitra de la sede Iruniensis, es decir, los obispos de Pompeyópolis-Pamplona. Así que, de invento popular nada, eso de que “a dios rogando y con el mazo dando”.

            No tenía otra misión el pacto que repartir con más equidad entre los Andikis, lo que se diezmaba (o se intentaba diezmar) a los nacionalistas del Lan. Ese mismo año, el Eliz’Andiki del monasterio de Leire pide ayuda al delegado sacro-imperial de turno y “... dio el rey (Santso Ramírez) sentencia á petición del abad Raymundo (uno de los signatarios del acuerdo referido) contra los de Garde (auzókratas) que rehusaban admitir los clérigos que se les enviaban de s. Martín de Roncal (monasterio adscrito por orden papal a Leire) ...”. Ojito, ¿eh?; que muy poco tiempo antes, la iglesia de Igal, (dónde hubo un monasterio nazaretiano, visitado y laureado por el obispo de Córdova, san Eulogio, el de la carta famosa) había sido adscrita a la de Roncal y “... algo antes del año 1071 ya estaba introducido en Leire el oficio romano ...”. Sin embargo, la involución romana era anterior, toda vez que “... la observancia y regla de San Benito se había introducido en Leire antes del año 1022 ...”.

            Aún nos conviene saber más del caso.
            El mayor centro del fundamentalismo sacro-romano en los Pirineos fue la catedral de Pamplona (Sede Iruniensis en los textos antiguos), que hasta la llegada del fundamentalismo  coránico dependió de Tarragona; todo ello muy conforme con las divisiones territoriales del antiguo Imperio. Parece que hacia el año 732, Ad’Al Rhaman el Gafeki destruyó la sede pamplonesa en el transcurso de su campaña militar contra los francos y sus aliados; muchos de los cuales, como Eudón, eran originarios de la Akitania eúskara, eso sí, adscritos al Civilismo. Desde entonces hasta el año 1023 (no lo tuvo tan fácil el involucionismo católico-romano) el monasterio de Leire hizo las veces de la sede oficial destruida, y sus abades las de los obispos. Ese año, el rey pirenaico de turno recibió la sacra orden de volver la cosa a su antiguo lugar y modo institucional. Sin dilación alguna, Santso III el Mayor dispuso “... ut de bonis ecclesiae Leyerensis reaedificetur et renovetur destruta sedes Iruniensis ...”.
            Y aquí está “la madre del cordero”; en que la sucursal romanista de Pompeyópolis tenía que reconstruirse con los bienes de Leire y los benedictos no estaban por la labor de dejar de recaudar y mucho menos, de pagar. Como quiera que en el Civilismo “del dicho al hecho va un trecho” (a menudo insalvable), los acuerdos del conciliábulo pamplonica (29 de septiembre de 1023) no se cumplieron. Ni tan siquiera el punto que disponía que los futuros obispos de la “sede Iruniensis”  debían elegirse de entre los monjes de Leire.
            Pero la dependencia de la monarquía constitucional pirenaica respecto de Roma era casi total (sin casi para temas importantes); por eso tendrá que intervenir el brazo armado local del sacro-imperio-romano. Santso Ramírez, el rey al turno, tuvo que echar mano de un extranjero (Pedro de Roda, monje de san Ponce de Tomeras) para la mitra Iruniense.
           
            Con permiso del lector, toda una verdadera digresión.

            Estimado señor, don Santso III, el Mayor:
           
            ¿Por qué no te conformáste con establecer el nuevo orden imperial, el rito romano, dónde fracasaron godos, carolingios y francos? ¿Por qué tuviste que recurrir a los benedictinos, extranjeros de origen y religión, para desterrar de la tierra eúskara el recuerdo de los Anacoretas?
Leire no fue el único objetivo del abad Paterno y su compañía clunaciense, ¿verdad? ¿Tus tan frecuentes visitas al monasterio de La Cogulla tenían acaso por objeto pedir perdón al Santo Anacoreta que inspiró la fundación de aquel monasterio nazaretiano; o fue que tuviste mucho que discurrir para hacer en el lo mismo que hiciste con Leire? ¿Es por eso que no se te ocurrió nada mejor que profanar el sepulcro de San Millán e inhumarlo “... en la preciosa arca de oro y pedrería ...” que al final saquearán otros soldados imperiales? No quiero ni pensar que esa fuese tu oculta intención, guarecer los restos del santo en un precioso  lugar, sabedor de que tarde o temprano la codicia civilizada lo destrozaría. Pero; ¿no fuiste consciente de la profanación que ordenaste? ¿No fue el Santo mismo quién eligió aquella cueva para morar y morir? ¿En qué estabas pensando, pues?
            Debería odiarte, ¿sabes?; pero no puedo. La verdad es que me resultas digno de lástima, pero me resulta imposible, con toda sinceridad, compadecerme de ti.
            ¿Por qué luchaste con tu hermano hasta su muerte? ¿Por la corona? ¿Ah, no? ¿ Fue acaso para que tu esposa pudiese inscribir en tu sepulcro aquello de Hispanis Imperator? ¿Por qué se mataron entre sí tus hijos, y tus nietos, y tus bisnietos, y tus tataranietos? ¿No se disputaban partes de tus dominios?
            Si eso llegase a suceder con nuestros Ainhoa y Asier, maldeciría mi existencia. ¿En que habríamos ocupado la vida, Mª Eugenia y yo, para obtener semejante resultado?
            Hasta nunca Santso, porque fuiste tan buen rey como mal eúskaro.

            Tres largos siglos soportaron los eúskaros y la Buena gente que vivía en Euskolandia a esta ralea de personajes  reales. Aunque no voy a entrar en detalles tan concisos como los que he tomado del Diccionario Geográfico de la Real Academia española de la Historia para documentar la involución religiosa promovida desde Roma y la interdependencia de los Amos de aquella ciudad con los Andikis de Euskolandia, debo concluir que solo los dos últimos vástagos de la saga pirenaica hicieron algo real para ayudar a la Buena gente que tan diezmada era por los Andikis y Eliz’andikis.
            Razonaré está conclusión con solos cuatro aspectos Si el lector quiere conocer los otros puede recurrir a mi ensayo, “Eskualdunak, aborígenes europeos: ...”.
            El primero: tanto Santso VI el Sabio (1150-1194) como su hijo, Santso VII el Fuerte (1194-1234) fueron descalificados por sendas bulas pontificias en las que, además, se les apodaba “dux” en vez de “rex”.
            El segundo: las constantes y super-prolongadas acusaciones de contrafuero introducidas por los Andikis ante estos reyes y quiénes les sucedieron en el trono de Navarra. Mucho después de muertos ambos, las demandas siguieron en pié. ¿Cómo que por qué? Sencillo, porque los Fueros concedidos por el Sabio y el Fuerte cercenaban, ¡y mucho!, las prebendas de los Balderos.
            El tercero: que entre padre e hijo otorgaron más Fueros municipales que todos sus antecesores juntos; y no solo a lugares que llegarán a ser grandes ciudades como Gasteiz (Vitoria) o Izurun (San Sebastián), sino a txikitos como Artajona, Larraga, Leiza, Mañeru, Mendigorría, Sorakoitz, Sorauren, Bigüezal, Irurzun, Lerín, Lizarraga, La Guardia, Murillo El Fruto, Múzkiz, Olaiz, San Martín de Unx, Santacara, Subiza, Tafalla, .... y a valles tan auzokráticos como Gulina, Imoz, Larraun, Odieta, Ollo, Aranguren o La Burunda.
            Insistamos en esto para despejar ciertas confusiones actuales.
            Estos Fueros Municipales, también conocidos como Privilegios Particulares, tienen sus antecedentes en los que se escrituraron para Sobrarbe y Jaka. Fueron otorgados para salvaguarda de la Buena gente, pero: ¿de quién?. ¿De los moros? ¿De otros extranjeros?. ¿De los españoles, tal vez? NO, por cierto.
            En los documentos originales se hace mención a dos funcionarios singulares del Andikismo; el Merino (recaudador del rey) y el Sayón (por lo grandes que eran sus sayas, recaudador eclesiástico).
            La gracia real otorgada al vecindario en general no hizo ninguna gracia al Andikismo y claro, fue muchas veces transgredida: en tantas ocasiones como la flaqueza auzokrática lo permitía. ¡Normal! ; que los que no respetaban ni a Dios, no respetasen un pergamino, por muy real que fuese.
            Pero; veamos uno de los que tengo a mano, el Fuero del Valle de La Burunda, que tomó como modelo al de Logroño, que a su vez está inspirado en el de Nájera, que a su vez tomó modelo de los de Tudela, Jaka y Sobrarbe. Y lo digo para dejar constancia de que la restauración auzokrática vino del este pasando por el sur de Euskolandia. ¿Qué importancia tiene esto? Mucha, al menos, para la Burjabetasuna eúskara, es decir, para la Conciencia de la Etnia de los aborígenes Pirenaicos, que está más desorientada que un pingüino en el Sahara.

            Consta en primer lugar, “... que ningun sayón, ni merino, entrasse en sus casas para tomarles nada por fuerza, y que si entrase (nótese el poco valor que las órdenes reales tenían) fuese muerto y solo pagasen por el homicidio tres meajas ...”
            Me pregunto cómo le iría a la benemérita Guardia Civil “española” (lo de las comillas es porque los españoles en nada se parecen a los miembros de esta añeja institución para-militar) si los habitantes de La Burunda reactivasen sus Fueros. ¿Tres meajas por matar a un guardia civil?
            Desde luego, en economía tampoco les iría mal, porque en lo tocante a impuestos consta, en primer lugar: “...que cada casa (nótese que no dice, habitante) pagase dos sueldos de pecha al año, y nada más, ni hiciesen facenderas (trabajo gratis y obligatorio a favor de los Andikis, emanado del derecho civilista, ese que afirma que no hay sino un Despotismo legítimo: el derecho del Amo sobre el esclavo, en palabras de Aristóteles.
            Judicialmente también les iría bien porque consta “ ... que si alguno fuese acusado de hurto (treta muy usada por los Jauntxos: los funcionarios solían acusar a cualquiera que tuviese bienes y le cobraban lo que más podían para no llevarlo ante sus tribunales), jurando el acusado con 6  hombres buenos que no lo cometió, fuese absuelto ...”. Pero esto no era todo; porque se añade que si sobre “... sayonía, abnuda, mañería ni vereda ... algún señor, merino o sayón les quisiese hacer fuerza, fuesen muertos y no pagasen homicidio ...”.
           
            ¿No se pregunta el lector, como yo, qué clase de reino establecieron las dinastías pirenaicas, toda vez que funcionarios a su servicio eran “tan bien mirados” por la Buena gente?.
           
            Otra cosa más. Estos Fueros Municipales que confirmaron los últimos Santsos, fueron tan estimados por la Buena gente, que servirán de modelo para otros muchos que se otorgarán en el futuro. Y, lo que es realmente importante, padre e hijo, los respetarán. Otros reyes, sobre todo los de la saga francesa, no tendrán inconveniente en concederlos, alguno de ellos (Charles II el Malo, por ejemplo) lo hará sin mesura, pero .... a cambio de dinero en efectivo y porque cuando quisiese, lo confirmado se lo pasaba “por el forro de los ...”.
           
            El cuarto aspecto: que Santso VII autorizó a los auzókratas el ejercicio de la Justicia sumarial que la Auzokrazia prescribe para casos extremos: la Hermandad Armada. El propio rey era quién seleccionaba al Buruzagi (jefe militar) de entre los que le proponían. La finalidad de dicho modo de impartir Justicia era proteger a los auzókratas. ¿No se pregunta el lector, de quién?. Los documentos antiguos lo dicen bien claro “... de los poderosos cabailleros balderos que corrian la tierra, destruyendo y estragando ...”.

            Y de este modo, querido lector, hemos topado con los auzókratas documentables en acción, sumarísima, por cierto; pero ello fue debido a que ni la moral católica ni la ética de la monarquía constitucional pirenaica, había conseguido restablecer la Justicia Natural , acosada sin piedad desde la llegada de los cartagineses a la península ibérica.
            La depravación estaba en todos los estratos civilistas, por eso Santso VII el Fuerte, cansado “... de los excesos de los monjes negros (benedictinos, importados por Santso III el Mayor, tal como hemos visto), se había empeñado el año 1230 en echarlos de aquella casa (Leire), poniendo en su lugar a los blancos o del Cister”.
            Por si fuera puesta en duda la autoridad de la Real Academia española de la Historia, don José Yanguas nos recuerda otras facetas de la corrupción que atenazaba aquel reino post’pirenaico de Navarra: “En 1287 los recibidores de las rentas del rey arrendaron la merinía y almiradíos de Roncal y Salazar a Martín de Urroz, caballero, por 250 libras de sanchetes al año.... En el mismo año se arrendó la merinía de Estella por igual cantidad ..”. Es decir, la flojera de los altos funcionarios reales era tal que no querían ni ir a cobrar los impuestos y buscaban quién lo hiciera. Claro que, también había otra razón: tanto los roncaleses como los salacencos eran gentes de armas tomar y más de uno que fue a esos valles a por lana, volvió trasquilao y emplumao.
Esto, en la actualidad es mucho más perverso pues las partidocracias occidentales se han inventado un sistema (el IVA) por el cual todos sus ciudadanos son recaudadores de impuestos y sin sueldo. ¿Civilización, eh?

            Estos hechos no fueron hitos, sino habituales, de modo que en aquel joven reino de Navarra se subastaban las obligaciones de los organismos monárquicos. ¿Se imagina el lector qué sucedería si las haciendas “forales” contemporáneas hiciesen lo propio y el cobro de impuestos estuviesen al cargo, por ejemplo, de coroneles de la Guardia Civil “española”o de la gendarmerie “francesa”?.
           
            A principios de este siglo XIII podemos constatar que los auzókratas se mantenían adscritos a la “Nacionalidad del Lan”, siendo la más destacada la “Nacionalidad del Pasto”. Las novedades territoriales introducidas por Santso III el Mayor todavía necesitaban (y necesitarán, hasta el sol de hoy) del concurso de la fuerza para su mantenimiento. ¿Aragón? ¿Rioja? ¿Navarra? ¿Alaba? ¿Ipúzkoa? ... Para los auzókratas no eran más que subdivisiones de Euskolandia, es decir, del territorio dónde la Buena gente vivía al estilo eúskaro, bajo los postulados del Gizabidea.
            No sería malo tener en cuenta, respecto del concepto “Nacionalidad del Lan”, que “Lan”, en idioma aborigen significa “trabajo” y que interviene como primer elemento en vocablos relacionados con el Pasto. Landaluce (pastizal ancho, extenso); Landas (pastizal de invierno al norte de Euskolandia), Lana (valle nabarro), Lanciego, Lanz, Lanestosa, Langarica, Lantaron, ... etc.
            Recuérdese, además, que en la época citada, documentalmente también es un hecho que un eúskaro parlante podía entenderse mediante su lengua nativa con la gente que habitaba desde el norte de Huesca (en el s. XIV mismo, el obispo de la ciudad prohibirá hablar en vascuence en el mercado urbano) hasta Vizcaya, aunque viniese por La Rioja. En uno de los valles de esta sureña región de Euskolandia, Ojacastro, entre 1234 y 1239, puso su auzokrático Alcalde en prisión al merino del rey de Castilla, porque obligaba a los vecinos a usar el idioma castellano en sus juicios y esto les resultaba poco menos que imposible, dado que solo conocían su lengua aborigen, el euskera.
            Antes de proseguir, considero necesario advertir al lector, por si no se ha percatado de ello, que si bien la primitiva unidad cultural eúskara fue “infectada” por el Civilismo greco-fenicio, y atacada por la entente cartago-romana; al cabo de 1000 años (en números redondos) seguía siendo atacada o carcomida por el Civilismo. Ahora bien, y esto es muy importante, los autores que llevaban a cabo dicha destrucción o alteración (según la bondad del lector) ya no eran extranjeros, sino aborígenes desnaturalizados, por supuesto. Y, que verdad es que no hay peor astilla que la del palo propio.

            Así pues, la desmembración territorial de Euskolandia comenzó en el siglo III a.C. y sus autores fueron: por el norte, los romanos y por el sur, los cartagineses. Sin embargo, la degeneración cultural, mediante la etnología comparada podemos decir que empezó con la irrupción de las primeras hordas indoeuropeas, al comienzo del primer milenio a.C., según afirman los arqueólogos.
            La Conciencia de la Etnia Eúskara no puede permitirse el lujo de seguir confusa en cuanto a los datos del proceso de su desmembración territorial; entre otras razones porque uno de los objetivos del Civilismo en los 1000 años siguientes, será seguir seccionando su territorio, incluso haciéndolo añicos, para poder engullirlo. Y en eso andamos: por el norte, que somos franceses. Por el sur, que españoles. Pero en Euskolandia, muchos seguimos diciendo que somos y queremos seguir siendo, Eúskaros. Ya sé que muchos habitantes del País Vasco dicen que no, que somos españoles y/o franceses, pero ya hemos visto que eso es antiguo, pues así lo creían los mercenarios que constan en el Bronce de Ascoli (donde se les reconoce la ciudadanía romana), los dux de Waskonia o el propio Sancho III el Mayor, que por algo estará escrito en su tumba palenciana, Hispannis Imperator.
           
            Vamos a echar una ojeada al procedimiento sumarísimo de autodefensa de la Buena Gente eúskara y no será malo hacer saber al lector novel que ya en Europa se venían dando movimientos de esta índole. Por ejemplo, la Niká de Constantinopla (534).Rebelión de Koppány en Hungría, durante la cual el noble pagano húngaro Koppány se alzó contra el Príncipe San Esteban I de Hungría (997).Revuelta de Vata en Hungría, donde los paganos guiados por Vata arremeterían contra los cristianos (1046).Revueltas burguesas de Sahagún o de los burgueses de Sahagún, de carácter antifeudal, contra el Monasterio de San Benito (1087 y 1111). Revuelta comunal de Santiago de Compostela contra el Obispo Gelmírez (1136).Revuelta mudéjar de 1264 en las zonas recién conquistadas por Castilla (Andalucía Occidental y Murcia).Revuelta de los fraticelli o Hermanos Apostólicos liderados por Dulcino, en Italia (1304-1307).Revuelta campesina en Flandes 1323 - 1328.Revuelta de Roma o de Cola di Rienzo (1347 y 1354).La Jacquerie en Francia (1358).La revuelta de los Ciompi en las ciudades italianas (1378).Revuelta de Wat Tyler, de loscampesinos ingleses (1381).Revuelta antijudía de 1391, iniciada en Sevilla.Revuelta husita, de carácter social y religioso, en Bohemia (1420-1434).Revuelta de Pedro Sarmiento, contra los conversos de Toledo (1449).Revuelta de los payeses de remença de los campesinos catalanes, simultánea a la revuelta urbana denominada de la Biga y la Busca o Guerra civil catalana (1462-1472). La Guerra Remença no termina hasta la Sentencia arbitral de Guadalupe (1486).Revuelta Irmandiña, inicialmente una revuelta campesina, se transformó en una guerra que implicó a la mayor parte de los agentes sociales en Galicia (1467-1469); hubo una primera, la Irmandade Fusquenlla en 1431.
La abundancia documental relativa a la reacción auzokrática del siglo XIII puede hacernos perder perspectiva histórica y creeremos que fue en esa época cuando se inició. Sería un grave error, incluso documental. Hay que tener en cuenta que Santso Ramírez, rey Electo (influencia del auzokratismo en la monarquía constitucional pirenaica) de Pamplona y dinástico de Aragón, el año 1090 convocó a Cortes en Huarte, “... donde concurrieron todos los príncipes (señores principales) de Pamplona (reino, que la ciudad se llamaba Irunia) y gran multitud del pueblo... quitando todos los malos usos que había entre ellos “.
            No cabe duda, juzgando por los hechos posteriores al acuerdo, que los “señores principales del reino de Pamplona”, los Balderos, conforme a su civilizada mentalidad, no cumplieron con su parte.
            Ya hemos mencionado los recursos jurídicos civilistas (fueros escritos) que implementaron Santso VI el Sabio y su hijo, el Fuerte, para proteger al Pueblo de los Balderos. Un pergamino contra una espada: ¿cuál será el resultado, querido lector?. Como dijera don José Antonio de Agirre y Lekube, Lehendakari del primer gobierno de Euzkadi: “... a la fuerza que se crece ante la pusilanimidad de los demás, no hay más remedio que contestar con fuerza duplicada. Es el único camino que comprende.”
            Es evidente que la Auzokrazia estaba en peligro de muerte y que por eso, los auzókratas tendrán que activar los procedimientos sumarios que Ella contempla. No creo que los auzókratas hubiesen leído la Iliada ni que supiesen que el rey de Mitilene (isla cercana a Turquía) molía su propio trigo, (hecho asombroso para un griego, Homero, que un rey trabajase) y mucho menos que hubiesen oído su famosa frase: contra el hombre malvado debe salir el honrado, bien armado.
            La primera Hermandad de la que tengo noticia documental es del año 1204, en el que los auzókratas de Tudela, Arguedas, Valtierra, Cascante, Cadreita, Alesbes (Villafranca), Milagro, Falces, Santacara, Murillo el Fruto, Murillo las Limás, Carcastillo, Tauste, Esseia (Ejea), Luna, El Bayo, Biota y Esla, “... acordaron ayudarse mutuamente contra todos los que les hicieren mal ...”. Algunos (poquísimos) historiadores se refieren al hecho como un hito de la fraternidad navarro-aragonesa, pero eso es como confundir “el tocino con la velocidad”, pues Aragón o Navarra eran subdivisiones Andikiles dispuestas por el famoso Santso III el Mayor. ¿Aquellos vecinos de Tudela y Tauste se consideraban de países diferentes?. No lo creo. Otra cosa: ¿ha olvidado el lector mi afirmación anterior de que la revolución auzokrática vino del este, por el sur? He aquí una de las razones documentales en que se sustenta.
            La organización auzokrática en armas, estaba agrupada en cinco regiones: de la Montaña o Miluze, de Arteaga, de Iratxe, de la Ribera y de Obanos. En un documento del año 1299 constan los nombres, y lugares de procedencia, de sus miembros o jurados. Suena también un nombre genérico, Infanzones de Obanos, y escrito está en su sello este lema Gens libera state pro Patria libera siat, la Gente debe ser libre para que la Patria pueda serlo.
            Los civilizados seguían por su lado y los culturizados por el suyo. Pero no vaya a creer el lector que esto es una anécdota y mucho menos, que sea marginal. La cosa siguió así, documentalmente hablando,  hasta el siglo XIX, pues no fueron las Córtes del Reyno de Navarra las que declararon la guerra a Napoleón, sino las Juntas de Merindad. ¿Que qué es eso de las Juntas de qué …? Averigua, lector: averigua si te interesa seguir civilizado o culturizarte. Si optas por la segunda opción, recuerda lo que escribió Goethe: no basta con amar, es preciso Obrar.

            Con la muerte de Santso VII el Fuerte, último rey de la saga pirenaica, la corona (cuyos fracasos en justicia social hemos visto parcialmente y, ¿para qué más ejemplos, si para muestra basta un botón?) recayó en extranjeros, que la escolástica llama franceses, a pesar de que Francia es un estado forjado con fuerza, inaudita y cruel, a principios del siglo XIX. Por cierto que el maestro forjador más radical fue un menudo ser nacido en Córcega que llegará a ceñir en sus sienes la misma corona que Karl o Magno y ostentar el mismo título que Karl I de Spannia y V de Germania: emperador del Sagrado Imperio Romano: Napoleón I.

            La situación, para los auzókratas, cambió a peor. A mucho peor; porque el Sacro Imperio Romano (casi toda Europa) caminaba a marchas forzadas hacia el Regalismo (absolutismo monárquico) dado que el Feudalismo no había dado los beneficios que los Amos del Imperio querían.¿Hacia dónde caminan las “democracias” que no dan beneficios? En efecto, hacia la Dictadura. ¿Cómo ejercían el poder los reyes absolutistas? En efecto, como los dictadores. Aquello del “Divide y vencerás”, en esta ocasión no les funcionó. Ya dice el refrán que “segundas partes nunca fueron buenas”.

            Sin embargo, la unidad auzókratica confirió a la Buena gente un poder militar digno de respeto, tanto, que hizo intervenir a la autoridad suprema. Un pontífice (de cuyo nombre tampoco quiero acordarme) intervino a favor de su feudatario (así era como se les llamaba) el rey de Navarra, Tibalt (Teobaldo) y abolió las Hermandades auzokráticas.
            Ni que decir tiene, que el intento fue en vano, pero si fuese verdad eso de que la intención es lo que vale ...
            Un hijo de monsieur Tibalt, Henry I, hizo muchas pesquisas acerca de los auzókratas armados sin poder llegar a extinguir su Hermandad. Podría parecer que solo existían auzókratas con problemás en Navarra, pero sería un grave error de mi parte no disipar esa duda.
Los datos que llevo expuestos pertenecen al ámbito territorial de las dinastías pirenaicas, las cuales llegaron a controlar, tan civilizadamente como los romanos, una buena parte del país eúskaro. Profundizar, por separado, en los acosos del Civilismo a los eúskaros de Akitania, Gascuña, Zuberoa, Bearne, Laburdi, Aragón, La Rioja, Alaba, Guipúzcoa o Vizcaya, es labor digna de un historiador profesional. A mí, con un botón, para muestra, me basta. Sin embargo, un poco más adelante  me referiré a sucesos auzokráticos acaecidos en esos territorios, cuyos orígenes, como en los casos de Aragón, Navarra o La Rioja, son muy antiguos; seguramente desde las invasiones romano-cartaginesas.
 ¡Cómo!, ¿ya te olvidaste, querido lector, de los sucesos relacionados con los Ilergetes, los Wascones más occidentales, según los historiadores romanos?. No nos conviene olvidar sucesos armados atribuidos a gentes denominadas Bagaudas pero el auxilio documental tiene tan escaso valor como el de los griegos y romanos hablando de los vascones y otros pueblos de la península ibérika, pues ninguno de los autores habló de lo que vió sino de lo que le contaron.

            Si los auzókratas “navarros” y “aragoneses” fueron los primeros en reaccionar, se debió a que los frutos de su sudor eran lo suficientemente atractivos como para saciar el apetito de los Andikis. Conforme los Gudaris (nombre aborigen del auzókrata en armas) se organizaban en Hermandades, los Andikis cerraban filas en torno a la corona, siguiendo los esquemás europeos.
            ¿Se preguntará el lector, quién venció? A la luz de nuestra situación actual, puede afirmarse que la contienda no ha concluido, ni tan siquiera en su fase militar; y mucho me temo (no es solo una expresión) que no concluirá por ahora.

            Es evidente que con el activamiento del recurso sumario de la Auzokrazia, el Andikismo no podrá seguir campando a sus anchas; más bien, puede afirmarse que la Hermandad armada redujo el fenómeno Civilista local a niveles tolerables para la naturaleza Humana.
  La decidida acción de los auzókratas hizo que ya en el siglo XIV, los Ezpat’Andikis más listos pusiesen su mira codiciosa en la tierra de moros, razón por la cual hay tantos apellidos eúskaros en la “nobleza” española, incluso en la más rancia.
            Por ejemplo, el Ezpat’Andiki vizcaíno por excelencia, el Señor de Vizcaya, hacía tiempo ya que moraba en La Rioja; ostentando diversos títulos (entre los que destacó el de conde de Haro) hasta que en 1379, Juan III, Señor de Vizcaya desde 1371, heredó la corona de Castilla-León, por defunción de su papá, Enrique II, uniendo en una misma sien los títulos de Señor de Vizcaya y Rey de Castilla. Por cierto, no vaya a confundirse Vizcaya con Bizkaia.
            Pero los Andikis tenían que andar “con pies de plomo” en Euskolandia no solo por miedo a los Gudaris, sino porque la raigambre cultural eúskara era mayoritaria entre sus habitantes. Por si esto fuera poco, su propio sistema judicial los “desamparaba”. El Fuero General del Reino de Navarra prescribía que cada persona tenía derecho a elegir “señor”, más o menos del mismo modo que en nuestros días cualquier obrero puede elegir empresario. ¿Cuántas villas auzokráticas no servirán de asilo a gente avasallada?; porque, no piense el lector que todos los auzókratas reaccionaron como los de Eztúñiga, Genevilla o Berástegi, que se marcharon de sus lares originarios. Muchos empuñaron las armas y vencieron.
            Y conviene recordar que cuando los auzókratas optaron por confiar a algún Andiki su defensa, el desenlace no siempre fue como el del valle gipuzkoano. Este fue el caso del barrio llamado Nabarreria, en Pamplona, cuyos moradores habían confiado su defensa al andiki del lugar, en este caso, un Eliz’Andiki, el obispo de Pamplona. La corona navarra había recaído en otro francés, que además era rey de “Francia” y éste (como antaño Karl o Magno y su hijo, Ludovik el Piadoso) decidió recorrer “su” reino “manu militari”, porque sus habitantes le reclamaban que jurase los Fueros, Usos y Costumbres. Abreviando, porque ya don Arturo Campión trató el suceso; los auzókratas pamplonicas fueron traicionados y abandonados por su “defensor” y sus aliados (el sector Ezpat’Andikil liderado por García Almoravid). La víspera del ataque, huyeron. La promesa de respetar la vida de los nabarros que hiciera el jefe de la expedición invasora fue cumplida al más puro estilo civilista y todos fueron asesinados. Constantes históricas, querida lectora…Garray (Numancia), Karagorris (Calahorra), Gasteiz (Vitoria), la Nabarreria (barrio de Pamplona), Santoña 1937…
            Este abominable suceso de la destrucción de la Nabarrería nos aclara que ya en esa lejana época (año 1277) los Ezpat’Andikis se habían agrupado en dos partidos, para lograr las preeminencias del poder, mucho antes de que sonasen nombres como Beaumont, Agramont, Carlista, Liberal, Conservador, etc. Era la época de los Oinaz y Ganboa: el espíritu de los cazadores cavernícolas, dedicados a la caza de lo que trabajaban los demás, estaba dentro de ellos.
            El auzokratismo debió tomar buena nota de la actuación Andikil, de la de los “europeos” y de sus consecuencias. Los intentos por pacificar el reino navarro fueron varios pero pueden darse por definitivamente rotos el año 1329.
            Los reyes de “Francia” seguían usurpando el derecho (civilista, por supuesto) a la corona, de las reinas de Navarra por una simple cuestión sexual: ellos eran machos (y muchos) y éllas eran hembras. Andikis, Infanzones y “bonnes onmes” de las villas se unieron. Mal asunto, muy malo. Si los auzókratas del siglo XIX hubiesen tenido lozana su Burjabetasuna, su Conciencia de la Etnia, hubiesen repasado esta lección y no se hubiesen unido con los carlistas. Y si los del siglo XX la hubiesen tenido en buen estado, tampoco se habrían unido a los “republicanos” españoles ni puesto esperanzas en ofrecimientos del Reino de Inglaterra.
Del mismo modo que no se pueden sumar peras con manzanas, la suma de fuerzas civilistas y auzokráticas no tendrá resultados válidos para la Vida. Veamos algunos hechos.
            En Puente la Reina (Gares), el año 1328, se habían confederado 43 Ezpat’Andikis; los Infanzones de la comarca de Miluze; los de la Ribera; los de Iratxe; los de Obanos y los de Muruzábal. Además, los “bonnes onmes” de Pamplona, Estella, Tudela, Olite, Puente la Reina, Los Arcos, Viana, La Guardia, San Vicente de la Sonsierra, Lumbier, San Juan de Pie de Puerto, Roncesvalles, Monreal, Larrasoaña, Villava, Bernedo, Aguilar de Codes, Torralba, Uxanavilla, Lanz, Eugui, valle de Esteribar, Labraza y La Población. Al cabo de dos semanas se sumaron a esta confederación Buñuel, Corella, Santacara, Cascante, Cintruénigo, Araciel, Fustiñana, Murillo Las Limás, Cabanillas, Ablitas, Ribaforada, Fontellas, Monteagudo, Córtes, Villanueva, Urroz, Arguedas, Aviar, Burgui, Roncal y el vizconde de Baiguer.
            Es conveniente darse cuenta de que no aparecen Eliz’Andikis en la confederación y que participan villas y municipios que nunca más volveremos a ver, asistiendo a Cortes Generales. Destacar también la ausencia, notoria por demás, de valles auzokráticos con tanta solera como Ziza, Arberoa, Osés, Baiguer y Baztán, que sí habían concurrido con anterioridad (Pamplona, agosto de 1298).
            Los auzókratas de Nabarra se mantuvieron fieles a su cultura, pero el Andikismo se plegó (al igual que lo venía haciendo desde la invasión cartaginesa) a la corriente más fuerte. Así, el 5 de marzo de 1329, Philip III y Jeanne II fueron coronados reyes de Navarra en la catedral de Pamplona. Esta coronación no deja de ser más que un acto de magia; un mito, por cierto, avalado y divulgado por todos los historiadores que he consultado. Aquel civilizado acto no fue más que la culminación de un proceso involutivo iniciado en el siglo XIII por el primer rey de la saga “francesa”, Thibalt I de Champagne. En la forma, fue un golpe de estado clásico; es decir,  con ruin toma del poder, confabulación internacional con los principales del lugar y alteración de la jurisprudencia. Los únicos nava-ricos que juraron por reyes a la pareja francesa fueron el obispo de Pamplona y los Doce Ricos-Hombres del reino. Todos sus nombres han sido registrados por la Historia, pero tampoco quiero acordarme de ellos, porque mi recuerdo está buscando a los Doce Ancianos más Sabios de la Tierra, que fueron los encargados de recopilar el Fuero General de Navarra, según consta en el original de dicho texto, consultado por J. Yanguas y Miranda.
            Desde el punto de vista de la legalidad vigente en la época, me refiero a la Civilista, al Fuero General recién aludido, aquello, además, fue una burda máscarada pues se alteró la esencia y ni tan siquiera el protocolo se mantuvo íntegro. Parecido a como hicieron los nava-ricos de 1982 con su “Amejoramiento” del Fuero: ¿dónde aparece el Pueblo? Insisto en que no comprendo por qué todos los historiadores conceden el calificativo de reyes de Navarra a dicha pareja. Claro que tampoco entiendo por qué se lo conceden a Juan II, (siendo cómplice del asesinato de sus dos hijos, San Carlos de Viana y doña Blanca) ni a los que le sucedieron. ¿Será porque este gremio, me refiero a los historiadores,  está dispensado de la norma social, “El que calla, otorga”?.
¡¡¡No, que va!!! Lo que pasa es que los civilizados son así. Creen que hay hombres que nacieron para obedecerles, como escribió Aristóteles: no hay sino un despotismo legítimo, el del amo sobre el esclavo. Creen que Dios hizo el cielo para quién lo ganase y la tierra para quien más pudiese, como pregonaba Lop de Agirre y por eso, como le dijo Carvajal a Pizarro Nadie que alcanzó el título de rey fue considerado como traidor y no se preocupe vuesa merced, que los gobiernos conquistados por la fuerza, el tiempo los hace legítimos
Lo que me resulta inaudito y absurdo es hacerse cómplice de un golpe de estado a tantos cientos de años de distancia. La Moral y la Etica son cualidades humanas, es cierto, pero no físicas, sino espirituales y por tanto, atemporales: no prescriben estos delitos.
            Señores historiadores de todos los tiempos: en el ámbito Civilista esa práctica es teóricamente incorrecta pero corriente; sin embargo en el de la naturaleza humana, no es siquiera imaginable, y mucho menos, aceptable. ¿Qué? ¿Qué la vida es así? ¿Qué no queda otra que aceptar los hechos consumados? ¡Ya!. ¡¡¡Tararí que te ví...!!! ¿Y la conciencia, qué? En fin, que cada palo aguante su vela.

            Volvamos al escenario de aquel Golpe de Estado.¿Fueron burlados los auzókratas? Más bien creo que se resignaron “a verlas venir”; ahora bien, de que sabían cómo iba la “movida” no tengo duda, puesto que asistieron en Larrasoaña, el 27 de febrero de dicho año, a las Cortes Generales convocadas por la parejita. En ellas dispusieron los futuros “monarcas” la disolución de las Hermandades auzokráticas y la remodelación de la Constitución (Fuero General). A la nueva se le dio el eufemístico nombre de “Amejoramiento del rey don Felipe”. ¿Nada qué ver con lo acontecido en la Navarra de 1982? ¿Simples concordancias formales?

            Otra cosa: ¿es consciente el lector que desde las Cortes Generales convocadas por Santso Ramírez en Huarte, el año 1090, hasta las de Larrasoaña de 1328, van transcurridos 238 “añazos” de clara resistencia auzokrática?

            Por razones que documentalmente no llego a comprender, los auzókratas nabarros no alcanzaron la suficiente unidad como para formar una sola Hermandad y pagarán con sangre, con mucha sangre, su resistencia pacífica al Andikismo. Su tragedia servirá de ejemplo a otros auzókratas en el futuro no lejano.
            El heredero de la parejita golpista, Charles II, con tan solo 17 años, vino a ser coronado rey a Pamplona. Salieron a recibirle y presentarle sus quejas, los representantes auzokráticos. El joven monsieur se sintió molesto por ello y mandó asesinarlos en el puente de Miluze con inaudita crueldad; ahorcando a unos y metiendo en jaulas de hierro (“enforcar”) a los demás, hasta mucho después de su muerte.
            ¿No se pregunta el lector, qué clase de seres pudieron cumplir aquellas órdenes?
            La ola Civilista creció sin mesura. A los viejos impuestos en especie (cerdos, perdices, trigo, vino, etc) se añadieron otros, desconocidos (en monedas) y con recochineo, pues al principio los llamaron “ayuda graciosa” y más tarde, “donativo”. El cruel monsieur tiene el nombre de Charles II el Malo y se despidió de este mundo con otra matanza, tan cruel e injusta que la de Miluze, pero mucho más generalizada. Pudiera decirse que los auzókratas cometieron un error táctico al pretender salir a flote antes de que el sanguinario estuviese debilitado y para colmo de errores, le plantaron cara. En efecto, la rebelión auzokrática estalló cuando el Malo estaba agonizando; pero el multi-asesino sacó fuerzas del Averno  para restablecerse por unos días y desatar el terror. Dicen unas crónicas de la época que mató a mucha gente. Puede que sea cierto, pero, de dónde salieron tantos otros? Sus papás fueron “la leche” y él, la “re’leche”. ¿Fue en este contexto que surgió el refrán, “Más vale malo conocido, que bueno por conocer”?
            ¿Por qué el hijo del Malo, poco antes de la ceremonia de su coronación, decidió rodearse de más de cien Ezpat’Andikis a los que eximió de tributos? Pero eso no debió ser suficiente para los Andikis y tuvo que introducir en el Reino de Navarra lo que uno de sus antepasados había oficializado en “Francia”: el Nobilismo.
            La conducta personal y social de Charles III en modo alguno permite calificarle de Noble, en todo caso, el Nobilista, por haber sido él quién instituyó los primeros títulos de nobleza en el Reino de Navarra. No estoy dando pruebas documentales porque esto son solo anécdotas respecto de mi objetivo, que no es otro que la Auzokrazia. Por otra parte, dichas pruebas las expuse en mi multi-citado ensayo “Eskualdunak, aborígenes europeos: ¿en peligro de extinción?”. A el remito al lector.
            El Nobilista, con su europea disposición, él solo se puso la soga al cuello. Quiso asegurarse el trono a cualquier precio pero ... ¡Lástima que su conducta no le acarrease a él mismo las tragedias que les supuso a sus nietos! Los dos mayores (San Carlos de Viana y doña Blanca) fueron asesinados para robarles la corona, con el agravante de que sus asesinos fueron, su padre (Juan II), la madrastra (Leonor) y la hermana menor (Leonor la Fratricida) con su esposo (Gastón de Fox).

            ¿No crees querido lector, que había llegado demásiado lejos el Civilismo navarro? ¿Pudiera vislumbrarse otro final para reino semejante que su desaparición?
           
            No podía ser de otro modo. Sin embargo, merced a la virulencia Andikil, la agonía del Reino de Navarra es un repertorio inaudito de maldad y crueldad. Merced también a la malignidad Andikil, el famoso reino, al contrario de otros, tendrá que ser engullido “de a pocos”, como si el comensal tratase de acostumbrarse al veneno.
            La telúrica “digestión” se prolongará desde 1512 hasta 1841. De lo que no estoy seguro es de si los comensales se inmunizaron al veneno, o de si los Andikis perdieron su virulencia. Dudo de esto último a tenor de los sucesos del verano de 1936; en el transcurso del cual, los muy civilizados nava-ricos asesinaron más de 3.000 personas, tan inocentes éllas como los del barrio la Nabarrería de la Pamplona de 1277.

            ¿Quiénes fueron los primeros en iniciar la magna ingesta? Dos sujetos muy alabados por el Civilismo internacional: Fernando el Católico y el Cardenal Primado del Sacro Imperio Romano, Cisneros. Su conducta ejemplar todavía es polo de referencia para las personas del actual Reino de España; personas que, en el mejor de los casos, “por lo bajinis”, deploran el uso de la fuerza que utilizaron aquéllos ejemplares pero que la mantienen, porque de lo contrario, es decir, sin la fuerza militar: ¿qué sería del actual  Reino de España? Ya no existen los reinos de la península ibérica. No existe el Reino de Castilla, ni los de León, Aragón ni el de Navarra. No existen el Señorío de Vizcaya, ni el Condado de Alaba, ni la Provincia de Guipúzcoa,  ni la Generalitat de Catalunya ni la de Valencia. Desde principios del siglo XIX existe el Reino de España y qué clase de paz ha existido en el?

¡Qué tragedia la del Reino de España! Para poder subsistir no le queda otro remedio que destruir a los Pueblos de la Península Ibérika.

            Hace pocos párrafos que le pregunté al lector su opinión acerca de la clase de reino que construyeron los reyes de la saga pirenaica, toda vez que los dos últimos permitían abiertamente, a los auzókratas y Buena gente en general, dar muerte a los funcionarios de sus instituciones, si éstos vulneraban la Auzokrazia. Vuelvo a preguntarle: ¿qué clase de reino era este de Navarra, construido por los “reyes” de la saga francesa, en el que no solo se seguía persiguiendo a muerte a los auzókratas, sino que se vulneraban los derechos de las reinas, se alteraban constituciones, se extorsionaba sin mesura, se mataba sin piedad y entre sus “nobles” lo que hacían era la guerra; pero no para vivir de ella, que era lo tradicional, sino para exterminar a los del otro partido?

            Me resulta muy curiosa la constante histórica por la que los Civilistas de la península ibérica, habiendo llegado siempre tarde a las corrientes políticas europeas, hayan sido aplaudidos con fervor por sus colegas del norte. Tarde se llegó a la romanización; tarde al “renacimiento”; tarde al regalismo de los Austrias y Borbones; tarde a la “revolución” francesa; tarde al mercantilismo anglo-sajón; tarde al fascismo italo-alemán; tarde al capitalismo de la unión Económica postulada por el Club de Roma; ... etc. ¿Será porque cuesta mucho “subir” desde “tan bajo”?. ¿No será porque la naturaleza Humana, en el sustrato iberiko, tiene más fuerza que la que la etnología histórica o el folklore nos demuestran? Dese el lector una vuelta por Fuenteovejuna o Villalar en sus anuales celebraciones. De verdad que me gustaría debatir con los “indignados” del 2011.

            Bueno, bueno; volvamos a lo nuestro.
            Resumiendo un poco, hemos de admitir que la resistencia armada opuesta por los auzókratas del Reino de Navarra al Civilismo Andikil, “francés” y “español” hasta su anexión (los términos “unión” o “incorporación”, utilizados por los civilistas nava-ricos, no es sino otro de sus eufemismos) fue insólita. ¿Se preguntará el lector por qué no triunfó del todo? Por dos razones, fundamentalmente: la primera, porque el Andikismo tenía raíces milenarias y de ahí su volumen vigoroso. La segunda, porque para poder cortar objetivo tan recio hubiesen tenido que alcanzar la cohesión que otros eúskaros lograron.
            Las demás razones y sus circunstancias, con ser tan numerosas como interesantes, no por ello palidecen ante las expuestas.
 Error de cálculo o degeneración cultural; me preguntó un amigo hace poco. A tenor de los sucesos históricos y de la etnografía contemporánea, opto por lo primero. La Auzokrazia en Euskolandia está soterrada, pero no difunta. Como el oso en su cueva esperando que pasen las adversidades invernales, como la semilla en la tierra, el aborigen pirenaico aguarda otra nueva primavera. Pero, esto no es todo: hasta 1986, por lo menos, me atrevería a decir que en Nabarra es donde más viva estaba. Y tampoco me conformo con lo afirmado, pues todavía pienso que la Cultura Eúskara, lo más genuino de élla, al menos (su Gizabidea), en Nabarra no está peor que en el resto de dicho territorio. Verdad es que para darse cuenta de ello, además de tener una buena Conciencia etnológica, hay que “patear” los pueblos y llegar hasta la intimidad de sus habitantes. La Ciencia Política desprecia la primera condición y los políticos no hacen lo segundo ni llegan hasta lo tercero: ¿por qué pretender entonces que los resultados políticos nos lleven hasta esa conclusión?

            En mi obra multicitada, describí con suficiente paciencia documental la evolución del Reino de Navarra anexionado por el de Castilla, hasta su formal extinción en el año 1841. Como me supuso una experiencia dolorosa y amarga (debido a la cantidad de mitos y esquemás que se me desvanecieron), solo diré al respecto (por no volver a sufrir ni repetirme) que con la conquista del Reino (1512) y su reconquista (1521), en Navarra las cosas no quedaron como antaño (creencia ésta bastante extendida entre los nacionalistas vascos). La Auzokrazia, en concreto, y la Cultura Eúskara, en general, a la que pertenece dicha actitud aborigen para el autogobierno, sufrirán retrocesos tan manifiestos como la pérdida, casi total, de elementos de cultura tan importantes como los organismos de gobierno (Batzarrak), los legislativos (Usos y Costumbres) o el idioma nativo.
            Poco consuelo brinda saber que esto no se evidenciase con claridad sino hasta principios del siglo XIX.

            Ahora bien, la resistencia Civil que protagonizaron los auzókratas en el reino anexionado, durante los siglos XVI y XVII fue digna de estudio. Hasta tal punto fue magnífica, que los Andikis, después del decreto imperial que los reunificó (Karl’os I y V, año de 1525), tuvieron que dejar de pelear entre sí y unirse al Sacro Imperio Romano en cuerpo y alma. La caza del auzókrata se tornó tan difícil que los lobos tuvieron que dejar a un lado sus disputas por el liderazgo si habían de seguir nutriéndose del trabajo de los Señores de Alpargata, de los Dueños de su Sudor, como se intitulaban en 1936, de los Infanzones de Abarka, como consta en la documentación del Reino de Navarra. Haría muy bien el lector en querer cerciorarse de lo que acabo de afirmar. Una vez más, le remito a mi tan citado ensayo.
            Ahora bien, en el freno que los auzókratas consiguieron poner a la maquinaria del Civilismo en el reino anexionado, influyó decisivamente un factor exógeno; completamente extraño a dichas opciones vitales. En efecto, el afamado “descubrimiento” de América logró desviar la atención de los Civilistas puesto que las riquezas del “Nuevo” Mundo eran tan abundantes como accesibles. ¿Quién iba a seguir peleando por unos cuantos kilogramos de trigo y algunos litros de vino, si en América podía forrarse de oro? Esta  “fuga de cerebros” andikiles restó fuerza al avance Civilista durante más de un siglo.
           
            En el primer cuarto del siglo XVII una variante Andikil (el mercantilismo) se abrirá paso, poco a poco, hasta forzar un consenso con los Ezpat y Eliz’Andikis para el ejercicio del poder. ¡Quién lo iba a decir! ¡Qué cosa, el progreso! ¿No era increíble que desde un despacho, con una simple pluma de ave y una “pizka” de tinta negra, se pudiese conseguir más lucro que desde un buen caballo con una larga espada o desde una mitra, por muy grande que fuese el báculo? ¿Magia? Por supuesto que es cosa de magia, pero tal vez el lector no me toma en serio cuando me refiero a la Magia Negra del Civilismo.
            En el siglo XVIII, los Diru’Andikis alcanzaron el liderazgo del triunvirato Andikil y proseguirán con paso firme pero con mejor ritmo, el desmantelamiento de la Auzokrazia. Empezaron el año 1642 en Sangüesa y terminaron el año 1829, mediante  la ley 27de las Cortes Generales del Reino de Navarra, que en su artículo 23, decreta:’’Quedan derogadas todas las leyes anteriores sobre inseculaciones, y los usos y costumbres de los pueblos en cuanto se opongan a la presente...’’.

            ¿Terminaron he dicho? No lector, la realidad actual es que terminaron con el Reino de Navarra pero la Auzokrazia sigue viva, como vimos en el capítulo 2 de este ensayo.

            En el siglo XIX se consolidó la “revolución” francesa y con élla los Diru’Andikis conseguirán zafarse de sus colegas saprófitos, dictando las órdenes sin tenerlos en cuenta e incluso guillotinando a los que se opusieron a su concepto del progreso.
            Hoy en día, no me parece que hayan conseguido todo el Poder que, como buenos Civilistas, anhelan. “Todo se andará” si la Buena gente del mundo no llega a percatarse que después del empacho al que son incitados por la calidad de vida y el bienestar personal a ultranza, les sobrevendrá la muerte prematura por “coma cultural”.
            No tengo dudas al respecto. El bienestar civilista implica la conversión del ser humano en un “zoombie cultural”. Tener prioridades como el buen comer y beber; gozar solo una parte del Amor (el sexo); disfrutar “como loco” comprando; “hacer deporte sin cansarse” (slogan de una cadena de televisión vasca); llorar y reír sin motivo; “participar” en la sociedad sin poder hacer otra cosa que votar; etc, son solo algunos de los síntomás de dicho coma cultural.

            Claro que todo ello es posible si se tiene trabajo, de lo contrario ... ¡ Cuidado!, porque ese trabajo civilista no lo otorga la Vida, como en el resto de la Naturaleza, sino un empresario o algún organismo del Poder.
            La Naturaleza ha mantenido con vida a seres humanos tan primitivos como los Yekuanas, Makiritares, Yanomamis, Esquimales, Tuaregs, Lapones o Eúskaros. Las más avanzadas civilizaciones no pudieron hacer lo mismo con los asirios, faraonistas, hititas, persas, fenicios, griegos, romanos, cartagineses, godos, etc.

            La globalización auspiciada por los Capitalistas; la Calidad de Vida (material) ansiada por las masas; la excusa de los Derechos Humanos para el intervencionismo militar; el respeto (supuesto) a la independencia de los estados para mantener la opresión de sus naciones; el flamante Ejército Profesional europeo basado en la vieja concepción de las guardias pretorianas de los Imperators romanos; etc., no son si no una sucesiva repetición de antiquísimos procedimientos. Si el Civilismo Diru’Andikil se globaliza, sus consecuencias, también; por lo tanto, el planeta estará en peligro.
           
            Volvamos a bajar de “los Cerros de Ubeda” y regresemos a Euskolandia; pero no a Navarra, como hasta ahora, sino a otros territorios en los que los auzókratas también se enfrentaron a los Civilistas.

            ¿Qué pasó en Aragón?
            Que nadie vaya a pensar que estoy fuera de lugar o del ámbito de la Auzokrazia, porque si bien hemos visto la Hermandad que hicieron los “aragoneses” y “nabarros” el año 1204; en 1469 seguimos teniendo constancia documental de su existencia. Eso si, con mayor participación de Buena gente, toda vez que sus Juntas Generales rotaban entre Jaka, Sangüesa y Exea. Es posible que la mitad de los adscritos hubiesen perdido alguna característica de la cultura aborigen de dichos territorios, incluso tan peculiar como el idioma nativo (el Euskara); pero es una constante etno-histórica que los eúskaros, sometidos a grandes presiones civilistas, se desprenden antes de su idioma que de su Conciencia de la Etnia, y de este último elemento de cultura (estoy preparando un ensayo específico sobre él) antes que de su Humanismo, de su Camino del Hombre, al que llaman Gizabidea. Llegados a este estado, es decir, sin noción de su idioma primitivo ni del Pueblo al que  pertenecen, quedan socialmente a merced del Civilismo. Esta es la razón por la que unos se dicen españoles, franceses, venezolanos, argentinos, mexicanos, norteamericanos, riojanos, nava-ricos, nabarros, vascos, etc. Solo mediante el uso escrupuloso de la ciencia etnográfica podremos percatarnos de si su Humanismo concuerda o no con el Gizabidea eúskaro, con el  Camino del Hombre pirenaico.
            Para elementos de cultura menos específicamente humanos, como la Auzokrazia, la toponimia o el juego de la pelota vasca, no hay necesidad de grandes conocimientos científicos. Eso sí, hay que ver todo lo que hay y no fijar la atención solo en lo que convenga.

            La Cultura Eúskara, si se quiere tener en cuenta lo que acabo de explicar, sigue trascendiendo los límites político-territoriales que ha ido implementando el Civilismo en la geografía. La magia negra del Civilismo puede cambiar de nombre a todo lo que quiera pero no puede mover de sitio, ni un ápice, a los montes, ni a los ríos, ni a los mares, ...

            Mis prospecciones etnográficas en los valles de Ansó y Echo, así como en Sobrarbe, Ainsa, Cinco Villas y Val de Ayerbe, me permitieron comprobar la existencia de un sólido sustrato auzokrático en sus habitantes. Aquellos sondeos no pudieron llegar a investigaciones etnográficas, propiamente dichas, debido a que tuve que exiliarme para salvaguardar mi existencia, porque con la Guardia Civil del Reino de España puede pasar de todo lo que pasaba con la de Franco. Al cabo de 14 años sigo añorando “excavar” en el fecundo sustrato auzokrático de Aragón.
            Sin embargo, pude recoger suficientes datos como para afirmar tres cosas. La primera; Aragón fue el territorio donde los principios y métodos anarquistas se pusieron en práctica con más celeridad y eficacia, en el transcurso de la última Cruzada civilista. No he realizado la comparación a fondo ni con método, pero tengo la impresión de que el anarquismo de base y el auzokratismo son hermanos gemelos. La segunda: hay más Lauburus (“swástica”), anteriores al siglo XVII entre Cinco Villas, Ansó y Echo, que en todo Euskadi. La tercera; no hay pueblo donde no se halla jugado a la pelota y el 99% tiene frontón o trinquete. Este último dato es aplicable a casi toda la Comunidad Valenciana.
            Haría bien el lector en dudar de mis aseveraciones y confrontarlas con la realidad actual; no le resultaría demásiado difícil; le bastaría con aplicar el capitulo 8 del cuestionario de Relaciones Vecinales que he descrito en el capítulo 2 de este ensayo. Eso sí, tendrá que aplicárselo a Buena gente, de lo contrario los resultados pueden ser erróneos. Caso de que no le guste hablar, el viaje turístico es muy agradable y no le resultará difícil la comprobación de las otras dos aseveraciones. Caso de que no quiera el lector hacer nada por su parte ... ¡Caso perdido!
           
            Como los hechos son porque fueron hechos, nadie puede cambiar el hecho de que las Cortes Aragonesas estuviesen imbuidas de la Auzokrazia tanto como las del Reino de Navarra; ni que los auzókratas se resistiesen al regalismo de los Austrias con fuerza. Por ello, la Buena gente de Aragón lo pagará muy caro (con sangre); poco después de la Catalana y poco antes de la eúskara del siglo XIX. Un antepasado de su majestad, don Juan Carlos I de Borbón, llamado Felipe V, aniquiló a sangre y fuego a los patriotas aragoneses,  eliminando sus Fueros al imponer sus “Decretos de nueva planta”, en 1707 . Con los auzókratas no pudo y como muestra basta observar el vigor de las Facerías Aragonesas. Según consta en la Gran Enciclopedia Aragonesa;  “la facería es un fenómeno jurídico complejo integrado por convenciones sobre cuestiones políticas (hasta finales del s. XVIII), económicas y de buena amistad y vecindad, mutuo auxilio, franquicia y protección de las relaciones comerciales, pastos, pasos, aguas, etc., que ha logrado que el Pirineo llegue a ser nexo y no barrera entre Francia y España. En los Pirineos, los valles han sido la unidad geográfica, económica y política sobre la que han girado las relaciones entre los pueblos de la montaña entre sí,…”. Nos conviene mucho tener en cuenta que la etimología de “facería” nos revela que viene del término bearnés “patz”. La conclusión a la que llegó el mejor tratadista del tema de las facerías catalano-aragonesas, H. Cabailles, según cita J. M. Guilera, es diáfana: Por encima de todo fueron pactos para hacer imposible la guerra”.
Lamento no extenderme como quisiera y debiera al respecto, pero ya me salgo demasiado a menudo de mi camino, como para hacerlo, además, sin los conocimientos necesarios para ello.
            Todavía hay un dato que tal vez no sea anecdótico. En las elecciones civilistas al Congreso de los Diputados del Reino de España, celebradas en marzo del 2000, los nacionalistas aragoneses obtuvieron un escaño, que recayó en álguien que no conozco personalmente, pero cuyas obras (canciones y programás de TV) me han llamado la atención: José Antonio Labordeta. Que el actual presidente del Gobierno de dicho Reino tenga un apellido eúskaro (Aznar) más genuino que el del diputado aragonés, eso si que es anecdótico. Que su abuelo paterno hubiese sido miembro del Partido Nacionalista Vasco, más que una anécdota es una constante, pues ya hemos visto que el primer rey de Castilla fue Fernando I, hijo de Santcho III el Mayor, el rey de todos los vascos, según los historiadores adscritos al nacionalismo vasco. Pero que nadie olvide que en su sepulcro el título escrito es Hispanis Imperator.

            Y con La Rioja: ¿qué pasó en La Rioja?
            No; tampoco ahora me estoy “saliendo del tiesto”.
            Aborígenes eúskaros poblaron este territorio civilista desde la remota antigüedad. La Toponimia (nombres de lugar: ríos, montes, valles, campos, etc.) y la historia documental son tan contundentes como la Etnografía.
            Los escritores clásicos clasificaron a los Eúskaros en tribus. Ya hemos visto algo relacionado con la más oriental, los Ilergetes. A los establecidos en las inmediaciones del actual rio Oja, los denominaron Berones y berón, en euskera, significa plomo. Ese territorio fue muy rico en minerales. Conocemos datos documentales desde la época Griega (Trucios era considerada megápolis –gran ciudad- por el escritor griego Tolomeo) hasta el siglo XIX, que todavía existían minas en explotación, sobre todo en el valle de Ezkaray.
            Tal vez otro de los topónimos más claros sea, el nacimiento del río Duero. Tiene dos caños, yendo uno hacia el norte y otro hacia el oeste. Su topónimo es Urbión, que en euskera, literalmente, significa “dos aguas buenas”, “Buenas” en el sentido de abundantes, como cuando se dice, “buena cosecha”. Ya iré mencionando otros topónimos.

            La Real Academia española de la Historia ha publicado: “ Reconquistadas (a los árabes) al principio del siglo X Nágera y Viguera, perteneció el país que hoy llamamos Rioja unas veces con título del reino de Cantabria, y otras de reino de Nágera, a los Reyes de Pamplona en unión con la Bureba (los yacimientos de Atapuerka están allí), parte de las merindades de Castilla la Vieja y las Provincias Vascongadas hasta la muerte desgraciada de Don Sancho de Peñalen (del euskara, Peñarena; era nieto de Santso III el Mayor y fue despeñado en Falces por un hermano y una hermana): D. Alonso el VI se apoderó entonces del país y le conservó sus fueros ...”.
            El tal Alonso VI también era nieto del Mayor, digna de todo ejemplo la prole del “rey de todos los vascos”, que no dejaron de robarse y matarse entre ellos; pero lo que me interesa resaltar es lo rápido que trató de calmar a los aborígenes del territorio que acababa de robar a su primo asesinado. La misma prisa se darían el duque de Alba y su amo, Fernando el Católico, al robar a sus sobrinos el reino de Navarra el año 1512. De una escritura del año 1076, que el propio Sandoval calificó como “Noticia importante” y cuyo título original es “Usuale et antiquo fuero in Naiara et regione, concesso et confirmato”, la Real Academia española de la Historia hace suya la valoración del insigne clérigo, el cual es considerado como padre de la historia jurídica española: “Trata el Rey Alfonso en esta carta que deseando conservar esta gente, que era dura y terrible, y tener sujeto el reino de Nágera le dieron los grandes del reino un saludable consejo, que mirase qué leyes habían tenido en tiempos de los reyes pasados (todos de la saga pirenaica), y aquellos les confirmáse, y guardase sus fueros ...”.
Ya mencioné como aquel Alcalde auzokrático de Ojacastro metió en la cárcel al mismísimo Merino del rey de Castilla, porque éste no admitía que los habitantes del valle riojano utilizasen su lengua vernácula, el euskera. Sin embargo, nada dije de su toponimia. No quiero cansar al lector; solo voy a nombrar sus aldeas y barrios: Amunartia, Arbiza, Eskarza, Tordeluna, Oyarra, Urizarna, Biarra, Zabarrulla y San Asensio de los Cantos. Aprovecharé la ocasión  para hacer lo mismo con otro valle importante, Ezkaray, de rica y antigua tradición minera: Altuzarra, Ayabarrena, Azarruya, Bonikaparra, Ezpurgaña, Lozalaya, Posadas, Turza, Urdanza, Zabarrena, Zaldierna, San Antón, San Juan y el propio Ezkaray. De los 23 topónimos citados, solo cinco de ellos no son eúskaros. Son castellanos, pero el lector debería tener en cuenta que el romance castellano nació en La Rioja, cuando este país estaba dominado por los reyes de la saga pirenaica. Quede pues en su lugar este dato: el español, como se dice actualmente, no nació en el reino de Castilla, sino en el de Pamplona.
            La famosa carta del rey-ladrón no es la única prueba documental que nos confirma lo “dura y terrible” que eran los aborígenes riojanos , en defensa de su Auzokrazia, por supuesto.
Pero antes, me gustaría recordar al lector que este territorio sufrió una fuerte presencia armada romana; hasta el punto de que llegó a ser zona de retiro invernal para las legiones. Por cierto, a esta presencia militar y su consiguiente infraestructura, es que la mayoría de los doctos llaman, “romanización”; confundiendo la ocupación militar de un territorio con la absorción de la cultura de los invasores por parte de los aborígenes.

Es el mismo caso de lo que ocurre en el territorio Kariña del estado Anzoátegui en Venezuela. No se percibe la ocupación armada por parte de los criollos porque la que se usa es la de carácter económico, que al parecer rinde los beneficios necesarios (es uno de los territorios más ricos en petróleo liviano y extrapesado); sin embargo sus aborígenes siguen prefiriendo su propia cultura y por eso mantienen ritos, economía, organización social y otros elementos originales como el idioma.
            Así pués, afirmar que los Kariña estan venezolanizados es tan erróneo como decir que los eúskaros de que venimos hablando fueron romanizados. Si tal hecho hubiese sucedido, la cultura posterior hubiese sido de raigambre romana y no aborigen, como puede verse incluso en nuestros días.

            También los griegos tuvieron gran relación con estos eúskaros del sur y de aquella dan fe la existencia de “polis” tan importantes como Tritium (Tricio), a la que Tolomeo califica como “megápolis” (súper ciudad).
            La Rioja, como Aragón y Navarra es un concepto territorial del Andikismo local que se fijó limites al estilo romano, por medio de ríos. Del nombre del río Oxa, procede el territorial. Cuando irrumpieron los romanos, como ya he señalado, el nombre del territorio era aborigen, Beronia, que en vascuence significa “sitio abundante en plomo”. Esto concuerda con la tradición siderúrgica de la zona, muy anterior a la presencia griega, tal y como los arqueólogos siguen demostrando.

            Pero, volvamos a lo nuestro.
            Conforme a la voluntad pontificia, los reyes pirenaicos traspasaban a los monasterios toda suerte de bienes inmuebles y competencias, como si fuesen suyos; cosa que tal vez creían de buena fe puesto que así se lo hacía creer el representante del dios católico-romano en la Tierra. De esta manera, el Sagrado Imperio Romano seguía su proceso de reconquista. No les hacía ninguna gracia tener que compartir el lucro con los hombres que se servían de las armas, pero les eran necesarios para sojuzgar a las almas (naturalistas) de las que ellos no se podían servir; a esa gente dura et terrible que impuso respeto a los forajidos que secundaban al rey Ladrón.
En este aspecto, luenga era la experiencia romana. Ya dije cómo se deshicieron del temible godo, Alarik. La civilizada ley es bien diáfana: no pudiendo imponerte a los demás, comparte lo menos puedas  con el menor número de ellos que te sea posible.

            El monasterio de San Millán de la Cogolla fue la mayor apropiación espiritual que el rito romano hizo en la herencia anacorética del sur de Euskolandia, del mismo signo y categoría que las apropiaciones del este (San Juan de la Peña) o el centro (Leire). Convertido en la sede principal de la hacienda y patrimonio del Sacro Imperio, todas las donaciones civilistas iban a parar a este monasterio. Para nada eran tenidas en cuenta las modernas divisiones establecidas por los Ezpat’Andikis. La hacienda sacra seguía fiel a las divisiones establecidas por el Imperio que anhelaban reconquistar con el mismo énfasis que mantenían el idioma imperial, el latín. Por cierto: ¿cuál es el idioma oficial del Estado Vaticano? ¿En qué idioma se decían las misas en 1970?

            Esta sucursal dio comienzo a su actividad recaudatoria entre la Buena gente en el siglo X, por lo menos, tal y como se deduce de lo que consta en su archivo. Según estos soldados de dios, sus “derechos” sobre la Buena gente les fueron otorgados por el conde  Fernán González, el cual, agradecido  “... al beneficio del cielo y de S. Millán que conjuntamente con Santiago combatió contra los moros, dio al monasterio de S. Millán en la era 972 año 934, por el qual hizo contribuyentes á muchas ciudades, provincias y pueblos, á unos con bueyes, a otros con carneros, á otros con hierro, ó con cera, lana, etc en beneficio de dicho monasterio ...”.
            ¿Qué hay del lema Ora et Labora? Lo mismo que del otro, Ganarás el pan con el sudor de tu frente….. ¡¡¡ Ni rastro!!!!
            ¡Cuantas enseñanzas en tan pocas líneas! Evidencias, sobran pero como el quid de la cuestión es ponerle el cascabel al gato… Por eso seguimos como estamos: retro-evolucionando.

            ¿Todavía sigue creyendo el lector que hablo en broma cuando me refiero a la Magia negra del Civilismo. Que me disculpen las personas de este color porque no me refiero a ellas en modo alguno? Cierto que los sacro imperialistas no eran tan duchos como los egipcios o sumerios, y no digamos los hindúes,en dicho arte, y por esa razón tenían que seguir ejerciendo el suyo, el que les dio resultado toda la vida: la violencia.

            ¿Habrían  “comulgado” las Buenas gentes con semejante “rueda de molino”?. Los auzókratas, desde luego, No. Para la Real Academia española de la Historia este documento “... es de muy corta autoridad en la historia y está revestido de todas las circunstancias de monumento apócrifo ...”. Sin embargo, en base a él los soldados de dios redactaron otro, el año 1025, en el cual se detallan las contribuciones que “le deben” a la hacienda del sacro-imperio, los habitantes de Alaba, Guipúzcoa y Vizcaya. La valoración que de ambos documentos hace la Real Academia citada es, que “... se deben reputar por muy apreciables en la parte geográfica; aunque no tengan la antigüedad de sus fechas, pues es creible se hayan forjado (todos tenemos idea de lo que legalmente supone forjar documentos) en el siglo XII, ó principios del XIII, ...”.
            Como quiera que una curiosidad de ese tipo nos resulta de interés, transcribiré parte del segundo: “ Alava con sus villas que pertenecen a su jurisdicción (del monasterio), esto es, desde Loza y de Buradon hasta Eznate, de fierro por todas sus villas, entre 10 casas una reja. Desde el arroyo de Galárraga hasta el rio Deva, es toda Vizcaya, y de este río Deva hasta San Sebastián de Hernani, es toda Guipúzcoa. Desde los fines de Alava hasta la costa del mar, es de una jurisdicción, y paguen sendos bueyes ...”.
            ¿Transigieron las Buenas gentes con las arbitrariedades del segundo documento?. Los auzókratas, desde luego, No. De otro modo, el gerente de turno en la sede local de la hacienda Sacro Imperial, de la que venimos hablando, no hubiese tenido que recurrir al bárbaro real que el Vaticano tenía confirmado en el territorio. Cual dócil criado, el funcionario (Fernando IV de Castilla) expidió un privilegio (Valladolid, 21 de septiembre de 1387) dando por válidos los documentos forjados por los soldados de dios, acantonados en San Millán de la Cogolla.
¿Se preguntará el lector cómo acabó esta contienda arbitraria que mantuvieron, durante 663 “añazos”, los soldados del dios católico, acantonados en el monasterio de San Millán de la Cogolla, en contra de los auzókratas,?.

Los diezmadores tuvieron que llegar a un acuerdo con los auzókratas; un convenio entre “... el monasterio y los pueblos, con aprobación del presidente y oidores de la audiencia de Medina del Campo á 30 de abril de 1602 ...”.             ¿”Ora et labora”, eh?

            ¿No tiene curiosidad el lector por saber qué fue lo que se comprometieron a pagar los auzókratas, según los textos citados?. Para muestra solo transcribiré lo que correspondió a Alaba, porque lo tengo más a mano y porque pronto echaremos un vistazo a la resistencia auzokrática en dicho territorio: “ Los lugares que pagan este voto que se llama comúnmente la reja de Alava, son los siguientes: Luco Arzamendi paga 31 maravedis: Mendivil 30: Vitolaza 50: Ciriano 50: Nafarrete 40: Luco 31: Hermua 25: Troconiz 60: Maistu cada vecino 3 blancas: Hermandad de Arraya: Arroztegui, Honrategui, Arrienza, Uriarte, Otouri, Miztigui, Virgala la mayor, Virgala la menor, cada vecino 3 blancas: Acoceta 374 maravedis: Hizona 36: Herenchun 50: Hermandad de Zuya 374: Hermandad de Cigoitia 600. Los que pagan trigo. Mendoza 3 celemines: Zurbano 6: Arroyave 2: Durana 5: Zuazu 4: Orenehun 4: Otaza un quartillo: Murieta 6 celemines: Arriola 6 celemines: Hordoa 6 celemines: Narbaja 6 celemines: Galarreta quartilla y media: Caldacendo 3 quartas: Ezchericoa 4 celemines: Luzcando 2 celemines: Gureña 6 celemines: Longarica 4 celemines: Margarita 2: Anniz 5: Lupidana 30: Elguea 3 quartas.”
            Tal vez le convenga saber al lector que con 50 maravedíes de aquellos se podrían comprar unos 135 kg de trigo, aproximadamente. Un “celemín” contenía algo menos de 4 kg y una “quarta”, casi 2’5 kg.

            Como he dicho, lo del acantonamiento de San Millán no era una excepción, sino la sede sureña euskolandesa de la hacienda sacro-imperial. Con otros monasterios post’anacoréticos sucedía lo mismo: donaciones reales y más donaciones, reales también pero hechas por los Ezpat’Andikis, no solo para ganarse el cielo, sino para algo que les resultaba más interesante: el favor sacro-imperial. Es muy parecido a como hacen hoy en día ciertos empresarios para conseguir beneficios del Poder.
            ¿Qué tengo que dar una explicación al respecto? De acuerdo, pero escueta, por ser marginal a mi objetivo y porque lo hice en otro ensayo ya citado tantas veces. Los pontífices del sacro-imperio seguían teniendo la misma potestad que los Imperators respecto a la concesión de encomiendas territoriales. Eran ellos, o sus delegados, los que podían otorgar la concesión de recaudar diezmos en algún territorio eclesiástico y eso era lo que ansiaban muchos Jauntxos,  poco aptos para las armas. En América la cosa fue un poco diferente porque los reyes Católicos adujeron que dicho territorio era de éllos puesto que nunca perteneció al Imperio Romano. Esto por un lado, y por el otro, que éllos lo habían conquistando. Este civilizado “Derecho de Conquista” ya fue intelectualmente defendido por alguien tan afamado como Aristóteles, tal y como vimos anteriormente.
            Veamos algo más respecto de las donaciones reales a la hacienda sacro-imperial, a costa de la Buena gente de La Rioja.
            Al “monasterio” de Valbanera (cuya imagen de la Virgen tenía importancia semejante a la de Arantzazu) el rey-ladrón que robó La Rioja a su primo asesinado, el año 1092 le dió comunidad de pastos con las villas auzokráticas (amparadas estaban por el Fuero de Nájera) de Matute, Tovia, Villanueva, Anguiano, La Matriz y valle de Ojacastro.
            El papá de Santso III el Mayor dio al de San Julián de la Sojuela las villas de Medrano y Sojuela.
            Alfonso VIII de Castilla (otro rey-ladrón que robó Alaba y Guipúzcoa a su primo, Santso VII el Fuerte),  el 28 de septiembre de 1169 donó la villa de Sajazarra. Este Alfonso escalaba peldaños civilistas con rapidez, pues para lograr su felonía tuvo que tener cercada la ciudad auzokrática de Vitoria durante un año, hasta que su primo (Sancho VII el Fuerte) ordenó al alcaide de la ciudad -fundada por su padre, Sancho VI el Sabio- que se rindiese. Sancho VII luchaba en el Magreb a favor de un sultán, con quién había pactado la retirada de las tropas islamistas de la península ibérica, cuando el obispo de la sede Iruniense le escribió diciéndole que los auzókratas de Gaztéiz, por no rendirse, se comen os unos a os otros.
            El papá de este rey ladrón, dio al monasterio de Fitero la villa de Nienzabas (despoblado cercano a Rincón de Soto) el 25 de octubre de 1140.
            Insisto en que las donaciones Andikiles a monasterios post’anacoréticos, eran entendidas por los pontífices como justas devoluciones del patrimonio de su sacro-imperio. Quiero añadir algo que no suele ser divulgado como debiera, a mi juicio: me refiero a la obligación que se imponía a la Buena gente para que trabajasen “de balde”, es decir, sin compensación alguna. Esto ya sucedía (si hemos de creer al docto Sandoval) casi desde el principio de las dinastías pirenaicas. Citando una escritura de donación, nos dice el famoso clérigo que el rey Santso II Garcés, apodado Abarka (970-994), “ ... dio al monasterio de San Millán y á su abad Lupercio dos villas ... Badaran, con otros barrios que allí se juntaron ... y la otra Cordovin con sus términos, y que los vecinos de estos lugares sirvan al monasterio dos días cada semana por todo el año ,,, o paguen 100 sueldos ...”.
            Don José Yanguas Miranda, en su magnífico “Diccionario de los Fueros y Leyes de Navarra”, nos especifica muy bien esta obligación de ciertos “... villanos que deben en la semana peón un día ...”, cita que extrae del Fuero General de Navarra (lib.3, tit.5, cap.17).
            Por cierto; en el capítulo 9 del título 7 de dicho código civilista navarro, consta: “El sayón debe avisar en las casas á marido o muger para que acudan a labrar, diciéndoles que sino lo hicieren la pena es un sueldo ó un robo de trigo”. Esto no son más que tibias muestras del grado civilista alcanzado por la saga de reyes pirenaicos y que está contenido en el famoso código navarro, el cual debe su fama, como ya dije con anterioridad, a sus disposiciones de raigambre auzokrática. No te confundas, estimado lector. Recuerda que solo se podía usar el Fuero Geberal en aquellos lugares dónde no hubiese fuero municipal o Usos y Costumbres reconocidos.
           
            A pesar de la copiosa documentación en la que muchos historiadores fundan su opinión acerca del feudalismo existente en Navarra y La Rioja, a mi modo de ver (sin tener en cuenta los datos etnológicos), caen en el error de confundir el dicho con el hecho; olvidando (en el caso de los bien-intencionados), además, el derecho foral que asistía a los súbditos de los reyes pirenaicos a cambiar de  “señor” si éste no les satisfacía. Es obvio de que ese derecho incluía al conjunto Andikil, en pleno.
            Sin embargo; ¿no es cierto que cuando el río suena es porque lleva agua?. Tan cierto como que hubo esclavos al servicio de los romanos acantonados en Beronia (pre-Rioja) y que tuvieron descendencia, los desdichados. Los militares civilistas, con encomiendas otorgadas por el Imperio Romano, vivían en “villas” similares a lo que es (por su ubicación geográfica, nada más) un Baserri eúskaro (caserío, lit. asentamiento humano del bosque), una “masía” catalana o un cortijo andaluz. A la prole de aquellos esclavos que siguió viviendo en aquellas “villas” romanas, se les llamó “villanos”. Los que no llegaron a integrarse con los aborígenes fueron llamados siervos y en Fuero Juzgo “leonés” estaba tasado su precio en 30 escudos por cabeza. Los que se integraron a la cultura aborigen (euskara), por el contrario, optaron por agruparse auzokráticamente y a estos poblamientos se les dio el nombre de “Villas”, porque algunos de sus pobladores, al menos, procedían de las post’villas romanas.
            Si no fuese cierto que la cultura aborigen de La Rioja fué la Eúskara y que las civilistas no le hicieron mella en lo importante, es decir, en su Humanismo, en El Camino del Hombre, sus concepciones no hubiesen sobrevivido a las de griegos, romanos, godos o árabes.
            ¿Cómo comprender la existencia del magnífico Fuero de Nájera, aceptado por Santso III el Mayor (999-1035) y ratificado con premura por su nieto (Alfonso VI el Ladrón), el año 1076, debido a que los aborígenes eran “gente dura y terrible”?.
 ¿Por qué ese mismo rey-ladrón concedió a Logroño, el año 1095, un fuero casi calcado del de Nájera? Porque quería tener una población pujante a la que diezmar y los siervos, como esclavos que eran, no eran tan productivos como los auzókratas.

La fundación de Villas por parte de la monarquía no tenía como objetivo el bienestar de la Buena gente, ni mucho menos, la Justicia Social. En primer lugar, los monarcas querían quitar mano de obra a los soldados de dios y en segundo lugar, sacar provecho de las personas honradas. Por supuesto que hubo excepciones, como las que mencioné respecto a Sancho VI el Sabio y su hijo, el Fuerte.

Lo que me conmociona es de dónde sacaba fuerza moral y ánimo aquélla Buena gente, toda vez que no tenían libros, escuelas ni universidades. ¿Dónde se nutriría su espíritu? No hay error posible, en el del Creador de la Naturaleza. ¿No pertenece el ser humano a esa Naturaleza? Si las galaxias y los planetas, si los vientos y las mareas, si los volcanes y arroyos, si los virus y bacterias microscópicos, si en definitiva, todo lo que existe, responde a leyes naturales, ¿qué me impide aceptar que yo, como ser humano, también debo responder a alguna de éllas? Lo se porque hurgando en mi conciencia he hallado esa respuesta y porque las conclusiones  a las que van llegando los más insignes biólogos que estudian la evolución genética del ser humano asi lo confirman.

            La Real Academia española de la Historia también acepta las valoraciones dadas por el Rvdo Marina en su “Ensayo histórico crítico de la legislación”, en el que afirma de los Fueros de Nájera que “... son muy notables y se deben reputar como fuente original de varios usos y costumbres de Castilla,” Del Fuero de Logroño dice: “ No fue menos insigne y celebrado que el de Sepúlveda, y aunque corto y escaso de leyes civiles y criminales, acaso es el cuerpo legal, si así se puede llamar, que tuvo en Castilla mayor autoridad y extensión ...”.
            No solo en Castilla sino en otras naciones, toda vez que se pidió por los habitantes de Santo Domingo de la Calzada, Castrourdiales, Laredo, Salvatierra (Agurain), Medina de Pomar, Frias, Miranda de Ebro, Santa Gadea, Berantevilla, Clavijo, Treviño, Peñacerrada, Santa Cruz de Campezo, La Bastida, Plasencia de Guipúzcoa, Vitoria y Bilbao. Lo dicho: la restauración auzokrática vino del este, por el sur.
            ¿No es digno de tenerse muy en cuenta que de las Cortes celebradas en Nájera, a mediados del siglo XII, saliese “ El primer cuerpo legislativo y fuero escrito, que en cierto manera se puede llamar general después del códice gótico ...?. Fue publicado por el hijo del rey-Ladrón y según el docto Marina, “ ... En el se establecen las prerrogativas más características de la soberanía; se declaran los mutuos derechos entre el realengo, abadengo (Eliz’Andikil) y señorío (Ezpat’Andikil), divisa (Jauntxokeril), de behetría (auzokrático) y solariego (post-auzokrático), y los de estos señores con sus vasallos, se corrigen los abusos y se ponen límites á la extensión que la nobleza (civilista) daba á sus exenciones y privilegios, ...”.
            ¿No es esto muy parecido a lo que se hizo en las Cortes convocadas en Huarte por Santso Ramírez? Sí; y los resultados también.
            Pues, sí, querida lectora: toda la vida han existido personajes dispuestos a vivir a costa de las Personas. ¿Cómo diferenciar a unos de los otros? Según don José Miguel Barandiarán, difícil no es, porque:
La Persona se es por lo tanto, cuando uno realiza esas tres cosas.
Primero: pensar “Qué somos” y “Cual es nuestro destino”.
Segundo: pensar, conforme a ese Pensamiento y a ese Destino, “Cual debe ser nuestro comportamiento”; o sea, sacar el Plan, hacer un Propósito.
Y tercero: conforme a ese Plan y a ese Propósito, realizar nuestra conducta. Ese es el tercero y lo más importante.

Esas tres actitudes constituyen lo que se llama la Persona Humana. Donde no existe eso, se es Cosa; no se es Persona.
           
            ¿No se preguntará el lector por qué en Castilla la Nueva y León el feudalismo logró dominar casi por completo (recuérdese al Alcalde de Zalamea, a Fuenteovejuna o a los Comuneros) y en Euskolandia solo consiguió herir a la Buena gente? No me cabe duda de que tuvo parte principal en ello la debilidad o minoridad del sustrato cultural eúskaro; muy fuerte, por otra parte, en el mundo pastoril de toda la península ibérica, el cual no comenzó a menguar (con lentitud, eso sí) hasta que un Borbón (Carlos III el Napolitano) suprimió las Mestas (organizaciones pastoriles). Conforme al eufemismo navarrista, esta decisión será tomada a petición de las Cortes Generales (ley 54, Cortes de 1817-1818), pero para conveniencia de los Diru’Andikis, de ahí la tardía fecha en que los nava-ricos ilegalizaron dichas organizaciones pastoriles.
           
            Por cierto; siempre se habla de la feracidad y riqueza agrícola de La Rioja, sin apenas mencionar la pastoril (cosas de “loritismo” en la enseñanza). A este respecto socio-económico tan importante: ¿habrá quien ponga en tela de juicio la información que da la Real Academia española de la Historia?. He aquí un extracto: “Apenas hace un siglo (es decir, hacia 1700) que los encinares llegan  en muchos pueblos hasta el mismo Ebro, y diferentes pueblos de la ribera derecha e izquierda del Ebro tenían montes bajos de encina que daban fruto, pasto y leña; pero hará como 80 años entró en sus habitantes pobres un furor por roturar ó romper terrenos para plantar viñas, que ha hecho desaparecer los montes de encina, no quedando ya rastro ni memoria de ellos.”
            ¿Dónde estarían situados los “inmensos” graneros romanos de Beronia?
            ¿Será capaz de comprender el lector que, con los encinares de muchos pueblos llegando a las orillas del río Ebro; con los montes llenos de pasto, bosque, yacimientos metalúrgicos, anacoretas y eúskaros; con Alcaldes auzokráticos como el de Ojacastro; con Fueros tan auzokratizados como los de Nájera o Logroño; y, gente dura y terrible como la que imprimió respeto a los reyes pirenáicos tanto como a los primeros reyes de Castilla; ... comprenderá, digo, ¿por qué la Historia de la Buena gente de dicha nación (La Rioja) siga a la espera de un historiador con sentido del Común?. Yo, no lo entiendo.
            Estos factores históricos me impulsaron a sondear La Rioja del mismo modo que hiciera en Aragón. Don José Miguel Barandiarán no solo me había abierto los ojos sino que me había enseñado un método científico para investigar la cultura de los pueblos y por esta razón, dónde los otros científicos no veían más que territorios yermos o civilistas, yo era capaz de ver la realidad etnológica. ¿Cuántos varapalos no se ha llevado la Historia escolástica de parte de los arqueólogos y lingüistas? ¡Y de parte de los biogenetistas ni se diga!!! Los de la Etnología les resultarán más dolorosos, porque no solo descubrirán otra realidad (la de los culturizados), sino porque pondrán en tela de juicio sus carencias metodológicas y las no bien-intencionadas interpretaciones que de los documentos han hecho y hacen los historiadores profesionales. ¿Qué decir de lo que les supondrá a todos los que han ocultado datos, tergiversado sucesos y mentido a conciencia?
            Tenía demásiada prisa por “excavar” en el acerbo cultural de La Rioja y por eso contacté con una pareja de etnógrafos en la Sierra de Cameros (el Roncal riojano). Muy capacitados y Buena gente, con ellos pensaba dinamizar la investigación sistemática en base al Cuestionario de Relaciones Vecinales que mencioné en el  capítulo 2.
            ¡Cuantas investigaciones etnográficas truncó mi exilio!
No cito ni tan siquiera las iniciales de dicha pareja porque tengo miedo de que también ellos puedan ser acusados de colaboración con el terrorismo.
            ¿Te ríes, lector?; haces muy mal.
            ¿Qué harás si te digo que tres colaboradores del Museo Etnográfico Nabarro fueron detenidos en 1984? ¿Y si añado que en 1986, otro fue encarcelado durante 24 meses, acusado en siete sumarios y absuelto de todas y cada una de las acusaciones de la Guardia Civil del Reino de España?. Por cierto; ¿qué hubiese ocurrido si este colaborador hubiese sido sometido a juicio  conforme a los Usos y Costumbres de los Nabarros? ¿Hubiesen salido seis hombres buenos que jurasen que no era malo sino bueno? ¿Solamente seis?... Como los hongos, por docenas hubiesen salido.
 ¿No estaba yo cubriendo el desarrollo del Primer Congreso de Pesca Iberoamericano (isla de Margarita, Venezuela, 1987) y la Guardia Civil “de marras” informaba “confidencialmente” (a través de las revistas Blanco y Negro e Interwiu) que yo estaba en Francia, enrolado en algún comando guerrillero de la E.T.A., con intención de pasar la frontera para combatir a las fuerzas militares acantonadas en Euskolandia?
            Ni a mis colaboradores ni a mí, nos hizo gracia ninguna aquellos sucesos.

            En fín, volvamos a lo nuestro, al auzokratismo en La Rioja.
            Los documentos hablan, alto y claro, al historiador. El escolástico prefiere callar o “no se entera de la misa, la media”, pero el etnológico si puede constatar la fuerza con que la Auzokrazia se mantenía en dicho territorio, tan del agrado de la nobleza civilista, incluso con anterioridad a la redacción del famoso Fuero General del Reino de Navarra.
            En efecto, tanto en Navarra como en La Rioja y en Alaba, se llegó a reconocer el estado de nobleza propio de la cultura aborigen, que se basa en el Trabajo. Los personajes tuvieron que reconocer la Nobleza de las Personas, de los Dueños de su Sudor, de los Sennyores de Bienfetria en los documentos.
¿Cómo se llegó a ello? ¿ Por simple consenso amistoso entre dos modos de afrontar la Vida, tan radicalmente distintos como son el de los Eúskaros y el de los Civilistas? No, por cierto. El aborigen pirenaico de la época sabía, como el rey de Mitilene que “contra el malvado debe salir el hombre honrado, bien armado”. Ya nos referimos, escuetamente, a las Hermandades “navarro-aragonesas” de principios del siglo XIII.
            Un sector de la nobleza del Reino pirenaico recibía el nombre de Infanzones de Abarka; en La Rioja se les daba otro nombre: Señores de Behetría o Bienfetría.
            Don José Yanguas constató en los documentos de dicho reino que Infanzón, Hidalgo y Noble eran sinónimos y que además, “... se aplicaban generalmente a los hombres libres, que siempre habían sido libres y que procedían de familias libres ...Los hidalgos o nobles se distinguían entre sí según su mayor o menor riqueza y el lugar que ocupaban en el gobierno o la milicia ... El Fuero General habla también de Infanzones Labradores ...” (Lib.1, tit.1, cap.4)
            La conclusión es obvia: del ejercicio de la Libertad y no de la posesión de bienes, es que procede la concepción de la nobleza pirenaica. El primer concepto es naturalmente admitido por la Cultura Eúskara, el segundo está impreso en el Civilismo Los romanos, por ejemplo, solo consideraban “domus” (dueño) al poseedor de bienes, entre los cuales se incluía a los seres humanos. La esclavitud no fue abolida en Venezuela hasta mediados del siglo XIX.
            ¿Ha olvidado el lector la sentencia eúskara para decir “yo soy libre”? El aborigen pirenaico dirá, “ni nire eskukoa naiz”, que literalmente significa, “yo de mi mano soy”. Claro que no es lo mismo tener en la mano una espada que una vara pastoril, una azada o una lima. ¿Por qué será que los antiguos alcaldes auzokráticos (y muchos de los actuales, por costumbre) llevaban vara de mando y no espada? Los Civilistas del mundo entero han usado sus manos o las de sus mercenarios para conquistar; los Culturizados por el contrario, para ganarse el pan con el sudor de su frente.

            Jesús de Nazaret nos demostró con su ejemplo que todos somos hijos de Dios: ¿por qué la iglesia romana se ha empeñado en hacernos creer que todos somos siervos de su dios? Ambos dioses no tienen comparación posible. El Creador de tanta Naturaleza maravillosa; ¿para qué va a necesitar que le sirva nadie? Los Civilistas siguen por su camino y los Culturizados por el nuestro. La mentalidad apropiativa de los primeros sigue cebándose en la productiva de los segundos. El progreso involucionista sigue su curso y está vigente hoy en día tanto o más que antaño. Lector: ¿cómo valoras a las personas, por sus bienes o por sus actuaciones?

            El caso es que los del sacro-imperio no tardaron en convencer a los post’cavernícolas predadores de la validez y eficacia de sus leyes, por lo que siempre (¿) será ratificado el Derecho de Conquista. Los romanos, habiendo adoptado las experiencias orientales, optaron por seguir con la táctica del adoctrinamiento, por ser la que mejor garantiza el sometimiento del personal; los otros, sus bárbaros, tendrán que conformarse con el viejo arte de la violencia.
            Tal vez ahora comprenderá el lector por qué los reyes de la saga pirenaica creían que todo era suyo; al menos, todo lo que nadie pudiese sostener que le era propio. He dicho sostener, porque en el ámbito civilista, solo con demostrar no es suficiente; incluso hoy en día se necesita la sentencia confirmatoria de una autoridad. Todo era patrimonio real: montes, ríos, piedras, árboles, pasto, animales, ...¡por supuesto que también los seres humanos! No iban a ser ellos los primeros en desmentir a sabios del calibre de Aristóteles.
            Ahora bien, los Andikis, por su condición de nativos, sabían que los eúskaros no entendían griego ni latín (un amigo mío, natural de Errazkin, fue calificado como “mentalmente no apto” para el servicio a los militares españoles porque solo sabía hablar euskera), por lo que sería inútil pretender que admitiesen dichas enseñanzas. No eran sus connaturales hombres de armas-vivir, pero como si lo eran de armas tomar, lo más aconsejable era estar a buenas con éllos.
            Además, estaban los otros, los post’esclavos, que si sabían latín, de modo que aunque no quisiesen entender, se les podía obligar, porque “la letra, con sangre entra”.
            Y eso no es todo, también había la posibilidad de elegir entre los pobres. “Pobre” en la mentalidad eúskara se dice de aquel que sufre alguna desgracia; en cambio, en la civilista, se refiere a quien no tiene bienes materiales. Don Julio Caro remonta la existencia de este género civilista al siglo II aC: “El año 171 antes de J.C. llegó a Roma una delegación de España. El negocio que la llevaba era, según Tito Livio de género nuevo. Representaba a más de cuatro mil hombres que se consideraban hijos de soldados romanos y mujeres españolas, con las que aquellos no habían contraído connubio; estos hombres pedían una ciudad o asentamiento.”. Los lapsus conceptuales de don Julio Caro no inciden en lo importante del dato. Los civilistas han cambiado  lo más posible todo lo que han conquistado. Los griegos llamaron a la península del sur-oeste de Europa, Iberia; los romanos, a su vez, se lo cambiaron por el de Hispania. ¿Por qué razón? Por cualquier tontería o capricho, tal y como ocurrió en el siglo XVI, cuando a todo un continente le dieron el nombre, femineizado, de un comerciante italiano radicado en Sevilla. Si este Americo Vespucio no hubiese viajado en compañía de un vasco, Juan de Lakotza (castellanizado, La Cosa), por cierto, el mejor marino y geógrafo de su época (autor del primer Mapamundi conocido), no sé cual hubiese sido el nombre de Venezuela, nombre derivado de un topónimo aborigen del cabo de Kokibakoa, lugar del Lago de Maracaibo.
            Pero lo que conviene tener en cuenta para nuestro objetivo, no es precisamente eso, sino la fecha, el contingente de representados y el por qué de su condición económica. No es difícil de creer que los descendientes de dicho contingente, al cabo de mil años,  superarían en número a éstos. Y esa es, año más o menos, la fecha aceptada para el nacimiento de la primera monarquía constitucional europea: el Reino de Pamplona o Pirenaico. ¿Cuál sería su mentalidad, la de los pobres civilistas y la de los post’esclavos romanos, acostumbrados como estaban a depender de otros seres, diferentes del Creador?
            Los reconocimientos de la corona a valles como Roncal, Aezkoa, Salazar, Baztán, Ziza, Osés, Arberoa, etc o a territorios como Aralar, Enzía, Urbasa, Bárdenas, etc; los escribanos monacales y la mayoría de los historiadores que he consultado, los hicieron aparecer como concesiones monárquicas, sujetas por tanto a la voluntad de cualquier rey. En un privilegio de García Ramírez (1134-1150) al Concejo de Olite, se menciona a los Infanzones de Abarka como “villanos de la tierra real”. Ya vimos que la “villa” era una estancia campestre romana; no hay que confundir a estos Infanzones de Abarka con los habitantes de las villas medievales, que en origen no fueron sino asentamientos defensivos auzokráticos.
            Estos Infanzones de Abarka, como sus homónimos del siglo XX, los Dueños de su Sudor, gracias a su trabajo en la tierra de todos (real, bajo la óptica civilista) eran libres y por tanto, nobles.
 Lo mismo ocurría en el Reino de Nájera o La Rioja, solo que eran conocidos con el nombre de Señores de Behetría o Bienfetría, que significa Bien realizado, en el sentido de mejora llevada a cabo en un terreno.
            Esta concepción de la propiedad, condicionada por la acción del hombre, es uno de los pilares de la Cultura Eúskara y de cualquier otra Cultura Natural. En efecto, un eúskaro solo considera como propio lo que él ha hecho o conseguido. Un Etxekojaun no se considera propietario de su Etxe (Casa) sino usufructuario, por la sencilla razón de no haberla hecho; ahora bien, si considerará suyo el panal de abejas que ha encontrado en el monte o los manzanos que haya plantado.
            Estos pilares de la mentalidad naturalista son muy valiosos a la hora de localizar sustratos culturales en territorios aparentemente adscritos al Civilismo, pues un Civilista considera suyo todo aquello que nadie le pueda quitar.
            Aunque con mucha brevedad, creo conveniente añadir algo respecto de la Behetría o Bienfetría.
            Si los historiadores tuviesen más conocimientos etnográficos y etnológicos, interpretarían los documentos de un modo bien diferente. Podrían comprobar, sin ir más lejos, el vigor de la cultura eúskara en toda la península ibérica y allende los mares, en Iberoamérica, pues la propiedad comunal (en el primer territorio) y la de Bienfetría (en el “Nuevo” Mundo) están muy extendidas. A lo largo y ancho de dicho continente de habla castellana (no olvidar que dicha lengua no nació en el reino de Castilla sino en el de Nájera cuando ambos dependían del de Pamplona) sigue vigente dicha concepción, hasta el punto de que incluso una propiedad privada que posea todos los requisitos formales del civilismo (escrituras, firmás de notario, registro catastral, cancelación de impuestos, ...) puede ser transferido a otra/s persona/s por el Trabajo, por las Bienhechurías que se han introducido allí. Millones de venezolanos, por ejemplo, “solo” somos propietarios de bienhechurías (casas, galpones, cercas, plantaciones, caminos, etc) pero no del terreno donde están realizadas que pertenece al Estado; es decir, a todos los venezolanos (al menos en teoría).
            Los conquistadores españoles creían que era suyo todo lo que conquistaban, de conformidad con su civilización; sin embargo, los reyes “españoles” dijeron que no y la iglesia romana también les negó ese derecho, pese a que en base al mismo, monarcas y pontífices ejercían la propiedad de “sus” bienes.
            ¿No se preguntará el lector por qué Roma reconoció a los reyes Católicos y portugueses la propiedad de América? En pocas palabras, porque este continente no había pertenecido al Imperio Romano. Ya lo dije no hace mucho, pero es preciso insistir en lo importante si se han de desmitificar innumerables mitos y leyendas civilistas que todavía siguen vigentes.
            Así pués, no debe olvidar el lector que en Iberoamérica está vigente un modo de propiedad basado en las disposiciones de la Naturaleza; es decir, en el Uso, pues para poseer naturalmente algo, hay que usarlo, utilizarlo. Los eúskaros tienen una condición más, cual es la de utilizar “bien”. Eso de que “yo, con lo mío, hago lo que me da la real gana” es una expresión de los pobres civilistas. ¿Cuántos señores y señoras no prefieren que se pudra una de sus pertenencias, antes que dársela a un necesitado, que no la puede pagar?. El eúskaro, que no el vasco, suele ser tachado de poco gastador, pero no hay tal; cuando hay motivo para gastar (salud, estudios para los hijos, remodelación de la Casa, etc) el eúskaro siempre querrá lo mejor que le permitan sus posibilades. Es un mito que al eúskaro no le guste gastar, lo que aborrece de verdad es “mal-gastar”, por activa o por pasiva. No se asombre el lector, porque ambas posibilidades se dan en la naturaleza humana; por eso se critica a quién “ni come, ni deja comer”.
            Un agricultor eúskaro, labrando incluso su propia tierra (civilistamente hablando), caso de que no pueda aprovechar las posibilidades que esta brinda después de la cosecha, no impedirá al pastor que se beneficie de la hierba que sus animales si pueden aprovechar. Esto se mantenía hasta 1986, por lo menos, en todos los pueblos que alquilaban el pasto de sus términos, Pamplona incluida. Ningún propietario se negaba a que los animales aprovechasen la hierba. Bueno, algún que otro animal si que se oponía a que sus congéneres se beneficiasen de algo que él no podía aprovechar. En Ujué, por ejemplo, incluso los hubo que provocaron heridas con armas de fuego. ¿En cuantos territorios de la península ibérica no se sigue esta concepción humanista de la propiedad? Los que así creen y practican; ¿en que facultad universitaria o sermón católico aprendieron dicha concepción? ¿En alguna de las Constituciones españolas, tal vez? Lo dudo, pues hasta 1960 el 50% de la población de la península era analfabeta y otro 45% más no leía o escuchaba otra cosa que “novelas rosa” o la sección deportiva de los periódicos. ¿Leerían más los americanos? No, por cierto.

            Para dar por concluidas estas escuetas referencias a la Auzokrazia en La Rioja debo decir que entre 1984 y 1985 pude comprobar como el rancio velo nacionalista que había tendido delante de la Buena gente riojana el Civilismo post’godo ( “godos” llaman los canarios a los peninsulares, todavía hoy en día), empezaba a raerse y eran muchos los que ya demostraban su natural afinidad con los del norte del Ebro. Ellos con debilidad, pero los etnógrafos con nitidez, oíamos el latido de su naturaleza primitiva, de su concepción de la Vida. El riojano es trabajador, honrado, esforzado y amante, por demás, de su tierra y amigos: ¿habrá obtenido estas cualidades de la nobleza española? ¿Cuántos panaderos habrán matado a su padre para ser dueños de la panadería? ¿Cuántos señores y príncipes asesinaron a sus reyes para heredar el reyno? ¿Y cardenales a papas para tomar las riendas del Vaticano?
            Supongo que hoy en día, a juzgar por el auge de la pelota vasca, el velo “de marras” tendrá agujeros “de mil pares”. Parece obvio que la neolítica Nacionalidad del Lan (pasto-trabajo, en Euskera) puede avivarse en el corazón riojano, pero me pregunto cómo estará el sustrato auzokrático: soterrado (como en 1984) o germinando.
            Cambiaremos ahora de territorio pero no de Cultura, porque seguiremos en ámbitos eúskaros. Eso sí, volveremos a tener noticias auzokráticas de los riojanos.

            Pasemos a Alaba, el enorme pastizal del Neolítico, lleno de dólmenes y bordeado por las montañas “más” simbólicas y auzokráticas de Euskolandia, en las que incluso en nuestros días, la propiedad sigue concibiéndose al más puro estilo eúskaro; es decir, mediante el usufructo, que no es otra cosa que el fruto del uso. El que no usa; ¿cómo pretende obtener fruto?; ¿por arte de magia? ¿Sigue creyendo el lector que lo de la magia civilista es una simple forma de hablar de este autor?
            La romanización, según los historiadores y arqueólogos, también fue fortísima en esta parte del territorio usufructuado por eúskaros; para algunos iluminados fue total. La mayoría, sin embargo, siguen confundiendo la presencia militar romana con la adopción de su cultura por parte de los aborígenes eúskaros. A esto también me he referido con anterioridad pero debo insistir en ello porque es importante para ver la realidad, tal cual es y no conforme a los encantamientos civilistas.
            Que los Yanomamis o los Piaroas utilicen el machete, la escopeta o las cacerolas de aluminio del hombre civilizado, sea éste criollo o garimpeiro, no es motivo suficiente como para afirmar que también hayan adoptado las concepciones del Arijuna (hombre blanco en idioma wayüü-goajiro). Todo lo contrario, sería un error personal y metodológico. Usan los Lapones las motos de nieve pero eso no quiere decir que prefieran el modo de pensar, ni de vivir, de los estados europeos que pusieron fronteras a su neolítica Nacionalidad del Reno. ¿La permanencia del ejército norteamericano en un territorio es prueba de la norteamerización de la población aborigen?
            Con respecto a los eúskaros de Alaba, yo pregunto:
            Primero: ¿existe alguna duda acerca de si los eúskaros son anteriores a los romanos en dicho territorio? No lo creo, porque hasta el viajero más distraído ha visto el dólmen de Egilaz y, de la época de la Nacionalidad del Lan (a la que pertenecen los megalitos) a la invasión de los romanos van más de 2.000 años.
            Segundo: El Derecho Consuetudinario (Usos y Costumbres) y lo más humano del Foral alabés; ¿con quien tienen más relación: con el Derecho Romano (incluidos sus descendientes, el  Fuero Juzgo,  el Derecho Canónico y la Constitución del Reyno de España) o con la Cultura Eúskara?
            Tercero: A tenor de lo que todavía podemos comprobar en nuestros días; ¿quién tuvo más fuerza, el Civilismo de índole romana o el Naturalismo de raíz euskérica?
            Cuarto: Los Civilistas han tenido toda clase de centros de enseñanza y doctrinamiento para propagar su retroevolutiva forma de afrontar la Vida. Por si esto fuera poco, han empleado sin medida la violencia física en contra de los aborígenes. Los Eúskaros por el contrario, “solo” han podido disponer de la palabra y del ejemplo de sus Antepasados: ¿puede quedar alguna duda acerca de la consistencia de la Naturaleza, incluida la humana?
            No es malo meditar de vez en cuando, por lo menos, acerca de los procedimientos y leyes de la Naturaleza por medio de los cuales el equilibrio planetario ha llegado a la forma en que lo conocemos, so pena de que la magia civilista nos encante y nos haga ver oasis dónde no hay más que arena estéril. ¿No estamos llegando a dar más importancia a un contrato que a la Palabra?; ¿a un título (de arquitecto, por ejemplo) que a la experiencia, sin ir más lejos del albañil?; ¿a ganar como sea un partido, incluso de pelota, que a disfrutar lo más que se pueda jugando a élla?; ¿al más común de los sentidos que a sentir por el común?

            Debido a su propia incapacidad mental, los Andikis  creían que todo en el monte era orégano. Dado que el doctrinamiento de la iglesia romana rebotaba con naturalidad en la mente de los aborígenes pirenaicos, la fuerza bruta fue la única razón que supieron esgrimir para vivir a costa de los demás. Los Ezpat’Andikis usaban a sus parientes y los Eliz’Andikis, no fiándose de ellos, tuvieron que utilizar paramilitares. No tengo mejor apelativo para que el lector pueda entender lo que en origen fueron órdenes seudo-religiosas como las del Temple, de San Juan de Jerusalem, del Santo Sepulcro, de Malta,….etc,  tan celosas ellas en diezmar a la Buena gente como en custodiar lo recaudado para el sacro-imperio. Obtener un puesto en dichas organizaciones fue todo un anhelo para muchos Jauntxos, tal y como hoy en día sucede, solo que anhelando un contrato o un puesto en la administración pública. ¿No es más exacto decir, de lo público?
            La Buena gente, al menos buena parte de élla, (juzgando por los despoblados de los siglos XIII y XIV) optó por la emigración de tipo interno hacia los asentamientos auzokráticos que surgían al “amparo” de los monarcas. ¿Los reyes, para cumplir con su parte del trato (impartir justicia) no hubiesen obtenido más éxito ajusticiando a los Andikis que a la Buena gente? Se dice que fundaron poblaciones; ¿pero es que acaso en alguna, en una sola siquiera, colaboraron sus majestades con algo útil? ¿A qué villa le dieron dinero, herramientas, animales, o cualquier cosa útil, excepción hecha de promesas? ¿No se les ocurrió o es que no podían hacer otra cosa que firmar Fueros en un pergamino?
De nuevo la magia civilista. ¿Incrédulo todavía, lector? ¿No tendrías que convertirte en un verdadero mago para defenderte de un armado caballero, o un simple soldado, por medio de un texto escrito en piel?
            Entonces como ahora, sin Trabajo, la naturaleza no rinde más que disgustos. Por esta sencilla razón, los Andikis tuvieron que ir abandonando las post’villas romanas e infiltrarse en las auzokráticas. ¡Cuánta falsa buena-cara! ¡Cuántas actitudes de avestruz! ¡ Cuánta voluntad empeñada en creer que otros, por más preparados, les sacarían las castañas del fuego! Ayalas en Vitoria; Ponces y Learzas, en Estella; Zabaletas en Lesaka; Alzates, en Bera de Bidasoa; Jatsus en Bayona; Luxas en San Juan de Pie de Puerto; Beaumonteses en Pamplona, Baquedanos, en Ameskoa; Ganboas, Loyolas, Guevaras, ...etc. La causa civilista iba en aumento y muchos pueblos txikitos optaron por renunciar (momentáneamente, a juzgar por los hechos documentables) a su libertad originaria para integrarse en núcleos auzokráticos más cohexionados: Tolosa, Arrasate (Mondragón), Lizarra (Estella), Iruña (Pamplona) o Gasteiz (Vitoria), son ejemplos notables.
            Como el amparo real de la monarquía seguía brillando por su ausencia, los auzókratas en Alaba también tuvieron que pasar de las palabras a los hechos, mediante la figura sumaria de Hermandad Armada. Una Hermandad  “... común a toda la provincia, y a cada una de estas pequeñas sociedades y pueblos comprendidos en ellas, según las mutuas relaciones que tienen entre si, y con el cuerpo de provincia de que son parte ...”. La Real Academia española de la Historia prosigue afirmando que “ La experiencia ha mostrado la necesidad de semejantes establecimientos políticos; y las calamidades públicas y particulares, la ambición de los poderosos, las violencias y desafueros de los tutores en la minoridad de los reyes, y la multitud de foragidos y facinerosos, ... obligó a las villas y pueblos, ya a fines del siglo XII y principios del XIII, á reunirse y formar entre si hermandad para defensa común de sus vidas, bienes y propiedades.”
            ¿Hemos de seguir considerando a la francesa, no ya como Revolución, ni tan siquiera como la primera de Europa? ¡Imposible!. En Araba existía un cuerpo “legislativo” civilista conocido como Cofradía de Arriaga pero esta cofradía de marras estaba integrada por Andikis. Lo mismo sucedía con la Junta de Gernika, la Hermandad de Gipúzkoa o las Cortes del Reino de Navarra. Es documentalmente comprobable que los auzókratas alabeses conformaron hermandades al estilo de los demás auzókratas eúskaros, no solo entre si sino con navarros. Ya en 1297 tenemos datos de una Hermandad entre Agurain (Salvatierra) y las siete villas de Ameskoa, Arano y Larraona.
            Por la condición civilista de la andikil Cofradía de Arriaga, los desórdenes Andikiles no amainaron y la Hermandad de Gasteiz tuvo que pedir la venia (al estilo de cómo los batasunos pedían autorización para una manifa al gobernador civil de turno ya que “lo cortés no quita lo valiente”) a Fernando IV de Castilla, el cual la concedió mediante “... un privilegio rodado ... fecho en Burgos á 27 de julio de 1302, por el qual confirma su hermandad.” A esta Hermandad auzokrática se adhirieron de inmediato las 40 aldeas cercanas a la ciudad de Vitoria. Esta renuncia  temporal  a la independencia municipal fue un recurso utilizado en muchos lugares y épocas para enfrentar a los Andikis. Así, por ejemplo, en 1332 la Cofradía de Arriaga, trató de impedir la confederación de Zuazo, Adana, Ulibarri, Bikuña, San Román, Egilaz, Albéniz, Mezkia, Ordoñana, Luzuriaga, Zalduendo, Galarreta, Narbaya, Azpuru, Txintxetru, Zamalburu y Albima con la potente Agurain (Salvatierra).
            ¿Juzgaron los Buruzagis (jefe militar) de dicha Hermandad armada que su fuerza militar no garantizaba la victoria sobre el Andikismo alabés? Supongo que sí. De todos modos, el hecho documental es que en 1315 “ ... se agregó Vitoria, con otras villas de Alava, a las célebres hermandades de Castilla, Galicia, Asturias y León ...”.
            Ya hicimos referencia a cómo las Hermandades nabarras, por puro formalismo o cortesía auzokrática, al igual que la de Vitoria, solicitaron a Santso VII el Fuerte que eligiese un Buruzagi de entre los que le proponían. También se dio el caso de que solo se le notificase el nombramiento  (Lop d’Arceiz) o la destitución (García Almoravid).
            Al mismo tiempo que en Alaba, en Gipúzkoa y Bizcaya, la Buena gente se organizaba en Hermandades auzokráticas y La Rioja no iba a ser excepción en esta sumaria determinación.
            No pongo en duda la experiencia que obtuvieron los demás auzókratas de Euskolandia, por medio de los acontecimientos que hemos ojeado en Navarra, Lo documentalmente cierto es que, por ejemplo, en Haro , se hizo un documento (6 de agosto de 1358) donde consta que “ ,,,la villa de Vitoria formaba hermandad con las de Haro, Logroño, Náxera, Santo Domingo, Miranda, Treviño, Briones, Navadello, La Bastida, Salinillas, Portilla, Salinas de Añana, La Puebla de Arganzón, Peñacerrada y Santa Cruz de Campezo.”
            La Real Academia española de la Historia nos añade un detalle singular  respecto a dicha Hermandad y la calidad auzokrática de sus miembros, pues  “... ni estas hermandades habían sido generales, ni autorizadas competentemente por los soberanos.” Que no habían sido generales se refiere a que no todos los moradores de aquellas poblaciones formaron parte de la Hermandad. Una vez más, algo parecido a la actualidad, pues los independentistas vascos solicitan permiso a la autoridad civilista (española o vasca) para una manifa pero no dejan de llevarla a cabo por el hecho de que se lo nieguen. Y, por supuesto, es evidente que en el Pais Vasco subsisten todavía gentes de armas tomar.
            Don José Yanguas nos recuerda que en 1368, Charles II el Malo “de” Navarra autorizó una Hermandad  “... para extinguir los malhechores de Guipúzcoa y Alava ...” y que su hijo, Charles III  el Nobilista, la renovó en Vitoria el año 1407. En 1430 se renuevan acuerdos entre Agurain, San Millán y Zalduendo, por parte alabesa y Segura, Idiazábal, Zerain y Zegama, por Gipúzkoa. Menciono estos datos porque el lector pudo creer que en los reinados de estos tipos, la Auzokrazia en el reino de Navarra brilló por su ausencia. Nada más lejos de la realidad, además de procedimientos civiles pacíficos de resistencia se procedió sumariamente, tal y como hicieron los labradores de Falces, persiguiendo a muerte, incluso al hermanísimo del rey Malo, Loys (el de la conquista de Albania).
            ¿No se preguntará el lector a qué clase de civilización pertenecerían los nava-ricos, guipuzcoanos, alaveses, vizcaínos, riojanos y aragoneses (no olvidar la gran Hermandad de 1469) que vivían del  balde (saqueo y pillaje) en las fronteras de los reinos de Navarra, Castilla y Aragón?
            ¿Tampoco querrá saber a qué mentalidad e intereses responden los historiadores y políticos que nos han repetido (hasta la obstinación) que durante cientos de años Gipuzkoanos, Alabeses, nabarros, riojanos, castellanos y aragoneses se hicieron la guerra?
            ¿Simple ignorancia? ¿No tiene conciencia el lector de que en las escuelas, en las cátedras universitarias y en los libros (la mayoría) se sigue repitiendo la misma historia?

            Pues yo sigo, y espero que sea por el resto de mi vida, con el relato de la historia etnológica de mis Antepasados, los aborígenes del Pirineo, los Eúskaros.
           
            Con la reacción auzokrática, el Andikismo se resintió profundamente pero la Buena gente no lo creyó así, visto lo que pasaba en el reino de Navarra, que era, para que el lector me entienda rápido, lo más parecido a una “república bananera”.
            El 6 de abril de 1417, Juan II de Castilla no tiene más remedio que confirmar una Hermandad que incluía a  “... la Puebla de Arganzón con su jurisdicción, Nanclares de Oca, Ollaverri, la hermandad de Ariniz, la de Cigoitia, Zuibarrutia (hoy Zuya), Ubarrundia, Villareal de Alava y su jurisdicción, Eguilaz, Barrundia, Gamboa, Iruraiz, Arraya, Araya, Contrasta, Peñacerrada con su jurisdicción, y los otros lugares que están en medio de ellos.” En la ordenanza 34 se hace constar que la adhesión a esta Hermandad auzokrática era de libre albedrío para los pueblos.
           
            El proceso restaurador de la Auzokrazia en Alaba fue lento pero constante, a pesar de ciertos reveses sangrientos. Así,  “... el año siguiente de 1443, los de la hermandad de Alava con la licencia habida del rey y estando fuertes contra los señores, comenzaron a derrocar las casas de algunos caballeros, no parando hasta cercar á D. Pedro López de Ayala, señor de Salvatierra, el qual viéndose asidiado, envió a pedir ayuda a su deudo D. Pedro Fernández de Velasco, conde de Haro.El ánimo de los auzókratas alabeses sufrió mucho, tal y como ocurrió con el caso navarro de Miluze y ocurrirá con el gipuzkoano en Arrasate (Mondragón), pero resistió y siguieron ceñidos a sus ordenanzas por ser las más apropiadas para contener al Andikismo. Por ejemplo, en la sexta  “... se establece que si el delinquente robó o hurtó en qualquiera parte de diez florines del cuño de Aragón para arriba, siendo villano, sea ahorcado, y si hijodalgo, empozado hasta que se muera, y teniendo bienes satisfaga las costas a la hermandad, y al agraviado del hurto; y en el caso de ser el hurto de cantidad de diez florines abaxo se le corten las orejas a raíz del casco, pague lo robado con las setenas si tuviere bienes, las costas á la hermandad, y siendo notado de otros delitos anteriores sea muerto.”. En la novena “... se ordena, que el que talare ó arrancare maliciosamente de diez cepas de vino ó de parral, ó diez manzanos ú otros frutales para arriba, que puedan llevar fruto, sea muerto; y si tuviere bienes pague el daño y las costas á la hermandad, incurriendo en la misma pena el que talare ó quemare maliciosamente viñas o mieses. Y si talare de diez manzanos ayuso (para abajo), ó de otros diez frutales también ayuso, teniendo bienes satisfaga el daño doble al agraviado, y las costas a la hermandad; y careciendo de ellos le sean cortadas las orejas a raíz del casco.”
           
            La unión y la determinación de los auzókratas que no vivían en Navarra permanecieron incólumes; tal vez porque lo que ocurría en ese reino de miserables  no dejaba lugar a dudas respecto de qué actitud tomar. Siendo eúskaros no estaban dispuestos a poner sus barbas en remojo. ¡No!.No había mejor opción que seguir la recomendación del rey de Mitilene, “contra el malvado debe salir el honrado bien armado “ (en palabras de Homero). Había que ponerle el cascabel al gato y, se lo pusieron.
Las Ordenanzas auzokráticas de 1417, que acabamos de ojear, tuvieron vigencia en Alaba durante 50 “añazos”, al cabo de los cuales, el Andikismo retrocedió hasta límites soportables. Por esta razón, el año 1467, los Alabeses se reunieron en Rivabellosa para redactar un nuevo Quaderno de Hermandad, más conocido como Fueros. La Real Academia española de la Historia dice que  “ Este Quaderno es por el que se ha gobernado desde su publicación, y se gobierna actualmente (1802) la provincia (Alaba) ...”
            Esta contundente aseveración necesita correctivos porque los Andikis (falazmente adheridos a la Auzokrazia) volverán a lograr hacerse un hueco en el poder, una vez que le sea extraído el primer jugo (el más fácil) a la entraña de América. Fueron muchos los años de frontal lucha armada (más de 200) y los auzókratas añoraban volver a empuñar sus arados, martillos, layas, formones, sierras y leznas. Pero los Andikis “erre que erre”. Por ejemplo, en 1487, Alfonso Alvarez, arrendador de sacas, solicitó auxilio a sus amos (los reyes católicos) para cobrar diezmos a los auzókratas alabeses en concepto del trasiego de ganado y vino. Consiguió una cédula de los católicos pero los auzókratas recordaron a los reyes que les habían jurado respetar los derechos contenidos en su Quaderno de Hermandad y el andiki se quedó con las ganas. Lo mismo le ocurrió a Iñigo de Gebara en 1492, al tratar de imponerse a la Junta de Araya y a las Hermandades de Barrundia y Ganboa. Los católicos reyes seguían con la murga de querer poner funcionarios a su servicio pero los alcaldes de hermandad (mezcla de juez y policía) que nombró en 1497 su esbirro, Luis de Manzanedo, fueron desconocidos por los auzókratas alabeses. En 1498 lo intentarán confabulándose con jauntxos. Así, dieron autorización a los hidalgos de San Millán para que eligiesen alcalde de hermandad. Los Alcaldes de Hermandad mantenían la justicia y la paz y por eso los andikis no podían ejercer esa autoridad. Martín Ruiz de Arriarain, alcalde de Agurain y sus muchos pueblos confederados, y Juan García de Zerain, jurado de la misma jurisdicción, les dijeron en persona a los reyes de marras, que estaban dispuestos a obedecer pero que no podían cumplir dicha orden por “ir contra la disposición de las leyes del quaderno de Alaba jurados por sus altezas de les guardar y observar.
Uno de los errores que cometieron los auzókratas de Euskolandia, exceptuando a los sur-pirenaicos del Reino de Navarra, fue confiar en tipos como Isabel y Fernando, los Católicos, y sobre todo en su nieto, Karl’os V y I. Y no solo confiaron en ellos sino que no impidieron que muchos de los suyos les ayudasen en el sometimiento de gallegos, leoneses y castellanos. Los nabarros, como he dicho, no cayeron en la trampa porque tuvieron ocasión de sufrir “la paz” que impusieron los Católicos, singularmente la que implantó, a sangre y fuego, el Cardenal Primado de España, monseñor Cisneros.
            Pero, tal vez quiera saber el lector el por qué de dicha actitud de bizkainos, alabeses y gipuzkoanos.
            En verdad que la cuestión bien merece un capítulo aparte o un estudio completo, pero debido al carácter iniciático y divulgador de este ensayo, me limitaré a enunciar solo los aspectos más importantes, sin entrar en los interesantes detalles de la génesis y desarrollo de esta actitud.
            Lo primero que no debe olvidar el lector es la infiltración falaz de mucho civilista en el ámbito auzokrático. Algo parecido a lo que hizo mucha gente, “por si las moscas”, adhiriéndose al franquismo entre 1939-1975 o al nacionalismo vasco entre 1977 y 1985.
            Lo segundo; que los Católicos reyes anhelaron con fuerza (bien bruta, por cierto), lo que su nieto llegó a consolidar: el Regalismo, es decir, el poder absoluto de los reyes (con la venia pontificia, por supuesto). El poder del Andikismo era una cosa y el del Sacro-Imperio otra; más fuerte, sí, pero no por ello invencible (las olas del mar le darán una buena lección cerca de Inglaterra). Ante la unidad que lograron los hombres que se servían de las armas y los que lo hacían de las almas, había que haber opuesto, no solo la unidad de los auzókratas, sino la unidad de toda la Buena gente post’ibérika. La guerra “carlista” del siglo XIX y la Santa Cruzada del XX vendrán a confirmar esta conclusión.

            Los auzókratas ya se habían cuestionado el papel que la monarquía desempeñaba en su proceso de restauración auzokrática, dado que se limitaba (en el mejor de los casos) a la confirmación de sus Ordenanzas. Incluso a los más condescendientes con la monarquía castellana, a partir de 1454 se les disiparon las dudas, debido a la personalidad del monarca que, ¡al fin!, conseguía permanecer en el trono. Este Enrique IV fue  “de alucine”...
            Por ejemplo, los bizkaitarras,  en el pleno ejercicio de sus derechos auzokráticos, destituyeron al famoso monarca una vez que derrotaron al ejército que envió para sojuzgarlos. Junto a estos auzókratas luchó un sector Ezpat’Andikil que andaba “por esos mundos del dios católico” dando mamporros pero desde la oposición. Participaron en la memorable victoria de Munguia por dos razones: la primera, para luchar contra sus enemigos naturales, los Ezpat’Andikis amparados por el Señor de Vizcaya, que también era rey de Castilla. La segunda, para disimular delante de los auzókratas.
Esto de luchar juntos Andikis y Auzókratas se seguirá repitiendo a causa de la debilidad de un elemento de cultura vital, cual es la Conciencia de la Etnia (Burjabetasuna). A este respecto,  la última ocasión de la que tengo constancia tuvo lugar durante la reforma del franquismo.
            El terrible error de aquellos bizkainos, en opinión del primer bizkaitarra del siglo XX, fue no haber destruido la institución civilista que representaba el cargo de Señor de Vizcaya. En sus propias palabras: “...si Bizkaya, en fin puede jurídica y materialmente abolir la forma señorial, ¿por qué persiste no sólo en mantenerla, pero en mantenerla íntegra y sin modificación alguna?.”
            Yo creo, estimadísimo Sabino, que más bien fue la solución menos gallarda, pero: ¿había otra opción menos peligrosa? ¿Aceptar a un rey no es un modo de eliminar enemigos? Estoy de acuerdo contigo, pero trataba de averiguar el por qué, verdadero, la razón íntima por la que los bizkaitarras destituyeron a Enrique IV (a pesar de que ya les había pedido perdón por escrito) para poner en su lugar a su Católica hermana, Isabel.
            Tanto esta reina Católica como su no menos Católico esposo, Fernando de Aragón les confirmaron todos sus Quadernos de Hermandad con rapidez, pero no vaya a creer el lector que lo hicieron por amor a los auzókratas, ni mucho menos a su forma de ver la Vida; ¡en absoluto!. La verdadera razón fue que no podían granjearse más enemigos de los que ya tenían.

Los Reyes Católicos... ¿no es curioso que para poder casarse por la iglesia, tuviesen que falsificar una bula pontificia? ¿Curioso, el asunto? Pues... la Isabel se había prometido, por escrito y todo, con el hermanastro, por parte de padre, del Fernando pero... un obispo de su confianza le dijo que la madrastra de su futuro marido (san Carlos de Biana), lo había envenenado y entonces... Si sigo por ese camino, redactaría un culebrón que haría parecer cándidos a los personajes de la mayoría de las telenovelas sudamericanas

            La pobre hija de estos Católicos reyes, Juana, reinó poco tiempo. Normal; ¿cómo sobreponerse al dolor de saber que de su círculo más íntimo, formaba parte la mano que vertió veneno en la copa de agua que solicitó su amado y gallardo esposo, en el transcurso de un partido de pelota vasca?. ¿Cómo sobreponerse al dolor que le produjo el rapto del fruto habido en su matrimonio, por parte de la jerarquía católica? ¿Cómo sobreponerse a la impresión sufrida al ver la clase de monstruo en que habían convertido a su único hijo, aquellos eclesiásticos en quienes había confiado tanto como en su Dios?. ¿Cómo sobreponerse a que su Carlitos firmáse el decreto que la declaraba “Loca” para poder ser coronado Emperador del Sacro-Imperio Romano? ¿Cómo sobreponerse a que su hijito, además, la encerrase en un castillo?.
            Y, a decir verdad, este sufrimiento inaudito se llevó tan en secreto que ningún auzókrata (y tal vez ningún Comunero de Castilla ni de León) se enteró de ello.
            De los acontecimientos de esta época, puede deducirse que la Buena gente de la Meseta ibérica y de los montes que la bordean, se decidieron a seguir el ejemplo de su homónima de Euskolandia y pusieron en marcha su propio proceso para restaurar el Derecho Natural de Gentes. No caiga en el olvido que el Fuero de la Tierra, como se conoce a los Fueros de Castilla, se inspiraron en unas  Cortes celebradas en Nágera. Los Comuneros castellanos empuñaron las armas para lograr este objetivo, tal vez sin dudarlo ni meditarlo. Pero cometieron un gravísimo error, no por hacer uso de este recurso tan natural, sino por haber elegido como jefes de sus milicias a hombres de armas vivir, a profesionales del bandolerismo. Este hecho será su perdición.
            ¿Se imagina el lector que un pastor sustituya su perro por un lobo?
            ¿Se imagina lo que supone meter un zorro en un gallinero?
            Tal vez si podrá tener idea de lo que hubiese supuesto para E.T.A., por ejemplo, enrolar en la dirección de su aparato militar a personajes como Galindo, Maza, Vera o Barrionuevo.
            Por decirlo a la inversa: ¿es inimaginable el desenlace de la lucha antiterrorista que libran el Reino de España y la Republique Française si hubiesen sido nombrados generales de la Guardia Civil, Txomin Iturbe, Txikierdi,  Urrusolo Sistiaga o Iñaki de Juana Chaos?.
            ¿Sabe el lector a quién nombraron los Comuneros, jefe del ejército que mandaron sobre Alaba el año 1521? A don Pedro de Ayala, conde de Salvatierra.
            Supongo que el lector no habrá olvidado lo que les sucedió a los auzókratas que cercaron en 1443 al que entonces era conde de Salvatierra y Corregidor en Guipúzcoa del rey Enrique IV, don Pedro López de Ayala.
            Claro que, lo que tal vez sí ignore, es lo que hicieron los habitantes del valle de Ayala hacia 1430:  “... los vecinos de las aldeas de Ayala, Henayo, Larrara, Holga, Larraza e Igueleta determinaron poblar en Alegría de Dulanci ...”. He aquí otro caso más de reagrupamiento de fuerzas auzokráticas. Y también debe saber el lector que en dicho asentamiento eúskaro tenían fuero propio, confirmado por Alonso XI, el 20 de octubre de 1357, y lo que es más interesante, “... según lo habían primero ...”. Supongo yo que no es fácil de pasar por alto el concepto que los Alabeses hermanados tenían de los Ayala.
            ¿Podría imaginarse el lector la actitud de los nacionalistas vascos ante una revolución, decretada en Burgos y en cuyos puestos ejecutivos estuviesen los jefes de la Guardia Civil “española”? Si no se lo imagina, puede recordar o consultar lo que sucedió en 1936 ante la involución franquista.
            Más o menos, estos fueron los hechos y razones que influyeron en la decisión adoptada por las Auzokrazias de Bizkaia, Alaba y Gipúzkoa, para permitir el alistamiento de voluntarios (este importante detalle no suele ser valorado por los historietadores españolistas;) en las huestes de los Católicos reyes y del Sacro-Imperio Romano. Le recuerdo al lector que muchos Andikis se habían infiltrado en las villas auzokráticas. ¿Cuántos franquistas pasaron a engrosar las filas de los partidos políticos del Reino de España? ¿Cuántos etarras han militado en el PNV o en el PSOE?

            Para culminar esta digresión; ¿debo recordar al lector que luchar junto a otro, no siempre implica que los luchadores tengan el mismo concepto de la Vida? Suele ser corriente que solo se persiga la derrota de un enemigo común. En la historia etnológica de la Auzokrazia hay numerosos casos; desde las luchas de los Ilergetes hasta la lucha armada de la E.T.A. guerrillera, pasando por Roncesvalles, las Hermandades auzokráticas, la guerra “carlista” del siglo XIX o la nacionalista del XX.

            Ahora, pasemos a ojear Gipúzkoa.
            La determinación de los auzókratas en este territorio tuvo la misma constancia y consistencia que en Alaba, consiguiéndose el mismo resultado: Paz con Justicia Social. Es  lamentable que pese atantos ejemplos documentados existan historiadores actuales que afirmen que dichos conceptos morale no estaban presentes en estas épocas antiguas.
            No estará de más recordar que el Andikismo era un factor desestabilizador desde antes del régimen involucionista que impuso Santso III el Mayor (999-1035) y que se transformó en desgarrador a su muerte, siendo los responsables principales tres de sus hijos: Fernando (primer rey de Castilla), Ramiro (primer rey de Aragón) y Gonzalo (primer rey de Sobrarve y Ribagorza).
            ¿Se preguntará el lector por qué combatían a su hermano mayor (García, rey de Pamplona) y entre sí mismos, toda vez que tres cuartas partes de la península ibérika seguía en manos de los árabes? A mí me parece obvio: siempre es más fácil robar en la casa propia que en la ajena.
            ¿Tomará conciencia el lector de que la Reconquista española famosa no existió sino en la mente de los historiadores civilistas, partidarios del regalismo y del centralismo administrativo? Bien.
            Después del asesinato de Santso IV Garcés (1054-1076) en la peña de Falces, su primo carnal, Alfonso VI el Ladrón, imitando a su papá, el primer rey de Castilla, conquistó el reino de Nájera (La Rioja) pero las cosas volvieron al estado (civilista) antiguo poco tiempo después, quedando pospuestas las guerras entre los descendientes de Santso III el Mayor, hasta la muerte de Alfonso I el Batallador (1104-1134).
         Ningún Andiki cumplió con el juramento que hiciera en vida de este personaje de la saga pirenaica y las disposiciones testamentarias del occiso, nombrando herederos de su reino a los capos de tres organizaciones paramilitares católicas de signo fundamentalista (Orden de Malta, del Temple y de San Juan de Jerusalem), fueron rechazadas a su muerte. Los Andikis aragoneses eligieron por rey a Ramiro y los nava-ricos, alaveses, guipuzcoanos, riojanos y vizcaínos, a García VI Ramírez (1134-1150), tal y como consta en numerosos documentos de la época. Por ejemplo, en el de la donación de las iglesias de Valtierra y Caderita al obispo de Pamplona (1149): “ ... reinando yo por la gracia de Dios el rey Garcia en Pamplona, en Tudela, en Logroño, en Alaba, en Guipúzcoa, en Vizcaya y en todas las montañas.”
            Los celos encolerizaron el apasionado “amor” de los reyes de Castilla hacia el patrimonio del abuelo y en cuanto se ausentó el heredero, otro primo ladrón entrará a saquear el Reino de Pamplona.
            Me repito, es verdad, soy consciente de ello, ... ¡hay tanto “más de lo mismo” en las historias de los civilizados! ... pero tal vez de este modo tenga el lector una idea más certera de que clase de tipo debió ser ese heredero del reino de Castilla (Alfonso VIII) que proseguía en la misma línea de sus ascendientes, robando territorios a sus primos, reyes de Pamplona. ¿No nos han enseñado que la reconquista era contra los moros?
            Por si el lector no tuviese suficiente con estas referencias del tipo, recordaré que la ciudad de Vitoria se resistió a tomarlo por rey durante un año.
            ¡ Un año entero baldeando la llanada alabesa! ¿Cuánto no habrían sufrido los auzókratas, capaces de ordenar la muerte de quien cortase más de diez manzanos? ¿Por qué los Vecinos y sus Buruzagis estaban dispuestos (como lo estuvieron los eúskaros de Garray y Karagorri) a morir antes que admitir a un primo carnal de su rey como idem?
            ¿Has estado dispuesto, lector, alguna vez a morir antes de transigir con un atropello?
            Santso VII el Fuerte estaba en el Magreb colaborando con su futurible suegro que le había ofrecido en dote toda la península post’ibérika bajo mando, su mando, árabe.
Que poco hablan (solo para tergiversarlo y desprestigiarlo) los historiadores de este pacto singular que hubiese supuesto la reconquista famosa de la península en “un santi-amén” y “por las buenas”. Sí, es muy interesante la figura de Santso VII el Fuerte; tal vez algún día se la enseñe algún vasco-americano a un productor de cine y entonces se haga la luz sobre otro aspecto de las tinieblas civilistas europeas.
            ¿Por qué no acudió el cachorro real en auxilio de los auzókratas vitorianos a quienes su padre, Santso VI el Sabio, les juró fueros? ¿Sería porque estaba convencido de que culminada su parte del pacto, él y su esposa traerían la Paz a toda la península? Desde luego que sabría cómo hacerlo, le bastaba con imitar a uno de sus cercanos antepasados en el cargo, Alfonso I el Batallador. Las capitulaciones acordadas por este personaje singular con los árabes de Huesca, Zaragoza y Tudela eran más que suficientes para empezar con buen pié misión tan magnífica.
            Desde luego, un dato de primer orden es la orden que Santso VII dio al obispo de Pamplona para que se rindiesen los vitorianos porque según le escribió su eminencia “... se comen os unos a os otros ...”. ¿Tenían que seguir sufriendo los auzókratas de Vitoria por una simple cuestión de protocolo? Lo importante no era-es quién ceñía-ciñe la corona, sino que respetase-respete los Fueros es decir la capacidad legislativa de la Buena Gente.

            Ahora bien, la crueldad del cerco a Vitoria fue  “el aviso a navegantes” que lanzó el primo roba-reinos y sobre tan civilizado acto (que incluso este detalle “se les pasa por alto” a los historietadores españolistas) se sustentó la famosa implantación de la monarquía castellana en Alaba y Guipúzcoa.
            Pero hay otro detalle importante relacionado con esta “unión” de Ipuzkoa y Alava al reino de Castilla. Los firmantes de esta “adhesión” fueron los capos de la Cofradía de Arriaga y los Parientes Mayores gamboinos que habían formado su propia Hermandad de Guipúzcoa. Los otros Andikis, los del partido Oinazino recurrieron el hecho de la adhesión gamboína. Y lo hicieron según las leyes de la civilización y ante el único tribunal del que aceptan veredictos sin rechistar: el Tribunal de las Armas. Por eso anduvieron a golpes hasta que la Auzokrazia los puso en su sitio (el exilio), tal y como veremos.
Y el lector debe saber que ambas organizaciones eran correligionarias de las Cortes Generales del Reino de Navarra y las Juntas Generales de Guernica. Los auzókratas seguían con sus bonnes Ussos et Costummes (Ohiturak) y sus instituciones, Hermandades.        

            La Auzokrazia en Ipúzkoa corría tanto peligro como en el resto de Euskolandia y no dejaré de advertir al lector que los responsables de ello no eran extranjeros, como los cartagineses o romanos, sino oriundos del país. Incluso Alfonso VIII era de ascendencia pirenaica.
            A tenor de los documentos, el Tribunal de las Armas era reacio a emitir sentencia y por eso los Andikis pudieron hacer desastres durante más de 150 “añazos”.
            El primer asentamiento auzokrático que se decide a intervenir es Azpeitia: no será la única vez que los vecinos de esta villa estén en la vanguardia auzokrática. Era el año 1373 y los azpeitiarras se opusieron a la eufemística Hermandad de Guipúzcoa del partido gamboino.
            En Tolosa, el año 1375, se pone en funcionamiento una institución auzokrática verdadera: la Alcaldía de Hermandad, compuesta por siete alcaldes. En 1378 se realizan negociaciones entre los auzókratas y los civilistas, en Arrasate-Mondragón. Debido a las continuas guerras que se hacían entre si los reyes de Navarra, Castilla, “Francia” e Inglaterra (Labourdi y Zuberoa tendrán soberanos ingleses hasta mediados del siglo XV), los Ezpat’Andikis estaban viviendo uno de sus mejores momentos económicos y no hubo posibilidad de acuerdo. Al año siguiente, los auzókratas se reúnen en San Sebastián acordando: “ Que ningún vecino ni morador de las dichas villas y logares de la dicha tierra de Guipúzcoa, nin de alguna de ellas, non entre en tregoas algunas de los bandos de Oinaz et de Gamboa, nin de otros qualesquier escuderos de la dicha tierra ... Que si los bandos de Oinaz é Gamboa, é otros escuderos de la dicha tierra (muy digna de atención esta insistencia) ovieren asonadas entre si ó con otros, ningunos nin algunos de los dichos bandos (partidarios) que morasen en las dichas villas é lugares de la dicha tierra, non sean osados de ir a las dichas asonadas, nin á algunas de ellas con sus cuerpos, nin otrosi de les dar a los dichos escuderos, nin prestar armas, nin otra ayuda nin favor ...”
            Pero era tal el clímax Ezpat’Andikil, que para que el lector pueda hacerse una pequeña idea, debo decirle que incluso se atrevían con los Eliz’Andikis, hasta el punto de que los soldados del dios católico afincados en el Euzkadi actual, tuvieron que reclamar ayuda en el ámbito castellano  “,,, contra los patronos legos de las iglesias de Guipúzcoa, Vizcaya y Alava, quexandose de que les tenian usurpados los bienes de dichas iglesias.”. ¿Será una perogrullada recordar que dichos bienes  inmuebles y muebles, eran producto de la diezmación centenaria del sudor de la Buena gente? Me alegro.
Por cierto, no será la última vez que los Eliz’Andikis vean usurpados “sus”bienes por parte de sus colegas. Recuerde el lector  la expulsión de los Jesuitas o la Desamortización, llamada de Mendizábal, que por cierto, era oriundo de Cádiz y de apellido Méndez.

            En 1387 hubo nueva Junta General en Ordizia, asistiendo los delegados auzokráticos de Tolosa, Segura, Urretxua, Azpeitia, Bergara, Hernani, Eibar, Areria y Aiztondo, que acordaron defenderse de los Ezpat’Andikis, incluso por medio de las armas.
            En 1391, para colmo, el rey de Castilla ordena la recaudación de 100.000 maravedis. Las Juntas de Hermandad, reunidas en Tolosa, deciden no transigir con el atropello. Enrique III tardará 8 años en dar marcha atrás, pero no le quedó otro remedio.
            El año 1397, en Getaria, se reúnen todas las Hermandades de La Provincia con la sola excepción de Eskoriaza, Aretxabaleta y Oñate  (el feudo civilista de mayor solera en Guipúzcoa). De esta Junta salió el primer Quaderno de Ordenanzas de la Hermandad de Guipúzcoa, el cual sirvió de base para el que elaboraron los Alabeses en 1417.

            Sería muy ilustrativo hacer la Cronología de la Auzokrazia pero ese esfuerzo documental rebasa mi capacidad actual.

            Las luchas entre los civilistas y los auzókratas fueron enconadas, tanto en el ámbito civil como en el militar. El año 1448 Arrasate-Mondragón es asolada por don Beltrán de Guevara, como represalia por haberse resistido sus Vecinos a reconocerle  “su” señorío. A causa de este atropello son condenados a muerte más de 300 Jauntxos y Ezpat’Andikis, según sentencia auzokrática dada en Tolosa.
            Es bueno advertir que fueron los habitantes de Arrasate los pagadores de la pusilanimidad (recuérdese la famosa frase del que fuera primer Lehendakari de Euzkadi) de sus abuelos, pues de haberse llevado a cabo lo dispuesto en el Quaderno de Ordenanzas aceptado en la Junta general de Getaria del año 1397, el poderío ezpat’andikil no hubiese llegado tan alto.
            Dos años más tarde, en 1450, la Hermandad de Ipúzkoa procede al derribo de la torre y casa (fortificadas, ambas) que el Ezpat’Andiki asolador tenía en Arrasate, así como la que poseía en Salinas de Leniz. Pretender que estos hechos constituyan un antecedente lejano de lo que a finales del siglo XX y comienzos del XXI se conoció como “Kale-borroka” es inexacto.
            La Junta General del año 1453 reclama al rey de Castilla que sus oficiales de Justicia, no solo se abstenían de cumplir con el deber del rey, sino que favorecían con descaro a los Ezpat’Andikis y sus muchachos.
            La guerra fue frontal, sin duda alguna, dura y cruel. Los auzókratas estaban obligados y decididos a pelear: su propia experiencia y la de los nabarros, no les daban otra opción. Según testimonio de un Ezpat’Andiki de la época, Lope García de Salazar (vizcaíno, actor y relator de los sucesos), señor de Muñatones: “En el año del Señor de 1456, las Hermandades de Guipúzcoa se levantaron contra todos los parientes mayores , no catando Oñez ni Gamboa, porque facian e consentían muchos robos e maleficios en la tierra e en los caminos é en todos los logares, e ficieronles pagar todos los maleficios, et derramaronles todas las casas fuertes, que una sola no dexaron en toda la Provincia, que fueron estas: las de Lazcano, e de Yarza, e de Amezqueta, e de Ugarte, e de San Millán, e de Asteasu, e de Zumarraga, e de Loyola, e de Balda, e de Emparan, e de Zarauz, e de Achaga, e de Irate, e de Elgueta, e de Vergara, e otras muchas, que no dexaron ninguna sin derribar e quemar sino solamente la de Olano e la de Unzueta, e quitaronles a todos los parientes de las tregoas de los solares, que no les quedo uno solo; é ficieronles todas comunidades é echaron desterrados a los dichos parientes mayores por cierto tiempo de la Provincia toda, é han vivido fasta aquí en justicia.”
            ¿Seré pesado si vuelvo a resaltar que la protección que debían ofrecer los reyes a los súbditos, a tenor de los suscrito en los Fueros Municipales,  seguía brillando por su ausencia? Perdón.
           
            ¿No se pregunta el lector cuantos años median entre esta restauración de la Auzokrazia y la “revolución” francesa? ¿ Sí? Permítame ayudarle; son 333 años. Si esto no se olvida, habremos desvanecido otro mito, pues de Europa no han venido sino desmanes para los aborígenes pirenaicos ... so pena que se considere un bien, aprender algo de tecnología a costa de verter sangre.

            ¿Se preguntará el lector donde fueron acogidos los Ezpat’Andikis y Jauntxos? En la corte y milicia del rey de Castilla. Pretender que esta actitud real haya servido de inspiración a la que ha tenido don Juan Carlos I con los “veteranos de la Guerra del Norte”, no deja de ser una especulación.

            A partir de entonces la restauración de la Auzokrazia fue un hecho en Guipúzcoa, aunque a los Ezpat’Andikis, eso sí, se les preservó el derecho a la palabra y a la escritura, tal y como puede comprobarse en un documento redactado por el escribano Ubitarte de Markina, fechado el 31 de julio de 1456. A tenor de lo suscrito, se ve que no tuvieron reparo en unirse los dos partidos “irreconciliables” (Oñaz y Gamboa) para combatir  “... a qualesquier vecino e moradores de las villas de Guipúzcoa ...”. Allí dejaron constancia de su amor patrio los Gamboas, Loyolas, Olasos, Lazcanos, Butrones, Abendaños, Urkizus, Arteagas, Murgias, Zurbanos, Gabirias, Ozaetas, etc, etc, etc.
            Por si algún lector retuviere alguna duda acerca de la contundencia con que los auzókratas se vieron precisados de actuar para derrotar a los Andikis, en el documento aludido, ellos mismos nos dan su versión de los hechos: “ ... Bien sabedes las causas del desafio ... haver hecho hermandad e ligas e monopodios contra ellos, é haverles hecho derribar sus casas fuertes e muertoles sus deudos e parientes, é tomándoles sus vienes e puestolos a mal con el rey; e finalmente, haver procurado desfacerlos e quitarles sus nombres de la tierra, e queridoles quitar sus Ante Iglesias e Monasterios e otras muchas cosas ...”
            ¿No se preguntará el lector por qué habrían puesto, los auzókratas Alabeses al frente de su milicia para combatir a los Comuneros en 1521 a un espécimen de esta ralea, llamado Martín Ruiz de Gamboa y Abendaño? ¿Ha olvidado el lector lo de la infiltración falaz? Hay otros elementos a tener en cuenta pero supongo que el lector ya sabrá cuales son.
            ¡ Ah!; ¿se pregunta el lector por el desenlace del desafío lanzado por los Ezpat’Andikis a los auzókratas de La Provincia? Fue el mismo que tuvo aquel que lanzaron los de la ralea de Lazcano a la villa de Etxarri-Aranaz y valle de La Burunda:  “A palabras necias, oídos sordos”, que dice un refrán; otro lo complementa: “Si dicen que dizan, mientras no hazan”.

            Vizcaya
El Civilismo llevaba el mismo camino que en el resto del Reino de Pamplona, escriturando fueros los Andikis (Fuero “de” Juan Núñez de Lara, 1342) para cumplirlos a su conveniencia y diezmando a todo el que pudiesen, bien por medio de sus espadas o mediante sus ante-iglesias y monasterios. Un primer “Fuero General” vizcaíno fue sancionado por un infante de Castilla, eso sí, en su calidad de Señor de Vizcaya, el 22 de junio de 1376 en la villa de Olmedo. Esta remembranza de lo que monsieur Thibalt I y Philip III hicieron en el reino de Navarra, surtió los mismos efectos en Vizcaya, pues en modo alguno impidió a los Andikis seguir haciendo lo que les venía en gana. Severos capítulos contra los malhechores contenían esos fueros y el otro Fuero de la “hermandad” de Vizcaya (1394) pero “del dicho al hecho, va un trecho”. También hubo “hermandad” en Guipúzcoa y Cofradía de Arriaga en Alava, como ya he dicho, sin embargo, sus disposiciones solo se aplicaban a los otros y por mano propia; como en un régimen dictatorial que castiga el robo con la muerte y solo la aplica a los que no forman parte de sus filas. 
Todavía hay cierta confusión en estas cuestiones básicas entre autores contemporáneos: ¿no les llama la atención que los bizkainos del siglo XVI solo llamásen Fuero Viejo al acordado en la Junta del 2 de junio de 1452? A mi, sí: mucho.
            Algo similar ocurre en nuestros días, que los vizcaínos aprecian más el Estatuto de Gernika que la Constitución del Reino de España: ¿por qué? Nada incumbe la respuesta a este ensayo.

            Como en el resto de Euskolandia, los auzókratas bizkaínos no tuvieron más remedio que organizar sus Hermandades para defenderse de los hombres de armas vivir. En 1390, por lo menos, pelean a muerte contra los Abendaño, Muxika, Butrón y Ruiz de Arteaga.
            Tenían los bizkainos por Buruzagis a “ dos omes entendidos”, según escribió el Ezpat’Andiki Lope García de Salazar. Sus nombres bien merecen ser divulgados: Juan de Billela y Martín Otsoa de Labiero. Bajo su dirección, los Andikis vizcaínos fueron derrotados, con tal contundencia que al señor de Butrón, por ejemplo, solo le pudieron (o quisieron) seguir 13 jauntxos de su ralea. Al tiempo, Juan de Billela fue asesinado en una emboscada que le tendieron en Larrauri. Volvieron a empuñar las armas los auzókratas pero les permitieron huir, de nuevo, fiándose de la palabra del Señor de Vizcaya. El caso fue que habían conseguido refugiarse en Balmaseda y con la palabra empeñada por ese Señor, de que no les sería permitido volver a la tierra de los bizkainos, éstos les dejaron marchar.
            En este relato civilista de los hechos hay algo que “no cuadra” pues se carga con la culpa a un chaval: ¿ cómo iba a realizar dicho empeño de palabra, Enrique I Señor de Vizcaya y III rey de Castilla, si solo tenía 11 añicos? Sigamos con lo nuestro.
            El Ezpat’Andikismo vizcaíno exiliado en Castilla y La Rioja, no cejará en sus empeños anti-Natura pero la restauración de la Auzokrazia en tierra de bizkainos era un hecho, que iba a perdurar durante 500 años; con “sus más y sus menos”, por supuesto, que tampoco vayamos a creer que el monte auzokrático esté todo cubierto de orégano.
           
            El Civilismo tiene una tendencia innata para conseguir el Poder. Una de las alternativas que utiliza es la formación de partidos. Los Ezpat’Andikis vizcaínos, incluso desde su exilio, siguieron fieles a ese instinto y se afiliaron a los partidos existentes en Castilla, llegando algunos de ellos muy alto, tal y como ocurrirá “por los siglos de los siglos” . En 1470, Enrique IV el Destituido, autorizó a Fernández de Velasco, conde de Haro, la conquista de Vizcaya. Ya dije que por esta sencilla razón, dos de sus enemigos más acérrimos, cabezas ellos de las raleas Múxica y Abendaño, pelearon junto a los auzókratas. No tengo dudas de que si el rey ése, les hubiese ofrecido la jefatura del ejército invasor, la hubiesen aceptado. El 22 de abril de aquel año, los Civilistas sufrieron una gran derrota militar en Mungía a manos de los auzókratas.
            El rey (que ya no sé cómo llamarlo) dijo que Fernández había hecho la incursión por su cuenta y quiso reconciliarse con los bizkainos, incluso por escrito, como ya dije. Sin embargo, los auzókratas no cortaron por lo sano, sino por lo más conveniente. Destituyeron del cargo de Señor de Vizcaya al reyezuelo de Castilla y ofrecieron el puesto a su hermana, Isabel la Católica, como también quedó dicho. Insisto en esto porque algunos no saben y otros ocultan las auténticas atribuciones de los bizkainos, tal vez para que no empalidezcan las que ellos detentan en la actualidad.
            Y voy a insistir todavía más porque la actitud auzokrática bien lo merece.
            Según Sabino Arana (a quién no solo admiro, sino que aprecio y consulto), los bizkainos no supieron remontar la corriente Civilista que tantos estragos les había ocasionado desde la época de los romanos y perdieron la ocasión de subsanar el antiguo error de instaurar en su seno el cargo de Señor de Vizcaya, tal y como hicieron los Vecinos de Elduayen y Berástegi con su Ezpat’Andiki.
            En el librito que dio motivo a la regeneración bizkaina del siglo XX ( “ Bizkaya por su Independencia”), Sabino Arana dice: “ Instituida, empero, la forma señorial, necesariamente había de irradiar su acción moral al pueblo y habían de arraigarse en éste las tendencias exóticas y antitradicionales que importaron aquella institución al estado primogénito de Euskeria. Cedió, pues, la base de Vizcaya y comenzó su decadencia; su decadencia, sí, y nadie se asombre de esta expresión: que si, en los siglos sucesivos y a medida que más íntimamente se relaciona con España, parece engrandecerse el estado bizkaino desde ciertos puntos de vista y a los ojos de ciertos videntes, es el engrandecimiento gradual del alud por la adhesión de las extrañas nieves que a su paso encuentra, las cuales, acreciendo su peso, solo sirven para apartarle más de su primera posición, acelerar la rapidez de su caída y hacer más completo su destrozo.
            El servilismo militar, la avidez de glorias militares, el monarquismo y las tendencias aristocráticas ocasionan pronto, en efecto, el españolismo, esto es, la idea de la unión de Bizkaya a España por medio de la designación del monarca español para Señor de Vizcaya, primera causa ya directa de la ruina de este estado.
            Bizkaya cae, pues, y rueda hacia el abismo.
            Ofuscada y tenaz, solo el terrible golpe de su caída en la lóbrega sima de la esclavitud (siglo XIX) podrá despertarla y mostrarle la única vía de purificación para salvarse y renacer como lo exige su dignidad y lo reclama la sangre que ha regado sus montañas.
            Mil ocasiones se le presentan en el transcurso de los tiempos, de reconocer la causa de sus males y volver sobre sus pasos, estatuyendo en conformidad con su carácter de independiente y demócrata la forma señorial, o mejor, aboliéndola y arrancándola de cuajo; pero su extremada ceguedad le vela en cada una de ellas el remedio, y cae en un nuevo y mayor yerro al querer enmendar el primero. ... Clara y evidente se le mostraba, en efecto a Bizkaya la causa de los males que quería remediar, y en su mano estaba el destruirla para evitar no solo aquéllas sí que también las más crueles desgracias de que hoy no podemos escudarnos con tanta facilidad. ¿No palpaba acaso los graves inconvenientes que acompañaban al tener por Señor a un súbdito extranjero?. Y ¿no veía, por otra parte, los no menos graves infortunios, como las disensiones entre familias, la formación de partidos, las luchas intestinas, la aristocracia, etc, que se habían de seguir de conferir el título de Señor a un ciudadano bizkaino?. Si, pues, no hay medio entre extranjero e indígena; si tanto en uno como en otro caso tales calamidades son consiguientes, si las distintas y limitadas atribuciones del Señor pueden ser perfectamente desempeñadas por otras personas, morales o físicas, elegidas por el pueblo para un tiempo dado, si la supresión del cargo y oficio de Señor produce la economía del censo de sangre y hacienda que le es anejo, si Bizkaya, en fin puede jurídica y materialmente abolir la forma señorial, ¿por qué persiste no sólo en mantenerla, pero en mantenerla íntegra y sin modificación alguna?.”
            Una pregunta: ¿puede el “rebaño” prescindir del “perro” si en las inmediaciones merodean los “lobos”?. SI, los eúskaros auzókratas así lo han demostrado.
            La historia etnológica me ha mostrado que cuando las cosas salen bien, no siempre se mira lo correcto de la acción que conduzca al éxito parcial, ni mucho menos el origen del problema. Esto, a la larga .... ¿ Conviene no olvidar que  “ Lo que mal empieza, mal acaba”?.

            Cambiaron los bizkainos al hermano por la hermana y la Católica reina se apresuró a jurarles respeto a sus Fueros, Usos y Costumbres. No sé por qué dejan los escritores de citar estas dos últimás palabras. ¿Será porque creen que están de sobra por creerlas inmersas en la primera?. Vayan estudiando etnografía eúskara para comprender cuan grande es el error que cometen.
            Sin embargo, vuelvo a insistir, que de no haber acaecido el “descubrimiento” de América, hubiesen comprobado los auzókratas de la nación bizkaina cuán inútil resultó su enroque.
            A las fauces de los Católicos reyes se ofrecieron bocados mucho más suculentos, abundantes y accesibles, que lo que Bizkaya les ofrecía: ¿cuántos vizcaínos, al igual que tantos otros vascos, no servirán de “cuchillos” en ese y otros festines Civilistas?. ¿Cuánta Buena gente, cuanto aborigen herido o asesinado por medio de las armas que se hacían en Vizcaya y Guipúzcoa?. ¡ Cuánto jefe de milicia al mando de los ejércitos españoles y franceses! ¡Cuántos vascos al servicio de los monarcas castellanos!.
            
           La restauración de la Auzokrazia dio pie a la redacción de un nuevo Quaderno de Ordenanzas el año 1526. El año 1452 se había redactado el anterior y como quiera que los redactores del nuevo se explican por sí sólos, transcribiré unos párrafos con el fin de demostrar al lector, de buena voluntad, el adelanto que los Usos y Costumbres habían tomado sobre las Ordenanzas de 1452, como es natural en ámbitos culturizados. Así, “... entre otras cosas hablaron y platicaron (las Juntas auzokráticas) como el Fuero del dicho Señorío de Vizcaya, fue antiguamente (1452) escrito, e ordenado en tiempo que no havia tanto sosiego e justicia ... á cuya causa se escribieron en el dicho Fuero muchas cosas, que al presente no hay necesidad de ellas, y otras, que de la misma manera según el curso del tiempo, y experiencia, estan superfluas, y no se platican: y otras, que al presente son necesarias para la paz, é sosiego de la tierra, é buena administración de la Justicia, se dexaron de escribir en el dicho Fuero, y se usa, é platica por uso, y costumbre ...y (para que) más claramente se entiendan, y esten clarificadas, quitando de ellos lo que es superfluo, y no provechoso, ni necesario, é añadiendo y escribiendo en el dicho Fuero todo lo que estaba por escribir, que por uso, y costumbre se platica ...”
            He aquí otra muestra más de que la Justicia Social no vino, ni de Francia, ni de Inglaterra, ni del Vaticano, ni de los códices ni de las cátedras  civilistas. La económica, tampoco vino, pero eso es otra historia.
           
            El desarrollo del auzokratismo en Bizkaya es muy interesante, pero no tengo más remedio que eludir profundizar en ello. No obstante, sin el auxilio de la etnología histórica de los Eúskaros; ¿ cómo explicar tanto “claroscuro” aparente?.
            ¿Por qué el Ordenamiento de Chinchilla (1487) prohibió a las Villas que asistiesen a las Juntas Generales de Gernika?
            ¿Por qué las Encartaciones y la Merindad de Durango solo acudían a dichas Juntas cuando se iban a tratar asuntos que les afectaban?
            ¿Por qué los representados en las Juntas Generales de Guernica rechazaron la petición que ciertos núcleos poblacionales hicieron en 1551, para que se les permitiese enviar representantes propios, con el argumento de que “... ni havian sido ante-iglesias, ni parroquias, sino ermitas anejas y sufragáneas de otras ante-iglesias, que tienen votos en elecciones y juntas ...”?
            ¿Por qué no se le reconoció a Derio dicha calificación de Ante-Iglesia, con voz y voto, hasta 1628?
            ¿Por qué Güeñes y Gordexola no se incorporaron a estas Juntas de Gernika hasta 1624, Zalla hasta 1668, Galdames hasta 1672, el Valle de Somorrostro hasta 1682 y Orozco hasta 1785?.
            ¿Por qué don José de Etxegaray escribió que  “ Ni las Villas, ni las Encartaciones, ni la Merindad de Durango participaban en el acto fundamental de la Junta (de Gernika): La elección del Gobierno. Los procuradores de las 21 Villas y de las Encartaciones y Duranguesado se retiraban después de haber agotado los temás de la convocatoria”?
            ¿Por qué se ha hablado tanto de las Juntas Generales de Gernika, con tanta ausencia de datos muy importantes, y tan poco de otras Juntas “ ... que se llaman de merindades, las quales suelen convocarse extraordinariamente para la sacristía de la iglesia parroquial de santa Maria de Begoña, sita asimismo en el infanzonado; y para mayor comodidad de los vocales, trasladarse después de la primera acta a la inmediata villa de Bilbao. En éstas, según el último estado (hacia 1800), tiene un voto cada villa; y el valle de Orozco, así como en las generales; pero solo se considera otro a cada una de las merindades y á las Encartaciones, y tanto por esto como porque las mismás merindades son muy desiguales en extensión, población y riqueza, es muy desproporcionada la representación; por lo que se está tratando de arreglarla para en adelante, siendo esto tanto más necesario, quanto se concede igual autoridad á los decretos de unas y otras juntas, habiendo solo algunas cosas reservadas á las generales de Guernica.”. Es preciso añadir que en el reino de Navarra también hubo este tipo de Juntas de Merindad, que por muchas razones considero auzokráticas, hasta el siglo XIX, por lo menos. En una de ellas, por ejemplo, se decidió la insurrección armada contra el ejército napoleónico; ejército, por cierto, que fue recibido de mil amores por los Andikis.
           
            Mucho me temo que hay demasiados elementos de juicio, etnológicos y documentales, como para dejar de afirmar que las Juntas de Gernika fueron en Vizcaya lo que las Cortes Generales en el Reino de Navarra, la Hermandad del partido gamboino en Guipúzcoa y la Cofradía de Arriaga en Alava. Todas ellas representaban a los Andikis. La Buena gente no solo tenía otros Ideales de Vida (Gizabidea), también tenía otras instituciones: los Batzarreak o Concejos abiertos y las Hermandades.
           
            Estoy consciente de mis limitaciones y del objetivo divulgador de este ensayo, pero si hubiere alguien más interesado en la Auzokrazia, camino por recorrer tiene en las direcciones señaladas. A los eúskaros y a los auzókratas en general, nos será muy útil.
           
            Pasemos la frontera civilista para ojear en Laburdi.
            Según los doctos en historia y arqueología, este territorio eúskaro nor-pirenaico también sufrió una romanización muy fuerte. Como de costumbre, dicha fortaleza no es detectable por la etnografía.
           
            Cuando se viaja por el Caribe solo destacan las construcciones de los europeos; sin embargo, la mentalidad predominante en los habitantes no es la europea. Los “ranchitos” de bahareque y las churuatas de palma de moriche no sobrevivieron ni sobrevivirán a los palacios de gobierno ni a las mansiones señoriales, pero la mentalidad de los que se sirven de dichas construcciones para vivir, con ser tan civilizada o precisamente por eso mismo, no puede franquear las voluntades de las masas. Por ejemplo, en Venezuela se sigue cantando, al son de la curbeta, de la mina y del tambor que “el trabajar yo se lo dejo todo al buey, porque el trabajo lo hizo Dios como castigo ... a mí me gusta el merengue bien bailao, con una negra repechera y buena moza ...”. También he oído de labios de líderes religiosos haitianos, que el trabajo es malo, porque “Si el trabajo fuera cosa buena, los ricos no se lo habrían dejado a los negros”.

            La costa laburdina, que no es sino una parte de Laburdi, padeció invasiones y correrías romanas, vikingas y sajonas. Dicen algunos que los vikingos no solo las recorrieron sino que en Bayona tuvieron un enclave permanente, aunque no sé en que se basan ni que importancia puede tener ese supuesto. También los ingleses estuvieron en la India, y los franchutes y gringos en Vietnam... ¿y con esa presencia militar basta para decir que los hindúes o vietnamitas fueron occidentalizados? En fin, como “cada maestrico tiene su librico” ...
            Los reyes pirenaicos también trataron de inscribir dicho territorio en sus dominios, tanto o más que los sajones. No será malo recordar que fue a raíz de los contratos matrimoniales entre Berenguela de Navarra y Richard Corazón de León, que la Baja Navarra pasó a depender del cuñado del célebre sajón, Santso VII el Fuerte.
            Laburdi cambiaba de jerifaltes civilistas como de dirección la veleta del campanario, lo cual prueba, a mi modo de ver, que ninguno de ellos la poseyó de verdad. Según los documentos, Labourdi fue inglés (de ahí el león en su escudo) hasta el año 1451, que pasó a ser “Francia”. Por el mismo método (historia documental), Zuberoa también fue Inglaterra hasta 1449. Eso sí, ambos territorios conservaron sus Fueros.
            A partir del siglo XII ya podemos ver que el Andikismo hacía de las suyas en dicho territorio. Los apellidos que más suenan son los de Ezpeleta, en el lugar de dicho nombre, y Agramont en Urt, Bardoxe y Gitxe. Posteriormente se destacaron los Urtubia y San Pere.
            Los auzókratas tuvieron que reaccionar porque no había rey que controlase a los hombres de armas, ni Papa que les pudiese dar lecciones de moral o ética. Además de los Andikis de costumbre, creo ver un ámbito civilista en un sector de los habitantes de Bayona.
   Sea como fuere, un Quaderno de Hermandad (fueros) del año 1413 tenía como objetivo reducir el Andikismo a niveles inofensivos para la Auzokrazia. Sin duda que no debió ser nada fácil cumplir con disposiciones como esta: “ Los dichos vecinos han acordado, que si algún gentil-hombre u otro de la tierra de Labourdi comete algún acto de pillaje u otra acción facinerosa contra la gente de esta tierra deben los vecinos de todas las parroquias, reunirse con el baile (funcionario real), o prescindiendo de él, debiendo ir donde se ocultare el malhechor y le obligarán a pagar los daños causados ... y si el malhechor se ocultare en la casa de algún gentil-hombre, o casa fuerte del país, y el que lo hubiera protegido no quisiere libertarlo, los dichos vecinos pueden combatirlo con las armas y allanar la morada”.
            Don José Ariztimuño (sacerdote adscrito al rito católico, asesinado por los franquistas junto a 18 compañeros, sacerdotes como él, en Hernani) nos refiere que ha traducido el párrafo citado, del artículo 4 del Reglement de Labour, de dicho año.
            Con el tiempo, el Andikismo llegará a niveles próximos a la extinción. En 1789, por ejemplo, se celebró un Biltzarre (Cortes o Juntas Generales) en el atrio de la iglesia de Uztaritze y el número de “nobliak” era de quince. Puede el lector, si quiere, revisar los asistentes a las Cortes Generales del reino de Navarra y comparar su número.
            Algunos autores destacados, como es el caso del sacerdote asesinado por los franquistas, destacan la singularidad del institucionalismo labortano como ejemplar en el ámbito de la Auzokrazia eúskara. El lector, supongo, no participará de dicha opinión por todo lo que llevamos visto. Si el reverendo asesinado hubiese observado con más detenimiento los Usos y Costumbres de los nabarros, e incluso los Fueros y Leyes de los nava-ricos, hubiese podido darse cuenta de que era una simple cuestión de procedimiento. Los procuradores de las villas navarras que asistían al ente civilista del reino, tampoco podían tratar asuntos diferentes para los que habían sido convocados  y autorizados por sus Concejos auzokráticos.
            Otros, debido a su falta de preparación etnográfica (los menos, los más lo hacen por afán tergiversador y loritismo) confunden un mecanismo defensivo auzokrático con el feudalismo. Señores, por favor, que  “el hábito no hace al monje”.
            La criticada figura del Vecino-Propietario, tildada de antidemocrática, es usual en valles nabarros como Larraun, Araiz, Basaburua, Ulzama, etc. Solo pretende entorpecer las vecindades foráneas, a las que solo podían aspirar los Andikis; unos por privilegios de su Fuero y otros por su dinero.
            ¿Repartir los eúskaros sus bienes comunales?
¡Inconcebible!. Ahora bien, por la fuerza, sí; ya veremos un caso contemporáneo. Algunos eúskaros, por las razones citadas y otras, lo que sí entendieron fue de repartir el Usufructo de los Comunales. No se confundan los términos y concepciones aborígenes, con los de los historietadores doumentales.
            Repartidos de este modo los bienes del Vecindario entre las Casas (este detalle tampoco es tenido en cuenta) de los auzókratas residentes: ¿ qué interés podía tener alguien de fuera en hacerse con la vecindad de carácter foránea?
            Insisto: el carácter auzokrático de esta modalidad defensiva es nítido, debido a que la “propiedad” que ejercían los etxekojaunak (nombre aborigen de Vecino-Propietario, con unas connotaciones culturales que los hace muy diferentes) sobre los lotes de territorio comunal, es de tipo usufructuario. No se podían vender, salvo en el caso de que se vendiese una Casa. Lo mismo ocurría con otros bienes, como puede verse en el caso de los yacimientos metalúrgicos o los manantiales de agua salada.
            Y ahora diré algo más. La memoria auzokrática al respecto es tan nítida y está tan vigente el Gizabidea eúskaro en Nabarra, que no la pudo erradicar ni tan siquiera el catastro de 1948 (impulsado por los nava-ricos que tanto asesinaron, robaron y saquearon en 1936). Este catastro quiso legalizar las ilícitas apropiaciones pero la memoria histórica sigue lúcida y por eso se sigue reclamando Justicia.
            Los vecinos-propietarios de Iraizoz (valle de la Ulzama, Nabarra), habiéndoseles inscrito sus propiedades usufructuarias en dicho catastro-ladrón como privadas, resolvieron en 1977 volver a inscribirlas como comunales. Estos auzókratas eúskaros no aceptaron sino a la fuerza el supuesto beneficio personal de la propiedad civilista; en cuanto las condiciones lo permitieron, volvieron las cosas a su estado natural. Y, he dicho lo de “supuesto beneficio personal”, no por cuestión ideológica o intelectual; no, por cierto, sino por observación de la realidad etnográfica. El lector puede convencerse de ello girando una visita a pueblos como Barasoain, donde se repartió el Comunal al estilo preconizado por el civilismo; y Garinoain, donde se sigue con el usufructo del Común. Ambos pueblos están contiguos y a pesar de esto, entre ellos media un abismo cultural.

            Volviendo a Laburdi. ¿ Se han dado cuenta de que la restauración de la Auzokrazia tuvo lugar aquí, cuatro siglos antes que la llamada “revolución” francesa?. Es muy saludable para la Conciencia de la Etnia, el elemento de cultura “cenicienta” de nuestros investigadores.
Insisto: con la excusa de la igualdad, la fraternidad y la libertad, por medio  del terror, los “revolucionarios” franceses proscribieron el auzokratismo laburdino, que sintetizado era del modo siguiente.
            El Síndico (Diputado General) del Biltzarre (Juntas o Cortes Generales) era nombrado por los Auz’apezak (alcaldes auzokráticos) de cada Parrokia (Batzarre-Concejo Abierto). Cuando aquel lo creía necesario convocaba a éstos en Ustaritze, exponiéndoles los asuntos de importancia general. Con dicha fase informativa se daba por concluida la reunión, volviendo los Auz’Apezak a sus Parrokiak para deliberar en Concejo Abierto los temás que les había comentado el Síndico. A los ocho días volvían los Alcaldes auzokráticos a Ustaritze y exponían el parecer de sus representados. Siendo necesario, votaban; eso sí, siempre conforme a lo que habían decidido los auzókratas de sus Parrokiak.
           
            Me llama con fuerza la atención, el hecho de que algunos autores que no saben ver distinciones entre el feudalismo y el andikismo, pasen por alto en sus voluminosos libros, además, que los “nobliak” laburdinos no podían participar en la elección de los Auz’Apezak, ni ser procuradores en el Biltzarre de Ustaritze. Solo a veces refieren algunas cosas, como de pasada, tal vez para demostrar dotes profesionales en el ejercicio bibliográfico.
¡¡¡ Como si no fuese importante “ponerle el cascabel al gato”!!!.
Es el caso del andikismo en Ezpeleta. Aseguran que dicha mentalidad había arraigado allí, añadiendo a renglón seguido: “Pero sus habitantes inflingieron tantas “miseres” a su barón, que una heredera de esta baronía les dejó todos sus derechos en el testamento”. Que “esos derechos” de la baronesa valiesen tan poco no resta un ápice de galantería al hecho.
            Que existan “agua-fiestas” en muchas partes, en modo alguno da pie para decir que a la Buena gente le gusta que le “agüen” las fiestas.
            Que el gobierno “español” elaborase el plan Z.E.N. (Zona Especial Norte) o consiguiese la aprobación de la Ley Antiterrorista, no implicó que los habitantes de dicha Zona (a quienes iba destinada, mayoritariamente, también la Ley) estuviesen de acuerdo con dichas medidas. Es más correcto y acertado afirmar todo lo contrario.
           
            Insisto (otra vez) en que los conocimientos etnográficos y etnológicos deben formar parte de los razonamientos que determinan las conclusiones de los historiadores y arqueólogos. Al menos, en el caso de que el Objetivo sea estudiar el Pasado para comprender mejor nuestro Presente y tratar de no repetir los mismos errores en el Futuro.

            Ahora, prosigamos con noticias relativas a la resistencia auzokrática.
            Es innegable que los auzókratas restauraron la Auzokrazia, sin que por ello tuviesen que exterminar a los Andikis. A unos cuantos he oído quejarse de ello, sin que su disfraz oral pudiese ocultar su falta de convicciones humanas y valor personal. No son pocos los que confunden el Valor con la Temeridad. De todos modos, un agricultor, por ejemplo, a no ser que “le falte un hervor”, no pretenderá la erradicación total de la maleza en sus campos. Sabe muy bien que eso es imposible. Estará conforme si consigue controlarla durante el tiempo que dure el cultivo. Eso si le es factible de realizar.
           
            He oído también a demásiados políticos profesionales, sobre todo, achacar a los auzókratas del pasado (pese a que casi no les conocen) una supuesta “falta de conciencia nacional vasca”. Es normal, dado que la mayoría de ellos no son conscientes de los valores del Naturalismo humano ni de los de la Cultura Eúskara.
¡ Como me gustaría que este ensayo divulgador les ayudase a tomar conciencia de su condición Civilista! Olvidan que del mismo modo que “no se pueden sumar peras con manzanas”, tampoco se puede erradicar al Civilismo con las armas que este utiliza. Es como pretender apagar un incendio echándo leña al fuego.
            Pero, además, casi todos ellos ignoran la existencia de las Hermandades auzokráticas y las disposiciones de sus Quadernos de Hermandad. En uno de ellos consta: “ Quien tome parte en los bandos de Vizcaya, Encartaciones, Oñate, Aramayona, Alava, Navarra y Labort será privado de sus casas, y si no las tuviere, perderá la vida”. (Quaderno de Hermandad, Guipúzcoa 1457).

            Tengo que volver a insistir en el factor extrínseco que contribuyó a la estabilidad de la Auzokrazia reinstaurada en Euskolandia: el “descubrimiento” de América. Hecho aciago (para los aborígenes del continente “nuevo”) que retuvo la atención de los Andikis durante más de 200 años. Sin embargo, en aquel continente se fortalecerá una clase que liderará pronto el Andikismo, los Diru’Andikis y a punto están de conseguir la erradicación de la Auzokrazia. Me ratifico, pues, en que “lo que mal empieza, mal acaba”.

            La Auzokrazia será reatacada y su vigor mermará mucho a finales del siglo XVIII bajo la dirección de los Diru’Andikis (mercantilistas). Esta ralea es una degeneración de las personas que se ganan la vida comerciando. Poseídos por los anhelos civilistas, se dedican a vender y comprar cualquier cosa o persona que les pueda reportar beneficios materiales.
            En el fondo, nada nuevo en el Civilismo, y en la forma, muy poco, puesto que un romano famosísimo (Cicerón) dejó escrito: “ Mercatura si tenuit est, sordida putanda est; sin magna et copiosa, multa undique apportans, multisque sine vanitate importiens, non est admodum vituperanda ...”. Lo que en castellano quiere decir: mercadear al por menor, sórdida putada es; a lo grande, importando muchas cosas, repartiéndolas sin altos costos por todas partes, no es en modo alguno vituperable. En castizo, la traducción se reduce a: la tienda de Juanito el de la esquina es una putada; en cambio el hipermercado, una gozada.

            Muchos eúskaros se dedicaron a trabajar duro, otros a medrar, con tal de conseguir mecerse con placer en el imperio de los Austrias. Transformaban en lingotes el mineral que sacaban los indios esclavizados, de lo cual echaban la culpa al sistema. Ponían su ciencia y valor para cruzar los océanos con sus barcos repletos: ellos eran solo los transportistas. Fabricaban armas a conciencia, algunas de ellas eran las mejores: había que mantener y, de ser posible, seguir creando puestos de trabajo. Y lo que no es menos importante: sus esposas seguían pariendo y criando hombres duchos para la guerra, la evangelización y la administración del imperio.  ¡Cuan buenos súbditos estos vascos!
            ¡ Con que facilidad se confundía el Estar Bien con el Bienestar!
            En menos de 100 años, tal parece que los auzókratas se adaptaron al progreso civilista de la época, encandilados por la abundancia que siguió a las penurias de la guerra anti Andikil.
           
            La concentración de los resortes institucionales de la Auzokrazia en sus manos, fue uno de los objetivos prioritarios de los Diru’Andikis. Mientras tanto los Ezpat’Andikis seguían conquistando territorios en América y Oceanía y los Eliz’Andikis, las almas de sus aborígenes. La expoliación tenía que ser total. Mientras tanto, muchos eúskaros se dedicaron “ ¡ a vivir, que son dos días!” y con el tiempo se convertirán en vascos. Otros muchos, desde luego, siguieron por el Camino del Hombre pirenaico, de otro modo el Gizabidea habría dejado de existir.
            El desarrollo de la “plumalogía” fue espectacular, hasta el punto que con pluma y papel se conseguía más que con espada y catecismo. ¿ Cómo se llegó a ganar más desde la poltrona de un despacho que desde un caballo o un púlpito? Del mismo modo a como se llego atener más botín conquistando una dama rica (o hija de ricos) que una ciudad. Cosas de magia; magia civilista, desde luego.
           
            Pero el famoso “descubrimiento” de América (que no fue tal para los eúskaros, puesto que Juan de Etxaide, entre otros muchos, cazaba ballenas y pescaba bacalao en Terranova 90 años antes de que  Colón se hiciese a la mar en Palos); ese falso evento, digo, no solo influyó en la estabilización de la Auzokrazia sino que “dio la vuelta a la tortilla” civilista.
            En efecto, la reconquista del Imperio Romano llevada a cabo por los pontífices de Roma, mediante la escrupulosa selección del bruto más fuerte (en cada época y lugar) y la tergiversación del mensaje de Jesús de Nazaret, había conseguido ya en buena parte sus objetivos en el siglo XIV, por lo que entró en crisis.
            Algunos reyes de la saga pirenaica no sabían mucho de la extensión territorial del Imperio Romano y se cansaron de que los papas del sacro-imperio les dijesen que eso que acababan de conquistar, también formó parte del Imperio.
            ¿Por qué empezaron los de la rama pirenaico-aragonesa a concebir el significado de “Mare nostrum” de modo diferente a los Papas? Claro que lo sospecho, pero el hecho fue que un pontífice (¿para qué acordarme de su nombre?) declaró una Cruzada Santa en contra de un pirenaico-rey (no tiene sentido plasmar aquí su nombre). Como de costumbre, el Vaticano envió su campeón de armas pero aquellos pirenaicos  lo derrotaron en los Pirineos, porque no solo eran gentes de armas tomar, sino que pronto conquistarían lo que les viniese en gana en el Mediterráneo. Esta victoria dio pie a pensar a los almogávares que el poder del albacea del dios católico en la Tierra no era tan enorme como les habían dicho los sacerdotes. Trató Roma de restar importancia al suceso pero ni siquiera Fernando el Católico olvidará la afrenta, moral y física,  que el Vaticano quiso infligir a uno de sus abuelos.
            Este aragonés de cepa impura sí sabía de geografía política del Imperio Romano y por eso, en América, el que daba el visto bueno a las encomiendas no era el Papa sino él. Claro que, como no tenía experiencia en el tema, optó por poner al frente de dicha oficina a un eclesiástico de su confianza (Fonseca). Treinta años estuvo en el cargo dicho obispo.
            En Roma, como es natural, ni  deslegitimaron a sus sabios que afirmaban que la Tierra era plana y no una esfera, ni se resignaron a creer que Colón no hubiese caído al vacío, pero las ricas evidencias que un sobrino (Peralonso Niño) le hizo ver a su tío-obispo (Fonseca), hicieron que Roma renovase su inmensa capacidad de idolatría para el adiestramiento del que había de ser su campeón, tarde o temprano.
El Vaticano no iba a dejar que los hispanos se siguiesen poniendo las botas en América. Mezclaron sangres azules en alcobas de lujo y también las derramaron, porque tenían prisa y su presa, su cachorro, tenía que ser bien educado. Lo adoctrinaron de tal manera y con tanto esmero que decidieron someterle a una prueba sobrehumana. El joven Karl’os salió airoso pues no dudó en dictaminar la locura de su madre para robarle la corona de Castilla. Roma quedó satisfecha y le colocó la corona del Sacro-Imperio Romano con total tranquilidad. La misma corona, por cierto, que le pusieron a Karl’omagno y que al tiempo le pondrán a Napoleón.
            Sin embargo, o se pasaron de la raya y crearon un monstruo (como ya dije con anterioridad), o los genes del abuelo pirenaico salieron a flote. Lo cierto es que Karl’os V y I, por un simple decreto papal de divorcio, dio a sus soldados licencia para “entrar a saco” en Roma. El Vaticano dará marcha atrás pero el remedio resultó peor que la enfermedad. El que fue aliado de los  Reyes Católicos, Henrik VIII de Inglaterra se cabreó y no solo mandó al Papa y al Vaticano a freir espárragos, sino que se convirtió en Pontífice.
Entrar a saco” era la modalidad que más entusiasmaba a los soldados, desde siempre, porque implicaba la eliminación de todos los privilegios de los jefes. Lo que cada cual metía en su saco, era legalmente suyo. Y quién aspirase a más, un palacio, por ejemplo, si era capaz de que nadie se lo arrebatase, pues ... ¡estaba hecho”. Así le aconteció a uno de Tudela, apellidado Urbina.
Roma temió perderlo todo pero no se rindió.
            En la recuperación del status de la iglesia de Roma jugó un papel muy importante...¡¡ quien lo iba a pensar ...!! un Ezpat’Andiki guipuzcoano; un descendiente de aquellos que negaban y expropiaban los “derechos” de las ante-iglesias y monasterios a los Eliz’Andikis: tal cosa fue Iñigo de Loyola. Este Ezpat’Andiki era militar y cayó herido en Pamplona durante la reconquista del Reino de Navarra (1521), defendiendo los derechos de los conquistadores. No denominó “compañía” a su secta por casualidad sino por estar convencido de que la única autoridad celestial en la Tierra era el Papa. Todo el que luchase contra el Papa, luchaba contra dios y él no creía en lo de ofrecer la otra mejilla, como hiciera Jesús de Nazaret. Los soldados de su Compañía serán piezas claves en la restauración del poder vaticano. En “Francia”, por ejemplo, fueron los adalides de uno de tantos hechos atroces: la Másacre de San Bartolomé (24 de agosto de 1572). Escrito está que en la Ciudad de París fueron asesinados 10.000 hugonotes (antivaticanistas) y más de 100.000 en el resto de “Francia”. Aquellos soldados de la Compañía de Iñigo de Loyola no se aminalaban por nada. Por muy regio que fuese el objetivo señalado, ellos dale que te pego, erre que erre, hasta lograrlo.
Henry de Borbón y Albret llegó a ser rey de Navarra y de “Francia”.Un tipo muy curioso pues pasó su vida pretendiendo nadar y guardar la ropa. La Compañía decidió cortar por lo sano y envió en 1593 a su primer asesino, Jean Barriere. En 1594, Jean Chatel tampoco logró su objetivo real. Pero, el 14 de mayo de 1610, Jean de Ravaillac asesinó de dos puñaladas al rey. Estos tres Juanes eran Jesuitas.
La Compañía de Jesús dirigirá los destinos de “Francia” sin tapujos. Dos de sus cardenales, Richelieu y Mazarino, gobernarán de hecho en las monarquías de Lois XIII y su hijo, el Sol. Un personaje de primer orden en este desempeño fue un vasco. En efecto, el Sire de Treville (tres villas, en francés) era natural de Zuberoa, en concreto de Iruri (tres villas en euskera). ¿Os resulta desconocido este tipo? Tal vez os suenen más sus mejores asesinos, los Tres Mosqueteros, y en especial el 007 de la época, D’Artagnan. Treville fue su Maestro de armas.  Sin embargo, la hegemonía vaticana no recobrará su primacía, pues Lois XIV, que gobernaba por la gracia del dios católico,  tenía el derecho de nombrar a los obispos, y estos eran los verdaderos artífices de la recaudación de impuestos. Por cierto, Franco, el Generalísimo de los ejércitos católicos españoles, tenía esas mismas prerrogativas.
           
            En mi obra multicitada ya hice una síntesis del proceso anti-auzokrático desencadenado por el Civilismo bajo el liderazgo Diru’Andikil en los siglos XVII y XVIII. Por esta razón avanzaré ahora con mayor rapidez.
           
            Felipe IV de Castilla, en 1601, pone a prueba el vigor de la Auzokrazia en Bizkaya. Toma buena cuenta de su solidez y reinicia su ataque, por el mismo camino pero con más fuerza, en 1631: todo por “un puñado de sal”. La sangre aborigen, una vez más, volverá a ser derramada. Los Diru’Andikis dan muestras de su condición de liderazgo y demuestran a sus compañeros de pillaje que son dignos compañeros de saqueo. Tan fieles a su instinto civilista, como crueles y sanguinarios, Idiákez y Uría, dirigirán las operaciones destinadas al asesinato de los Buruzagis auzokráticos, 13 en total.
            El 24 de mayo de 1634 se vuelven a cubrir de sangre auzokrática las armas imperiales. Asesinan en la cárcel a tres de los Buruzagis: Ajorabide, Morga y Juan Puente. Al día siguiente, orgullosos, repiten su hazaña, esta vez en público, en la plaza vieja de Bilbao, para que sirva de escarmiento. Allí fueron asesinados los dos hermanos Bizkaigañas y Larrabaster.
           
            Loys XIII de Francia y II de Navarra vende los montes de Zuberoa a los Andikis de dicha nación eúskara. Los auzókratas toman las armas, precipitadamente, pese a lo cual derrotan al ejército invasor en Undüreiñe.  Algunos Andikis, aliados a los auzókratas “por si las moscas”, ceden al soborno y a otras presiones civilistas, poco antes de la batalla de Sohüta. Aunque parcialmente, la victoria militar es para los civilistas. Total; dos batallas para dejar las cosas como estaban desde antiguo y siguen estando hoy en día, pues los montes de Zuberoa siguen siendo comunales.
            El odio y la impotencia militar civilista dejará profunda huella, imborrable, en las mentes eúskaras. Aplicada la Justicia civilista conforme a sus cánones, en diciembre de 1661 es asesinado uno de los Buruzagis zuberotarras. Era un sacerdote católico, hijo de la Casa Matalats, llamado Beñat Goyenetxe. Una canción de la época, “Dolu gabe” (sin culpa), no ha dejado de cantarse hasta nuestros días. Incluso suele ser entonada en los funerales de los militantes y/o simpatizantes de la organización E.T.A.
            ¿Sabe el lector que el cuerpo del sacerdote asesinado fue dscuartizado por cuatro caballos que halaban de sus piernas y brazos, esparcidos sus restos y expuesta su cabeza en el extremo de una lanza, clavada en la plaza de Mauleon? La última noche de aquel año desapareció misteriosamente.
            Cebar su impotencia en destacados auzókratas es una constante civilista; sin embargo, como he dicho, aquella canción se sigue cantando.... Egün batez jeikiko dira egiazko Xiberutarrak; egiazko Eskualdunak tirano-arrotzeen iltzeko ... Algún día se alzarán de verdad los de Zuberoa; de verdad los Eúskaros para matar al tirano extranjero... No creo que deje de cantarse si se cumpliese su profecía.

            En Navarra (por solo citar uno de los casos) la codicia Diru’Andikil pone sus ojos en una de las joyas de la Nacionalidad del Lan: los pastizales comunitarios de Urbasa y Andía. Iniciado el ataque en 1594 no podrá darse por concluido hasta 1716, teniendo que reconocer, incluso por escrito, los Civilistas a los Artzainak (Pastores), la flor y nata de la Cultura Eúskara, y a los auzókratas en general su derecho al “ ... goce libre de dichos montes Reales que tienen nuestros Naturales en continuación de su posesión inmemorial ...” (ley 34, tit.4, Libro I, N.R.). Esto sigue vigente. Cualquier nabarro puede solicitar madera de dichos montes para construir su casa. No se me responsabilice de la ignorancia que tienen los nabarros de sus derechos auzokráticos.
            La Nacionalidad del Pasto no había perdido ni un solo quilate de su poder al cabo de 122 “añazos” de lucha civil. Sus adherentes, todos ellos por libre albedrío, siguieron transmitiendo a sus descendientes y así ha llegado hasta el siglo XXI, que aquellos montes son reales ...¡ por supuesto; cualquiera puede verlos y gozarlos! ... pero no del rey, sino de los quieran sudar en ellos, para ganarse el pan, eso sí.

            El 4 de agosto de 1718, habiendo llevado los Diru’Andikis su ambición hasta límites peligrosos para la Auzokrazia misma, los auzókratas bizkainos, después de reflexionar a fondo en la Junta de Merindades que celebraron en Begoña (¿por qué no lo habrían hecho en la de Gernika?) “ ... asta las doce y media de medio dia, quando bajaron a Bilbao asta 120 hombres poco más o menos, todos de aquella republica con su Fiel delante. De casa del Corregidor (actual delegado del gobierno central) pasaron a la del Diputado General (autoridad máxima de las Juntas de Gernika) ... en casa de Don Enrique de Arana, haciendose dueños de ella, echaron quanto tenia de ajuar, de alhajas sin reservar plata, ni joias. Asta las ventanas rompieron para arrojarlas sin permitir los que goardaban abajo que tocase nadie valor de un cuarto. Después haciendose montones de todo dieron fuego, estando presentes asta que no quedasen más que las cenizas ...”.
El Andikismo se paró en seco. ¿Se molestará el lector conmigo si le recuerdo que esta sumaria actuación auzokrática tuvo lugar 81 años antes que la “revolución a la francesa”?

            Pocos años después vemos que los Civilistas guipuzcoanos habían sobrepasado con creces los límites que la Auzokrazia puede consentirles. Acaparaban los alimentos, por ejemplo, para crear escasez y abrir el campo a la especulación. Tenían dinero de sobra, pero querían más, y más.Ya en abril de 1765, el marqués de San Millán, un Ezpat’Andiki de rancia ascendencia, salió a darse una vuelta, consiguiendo (según él),  “... poner en el pueblo, el devido respeto con la tropa ...”. Una verdadera fantasmada, créame el lector, pero si no me cree, siga leyendo.
            A los 11 años, los auzókratas, rebasados con creces los dilatados límites de su paciencia, tuvieron que intervenir. El 18 de abril de 1766 se inicia en Azkoitia el proceso restaurador, sumarísimo, encabezado por un grupo de “ ... zapateros y herreros ...”.
            De Azkoitia, el proceso pasó a Elgoibar y de allí a Motriko, para “... liberar la entrada de trigo por el mar ...”. Pero este era solo uno de los aspectos pues también se pedía la derogación de las Ordenanzas Nuevas (uno de los logros Diru’Andikiles en detrimento de la Auzokrazia) y la reinstauración de las Viejas (auzokráticas). Varias veces me he referido a la infiltración de los Andikis en las villas auzokráticas. Sin embargo, en Motriko se tocaron también otros aspectos: “ ... los eclesiásticos (a) no llevarian derechos por la administración de los sacramentos; (b) que la primicia no se sacaria a subasta, pagando el sujeto que fuese su administrador diez por ciento; (c) que no se contribuiria con el diezmo de la castaña concejil, ni tampoco del ganado de cerda; (d) que ningun clerigo tendría más de dos capellanias y los que las tuviesen harian, desde luego, desistimiento; (e) que el parroco solo percibiria a titulo de proclamas y asistencia a matrimonio ocho reales; (f) que los beneficiados saldrian a agonizar por semana a qualquier hora del dia o de la noche. “
            El Diputado General confirmó las peticiones auzokráticas de mala gana (¿por qué?) y el ánimo de los Gipuzkoanos, de hostil tornó a natural, es decir, fabril. Volvieron a sus ferrerías, montes, caseríos, fraguas, astilleros, talleres, ... confiados en que lo acordado sería respetado.
            Poco después tiene lugar la segunda bravuconada Andikil, pero esta vez a cargo de un caballeroso grupo Diru’Andikil. Después de ajustarse las pelucas como la ocasión requería, salen a darse su vuelta los Caballeritos, eso sí, “por si las moscas”, “... con 1.200 hombres, a que se juntaron otros 300 de tropa arreglada ...”.
            ¿Habría creído, de verdad, el conde Aranda (Valido de Carlos III de Borbón el Napolitano) la fantasmada de los Diru’Andikis? ¿Se habría tragado el cuento ese de que “Fue tan feliz esta expedición, que sin ningún derramamiento de sangre se acabó la fermentación, siendo presos los alborotadores.”?
            Pero la historia pregunta: ¿dónde estaban esos Caballeritos (nombre popular de un sector Diru’Andikil asociado en una emérita Sociedad Bascongada de Amigos del Pais) y sus soldaditos arreglados, por ejemplo, cuando los auzókratas aplicaron los correctivos pertinentes (destrucción de bienes, fundamentalmente) a los abusos de los Unzeta, Rekarte y Urdangarin (por solo citar tres casos sonados de Bergara)?
            ¿Habría reembolsado el rey Borbón a la Real Compañía de Caracas los 152.000 reales y al Consulado de San Sebastián sus 9.000 pesos, que dijeron haber aportado para financiar la “feliz expedición”?.

            Antes de transponer de nuevo el Pirineo eúskaro debo hacer referencia a un fenómeno guipuzcoano, del que dí noticias parciales en el proceso de restauración del poder sacro-imperial en “Francia”. Merece la pena. Se trata de la Compañía (concepción militar que inspiró a Ignacio de Loyola) de Jesús, cuyos miembros son más conocidos como Jesuitas. Las noticias, sin embargo, se refieren a un sector concreto de esta Compañía, conocido popularmente en la década 1975-1985, como Jesu’ETAs.
            Durante los procesos restauradores de la Auzokrazia que acabamos de ojear, un amplio sector de la Compañía estuvo del lado auzokrático. El proceso del que acabamos de hablar se inició entre los trabajadores de las obras  del Suntuario de Loyola. Esto no quiere decir que dicha organización eclesiástico-militar estuviese de acuerdo con la Buena gente; como no lo estuvo con los curas sandinistas. Los Jesu’ETAs sí lo estaban y como eran mayoría en Euskolandia, la actitud pudo brillar con naturalidad. Con esta excusa los Ezpat’Andikis y Diru’Andikis, tratarán de disminuir el creciente poder que la iglesia romana iba recuperando, desde el momento mismo en que la Compañía de Jesús (¿acaso fueron como ellos los compañeros de Jesús de Nazaret?) tomó las riendas del poder vaticano. Con la ley en la mano, La Compañía fue expulsada del imperio de Carlos III el Noble y expropiados sus bienes. ¿Será que este Borbón se quiso vengar de los Jesuitas por haber asesinado a quién estableció la dinastía borbónica en “Francia”, Henry III de Navarra y IV de “Francia”? ¿No tiene gracia que la primera vez que un Borbón llegó a ser rey fue en Navarra, Antonio de Borbón que se esponsó con Jeanne III d’Albret?

Pero.... Había algo MÁS. Algo mucho más interesante para los eúskaros y, sobre todo, para los vascos, que todavía hoy en día sigue dando qué hacer y, sobre todo, qué hablar.
            Uno de los Jesu’ETAs más esclarecidos, el rvdo. Larramendi, escribió en su obra más famosa (“Corografía ...de la Provincia de Guipúzcoa”) lo siguiente: “ ...¿Qué razón hay, vuelvo a decir, para que esta nación privilegiada no sea nación aparte, nación de por sí, nación entera e independiente de las demás ... ¿por qué tres provincias en España (y no hablo ya del reino de Navarra) han de estar dependientes de Castilla, Guipúzcoa, Alava y Vizcaya, y otras tres dependientes de Francia, Labort, Zuberoa y Baja Navarra? ...”
            Quisiera que el lector recordase la disposición que vimos del Quaderno de Hermandad de Guipúzcoa, del año 1457. Me parece muy conveniente y tampoco creo que esté de más tener en cuenta que Sabino Arana, Jauná, no había nacido cuando Larramendi escribió lo trascrito. Pero, ¿cómo llegó el confesor de la reina y teólogo de universidades a esa conclusión? Es muy pero que muy interesante, y apasionante, pero no incumbe a este modesto ensayo divulgador.
           
            Traspongamos los Pirineos  de nuevo.
            Pese a los destellos del rey-Sol y en contra de sus manejos, los aborígenes nor-pirenaicos siguieron con su Cultura y empuñarán sus armas para defenderse de los civilistas. Constancias tenemos por doquier, aunque las más sonadas (tal vez) fueron las de 1685 en Donibarre Zaharre (San Jean le Vieux); de 1696 en San Pedro de Irube; de 1724 en Ainhoa; de 1726 en todo el país de Labourd; de 1748 en Bayona y Donibane Garazi (San Jean de Pied du Port) y el alzamiento general de 1784.
            Los Diru’Andikis no conseguían imponerse a los auzókratas en Euskolandia, al menos con la rapidez que anhelaban y por eso recibirán a sus colegas franceses con los brazos abiertos. El Andikismo en pleno brindará por el éxito de Napoleón con el mismo entusiasmo que brindaron por los Cien Mil Hijos de San Luis.

            A sangre y fuego, con mucha sangre y fuego a discreción, en el supuesto nombre de la Igualdad, de la Fraternidad y de la Libertad del hombre (a la redactora de los Derechos de la Mujer, Olimpe de Gouges, seudónimo de Marie Gouze, la guillotinaron en 1793, que ironía en la Plaza de la Concordia parisina), los involucionistas franceses destruyeron el institucionalismo auzokrático nor-pirenaico. La Auzokrazia, sin embargo, siguió presente en la práctica social de los eúskaros, por increíble que parezca, y de modo natural, porque nunca han tenido (ni tienen) estos aborígenes centros de enseñanza que les fortalezca la Conciencia de sí mismos (Burjabetasuna), mediante el análisis de sus valores culturales, en especial su Humanismo (Gizabidea), gracias al cual (sobre todo) han podido mantener tan ejemplar trayectoria cultural.
            Los Andikis de la región, como Garat, se subieron al carro del “progreso” europeo, como es costumbre en ellos. Los aborígenes, sin embargo, sufrieron una cruel hostilización, incluso la  deportación de pueblos enteros. Fue tan feroz y cruel esta “revolución a la francesa” que la tragedia quedó grabada en la mente de muchos eúskaros hasta el punto de que un buen número de éllos, tal y como sucede hoy en día, se dijesen franceses, a pesar de no poder expresarse bien en dicha lengua post’romana. No entraré en detalles del civilizado horror que los franceses desataron, pero sí debo decir que los más de 100.000 nativos que tendrán que salir de su país en el transcurso de 50 años, se consideraron afortunados.
            Los alemanes han mostrado arrepentimiento por los bombardeos que algunos de sus perversos antepasados hicieron sobre Gernika, Arrasate-Mondragón y Durango en 1937; me pregunto si algún día harán lo propio los franceses. Sería justo que por el lado español se siguiera el ejemplo alemán, en lugar del francés, pero no veo cercano el momento, pues en 1999, el partido que gobernaba en el Reino de España se negó a condenar el alzamiento franquista; rancia involución civilista que causó más de 1.000.000 de muertos en tres años. Todo un record, si nos atenemos a la proporción respecto del número de habitantes de aquella España y al tiempo invertido.
           
            Los Andikis estaban “más contentos que Txupita” con el progreso europeo y por esta razón colaborarán con parte de su bolsa en dicho proceso, para luego reembolsarse lo invertido con privilegios comerciales y tierras.
            Pasados los años del Terror, el nuevo orden civilista pudo consolidar su proyecto y creó algo inaudito: el Estado Central. Este engendro es una especie de magno parque zoológico, en el que tienen acogida todas las especies sub-humanas que están dispuestas a vivir bien sin mirar a costa de quién. Todos sus miembros tienen su ración conforme a su misión.
            El Mercantilismo francés brilló a gran altura, utilizando a los Militaristas para poner a los Eclesiásticos en el lugar que les tenían destinado  (bastante más abajo del que habían alcanzado con el liderazgo de La Compañía de Jesús) y luego, con astucia, librarse de los primeros. En efecto, se pusieron a subasta los bienes (que no eran gananciales) de la iglesia de Roma y un Papa fincó en las sienes de un pequeño corso la corona del Sacro-Imperio Romano; en  Roma, y con todo el boato y protocolo tradicionales. Pues, sí; la misma que ciñeron las sienes de Karl o Magno y Karl I de Castilla y V de Alemania. No creo que nos convenga olvidar este dato.
            Los mercantilistas franceses supieron “montárselo muy bien”. No solo permitieron que el orgullo de los militaristas creciese, sino que colaboraron a gusto en la empresa. Eso sí, no pararon hasta que les estalló en el pecho.
            ¿Cuál hubiese sido el destino del ejército francés sin la tenaz resistencia de la Buena gente post’ibérika ni la potencia del invierno ruso? 
            El jefe de la manada salvaje fue puesto a buen recaudo en una isla sur-africana, tal vez porque tendrían en el futuro necesidad de él.
            Para aplacar los pocos ánimos de sus partidarios no se recurrió a la violencia (“por si las moscas”), sino que se les abrieron las puertas de maravillosos horizontes. Los monetaristas no las tenían todas consigo, entre otras cosas porque mucha gente (demasiada, bajo su punto de vista), se había tomado en serio la lucha por la Igualdad, la Fraternidad y la Libertad del ser Humano. Los militaristas no les causaban más que problemas, económicos claro está, que son los únicos que les afectan, pero: ¿y si tenían necesidad de ellos en el futuro? La solución se buscó entre la tradición imperial romana y por eso se les encontró un lugar pertinente. ¿Qué hicieron los patricios romanos con las hordas de Alarik? ¡Ekilikua!  Lejos, bien lejos. Lo más lejos posible. ¿A la Cochinchina? Nada de bromas, ¿eh? Años estuvieron por allí (sur del Vietnam actual) ejércitos franco-españoles.
            Había que destinar recursos para las conquistas, militares, por supuesto; (a las de la ciencia no se les veía rendimiento todavía), pero se ganaba la paz interior de Europa, inevitable circunstancia que los militaristas han tardado “añales” en admitir, y élla traería enormes beneficios. El progreso de la maquinaria así lo presagiaba. El Capitalismo estaba fraguándose desde muy antiguo, si observamos el desarrollo del movimiento Diru’Andikil.
            Como los antiguos guerreros de la imperial ciudad, los militaristas europeos del siglo XIX fueron enviados a la conquista de todo el mundo. El que se dejase conquistar, merecido lo tendría. Los monetaristas no sabían demasiado de geografía ni de cultura humana y tal vez por eso se vieron un tanto sorprendidos con la riqueza del mundo. Cual nuevos patricios romanos, aplaudían “a rabiar” a los generales en jefe que más riquezas les mandaban del extranjero. Igualito que a los predecesores y continuadores de Julio, el César. Llegado el caso de que apareciesen por las metrópolis, se deshacían de ellos por medio de halagos y honores, asegurándoles que todo eso era poco, comparado con lo que les darían la próxima vez que regresasen a la patria. El botín fue inmenso, no hay más que analizar el origen de ciertas fortunas actuales o el patrimonio de muchos museos franceses, alemanes o ingleses.
            El exitoso plan francés fue puesto en práctica por los mercantilistas de toda Europa. No hay más que evaluar los resultados del furibundo celo colonialista de ese siglo que sometió por las armas a toda Africa y la mitad sur de Asia, sin entrar a discutir si las conquistas de las nacionalidades europeas son de origen colonialista o anteriores.

            ¿No se sigue manteniendo y enseñando que la “revolución” francesa instauró en el mundo (se oculta el cómo) la Igualdad, la Fraternidad y la Libertad?

            Sea como fuere, volvamos a lo nuestro.
            Como ya he dicho, los Andikis se sumaron al carro del “progreso”, que por cierto, todavía insisten en hacernos creer que vino de Europa, “como” desde hace 2500 años. Con lo que a estos profesionales les gustan los números, yo me suelo preguntar si han olvidado de donde procede el sistema numérico occidental. Por supuesto que de la cultura árabe.

            Los nava-ricos,  recibieron con honores al general d’Armagnac con su ejército, el 9 de febrero de 1807, en la plaza del Castillo de Pamplona.
            ¿No se preguntará el lector cómo esta gente pudo rendir homenaje al mismo ejército contra el que se levantaron miles de nabarros en 1794, pues era su obligación enfrentar (éllos desde sus palacios, claro) “... las perniciosas novedades de la Nación Francesa ...”?
            ¿Qué había cambiado en Francia? Los mismos que ahora les aplaudían en Pamplona, 14 años antes escribieron “Exortos, oficios, prevenciones, y esmeros poderosos de fidelidad fueron los primeros pasos que dio (el Reino de Navarra, es decir, sus autoridades civilistas) para imponer al Enemigo, y convencerle de que sus opiniones seductoras, y lisonjeras promesas se habían de mirar con el horror de que venían encubiertas; aumentando los deseos de vengarlas frente a frente por el medio de la espada...”. (ley 61, Cortes Generales de 1794-1797). ¿Ha olvidado el lector las bravuconadas andikiles de Guipúzcoa? Pues he aquí otra más, porque los hechos fueron que al ejército francés no solo no le impusieron nada, ni mucho menos le convencieron de algo, sino que los que mandaron redactar la ley, ni tan siquiera se atrevieron a verles de frente.
            Me temo que mi pregunta no ha tenido respuesta: ¿qué había cambiado en Francia? El rumbo de la revolución, por dos veces. Su sentido original fue desvirtuado, casi al instante (o sin casi, según se mire); primero por el terror a discreción y segundo, por la administración del Estado Central. La Dictadura del Funcionariado estaba en ciernes.

            Con el “amor” que profesaban a sus Fueros y a su Rey;  ¿cómo pensar que los Andikis asistirían a la ceremonia que “obligaría” a Fernando III de Navarra y VII de Castilla, a traspasar sus derechos a favor de José Bonaparte? Imposible parecía el asunto, peeero ... en Bayona estuvieron presentes las autoridades nava-ricas. Por supuesto que eran conscientes de que conculcaban la legalidad, su propia legalidad, pero el “progreso”, no solo no espera, sino que conviene que no se desespere, ya que luego vienen casos como el de la destrucción de la Nabarrería (sigloXIII) o la Pax Cisneriana del XVI.
            Pero, el ejército napoleónico tenía que cumplir con sus financistas y después del saqueo “a manta” de la primera fase, era necesario recurrir a los impuestos, revolucionarios, claro.
            En cuanto les tocaron el bolsillo, los Ezpat’Andikis y Eliz’Andikis, cambiaron de chaqueta; en cambio los Diru’Andikis “hicieron su agosto”, comprando al precio que les dio la gana, las tierras que los pueblos (ahora sí) tenían que vender para poder pagar el impuesto revolucionario francés. Pena ajena me da pensar que todavía hay quién afirma que los “etarras” aprendieron en los manuales marxistas lo de su impuesto revolucionario,
            Toda una lección de patrioterismo dieron personajes tan bien afamados como los marqueses de San Adrián, San Millán y Narros; el conde de Peñaflorida; los Goizueta, Goyeneche, Arricibita, Sánchez, Marco, Tainta, Echenique, Alberó, Arrechea, Modet, etc.
            Aunque cueste poco creerlo y mucho difundirlo, hubo pueblos que se quedaron con menos de 350 robadas (una robada es igual a 898 metros cuadrados). Tal fue el caso de Marcilla (227 robadas) o Milagro (300). Olite tenía 8.000 hectáreas de comunal y se quedó con menos de 1.000. Creo, que solo Tafalla pudo recuperar una buena parte (27.000 robadas) de lo que tuvieron que vender los tafallicas para suavizar la represión del ejército revolucionario francés. Por cierto; ¿cómo se comportó el ejército bolchevique con las naciones islamistas de Eurasia?
           
            Las investigaciones de José M. Ortiz de Orruño son magníficas en lo que respecta a Vitoria y sus aldeas. Sus conclusiones están basadas en una exhaustiva revisión de hechos, enmarcados en el contexto socio-económico de la Alaba del siglo XIX. “La desamortización civil, que no es sino la privatización de superficies comunales y su transformación en mercancía decretada por Thouvenot (super-gobernador napoleónico del Euskadi actual) y ejecutada por el ayuntamiento, se inscribe en dos momentos concretos, las primaveras de 1811 y de 1813 respectivamente. La superficie enajenada se acercó a las 3.564 fanegas de sembradío y devengó pasados 1.260.000 reales, de los que ni siquiera 1.000 fueron pagados en metálico. El éxito del “papel” como medio de pago resulta aún más patente al comprobar que de la privatización de 1811 de 3.184 fanegas de sembradío por un valor que superó el millón de reales, tan solo 34 reales y 21 maravedí se abonaron en metálico ...
            La desamortización además de implantar un concepto totalmente burgués de la propiedad, trajo consigo una concentración de la misma, pues junto con los muchos que compraron muy poco hubo unos pocos que se hicieron con casi todo ...
            La sustracción de tierras comunales en beneficio de unos pocos levantó amargas quejas. Gran parte de la población rural no vio con buenos ojos el brusco descenso de las superficies comunales, descenso que además implicaba la desaparición de las daciones (propiedad auzokrática, es decir, en usufructo temporal), importante ayuda complementaria en un momento de asfixiante presión fiscal. Los antiguos propietarios, por su parte, creyeron que la másiva oferta de tierras habría de rebajar necesariamente el precio de los arriendos. Los campesinos se alarmaron por la reducción de los pastos, hasta el punto de temer una hipoteca del futuro ganadero. Los hidalgos, en fin, se vieron privados del control de extensas superficies hasta hacía poco concejiles ...”.
            ¿¡¡¡¡ Viva la Civilización!!!!? ¿¡¡¡Viva el progreso francés!!!? Querido lector, medita acerca de cómo se comporta la Unión Europea.
            En Navarra, los Diru’Andikis colaboraron entusiasmados con el “progreso revolucionario”, tanto o más que sus colegas de Euskolandia, a quiénes tendrán que convidar para no dejar “ni pizca” de la enorme tajada que se sirvieron. Este es el origen de los más de 3.000 asesinatos protagonizados por los nava-ricos y la guardia civil española, entre julio y octubre de 1936.
            Su procedimiento tuvo dos elementos principales: la amenaza sangrienta de la venganza “revolucionaria” y el engaño, pues en la mayor parte de las ventas de los comunales, los Vecinos se reservaron ciertos derechos, como el aprovechamiento del “cascajo” par la construcción de casas y calles, leña, agua, etc. Hacia 1984, en Larraga ocurrió un caso periodístico. Un Andiki, padre de un miembro de la Excma. Diputación Foral de Navarra (los nombres de ambos constan en la prensa del momento), impidió a unos obreros del ayuntamiento proveerse, como de costumbre, de cascajo para el reacondicionamiento de unas calles. La actitud del Andiki estaba sustentada en una razón muy civilizada: la escopeta que empuñaba.

            Las Cortes de aquel reino de Navarra trataron de zanjar el asunto por medio de ciertas leyes, que por sí solas, dan fe y demuestran lo inescrupuloso que fue el proceso.
            Dado que aquí está el origen de la miseria y de la tragedia de miles de nabarros, analicemos la ley más importante: la 111 (fácil de recordar) de las penúltimas Cortes, propuesta y aprobada en agosto de 1818.
            En primer lugar los Andikis tratan de justificar su proceder echando las culpas de todo al ejército que tanto habían homenajeado: “... no carecen de Justicia originaria las ventas y enajenaciones hechas durante la última guerra por los pueblos ... á no haberlas satisfecho, hubieran sido inevitablemente tratadas con la mayor severidad por un enemigo sanguinario y cruel ...”.
            Un poco más adelante, se presentan como los salvadores de la patria, pues de no haber concurrido ellos con su dinero, los habitantes de Navarra “... tocaban con sus manos el momento crítico de su total aniquilación ...”. La Buena gente sí tenía que ofrecer su vida y la de sus hijos para salvaguardar el bananero reino de aquellos nava-ricos. Los Diru’Andikis, por el contrario, ofrecieron su dinero (obtenido sin el sudor de su frente) pero con la garantía de bienes inmuebles. De vez en cuando, todavía me suelo preguntar de qué pasta está hecha la Gente de Pasta.
            Pero, ¿será imposible creer que ni tan siquiera en momentos de tragedia, los Diru’Andikis optasen por salvaguardar la vida de los nabarros en lugar de sus bienes? Léase con atención lo que sigue y no debe olvidar el lector los numerosos cambios de Concejo Abierto a veintenas, quincenas y oncenas (según el número de Vecinos) que habían impuesto las Cortes del reino de Navarra; algunas de las cuales hemos mencionado en el capítulo 3.
            Las Cortes aquellas pidieron:
            “ 1º Que sean válidas y subsistentes las enajenaciones hechas por los pueblos y cuerpos, que legítimamente los representaban (hay que tener en cuenta que ya existía la resistencia guerrillera y que el ejército “revolucionario” francés, no pudiendo someterla se cebaba en los prisioneros y sus familiares) durante la última guerra que se hubiesen ejecutado a pública subasta.
            2º Que sean válidas las enajenaciones hechas por los pueblos y cuerpos que legítimamente los representaban durante la última guerra, previa justa tasación de su valor, siempre que el precio que se haya pagado no baje de las dos terceras partes de la tasación.
            3º Que las ventas y enajenaciones no comprendidas en los dos capítulos anteriores, no puedan reclamarse pasados trece meses desde la publicación de la presente ley.”
            El decreto del Virrey conviene ser tenido en cuenta:
            “ Pamplona 8 de Agosto de 1818. En consideración á lo que exponeis en este Pedimento, y á fin de evitar muchos inconvenientes y pleitos que podían originarse, queremos que sean válidas y subsistentes las ventas que hubiesen hecho los pueblos, y los que legítimamente los representaban (vuelvo a recordar la existencia de nabarros que resistían, incluso con las armas, aquella invasión) durante la última guerra, con tal que se hubiese ejecutado a pública subasta, y con las formalidades prescritas por esta (aspecto omitido por los Andikis). Igualmente queremos que también sean válidas las enajenaciones  hechas por los propios pueblos en la misma época, siempre que se haya sacado el precio de las dos terceras partes de su tasación; pero los propios pueblos podrán rescatar las fincas vendidas en ese modo y forma (nadie habla de las condiciones ni limitaciones) en el término de cuatro años desde la publicación de esta Ley, con lo que queda proveído el capítulo 1 y 2 de vuestro Pedimento; y por lo que respecta al 3 no puede deferirse á su contexto por los perjuicios que experimentarían las rentas de los pueblos, quienes deberán usar en Justicia del derecho que tuvieren y por el tiempo que este permite las instancias sin deberlo limitar al término de trece meses ni otro alguno.- El Conde de Ezpeleta.”
            Los Andikis recurrieron este primer decreto del Virrey, pero se contentaron con el segundo (13 de agosto de 1818) pues ya era bastante salvaguardar los expolios concernientes al capítulo 1.
Sin embargo, este antiguo expolio Andikil no ha quedado zanjado. Sigue vivo en nuestros días, como es de Justicia Social, a pesar de los 3.000 asesinatos del verano de 1936 y del Catastro de 1948 que “legalizó” estos expolios y otros robos que se cometieron en esa cercana época, tanto en bienes comunales como particulares.

            Aún nos quedan cosas y casos muy importantes por ver, relacionados con la Resistencia Auzokrática. Volvamos al siglo XIX.
            Ante estas y otras iniquidades del Civilismo; ¿se quedaron con los brazos cruzados los auzókratas y la Buena gente?. No, por cierto; además del honor (elemento prescindible para alcanzar el bienestar, pero imprescindible para Estar Bien), les iba en ello la Vida (no confundir con la existencia).
            Gracias a un singular Buruzagi, de ésos que la naturaleza humana brinda con espontaneidad (Tomás Zumalakárregi, Jauna), el vigor auzokrático pudo ser organizado y dosificado, con lo cual se consiguió derrotar a los Civilistas en todos los frentes, pese al apoyo moral, material, militar y humano que estos recibían de Francia, Portugal e Inglaterra (sobre todo). ¿Por qué nos han enseñado que la de los Carlistas fue una guerra civil?
            Conviene que el lector tenga  perspectiva histórica con respecto a este país. El reino de su Majestad Británica fue siempre contrario a los auzókratas, por mar y tierra. Puede constatarse documentalmente esta conclusión, por lo menos, desde el siglo XII (tratados territoriales entre Santso el Sabio de Navarra y su primo el rey de Castilla) hasta 1937 (apoyo a la causa nacionalista vasca). Suelo preguntarme si la Historia cambiará de rumbo en el contencioso actual. Ojalá que los políticos nacionalistas vascos profesionales aprendan o no olviden las enseñanzas de la Historia. Ellos son los que más tienen qué ver en el asunto de la Paz, pero los que menos tienen que perder. Claro que, si no consiguen que la E.T.A. dé su brazo a torcer ... La cosa cambia, dado que es un hecho que ni ellos, ni los franceses, ni los españoles,  se lo consiguen quebrar. Muy difícil está el contencioso en la actualidad, porque además de lo dicho, al parecer no hay modo de que los “etarras” se convenzan de que éllos no podrán conseguir sus objetivos por las armas, como los civilistas no han conseguido el suyo (erradicar o sojuzgar a los eúskaros) en más de 2.200 años.

            Bueno. ¿ Por qué se llegó al desenlace de la guerra auzokrático-carlista mediante el Convenio de Vergara, en 1839? Nunca mejor dicho que “lo que mal empieza, mal acaba”. Ahora bien; ¿ fueron realmente vencidos por las armas los auzókratas? No, por cierto. A pesar de que fueron traicionados por los líderes del carlismo y del ejército enemigo, que faltaron a los acuerdos alcanzados. Los militares carlistas, sencillamente fueron reubicados en el ejército español; con una pequeña inversión, por cierto.
            ¿ Pruebas de lo dicho me pide el lector? ¡ Hace muy requetebien! Ahora daré tres por cada afirmación, para no resultar latoso.

            Traición de los carlistas a los auzókratas en armas:
            Recuerdo al lector que el famoso Convenio de Vergara fue redactado por el jefe militar español (Espartero) conforme a la propuesta (casi textual) del gobierno británico. Fue escrito en Hernani (sede británica) el 28 de agosto de 1839 y ratificado, tres días más tarde, en Vergara. Pero, ¿por quienes?.
            “ En consecuencia del convenio, Espartero llegó al día siguiente a Vergara (30) por haberse previsto la reunión de fuerzas en Vergara. Maroto y su estado mayor estaban en Vergara. Maroto informó a Espartero que él y sus oficiales habían venido para probar su sinceridad y buena fé, pero que lamentaban tener que decir que ninguno de los batallones incluidos en el convenio había obedecido su orden de marchar sobre Vergara, dando como razón de que no podían poner fé en la convención hasta que sus Fueros hubieran sido reconocidos por las Cortes. Este acontecimiento imprevisto pareció paralizar a todos. Nadie sabía qué contestar. Maroto dirigiéndose a mí pidió mi protección. Le dije que podía estar seguro y no tenía nada que temer por lo que a su seguridad personal se refería. Lo mismo aseguró Espartero. Urbistondo y Torre se ofrecieron a hacer otro esfuerzo para intentar que las tropas obedecieran las órdenes de Maroto. “ . Documentos secretos del Foreing Office británico: comunicación del agente Wylde a Palmerston (jefe del gobierno inglés). Vergara, 1º de septiembre de 1839.
            “ Don Carlos en este momento pues, llegó a sospechar que los vascos estaban únicamente luchando en defensa de sus Fueros y él se condujo en varias ocasiones hacia las Provincias con una ingratitud que, por último, le enajenó el afecto de los vascos y particularmente de los principales jefes, muchos de los cuales, él, con malicia, había desterrado y puesto en prisión,”. Lord Jhon Hay a Earl of Minto. A bordo del H.M.S. Nort Star. Pasajes 20 de diciembre de 1839. Por cierto, la Tradición eúskara nos ha hecho llegar versos que nos hablan de este destierro, prisión y asesinato de jefes auzokráticos a manos de militares carlistas. En un anexo de la sacristía de la iglesia del Puy, en Estella, están las firmas de los Buruzagis auzókratas asesinados.

            “ En Elorrio, a las 6 de la mañana del 28 de agosto (1839), reunidos Maroto, Espartero, acompañados de Urbistondo, Wylde y el Brigadier Linaje. Maroto envió a Urbistondo para consultar sobre Fueros con los Comandantes. Urbistondo fue y volvió acompañado de una diputación de oficiales, en la cual se expresó su oposición a la más mínima modificación de los Fueros. Torre habló a Espartero dispuesto a todo, pero se negó a separarse de Maroto.
            No sé bajo qué estandarte seguirán luchando los carlistas como no sea bajo el de Paz y Fueros.” Wylde a Palmerston, Durango, 26 de agosto 1839.

            Engaños del enemigo:

            “ No tengáis cuidado, vascos. Vuestros fueros serán conservados y respetados. Si alguien intenta moverse contra ellos, mi espada será la primera que se desenvaine para defenderlos. Palabras del jefe español (Espartero) inmediatamente antes de la firma del Convenio de Vergara.

            “ Espartero comenzó sus movimientos contra Elgueta a las cuatro de la mañana del día siguiente, después de haber anunciado a sus tropas en una corta alocución que todas las relaciones con los jefes del enemigo (que le habían dado a entender que esperaban una pronta pacificación) se habían roto, porque exigían la conservación de privilegios que eran opuestos a la constitución que él había jurado defender, y que esta era la razón por la que era necesario recurrir de nuevo a las armas ...”. Correspondencia entre Lord Jhon Hay (jefe del ejército británico que luchó contra los carlistas) y Maroto (jefe de los carlistas).

 

            “ El Duque de la Victoria (título conferido a Espartero) no puede alardear de haber ganado la guerra por las armas ni por negociaciones limpias. Se ha terminado con el Convenio de Vergara, el más traicionero que se ha hecho en la historia. Sería satisfactorio que el Gobierno probara que no tiene contacto con estos procedimientos tan vergonzosos. En otra parte se ha dicho que Inglaterra no participa en estas transacciones; pero, no piensan lo mismo el Gobierno y el país. Cuando ha aflorado días pasados a la superficie la abominable traición de Maroto, al querer defenderla, se ha dicho que se limitó a faltar a la lealtad. Mientras no se pruebe lo contrario, hay que pasar por los hechos tal como se sientan en las referencias escritas de que se disponen”. Palabras pronunciadas por el Marqués de Londonderry, jefe del Partido Conservador, en la sesión de la Cámara de los Lores, del 25 de febrero de 1840.
           
            ¿ Vencidos por las armas?
            “ Llamé la atención del General Arechavala (Jefe de Vizcaya) sobre la posibilidad de que él (Espartero) pusiera objeciones a mi interferencia en estos asuntos; el dijo: nadie conoce a Espartero mejor que yo; he servido con él durante veinte años y en los últimos cinco he mantenido correspondencia confidencial con él en todos los asuntos relativos a la guerra civil ... si Vd, puede establecer los fundamentos para las negociaciones de paz, Vd, rendirá un gran beneficio para mi país, ya que, es la única forma por la cual esta guerra puede terminarse ....”.  Lord Jhon Hay a Earl of  Minto. A bordo del H.M.S. North Star, Pasajes, 29 de diciembre de 1839.

            “ Llegaron los vascos, fueron arengados por el Duque ... Estaban sin embargo determinados a mantenerse armados hasta que el convenio fuera ratificado por las Cortes y las partes esenciales de sus fueros reconocidas y se estimó aconsejable no intentar desarmarlos. Los vizcaínos fueron a Elorrio y los guipuzcoanos a Mondragón. Esta es la situación actual, y hasta que la decisión de las Cortes sea conocida, yo no creo que ningún progreso ulterior pueda hacerse. Entre los paisanos deseo de paz ... La causa de Don Carlos ha recibido un golpe de cuyos efectos es imposible que pueda recobrarse. El Gobierno Británico a nada se ha comprometido ...” Wylde a Palmerston, Vergara 1º de septiembre de 1839.

            “ Los vizcaínos no obstante aún retienen sus armas y han expresado su determinación de mantenerlas hasta que la cuestión de sus Fueros sea resuelta. Mientras tanto aparecen perfectamente contentos y no he oído testigo de una sola riña ni deserción.” Wylde a Palmerston, Vergara, 5 de septiembre de 1839.

            Comprados por el enemigo:
            “ A la mañana siguiente –31- llegaron noticias de que los castellanos estaban en camino, pero que los vizcainos y guipuzcoanos, una vez más, dudaban, diciendo que esperarían a Espartero en Andoain. Los castellanos se formaron rodeados por tropas de la Reina, y se enrolaron para seguir luchando por la misma.” Wylde a Palmerston, Vergara, 1º de septiembre de 1839. Lo que ya dije, los militares carlistas fueron reciclados a bajo precio.

            “ Francia envió los cuatro millones de coronas, que la reina de España no tenía. Fueron a Espartero, que estaba encargado de entregarlos a Maroto. En cuanto a los fueros, desde luego que el gobierno de la reina con la aprobación de las cortes no tendría dificultad en prometerlos por su honor, porque sabe que con su honor a nada se compromete.” Noticia publicada por The Times el 20 de septiembre de 1839.

            “ Hemos recibido periódicos y correspondencia de Madrid del 4 del corriente, cuyo contenido es de gran importancia, en cuanto que constituyen una prueba de que las desgraciadas víctimás de la doblez de Maroto en las Provincias Vascas conocerán pronto las verdaderas intenciones del Gobierno de Madrid y de las Cortes. Hemos hallado suficientes indicaciones del espíritu que animaba a los diputados en su sesión del día tres, de la cual publicamos más adelante una información, para convencernos de que los cristinos no abrigan la menor intención de cumplir las promesas hechas al pueblo vasco. La existencia de los Fueros es incompatible con esta Constitución, y el principio vital del Convenio de Vergara entre Maroto y Espartero será de este modo rechazado. Maroto consiguió su ganga, que es lo único que le interesaba. Vendió a su Rey y ha vendido vilmente al pueblo vasco. Lo que el valor de los cristinos nunca pudo conquistar, pueden alcanzarlo por la traición.” Editorial del diario inglés Morning Post del 13 de septiembre de 1839.

            ¡Cuanto me cansan estos pormenores Andikiles!

            Llevamos siglos viendo el resultado de las paces civilistas y esta de 1839 no iba a ser la excepción, aunque no hubiésemos visto lo que acabamos de leer. En 1872 empezó otra guerra, en la que no participaron los del ex’reino de Navarra porque bastante tenían los nabarros con sobrevivir. Por supuesto, me refiero a la Buena gente y a los auzókratas, ya que los Andikis andaban con su recién estrenada Excma. Diputación Foral de Navarra, como niños con juguete nuevo. ¿Contentos?; por supuesto; habiendo conseguido seguir administrando éllos el Sudor de la Buena gente, nada habían perdido con la Ley “Paccionada” de 1841.

            Para colmo de males, los esfuerzos titánicos de mucha gente de ciencia (y conciencia) estaban logrando éxitos y más éxitos, lo cual propiciará que los Mercantilistas se hagan con el mando del “destructor invencible”: la Tecnología Industrial. Merced a esta nave han llegado a su actual cenit: el Capitalismo.

            A pesar del engaño carlista los auzókratas permanecen alertas y parece que empiezan a tener en cuenta las amargas consideraciones del JesuETA, Larramendi: “ Que razón hay, vuelvo a decir, para que esta nación privilegiada no sea nación aparte, nación de por sí, nación entera e independiente de las demás ...”
            La Naturaleza humana no se rinde ante el Civilismo que solo quiere destruirla. Brindará a los eúskaros un singular Poeta, capaz de plasmar los sentimientos auzokráticos de tal forma, que sus “bertsoak” todavía permanecen en la Conciencia de la Etnia eúskara. Su “Gernikako Arbola” es el tenue soplo que sale del fuelle milenario de los Arbasoak (Antepasados, lit. habitantes del bosque).
            Arbola botatzia / dutena pentsatu / Euskal erri guztian / denak badakigu. / Ea! Bada jendia / denbora orain degu / erori gabetanik biagu. (Que tienen pensado derribar el Arbol, en toda Euskalerria todos lo sabemos. ¡A ver!, si hay gente, tiempo por ahora tenemos para no dejarlo caer.) “Gernikako Arbola”, estrofa 5. Año 1853.
            Al cabo de sus más de 20 años de exilio en América, vuelve para morir a su patria. En el Teatro Real de Madrid le tributan un homenaje. Por si acaso y para que nadie se confunda, abrazado a su vieja guitarra, canta bertsos como éste:
            Oi, Euskalerri, eder-maitea!.
            Ara emen zure semea,
            Bere lurrari muiñ ematera
            Besterik gabe etorrita;
            Zuregatikan emango nuke,
            Pozik bai, nere bizia;
            Beti Zurentzat, ill arteraiño,
            Gorputz ta anima guztia.
            Oh, Euskalerria hermosa-amada!. / He aquí tu hijo, / a su tierra un beso para darle, / sin otra intención venido; / por usted daría yo, / contento sí, mi vida; / siempre para usted, hasta la muerte, / el cuerpo y el alma toda.
            Tiene 58 años y está cansado pero baja con dignidad del alto pedestal que los civilistas le han construido para que su mensaje no llegue a los auzókratas, al menos con nitidez. Recorrerá ciudades, villas, pueblos, aldeas y caseríos, cantando y procreando. Alejandro Yeregi, Maestro Carpintero en el valle de Araiz me decía en qué casa de Errazkin había dejado descendencia.
            Pero, la mayor parte de los auzókratas “estaban de vuelta” acerca de los manejos andikiles y por esta razón no mostraron adhesión a la “segunda” guerra carlista, que en realidad fue la primera, ya que la de 1833-1839, hay que catalogarla como auzokrática. Que contase con apoyos andikiles de la calaña que hemos visto, nada contradice la catalogación.

            Iparagirre, el Bardo, debió respirar tranquilo; muy hondo, cuando escuchó en Elizondo (Valle de Baztán, Nabarra) los bertsoak de “... una fuerza espiritual, de un brote espléndido del alma oculta, de una trasparencia de bondad ...”, como describió Arturo Campión a Felipe Arrese Beitia. Un bizkaino que derramaba “... larmes de sang...” (lágrimás de sangre), según confesión del capitán Duvoisin al admirable Antoine Abadie.

            ¿Cuántos eúskaros habrían dejado de captar bertsos como éste?
 Errazoiagaz esango dabe geure urrengo umiak,
            Izan guíñala duda bagarik ero ta zoro garbiak;
            Jakingo dabez Euskeriagaz genduzan eskubidiak,
            Erderazale giñalako egiñ galdu zirala guztiak.

            “Con razón podrán decir nuestros descendientes, que fuimos locos e insensatos; cuando conozcan los derechos que teníamos con el modo Eúskaro, porque nos aficionamos al extranjero (civilismo) perdiéronse todos”.

            Elizondo, valle de Baztán, Nabarra. ¿De nuevo Nabarra? En efecto, porque Nabarra no era solo el pozo profundo donde los Diru’Andikis saciaban sus ansias de poder.
            ¿Creían los Andikis haber extinguido el fuego auzokrático del alma eúskara? Tal vez, pero no era el caso, pues a la menor ventolera se encendería de nuevo. Gamazo, un ministro de Hacienda de un gobierno español, la provocó en 1892. Testigo de los hechos, un excepcional bizkaino, Sabino Arana Goiri, que caminaba desde los 17 años en línea recta hacia la regeneración eúskara, con la nueva bandera desplegada: “ Una admirable unidad de pensamiento es lo primero que le distinguió (al Día Grande de Navarra, 18 de febrero de 1893): todos los nabarros, y no sólo éllos, sino hasta sus huéspedes todos, tenían la mente adherida a una misma idea inmediata, a saber, de resistencia radical o absoluta intransigencia respecto de toda ingerencia extraña que pudiese empeorar la situación político-económica de Nabarra. Revistiose también de una firme unión de voluntades: pues que personas de cualquier condición y partido, ricos y pobres, hombres y mujeres, jóvenes y adultos, niños y ancianos, doctos e ignorantes, católicos y liberales, republicanos y monárquicos, nacionalistas, regionalistas y unitaristas, todos sin excepción, demostraron por el momento unos mismos deseos, una misma aspiración.
            Pero las notas más características del glorioso acto fueron indudablemente la intensidad del entusiasmo, solo posible en pueblos tan patriotas como el nabarro; la prudencia, segura señal de la justicia de su causa; y la universalidad de aquella unidad de idea y unión de corazones, y de éstos entusiasmo y prudencia; pues seguros estamos de que aquel día, no había en rincón alguno de Nabarra, una sola persona que no pensara, sintiera y se enardeciera como los que desde el límite meridional del antiguo reino hasta Iruña vitorearon con el corazón en los labios a la Diputación, a Nabarra y a los Fueros ...De todo lo visto hemos deducido que en Nabarra hay mucho más patriotismo que en Bizkaya. ¿Cuál será la causa?.Entra, lector, dentro de ti mismo, y a poco que reflexiones, has de confesar que los bizkainos estais absorbidos y dominados por los intereses particulares de los partidos extranjeristas o por los cuatro caciques que se sirven de vosotros para sus interesados fines.
            De Gipúzkoa acudieron a Nabarra muchos particulares; pero no formaron grupo o representación. Formáronle los alabeses; ...”.
            Día Grande de Nabarra; Castejón, 1893: los nava-ricos no solo no han querido recordar aquellos hechos, sino que se han encargado de que la mayoría de los Nabarros los ignoren. ¿Por qué razón?; muy sencillo: porque cuando todos los remeros bogan al unísono, la txalupa de los aborígenes pirenaicos es imbatible.
            El Ministerio de la Guerra español hizo caso a sus partidarios del País Vasco respecto de que “ ...el año pasado intentó la Diputación Navarra entrar en inteligencia con las de Alava, Vizcaya y Guipúzcoa, a fin de adoptar una misma actitud ...”; y por esta razón postergó su actitud.
            Alejado el peligro de La Gamazada, que afectaba directamente a la autonomía Diru’Andikil, los nava-ricos volvieron por sus fueros y los Nabarros prosiguieron con los Usos y Costumbres, base de la Auzokrazia eúskara.
            Sin embargo, aquel ambiente febril tenía muchas fisuras, que el sagaz Bizkaino no quiso destacar, pero tampoco dejar de mencionar. Por esta razón debió escribir aquello de “...todos sin excepción, demostraron por el momento unos mismos deseos ...”
Demasiado pronto se vería que aquella unión anti-natura, entre nava-ricos y Nabarros, no era sino fruto de una fiebre pasajera, de la misma clase que tantas veces ha producido solidaridades ficticias entre auzókratas y civilistas, acarreando matanzas horribles en el seno de la Buena gente.

            ¡ ¿ Cuánta sangre les costará, bien pronto, a los Nabarros esta asociación febril.?!

            Cual profeta, Sabino Arana lo presagió: “ No importa que los carlistas se atribuyan la gloria de la actitud de los nabarros ... desde hoy podríamos predecir, sin presumir de profetas, las consecuencias que sucederían a los diversos resultados de las elecciones: si los carlistas vencieran en ellas, Nabarra cae, pero también el carlismo, quedará herido de muerte por haber incurrido en tan infame imprudencia; ni los nabarros podrán esperar ya Fueros, ni los carlistas verán el triunfo de sus ideas; los efectos serán destructores para ambos bandos y de ruina para Nabarra; y el único que se aprovechará del botín de guerra y del fruto de la victoria será el gobierno español ...” Bilbao, 31 de agosto de 1894.
           
            ¿ Qué nos queda de aquel Día Grande de Nabarra?. ¿ Qué de aquella Gamazada discursora y banquetera? ¡Nada!. Mejor dicho, nos quedan los testimonios de los que prometieron y no cumplieron.
            Pero; ¿ del ardor auzokrático espontáneo tampoco nos queda nada? Si, por cierto; mucho, tan variado como ignorado: un alzamiento armado, unas Coplas de Monteagudo, una Cartilla Foral, un monumento a los Fueros sufragado por donativos populares, que en al año 2000 todavía no ha sido inaugurado –oficialmente-, y un Libro de Honor de los Nabarros. Un grueso libro que solo tiene cuatro páginas de texto, pero MÁS DE 100.000 FIRMÁS DE AUZÓKRATAS.
            Querida lectora, si tienes curiosidad por saber si posees ascendencia auzokrática, te recomiendo que ojees en dicho Libro para ver si están tus antepasados.

            Como los terremotos, nunca puede predecirse cuando dispondrá la Naturaleza del Civilismo ni de qué modo; ahora bien, de que dispondrá de quien le agrede, tarde o temprano,  no hay duda. No debe olvidarse que la criatura más evolucionada del planeta es el ser Humano, pero que no es indispensable. Los ejemplos que demuestran la disposición reiterativa de la Naturaleza para disponer de lo que le resulta negativo son múltiples, desde la mítica Atlándida a las civilizaciones más afamadas, incluyendo a ciudades grandiosas, de las que  solo han quedado vestigios pétreos (en el mejor de los casos).
            Más o menos del mismo modo, también la naturaleza eúskara suele disponer de ilustres civilistas que no hayan perdido totalmente su instinto humano. Al igual que el hipnotizador con sus chasquidos, la naturaleza eúskara despierta de la magia civilista, con tañidos como los de La Gamazada, a gente como Esteban Pérez Tafalla. Todo un Diru’Andiki, incluso por tradición familiar, convertido en auzókrata de primera fila. Ya en 1772 vemos a uno de sus ancestros (Sebastián Pérez Tafalla) acometiendo con violencia a los auzókratas de Lizarra-Estella que se resistían a obedecer sus dictámenes acerca de cuáles personas podían ser elegibles para Alcaldes y Regidores.
            Don Esteban murió de pena patriótica, como Sabino Arana y su padre; como José Antonio de Agirre y Lekube o Patxi Larrainzar, sin embargo, nos dejó muchas obras que siguen (seguían en 1986) beneficiando a sus vecinos-descendientes, tal y como puede comprobarse en Muruzábal (carretera Pamplona-Estella). Pero su herencia más destacada es una “Dedicatoria a Nabarra”; al menos para los que no hayan olvidado que “no solo de pan vive el hombre”. Está inserta en el Libro de Honor de los Nabarros, conformando dos de sus cuatro páginas.
            Don Esteban corrió con los gastos de la impresión de dicho Libro de Honor de los Nabarros y donó un ejemplar a todos y cada uno de los ayuntamientos de Nabarra. ¿ Cual era su intención?. El mismo nos lo dice: “ Mi súplica, mi encargo se cifran en que éste libro ni para la actual generación de nabarros sea simplemente un objeto de más ó menos viva curiosidad, ni en la sucesión de los tiempos se limite á ocupar un puesto material en los archivos y bibliotecas. ... Leed con frecuencia este libro, que lo lean con frecuencia las generaciones venideras, porque si bien no han de hallar en él más que la aridez de unas firmás bajo una legal protesta, tampoco se lee otra cosa en los grandes monumentos levantados á la gloria de los pueblos, y sin embargo, el patriotismo y la vergüenza se inflaman ante ellos hasta formular mudos pero imponentes juramentos.
            Pero leedlo, que lo lean solemnemente, muy en especial en las reuniones populares, mientras la Providencia no permita la reproducción de aquellas antiguas solemnidades, dedicadas por la corona y por el pueblo unidos, en los tiempos felices de nuestra completa autonomía, á la confirmación de nuestros derechos y libertades. ... Dios os demande el criminal abandono de la causa de los Fueros.”
            ¿ No querrá saber el lector qué hicieron con el Libro de Honor de los Navarros los vencedores de la Cruzada Católica de 1936? En el mejor de los casos, fue arrinconado o vendido a los anticuarios, pero la mayor parte de los ejemplares fueron destruidos.
            ¿ Por qué razón? Es obvio; los navarristas cimentan su legalidad, es decir, el Amejoramiento del Fuero de 1982, en la Ley “Paccionada” de 1841 y los Nabarros, en número cercano a los 110.000, rubricaron en su Libro de Honor la adhesión incondicional y su afecto a “ .. la Patria, este antiguo y nobilísimo Reino de Navarra, hoy modesta provincia de otro que cometió el desacierto de empequeñecerlo en vengativo homenaje a una suicida nivelación ... Pero esto no es todo, porque aquellos 110.000 Nabarros de 1893, reclaman “... no precisamente el fuero mermado, no al simulacro de autonomía que representa la ley paccionada, sino al fuero íntegro, ...”

            Ni los hechos, ni la palabra, ni la firma de sus Antepasados parecen conmover a los nabarros del año 2000. ¿¡Tan profunda es su desnaturalización?!.

            Así llegamos al siglo XX, a unos 2200 años de que los cartagineses y romanos hicieran del río cultural, del Ebro, una frontera militar.
            La Cultura Eúskara veía cómo se maduraban los frutos de aquellas semillas regeneradoras, sembradas desde el siglo XV, y que con tanto esmero fueron cuidadas en la segunda mitad el siglo XIX.
            La restauración de la Auzokrazia también parecía ir por buen camino, a pesar de las fisuras de los partidos políticos. Sin embargo, los frutos no pudieron saborearse porque los civilistas reaccionaron conforme a sus instintos y porque algunos personajes del nacionalismo vasco “metieron la pata hasta el hondón”.
            Es terrible ver cómo se sigue tergiversando la Historia. Por ejemplo, en la Navarra foral de 1936 no hubo frente de guerra; pese a lo cual, en solo tres meses, fueron asesinados más de 3.000 nabarros. Se habla de guerra civil, de lucha encarnizada entre dos bandos, pero eso es un mito, una falsedad tan burda como la de la “revolución” francesa o la Reconquista de España. Si quisiéramos aceptar lo de los dos bandos, estos fueron: el de los asesinados y el de los asesinos.

            Al cabo de una generación los eúskaros vuelven a la insurrección, incluso a la de signo militar. Pero E.T.A. (Euskadi ta Askatasuna – Patria y Libertad) no fue un conciliábulo católico ni una junta militar para impulsar la guerra de guerrillas, sino que en dicha organización convergieron muchas personas, la mayor parte de éllas de raigambre eúskara. Sin embargo, la mayoría no conocía su Cultura y el nivel de la Conciencia de su Etnia era muy bajo. No tengo dudas al respecto: aquellos guerreros se movían por instinto.
            Esos gudaris estaban en contra de un mito que les había sido inculcado en las escuelas; un mito, digo, llamado España. Sus esfuerzos bélicos no surtieron efecto y el mito sigue vivo. Nada de extraño hay en ello debido a que un mito no puede ser pasado por las armas. Para destruirlo solo resulta eficaz la Cultura. Es obvio que en “el caso vasco”, lo natural, sería echar mano de la cultura aborigen, la Cultura Eúskara, no solo por ser la original, sino porque ha conseguido sobrevivir a tanta barbarie e ignorancia. Habría que echar mano, en especial, de uno de los elementos de cultura menos valorado: la Conciencia de la Etnia, Burjabetasuna, en el idioma aborigen.
            Al desconocer su Cultura y la Trayectoria de sus Antepasados, aquellos nativos metidos a gudaris, no podían escuchar la llamada de sus antepasados, Arbasoen Deia, y por tanto no sabían cómo llegar a independizarse. Poco o nada sabían de su Patria Eúskara, de la auténtica no de la civilista, de su milenaria Nacionalidad del Lan, de la Auzokrazia. ¿Y de la Libertad?
¡¡¡Qué poco sabían de la Libertad original, la de “nik,nire eskukoa naiz”!!!!.
Sin embargo, su instinto eúskaro estaba lo suficientemente vivo como para hacerles saber por dónde no tenían que caminar.No se si  este instinto estaba en el altruismo o en el Gen Egoista, mencionado por los biólogos moleculares, pero de que estaba, estaba.
            Con el tiempo, de la participación colectiva en la lucha armada se pasó a la selectiva y las discusiones teórico-políticas se hicieron tan frecuentes como inútiles. Como en “El cuento de la lechera”, los miembros del “aparato político” se desvivían en discusiones bizantinas. Aquellos personajes tenían un desconocimiento brutal de la cultura aborigen, de la Eúskara. He dicho brutal porque además de no saber, no querían aprender. Todo lo de fuera les parecía mejor que lo de Casa. Teorías de poco más de cien años les resultaban preferibles a realidades de más de cinco mil años. Las crisis “ideológicas” les llegaron a raudales: ¿qué podía esperarse de personajes tan desunidos?
            La llamada Mesa de Alsasua congregó a muchos auzókratas, instintivos y de buena fe, que leían pero no entendían los comunicados de los teóricos de aquel “aparato político”;  ahora bien, si respetaban la entrega y el valor de los guerreros. Craso error el de la Buena gente, creer que todos los miembros de aquella organización eran gudaris. Ya lo dice el refrán: “Donde hay personas dispuestas a sacrificarse por una Causa, aparecen personajes dispuestos a vivir de la Causa”.
            Los de aquel “aparato” no tuvieron mejor idea que engullir el fruto de la Mesa auzokrática, porque no podían aceptar que la Buena gente se viese representada en Herri Batasuna y no en su moderno partido político, HASI. No contentos con ello, encaminaron sus esfuerzos hacia la conversión de la coalición auzokrática en un partido político español y llegó el día en que solicitaron su inscripción en el registro correspondiente del Ministerio del Interior del Reino de España. Conforme al más puro estilo civilista, después, se hicieron cargo de los cargos y a partir de entonces llegó la decepción auzokrática. Hasta esa época todo se debatía en asambleas, pero desde entonces, todo se decidía en una Mesa.
             Otro error craso, típico de los partidos políticos de Euskolandia. Sabino Arana ya había hecho una descripción del partido carlista de su época, que se auto consideraba heredero único de los auzókratas del siglo XIX:  “ El carlismo de ayer era de guerra; el de hoy es de paz. El carlismo de ayer apenas resollaba en la paz; el de hoy está en su elemento dentro de la legalidad. El carlismo de ayer estaba en el pueblo y carecía de influencias; el de hoy tiene sólidos contrafuertes en Madrid y otros puntos de estrategia de paz.”
            Yo asistí a la Asamblea Nacional del PNV en la Ciudad Deportiva Amaya (Pamplona. 1977) siendo uno de los que salió decepcionado por su alto grado partidista.
            ¡ Cuántas veces escuché-hablé con los hermanos Irujo, los Estornés Lasa o Santi Doxandabaratz! Recuerdo que don Manuel Irujo le solía repetir a su hermano: - Tú ya sabes que yo soy un hombre muy disciplinado. Dos hermanos, dos nacionalistas vascos, en dos partidos políticos, incapaces de aunar fuerzas en pro de objetivos comunes. ¡Inaudito!.
            La adhesión de mi joven y apasionado corazón al nacionalismo vasco no era de índole personal ni mucho menos, partidista, sino Ideal. Con el paso del tiempo llegué a tener constancia de la existencia de otro partido dentro del Partido Nacionalista Vasco. El PNV tenía un lema oficial:” Jaungoikoa eta Lagi-Zarra” (J.E.L. Dios y Ley Vieja), el slogan del otro era, “Lehen Alderdia eta gero Aberría” (primero el Partido y luego la Patria). Su primer líder, incluso desde antes de la entrega-toma de Bilbao fue don Juan Ajuriaguerra. El carácter civilista de aquella organización partidista es nítido. Sus errores estratégico-políticos acarrearon una sangrienta tragedia en el seno de la Buena gente, además de un retraso (quién sabe si desvío también) en el proceso de regeneración de la Cultura Eúskara, iniciado a mediados del siglo XIX. Baste decir que don Juan Ajuriaguerra  fue quien hizo pública la parcialización del PNV con la República Española, en contra de lo acordado por su partido en San Sebastián, pocos días después de la insurrección de Franco. En aquella reunión se redactó un documento mediante el cual se proclamaba la neutralidad del PNV respecto al conflicto iniciado por Sanjurjo, Mola y Franco. A él le encomendaron la misión de hacer llegar a la prensa dicho documento. Sin embargo, don Juan Ajuriagerra se fue a la radio y leyó su propia proclama de adhesión a la República. Y no satisfecho con este desleal acto,  este señor fue el impulsor más decidido del Euzko Gudarostea (Ejército Vasco) y de su rendición siniestra a las falanges italianas sin contar más que con los miembros del sector Alderdista.  Dirigentes del PNV tan destacados como el propio Lehendakari (J.A. Agirre y Lekube) o el interlocutor del Gobierno de Euskadi con el Reino de Italia (Rvdo. Alberto Onaindía) no estuvieron informados de los detalles de dicha rendición. Don Manuel de Irujo o el Estado Mayor del Ejército de Euskadi, desconocían completamente las negociaciones y el desenlace acordado por los alderdistas con los italianos.
            En una nota de los Servicios Secretos Italianos (18 de julio de 1937) se explica el motivo de tan civilista modo de actuar: “3º ... Afirman los vascos que su ejército está compuesto de milicianos que tienen una disciplina muy peculiar, a los cuales no es posible comunicar de antemano los acuerdos tomados, y que por ello es preciso ponerlos en un momento dado frente al hecho consumado.” (Traducción del original italiano hecha por el Rvdo. Onaindía).
            El 18 de agosto de 1937, el Sr. Lasarte (delegado de don Juan ante los falangistas italianos) envía a los Flechas Negras una nota con el siguiente encabezamiento: “ SITUACIÓN DEL EJERCITO VASCO, HOY, 18 DE AGOSTO DE 1937”, en la que describía la ubicación geográfica de los efectivos militares vascos. ¿Se imagina el lector que la dirección de E.T.A describiese al Gobierno Español dónde se encuentran sus comandos?

            La rendición del Euzko Gudarostea debía concluir a las 24 horas del 24 de agosto de 1937. Don Juan Ajuriaguerra salió del aeropuerto de Biarritz a eso de las cuatro de la madrugada de dicho día para ponerse al frente de la operación. El día 25, don Jesús María de Leizaola (destacado dirigente del sector Alderdista), don Gonzalo Nárdiz y el comandante franquista Troncoso, salieron de San Juan de Luz en un destroyer inglés rumbo a Santander. Allí recogieron a los miembros del Euskadi Buru Batzar (ejecutiva del PNV) y a 17 presos franquistas liberados del penal de Santoña por milicias del PNV. Quedaron al frente de la rendición don Lucio Artetxe, don Iñaki Unzeta y don Juan Ajuriaguerra.
            ¡¡¡¡ Qué horror!!! Espartero no venció a los auzókratas por las armas sino por la traición. Las falanges italianas que luchaban en el frente de Bizkaya tampoco vencieron por las armas a los gudaris. ¿Otra vez la misma historia? ¡¡¡ Mucho peor!!!
            Señores Lucio Artetxe, Iñaki Unzeta y Juan Ajuriagerra, ¿cuántos gudaris comenzaron a ser fusilados al día siguiente en las inmediaciones del penal recién liberado por uds?
           
            Pasemos a otro asunto.

            ¿Cabe pensar que los partidos nacionalistas vascos sean producto de la Auzokrazia? Juzgando por sus hechos y procedimientos dudo mucho que pueda comprobarse su ascendencia auzokrática.
            El posibilismo político forma parte del Civilismo más ortodoxo y, como ya dije al principio de este ensayo, la Auzokrazia no es un sistema de gobierno, sino una Actitud de los eúskaros para autogobernarse. Los auzókratas no  pueden delegar, sino que tienen que participar, tanto en las deliberaciones (Batzarreak-Juntas de Concejo Abierto) como en las actuaciones (Auzolán-Trabajo de los Vecinos a favor del Bien Común). No debe olvidar el lector que un electo, en Auzokrazia, no manda, sino que es un “mandao”, un portavoz de los Vecinos. Es trasmisor de los acuerdos tomados en Asamblea y en modo alguno puede alterarlos.
            Se quejan algunos políticos profesionales (liberados o electos, según la jerga de cada grupo) de la desidia de la Buena gente y que debido a esta mítica realidad, ellos se ven forzados a tomar sobre sí todas las responsabilidades. Otros se mofan del utópico anacronismo que supondría revitalizar la Actitud de los aborígenes pirenaicos para el auto-gobierno. La Historia Etnológica les desmiente y la Etnografía muestra que son múltiples y positivos, los efectos del Auzolán, desde centros de enseñanza (ikastolas, gau-eskolas, grupos de danza, museos, ...) hasta restauraciones de monumentos, pasando por eventos culturales o actividades solidarias con el mundo entero.
            Respecto a la utopía del “anacronismo”, tal vez fuera bueno echar otro vistazo al Diccionario de la Real Academia española de la Historia (para que nadie pueda acusarme de parcializado, ni tan siquiera desde un punto de vista documental), pues hablando de las Juntas Generales del Señorío de Vizcaya en el año 1800, que solo se parecen en el nombre y ciertas formalidades a las Juntas actuales de Vizcaya, nos dice: “ Tiénense estas Juntas a puerta abierta, y á nadie se niega la entrada. Los asuntos se tratan primero en castellano, y luego se explican en vascuence; y es de admirar el buen órden que se observa, y el decoro que se guarda en unos congresos tan numerosos y compuestos en gran parte de gente aldeana. ... Hay también otro modo de Juntas que se llaman de merindades ... se concede igual autoridad a los decretos de unas y otras Juntas, habiendo solo algunas cosas reservadas a las generales de Gernika.
            Es una de ellas la elección de oficios que se hace todos los años de número par. A este fín se hallan divididos los pueblos del señorío en dos bandos llamados el uno Oñezino y el otro Gamboyno, que traen su origen de las disensiones civiles que agitaron al país en los tiempos pasados. Entre los de cada bando se sacan por suerte tres electores, cuyos apoderados proponen para cada oficio cierto número de personas que de nuevo se sortean. Así se eligen por cada bando un diputado, 3 regidores, un síndico y un secretario. ... También a veces se nombran diputados generales electos por aclamación de la Junta: honor que suele hacerse á hijos del país colocados en puestos eminentes.”
            No será malo completar la visión del “anacronismo” con algo de lo que acontecía en Alaba, en esa misma época: “ Es muy respetable en Alava el oficio de Alcalde de Hermandad: en la segunda de las leyes del año 1417 se establece “que haya alcaldes en esta hermandad para que los querellosos querellen de los malhechores a estos alcaldes, ó qualquier de ellos más comarqueros, para que los alcancen (función policial) é cumplan de derecho (función judicial), y los tales alcaldes que fueren puestos en las dichas hermandades é en cada una de ellas, que sean omes buenos, llanos é abonados é comunes, sin sospecha ... é amen de facer justicia ...” Tiene la provincia 75 alcaldes repartidos en sus 53 hermandades, las quales hacen el nombramiento en el primer dia del año ... y concluido el año de éstos, son residenciados en junta general, adonde deben acudir con testimonio que acredite haber desempeñado fielmente su obligación.
            Pero el oficio y empleo más señalado y honorífico de la provincia es el de Maestre  de Campo y Diputado General ... En las Juntas Generales y Particulares es el presidente de las asambleas, pero no tiene voto alguno, ni puede impedir que qualquiera de los constituyentes proponga en ellas lo que tuviese por conveniente; y todo el tiempo que duran estos congresos cesa el exercicio del empleo de Diputado General en quanto a los negocios de gobierno político y económico de la provincia y sus Hermandades, en cuyas circunstancias residen en la Junta todas las facultades ... Goza en fín de otras muchas regalías y facultades de los antiguos Comisarios de Hermandad, cuyos oficios se reduxeron á muy poco después del establecimiento de Diputado General en el año de 1476, que á la sazón se titulaba juez executor de los casos de hermandad ...”.

            Es comprensible que los políticos vascos profesionales presuman de democracia y espero que el lector tenga suficiente con los datos expuestos hasta el momento, para darse cuenta de que dicho sistema no tiene nada qué ver (nomenclatura y formalismos aparte) con la Auzokrazia. Para él que no está muy puesto en las cosas griegas, creo un deber advertirle, que la democracia actual no es sino un sucedáneo de la griega.
            Voy a concluir este capítulo con la esperanza de no haber reducido en exceso los datos relativos a los últimos 2.250 años de la Auzokrazia, caracterizados por la actitud de los aborígenes pirenaicos: resistencia al Civilismo en defensa de la naturaleza humana.


5 – PRESENTE Y FUTURO DE LA AUZOKRAZIA

            Este capítulo, pese a su rimbombante título, no creo que pase de ser un simple relato de experiencias y reflexiones. Aunque tengo muchos más datos a mi alcance, carezco de lo que en realidad es imprescindible para servirme de ellos con eficiencia: las vivencias directas. Debido a la persecución policial del Reino de España contra mi familia, desde 1986 estoy ausente del País de mis Amores: EUSKOLANDIA.
            En una sociedad tan convulsionada como la vasco-europea es muy difícil reflexionar sin estar condicionado por los pasados y futuros inmediatos. El presente, asediado por acciones y reacciones de toda índole, no es propicia circunstancia para el análisis científico ni para la reflexión personal.
            A 8.000 km de distancia, cercenada la posibilidad de regreso, so pena de volver a poner en peligro mi integridad física, las cosas pueden verse de modo muy diferente. Desde un calabozo del Reino de España también se ven de otra manera. Lo sé, porque fui obligado a pasar por ellos en dos ocasiones. La primera vez, además, me hicieron pasar por las cárceles de Carabanchel, Alcalá Meco y Pamplona. La segunda “no” me sorprendieron; yo mismo me presenté en mi Casa cuando una vecina me avisó que había sido asaltada por varios hombres armados. Al cabo de diez horas de secuestro (durante varias horas negaron mi detención junto a una tia y nuestra difunta madre); una vez liberado, un miembro del PNV, además de hacernos la caridad de recogernos en plena calle y citar al Excmo. Sr. Gobernador de Navarra para que testificase las heridas inflingidas por los funcionarios policiales a sus órdenes, nos llevó al servicio de emergencias de la Residencia Virgen del Camino. Allí fuimos curados de los traumás físicos mi difunta madre y yo. Mi tía madrina, quedó tan aterrada que no sentía ni los dolores que sus moratones delataban. La pertinente denuncia por torturas fue presentada en el tribunal correspondiente del Reino de España. Ignoro si se le dio curso.
            Hubo una tercera ocasión, en 1986, pero no fui detenido porque hice caso de las amenazas lanzadas por un inspector de la policía del Reino de España, en la secretaría del tribunal donde consignábamos la denuncia por torturas. Por prudencia elemental me ausenté de mi Casa hasta ver si era capaz de cumplirlas. Habiendo leído en la prensa el asalto policial a mi residencia y visto las fotos que en primera página no daban margen de error a la noticia, asumí que la hora de mi exilio había llegado. Al saber que habían puesto “patas arriba” el Museo Etnográfico Nabarro y expoliado su archivo, lloré con amargura.
            ¿Cómo reaccionar ante la fuerza bruta? Ya éramos ocho los miembros de la familia que habíamos sido pasados por los calabozos del reino español. Decidí que tal vez, si hacía caso de las amenazas policiales y me marchaba, nos dejarían en paz. Parece que en cierto modo acerté. En cierto modo, digo, porque la policía española me tiene sometido a vigilancia y he sufrido atentados, tanto a mi vida como a propiedades.
            Pero mis sorpresas no habían hecho más que comenzar.
            La primera fue al regresar al País donde nací. Antes de abandonar suelo eúskaro tuve ya constancia de que no todas las autoridades venezolanas creían en las versiones que los funcionarios del Reino de España daban, acerca del contencioso vasco.
            Una vez en el País, solía intercambiar opiniones con muchos venezolanos por cuestiones de trabajo, familiares y afectivas. Conversaba una vez con un Senador de la República (adscrito al partido social-demócrata, en el poder) y éste no daba crédito al cúmulo de informaciones que yo le daba respecto del talante opresor de sus colegas españoles, también en el poder. Mucho mayor era su asombro con respecto a lo que le refería de la mentalidad y hechos de los “socialistas”. Cuando terminó nuestra larga charla, a un tío mío, el Senador le dijo: - Caramba, Hermano, si en España hay muchos “terroristas” como este sobrino suyo, bien pudiera Felipe mandarnos unos cuantos.
            A los pocos meses, el Jurado del II Festival de Cine Indigenista, celebrado en Río de Janeiro (1987), otorgaba el segundo premio (sección de video) a uno de los documentales venezolanos presentados a concurso, cuyo título era “KARIÑ’A”. Este documental acerca de los aborígenes asentados en la sabána del Estado Anzoátegui fue financiado por CORPOVEN (filial de Petróleos de Venezuela SA) y realizado por la Fundación La Salle, bajo mi dirección. En una tarjeta oficial, el Senador social-demócrata me hizo llegar una felicitación “en criollo”: - ¡Bien hecho, compay!
            Y también a los pocos meses, los seis refugiados vascos que monseñor Laboa asiló en su residencia oficial, durante la invasión norteamericana de Panamá, eran acogidos en Venezuela. Al tiempo, un avión de la Fuerza Aérea española trasladaba desde Argelia hasta la República que me vio nacer, a un grupo más numeroso de refugiados vascos. ¡Cuan felices coincidencias!
            En Venezuela existía un contingente numeroso de nacionalistas vascos, muchos de ellos adscritos al PNV. No por haberme presentado a diversas elecciones bajo sus siglas fui a pedirles nada: ¡Tan hastiado estaba ya de la desunión de los políticos vascos! Eso sí, me ofrecí desinteresadamente a brindar mi colaboración para cuestiones culturales. La respuesta del entonces presidente del Centro Vasco de Caracas tardó en llegar más de dos meses, haciéndome la observación de que dicho centro no reunía las condiciones para actividades de ese tipo. Afortunadamente, no todos los vascos residentes en Caracas eran afiliados tan acérrimos de un partido político. Cambió la Junta Directiva del Centro Vasco y pude impartir un largo curso de Euskal Ezikera (Cultura Eúskara) con gran afluencia de oyentes.
            Sin embargo, a los dos años y medio de vivir en la capital venezolana, sentí que poco más tenía que hacer en los ambientes nacion’alistados, donde la discusión bizantina era la nota dominante. Algo andaba mal, muy mal: ¿cuál era la razón por la que los Ideales que servían para unir a la gente en la lucha frontal, no sirviesen para unirla en la vida elemental?  En Euskolandia se recurría al tópico de acusar a la represión policial ejercida por el Reino de España y la “Republique” Française. ¿A quien se acusaría en Venezuela? ¿Culpables los Ideales? No, por cierto: culpables los “idealistas”.
            No tuve dudas al respecto y me fui hacia el interior de la Naturaleza, a las sabanas del Estado Anzoátegui, con la intención de vivir de otro modo y poner a prueba mi personalidad. Allí, en una finca llamada La Guzmanera, a 60 km de la ciudad más cercana, sin servicios convencionales de luz, gas, teléfono ni agua potable, pude ir reordenando muchos temás conforme a las experiencias de mi vida. Como nadie tomaba en cuenta mis reflexiones, decidí “echar p’alante” y trasladé a folios de papel mis nuevas conclusiones.
            Conocí a muchos vascos de ascendencia y de ningún nacion’alistado recibí nunca mejor trato, siempre a cambio de nada. Aquellos partidistas, dejando a un lado sus autoproclamaciones, de eúskaros tenían muy poco, era evidente; pero, ¿qué tenían de vascos? Todavía suelo reflexionar al respecto.
            Centrado en la reinterpretación de mis conocimientos e investigaciones, comencé a obtener resultados, pudiendo llegar a distinguir las diferencias esenciales entre nava-ricos y Nabarros, o entre Vascos y Eúskaros. Las mutaciones culturales eran magnas. Ahora bien; ¿deja una persona de ser eúskara cuando pierde su idioma nativo? No: en absoluto. A don José Miguel Barandiarán se lo oí, y oigo, pues tengo muchas de sus clases grabadas,  repetir una y otra vez: el idioma no forma parte de los elementos de cultura típicamente humanos. Por el contrario, cuando alguien deja de comportarse como un eúskaro, la situación cambia por completo: una cosa es hablar en vasco, y otra, mucho más importante, vivir en vasco; es decir, al estilo vasco.
           
            Tuve relación con aborígenes venezolanos y con excelentes antropólogos que se habían dedicado, y dedicaban, al estudio de sus culturas. Como consecuencia de ello pude ver con claridad suficiente que los Eúskaros venían a ser los indios y los vascos, los criollos (tan variopintos y complejos, ellos).

            ¿Y yo qué era?: ¿”indio eúskaro” o “vasco criollo”? Era evidente que me sentía indio pero sospecho que actuaba como criollo. Gracias a mis investigaciones etnográficas y estudios histórico-etnológicos, pude comprender que no era una locura intentar desprenderme de mis lastres Civilistas. 
Esta idea quedó reforzada al estudiar a personas (educadas en el civilismo más rancio) que pudieron romper esa maraña tendenciosa y lograron vivir, sentir y actuar como eúskaros; muchos de ellos como eúskaros esclarecidos. Incluso, uno llegó a ser incorporado a la mitología eúskara (Axular).
            Aquel abad de la Aldaba del siglo XIII, Lop d’Arceiz, Juan de Billela, Otsoa de Labiero, Domenjón de Andía, San Carlos de Viana, don Pedro de Nabarra, Fco de Vitoria o de Xabier, el doctor Azpilikueta, D’Etchepare, Axular, Matalats, Larramendi, Mogel y Urkiza, Ulibarri-Galindez, J.B. Elizanburu, T. Zumalakárregi, A. Chaho, A. D’Abadie, Iparagirre, Campión, Pio Baroja, Sabino Arana, T. Aranzadi, R.M. de Azkue, J.M. Barandiarán, entre muchos otros, lo habían conseguido. Si éllos lo consiguieron; ¿ por qué razón no había de conseguirlo yo? ¿Tendría alguna utilidad aquella conversión? Debido al escaso nivel de Conciencia de su Etnia que había observado en mis compatriotas, supuse que sí. Había comprendido que un mito civilista no podía ser destruido de otro modo que no fuese con la toma de conciencia cultural. Me puse manos a la obra.

            En la soledad del antiguo territorio Kariñ’a llegué a ver que el Reino de Navarra del siglo XV era una síntesis casi perfecta de los desastres acaecidos en Euskolandia, desde la llegada de los cartagineses y romanos, con su peculiar Civilismo. La documentación histórica es abundante y objetivizada por medio de la Etnología y de la Etnografía, brinda una luz radiante a los Ojos del Alma. Ojos con los que se puede aprender de los errores del pasado para enmendarlos en el presente y no volverlos a cometer en el futuro.
            Convencido como estaba (y estoy) de que no podemos desprendernos de la memoria étnica si queremos sortear los obstáculos del presente y no volver a cometer los errores del pasado en el futuro, escribí mi primera obra de historia etnológica, titulada “Larrondoa”. Una familia del valle de Roncal encarna a los eúskaros de aquella época, su pensamiento, actitudes, humanismo y enfrentamientos a los Andikis. Mis conocimientos etnográficos me permitieron poner en boca de aquellos roncaleses “bertsos” eúskaros de diferentes autores y épocas, a pesar de lo cual “venían a cuento” sin que se notase anacronismo en la esencia. ¿Por qué? Sencillo; porque a la Buena gente, sea eúskara o no, siempre le han motivado y motivarán los mismos ideales y le han atacado y atacarán los mismos señores.
            No encontré ninguna editorial interesada en publicar dicho estudio, a pesar de que solo en su primera parte contiene más de 350 citas documentales que avalan la descripción de los acontecimientos acaecidos en los trece años que abarca, desde 1450 a 1463.
            ¿Qué no me desanimé?. ¡Por supuesto ... que sí! De hecho, la segunda parte está por redactarse.
           
            Sucedió en aquel tiempo que el periódico “español” ABC publicó varios reportajes injuriosos, llenos de mentiras, relacionados con los refugiados vascos que vivían en Venezuela. En uno de ellos, enmarcado dentro de otro más general, había una referencia al “Gudari nacido en Caracas”. Con anterioridad, tanto la revista Interwiú como Blanco y Negro, se habían hecho eco de filtraciones de la policía del Reino de España, según las cuales yo estaba encuadrado en los comandos guerrilleros de ETA, dispuesto a entrar en España en cualquier momento. Las autoridades y mis amigos venezolanos tenían puntual conocimiento de la evidente falsedad de aquellas informaciones, pero la ofensiva de los post’godos me inquietó. ¿No se suele decir que “a la tercera va la vencida”?.
            Cambiamos de nido, “por si las moscas” y porque ya creía  haber superado la etapa de pruebas a que sometí mi personalidad.
            Casi al mismo tiempo nuestra hija mayor comenzó a la escuela y al recordar yo la temprana edad en que mis inquietudes patrióticas se manifestaron, pensé que tenía que hacer algo para que nuestra niña no tuviese que desenmarañar los mismos galimatías de la historia escolástica que yo.
            Por este motivo escribí, “Eskualdunak, aborígenes europeos: ¿en peligro de extinción?”, una síntesis de la trayectoria de los eúskaros en los últimos 5.500 años. Al concluir dicho ensayo de historia etnológica, creí que también podía resultar útil a los eúskaros de buena voluntad, para la recuperación de la Conciencia de su Etnia.
           
            Con el pelo canoso, recién retomada mi actividad artesanal con la madera, apareció el Pacto de Lizarra-Garazi, la Tregua de E.T.A. y la Asamblea de Municipios Vascos.
            Mi opinión respecto a muchos políticos vascos de profesión está bien cimentada desde hace años y totalmente exenta de mitos; cosa que no le sucede a todo el mundo, entre otras cosas porque, sencilla y llanamente, no les conocen en sus “salsas”. “Laratzak esagutzen zaitu” (el llar –cadena de hierro de los antiguos fogones- te conoce), es un refrán eúskaro que alude a cómo en la cotidianidad es donde mejor se puede distinguir a las personas de los personajes.
            Cayeron en mis manos dos documentos: “1998-99, lan Ildoa” de Herri Batasuna y “Udaletxeen Biltzarra”, apócrifo.  Como de costumbre, me llegaron de modo fortuito, ya que el auto proclamado Comité de refugiados y deportados políticos vascos de Venezuela, seguía decidiendo qué leer y quién lo podía leer.
¿He dicho ya que la magia civilista no sirve para embaucar a los eúskaros?
            Además de sentir decepción y lástima, llegué a sentirme molesto, incluso un poco herido en mi amor propio: ¿será posible que los teóricos de toda la vida pretendan que sigamos “pensando en Babia” y al dictado de sus volubles, fracasadas y dañinas estrategias?
            No era mucho lo que yo podía hacer, estaba consciente de ello, debido a mi alejamiento de aquellos personajes y a la distancia de la patria. Sin embargo, para apaciguar mi  conciencia, que con tanta perseverancia me urgía que hiciese algo, decidí escribir el presente ensayo sobre la Auzokrazia.
           
Yo soy partícipe de la definición que Sabino Arana hizo de la Patria Vasca y no será malo recordar que Jaungoikoa, el Dios eúskaro, es anterior al dios de los católico-romanos, según puede comprenderse leyendo a escritores tan antiguos como Estrabón o tan sabios como J.M. Barandiarán.
            Convencido como estoy de que el llamado nacionalismo vasco es una cosa (civilista) y el auzokratismo, otra; no puedo dejar de pensar en el futuro que nos espera si seguimos haciéndoles “el caldo gordo” a estos profesionales de la política.
            Reflexionemos, siquiera un poco, acerca de su peculiar partidocracia, a la que auto denominan, democracia, como si el hábito hiciese al monje, de la mano de un eúskaro singular, don Pío Baroja, que en su Casa Itzea (Bera de Bidasoa, Nabarra), el año 1926 escribía: - ¿Y la democracia, le parece a usted sin valor?. – Cosa huera también. ¿Qué viene el gobierno de muchos, cada vez de más?, es indudable. Naturalmente, en una región y en una ciudad hay cada vez mayor número de ricos, de profesores, de altos empleados, de industriales y de comerciantes. Cada uno quiere mandar, y como esto no  puede ser se unen todos en ciertos intereses comunes. A esto se llama democracia. Está bien; cuanto más ricos haya, cuanto más personas importantes e influyentes, se ensanchará más, prácticamente esa manera de gobernar. Es algo automático, pero no es para producir grandes entusiasmos. Hoy la geografía tiene más entusiastas que la democracia; hay explorador que arriesga la vida por marchar al Polo o al Everest; por la democracia no muere nadie, y hacen bien. Es una cosa tan automática, que marcha por la fuerza de los hechos económicos. Esta democracia, en momentos de peligro, tiene que defenderse y emplear procedimientos antidemocráticos. Cuando llega el momento de defensa, entonces abandona sus ideales. Así, su política es una mentira y una farsa. Lo único que se ha visto en esta guerra, es que ya no hay país que pueda cantar el aria de bravura, porque los demás le muelen a trancazos.”
            Los “revolucionarios” franceses se desviaron tanto de los objetivos de sus mentores intelectuales que tuvieron que hurgar en el pasado hasta dar con un sistema que les conviniese para vestir formalmente su liderazgo Diru’Andikil. Por qué eligieron la democracia griega no es asunto que incumba a este ensayo ni mucho menos a este autor, aunque con las tres citas que vimos del  libro sagrado (“La República”, de Aristóteles), bien puede conjeturarse que les venía “como anillo al dedo” aquel sistema de gobierno.
            Se afirma, y yo también lo sospecho, que los intelectuales de la verdadera revolución francesa eran bien-intencionados y que debido a la ignorancia del “pueblo”, éllos estaban dispuestos a decidir “todo para el pueblo, pero sin el pueblo” ... y los soviéticos han sido considerados originales!!!! De todos modos aquel original pensamiento se difundió entre los revolucionarios de todo el mundo; ¿no es curioso? Por ejemplo, en la Venezuela que se independizaba del Imperio Español, se hizo una Constitución (Angostura, 1819) cuyo artículo 2º dice así: “ El pueblo de Venezuela no puede ejercer por sí otras atribuciones de soberanía que la de las elecciones, ni puede depositarlas todas en unas solas manos.”
            ¿Será posible creer que los seres humanos puedan alimentarse con placer de carroña humana? ¿Y su mente?; ¿podrá ser educada con experiencias socio-políticas que condujeron a la extinción de los que las practicaron?
            A pesar del barroco ropaje legislativo, las democracias actuales no son siquiera homologables a su prototipo. Atendiendo a su verdadero modo de funcionar, creo más exacto denominarlas Partidocracias, puesto que los poderes legislativos, ejecutivos y judiciales, están dominados por las ejecutivas de los partidos políticos; con la venia, eso sí, del Andikismo, que sigue siendo liderado por los Diru’Andikis. ¿Cuantos políticos profesionales, debido a ese “dejar hacer” de los Andikis, se creen “la última pepsicola del desierto”, cuando no son sino títeres, en el sentido de que ni siquiera se saben manipulados? Cuando se da otro caso Pinocho (títere que adquiere vida propia) la defenestración del atrevido se decide conforme a su falta de comprensión. Si es muy bruto, muy bruto, se le puede asesinar, aunque lo más normal es que sean condecorados al dimitir de sus cargos o renunciar a la política activa. Recuerdo los casos relacionados con la UCD, EE, AP o CDN, en el Reino de España, y los de AD, COPEI o CONVERGENCIA, en la República de Venezuela.
            Las elecciones parecen ser una especie de tómbola, donde la suerte está en mano de la inspiración popular. Sin embargo, es un hecho que cuando el veredicto del Soberano, que así es como se denomina en ese sistema al Pueblo, no favorece las apetencias de los que mandan, se ponen en marcha alternativas de diversa índole para reconvertir los resultados electorales. Eso es lo que hemos podido ver en Argelia, Turquía, Chile, Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, etc. Pero, además; ¿qué es lo que podemos ver “a cada ratico” en las diversas mociones de censura? ¿Cuántas autoridades elegidas democráticamente no son defenestradas por consensos de políticos?

            Los eúskaros y la buena gente en general deberían tomar conciencia de lo que supone adscribirse al Civilismo, entre otras razones, porque todas sus civilizaciones han desaparecido, cosa que no se puede afirmar de las Culturas de los Pueblos, ni tan siquiera de los más primitivos, atendiendo a su desarrollo tecnológico.
            En las Partidocracias; ¿ elecciones aparte, tiene el Soberano otro modo de ejercer su voluntad? ¿No está, en realidad, sometido a la voluntad de los elegibles y de los mecenas de éstos? ¿No será eso como subirse en un autobús, elegir a uno de los conductores propuestos por los dueños, y quedar a su merced durante cuatro años? ¿Quién señala la ruta? ¿Quién impone ritmos, velocidad, paradas, costos, etc.? En efecto, el conductor; pero este personaje es difícil que se salga de las directrices que la empresa le señala. ¿No es deprimente tener que aceptar como única alternativa, elegir al cabo de 4 años a otro conductor que la empresa nos señale?
            Asegurar que la Partidocracia es el mejor sistema de los posibles, puede ser cierto, pero solo en el ámbito del Civilismo y esta opción humanista es una retro-evolución en la singladura del Ser Humano, capaz de alterar, incluso, la Naturaleza del Planeta.
            En cualquier Pueblo de cualquier Cultura, que no haya hecho dejación de su naturalismo vemos otros “sistemas” cuyos orígenes radican en otras Actitudes humanistas.

            Reflexionemos un poco acerca de los partidos nacionalistas vascos.
            ¿Podría decirse que los profesionales de la política vasca se desenvuelven conforme a los postulados que he presentado de la Auzokrazia? ¿Hay algo más genuino y positivo en la Cultura Eúskara que dicha Actitud para el Auto-gobierno?
            Lejos, bien lejos de mí la más mínima intención ofensiva; pero si la Etnografía abrió los Ojos de mi Conciencia y la Historia Etnológica los de mi Alma, tal vez mis reflexiones y conclusiones puedan ser de alguna utilidad.

            Ya hice mención de esta conclusión, pero merece la pena que la tengamos en cuenta, ahora mismo,  para analizar bien el contexto que vamos a ojear: “Siempre que existen Personas entregadas a una causa, surgen personajes dispuestos a vivir de la Causa”.

            Hemos visto algunos pormenores relacionados con la Auzokrazia de nuestros tiempos y de los pasados: ¿tienen relación con el “modus operandi” de los partidos vascos?
            Pocos serán los que duden que Sabino Arana Goiri tuvo un papel destacado en lo que llamamos Nacionalismo vasco, pero: ¿Cómo llegó este hombre a ser nacionalista? El mismo nos lo dice: “ Fui yo carlista hasta los diecisiete años, porque carlista había sido mi padre, aunque un carlista que solo trabajó por el lema Religión y Fueros y a quién el dolor de la ruina de nuestras libertades lo llevó al sepulcro. Pero ya desde que había, a los quince años de mi edad, estudiado Filosofía, distinguía mis ideas y decía que era carlista per accidens, en cuanto que el triunfo de D. Carlos de Borbón me parecía el único medio de alcanzar los Fueros: deseaba que D. Carlos se sentara en el trono español, no como fin, sino como medio de restablecer los Fueros; que Fueros llamaba yo en aquella época a nuestras instituciones ...”.
            O sea; el joven Sabino Arana creyó que la monarquía podía ser garante de sus libertades, tal y como “creyeron” algunos eúskaros “desde los tiempos de Maricastaña”. La Historia documental y la etnológica vienen a demostrar cuan grande fue su engaño. Tanto las dinastías pirenaicas como las que les sucedieron, cuando los Andikis atacaban a los auzókratas o a la Buena gente, no solo se inhibieron sino que en el 99,99 % de los casos, se pusieron de parte del Andikismo. A lo más que se dignaron fue a confirmar Fueros por escrito, exceptuando a los dos últimos reyes de la saga pirenaica, Santxo VI el Sabio y su hijo, Santxo VII el Fuerte.
 Solo la unión de los auzókratas en Hermandad pudo salvaguardar a la Buena gente: ¿conviene no olvidar esta constante histórica?
            Y Sabino Jauna también llegó a creer que Fueros era igual a Instituciones; craso error que todavía está vigente, sobre todo entre los civilistas, porque no ocurrió lo mismo entre los Eúskaros. ¿Con dos “botones” no bastará para muestra?.
            “Muchos se dejarían colgar antes de dejarse arrebatar un ápice de los fueros. En cambio, que se pierda en hora buena el euskera que nos viene de más antiguo. ¡Es demásiado!”. (Rvdo. J.A. Mogel y Urkiza, 1723-1785).
           
            “ Agur illun bat egin deuskue guraso zarren lagiak,
            umezurtz batzuk gelditu gara billosik foru gabiak;
            izan ba’giña eurak legetxe Euskeriaren zaliak,
            oro ta garbi gordeko ziran ohitura aiñ miragarriak.”
           
            Un adiós sombrío nos han hecho las leyes de nuestros padres antiguos, / como huérfanos hemos quedado, desvalidos sin los fueros; / si hubiésemos sido tan buenos defensores del Euskera (modo eúskaro) como de sus instituciones, / completas y puras se habrían conservado costumbres tan admirables”. (Felipe Arrese Beitia, nacido en Otxandio, Bizkaya, en 1841),
            Debería tenerse en cuenta que Eusk’era significa literalmente, “modo o manera de Eusk”. Ahora bien; ¿modo de hablar o manera de comportarse en la Vida? Como dicen algunos, “tú mismo”.
          Sin embargo, aquel jovencísimo Sabino estudió con ahínco la historia de su nación y al cabo de tan solo un año, su mentalidad cambió. La Conciencia de su Etnia había subido mucho de nivel, tanto como para llegar a redactar la siguiente definición: 
La integridad de la Patria bizkaína no consiste en la integridad de su territorio, sino en la integridad de su lema Jaun-goikoa eta Lagi-zarra.
            Una Bizkaya que supongas en estas montañas desprovista de alguno de los caracteres de ese lema, ya no es Bizkaya.
            Por el contrario: una sola legua cuadrada de cualquier parte del mundo, donde se establezcan algunas familias con ese lema, eso es Bizkaya.”

            Los profesionales de la política vasca, más en concreto, los nacion’alistados, suelen achacar a los extranjeros las culpas de haber perdido el Pueblo Vasco su Libertad: ¿era esta la opinión de Sabino Arana?. No, por cierto: “ Muere el 30 de mayo de 1379 el rey de Castilla-León D. Enrique II, le sucede en el trono de dicho reino su hijo D. Juan, que ya para entonces hacía ocho años que era Señor de Bizkaya, realizándose de esta suerte la mil veces maldecida unión de ambos poderes, Real de España y Señorial de Bizkaya, en una persona: efecto de la institución señorial, y causa, a su vez, más determinante de la esclavitud que hoy nos oprime. ...
            Lo que hay es que el españolismo había invadido ya en el orden e las ideas y sentimientos al pueblo bizkaino ... y nada más.
            Si los bizkaínos son hoy , pues, víctimás de la opresión más humillante, cúlpense a sí mismos.
            Uniéronse con los españoles, haciendo de sus distintos y diversos destinos una causa única y común ... Carguen hoy con las consecuencias: gobernados están por un poder español y regidos por leyes españolas ...”.
           
            ¿Están conscientes los eúskaros y la Buena gente de Euskolandia que los partidos políticos vascos, incluidos los nacionalistas, no se sustentan en la mentalidad aborigen del Pirineo, ni en los fundamentos de la Auzokrazia?
            Es un hecho la existencia de instituciones vascas, pero: ¿tienen sus funcionarios actitudes auzokráticas? ¿No hay conciencia de que forman parte del Civilismo?
            Los jerarcas civilistas rara vez defendieron a las Personas; ¿por qué creer que hoy en día lo hacen o lo harán en el futuro? Llegado el momento: ¿pondrán los personajes sus fortunas al servicio de la “causa común”, la Patria, sin  pedir nada a cambio, como hacen las madres con sus hijas e hijos? ¿Qué harán los Eliz’Andikis, incapaces como son de ganarse el pan con el sudor de su frente? ¿Consultarán los Ezpat’Andikis con los auzókratas, las condiciones de victoria, rendición o paz?
            Tenemos experiencias similares tan cercanas como las de 1936-1937 o las de 1833-1839, pero: ¿No se está viviendo algo parecido con respecto al Proyecto de Paz que impulsan los partidos políticos vascos?
            ¿No querrán opinar mis compatriotas acerca de si los principios y modos de la Auzokrazia no son tan buenos o mejores que los de la monarquía partidocrática española o el socialismo teórico de la Izquierda Abertzale?
            ¿Por qué no se estará debatiendo el Proyecto de Paz en los Ayuntamientos y en los Parlamentos? ¿Por qué es materia exclusiva de los partidos políticos?
            ¿Quién cree una utopía que algún día los auzókratas de todo el mundo puedan realizar sus debates por video-conferencia, sin salir de sus hogares o Juntas de Concejo Abierto? La tecnología está disponible.

            A mi modo de ver, los jerarcas del nacionalismo vasco-abertzale pretenden hacernos creer que solo después de llegar a la copa (autodeterminación) se podrá cortar el árbol enfermo y lograr su regeneración. Y no es así, señores. Para la subsistencia de un árbol hay que mantener sus raíces. Se pueden quemar, quebrar, podar, injertar y muchas otras cosas, las ramás y las hojas, pero métanle mano a las raíces y ya verán el resultado. Y no se las den ustedes  de artistas en ese arte de origen japonés. ¿Qué? ¿Quieren convertir a los aborígenes europeos en un Pueblo Bonsái? ¡¡¡Pues a ver si me explican el por qué?!!! Convencido estoy de la buena fe de  algunos de ustedes, pero sus proyectos no me entusiasman porque sus actitudes personales no me convencen.
            Como no saben vivir sino a costa de otros (afiliados, familiares, donaciones, impuestos, ...), ahora, en vísperas del final de una lucha armada, pretenden hacernos creer que “ El Biltzar de Ayuntamientos está llamado a convertirse en un verdadero Gobierno vasco, con poderes propios y cubriendo zonas de los 6 herrialdes vascos ...” ¿Por qué nos advierten que “... es un proyecto que conseguirá sus objetivos finales a medio-largo plazo.”?.

            ¿Habrá olvidado la Buena gente “el plazo” del Estatuto de Gernika o de la Alternativa KAS? El del primero pareciera inagotable; y el de la segunda ...¡Qué decir, si ya ni siquiera es válida para los de la Mesa Nacional del partido HB?
           
            Hablan de traspaso de competencias, precisamente los que carecen de ellas, porque los que las poseen niegan esa posibilidad. De cualquier modo, las famosas supuestas transferencias no serían de las ejecutivas partido-gubernamentales a los Vecinos, sino a los elegibles que se encargarían del Udaleen Biltzarra-Asamblea de Municipios.
            Los unos llevan 24 años sin poder completar un Estatuto y los otros, casi 20 agazapados en los burladeros del aparato político de una organización que practica lucha armada. Mucho me temo que todos aspiran a lo mismo: administrar el Sudor Ajeno.
            Algo es algo, pareciera que los derechos de la Buena gente son de más en más respetados, porque hasta el siglo XIX, la aspiración Civilista era seguir diezmando los frutos del trabajo honrado. Y digo pareciera, porque cuando veo cómo golpean los policías vascos a la gente que manifiesta algún descontento, me pongo muy triste.
           
            Abraham Lincoln escribió: “ Ningún hombre es demásiado bueno para gobernar a otro sin su consentimiento”, y yo me pregunto si la situación actual del País Vasco es producto del consentimiento de la Buena gente. Si esto fuere así: ¿ la Buena gente seguirá delegando en los hombres que viven de la política la salvaguarda de sus derechos o asumirán, como antaño, sus obligaciones naturales? ¿No lo harán por miedo a los “coscorrones” o a “meter la pata”? ¿A quién no le sucedió de niño? El ser humano no puede evitar tropezar con la misma piedra un par de veces, si lo que pretende es caminar erguido.
            La Historia es diáfana: cuando los auzókratas unidos se han enfrentado al Civilismo, los Andikis han sido puestos en su lugar. Cuando han enfrentado peligros unidos a los Andikis, no siempre han salido victoriosos.
            Lo que desconozco es hasta qué punto son conscientes los políticos nacionalistas vascos de que giran dentro del ámbito civilista, debido a su precaria Conciencia de la Etnia a la que dicen pertenecer y defender: ¿cómo se podrá defender lo desconocido?
            Estoy preocupado porque el eje principal del Civilismo es la fuerza bruta y éllos, a quiénes sus homónimos europeos (sobre todo los hispano-franceses) acusan de brutos, no son los más fuertes de la contienda. Puede que lo sean en ciertas micro-esferas, pero sus más directos contendientes lo son en la esfera internacional.
            Supongo que todos los partidos políticos vascos tienen alianzas, pero no comprendo porque creen que sus aliados, a la hora de la verdad, no les abandonarán como de costumbre. El caso de Inglaterra, por ejemplo, es por demás trágico e ilustrativo, además de luengo (más de 700 años). El de Argelia, aunque más reciente y menos conocido, no por ello es menos elocuente.

            ¡Cómo me gustaría que abriesen los Ojos de sus Almas a nuestra Historia Etnológica y los de sus Mentes a la Etnografía eúskara!
   
        Si no estoy equivocado, podrían cambiar de Actitud y no tendrían que cambiar de sistema. ¿Demásiado elemental? A la Historia Etnológica y a la Etnografía remito a quién dude. Por si acaso voy a realizar unas consideraciones sobre un tema “tabú” para los políticos profesionales del nacionalismo vasco: ¿es mejor su actual Partidocracia que la extinta Foralidad? Mejor para la Buena gente, claro está.
            Puede que algún lector piense que el sistema foral, debido a sus connotaciones civilistas, es una rémora del pasado Andikil que conviene arrinconar o incluso olvidar. Esa opinión sustentaban en los años 80 algunos líderes de HB con los que intercambié puntos de vista. Cuando don Amadeo Marco propuso un acuerdo para solicitar la Plena Reintegración Foral para Nabarra, los nacionalistas vascos justificaron su negativa aduciendo que aquel Vice-Presidente de la Excma. Diputación Foral de Navarra, lo único que pretendía era convertirse en Virrey para seguir manteniendo privilegios a ciertos nava-ricos.
            Graves errores los de aquellos políticos nacionalistas vascos. Si bien los Fueros y su institucionalismo, hablando en términos generales, estaban influidos con fuerza por el Civilismo, hay que tener en cuenta que tanto la raigambre euskérica de la mayoría de sus partidarios, como la milenaria co-existencia con la Auzokrazia, les dotó de un humanismo considerable y de una praxis que nos convendría tener en cuenta
            Antes de repasar algunos ejemplos históricos, sería bueno tener en cuenta lo que supondría una Plena Reintegración Foral, al menos en teoría, porque la verdad es que en el Reino de Navarra, “del dicho al hecho iba un buen trecho”. Don Hermilio de Olóriz, Cronista de Navarra, correspondiente de la Real Academia española de la Historia y de la Sociedad francesa de Arqueología, escribió al respecto: “ – Muchos son tantos contrafueros para realizarlos en tan breve tiempo, - Pues aún queda por mencionar uno de suma Importancia, el que se refiere al nombramiento de Maestros, antes derecho exclusivo de nuestros Municipios. -¿Y quién los nombra ahora?. – El Rector de Zaragoza, un alto empleado del Gobierno (español). - ¿Sabe V. qué objeto se propone el Gobierno al infringir la ley (“Paccionada”) en este punto?. – Lo ignoro; tal vez sea el de tener sin gasto suyo personas que le secunden, transformando el carácter de los navarros. - ¿Y en qué derechos se escuda el Gobierno para cometer semejantes arbitrariedades?. – Ya nos lo tiene dicho; en el derecho del número, en el de la fuerza. – Pues si el Gobierno ha roto la Ley (“Paccionada”) del 41, Nabarra puede dar por rescindida esa Ley y tendrá derecho á gozar de los Fueros consignados en el Pacto de 1512 (error histórico muy común entre los historiadores escolásticos). – Bien dice V,; y revivirán nuestras Cortes, tendremos Tribunales de Justicia propios, serán nuestros los rendimientos de las aduanas y del estanco del tabaco, nombraremos Maestros amantes de Navarra, no daremos quintas (soldados) ni contribuciones y sólo entregaremos al Rey de España, como donativo voluntario, la cantidad que juzguemos equitativa”.

            Para dejar constancia del humanismo foral expondré unos pocos ejemplos, pero me gustaría prevenir al lector de buena fe, acerca de las verdaderas intenciones que puedan tener los políticos vascos que solo alaban o denigran de los Fueros y su Institucionalismo.
            Donde quiera que los Eúskaros se hayan posado, física o espiritualmente, han dejado su impronta. Cuando han compartido escenario con los Civilistas, es preciso escrutar con tino los hechos para poder discernir los aportes de los vasco-“criollos” y los de los eúskaro-“indios”.
           
            Llevo años releyendo la Historia documental, sometiéndola a la visión de la Etnología comparada, y repasando los fundamentos culturales de las naciones donde dichas gentes han estado presentes. En Ibero-América, por ejemplo, puede comprobarse cómo los primeros se aferraron a las Encomiendas monárquicas que les concedían autoridad sobre un territorio y sus aborígenes, autoridad que impusieron blandiendo la espada, mayormente. Los segundos, por el contrario, se aferraron a su trabajo, a las Bienfetrías de los textos antiguos, que no es otra cosa que la Propiedad emanada del trabajo personal continuado.
            Las Encomiendas “desaparecieron”; las Bienhechurías siguen vigentes. ¿Por qué? Es obvio, las primeras eran retroevolutivas; las segundas, evolutivas. Tenga en cuenta el lector que cualquier cualidad humana es susceptible a degeneración, por lo que no hay que confundir los fenómenos Invasionistas que tanto se dan en Venezuela, por ejemplo, con el fundamento esencial de las Bienhechurías.
            He oído, en persona y por Tv, como muchos políticos profesionales vascos y españoles, e incluso historiadores,  afirman que jamás tuvieron los vascos, antes del Estatuto de Gernika, facultades tan amplias para su autogobierno. Los nava-ricos afirman lo mismo respecto de su Amejoramiento del Fuero de 1982. ¿Se corresponden estas afirmaciones con la verdad histórica? ¡No!.
            Veamos unos pocos, poquísimos ejemplos.
            Utilizaré la perspectiva de un autor extranjero, oriundo de Inglaterra, reino que desde el siglo XII (por lo menos) ha hostilizado a los habitantes de Euskolandia, civil y militarmente. La obra, “Portugal and Galicia, wih a review of the social and political state of the basques provinces”, fue publicada por el editor Jhon Murray en Londres, el año 1836. En el catálogo del British Museum se atribuye la autoría de dicha obra a G. W. Villiers, conde de Clarendon, embajador inglés en Madrid. Recuerde el lector que en esas fechas, el Reino de la Gran Bretaña, apoyaba a los españoles constitucionalistas con efectivos militares, económicos, diplomáticos, etc.
            ¿Se pregunta el lector por qué hago esto? ¿Por qué utilizo documentación de enemigos de los vasco-eúskaros? Para alejar toda sospecha de parcialidad bibliográfica. Por la misma razón he utilizado tan a menudo el Diccionario de la Real Academia española de la Historia de 1802; por Real, Académico, Español, y de fecha en que se preparaba el asalto final al institucionalismo vasco.
            ¿Habré conseguido mi objetivo? Estoy consciente de haberlo conseguido solo con el lector de buena fe; con el parcializado con el Civilismo, no estoy tan seguro.
           
            Uno: “ Ningún vizcaíno residente en una provincia de España, puede ser juzgado, civil o criminalmente, por las leyes de Castilla, sino en el caso debe ser llamado a Valladolid, para ser resuelto por un tribunal de jueces vizcaínos, y en conformidad con las leyes de Vizcaya”.
            El Estatuto o el Amejoramiento; ¿contemplan siquiera las facultades de esta ley 19, del tit.1, del Fuero de Bizkaia?
            Dos: “ La casa del vizcaíno es su castillo, en el sentido más enfático de la palabra. Ningún magistrado puede violar ese santuario; ninguna ejecución puede ser llevada a cabo en ella, ni se pueden confiscar sus armas o su caballo; el no puede ser arrestado por deuda, o sujeto a prisión bajo ningún pretexto, sin que previamente se le haya invitado a comparecer bajo el árbol de Guernica; donde se le da cuenta de la ofensa imputada a él e invitado a defenderse; él es absuelto allí mismo, o puesto en libertad bajo fianza, o encarcelado, según la naturaleza del crimen y los testimonios aducidos contra él ... esta es una costumbre más resueltamente a favor del súbdito que nuestro propio estimado Hábeas Corpus, ...”.
            ¿Comentarios al respecto? Juzgue el lector por sí mismo, aunque me gustaría recordarle que  todos esos derechos ya constan en el Fuero de Nájera, confirmado por Santso III el Mayor (999-1035).
            Tres: “ Toda Real órden enviada de Castilla a Vizcaya es dirigida al Corregidor, y es presentada por este oficial a los miembros de la Diputación Permanente, por quiénes es dado a conocer a los tribunos populares. Si la órden es confirmada por su sanción, se pone en práctica; si es desaprobada por éllos, es letra muerta.”
            No estoy fuerte en la  jurisprudencia del reino de don Juan Carlos I de Borbón, pero tengo entendido que el actual Gobierno del reino de España, con solo recurrir un acuerdo de los Gobiernos de Euskadi o Navarra, paraliza su ejecución. Si los recurrentes son los gobiernos autonómicos, lo dispuesto por el gobierno central sigue vigente hasta que un tribunal dicte sentencia; pero hechos como los relacionados con el Pantano de Itoiz, demuestran cómo los dictámenes jurídicos españoles ni europeos,  pueden detener la voluntad del ejecutivo español.
            Cuatro: “ La vieja ley guipuzcoana dice así:  “Nosotros ordenamos y mandamos, que si algún nativo o extranjero, bajo el pretexto de cartas reales o provisiones del rey nuestro Señor, que anteriormente no hayan sido sometidos a la Junta, y aprobados por ella, si semejante persona comete algún acto contra los privilegios de la Provincia, y procura hacer algo contra el derecho de cualquier habitante o habitantes de los pueblos y aldeas, éllos no le obedecerán ni permitirán que ponga en práctica sus intenciones; por el contrario, le resistirán, y si éllos no pueden hacerlo desistir por justos medios, le matarán, y los pueblos y aldeas defenderán a los matadores o a los que los han herido”. Libro de los Fueros de Guipúzcoa, cap. II, tit. 39).”
            ¿Puede afirmarse que los funcionarios al servicio del Reino de España, hoy en día, no abusan de los vascos? ¿Puede afirmarse que el Gobierno Español consulta con los autonómicos sus decretos por si llegasen a conculcar las competencias que les fueron transferidas? ¿Puede afirmarse que el Gobierno Español y muchos de sus funcionarios policiales y civiles no vulneran la competencias autonómicas? ¿Tienen los actuales habitantes de los pueblos y aldeas de Guipúzcoa los mismos derechos y obligaciones que sus Antepasados?
            Cinco: el Rey de Castilla, Enrique IV, hermano de Isabel la Católica, “... dirigió una petición de dinero a sus súbditos guipuzcoanos, por medio de su ministro de finanzas, un judío. Un diputado, llevado de la ira por esta aparente disposición de violar los privilegios que había jurado observar, dio rienda suelta a las fieras pasiones tan comunes en aquel tiempo, que sacando su espada, mató al intruso en el mismo lugar. Cuando el Rey oyó lo ocurrido, envió mensajeros a Tolosa, pidiendo la entrega del individuo ofensor.”
            ¿Cumplen los actuales Diputados guipuzcoanos con las disposiciones que han jurado o prometido respetar y defender, con igual o similar energía que su antepasado de mediados del siglo XV?
            “A esta demanda replicaron con una rotunda negativa, declarando que el acto tuvo lugar en un legítimo intento de resistir a una proposición traidora e ilegal. Reuniendo sus tropas en las colinas que dominan el pueblo, los ciudadanos se prepararon a defender por la fuerza de las armas la varonil réplica que devolvieron al Rey, y que yo inserto aquí, como típica del resuelto espíritu del pueblo: “ Los vascos son los representantes de la nación Ibérica. Por la libertad española derramaron su sangre contra Cartago, contra los romanos y contra los godos. Ellos restauraron España, expulsando a los moros, que la conquistaron de los bárbaros. Las luchas de los vascos contra los Califas del Oeste, duraron más de seis siglos. ¡El pequeño país de Castilla apenas existía cuando nuestra nación habitando las montañas del Pirineo, contaba por centurias de gloria y progreso! En reconocimiento a los servicios que nosotros hemos prestado a Castilla, nosotros reclamamos que se nos permita gozar pacíficamente de nuestras leyes y libertades, herencia que nuestros antepasados nos preservaron, a expensa de tanta sangre y de tan gloriosos esfuerzos. Si, no obstante, los castellanos, se conducen ingrata e injustamente hacia nosotros, éllos aprenderán y a su propia costa, quiénes fueron, y todavía son maestros en el arte de guerrear y liberadores de sus montañas.
            En cuanto al pedido, injustamente demandado de nosotros, y en cuanto a la muerte del judío, sepa que el intrépido guipuzcoano que mató al publicano, merece bien de su patria. ¡Cuente esto al Rey Enrique! Vuelve y ruégale que recuerde, que una de las leyes fundamentales de nuestro pueblo dice así: Nosotros ordenamos ...(el texto sigue casi idéntico a la “vieja ley guipuzcoana” que hemos visto en el punto anterior).”
            ¿Han reaccionado, reaccionan o reaccionarán del mismo o similar modo los funcionarios y políticos adscritos al Estatuto o al Amejoramiento?
            Seis: “ Cuando esta resolución del Rey fue conocida en Vizcaya, una asamblea General se convocó en Guernica, y allí, bajo el amado árbol, tomaron la memorable resolución de que el Rey, había perdido su derecho al trono, por la deliberada infracción de sus fueros, y en consecuencia determinaron transferir su fidelidad del Rey Enrique a su hermana, la Princesa Doña Isabela (la Católica), ... en el supuesto de que élla jurase mantener sus privilegios, y únicamente bajo esa condición.”
            ¿Pueden los habitantes actuales de Euskadi o Nabarra destituir a don Juan Carlos I de Borbón y nombrar un sustituto o sustituta?
            ¿Se pregunta el lector qué hizo la Católica reina?: “ ... juro a nuestro Señor Dios, a la Santa Virgen María, y sobre la señal de la Cruz que corporalmente toco con mi mano derecha ... ahora y por todo el tiempo futuro, los dichos privilegios, generales y particulares, fueros, usos y costumbres, franquicias y libertades de los dichos pueblos y valles, del dicho condado y Señorío de Vizcaya, y de todos los lugares unidos o adheridos al mismo ...” (Cuerpo del Fuero de Vizcaya, folio 282).
            Siete: “ Pero por fortuna, semejantes disputas terminaron en 6 de agosto del año 1703, en que se concedió á aquella provincia real privilegio refrendado de D. Josef Nicholas de Castro, mandando que todos los despachos, que se dirigieren a jueces de comisión y a otros en la provincia de Alava, hayan de ser presentados primero en su Junta, o ante el Diputado General, para que se reconozcan si tienen cosa que contravenga a los Fueros, leyes y preeminencias de la provincia, y en caso de que vulneren en todo o en parte, se obedezcan y no se cumplan dichos despachos.”
            Me pregunto si existe alguna prerrogativa igual,  similar o tan siquiera remotamente parecida a esta en el Estatuto o en el “Amejoramiento”
            Ocho: “ ... una profunda indignación invadió a toda la provincia, y de todas partes de Guipúzcoa se dirigieron enviados a la Junta General, pidiendo solemnemente, presentar y apoyar una medida para la inmediata revocación de la unión entre Guipúzcoa y Castilla; y de hecho fue presentada y llevada al Parlamento guipuzcoano la propuesta de que, en consecuencia de la injustificable conducta de la Corte Española, la Unión debía ser revocada, y la lealtad de la provincia transferida a Francia; pero solamente bajo esta condición: que el Monarca Francés, jurase mantener sus derechos y privilegios en toda su integridad. El ofrecimiento se hizo de hecho a Francia, pero no fue aceptado, y por consiguiente el asunto quedó retirado.”
            ¿Las Juntas Generales amparadas por el Estatuto contemplan competencias, siquiera parecidas, a esta que ejercieron las de Guipúzcoa del año 1718? ¿Y el Parlamento del “Amejoramiento”?.
            Nueve: “ Los vascos pueden decir con justicia al Gobierno (español): “Nosotros no queremos la nueva Constitución que tú deseas imponernos; déjanos poseer en paz, las antiguas leyes y costumbres, bajo las cuales nosotros fuimos prósperos y felices sin precedente; nosotros no podemos ganar; nosotros, podemos perder materialmente con el cambio. ¿Qué resultados ha obtenido España, de su sistema constitucional de 1820 y 1834, sino una guerra extranjera y revoluciones internas, que han dividido a las familias, empapado el país con sangre, y retardado mucho la prosperidad general?”
            Sin comentarios.
            Diez: “ En una palabra, cuando más cuidadosamente examinamos las crónicas vizcaínas antiguas, más nos inclinamos a pensar, que si nuestros compatriotas (ingleses) no han tenido superiores, han tenido, por lo menos predecesores en el curso de la libertad civil y religiosa.”
            ¿Opinará del mismo modo quién evalúe las disposiciones contenidas en el Estatuto de Gernika o en el “Amejoramiento” del Fuero de 1982?.
           
            Concluyamos esta pírrica ojeada al humanismo foral viendo una decena de leyes emanadas de las Cortes Generales del Reino de Navarra.
            Primera: “ Que las Cédulas (órdenes del monarca) dadas en agravio de las Leyes del Reino, aunque sean obedecidas no sean cumplidas.” Ley 2, tit. 3, Lib. 1, N.R.
            Segunda: “ Que los Alcaldes ordinarios reciban información de los excesos cometidos por los soldados.” Ley 28, tit. 6, Lib. 1, N.R.
            Tercera:” Los naturales de este Reino no sean compelidos a dar socorros a la gente de Guerra.” Ley 34, tit. 6, Lib. 1, N.R.
            Cuarta: “ Que ningún Natural sea preso por estrangero, ni Gente de Guerra.” Ley 13, tit. 8, Lib. 1, N.R.
            Quinta: “ Sobre que no se pueda multar por los Tribunales Reales á los Alcaldes, y Regimientos (actuales ayuntamientos), obrando con parecer de Abogado.” Ley 86, tit. 10, Lib. 1, N.R.
            Sexta:” Que a las dichas Ciudades, y buenas Villas de este Reyno, se les guarden sus usos, y costumbres que tienen, assí en honras, y preeminencias, como en hacer autos, y otras cosas de su gobierno.” Ley 3, tit. 31, Lib. 1, N.R.
            Séptima: “ Los que vinieren a gobernar en Navarra, ... al otro día que tomaren posesión, juren en el Real palacio la observancia de los Fueros y Leyes del Reino.” Ley 2, tit. 1, Lib. 1, N.R.
            Octava:” Guárdense las Leyes que disponen, que los Virreyes en ningún caso, civil ni criminal, pueden proceder contra ningún natural del Reino; ni con su mandato se puedan hacer prisión ... ni puedan echar multas á los naturales en mucha, ni poca cantidad ...” Leyes 18, 20, 22 y 27 del tit. 8, Lib. 1; leyes 36 y 37 del tit. 1, Lib. 2; ley 12 de las Cortes de 1724.
            Novena: “ No se den comisiones a jueces estrangeros, ni naturales para proceder contra los Navarros; que solo pueden ser juzgados por los tribunales de Corte y Consejo, aunque la causa sea de Estado ó Guerra y si tales comisiones se dieren, sean obedecidas, y no cumplidas.” Leyes 30 y 31, tit. 4, Lib. 1, N. R.
            Décima: “ De siempre acá, el Rey de Navarra, jura ante todas cosas, que observará, y guardará a los navarros sus Fueros, Privilegios, libertades, usos y costumbres, amejorándolos, y no apeorandolos, y que no los interpretará sino en utilidad y beneficio del dicho Reino, con expresa cláusula, y condición, que si no observare y guardare el Juramento que hace, que los Navarros no sean tenidos, ni obligados á cumplir, lo que en contrario proveyere y mandare.” Ley 54, tit. 2, Lib. 1, N. R.
           
            ¿Debo advertir de nuevo al lector, que en lo concerniente a las leyes forales navarras, del dicho al hecho iba un trecho enorme, a menudo insalvable? La realidad más venía a ser que cualquier funcionario hacía lo que le daba la gana y las Cortes Generales, en el mejor de los casos, protestaban para obtener el reparo del agravio. Conviene observar con detenimiento al cabo de cuanto tiempo y en qué condiciones se obtenía este “amparo” foral. En casi todos los casos “viene a cuento” el refrán, “ muerto el burro, cebada al rabo”. Si el lector no quisiera revisar los voluminosos tomos que recogen las leyes de las Cortes navarras, podría consultar el resumen que hice al respecto en mi multicitada obra, “Eskualdunak, aborígenes europeos ...”.
           
            Por si álguien piensa que la foralidad feneció completamente en 1841, voy a exponer un dato del último estado institucional de Navarra antes del “Amejoramiento” del Fuero de 1982.
            ¿Quién elegía el poder ejecutivo de Navarra hasta esa fecha? Haga memoria el lector navarro ... ¿No era la Excma. Diputación Foral ese poder? ¿ No se elegían a sus siete miembros en elecciones generales, como las actuales, pero de modo independiente en cada una de las cinco merindades? ¿Esta potestad de los nabarros forales no está en la actualidad en manos de un solo individuo, que es elegido por 50 parlamentarios y nombrado por el Rey de España?
            Tenga en cuenta el lector lo dicho, pero además, sea consciente que aún con aquel sistema foral tan mermado, eran los nabarros los que elegían y nombraban a sus ejecutivos, con la particularidad de que podían ser y fueron, de diferentes partidos políticos.
            A don Florencio Idoate y a don Amadeo Marco Ilincheta les oí muchos más casos acerca de la depauperación foral que supuso el citado “Amejoramiento” de 1982.

            Soy de la opinión de que la Independencia, por ejemplo, como objetivo es un mito; como consecuencia, en cambio, es una situación deseable: por algo cada mochuelo tiene su olivo.
            Algunos políticos vascos hablan de Independentzia; los auzókratas hablamos de Burjabetasuna, que es la capacidad de ser dueños  conscientes del destino personal y colectivo, tal y como lo plasmaron los Infanzones de Obanos, allá por el siglo XII: “ Gens libera state pro Paria libera siat” (la gente debe ser libre para que la Patria también lo sea).
            Es obvio, por ejemplo, que los Presos vascos actuales no gozan de Independentzia, pero; ¿puede afirmarse que carezcan de Burjabetasuna?

            Habiendo co-habitado la Auzokrazia con el Civilismo durante más de 2.200 años; ¿cómo es que no ha fenecido? Muy sencillo: sus valores sociales son pro-evolutivos; por el contrario los del Civilismo son retro-evolutivos.

            ¿Cuántas veces no ha confiado la Buena gente en liderazgos civilistas de toda especie?: parientes mayores, condes, duques, reyes, obispos, pontífices, cardenales, generales, partidos políticos, sindicatos, presidentes, secretarios generales, etc.
            ¿En cuantas ocasiones ha dejado de pagar con sangre dicha confianza? Basta con recordar los sucesos de 1936-1939; la dictadura del último Santo Caudillo de España; la Transición del franquismo a la monarquía partidocrática del Reino de España; los Aberri Egunas; las “manifas”; las huelgas, generales o sectoriales; etc, etc, etc.
           
            No conviene olvidar lo que hemos visto ni engañarse. El Civilismo contemporáneo esta dominado por los Diru’Andikis, seres que donde creen que hay negocio, ponen todo, incluso el ocio. Sin embargo éllos también son auzókratas, aunque per accidens, que dijera Sabino Arana. Para un auzókrata su palabra es sagrada, para un corredor de bolsa, también. Pobrecito del que intente retractarse de un acuerdo de compra o venta. Si cada operación bursátil tuviese que estar precedida por los formulismos civilistas, ese círculo de Magia que tantísimos beneficios económicos reporta a los que no dan “ni golpe”, sería infernal. Como quieren que funcione bien, tienen que recurrir a métodos naturales: ¿algo más natural que cumplir con la palabra dada en libertad?
            No se guían por la conciencia sino por leyes bien impresas y bien desconocidas por sus conciudadanos; por esta razón necesitan recurrir a una variopinta serie de prestidigitadores (abogados, jueces, fiscales, alguaciles, escribanos, secretarios, procuradores, etc) y, por supuesto, a la fuerza bruta (policías y soldados) para que sean cumplidas. A sus códigos de base les llaman Constitución Nacional pero cuando esos esquemas y leyes no les favorecen, hacen caso omiso de lo más sagrado que dicen tener, desconocen los resultados electorales y sujetan por la fuerza a sus ciudadanos. Argelia, Perú, Ecuador, Bolivia, Turquía, Chile, Corea, Argentina, Nicaragua, El Salvador, Camboya, India, Pakistán,  Sudáfrica, Guinea, etc, etc, ¿no son ejemplos suficientes y recientes?
            Pensemos, de nuevo, en algo que nos dejó escrito Pío Baroja: “...ellos creen que hay criaturas humanas que se pueden comprar y utilizar en menesteres viles. Ellos creen que hay categorías dentro de lo humano, que hay Humanidad de primera, de segunda, etc. -¿Y realmente no la hay?. –No. Habrá jerarquías sociales, científicas; pero no humanas. Estamos en un pueblo sitiado, haciendo cola en una panadería, y hay en la fila un hombre sabio, una mujer distinguida. No le hacemos paso. Estamos esperando en la casa de un médico, y tampoco perdemos el puesto ni invitamos a pasar primero al más rico, al más sabio o a la mujer más guapa. Quizá renunciaremos a nuestro puesto y cederemos el sitio al más desdichado, porque tomamos para esto un punto de vista humano, que no tiene que ver con la categoría intelectual o social. Yo creo que no hay más que eso; o todos en lo humano iguales, no en lo legal, que es una cosa fría y sin valor, de programa político, o si no la sociedad con jerarquías, con policía que pega, con ejército que mata en las huelgas, con razón o sin ella, con política maquiavélica que puede anular a las gentes por motivos utilitarios.”
            Tenemos constancia de las consecuencias que los liderazgos Civilistas de cualquier época y lugar han acarreado a multitud de civilizaciones. Sin embargo, a pesar del terror que fueron capaces de infundir a la Buena gente, no podían inquietar al Planeta, sino en espacios reducidos.
            Desde 1950, más o menos, habiendo empuñado los Diru’Andikis el timón del desarrollo tecnológico y de la investigación científica, han logrado poner en peligro a la Naturaleza.
            ¿Por qué no reaccionan, asumiendo con responsabilidad sus errores si, como creen, son hombres de Pasta? Claro que, un hombre de “buena pasta” para la Buena gente es una cosa muy diferente a lo que es un “hombre de pasta” para los civilistas.
            La maldad existe en cada ser humano; no tengo la menor duda. He leído que se ha localizado un gen específico en nuestro ADN, pero también estoy seguro de que cualquier Persona puede reducirla a niveles tolerables y que los Santos logran erradicarla de sí mismos. De nosotros depende impulsar con más vigor nuestras tendencias positivas en detrimento de las negativas.

            De modo bastante parecido todos los seres humanos participamos de la actitud natural que referida a los aborígenes pirenaicos, he denominado Auzokrazia. Esto es un hecho etnológico que puede verse en muchas etnias que conviven con el mundo civilizado actual.
            Por la misma causa que una familia se indispone cuando un miembro de ella se impone a los demás; una sociedad se malogra cuando en élla solo disponen algunos de sus miembros. Mientras estos no sean pocos, como apuntaba Pío Baroja, la cosa podrá ir más o menos bien, pero la tendencia innata del Civilista hacia el poder absoluto terminará por concentrar el poder en pocas manos y entonces, pendiente la sociedad de los caprichos de una minoría que se cree sabia e invencible, el desastre será inevitable.

            ¿Qué está pasando con las grandes fusiones comerciales?: concentración de fuerzas para garantizar el dominio del mercado. De momento se contentan con agradar a su personal, como hicieron los Cónsules republicanos y los Emperadores de Roma: ¿qué pasará cuando se enfrenten?
            ¿Qué pasa en los estados dominados por partidos políticos? Ibero-América o Africa son vitrinas llenas de ejemplos. Europa, a juzgar por lo acontecido en Servia, Croacia, Bosnia, Kosovo o Chechenia, no está libre de casos ejemplares.
            La Buena gente americana padece horrores, (sobre todo desde nuestra óptica, no tanto desde la suya propia), a pesar de lo mucho que desobedece. No hay que engañarse con espejismos: “lo que mal empieza, mal acaba”. Venezuela, por ejemplo, estaba encantada con sus petro-dólares; cayó el precio del barril y se rompió el encanto. La realidad de finales del siglo XX puso “los pelos de punta” a las personas de buena pasta, tanto como a los hombres de pasta.
            Puede que en el País Vasco la situación no sea demásiado diferente. ¿Qué estoy loco? ¡Ojalá me equivoque! Tiempo al tiempo, si los vascos y eúskaros siguen al pairo de lo que dispongan los partidos políticos.
            Cada vez oigo a más políticos vascos, sobre todo nacionalistas, afirmar que Euskadi “se saldría del mapa” de no ser por el “corsé” español. Sin embargo, los informes sindicales dicen que si bien los beneficios empresariales son enormes, la sociedad sigue padeciendo altos niveles de desempleo y graves carencias en las condiciones de trabajo. He oído por Tv al Lehendakari Ibarretxe, advertir a la sociedad acerca de grandes bolsas de pobreza.

            ¿Por qué ocurre esto?
            A mí me resulta evidente: cada día somos más civilizados; es decir, estamos más encantados, somos más mágicos y menos majicos.
            ¡Qué importa quién mande si vivimos bien! - es el sentir, un tanto oculto por ahora, de la mayoría de los habitantes de Euskolandia.

            ¡ Mientras haya trabajo! –dicen otros con fingida resignación.

            ¡ A vivir, que son dos días! –se oye por doquier.

            ¡ El que venga detrás que arree! –decían algunos espabilados hasta hace bien poco. En cambio, ahora se piensa: ¡ Allá leches!

            Cada vez son más los que afirman en voz alta: -Yo con lo mío hago lo que se me pasa por los maíces ...
           
            Durante unos 4.000 años en Bizkaya, como en el resto de Euskolandia, cualquier Vecino pudo beneficiarse de los recursos naturales, por ejemplo, extrayendo mineral de hierro. Llegaron los “entendidos” en la materia y dijeron que no era esa la manera racional de aprovechar el recurso. Al amparo del dinero Andikil, desarrollaron la tecnología que estimaron conveniente y hubo trabajo, mucho trabajo. Los de Casa no se amoldaron a las míseras condiciones que ofrecían los Diru’Andikis y fueron muchos más los de “casa-dios” que vinieron a sobrevivir en esas condiciones.
            ¿Cuánto tiempo duró el hierro con el uso “racional”? ¿Qué pasó con los sobrevivientes?
            Dicen los tecnócratas: -es que el hierro se acabó.
            Les contestan los auzókratas: -es que ustedes acabaron con el Hierro. Por querer ser más ricos quisieron sacar más leche, toda la leche, y no se les ocurrió mejor idea que espanzurrar la vaca. Para pescar todos los peces, secaron el río.
            ¿Culpable la tecnología?; no, por cierto.
            ¿Culpables los entendidos?; desde luego, a propósito o no, agotaron los yacimientos.
            ¿Culpables los Diru’Andikis?; sin la menor duda.

            Yo me suelo peguntar a menudo; ¿ es que sólo nos va a importar quién mande, cuando nos manden a paseo?
            ¿ Es de seres racionales o irracionales, trabajar a tope, sin importar para qué o para quién? La imagen de un dócil mulo moviendo una noria para estrujar olivas, con el hocico tapado por un morral lleno de comida, me viene a la mente.
            ¿Cuántas armas fabricadas en Vizcaya o Guipúzcoa han empuñado y empuñan los ejércitos españoles, turcos, sudafricanos, guineanos, etc.?
            “Ojo al Cristo ... que ...lo que mal empieza, mal acaba”.
            Además, trabajar a tope para ganar dinero es una solemne estupidez que cualquier hombre de pasta puede confirmarnos: sólo trabajando no se llega a ser rico.
            Procurarse lo necesario para Estar Bien puede lograrse sin demasiado trabajo, porque Estar Bien es un estado emocional independiente del bienestar que puede brindar la flamante Calidad de Vida que nos ofrece el Civilismo.

            Que con pocas cosas se puede Vivir, no es solo cosa de Santos, cualquier niño, jubilado, monje, deportista, misionero, artesano, músico,  discapacitado, etc, lo comprueba a diario.
            ¿ Dónde está el quid de la cuestión entonces?
            Muy sencillo: en la magia del Civilismo. ¡Nos encanta!
            Nos encanta mandar, pero no podemos mandar en nosotros mismos.
            Nos encanta poseer, pero solo nos esforzamos por lo perecedero.
            Nos encanta comprar, ¿y por eso somos capaces de vendernos?
            Nos encanta ser espectadores: ¿por qué nos da miedo ser actores?
            Nos encanta presumir, pero solo nos ufanamos de lo que se puede comprar y no de lo que podemos lograr.
            Nos encantan  piedras diminutas, que son tan preciosas como inútiles.
            Nos descuidamos de nosotros mismos, pero nos encanta que nos cuiden.
            Nos encanta “hacer el amor”, pero nos da miedo la Actitud de Amar.
            Nos encantaría ser consentidos de por vida pero pensamos poco en el Sentido de la Vida.

            Todo eso es ajeno al camino del ser humano y ningún eúskaro podrá encontrarlo en el Gizabidea.
            La Magia civilista, si, esa Magia tan dañina, es un problema que con nuestra encantadora actitud no hace más que estragos en la Naturaleza. Cada vez veo con más claridad que los jerarcas del civilismo son como las cabezas de Herensugue, el mítico dragón pirenaico que devoraba todo ser viviente, hasta que fue vencido por el ingenio y el esfuerzo de los eúskaros.
            A estas alturas  me resulta evidente que si los aborígenes pirenaicos quieren seguir viviendo conforme a su humanismo, la Auzokrazia tiene que ser restaurada.
            Los Diru’Andikis se aglutinan en grupos para librar con ventaja su batalla por el poder económico europeo. Una moneda es su símbolo, su talismán mágico, que cuanto más fuerte sea, de más peligros les librará. Sin duda es un amuleto de gran poder, puesto que gracias a él, cada vez somos menos los que decimos que su Unión Europea no es sino un espejo mágico, como esos de los feriantes que nos cambian la imagen en nuestras propias narices. Lo más curioso es que encima, nos hace gracia y pagamos por ello.

            ¡Pobres ilusos! ... Ese mismo espejismo unitario fue producido antaño por espadas y báculos. Desconozco por qué razón vaya a ser más duradera su alucinación que las provocadas por sus predecesores.

            Postrada y proscrita está la Auzokrazia, es cierto, pero es una verdad a medias, que solo es realidad en el ámbito civilista. Vuelvo a insistir en que la Auzokrazia no es un sistema de gobierno, susceptible de ser derrocado por cualquier animal, sino una actitud: Actitud del ser humano para auto-gobernarse. En la  Unión Europea han adoptado elementos de la Auzokrazia como la rotación en los cargos o la toma de acuerdos por unanimidad, sin embargo les falta lo más importante: buena voluntad. En efecto, para sus jerarcas, la justicia social no es más que la red para el acróbata, un elemento imprescindible para no dejar la piel en la actuación.
            ¿Dejará un musulmán de creer en lo suyo por tener que radicarse en algún país budista o cristiano? ¿ Por qué tendrán que hacer dejación los aborígenes pirenaicos de su Actitud social?; ¿ porque el Reino de España y la República de Francia les siguen negando elementos fundamentales de sus derechos humanos?
           
            No es época de lamentos ni falsas resignaciones, sino de meditación personal, albricias y esperanza.
            Como antaño hacia América, los Andikis miran ahora hacia Strasburg, hacia la sede del Parlamento, porque saben que tarde o temprano, allí se tendrán que decidir los destinos de la Unión Europea, por la razón que adujo Pío Baroja.
            Hace ya muchos años que Euskolandia se quedó pequeña para los Diru’Andikis, pero ahora que creen tener a la Buena gente que vive en ella, encantada con su Calidad de Vida, llegará la oportunidad para que los Eúskaros y la Buena gente vuelvan a restaurar la Auzokrazia. Digo, yo.
            Habrá, desde luego, de qué preocuparse pero no veo que haya por qué temer. Los avances de la ciencia están dejando boquiabiertos a los Andikis. Desorbitados tienen los ojos y no hacen más que frotarse las manos, a la espera de la gran comilona que sus tecnócratas han prometido servirles. Si algún minúsculo territorio, como el de la milenaria Nacionalidad del Lan se les resiste y les da demásiado qué hacer, no se tomarán la molestia de sufrir por ello. Más aún, puede que lo propongan como un ejemplo, porque lo creen inalcanzable para el resto del mundo. Así suele pasar con el domador de fieras, que aprecia más a la que no puede dominar del todo, que a las que le obedecen sin rechistar.
           
            Ahora bien: ¿es una locura auzokratizarse? No, por cierto.
            No deberíamos olvidar, eso sí, que “la cosa” empieza por uno mismo; por desencantarnos de la magia civilista y retomar la conciencia de lo natural, que es lo único real y positivo para no malgastar el tiempo de vida que nos quede.
            ¿ No lo crees así, lectora? Dime una cosa: ¿cuánto tiempo puedes vivir sin respirar? El aire puro que necesitamos para vivir es un elemento de la Naturaleza; ¿por qué será que la civilización lo contamina?
            ¿ No es mejor comer que ver cómo comen? ¿Por qué ha de ser mejor que nos manden en vez de mandarnos? Por supuesto que da más trabajo lo segundo que lo primero, pero: ¿ qué clase de satisfacción obtiene el deportista sin esfuerzo?
            ¿ Gozará más el apostador que el pelotari, con los pelotazos o las terminaciones de los tantos? No, por cierto.
            ¿ Cómo que eso es cosa de superdotados?
            ¿ No goza más la madre con los primeros pasitos y traspiés de sus hijos que con la mejor final de cien metros libres que pueda ver?
            Yo, al menos, cuando consigo poner la pelota en el seis, gozo mucho más que viendo a Eugi cómo la lleva hasta el rebote. ¡ De cuando acá, una hormiga acomplejada por un elefante!

            El asunto de auzokratizarse no es tan difícil; ni tan siquiera es una cuestión de ciencia: solo es un tema de Conciencia.
            ¿Demásiado simple? ¿Puro y duro, tal vez? Puede que al lector se lo parezca, pero no lo es tanto como el “Amaos los unos a los otros como Yo os he amado”.
            Esta toma de conciencia auzokrática creo que se habrá visto que no es cosa de hoy en día, sin embargo, no estoy capacitado para hacer una síntesis del tema, tan profunda, completa, inteligible y escueta como la que logró Felipe Arrese Beitia en uno de sus bertsos.
            Errazoiagaz esango dabe geure urrengo umiak,
            Izan giñala duda bagarik ero ta zoro garbiak;
            Jakingo dabez Euskeriagaz genduzan eskubidiak,
            Erdera’zale giñalako egiñ galdu zirala guztiak.

            Con razón dirán nuestros descendientes, / que fuimos sin duda locos e insensatos; / conocerán los derechos que teníamos con el modo eúskaro (Usos y Costumbres), / porque nos aficionamos al civilismo se perdieron todos.

            ¿ Ah!, que ... ¡¡ ¿Allá películas? !! ...
            Caramba, de bien poco te ha servido leer este ensayo. Pero sí quiero decirte algo, lector, sin presumir de profeta: el futuro al que te conducirá esa actitud mental está escrito en la Historia, y no solo en la antigua. La Etnología y la Etnografía lo muestran en sesión continua por todo el planeta. Si quieres sufrir algo menos, acuérdate de poner tus barbas a remojar cuando veas cómo se las pelan a tu vecino.

            Para los que quieran retomar la Actitud natural que como todo ser humano tienen, sin importar que hayan dejado de ser eúskaros o que nunca lo hayan sido pues solo es cuestión de ser Buena Gente, me gustaría decirles algo.
            Lo “primerico” de todo es autoanalizarse y abrir la Conciencia al instinto genético que ha moldeado la Humanidad. Sí, ese mismo al que hacía referencia Pío Baroja.
            Después, hay que participar; tanto en la toma de decisiones como en las acciones, empezando por los entes sociales que más a mano tengamos: familia, trabajo, vecindad, barrio, pueblo, etc. Yo soy partidario de la restauración de los Concejos Abiertos, para que puedan participar todos los interesados en vivir a tope los asuntos de la comunidad. No, qué va, no es cosa ni de locos, ni de muchedumbres. Alguna vez si que habrá mucha gente, pero eso pasa también en la plaza del pueblo, cuando llegan las fiestas. O en el monte, cuando llega el día de la romería. O en el mar, cuando compiten las traineras. O en el frontón, cuando hay partido estelar. Por lo demás, cualquier sociedad equilibrada suele repartir a sus miembros, conforme a las preferencias de éstos, entre la gran cantidad de temas que tienen que ser atendidos.
            Soy totalmente consciente de que las leyes civilistas molestan e interfieren, pero si un Ayuntamiento llega a su plena auzokratización, poco o nada importará que sean unos u otros auzókratas los que ostenten la autoridad civilista. Poco importará quién sea el alcalde, pues lo importante es cómo se comporta.
            ¿ Que cuatro civilistas rancios del pueblo alertan a sus jerarcas y éstos usan la fuerza de sus funcionarios para impedir el proceso? En ese caso, como antaño, convendrá organizarse en Hermandades para ganar las elecciones civilistas. Si vuelven a aparecer Hermandades como las antiguas, no demasiado distintas a las que hubo hacia 1980 en el valle de Larraun o Goizueta, es de suponer que solo los civilistas más rancios seguirán votando por los elegibles que les propongan las ejecutivas de los partidos políticos.
           
            ¿Sería malo tener en cuenta los Usos y Costumbres antiguos? Pongamos por caso un Ayuntamiento compuesto de varios Concejos, por ejemplo, de seis pueblos. Conforme a la legislación civilista deben elegir 12 concejales y un alcalde. Cada Concejo nombraría dos concejales y entre todos éllos, por sorteo, nombrarían al alcalde. Por supuesto, este cargo, para que no llegue a ser una carga demasiado pesada, rotaría entre los concejales dispuestos a ello, conforme al turno que, de nuevo la suerte, estableciese.
            ¿ Inaudito? ¿ Difícil? ¿ Engorroso? ¿ Anacrónico? Que conste que se ha hecho durante cientos de años hasta hace muy poco tiempo, incluso en la Cuenca de Pamplona. Pero, es más, todavía se hace, incluso la prensa lo recoge: “... como en otros municipios de la Montaña y de la Zona Media (Navarra), las elecciones tienen una peculiaridad. “Aquí, hacemos antes una reunión todos los vecinos del valle para elegir a los que van a presentarse en las listas de cada pueblo. Normalmente se presentan 1 o 2 ó hasta tres de cada pueblo, aunque hay veces que no se quiere presentar nadie. Pero bueno, se considera un poco obligatorio presentarse. Y entre los que estamos en la reunión se vota, y los que más votos sacan van a la lista, y el que más votos saca va para alcalde”. (J.A. Perales, julio-agosto de 1997). Esto se usa en el valle de Ollo.

            Lector; si estás motivado hacia tu auzokratización pero se te amontonan las dudas, antes de seguir leyendo, te ruego que vuelvas a leer el capítulo 2 de este ensayo.

            Bien. Si se hiciese lo propuesto, la Hermandad de Concejos, que dista “todo” de parecerse siquiera a la actual Federación de éllos, no tardaría en llegar. De su seno saldría una candidatura: la Hermandad de Nabarra, o de Gipúzkoa, que solo es poner un ejemplo.
            “ Tantos” parlamentarios a elegir, dividido por el número de pueblos auzokratizados, nos daría el número de auzo-candidatos. Con toda probabilidad serían varios los pueblos o ayuntamientos que tendrían que deliberar en conjunto antes de proceder al sorteo que decidiría el nombre de los representantes. No se debería olvidar lo de las rotaciones en los cargos, porque a todos nos gusta vivir tranquilos, ¿no?

            Un momento; ¿ Cómo es eso de que tú no vales para mandar? En la Auzokrazia, como en todo elemento de la Naturaleza, las excusas sirven de bien poco. Vete tú a decirle a la maleza que no salga en tu huerta, porque estás enfermo o porque te vas de vacaciones.
            Por supuesto que las cosas son así de simples. Nada de excusas, para portavoz, hoy como siempre, vale cualquiera; pero en nuestros días, además, hasta un mudo o un ciego vale, que “la ciencia ha avanzado qu’es una barbaridad”.
            En Auzokrazia, el trabajo real y decisivo no se desarrollaría en el Parlamento, lugar donde “solo” se llevarían las opiniones de las Hermandades, se “echarían las firmas” y archivarían los acuerdos.
            ¿Y luego?; porque la Partidocracia tiene muchos “luegos”. La Junta de Hermandades puede que se siga llamando Parlamento, pero lo determinante es que no siga con su comportamiento. Se solicitarían voluntarios para las diferentes comisiones, con arreglo a su afición y capacidad, pues no resulta conveniente poner a un zapatero remendón como cirujano. Habiendo más voluntarios que cargos en las comisiones, a sortear “se ha dicho”. Ya sé que el auzókrata que no salga en suerte tendrá mucho alivio, pero para perder menos tiempo, supongo que no tendría que haber más parlamentarios-junteros que los que las comisiones requieran. Ni qué decir tiene, que las presidencias y esas cosas serían rotatorias; las sesiones, todas-toditas, públicas y on line por internet, incluidas las de gobierno y que cualquier Concejo o Ayuntamiento, por medio de su portavoz auzokrático, si esa fuese su voluntad, pueda participar. La tecnología actual permitiría que toda la información parlamentaria (que no sería para tanto) estuviese informatizada y a disposición de cualquier auzókrata, para que nadie se llamase a engaño, ni Andiki alguno se beneficiase de esas informaciones privilegiadas que suelen ofrecer los funcionarios civilistas. OJO, no estoy inventando nada pues los estonios pueden seguir on line las reuniones de su gobierno.

            Otra cosa, supongo que a ninguna Hermandad se le ocurriría “meterse en camisa de once varas” sustituyendo o dejando de encargar las obras, grandes o pequeñas, a los que saben hacerlas bien. Pero no confundamos las cosas jerarquizándolas al estilo civilista. Estoy de acuerdo en que hay cosas que un albañil, por ejemplo, no sabe calcular, pero: ¿cuántas son las que el arquitecto o el ingeniero saben hacer? ¿Cada uno en su puesto?: ¡ por “supuestísimo”!, pero todos los puestos en platea o “gallinero”, como venía a decir Pío Baroja. En tribuna, solo los desdichados.
            Las Universidades y los Colegios Profesionales tienen mucho, muchp más que aportar.

            En efecto, así es; así es como deberían ser las cosas en el sexto milenio de la Auzokrazia; porque, vamos a ver: si nadie en su sano juicio le dice al electricista cómo le ha de reparar la avería, ¿por qué ha de comportarse de diferente modo el político profesional? Saber, lo que se dice saber, la verdad es que saben bien poco; exceptuando algunos que saben tanto-tanto, que como dicen en Venezuela, saben a mierda.
            Es a los centros tecnológicos, a las universidades y asociaciones profesionales, en definitiva a los que de verdad saben, a quiénes corresponde, la evaluación y supervisión de las obras públicas cuando fuese necesario. Respecto de la ejecución, parece lógico que corresponda en buena parte, no totalmente, a las asociaciones profesionales, llámense cooperativas, empresas o de cualquier otro modo.
¿Quién dice que es una locura sortear las obras públicas?
¿No se sortean los lotes comunales? No es una cuestión de método sino de objetivo: beneficiarse bien del personal o beneficiar a las Personas de Bien. Por ahí está el quid del asuntico. Lo que si me cuesta entender es lo de las sub-contrataciones. ¡Por qué hacerse cargo de una obra y llamar a otra para que la lleve a cabo? En un self-service; por ejemplo, ¿quién se serviría más de lo que puede comer para dárselo a que se lo coman otros?
            En la Bizkaya auzokrática y ferrominera, cualquiera tenía derecho a la extracción de mineral de hierro, pero con la condición de transportarlo él mismo hasta los buques, en la ría del Nervión, o trabajarlo por su mano, razón por la cual no se extraía más mineral del que se pudiese trabajar en una semana.

            ¡ ¿ Difícil la cosa?!
           
            ¿ Qué tal si, para empezar, probamos a cambiar de actitud?
           
            Cualquiera puede suponer, y no soy el único que lo comprueba a diario, que esa Actitud cuesta; entre otras cosas porque hay que poner el Bien Común, como el de los hijos, por encima del bienestar personal. Ahora bien, que nadie se confunda, en Auzokrazia eso no se consigue a costa de ningún Vecino, pues para eso se inventaron las compensaciones, que aunque no lo parezca, son la antítesis de las expropiaciones, ¡tan civilizadas ellas!
           
            Voy terminando, pero insisto: la Auzokrazia no es un sistema de gobierno, sino una Actitud para el auto-gobierno. Por eso, aunque la metáfora sea pésima, la Auzokrazia es una ropa de licra, susceptible de ser enfundada en cualquier sistema de gobierno, ya que con solo cambiar de actitud los  gobernados, los gobernantes se covertirían en portavoces.

            ¿Se puede codificar o legislar una Actitud humana? Se puede, sí; pero si la persona se resiste no habrá más remedio que obligarla por la fuerza.
            Algunos científicos “de pela”, (como se les llama en mi pueblo a los que se dedican a estudiar por dinero), europeos y norteamericanos, afirman haber hecho un mapa del Genoma humano. Dicen haber completado el mapa de la nueva conquista del Hombre. Los Diru’Andikis están “como niños con zapatos nuevos” soñando con esa conquista, que creen les garantizará la manipulación perfecta del ser humano. ¡ Por fin les van a demostrar a los Ezpat’Andikis y Eliz’Andikis que éllos han encontrado la verdadera Espada del Rey Arturo, el auténtico Santo Grial, la original Arca de la Alianza ...!
           
            ¡ Lástima que no hayan caído en la cuenta de que todo eso y mucho más, es la Conciencia del ser Humano!
           
            ¿ Demasiado elemental?; tanto como la Naturaleza, que por cierto, no es estática sino dinámica.

            6 – TEST: ¿ ES USTED AUZÓKRATA?

            Estoy seguro de que existirán medios más perfectos para evaluar los niveles auzokráticos del lector. No estoy en capacidad de hacerlo mejor; sin embargo: ¿a falta de un buen metro, será malo medir a palmos o a ojo de buen cubero?.

            Seleccione sus respuestas sin engañarse.
            1 – Para comer con satisfacción:
                 A – Prefiere hacerlo con sus amigos.
                 B – Ir invitado, a ser posible, al mejor restaurante, aunque sea sólo.
            2 – Para hacer las cosas:
                 A – Prefiere hacerlas usted mismo que mandar hacerlas.
     B – Solo si no queda más tu tía se pone usted a hacerlas.  

            3 – Haciendo cosas con otros:
                  A -  Hace siempre todo lo que puede.
                  B – Se fija en lo que hacen los otros para no hacer menos, pero tampoco de más.
            4 – Socio-política:
                  A – Una autoridad es un autorizado, un portavoz de la opinión general.
                  B – Una autoridad es la persona que manda; a la que hay que obedecer, porque ya se sabe que donde hay capitán no manda marinero.
            5 – Socio-política:
                 A – Un cargo es una carga y por eso debe compartirse, por turno, entre los interesados que estén capacitados.
                B – Un cargo es el reconocimiento y recompensa que los ciudadanos dan a los mejores.
            6 – Un puesto de responsabilidad política:
                 A – Cuanto menos tiempo toque desempeñarlo, mejor.
                 B – Si está bien pagado: ¡ que dure mucho!.
            7 – Elija respuesta:
                  A – Si uno quiere puede ponerse a cambiar las cosas.
                  B – No tiene vuelta de hoja: él que manda, manda, y punto.
            8 – Elija respuesta:
                  A – El consenso político es producto del convencimiento personal.
                  B – El consenso político es el resultado de la suma de votos.
            9 – Elija respuesta:
                  A – Si un cargo se eligiese por sorteo o, mejor aún, se rotase entre los interesados que estuviesen capacitados, tú participarías.
                  B – En semejantes condiciones no merece la pena jugárse a la suerte un cargo de simple portavoz.
            10 – Tan importante, o más, que ganar es:
                    A – Cómo se ha ganado.
                    B - ¡ Sentimentalismos fuera!: lo importante, como sea, es ganar.
            11 – Elija respuesta:
                    A – Cada Pueblo su ordenanza, cada Casa su Costumbre.
                    B – La Ley debe ser igual para todos.
            12 – Para prestar una ayuda económica a alguien:
                    A – Lo importante es que sea buena persona y que realmente lo necesite.
                    B – Lo importante es, por si acaso, que tenga con qué responder.
            13 – Con un amigo:
                    A – No le importa ajustar los acuerdos de palabra.
                    B – Prefiere hacerlo mediante un documento, porque nunca se sabe ....
            14 – Elija respuesta:
                    A – No basta con Amar; es preciso Obrar.
                    B – Lo importante es Amar, porque las circunstancias no siempre permiten ni aconsejan actuar.
            15 – Si es usted vasco, elija respuesta:
                    A – Los franceses y españoles nos tienen sometidos porque estamos desunidos.
                    B – Los españoles y franceses nos tienen jodidos porque son más fuertes.
            16 – Elija respuesta:
                    A – Con la intención basta, pero solo para cambiar la valoración de un acto.
                    B – Con la intención, basta.
            17 – Elija respuesta:
                    A – El que quiere, hace.
                    B – El que puede, puede.
            18 – Elija respuesta:
                   A – La Persona se hace en la Sociedad.
                   B – La Sociedad hace a la Persona.
            19 – Elija respuesta:
                    A – Hay mil maneras de hacer las cosas.
                    B – Cada cosa tiene su manera de hacerse.
            20 – Elija respuesta:
                   A – Sabio es el que sabe enseñar.
                   B – Sabio es el que sabe.
            21 – En una actividad deportiva:
                   A – Para quedar satisfecho, hay que disfrutar.
                   B – Para quedar satisfecho hay que ganar.
            22 – Al que tiene necesidad:
                   A – Si no puede valerse por sí mismo, y pide ayuda, hay que ayudarle.
                   B – Hay que ayudarle.
            23 – En las convocatorias electorales:
                   A – Como solo nos dejan participar en eso, que voten éllos.
                   B – Votar, siempre es mejor que nada.
            24 – Practicando deporte:
                   A – Es preferible jugar a gusto y perder, que jugar mal y ganar.
                   B – Jugar mucho o poco, bien o mal, lo que realmente importa es el resultado.
           
            ¿ Verdad que no es gran cosa este test? Lo sé, pero contabilice sus respuestas. Si tiene mayoría de A, creo que es usted auzókrata. Si ha obtenido mayoría de B, es usted civilista.
            Si está usted conforme con esa manera de ser, bueno será que no olvide lo de poner sus barbas a remojo. Sabido es que el pelo húmedo, al ser arrancado, duele menos que si está seco.
            Por el contrario, si aunque usted no sepa explicarlo, siente que le gustaría cambiar de actitud, no se apure tanto, ya que los ha habido con esa inquietud, muchos antes que usted.
            Lea cosas referidas a Buena gente, hable con Buena gente, comparta con Buena gente, haga cosas con Buena gente, cuantas más mejor. Acuérdese del “Amaos los unos a los otros ...”, de la recomendación de Goethe, “no basta con saber hay que aplicar el saber. No basta con amar hay que obrar”; del refrán anónimo, “el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones” y del consejo del rey de Mitilene, “ Contra el hombre malvado, debe salir el Honrado bien armado”. Medite bien cómo defenderse de la mala-gente, no es tan difícil: ¿con solo recordar a Fuenteovejuna o al Alcalde de Zalamea no será suficiente? Sufra, disfrute, trabaje y descanse con sus Vecinos culturales.
            Por lo demás, tiempo al tiempo, porque en un proceso auzokratizador lo importante es la actitud y ésta no se puede cambiar de la noche a la mañana, salvo en casos traumáticos.
            Anímese y recuerde, por ejemplo, que Domenjón de Andía, mejor conocido como Ipuzkoako erregia (de Ipúzkoa el rey), el hombre más odiado por los Andikis guipuzcoanos y el más respetado por los auzókratas del siglo XV, estuvo años al servicio de Juan II el Usurpador y Filicida (por partida doble).
            Don Pedro de Nabarra, asesinado en Simancas por orden de la Cesárea Majestad del Sacro Imperio Romano del siglo XVI, fue jefe del partido agramontés, gracias al cual Juan II pudo hacer gran parte de lo que hizo.    Francisco de Vitoria, considerado el Padre del Derecho Internacional, a quién la misma Cesárea Majestad del Sacro Imperio Romano prohibiera impartir clases en la universidad de Salamanca y quemara todos sus escritos, era miembro de aquella iglesia imperial, cuyos pontífices se cubrían de armaduras o nombraban cardenales a sus hijos, a veces con solo 9 añicos.
            Francisco de Xabier nació en el seno de una familia Andikil adscrita al partido agramontés.
            D’Etchepare fue sacerdote de aquella iglesia imperial y firme partidario del Católico rey, Fernando.
            Axular estudió su carrera de cura católico en la universidad de Salamanca en la que, según la tradición oral post’ibérika, impartía clases el Diablo.
            Larramendi el “Jesu’ETA”, fue profesor de Filosofía en Palencia y de Filosofía y Teología en la de Salamanca; por si esto fuera poco civilismo, también fue confesor de la reina María Ana de Neuburg, viuda del rey Carlos II de Castilla y de otro montón de sitios.
            Durante una buena época de su vida, Iztueta el folklorista de Gipúzkoa, fue “alguito peor que un viva la virgen”.
            Tomás Zumalakárregi hizo su carrera militar en el ejército español; después de jubilado fue cuando salió a flote el auzókrata que llevaba dentro.
            Iparagirre el Bardo fue cualquier cosa, siempre alejada de los tópicos vascos: gudari a los 14 años; cantautor revolucionario expulsado de Francia (la Sirena de los Motines le llamaban sus detractores); exilado en América durante 20 años, poeta, amante multi-procreador de hijos, etc.
            J. B. Elizanburu hizo su carrera militar en el ejército napoleónico y llegó a ser capitán de granaderos de la Guardia Imperial…. Ojo, con tal solo 22 años.
            Antoine Abadía nació en Irlanda, su madre era de aquella nación, vivió la mayor parte de su vida viajando por el mundo al servicio de la ciencia y entre sus amigos contaba con Napoleón III.
            Sabino Arana, además de carlista per accidens, fue un apasionado de la caza mayor; solo los contundentes golpes de su conciencia eúskara lograron mantenerlo al servicio de la regeneración de los aborígenes pirenaicos.
            Arturo Campión estudió en la universidad de Oñate (civilista “a más no poder”) y se hizo abogado (civilista, por supuesto) en Madrid. ¿ Tremenda “base de datos” para forjar a un eúskaro de pro como él, no?.
            José Miguel Barandiarán hizo la carrera de cura católico en Euskolandia, pero fue en la universidad de Leibnitz (vivero del intelectualismo marxista) donde un agnóstico (Wündt) le encaminó al estudio de su cultura aborigen. ¡ Gracias, profesor Wündt!
           
            Lector predispuesto a la Auzokrazia: ¿estará usted impregnado de cargas, rémoras, lastres y vivencias tan civilistas y mayúsculas como las que remontaron los auzókratas recién reseñados?

EPILOGO
No puede haber bosque sin árboles. Es impensable una panadería sin panaderos ni una re’evolución sin re’evolucionarios. ¿Podrá existir Eskualherria sin eúskaros? No puede considerarse eúskaro a quién abandone los postulados del principal elemento de cultura de una etnia, en nuestro caso, el Gizabidea. La Auzokrazia es una de las consecuencias sociales del Gizabidea.




F I N


            Bibliografía

           
            Cuadernos de las Cortes del Reino de Navarra.
            “Annales del Reino de Navarra”, por los rvdos. Jesuitas, Moret y Alesón.
            “Corografía o descripción general de la Muy Noble y Muy Leal Provincia de Guipúzcoa”, por el rvdo Jesuita Manuel Larramendi.
            “El doctor Peru Abarka, catedrático de la lengua bascongada en la Universidad de Basarte o Diálogos entre un rústico solitario bascongado y un barbero callejero llamado
Maisu Juan.”, por el rvdo Juan Antonio Mogel y Urkiza.
            “Los vascos; apuntaciones sobre un viaje por el País Vasco en primavera del año 1801”, por Wilhem F. Von Humboldt.
            “Diccionario Geográfico-Histórico de España”, año 1802, por la Real Academia española de la Historia.
            “Diccionario de Antigüedades del Reino de Navarra”, por José Yanguas y Miranda.
            “Diccionarios de los Fueros y Leyes de Navarra”, por José Yanguas y Miranda.
            “Nabarra en su vida histórica” y Obras Completas, de Arturo Campión.
            “Etnología vasca”, por Telesforo Aranzadi.
            “Euskalerriaren Yakintza”, por el rvdo R. M. De Azkue.
            Obras Completas de don José Miguel de Barandiarán.
            Obras Completas de Sabino Arana Goiri.
            “Euskaldunak”, por Nicolás Ormaetxea.
            “Euskaldunak”, enciclopedia temática, de la Editorial Etor.
            “Enciclopedia General Ilustrada del País Vasco”, de la Editorial Auñamendi.
            “Lehen Euskal Herría”, por Jesús Altuna.
           “Una geografía diacrónica del euskera en Navarra”, por Ángel Irigaray. 
            “El mundo ibérico pirenaico”, por Julio Caro Baroja.
            “Inglaterra y los Vascos”, por don Manuel de Irujo.
            “El igualitarismo vasco: mito y realidad”, por Alfonso de Otazu y Llana.
            “Alava durante la invasión napoleónica, reconversión fiscal y desamortización”, por José Mª Ortiz de Orruño.
            “Amerikanuak; los vascos en el Nuevo Mundo”, por Jon Bilbao y William Douglass.
            “ Larrondoa”, ensayo de novela etnohistórica de los años 1450 a 1463 del Reino de Navarra, por Odón Ulibarrena Iroz.
            “ Eskualdunak, aborígenes europeos: ¿en peligro de extinción?”, por Odón Ulibarrena Iroz.
            “Gizabidea:el Camino Vital de los Eúskaros”, por Odón Ulibarrena Iroz.
                         

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